Partida Rol por web

Kennedy al presenciar la escena detrás de la ventana gira su cabeza hacia el Dr., el cual puede apreciar como la cara del periodista cambia de repente de un estado de máxima tensión aun estado de máxima felicidad, entre susurros se dirige al Dr.

Hemos llegado justo a tiempo, el niño sigue vivo, ¿qué hacemos Dr.?, cree usted que debiéramos esperar a que los agentes Walker y William den el primer paso y darles cobertura desde la ventana, honestamente Dr. no me gustaría disparar y herir al niño.

Si no fuera por la guía del escurridizo Kennedy, Jamal, un hombre de mayor envergadura, habría tenido serios problemas para aproximarse a la parte trasera de la casa sin ser visto por sus habitantes.

La sensación de alivio que mostró Kennedy en su jovial rostro al escuchar los sollozos del bebé era compartida por el Dr. J. El periodista tenía razón. Había que extremar las precauciones para que Adam no saliese herido.

-Estamos bien situados. Aguardemos a que Will y la profesora Walker llamen a la puerta, a ver cómo reaccionan desde el interior. Si debemos actuar, muchacho, debemos hacerlo con rapidez, ¿de acuerdo? Ya no sólo por Adam... También por Will y por Megan-. El doctor le dio una palmada en el hombro al intrépido periodista y asintió con decisión, satisfecho con el desempeño del joven en aquella loca aventura que estaban viviendo. -Lo está haciendo muy bien, Kennedy. Periodistas valientes como usted son lo que necesita este país. Atento ahora. Se acerca el momento en el que nos jugamos el todo por el todo.

Tras la arenga a su compañero, el buen doctor afiló la mirada al comprobar la mano mutilada que identificaba sin duda racional posible a Ambrose Wisner.

Se acercaba el final de aquel criminal sin escrúpulos.

William ve como sus compañeros se alejan. Tras unos segundos de no oír a los perros ladrar, se dirige a la entrada principal y llama a la puerta con dos golpes.

-Sígame el juego, señorita Walker - susurra el agente antes de que abran la puerta -. Si es posible, me gustaría evitar un tiroteo.

Tras unos momentos de cuchicheos apresurados, la puerta se entreabre lo justo como para que se asome media cara de mujer mayor, bajita y con pelo blanco y rizado.

- ¿Quién es? -dice únicamente, con cara de pocos amigos y cerrando un poquito más la puerta, lo suficiente como para seguir viéndoos.

Parece que Bennet y Walker han llamado a la puerta, porque, de repente, Ambrose y su madre se revolucionan. Martha le da el niño a Ambrose, quien trata de callarlo poniéndole una mano en la boca y llevándole a otra habitación. La mujer, por su parte, coge una escopeta de dos cañones y entreabre la puerta para recibir a sus huéspedes sin mostrar el arma que tiene cogida con ambas manos.

La sangre de Kennedy se hiela al ver como Martha agarrar la escopeta para abrir la puerta!!!

Kennedy intenta reaccionar lo más rápido  que sus sentidos le permiten, en décimas de segundo evalúa su entorno y las posibilidades que este le ofrecen, sin dudarlo dos veces se abalanza a través de la ventana!!!

Dr. ocúpese usted de niño y de Ambrose, yo me ocupo de enseñarle modales a la vieja loca!!!

Kennedy entra de un salto haciendo añicos la ventana, cayendo de tal manera que le permite dar un giro sobre si mismo que le ayuda a ponerse de pie y tomar impulso para empezar a correr y abalanzarse sobre la vieja, placando por la altura de las rodillas para levantarla por el aire, para luego llevarla hacia el suelo usando el propio peso de la vieja y el empuje realizado por el periodista contra el suelo.

Diagnóstico:

- Rotura de las cuatro costillas del costado derecho, dos de ellas flotantes.

- Rotura de tímpano oído derecho.

- Rotura de mandíbula.

- Traumatismo craneoencefálico severo seguido de pérdida de inconsciencia.

- Tiempo de recuperación aproximado - Va pa largo!!!

Fue una de esas miradas cómplices que se lanzan los amigos de toda la vida. Esos que comparten no sólo buenos momentos, sino también los malos, los tensos, los difíciles. De esas miradas que sin una palabra ya lo dicen todo.

Will y Megan estaban a punto de ser recibidos con jarabe de postas por cortesía de Martha Wisner y su encantadora Remington recortada. Su vástago, Ambrose, el tipo de mano mutilada y corazón oscuro que había secuestrado a un inocente niño de apenas unos meses de vida, huía como la alimaña que era.

Y eso no iba a pasar. No bajo la guardia del Dr. J. y su intrépido colega, Dean "Foxtrot" Kennedy.

El periodista destrozó la ventana con una carga de caballería -sin equinos, eso sí-, ayudado sólo por el impulso de su extraordinaria fuerza física. Ante el ímpetu del joven, Jamal, normalmente más comedido, irrumpió cual huracán de ébano a voz en grito. Ahora se trataba de amedrentar a los criminales y salvar a sus compañeros y al pequeño.

-¡Wisner! ¡Wiiiiiiisneeeeeerrrrrrrr! ¡Entregue al niño! ¡Está acabado! ¡Esto ha acabado! ¿¡Me oye!?-.

Rifle en mano, Jamal embistió contra la puerta por la que había escapado el secuestrador mientras su compañero derribaba a la anciana, neutralizándola en el acto.

-Uffff... Ese Kennedy juega duro...-, pensó Jamal antes de centrarse en su objetivo.

Desde dentro de la casa se oye un romper de cristales, un portazo y, seguidamente la potente voz de Jamal:

-¡Wisner! ¡Wiiiiiiisneeeeeerrrrrrrr! ¡Entregue al niño! ¡Está acabado! ¡Esto ha acabado! ¿¡Me oye!?

La puerta de la entrada por donde se había asomado Martha Wisner se cierra de un golpe y después vuelve a abrirse de forma muy lenta y dramática. En el suelo se encuentra Kennedy, periodista y, al parecer, estrella del equipo de fútbol americano en la universidad. Debajo suyo, la anciana se revuelve con cara de dolor y una escopeta de dos cañones en la mano.

El doctor embiste una de las puertas de la estancia, con el rostro desencajado y rifle en mano.

Entras en una pequeña habitación, en la que hay una cama muy austera y una cómoda, apartada hacia un lado. Ni rastro de Adam o Ambrose, sólo el sonido de una conveniente trampilla cerrándose de golpe.

Con el corazón a mil por la persecución y la adrenalina disparada, el doctor Jamal maldijo para sus adentros al entrar en la habitación siguiendo los pasos de Wisner.

El muy escurridizo parecía tener prevista la posibilidad de que dieran con él.

-¿¡Se encuentran bien!? ¿¡Lo tienen controlado!? ¡Wisner ha escapado por una trampilla!-, exclamó el alienista advirtiendo a sus compañeros. -¡Voy tras él!-.

Ya no había marcha atrás. No iba a dejarle huir así como así.

Hora de desenterrar el pasado.

Hora de recordar los viejos tiempos como atleta en las pistas.

Agarro a la mujer de la muñeca con toda la fuerza que soy capaz. Miro a Bennet con impaciencia y furia.

-Por dios, entreguenos al niño. ¿No ve que esto es una locura?. Ese niño es inocente.- Grito enfurecida. Fuera de mí.

William maldice en voz alta mientras sale a la carrera tras Jamal, que parece estar siguiendo la pista de Ambrose. ¿Qué demonios había pasado? ¡Se suponía que debían esperar a su señal para entrar!

Cuando Martha oye las palabras del doctor, se suelta de Walker con un manotazo y consigue alcanzar de nuevo su escopeta, aunque todavía siendo retenida por Kennedy. Aprieta el gatillo y dispara, derribando de un disparo una hortera lamparita de porcelana que descansa en un rincón, sobre una mesilla de tres largas patas de madera de roble.

El estruendo sobresalta al periodista y la anciana aprovecha el momento para tratar de zafarse, escopeta en mano.

- ¡Dejadme en paz! -grita-. ¡Dejadme en paz, desgraciados! ¡Fuera de mi casa! ¡Fuera de aquí u os pegaré un tiro a cada uno! ¡Dejad en paz a mi Ambrose, maldita sea!

En la lejanía, oís a los tres perros que se adentraron en la espesura acercarse corriendo y ladrando agresivamente hacia la cabaña.