Partida Rol por web

Escucho atentamente la explicación de Ámbar. Un nivel oculto bajo el Santuario... Suena interesante, casi lamento que las guerreras se hayan ido. Quién sabe qué vamos a encontrar ahí abajo.

- Muy bien, pues vayamos al Cosechador - acepto la iniciativa de Ámbar, pues tiene sentido. 

Antes de ponerme en camino miro a Piedra Lunar. Su mirada me inquieta, y no puedo evitar pensar en cierta palabra.

"Intrusión."

No, no tiene por qué.

- ¿Quieres venir? - le pregunto con cierta delicadeza. 

La pequeña gema resulta frágil e inocente a mis ojos. Me sabe mal que se quede sola. 

Independientemente de la respuesta de Piedra Lunar sigo los pasos de Ámbar, en dirección al Cosechador.

Piedra Lunar asiente lentamente y sigue a Citrino, aunque a cierta distancia. Por la mirada que han compartido, casi parece que hayan tenido un duelo silencioso. La pequeña gema no dice nada y sus pisadas son tan ligeras que es fácil pasar por alto su movimiento.

Llegáis a la sala de la cosechadora y os plantáis encima de la plataforma circular que permite subir y bajar por los distintos niveles. Obsidiana empieza a teclear en la consola que la hace funcionar, pero las opciones son limitadas: simplemente puede elegir subir (aunque no en la sala de pantallas), bajar y comprobar el estado de las gemas que hay dentro de las burbujas.

Decidís bajar hasta el cosechador en sí. Para ello, bajáis al nivel de almacenamiento de gemas y bajáis otro nivel. Se trata de una sala cuadrada con cuatro brazos mecánicos, uno en cada pared, que terminan en una especie de aro metálico donde se encajan las gemas para succionar su energía. Ahora mismo están vacías, pero allí estaban las cuatro gemas que daban poder al Santuario, de las cuales una era Obsidiana.

Ámbar mira a su alrededor con una expresión intrigada. No es la primera vez que está aquí, eso está claro. Está buscando algo concreto.

- Petalita no dejó nada en la consola, ¿verdad?- pregunta a Obsidiana, aunque sabe que la respuesta será negativa.- Me sorprende que se esforzara tanto por esconder un sistema energético alternativo y que, además, no requiere la explotación de otras gemas.

Recorre la sala y palpa las paredes con suavidad. Al cabo de unos segundos, se agacha y sonríe con picardía.

- Esto ya me gusta más.- mete los dedos en una ranura que era casi invisible desde vuestra posición y hace fuerza para tirar de la pared. Una placa metálica cuadrada y de tamaño más bien pequeño cede a su esfuerzo y cae al suelo. Allí hay un pequeño túnel.- Oscuro y sucio. Qué bien...- dice mirando a las tinieblas.- Tendremos que arrastrarnos. Ahora me gustaría que Esmeralda estuviera aquí...

Se ríe sarcásticamente y vuelve a levantarse. Mira a Piedra Lunar y arquea una ceja.

- Necesitaremos luz.- su gema en el dorso de la mano izquierda se ilumina hasta que concentra todo su brillo en un foco que os puede servir como linterna.- ¿Quién quiere ir delante?

Paseo mi mirada por la sala, con una mezcla de curiosidad y terror. El Cosechador... El nombre no resulta muy halagüeño, y saber que esa cosa estaba absorbiendo la energía de otras gemas... 

Siento un escalofrío, y me abrazo a mí misma en respuesta. 

Ámbar logra encontrar lo que buscamos en apenas un minuto.

- Muy bien - la felicito. Cada vez estoy más convencida de que debería tener mi propio Ámbar para trabajar. 

Al ver el pequeño túnel suspiro con fuerza. La sola idea de tener que arrastrarme por ese lugar me hace desear estar de vuelta en el Planeta Natal. Echo de menos las comodidades... 

Tras ponderar la situación durante unos instantes concluyo que si quiero mantener algo de mi posición social en este lugar debo actuar acorde a mi rango. Con responsabilidad.

Acumulo energía en mi gema y proyecto un cono de luz, tal como ha hecho Ámbar. Me acerco a la entrada del túnel con gesto solemne y miro a mis compañeras con toda la serenidad que puedo reunir.

- Yo iré primero.

Aún deseando haberme quedado atrás me arrodillo frente al agujero. Trato de ignorar el hecho de que mi vestido ya se ha manchado. Qué asco, qué asco...

Y me interno en el túnel.

Citrino entra en el túnel y Ámbar la mira con las cejas enarcadas, sumamente sorprendida por su iniciativa. Al final, la gema de mayor rango es la primera y la única en adentrarse a la oscura gruta que habéis encontrado, quizá porque las demás estáis esperando noticias antes de actuar. Ámbar se agacha e ilumina hacia el interior, aunque ahora mismo sólo consigue alumbrar una perspectiva poco digna de Citrino.

La gema amarilla se arrastra con cuidado, intentando no hacerlo más complicado y asqueroso de lo que ya es. Cuando pensáis que vais a perderla de vista, Citrino encuentra una salida. El túnel da a otra sala oscura. Ámbar y Piedra Lunar están impacientes por saber qué hay más allá.

Te levantas y te sacudes la ropa tan rápido como puedes. Miras a tu alrededor, iluminando nerviosamente hacia todas partes para hacerte una idea de dónde has llegado. Te alivia comprobar que no hay nada ni nadie peligroso allí dentro. Hay un par de palancas clavadas en el suelo y una especie de bomba de agua fijada en la pared de roca. Esto empieza a ser más una cueva que una sala: su estructura es natural, sin añadidos de metal o de piedra siquiera.

A tu izquierda hay una pendiente irregular que baja. Te asomas para comprobar qué hay más allá y no te sorprende mucho ver que es una continuación de la misma cueva. Lo que sí llama tu atención es que está cubierta de agua, calculas que te llegaría al tobillo si bajaras. El camino continúa y gira hacia la derecha, pero no ves más allá.

Permanecí en silencio andando tras las tres gemas, precavida pues no sabíamos que podríamos encontrar allí entre tanta sombra y sin poder yo alumbrar, lo cual me hacía estar muy pendiente de la luz que pudieran generar otras.

-Ambar ¿Que otros sistemas preparó Petalita? ¿Tienes alguna pista que pueda ayudarme a ponerlo en marcha una vez lo encontremos?...-

Preguntaba andando bastante agachada para no chocarme con cualquier saliente que hubiera de las paredes de la cueva.

Cuando finalmente llego al otro lado me pongo en pie y me sacudo el vestido con delicadeza, con la esperanza de liberarme de parte de la suciedad. 

Ilumino el lugar al que he llegado con calma, parándome a observar cada rincón bajo el foco de luz de mi gema. 

- ¡Obsidiana! - grito a través del pequeño túnel -. ¡Quizá deberías venir! 

Me agacho levemente para asomarme por el túnel.

- Aquí hay una especie de bomba de agua.

Al oirla me acerqué con calma para no tropezar y romper algo de lo presente, suspirando antes de alcanzar a la gema, agachándome para poder ver detenidamente la bomba de agua.

-Hmmm... ¿Será esta?... Veamos si funciona o hace falta mejorarlo...-

Dicho aquello comencé a inspeccionar minuciosamente, aunque en penumbra podía aprovechar la luz de citrino y ambar para alumbrar donde fuera necesario

Cerca de la bomba de agua hay un par de palancas. Después de comprobar la bomba en sí, que tiene pinta de estar casi intacta, Obsidiana se arriesga a accionar el mecanismo para ver si funciona. Las palancas se mueven, pero no ocurre nada. Oís un ruido seca que resuena hasta llegar a vosotras. El agua intenta moverse, pero algo la detiene.

A vuestra izquierda hay una pendiente que lleva a otro túnel de tamaño más cómodamente transitable. Sin embargo, está cubierto de agua. Piedra Lunar, que ha llegado a vuestro lado sin hacer ningún ruido, baja sin dudarlo y mete los pies en el agua para inspeccionar la oscuridad de la gruta.

Si a ella le llega el agua hasta las pantorrillas, a vosotras no os cubrirá más que los pies.

Ámbar os ha seguido y habéis oído varias interjecciones de fastidio mientras atravesaba el angosto agujero. Mira a su alrededor rápidamente y luego fija su mirada en vuestra pequeña compañera.

- Piedra Lunar, no puedes ir y... meterte ahí sin más.- la reprende iluminándola con su gema.- ¿No crees que puede ser peligroso?

Piedra Lunar se gira, os mira y se encoje de hombros.

- Es agua. Está mojada.- responde con la mayor obviedad que habéis oído hoy.- No creo que haya mucho peligro...- añade más avergonzada.

Chapotea con los pies manteniendo esa expresión ausente que la caracteriza.

-Nunca sabemos lo que puede haber aquí... Pero hemos de inspeccionar, algo que está atorando el mecanismo...-

Dicho aquello posé los pies en el agua, tranquila, andando hacia donde provenía el sonido y por ende el posible origen del atasco, aunque sin alejarme demasiado de las dos gemas amarillentas, porque no veía un pijo, claro estaba.

Ensuciarme y mojarme no entraba en mis planes, pero ya había hecho una de esas cosas, así que... 

- Todo sea por devolver la energía a Santuario - digo algo enfurruñada mientras sigo a mis compañeras. 

Antes de entrar en el agua alzo con delicadeza la falda del vestido, para alejarla del agua lo máximo posible. Al mismo tiempo ilumino el frente con mi luz.

Andáis con cuidado por el oscuro túnel. Piedra Lunar lidera la marcha pese a que ella no está iluminando el camino. Lo único que rompe el silencio es el ruido que provocáis al mover vuestros pies bajo el agua. Os dais cuenta de que, cuanto más avanzáis, más cubre el agua. Es probable que haya un bloqueo del agua más adelante. ¿Usaría de verdad Petalita esta caverna para bombear agua? De ser así, se trataría de un sistema muy primario y poco cuidado. Útil, pero definitivamente de poca importancia para ella.

Después de recorrer unos metros, advertís que, a pesar de que no lo parezca, seguís bajando en pendiente. A estas alturas, el agua os llega casi hasta los muslos. Piedra Lunar apenas puede asomar la cabeza, pero os ha seguido sin rechistar. Ámbar le ha dicho que no hacía falta, pero la gema azul ha respondido con un gesto indescifrable y ha continuado.

Oís un ruido proveniente de debajo. Palpando bajo el agua encontráis unas tuberías metálicas que se entierran bajo tierra. Las tuberías están desenganchadas por sus puntos de unión, y éstos están roídos y deformados hasta el punto de que encajar las piezas de nuevo no será eficaz. Debe de haber sido obra de algún animal salvaje, aunque quién sabe qué haría en un lugar como éste.

Ámbar toca las tuberías para hacerse una idea de la situación.

- Vaya... Así que esto es lo que causa el problema. Con las tuberías rotas, el agua no fluye y no llega hasta la bomba. Lo único que hace es derramarse sobre la roca de este asqueroso túnel.- explica, más para sí misma que para el resto.- Pues tenemos un problema, porque no tenemos herramientas para arreglarlo...

Os mira sin saber muy bien qué hacer. Piedra Lunar se acerca, medio nadando y medio saltando, y observa la escena en silencio.

-Esto es trabajo mio... Ambar, Citrino, iluminadme la tubería...-

Dicho esto con un tono imperativo me sumergí lentamente en el agua, aprovechando el propio metal de la tubería que, al haberse roto un trozo eso hacía que siguiera habiendo la misma cantidad de material, posando las manos en los extremos de la brecha, esperando primero a comprobar como era a la vista y el tacto.

Mientras avanzamos siento cierta lástima por Piedra Lunar. Las gemas no respiramos, por lo que no es problema acabar sumergida en el agua. Pero sus constantes saltitos dan una imagen poco digna. Mi vestido también ha acabado todo empapado - eso quizá me contraría incluso más - pero de perdidos al río, que dicen... 

No estoy muy familiarizada con el tipo de problemas al que nos enfrentamos, por lo que simplemente observo desde atrás con curiosidad mientras alumbro a Obsidiana con la luz de mi gema.

- Por lo que habéis dicho el problema parece sencillo pero, ¿cómo vamos a arreglarlo? ¿No deberíamos ir a por herramientas y materiales?

-Es puro metal... Si alguien hubiera saboteado esto quizás si, pero siendo un agujero probablemente fortuito no se ha perdido casi material, lo que lo hace mucho más seguro y sencillo...-

Cerré un momento mis ojos mientras empecé a hundir los dedos en el metal como si de arcilla se tratase, aprovechando el material que había presente para empezar a moldear la tubería poco a poco para que esta volviera a permanecer recta y, a la espera de que el metal volviera a ser fijo mantenía mis manos sobre la tubería, tratando de evitar así cualquier fuga que surgiera nueva.

La tubería se dobla a voluntad de Obsidiana como si estuviera hecha de papel. La oscura gema le da forma fácilmente y consigue, después de un esmerado trabajo, reenganchar los dos extremos de la tubería roída, que en realidad está hecha para estar bajo tierra. Esta sección visible debe de servir como punto de mantenimiento y control: una pequeña rueda permite cerrar o abrir el paso del agua.

Cuando se ha asegurado de que no haya fugas y de que el material usado sea suficiente para que la tubería esté sellada como debería, Obsidiana abre el paso y el agua vuelve a fluir por donde debería. El túnel sigue estando inundado, pero el agua restante se filtrará con el paso de los días. O, si no, se quedará ahí como fuente de agua subterránea. En cualquier caso, no supondrá un problema. Como ha dicho antes Piedra Lunar, "es agua".