Partida Rol por web

Ámbar encabeza la marcha, caminando como si intentara destrozar el suelo con sus pies. Algo en su lenguaje corporal indica que no está muy ilusionada por ver lo que está a punto de ver, y sin embargo pretende que las demás la sigan. Va mirando a Esmeralda con el rabillo del ojo y luego a Ónice, chasqueando la lengua y bufando cada dos por tres.

Las demás la siguen y se dirigen al jardín, algunas más emocionadas que otras. Esmeralda está visiblemente impaciente y Ónice mantiene una constante sonrisa. Piedra Lunar, en cambio, incluso encima del hombro de Ónice refleja en el rostro su característica expresión críptica.

Sus pasos se pierden en la lejanía, dejando a Citrino y Obsidiana solas en el salón principal.

Llegáis al jardín y os acercáis a la fuente central. Ónice sienta a Piedra Lunar por allí y se sacude las manos, como si hubiera transportado un peso muerto. Le da un par de palmaditas en la cabeza y le sonríe con ternura. Luego se acerca a Heliotropo y le señala el mismo lugar, sugiriéndole sin palabras que se siente al lado de la gema azul.

Tras esto, hace una señal a ambas esmeraldas para separarlas del grupo y hablar en corrillo, lejos de los oídos de las otras dos gemas.

Se pone muy cerca de vosotras y habla en voz baja.

- Bueno, bueno... ¿Vais a fusionaros? Una fusión entre dos gemas iguales tiene que ser fácil, pero...- mira a la Esmeralda más pequeña con cierta preocupación.- No sois del todo iguales. En teoría sólo crearéis a una Esmeralda más grande y fuerte, pero... Quién sabe. Apenas os conocéis, pero confío en que podréis sincronizaros bien. Sólo tenéis que dejaros llevar, como si estuviérais en la batalla, ¿verdad?- acompaña sus palabras con un gesto de manos, entrelazando los dedos simbolizando vuestra unión.- Lo haría yo misma pero... Cornalina no es el mejor ejemplo de fusión.- añade con tono de broma.

Esmeralda parece un poco incómoda por las pegas que está poniendo Ónice. Aprieta los labios y pierde su sonrisa, pero cuando vuelve a hablar se la ve más animada.

- Seguro que irá bien. Esmeralda y yo nos llevamos bien, ¿verdad?- te mira a los ojos.- Además, aunque seamos un poco diferentes, seguimos siendo el mismo tipo de gema. Con un buen baile, podremos sincronizarnos bien. Estoy segura.- te mantiene la mirada, esperando encontrar aprobación en la tuya.

- En realidad ya he visto alguna vez cómo se fusionan.- te comenta Piedra Lunar de repente, tranquila y arreglándose su vestidito. Cruza las piernas y te mira.- Es entretenido. Debe de ser interesante fusionarse, pero a mí me da un poco de miedo. Es como si dejaras de existir durante un tiempo, pero sigues estando ahí... Los pensamientos se cruzan y se comparten como si no hubiera barreras, y luego hay conflicto. Se desvelan secretos y se habla desde una sinceridad indeseada, y se sienten tan vulnerables y tan poderosas...- te explica lentamente.

Vuelve a plancharse el vestido con las manos y asiente.

- Los bailes son bonitos.

-Bueno... Tenemos trabajo que hacer...-

Negaba levemente mientras se dirigía a los ordenadores, comprobando los sistemas antes de recordar lo que Ambar le había dicho, aquella contraseña que tendría que meter en alguno de los sistemas ¿Quizás para acceder a la totalidad de los datos? Si era así necesitaba revisar todo.

-1865-AE -

Murmuré recordando cual era la clave mientras mis dedos revisaban en los sistemas.

-Me presenté voluntaria por eso mismo. No me apetece encontrarme otra vez con Cornalina. -dije en tono de broma a Ónice.

Luego miré a mi igual y le puse una mano en el hombro.

-Exacto. -contesté a Esmeralda.- Tú eres tan Esmeralda como yo. Podremos hacerlo.

Guiñé un ojo a Ónice, indicándole que no tenía nada de qué preocuparse.

Había permanecido en silencio tras la última invitación de Ónice. Con gesto distante había evitado decir nada más hasta que se fueron. 

Y sin embargo, ahora que estoy a solas con Obsidiana, me encuentro mirando hacia la puerta por la que se han ido las demás gemas. Me abrazo a mí misma en silencio. 

Al cabo de unos segundos suspiro, sin estar convencida de qué siento realmente al respecto. 

Las palabras de Obsidiana me hacen recuperar la consciencia. 

- Oh, sí, claro... - musito -. A trabajar...

Me acerco al trono, acompañando la trayectoria de la gema negra.

- Ahora que tienes acceso a los archivos de Petalita deberías saberlo - digo con cierto aire ausente -. Supongo que Ámbar tampoco se lo ha dicho a las demás para no alarmarlas. 

Miro a Obsidiana a los ojos. 

- Petalita hacía experimentos en este Santuario, cosas terribles... Pero... no todo lo que ha salido de sus experimentos es algo malo, ¿entiendes? - sugiero sin dar muchos más detalles, callándome la verdad. 

Espero pacientemente a que Obsidiana vea con sus propios ojos los archivos de Petalita.

Os acercáis al trono para inspeccionar los datos de Petalita. Podéis empezar por aquí y luego ir a la sala de las consolas para averiguar más sobre el funcionamiento de Santuario, su seguridad y todo lo que haya que saber sobre las instalaciones. De momento, Obsidiana opta por encender las pantallas holográficas del sillón majestuoso donde, no hace mucho, Petalita dirigía todo este lugar.

Curiosamente, hay pocos archivos de datos almacenados aquí. Todos están guardados bajo un mismo tema titulado "Proyecto: Guardería alternativa". Se trata de un estudio organizado en fechas y procedimientos, igual que cualquier diario de investigación que podríais haber visto en el Planeta Natal de la mano de gemas científicas y archivistas.

Con un grácil gesto, Obsidiana extiende la pantalla, mostrando las pocas entradas que hay:

- Creación

- Progreso

- Protocolo de prueba: Examen de capacidades

Otro grupo de datos titulado "Sujetos" está dividido en tres:

- Gema P. Intrusión.

- Gema H. Vínculo.

- Gema T. Alcance.

La conclusión es clara: Petalita llevaba a cabo el seguimiento de sus experimentos con gemas desde este trono principal. Los tres sujetos concuerdan con los tres agujeros que habéis visto en la guardería a pequeña escala que la gema violeta tenía montada en Santuario.

Tus palabras infunden ánimo a las otras dos gemas. Esmeralda parece menos incómoda y vuelve a estar un poco nerviosa ante la idea de fusionarse con una gema nueva. Te mira conteniendo una risa traviesa y asiente.

Ónice se aparta de las esmeraldas y va a sentarse al lado de Piedra Lunar y Heliotropo. Se deja caer pesadamente y se pone cómoda, apoyando un brazo sobre su rodilla y observando a sus compañeras con curiosidad, como si estuviera a punto de ver un espectáculo. Una parte de ella está algo nerviosa.

Más nerviosa está la Esmeralda más pequeña, que no cabe en sí de emoción. Agita todas sus extremidades, intentando liberar tensión. Se ríe entre dientes y se separa un poco de la otra Esmeralda, ganando distancia entre ellas. Luego se gira hacia el distinguido público y hace una reverencia.

- Bueno, vamos a empezar. Primero, una explicación, especialmente para Heliotropo: la fusión es la unión entre dos o más gemas. Todas tenemos la capacidad de fusionarnos. Esto consiste en unir nuestros cuerpos y nuestras mentes en un solo ser. Unimos fuerzas para crear algo mayor que nosotras. Es como... Bueno, no sé con qué compararlo. ¡Lo mejor es que lo veáis!- explica emocionada.

Mira a la otra Esmeralda y asiente, cerrando ambos puños en un gesto de fuerza y ánimo.

Mientras las esmeraldas se preparan física y mentalmente, Ónice explica lo siguiente a las gemas espectadoras:

- Para fusionarse, hace falta que las gemas involucradas estén totalmente sincronizadas. Deben estar coordinadas y concentradas para que la fusión funcione. A veces es posible fusionarse inmediatamente, sin preámbulos, pero eso solo pasa cuando hay mucha confianza entre las gemas o cuando ya se ha practicado mucho.- hace un gesto hacia las esmeraldas.- Lo mejor es bailar. Cuando bailamos, las gemas podemos sincronizarnos perfectamente, adaptándonos al estilo de la otra y creando así un vínculo físico y mental. Eso es lo que van a hacer ellas.

Se queda en silencio y observa, esperando el mencionado baile.

-El que sacara Petalita de sus experimentos no nos concierne... Ahora mismo tengo que encontrar todo lo que nos sea posible...-

Revisaba en silencio todas las indicaciones de Petalita. Sus experimentos estaban todos registrados en aquel lugar y quizás así podría sacar algo en claro sobre esa mini guardería que habíamos visto en esa sala. De la cual probablemente Heliotropo había salido y que es probable que su archivo fuera el de gema H. Negué lentamente y lo claro estaba ahí. Mis dedos se movieron por la pantalla holográfica con agilidad y gracia, como si fueran estos los que bailaran en una pista intangible y semi transparente para mostrar toda la información.

-Creación... Progreso... Protocolo de prueba...-

Revisaba en un principio el orden en el cual comprobaría los resultados. Debía estar concentrada en la tarea y por ende ignoraba cualquier ruido o distracción que pudiera encontrar. Mis manos rodearon entonces el fichero "Creación" y "tiraron" los extremos para expandirlos y poder así comprobar su contenido. colocándolo en el centro. A su derecha haría lo mismo con "Progreso" y por último con "Protocolo de prueba". Una vez todo extendido tomé los otros dados sobre las tres distintas gemas y los dejé extendido debajo en el mismo orden que estaban: La gema P debajo de creación, la gema H debajo de progreso y la gema T debajo del protocolo de prueba. Los iría leyendo uno a uno, dato a dato. Hecho eso cerré los ojos un momento y torcí los labios.

-Hay un archivo que es probable sea de Heliotropo...Y quizás tiene que ver con el "por que" es la única que puede abrir esa sala y quizás de que tipo de sala se trata.-

Una vez dicho ese dato volví a centrarme con los ojos en los archivos, manteniendo la vista fijada en estos.

La decidida respuesta de Obsidiana me frustra y me fascina al mismo tiempo. 

- P-por supuesto - concedo tras ponderar durante unos instantes -. Tómate tu tiempo... 

Junto las manos frente a la falda, una posición serena y delicada que usaba mucho cuando estaba en el Planeta Natal. Observo a Obsidiana trabajar, sin hacer más comentarios. 

Es diligente, eso lo aprecio. 

De vez en cuando echo una ojeada en dirección al jardín, con una mezcla de preocupación y curiosidad.

Sentada tras las instrucciones de Ónice comencé a asentir a las explicaciones de PL primero, la pequeña esmeralda luego y la conclusión realizada por la enorme gema a mi lado.

Estaba emocionada de recibir tanta información y de manera tan clara, me limité a cruzar mis piernas en el suelo para estabilizarme y respiré profundamente, atenta a lo que estaría por ver. Al parecer no todas estaban tan ilusionadas con el hecho de la fusión y no entendía el por qué, no obstante no era momento de preguntar.

-¿Bailar?- murmuré finalmente sin entender a qué se referían exactamente. Pero mi mente estaba enfocada en lo que vería y nada más.

Iba a aprender algo nuevo... Saludé a las esmeraldas con una sonrisa.

Obsidiana coloca los archivos en orden, desplegando frente a ella seis pantallas distintas para tenerlos todos a la vista. Todos excepto uno, el último, están llenos de información. Petalita ha marcado las entradas más importantes de cada archivo, probablemente porque las demás sean simples informes sin sustancia.

Los datos hablan sobre un proyecto. Los tres sujetos son tres gemas y, aunque no sea precisamente una sorpresa, sus nombres son tan conocidos para vosotras que causan cierta incomodidad. Una buena lectura de todo esto puede desvelar bastante enigmas...

-Sincronización... -murmuré. Vieja costumbre.

Necesitaba concentrarme. Puse toda mi mente en ello. Mi gema empezó a brillar de un tono verde esmeralda. Comenzamos.

Chasqueé los dedos, una y otra vez, al ritmo de la música que sonaba en mi cabeza. Empezé a mover las piernas en arcos extraños pero rítimos. (¹) Frenéticamente movia las pierna mientras chasqueaba los dedos. Giré sobre mi misma. Movía los brazos, dejándome llevar.

Mientras danzaba miraba a Esmeralda, esperando encontrar ese punto de conexión que una gema alcanza mientras bailaban juntas, esa complicidad.

Las primeras fusiones siempre eran complicadas, pero una vez empezabas...

Empecé a dirigirme a Esmeralda, dando pasos decisivos. Puse una mano en mi cadera mientras la otra subía y bajaba. Primero señalando el cielo y luego el suelo que pisábamos.

Esmeralda cierra los ojos y sonríe, medio nerviosa y medio emocionada. Empieza a mover los hombros a un ritmo que parece llevar dentro, moviéndose con gracia y realizando un acompasado talón-punta en el suelo con ambos pies. Zarandea los brazos a los lados, meciéndose rápidamente de un lado a otro.

Abre los ojos, mira a su compañera de baile y se ríe con alegría. Aunque su baile es más rápido que el de la otra Esmeralda, se mueve hacia ella dando saltitos y inclinando la cabeza a un lado y a otro, haciendo que su cabellera baile con ella. Cuando llega al centro, da un par de vueltas alrededor de Esmeralda, sincronizándose con el ritmo de la gema más grande.

En un momento se quedan cara a cara, a pocos centímetros, una levantando la mano hacia el aire y luego señalando al suelo, la otra disparando los puños a derecha e izquierda. Esmeralda da un par de vueltas sobre sí misma y se deja caer hacia atrás, confiando en que será recogida y culminando su baile en una pausa perfecta para que ambas entren en contacto y conviertan sendos ritmos en uno solo.

La luz esmeralda que sale de sus gemas las rodea, convirtiendo sus cuerpos en pura luz blanca. Las gemas flotan en el aire, arropadas por la luminiscencia mágica, y se recolocan a la vez que un cuerpo mayor va tomando forma...

El cuerpo empieza a tener una forma definida: dos piernas, dos brazos... ¡Y una cabellera tan larga y salvaje como la de las dos Esmeraldas! La luz comienza a tener color, un tono verde esmeralda que ya conocéis muy bien. Las gemas se colocan en su sitio: una en la frente y la otra en el muslo derecho.

La figura que se alza ante vosotras, que mide casi el doble que la Esmeralda más grande, se deshace de la luz que la rodea con un energético gesto. Extiende sus brazos hacia los lados y clava los pies en el suelo, mostrándose imponente y fuerte. Abre los ojos y sonríe con complacencia.

- ¡Lo he conseguido!- exclama contenta.

Mira a su alrededor, estira los brazos hacia arriba y se despereza. Suelta un placentero gemido y exhala como si hubiera hecho un gran esfuerzo.

- Soy Esmeralda...- pronuncia como si se lo dijera a sí misma.