Partida Rol por web

Un fuerte grito salió de mis labios cuando leí todos y cada uno de los datos que tenía frente a mi. Junto con Citrino no me esperaba verdaderamente nada de aquello, de todo lo que había hecho Petalita. No solo era horrible e inmoral sino que me hizo temblar un poco e incluso que cayeran lágrimas de mis ojos. Mi expresión, generalmente serena, se torció con horror y tristeza al pensar en el sufrimiento, el dolor... Recordaba de nuevo a Hematita, como su gema se hacía añicos frente a mis ojos justo cuando ella se empezaba desmaterializar. Las lágrimas fueron cada vez a más antes de que cerrara todas aquellas malditas entradas y me bajase del trono entre fuertes jadeos. Los sollozos, el llanto, los temblores. Todos estos estaban presentes en mi mientras cerraba los ojos y mis lágrimas caían poco a poco al suelo. Recordar algo tan doloroso por esos archivos me acababa de tocar en una parte de mi que prefería ocultar y no mostrar, pero que ahora salía a la luz.

Desde mi posición junto al trono leo los archivos que ha abierto Obsidiana. Algunas de mis sospechas se confirman finalmente, y no puedo evitar apretar los puños a medida que descubro más y más acerca del Santuario y del trabajo de Petalita. 

Y entonces Obsidiana grita. 

Veo como llora, como cierra todos los archivos con un brusco gesto y como se baja del trono entre jadeos.

Yo tan solo permanezco ahí, paralizada por su reacción. Recuerdo cómo me sentí cuando leí por primera vez los archivos.

Horrorizada. Enfadada. Y... triste. 

Pero la reacción de Obsidiana, a pesar de que se asemeja a la mía, es mucho más intensa. Algo confundida, me acerco a ella con intención de consolarla. Poso una mano con delicadeza sobre su hombro, pero no digo nada al principio. Su sufrimiento me recuerda al que mostró Esmeralda cuando hablamos de la guerra.

Dolor... ¿por la pérdida de alguien cercano? 

Aún no alcanzo a comprender la magnitud de ese sentimiento afectivo que sienten algunas gemas por otras, pero parece ser lo suficientemente poderoso como para volver vulnerables a las más bravas guerreras, y a las más serenas intelectuales.

- Tranquila... No estás sola.

Mis palabras pueden sonar extrañas, pero es el único consuelo que se me ocurre en ese momento. Pues varadas en medio de un planeta abandonado, las gemas que estamos allí sólo nos tenemos las unas a las otras.

Una única y delicada sonrisa llena de comprensión surca mi rostro.

Después de ver aparecer a la nueva Esmeralda, un grito lejano resuena en las paredes de Santuario hasta llegar al jardín donde os encontráis. Se trata de un lamento profundo y desgarrado, lleno de tristeza. A juzgar por la voz, debe tratarse de Obsidiana. ¿Qué estará pasando?

La gran Esmeralda mira hacia el pasillo, alarmada. Sólo puede pronunciar un nombre:

- ¿Obsidiana?- se pregunta consternada.

Su expresión se convierte en un fiel reflejo de la división. Tanto es así que literalmente se parte en dos, convirtiéndose de nuevo en dos haces de luz que caen al suelo mientras recuperan sus respectivas formas. En un instante, ambas Esmeraldas vuelven a estar separadas, tendidas en el suelo por la caída.

La Esmeralda más pequeña apoya las manos en el suelo y luego se aguanta la cabeza, mareada y agitada por tantas emociones seguidas. Cuando por fin se recompone, mira a las demás con gesto preocupado.

Ámbar, que se había quedado apoyada en el umbral de la puerta, mira en dirección al salón principal, congelada. Ónice se levanta como si hubiera oído una llamada a las armas y Piedra Lunar simplemente mira al suelo expresando en su rostro una pena profunda. Las lágrimas empiezan a empañarle los ojos.

En estos segundos que pasan, el silencio os encierra en una tensión cruel.

Caí a cuatro patas cuando se deshizo la fusión. Me quedé unos segundos mirando al suelo, pensando en lo que había pasado.

Había sido intenso. Breve, pero muy intenso. No había una sensación "familiar" pues cada gema era un mundo, pero era especial. Única.

Pero algo ocurría en el interior del Santuario. Obsidiana estaba en peligro.

-Tenemos... Tenemos que ir. -dije mirando aun al suelo.- Podrían estar en peligro.

Aun consternada por lo que había tenido lugar, me levanté. Salí corriendo.

Algo había ocurrido ahí dentro. Estaba preparada para cualquier cosa.

Le doy una palmadita a Obsidiana mientras evalúo la situación. Sin duda Obsidiana está muy afectada.

Quizá… quizá le iría bien contarme sus pensamientos. Pero una no puede esperar recibir algo sin dar nada a cambio.

En mi extraño e improvisado intento por consolar a la gema negra, doy un paso para situarme cara a cara con Obsidiana. La miro a los ojos durante unos instantes, buscando las palabras en mi interior.

La rapidez con la que vienen me sorprende incluso a mí. Tomo aire.                                      

~ Crees que todo está perdido
Atrapada en la Tierra
Sin manera de volver

Mi sueño es regresar
De vuelta a mi hogar, el Planeta Natal

Pero no creo que sea posible
En este planeta
Podríamos vivir

Aquí en la Tierra
Un nuevo comienzo te espera~

Me separo de Obsidiana un par de pasos, con la gema de mi antebrazo brillando con intensidad. Proyecto en todas direcciones un holograma ambarino que muestra varios paisajes de la Tierra.

~Una nueva vida juntas
Una nueva vida juntas

Bajo el cielo azul
Puedes regenerarte

Aquí en la Tierra
Si tu gema quieres sanar
Déjalo todo atrás

Aquí en la Tierra
Una nueva vida juntas~

Las lágrimas llenaban mis ojos. Aunque Citrino intentase animarme no podía por todo aquel dolor, todo ese sufrimiento que había recordado y, apoyando la cabeza en el suelo de repente comencé a escuchar la voz de la gema amarilla. Intenté recomponerme un poco para poder mirarla, cerrando entonces los ojos mientras mis dedos se pasaban por los párpados, tratando de apartar las lágrimas las cuales no dejaban de nacer como si fueran el agua que corre por una fuente. Poco a poco me fui levantando y con el rostro afligido, cerré los ojos, quedando cabizbaja.

¿Y si no me puedo perdonar?...
Jamás la pude... Salvar.

Las lágrimas caían constantemente por mis ojos aunque solo los sollozos acompañaban a mi voz mientras llevaba mis manos a mi pecho, posando las palmas lentamente en este con rostro

Siento así ese dolor
En lo... Más hondo de... Mi.

Poco a poco mi gema se ilumina y da la sensación de que aquella gema en forma de corazón tenía una pequeña muesca, como si la hubiera roto en dos, aunque solo era eso, una sensación visual cuando veía todo oscuro.

Solo quiero paz aquí,

Bajo el cielo azul
Poder regenerarme

Abría lentamente los ojos para con un suspiro retomar aquel gesto calmo en mi rostro. Aunque la tristeza y dolor siguieran presente podía sentirme algo más calmada que por el impacto emocional inicial de aquello.

Aquí en la tierra
Un nuevo comienzo me espera.

Una nueva vida juntas
Una nueva vida juntas.

Bajo el cielo azul
Poder regenerarme.

Aquí en la Tierra,
Si mi gema he de sanar
Mi pasado debo aceptar.

Aquí en la Tierra
Una nueva vida juntas

Bajo el cielo azul
Poder regenerarme.

Aquí en la Tierra,
Si mi gema he de sanar
Mi pasado debo aceptar.

Aquí en la Tierra,
Una nueva vida juntas.

Respiraba profundamente dejando que las lágrimas se secaran por si solas y entonces mantuve los ojos cerrados durante varios segundos antes de tomar suavemente mis brazos con un suspiro.

-Perdí a alguien muy importante en la guerra... Alguien que me hizo ver la paz... Y que me dolió mucho verla quebrada... Ver lo que Petalita le hizo a todas esas gemas... Y ahora también sabemos que es lo que hay ahí abajo... Ha sido como si de repente me imaginase que ella hubiera sido también parte de ese... Experimento. No he podido evitarlo.-

Lo que sucedía delante de mi era excepcionalmente extraño, ambas gemas se habían vuelto una, era rara y ambas y una a la vez. Sin dudas me produjo cierta confusión y atribuí a dicha confusión los motivos por los que algunas parecían reticentes al proceso.

Un ruido, al parecer de dolor, se escuchó dentro del santuario y eso hizo a las gemas perder la unión que habían logrado, me incorporé y tendí una mano a la esmeralda pequeña que había caído cerca mío.
Todas estaban estupefactas por el sonido pero algo había que hacer -te sigo- exclamé corriendo detrás de mi compañera una vez que la pequeña Esmeralda se había incorporado.

No pude evitar notar las lágrimas en PiLu.

Tu habilidad te ha permitido percibir cómo la energía de ambas esmeraldas ha ido creciendo a medida que bailaban y cómo, gracias a su baile coordinado e improvisado, han llegado a un mismo nivel, sincronizándose como si fueran una sola incluso antes de unirse. Cuando se han convertido en luz, sus energías se han fusionado igual que sus cuerpos, dando lugar a un ser mayor y más poderoso en el que coexistían siendo dos y, al mismo tiempo, siendo una.

Comprendes cómo funciona la fusión, pero sólo en otras gemas. No llegas a imaginarte qué se debe sentir al realizar una fusión. Eso sí, es posible que ahora puedas identificar a las fusiones haciendo uso de tu habilidad.

El eco de unos pasos apresurados llena el pasillo que une el jardín con el salón principal. Suena como si un escuadrón entero de gemas se acercara, pero en realidad son sólo cuatro. Las dos Esmeraldas, Heliotropo y Ónice llegan al umbral de la puerta derrumbada y miran en todas direcciones para localizar el origen del peligro.

Sin embargo, lo único que ven es a Citrino y Obsidiana una delante de la otra, mirándose y hablando en voz baja. La primera parece estar consolando a la gema oscura y la otra tiene cara de haber estado llorando y se abraza a sí misma. La irrupción del cuerpo de guerreras hace que ambas gemas se giren alarmadas, pero todas se reconocen y desaparece la tensión.

No tarda en aparecer otro tipo de tensión. Se hace el silencio mientras los pensamientos y las emociones fluyen en vuestro interior.

Esmeralda da un paso al frente mirando a Obsidiana y extrañada por la íntima escena que se ha dado en frente de ella.

- ¿Va... todo bien?- pregunta preocupada.

Abrí los ojos levemente al oír a la esmeralda, suspirando levemente mientras mantenía mis manos en los  brazos, respirando profundamente poco a poco.

-Si.. Si... Todo bien. Por favor, necesito hablar con todas vosotras... Con más motivo con Heliotropo y Piedra Lunar... Si puede ser sin mucha presión.-

Apartaba claramente la mirada a un lado, ahora mismo no me apetecía mirar a nadie a los ojos, no tenía precisamente los ánimos para ello aunque estaba más relajada.

Cuando se quedan solas, Piedra Lunar se seca las lágrimas que ha derramado en silencio y se levanta, mirando a Ámbar directamente.

- Deberías decir lo que piensas. Lo que sientes. En tu cabeza sólo hace daño.- le dice sin tapujos, aunque aún afectada por algo.

Ámbar se sorprende y se gira rápidamente para no tener que mantenerle la mirada a la pequeña gema. Se cruza de brazos y niega con la cabeza, reprimiendo sus palabras.

- No hagas eso.- le ordena secamente.- Te dije que no lo hicieras.

Piedra Lunar no responde. El silencio vuelve al jardín.

Ónice se gira buscando a la pequeña gema azul y se encoge de hombros.

- Luna no está. Tampoco Ámbar. ¿Se han quedado en el jardín? Menos mal que no necesitábais ayuda...- dice Ónice algo molesta.- Voy a buscarlas, dadme un segundo.

Se va, dedicándole una última mirada indecisa a Obsidiana. Parece que no quiera alejarse de ella por preocupación, pero al instante hace lo que ha dicho. Vuelve sobre sus pasos, dirigiéndose al jardín, y al cabo de unos segundos regresa seguida de Ámbar y Piedra Lunar, ambas con una expresión seria y afectada.

- Ya estamos todas. ¿Tenemos que sentarnos?- bromea Ónice para quitarle hierro al asunto.

-He... Estado revisando los archivos de Petalita. Seguramente vosotras lo supiérais ya... - Hice una pausa mientras miraba a Ambar, las guerreras que la acompañaba y a Piedra Lunar - Sobre sus experimentos... Y cual fue el resultado de estos... Heliotropo... Tu también fuiste un resultado de eso experimentos... Antes de nada quiero que sepas que lo que tu eres no es malo... Pero... Tienes que saber... Creo que todas tenéis que saber que Petalita usó restos quebrados de... Otras gemas. Los empleó para crear una gema nueva... Cuatro para ser exactos. Divididos en cuatro proyectos que están en sus archivos. La primera gema creada así no tiene nombre... Pero está debajo del santuario encerrada como una bestia... La segunda gema fue... Como seguramente sepáis algunas... Piedra Lunar. Después fueron Heliotropo y por último Turquesa, que está en paradero desconocido. Heliotropo. Esa sala que reaccionó a ti creo que fue preparada por Petalita... Quizás se algún tipo de habitación de entrenamiento para desarrollar tus capacidades o quizás una habitación, no lo se. Lo que si que sospecho es, que si hay una para Heliotropo también habrá para Piedra Lunar.... Y más que probable para Turquesa-

Di una leve pausa tras todo el discurso, respirando profundamente para mantener la compostura, demasiado había derramado por recordar el pasado.

-Ahora hemos de centrarnos en ir abajo y encontrar al "proyecto 0" para calmarle... Quizás haya... Alguna forma de que no sea peligrosa.- Puse la palma de la mano frente a mi para indicar una leve pausa, aun temblándome el labio inferior -Y... Lo siento si os he alarmado y/o preocupado...-

Durante la explicación de Obsidiana me mantengo al lado de la gema negra, con el rostro sereno a pesar de los horrores que describe. Asiento con gesto solemne cuando le habla a Heliotropo, yo pienso lo mismo. 

Cuando Obsidiana termina poso una mano sobre su hombro, con delicadeza, aún tratando de reconfortarla. 

- Concuerdo con Obsidiana. Esa criatura que hay bajo el Santuario debe ser rescatada. Pero dado que representa un posible peligro deberíamos enviar, al menos, a dos o tres guerreras - sugiero, siempre con la organización de la misión en mente.

Acto seguido me estremezco. Los sucios túneles inundados. Volver allí me da escalofríos. Pero a veces una gema debe ensuciarse para hacer lo correcto.

- La luz de mi gema nos puede ser útil ahí abajo, así que me propongo para liderar la misión - enfatizo "liderar".

Escucho la historia de Obsidiana sin preocuparme en lo más mínimo, al contrario, me parece genial lo que relata pues según lo que dice yo soy como lo que hicieron las Esmeraldas hace un instante -Soy una fusión-. Me acerqué a Obsidiana y la abracé para contenerla.

-Ya- le digo -no hiciste nada malo-. Aunque una duda seguía dando vueltas en mi cabeza, acerca de un comentario hecho por Citrino hacía algún tiempo.

-Si has encontrado cómo he nacido ¿Sabes cuál es mi función?- pregunté cuando mis compañeras ya estaban un poco más tranquilas. No había rastros de angustia o confusión en mis palabras, simplemente mi habitual curiosidad.

-Tu apariencia es de guerrera... Pero según los archivos tienes un "Vínculo"... Algo que te haría estar relacionada con todo el mundo que nos rodea e incluso quizás que te diera capacidades similares a las de Piedra Lunar, pero mejoradas. Desconozco mucho más, solo se lo que pone en los archivos-

Miré hacia el trono unos segundos y con un suspiro me quedé cruzada de brazos, aun abrazándome a mi misma

-Decía que eras la gema principal... Aunque no se de que. Y para Petalita eras solo una creación para mostrar a los diamantes si acaso volvía a presentarse en el planeta. Igualmente para lo que fuiste creada, tu función, solo determina una parte de ti, la otra la determinas tu misma-

Dicho esto aparté la mirada del trono y miré a Heliotropo levemente a los ojos.

-Eso es lo que nos distingue de las demás... La parte que nosotras determinamos por nuestra cuenta-