Partida Rol por web

- Asombroso.- concede Ámbar con una sonrisa sincera.- No conocía esta habilidad de las obsidianas. Es ciertamente útil. Supongo que las gemas ingenieras suelen esconder algunos trucos útiles.

Asiente y se retira, claramente molesta por estar rodeada de tanta agua.

- Volvamos a la bomba. Ya debería funcionar. Además, si Piedra Lunar sigue así mucho rato me va a volver loca.- comenta mirando a la pequeña gema, a lo que ella responde con una expresión avergonzada.

Cuando os disponéis a volver por donde habéis venido, oís un chapoteo lejano. El ruido proviene de más allá de la tubería que Obsidiana ha logrado reparar. Primero es algo discreto, pero en pocos segundos empieza a ser más alarmante. Definitivamente, hay algo por allí. Algo que se acerca a vosotras.

Ámbar se pone en guardia y su expresión refleja mucha inseguridad. Está oyendo lo mismo que vosotras, eso está claro, y no le gusta nada.

- ¿Lo oís? El agua se está removiendo...- se queda en silencio, midiendo la situación.

Oís el chapoteo cada vez más cerca. Ámbar se alarma completamente cuando ve que el agua se está removiendo con cierta violencia. Lo que sea que viene, lo hace a nado rápido.

¡Vámonos, gemas!- ordena asustada, y en seguida se gira para alejarse a la velocidad que le es posible, que teniendo las piernas bajo el agua no es mucha. Está tan nerviosa que muchos de sus movimientos son contraproducentes.

Piedra Lunar resuella y obedece, quién sabe si a Ámbar o a su propio miedo. Alterna entre los saltos y el nado, como antes, pero tampoco consigue moverse rápidamente. Está alterada y es demasiado bajita como para avanzar con efectividad.

El ruido del agua sigue siendo cada vez mayor, y hace eco entre las paredes del túnel.

-Emplead las manos como remos!-

Pronunciaba siendo ella la primera en hacerlo, empezando a andar y tratando de pillar velocidad para huir de allí, espirando levemente para tratar de largarme de allí. Igualmente con mi cuerpo trataba de (Aprovechando que era la más alta y corpulenta, empujar con mi cuerpo a una de las gemas atrasadas. A pesar de todo era mucho más difícil al pasar.

Cuando parece que ya ha acabado todo un chapoteo lejano nos indica que no es así. Al principio observo la oscuridad con curiosidad, pero la orden de Ámbar logra que me ponga nerviosa. 

¿Y si es una gema corrupta? 

Ninguna de nosotras es guerrera.

Trato de huir junto a las demás,  agarrando con una mano el vestido para que no me dificulte aún más una tarea ya de por sí complicada.

Las cuatro os apresuráis a escapar, pero el nivel del agua os lo pone muy difícil. Añadiéndole esto a la situación enervante y a vuestras capacidades físicas poco destacables, vuestro avance es lento y más ruidoso de lo que querríais. Ámbar y Piedra Lunar echan su mirada hacia atrás una y otra vez para intentar adivinar qué os está persiguiendo a la vez que intentan darse más prisa.

El eco en el túnel cada vez resuena menos: el origen del ruido os está pisando los talones. Es difícil saber si está nadando, buceando o moviéndose como vosotras. Lo que está claro es que es mucho más veloz y que se mueve con facilidad en esta pendiente inundada.

El chapoteo os alcanza, y a este angustioso sonido lo acompañan unos gruñidos salvajes dirigidos a vosotras. Con el rabillo del ojo podéis ver una sombra que os acecha. Parece que vaya a abalanzarse sobre vosotras, pero no lo hace. De algún modo sois capaces de mantener el mismo ritmo que lo que sea que os esté persiguiendo y "eso" no os acaba de atrapar. Movéis brazos y piernas frenéticamente para que siga siendo así hasta que llegáis al final del camino, donde el agua apenas cubre.

Os giráis para ver qué está ocurriendo y la sombra que os seguía desaparece entre las aguas. Ámbar y Citrino iluminan la cueva con la luz de sus gemas, pero ya es tarde: sólo podéis ver cómo algo nada a velocidad espeluznante adentrándose de nuevo en la oscuridad.

Ámbar se arrodilla casi dejándose caer. Le tiemblan las manos y sus ojos están fijos en el agua. Cuando el odioso chapoteo es sólo un eco lejano, exhala y se pasa ambas manos por el pelo, intentando controlar los nervios.

- ¡Por todas las estrellas!- exclama asustada.- ¡¿Qué era eso?!

Piedra Lunar se le acerca y la abraza para buscar algún consuelo. Esta vez Ámbar no se hace de rogar y responde al gesto de la pequeña gema con la misma intención.

-No lo se... Quizás... Un guardián de Petalita... Una gema corrupta....-

Suspiraba levemente mientras miraba hacia la lejanía de la cueva, cerrando los ojos con alivio.

-Tendré que preparar un sistema de vigilancia para esta zona... Además de iluminación... Si conoces los planos de este lugar o tienes algún modo de conocer los pasadizos que hizo Petalita los necesito todos ¿De acuerdo, Ambar?-

La huida se me hace eterna. En cierto modo el pánico generalizado hace que me sienta aún más asustada de lo que lo estaría normalmente. 

Incluso echo de menos a Esmeralda. Esa torpe y boba gema fortachona... 

Llegar hasta la bomba de agua no me alivia lo más mínimo. Ilumino la superfície del agua, desesperada por encontrar un atisbo de nuestro perseguidor, algo, lo que sea. El no saber a qué nos enfrentamos tan solo empeora la situación, dejando que nuestra imaginación vuele e invente a los más terribles enemigos. 

- Bueno, sea lo que sea... - hago un esfuerzo titánico por no titubear, por parecer una líder sensata y valiente - se ha ido por el momento. 

Tomo aire y me miro a mí misma. Estoy hecha un desastre.

- Lo primero es lo primero - digo finalmente -. Obsidiana, ¿puedes comprobar si la bomba funciona correctamente? 

En ningún momento dejo de iluminar el agua. No quiero más sorpresas. 

- Espero que esa cosa no mordisquee las tuberías...

No puedo evitar pensar que lo más eficiente sería capturar a lo que sea que hay ahí abajo, y asegurarse de que nada más puede comprometer la integridad de la fuente de energía de Santuario. Pero sin las guerreras...

- Cuando Esmeralda y las demás estén de vuelta podemos investigar estas cuevas... - digo a mis compañeras, tratando de reconfortarlas.

Ámbar se levanta y os mira, más calmada pero aún inquieta. La persecución le ha causado una evidente fatiga física y emocional: el susto no se lo quita nadie durante un rato. Asiente cuando Obsidiana le pregunta, pero en seguida niega con la cabeza, contradiciéndose a sí misma.

- Sí... Es decir, no. No sabía que hubiera túneles aquí abajo. Como mucho pensé que se trataría de una cámara subterránea como ésta.- señala a la pequeña abertura donde están la bomba y las palancas.- Pero, ¿esto? Ni siquiera sé cuándo instaló estas tuberías ni hasta dónde llegan.- se acaricia el mentón con el dedo índice, pensativa.- Es posible que Petalita hiciera todo esto al quedarse sola en Santuario. ¿Por qué desarrolló el sistema alternativo de energía justo cuando nosotras nos fuimos? ¡Será...!- ahoga un insulto y gruñe con frustración.

Cierra los puños y respira profundamente, pero no es capaz de recuperar del todo la compostura.

- ¿Y esa... cosa? ¿Qué ha hecho Petalita aquí? ¿Qué o quién hay aquí abajo? ¿Cuántos secretos más encontraremos? ¡Desgraciada!- se cruza de brazos y resopla amargamente.- Disculpadme...

La pequeña gema, que se ha alejado de Ámbar en cuanto ésta se ha levantado del suelo, acciona una palanca sin previo aviso. De nuevo se ha movido sin que os fijéis en ella y no habéis podido detenerla. Por suerte, no parece que haya hecho nada malo. Oís un ruido sordo a lo lejos, por el túnel. El agua resuena en las tuberías metálicas y empieza a fluir de nuevo. La bomba chirría al activarse después de todo este tiempo sin funcionar.

Como mínimo, tenéis la certeza de que funciona.

- Funciona.- anuncia Piedra Lunar, por si no estuviera suficientemente claro.- Está arreglada.

- Estupendo...- gruñe Ámbar. Poco a poco, va recuperando el ánimo.- Sí, bien. ¡Muy bien! Ahora tendremos energía, aunque no demasiada... Espero que haya suficiente para hacer funcionar toda la maquinaria de allí arriba.

Se acerca a Citrino y asiente con más seguridad.

- ¡Tienes razón, Citrino! Cuando vuelvan las guerreras, las mandaremos a explorar este sitio. ¡Que acaben con lo que sea que hay aquí!- exclama triunfante.- Ése es su trabajo, después de todo... Nosotras ya hemos hecho el nuestro. Bien hecho.

- Perfecto, perfecto... - digo al saber que la bomba funciona -. Lo mejor será que vayamos ahora arriba a comprobar si los sistemas funcionan, ¿si?

No espero una respuesta afirmativa de mis compañeras. La suciedad, la humedad, y la presencia de una criatura misteriosa y potencialmente peligrosa son todo lo que necesito para querer salir de allí cuanto antes.

Me planto frente a la entrada del túnel, todavía interpretando mi papel de líder valiente.

- Vayamos saliendo - ordeno mientras espero a que las demás crucen primero.

Fruncí levemente el ceño con un suspiro mientras comprobaba las paredes de aquel lugar, quizás podría preparar algo.

-Si me dejais luego un rato... Y materiales... Podría preparar un sistema de vigilancia que no necesitase iluminación... Ambar ¿Algún sitio en el que Petalita guardase material? ¿Algún tipo de almacén? ¿Mina? ¿Algo?-

Preguntaba con un suspiro mientras me dirigía andando hacia fuera, frotándome las manos levemente

Ámbar se toma un momento para pensar.

- No estoy segura. Nunca vi que hiciera reparaciones o ampliaciones del Santuario. Por otro lado, antes teníamos un par de Bismutos que nos hacían estos trabajos, pero claro... Se fueron, como las demás.- suspira.- Espero que, con la energía que hemos conseguido, los ordenadores de Petalita ofrezcan más información que la que teníamos. Y si no hay una mina por aquí, siempre podemos encontrar otra fuente de minerales por la zona. El planeta es muy rico en materiales...- se agacha para pasar por el pequeño túnel de salida. - Por eso lo colonizaron.- añade en voz baja.

Piedra Lunar sigue a Ámbar, y detrás de ella vais vosotras dos. Dejáis atrás la oscura caverna que tanta angustia os ha dado por culpa de esa presencia desconocida y volvéis al Cosechador. No es un lugar mucho mejor, pero al menos está iluminado.

Ámbar acciona los controles de la plataforma una vez estáis las cuatro juntas y subís hasta el nivel principal, donde está la sala de datos. Rápidamente se pega a una de ellas y empieza a teclear sin descanso. Su expresión refleja una dedicada concentración junto a cierta inseguridad. Después de unos segundos tensos, sonríe de oreja a oreja y asiente efusivamente, como si tratara de contener una manifestación más expansiva de alegría.

La pantalla vuelve a mostrar una retaíla casi infinita de datos que, a simple vista, parecen aleatorios: cifras y símbolos aquí y allá que dejan paso a más cifras y símbolos. Por otro lado, veis que las imágenes que muestran lugares de la Tierra (antiguos puntos estratégicos de la colonia) vuelven a aparecer.

- ¡Perfecto! ¡Hay energía suficiente para que Santuario funcione! También he conseguido reactivar las sondas que Petalita envió a todos estos puntos del planeta. ¡Es un éxito total!- explica contenta y satisfecha.- Bueno, un éxito. No nos sobra la energía, pero es suficiente para lo básico.

A vuestro lado, Piedra Lunar sonríe discretamente y da un par de palmadas.

- En ese caso podría decirse que nuestro trabajo, de momento, ha terminado - concluyo, satisfecha por haber terminado al fin aquella misión - Habéis hecho todas un buen trabajo - felicito aunque sin mucha efusividad. 

Me dispongo a retirarme. Creo que merezco al menos un descanso. Pero no puedo evitar pensar en nuestras compañeras, las que han ido a la Aguja Azul.

- ¿Podríamos saber cómo les va a las demás? Aunque me temo que la sonda que había junto a la Aguja Azul fue destruida...

Ámbar asiente con semblante pensativo.

- Déjame comprobarlo.- vuelve a pegarse a una de las consolas y teclea un par de veces buscando algo en concreto. En la pantalla queda ampliada una imagen distorsionada: la cámara de la sonda destruida. Lo único que transmite son interferencias.- Efectivamente, está destruida. Pero bien destruida...- frunce el ceño.- No hay forma de recuperar imágenes de esta sonda. Tendremos que repararla o enviar otra. Deberíamos haber tenido en cuenta eso cuando enviamos a las guerreras a la Aguja: podríamos habernos ahorrado viajes.

Aparece un mensaje de aviso en la pantalla y Ámbar lo lee rápidamente. Cambia de imagen, mostrando ahora una cámara interior de Santuario que da a la entrada principal. Veis cómo se abre y entran vuestras cuatro compañeras.

- Hablando de ellas... Ya están aquí. Vayamos al salón principal y veamos qué han conseguido.- sonríe satisfecha y apaga la cámara, poniéndose a caminar inmediatamente hacia el pasillo que lleva a dicha sala.