Partida Rol por web

Viendo como las muchachas escalaban la pared Ylian se acercó a Gael y le pidió que la protegiera mientras acariciaba al búho con sus manos para que este entendiera lo que iba a hacer. Se apoyó entonces en una pared y dejó que sus sentidos se intercambiara con los de Argolan alzando el vuelo y sobrepasando fácilmente la distancia hacia el segundo piso.

Llevó a Argolan hasta el alfeizar de la ventana desde el que miró por si había alguien en la zona. El alboroto se desarrollaba en el piso de abajo por lo que parecía estar todo tranquilo, aunque nunca se sabía.

Panacea utilizó su hechizo de Pasar sin dejar Huella, el cual haría que nadie notara sus movimientos por un buen rato.  Así que se tomó su tiempo para acabar de subir lo que faltaba.   Pensó en convertirse en araña, pero quizá eso lo dejaría para dentro de poco.   Ya arriba, ayudaría a amarrar una cuerda para que fuera más fácil que la gente le siguiera. 

Creo que ya está, compis.  A auparse.

Varias cosas pasan simultaneamente.

Mientras Panacea murmura unas palabras, y se sienten mas "sigilosos" y "silenciosos", Shem empieza a escalar, habilmente, primero el techo y luego la pared que lleva a la ventana.

Un buho aparece y se posa en la ventana, como si fuera lo mas normal del mundo, mirando hacia el interior.

Mientras Laver ayuda a subir a Panacea, y Gael se queda en guardia, Noma, con la cabeza aun en la entrada de la puerta a las cocinas, se sienten ruidos como de pisadas acercandose por derecha.

El joven caballero se retiró cuando Shem iniciaba la escalada, conforme con esperar a que pudieran aportarles una cuerda, o que llegaran hasta el segundo piso sin necesidad de la ayuda del resto. Volviendo con los demás los observó con seriedad, la situación era obscena en todos los sentidos y para rematarla escuchó esos sonidos de pasos aproximándose. A Gael le parecía que se trataba de guardias, el hogar del gobernador estaría protegido y ahora ellos habían quedado en el exterior.

- La cocina.

Expuso del modo más escueto posible. No era su deseo tener que luchar contra los guardias, los imaginaba como personas dedicadas a su trabajo que no merecían acabar lesionadas.

Miró hacia los demás, se fijó sobre todo en Noma que le parecía podía unirse a Panacea y Shem. Decidió hacer el intento de pasar desapercibido, adentrándose en la cocina donde esperaba quedar a resguardo.

Ylian era ajena a todo lo que ocurría en el exterior. Confiaba en que sus compañeros protegerían su cuerpo. Mientras centrada en los sentidos de Argolan hizo que se moviera al pasillo de la derecha buscando olores peculiares que pudiera sentir como los que habría en un laboratorio de alquimista, recordando los olores experimentados en la torre arcana.

—Panacea. ¡Pa-na-cee-aaa! —brama la mediana en susurros, con la vista atrás—. Pide que te tiren una cuerda. ¡Cuuu-eeer-da! Para que puedan subir ellos mas fácilmente.

Al echar la vista hacia la ventana otra vez, Shem se sorprende al percatarse de la presencia de aquel búho.

—Hola... bonito. ¿Me dejarás pasar, verdad? —murmura con una sonrisa nerviosa mientras trata de llegar hasta el alféizar de la ventana por el lado que menos pudeda incordiar al animal.

Una vez arriba pero antes de incorporarse sobre la repisa, la halfling intentaría primero percibir si había o no alguien en la habitación. 

En esta habitacion se ve una debil iluminacion. El aroma deja sentir lo que parece ser algunas plantas y el olor a hierbas, pasto, infusiones, tierra fertilizada se siente fuerte por momentos.

El olor aturde por un momento, pero luego pasa.

Se ve como si una antorcha debilmente iluminara varias sombras de maceteros e invernaderos dentro de la pieza.

No se ven a simple vista personas dentro.

Panacea volteó hacia Shem y le llamó la atención hacia su esbelta cadera, de donde se podía apreciar una resistente cuerda enrollada, rematada en un gancho de escalar. 

Acabó allá la gnoma por donde el búho, mirando a todos lados, aguzando el oído, un poco nerviosa por los pasos que se acercaban.   

De ser necesario, a aplicar la de druida: imitar un gato acá arriba.   Ni sus propias primas reconocían cuando era un gato de verdad o Panacea, para su infortunio. jajaj. 

Dejó caer la cuerda por donde se confundiría con la vegetación a esta hora de la noche.  Para mayor efecto, hizo una prestidigitación de gnoma, para que pareciera más aún tan sólo una vaina enredadera. 

Al comprobar que aquella era la habitación que parecía que buscaban Ylian mandó al búho sobrevolar la zona mientras Shem y Panacea se ocupaban de coger lo que necesitaban. No era necesario que subieran todos y formaran demasiado alboroto. Se encontró de repente con que Gael ya no estaba. Miró hacia arriba para ver a Panacea que se había asomado a tirar una especie de liana. Ylian negó desde abajo y la susurró:

- Esa parece la habitación del alquimista. Coged las hierbas que necesitamos y marchémonos antes de que se arme mucho revuelo. trató de comunicarle en susurros para no llamar la atención. - Daos prisa.

La mediana asiente a la druida en silencio. Aunque los otros no fueran a subir, la cuerda les podría ser útil en caso de una huida apresurada.

—No hay ocas en el jardín —susurra Shem, al tiempo que le ofrece la mano para terminar de incorporarse —. Vayamos con cautela en cualquier caso.

La asceta se descuelga hacia el interior de la habitación y comienza a andar, teniendo cuidado donde pisa. Mientras tanto, trata de aguzar la vista ayudándose de la luz de la antorcha, y se ayuda del olfato, sus conocimientos en la materia y las indicaciones del onironauta y el maestro para encontrar la hierba que buscan.

¿Vas a subir, Noma? - pregunto a mi compañero tras ayudar a Shem y a Panacea -. Estaba pensando subir yo también, ahora que tenemos una cuerda, y usar esto - muestro mi enorme ballesta - para darnos cobertura. En plan, tumbado en el tejado. Por si acaso, ya sabes. 

Entras en la cocina, al parecer el ajetreo es increible, y la puerta, despejada, tiene a su lado un bote con algunas batas de cocina sucias.

Se ven varios mesones, ya que mas que casa, esto parece la cocina de una gran mansion.

Una encargada, con un traje distinto a las muchachas que se encuentran cociendo, cortando, friendo, etc, se ve a la derecha, cerca de la puerta de salida de la cocina, hacia el interior de la casa.

Parecen no fijarse en ti, de hecho la encargada, grita instrucciones, con el sudor corriendo por su cara mientras escudriña un cuaderno donde tiene anotados, al parecer, los pedidos.

"Como van esas papas!!! las necesitamos ya!!" grita de una forma violenta de repente, con una vocecilla no tan femenina.

Multiples olores te embotan un poco los sentidos, abrumandolos de sensaciones de comida, carnes, vegetales,  especias aromaticas, y algo de vapor de repente emanando de los hornos y cocinas a tu izquierda, te hacen pasar desapercibido momentaneamente.

Un par de guardias aparecen por derecha, charlando amablemente, despreocupados como si el mundo existiera solo para ellos...

"...Y entonces el capitán apuntó a ese lacayo con la ballesta por la espalda, como si lo fuera a matar... yo de verdad pensé que lo haría, ultimamente esta muy agresivo..." dice uno.

"...Y claro, si pasa metido la mayor parte de las noches en las mismas fiestas que el gobernador y sus invitados... vaya... esto se esta descontrol..." -dice el segundo y se interrumpe al verlos.

"Pero que diantr.." - alcanzan a exclamar mientras los ven de improviso.

Lo tomaré por un no - musito al ver a los guardias

La organización estaba siendo un desastre pero a Ylian no le dio tiempo a nada pues dos guardias se les echaron encima. ¿cómo había pasado aquello? ¿No había nadie vigilando? Miró con despreció a los "que sabían lo que hacían" y no paraban de hablar a voces que habían acabado atrayendo a los guardias. Se giró para encararse hacia ellos con un hechizo ya en la boca de sus labios para dejarlos dormidos.

Se había adentrado en el lugar encontrando un despliegue de sensaciones. Se desarrollaba un gran esfuerzo aquí dentro, podía notarse en el modo en el que la encargada controlaba la cocina. Sin embargo, constató que se había quedado solo. Había entendido que venían guardias, pero sus compañeros debían de verlo de algún otro modo.

Iba a tener que esperar un poco por si se decidían a entrar junto a él. En unos segundos podría asomarse para ver a los guardias alejándose, si es que había acertado en sus predicciones. Esperaba que no pusieran problemas a sus compañeros pues si era así tendría que intervenir como buenamente pudiera.

Gael aprovechó para acercarse a uno de los lugares donde el vapor fuera más grande, haciendo como que evaluaba lo que allí estaba viendo. Al menos el olor venía a ser agradable y la visión de gente trabajando también le satisfacía. Era lo contrario, la gente ociosa, la que le ponía nervioso.

Me había quedado embobado mirando dentro, sin casi prestar atención a lo demás. Me giro.

- ¿Qué dices Lav.... ¡Mierda!