Partida Rol por web

Taylor manejó hábilmente el buggy, eligiendo un lugar de estacionamiento estratégico lo suficientemente lejos de la escuela para pasar desapercibido por los posibles intrusos.

Con una calma calculada, inspeccionó el área, escaneando los alrededores en busca de cualquier señal de problemas. Sus instintos se agudizan, perfeccionados por años de experiencia militar, convirtiéndose en uno con las sombras, mezclándose con la oscuridad que envuelve el colegio durante la simulación artificial del ciclo nocturno.

Terminó dando con una ventana rota en la parte trasera del edificio. Se acercó, avanzando con cautela, evaluando la situación.

Mirando a través de la ventana rota, Taylor observó la escena: un aula tenuemente iluminada, con sombras bailando a través de las paredes. Está claro que están buscando a Marion, pues pilla algún susurro referente a los investigadores, y como ella es la única mujer del grupo, es fácil saber que saben cuál es su objetivo.

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Dentro, Gwen se había escurrido tras una estantería ocupada parcialmente por material científico escolar, en el lateral del aula. 

Los ojos de Marion escanearon el entorno inmediato, en busca de cualquier cosa que pudiese usar como arma, para defenderse. Una silla de madera pesada cerca de la puerta, posiblemente la de la profesora, atrajo su atención. Era sólida pero no muy pesada. Se hizo a un lado del umbral, para poder escuchar la llegada de los intrusos, preparada para descargar el peso del mueble sobre sus cabezas.

Las dos mujeres esperaban en un tenso silencio, con la respiración contenida y el corazón a la carera. El aula se había vuelto sofocante, la tensión aumentaba segundo a segundo. Las sombras parecían volverse más densas, amplificando la intensidad del momento. Los sentidos de la investigadora se concentraban en cada sonido, el susurro de cada posible movimiento que pudiese revelar el paradero de sus agresores.

El tiempo parece alargarse, el suspenso pesa sobre ellos. Pero en medio del miedo y la incertidumbre, Marion se mantiene decidida. Sabe que debe mantenerse concentrada y protegerse a sí misma y a la Dra. Gwen hasta que Taylor pueda unirse a ellos y darles la vuelta a sus atacantes. Y entonces, los murmullos llegaron, y con ellos se interrumpió el paso de la poca luz que entraba desde el pasillo por la puerta del aula... Alguien estaba a medio paso de entrar...

Taylor se coló por la ventana dando un salto. Cuando estuvo dentro, sacó su arma. Se agachó y avanzó apuntando hacia delante. Veía sombras y siluetas. Escuchaba voces. Habían entrado en la escuela y buscaban a Marion. Las sombras eran difusas. No revelaban si los asaltantes iban a armados o no. Tenía que pillarlos por sorpresa.  Siguió avanzando hacia las siluetas. Paso a paso. Intentando no hacer ruido. No recordaba quien, pero alguien dijo una vez que la sorpresa es la mejor de las estrategias.

Esperaba que Taylor estuviera cerca, porque estaba segura de no quererse enfrentar a tres atacantes al mismo tiempo. Pero sin muchas más opciones, lo único que podía hacer era esperar poder golpear primero y sorprenderles lo suficiente para tener alguna ventaja.

Se colocó junto a la puerta y alzó la silla en alto, esperando poder golpear al primero que pasara por la puerta, mientras silenciosamente rogaba que poder acabar el día con todos los huesos en su sitio y sin ningún agujero extra.

Taylor pasó sin problema entre los restos de la ventana, sin hacer mucho más ruido, por suerte para él. Como el edificio no era muy grande (No había tantos críos en la colonia) no le costó nada ver a tres sujetos de espaldas, una mujer y dos hombres, uno estaba entrando ya en una de las aulas, arrancando a hablar, pues puede que hubiesen oído a las mujeres ocultas o que ya no les quedasen más lugares por los que echar un ojo. 

- Doctora McCall y... ¿Cómo decíais aque se llamaba?- Susurró más bajo, a sus compañeros. - ¿Marilyn? Tienen algo que necesitamos, no pretendemos hacerles ningún daño.

Las palabras de quien fuera la hicieron dudar durante un momento y no descargó el golpe, aunque tampoco bajó la silla.

-¡Quédate ahí!-le gritó, en lo que esperaba que fuera un tono impositivo, pero que probablemente sonaba a gallina estrangulada-¡No me hago responsable de lo que pase si entras!-y sobre todo no quería comprobar lo que le pasaría a ella si entraba-¡Puedes hablar desde fuera!

Esperaba que le hicieran caso, por su propio bien. El de Marion. La única experiencia de luchas con silla que ella tenía era haber visto viejos episodios de un antiguo espectáculo popular llamado "lucha libre", y no creía que la técnica diese los mismos resultados en sus manos que en las de un tipo de dos metros con músculos en los músculos.

Escuchó atento las palabras de los intrusos. ¿Marilyn? Descartado: no venían a buscar a Marion Ni siquiera sabían cómo se llamaba. Además, hablaban de algo. De algo que necesitaban. ¿Qué coño podían necesitar que los llevara a colarse en la escuela? Bueno. No tenía ni idea. Taylor solo pensó que vaya ganado que se había juntado en aquel esteroide. No le extrañó lo de tantas revueltas. Ni siquiera lo de Snot. En todo caso, le extrañaba que alguien no hubiera intentado volar por los aires este jodido agujero antes.

Bueno, se dijo. Hora de actuar. Taylor avanzó de un salto para colocarse detrás de los tres sujetos. Los apuntaba con la pistola

—Quietos ahí. Manos arriba.—

La silueta recortada en el suelo, ante el umbral de la puerta del aula, se detuvo en seco. _{- ¿Alguien ha visto su equipo o sabe si va armada?} - Se escuchó de fondo, en el pasillo. Y la silueta volvió a moverse, Marion vio a la sombra volverse corpórea cuando aquel que la proyectaba rebasaba la entrada, no pudiendo evitar el bajar la silla con más fuerza de la que había imaginado, eso y que el tipo en cuestión no tenía músculos sobre músculos... Era más bien un guiñapo con cara de ausstado sangrando por la coronilla - ¡JODER! ¡MIERDA! 
_{- ¿Qué coño?-} Dijo alguien avanzando hacia la puerta.

—Quietos ahí. Manos arriba.— Dijo Taylor desde el pasillo, medio intuyendo lo que acababa de pasar y viendo que la figura que avanzaba hacia la puerta sacaba una escopeta de debajo de lo que parecía ser un poncho de trabajo, que se giró sorprendido hacia él.

- Eso digo yo, quieto ahí y manos arriba.- Grit, la sospechosa a la que le habían arrebatado el misterioso código QR, se estaba asomando por la ventana rota por la que Taylor acababa de bajar, y lo apuntaba con lo que parecía ser una pistola de remaches. 

Talor miró vio de reojo a Grit. La minera sujetaba una pistola de esas de remaches. Mierda. Estaba perdiendo facultades. Pillado por la espalda por una aficionada. El marine calculó sus próximos movimientos. Tenía a huevo al de la escopeta.  Un tiro a esa distancia lo dejaría fuera de juego. Luego tendría que ocuparse de Grit. Además, estaba el tercer asaltante. Se había llevado un sillazo en la cabeza ¿Podría Marion ocuparse de él?

La cosa estaba chunga.

—Escucha.— le dijo a Grit

—Esto lo podemos resolver de dos maneras. A tiros o hablando. Si eliges lo primero, empezaré por cepillarme a este.— Señaló con los ojos abiertos al de la escopeta.

—Estarás pensando que entonces, tú me dispararás. Estás en lo cierto. Pero tendrás que matarme de un tiro. Esa será tu única opción. Si no lo consigues, me giraré y seré yo el que te mate.—

—Tú veras si quieres jugártelo todo a que esa mierda que sujetas entre las manos sea capaz de atravesar mi puta armadura o prefieres que solucionemos esto hablando.—

—Tu eliges. — Taylor se preparó para lo que estaba por llegar.  Al más mínimo movimiento o duda, dispararía. 

-Lo siento. Lo siento-le djo Marion al tipo en voz baja, aunque sin soltar aún la silla.

Inmediatamente se sintió culpable cuando vio al tipo asustado y sangrando delante de ella. Ella era médico, se suponía que curaba a la gente, no que le provocaba traumas craneales. Su culpabilidad se disolvió bastante cuando vio que el otro de detrás sacaba una escopeta. No estaba muy segura de que la gente llevara escopetas para ir a tener educados intercambios de opiniones, así que lo de que sólo querían hablar cada vez le resultaba más dudoso.

Aunque tener aquel código QR ya era un pista de sus intenciones; no creía que lo hubieran adquirido por curiosidad científica.

Vio con alivio aparecer a Taylor con su pistola. Por suerte, el marine sabía más cómo solucionar aquel tipo de cosas. Menos aliviada se sintió con Grit y su pistola.

-Si esto es por el papel que cogí, ni siquiera está aquí. Cualquier cosa que pueda ser una prueba, se queda guardada en Seguridad-mintió, pero esperando que la mentira pareciera al menos creíble, y que se lo pensaran un poco más si tenían menos que ganar.

Y rezando porque no decidieran que, de todas formas, mejor no dejar testigos.

La voz de Grit atravesó aquel pasillo, un puñetero hervidero, con tono de frustración y urgencia, elvenado el volumen a cada palabra para que Marion también la escuche.

- Dudo que que hayas dejado el papel en el edificio de seguridad, cariño, o no habrías podido investigar una mierda. Necesitabas la copia local de la red para estudiarla ¿Verdad? Si no lo has traído contigo, no estarías aquí todavía, a no ser que estés buscando el porno, y eso está en otro servidor. Eso si que está en el edificio de seguridad.

La minera hablaba, dejando de apuntar a Taylor directamente.

Su voz se tranquilizó un poco. - Supongo que fuiste lo suficientemente inteligente como para no exponerlo directamente a tu equipo o a las cámaras de los ordenadores... Venga, chicos, podemos encontrar una solución a esto sin recurrir a la violencia. Solo necesitamos esa cuadrícula de mierda.

Para reafirmar su compromiso, terminó de bajar su arma y se dirigió al hombre de la escopeta.

- Bode... Baja el arma, capullo.

- Pero la Marilyn esa...- Increpó el tipo, dudando.

- Se llama Marion, capullo, seguro que Harvey está bien, y si bajas el arma todos estaremos mucho mejor ¿Verdad, Taylor?- Preguntó Grit al soldado. Estaba claro que ella se había estado documentando sobre ellos, o cuando menos, había escuchado cosas...

Un pesado silencio llenó el atestado pasillo por unos instantes. El tiempo suficiente para que Bode bajase el arma y alguien se tirase una ventosidad, pero nadie la reclamó como suya... Puede que fuese un crujido de ropa. Podría ser ¿No?

No.

—Habéis apuntado con armas a dos agentes de Pure. Eso aparte del hecho de que habéis entrado por la fuerza en un recinto privado. Delitos de asalto armado, intimidación con armas… ¡Os pueden caer 20 años!— No estaba seguro de las condenas para esos delitos. El derecho nunca fue su fuerte. Pero 20 años sonaban a una cifra muy, pero que muy, contundente.

—Así que quede bien claro. Esto no es una negociación. Aquí mando yo.— Taylor sintió que tenía la sartén por el mango. Esos cabrones querían la cuadricula. La querían a cualquier precio. El marine decidió jugar esa carta a su favor.

Taylor relajó su postura y dejó de apuntar directamente al de la escopeta.

—Soltad las armas y entrar.— Se refirió a Grit que aun estaba en el otro lado de la ventana.

—Decidnos para qué coño sirve ese papel de los cojones.— Taylor sabía para lo que servía. Marion lo había descubierto. Pero eso era algo que Grit no sabía. Era mejor hacerse el tonto. Así ganaría tiempo y sabría de qué palo iba esa zorra.

Marion no quería morir, y las armas de aquellos tipos suponían una probabilidad alta de hacerlo, si se enfadaban. Por otra parte, el código podía usarse con cualquier sistema del asteroide, incluidos los vitales. Y aunque no creía que fueran tan estúpidos para querer suicidarse por la causa, era posible que fueran unos ignorantes,  unos descuidados, o ambas cosas, y eso significaba una probabilidad menor que la de si no se lo daba, pero no 0, de morir si les daba lo que querían. Sin contar con las probabilidades de que los matasen de todas maneras, porque no creía que se marchasen dejándolos allí para que fuesen tras ellos.

Resumiendo, había pocas opciones en que no estuvieran bien jodidos.

A no ser-se le ocurrió- que lo de que fueran los únicos testigos cambiase, y ya no hubiese razón para eliminarlos.

Marion intentó con todas sus fuerzas no mirar para el comunicador para no alertar de lo que estaba pensando y llevar una mano al cinto con el aparato mientras su atención estaba en Taylor. ¿Podría quitar el volumen de recibir, y cambiar la frecuencia a la de los de seguridad sin que se diesen cuenta?

Grit miró a Taylor con expresión neutra, como si su intento de ponerse al mando no hubiese funcionado al cien por cien, y se aseguró de mantener su volumen de voz alto para que Marion también la escuchase, al otro lado dle pasillo.

- Sí, es una situación grave de mierda, no hay duda.- Confirmó, su tono ahora desprovisto de cualquier rastro de humor. - La colonia está cerrada y Pure no va a enviar refuerzos mientras continúen los piquetes y los asesinatos. Un cuerpo más o menos, con el tiempo suficiente para fabricar una buena historia no es gran problema, soldadito.

Se toma un momento para pensar cómo exponer sus siguientes pensamientos... - Pero no, no tengo ningún puñetero interés en matar a nadie, os lo aseguro. He estado investigando todo esto por mi cuenta, y ese código qr era crucial para una prueba final que potencialmente podría haber puesto fin a toda esta locura. Pero teníais que empezar a husmearme, interrumpir el experimento y meter la mano entre mi ropa interior sucia.

Grit dirigió su atención a Taylor, entrecerrando ligeramente los ojos - Básicamente este código puede causar estragos en cualquier tecnología inteligente, o no tanto. Todo depende de si la programación puede reconocer y procesar el código. ¿No es eso lo que has averiguado, Marion?- Dijo volviendo a levantar la voz.

Marion, había aprovechado el no estar tan a la vista de aquellos asaltantes para bajar el volumen de su comunicador y sintonizarlo en la frecuencia usada por los encargados de seguridad locales, transmitiendo todo lo que allí se decía. Solo esperaba que la sensibilidad del micrófono fuese lo suficientemente buena como para que captase lo que la minera decía en el pasillo.

La investigadora estaba emitiendo de manera continúa, así que había ocupado la frecuencia por completo, cuando menos por la molestia, seguro que iban a ver qué les pasaba al trote, más cuando estaban a cinco minutos del colegio.

A su pesar, Marion no pudo evitar sentirse intrigada por lo que decía la minera. Seguramente era todo una invención para intentar convencerlos de que le dieran el código. O par distraerlos para que Taylor no disparase por ahora. O si no era algo de lo anterior, era sólo una locura más de las muchas que parecían afectar a la mayoría de gente en aquel sitio aislado y sin escapatoria. ¿Pero y si no?¿Y si había algo de sustancia? Todas las pistas sensatas les habían dado poco resultado, bien podían escuchar las insensatas.

-¿Y qué se supone que es esa teoría que estás intentando comprobar?¿Qué clase de experimento? Ya que estamos todos aquí juntos, y antes de seguir intentando hacernos agujeros los unos a los otros, puedes darnos al menos las razones completas de qué está pasando.

Yo estoy perdido… ¿Para que coño decís que sirve el crucigrama ese? ¿Para causar estragos en cualquier tecnología inteligente? Taylor empezó darle vueltas y vueltas al asunto ¿Tecnología inteligente? —Mmmm—. Un momento. Un par de cabos se ataron en la cabeza del marine. Fue como un chispazo. Al fin tenía un puto y jodido sospechoso. No un detenido a base de una farsa. No. Uno de verdad. Uno sólido. Pero aún era demasiado pronto para decir nada. Tenía que averiguar más cosas.

Eso, eso… ¿De que experimento hablas? ¿Y como diablos has solucionado el entuerto? ¿Cuál es tu teoría?

Mientras 'los mayores' seguían discutiendo, el minero herido que había sido golpeado por Marion yacía en el suelo, con sangre brotando en su frente. La doctora Gwen rápidamente se dirigió hacia el minero herido, con su botiquín en la mano. Ella se arrodilló a su lado, con expresión tranquila. - Como rompas a llorar, Gruver, dejo las curas ara tu esposa.- Le susurró, tratando de relajarlo. El minero gimió de dolor, con los ojos parcialmente cerrados, cuando ella extrajo una gasa esterilizada, solución antiséptica y tiritas, dejando a un lado una grapadora epidérmica por si fuese necesaria.

Examinó cuidadosamente la herida, evaluando su gravedad y asegurándose de que no hubiera otras lesiones ocultas. - Esto es una puta herida superficial, deja de gimotear. En un rato te tenemos en el laboratorio para una revisión más a fondo.

La doctora ayudó al minero a sentarse, brindándole apoyo mientras recuperaba el equilibrio, indicándole a Marion, con un simple gesto de mano, que el tal Gruver no iba a ser un problema.

Tuvo un leve careo con otro de los asaltantes que seguía en el pasillo, peor el propio herido le dijo por lo bajo a su compañero que lo dejase estar, mientras Gwen le tendía una silla para que se sentase junto a la puerta.

- Verás, no es tan complicado, Taylor... Sabemos lo que pasa si le pegas una granada a alguien en la mano y le quitas alegrementa la anilla ¿Verdad? Pues ese código viene a causar los mismos efectos peor básicamente le has dado la granada a un puto ordenador, una IA tan obsoleta que entienda la programación que activa o... Tu tostadora... Enseñarle ese código a tu tostadora, si es un modelo SmarToast^tm anterior al del 2050, vendría a ser como forzar una granada en su ranura.- Grit levantó una mano cerrada en un puño y la abrió tras hacer una cuenta regresiva de 10 a 1 en voz baja, abriendo después el puño. - ¡BOOOOOOM! Fuegos artificiales... Me encantaban de pequeña, aquí solo tenemos una proyección horrible que se carga en vez de la simulación común el 4 de julio.

La minera calló un segundo, antes de poner la misma mano junto a su boca para proyectar su voz hacia el fondo del pasillo.

 - ¿Todo bien por ahí? ¿Necesitas que llamemos a Lorna para limpiarte los mocos, Gruver?- Se carcajeó un par de veces antes de continuar. - A ver, vostros habéis llegado hace un par de días, peor nosotros llevamos viviendo con los cadáveres de nuestros amigos en el congelador desde hace semanas, y nuestro encargado de seguridad no es precisamente una lumbrera, no sé si ya os habéis hecho una idea de ello... Peor lógicamente no íbamos a quedar cruzados de brazos mientras no se confirmase la culpabilidad de nuestros compañeros y sus razones, por mucho que el levantamiento de mis compañeros lo dificultase más todo.

Grit hizo un gesto a Taylor para indicarle que iba a sacar algo del bolsillo de su pechera, el propio marine vio que allí asomaba un cigarro eléctrico cromado, como no le cabría nada más, le dio vía libre. La mujer lo extrajo y encendió, dando una larga calada al ítem. 

- Veréis, si alguna vez habeís oído habar del viejo estereotipo de la vieja fisgona entrometida, que ha oído demasiados audiobooks y podcast sobre true crime y jugado a demasiados Crímenes por Resolver en RV, su equivalente en esta colonia soy yo, así que, atándome la manta a la cabeza, me puse a investigar esta mierda.- Dio una larga calada a su pitillo en el que la luz verde pasó a ser tres luces rojas, mientras su frontal pasaba del color rojo al blanco. - Y creía haber dado con el culpable de todo esto... Pero me equivoqué, porque fue la tercera víctima, pobre señorita Upton ¿Verdad? Un amor de señora, con malas pulgas, pero un gran corazón... ¿Cómo pude estar tan ciega? Bueno... Como sea... Eso de alguna manera me hizo recapacitar esta pasada noche, tras oír lo de su pérdida... Y creí dar con la mente maestra, recordando que tenía algo que me podría ayudar a descubrirla o puede que neutralizarla, peor para eso me hacía falta ese pequeño papel impreso que guardaba desde que me salvase el culo hace muchos años, en una galaxia muy lejana.

Calada, lucecitas, respiro.

- E iba a intentarlo esta mañana, en el D'Place, porque ese puto sitio es el centro de toda telaraña en este pequeño coprolito volante. Había estado esperando pacientemente en el tugurio, porque mi objetivo no estaba, peor sabía que tarde o temprano tenía que volver, y justo cuando lo hace, cuando me estaba levantando de mi jodido taburete para proceder... Dos elementos ajenos metieron las narices y nos encerraron para interrogarnos y llevarse a un falso culpable... Porque no sé si realmente se lo creían, pero Jax es un capullo al que le falta medio hervor y poco tiene que ver con todo esto.

Calada, lucecitas, respiro.

- Mi coartada había volado por los aires, el sospechoso se olía algo, pero al final terminaron por dejarnos salir e hice la imbecilidad de desaprovechar la oportunidad, pensando que más tarde podría volver a intentarlo, y supongo que el rsto de la historia ya la saben...