Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

3. Entre cartas

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18/11/2017, 01:57
Destino

Ethan es capaz de percibir que cada vez que Madame Verthank mezcla la baraja, los hilos de la Realidad parecen entretejerse coordinando un efecto poderoso pero coincidente. Un efecto que se mece en las líneas del Tiempo y se baña en Cardinal. El mazo sin duda parece ser un poderoso foco con el que practicar magia coincidente orientada hacia la adivinación. 

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19/11/2017, 22:59
Cathbad

Cathbad escuchó con tanta atención las predicciones dedicadas a los otros Despertados como la que le fue augurada a él mismo. Las palabras iban tejiendo extrañas verdades, realidades que podrían ser o haber sido. Sin embargo, no pudo dejar de preguntarse si realmente aquellos portentos los involucraban directamente, o si por el contrario hacían referencia a personas o eventos relacionados indirectamente con ellos. Arqueó una ceja, acariciándose lentamente la barba cana.

Las cartas del tal Steeve resultaron de lo más interesante. La caída de un alma cercenada. El consejo de buscar un objetivo común con un alma Durmiente. La conquista de un Nodo como requisito para una importante victoria. Cathbad no sabía de qué modo los afectarían a ellos aquellas revelaciones, pero cuanto más escuchaba, más quería saber. Quizá las predicciones de todos los magos terminasen por encajar de alguna forma que cobrase un significado superior.

Luego fue el turno del propio Cathbad. Lentamente, con gran calma, cortó la baraja tres veces y extrajo tres cartas, tal como la bruja le había indicado. Ciertamente, la carta que supuestamente pronosticaba su pasado, la del Dragón, parecía no atañerlo tanto a él como a «su enemigo». Quizá se tratase de Cob. Sea como fuere, le costó entender exactamente qué querían decir las palabras de Verthank. La revelación de la Araña, por otro lado, era más fácil de comprender al tratarse de una interpretación más bien genérica, que recomendaba perseverancia, tenacidad y paciencia. Por último, el Talismán también le dijo algo bastante directo y poco sujeto a ambigüedades… Aunque con las extrañas artes de la videncia nunca se sabía. ¿Quién sabía qué podía significar «un poderoso talismán»? ¿Quién podría interpretar qué forma tomaría?

A continuación, Max tomó sus cartas, que arrojaron unos resultados igualmente ominosos. Traición, perdición, la victoria de uno de dos ejércitos enfrentados. Adaptabilidad, revelaciones ocultas. Y por último, la creatividad Despertada que llega con la iluminación. Cathbad frunció el ceño. Parecía que aquel mago podía ser toda una caja de sorpresas.

Intrigado, continuó escuchando las predicciones de sus otros compañeros. No hablaría ni expondría su opinión hasta haberlas escuchado todas.

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19/11/2017, 23:27
Ethan Miller

Ethan, con los ojos entornados, escuchaba las predicciones de la vidente mientras que con sentidos que poco tenían que ver con los cinco convencionales trataba de ahondar más allá en su comprensión de lo que estaba sucediendo. Y por el momento, sin demasiado éxito. Madame Verthank lanzaba a cada uno de los presentes informaciones confusas, fraccionadas, sin que nada en ellas pudiera ser claramente comprendido. Desde luego, las cartas que simbolizaban el pasado no parecían estar directamente relacionadas con las personas que estaban extrayéndolas. Tal vez fueran simplemente pistas, retazos del pasado de una historia que amenazaría con alcanzarlos en el presente. Si tal era el caso, un nombre cobraba fuerza. Cob. Privado de la ascensión… condenado al descenso… prisionero de cadenas materiales… ejércitos chocando…  Los Merodeadores que habían visto apenas unas horas casi no parecían una amenaza al lado de lo que significaría esa hipótesis. Nefandos. La corrupción encarnada, la oscuridad del alma destilada, lo opuesto a lo que todo Mago simbolizaba. El Descenso.

Sin embargo… tal vez no se refiriera a Cob. ¿Y si esas cartas hablaran de vidas pasadas? Su maestro le había enseñado que el Avatar de un Mago salta entre vidas en su búsqueda de la Ascensión. De cualquier forma, aún era demasiado pronto para cuestionarse esas dudas. Y sospechaba que no sería su anfitriona quien las descifraría.

Prestó también atención a las cartas del presente, que sin embargo parecían las menos influyentes. Hablaban, pero sin revelar nada especialmente importante. Y las del futuro… Promesas, quizás, o afirmaciones crípticas. ¿Eran profecías? ¿Amenazas? ¿Resultaba realmente beneficioso conocer esos retazos de futuro, o se estaban atando a sí mismos con cadenas invisibles?

De pronto se dio cuenta de que la mirada de la vidente estaba puesta en él. Su turno de participar en ese bizarro juego había llegado finalmente. Revolviéndose en la silla de terciopelo, soltó el cristal que sostenía en su mano derecha y lanzó una fugaz mirada a Norna, quizás para darse ánimos a sí mismo, antes de centrar su atención en la hechicera que le ofrecía el mazo.

Con delicadeza, como si sostuviera una barra de metal candente, tomó el mazo y lo sostuvo durante unos instantes en sus manos. Después, extrajo la primera de las cartas.

-Este es el pasado que he elegido. –Dijo mientras la colocaba boca arriba en la mesa, sintiendo caer el fino papel con la fuerza de una losa de piedra. –Pero dime, Cleo, ¿es acaso mío ese pasado? ¿Tal vez es de Cob? ¿O no tendrás la amabilidad de revelarme ese punto?

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19/11/2017, 23:28
Ethan Miller
Sólo para el director

-Y este es mi futuro. -Dice mientras saca la tercera carta del mazo. Sin embargo, al colocarla junto a las otras dos el joven mago la sostiene boca abajo en lugar de revelarla. Sus dedos se apoyan contra el dorso del papel adornado de calaveras, como si temiera que la carta pudiera revelarse por sí misma. -El futuro... puede cambiarse. Estoy seguro de eso. Pero lo que vas a decirme de esta carta... ¿me ayudará a cambiarlo? ¿O estoy atándome a mí mismo con esta profecía? 

Notas de juego

Ethan saca la carta del pasado con esa pregunta. Responda lo que responda, salvo que sea algo excesivamente desagradable, pone la carta del presente. Sin embargo, al sacar la carta del futuro, la deja boca abajo en la mesa, y antes de revelarla pregunta a Madame Cleo lo de arriba.

En principio, después la revelaría a menos que Verthank le diga que está todo grabado en piedra.

 

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20/11/2017, 23:13
Max Bennett.

Max escuchó con atención la revelación acerca del destino de Cathbad y Steeve. Palabras ominosas y futuros funestos. La vidente no presagiaba nada bueno. El investigador tragó saliva cuando llegó su turno y acercó su mano al mazo de cartas.

Sin preámbulos ni florituras su mano cortó una vez y separó una carta colocándola a su izquierda. Repitió el proceso una y dos veces más, situando las cartas una en el centro y otra a la diestra. De forma metódica, como si todo tuviese que seguir un orden. Quizá manía o quizá porque así se lo habían enseñado.

Y lentamente destapó primero la de la izquierda. Vio el cuervo y escuchó las palabras de la vidente. Ruina. Traición. Los vencidos relegados al olvido... ¿De quién hablaba? ¿Quiénes serían? Fueran quienes fuesen no estarían contentos con su sino y seguro que intentaban regresar. Max se preguntó si tendría algo que ver con su orden, y si alguien del pasado de la misma regresaría de alguna manera para hacérselo pagar a él... a un novato que no tenía ni idea de qué iba aquella guerra ancestral.

Tragó saliva. Destapó la carta del centro y Madame Verthank no dijo lobo... No. Dijo Garou. Max cerró los ojos mientras un sudor frío recorría su espalda. Si su presente se iba a cruzar con algún hombre-lobo... Dios no lo quisiera. Iba a necesitar rellenar su petaca. Estaba seguro. Pese a ello se obligó a no desechar el resto de palabras de la mujer. Parecía describir una habilidad en Max, una habilidad que éste ignoraba que poseyera. Sí, no era mal detective, pero de ahí a discernir la verdad sobre las personas con sólo mirarlas...

Se llevó una mano al mentón y se quedó embobado unos segundos antes de que un leve carraspeo de Madame Cleo le obligara a reaccionar y destapar la última de sus cartas.

- Serendipia... - Murmuró para sus adentros. ¿Madame Cleo había dicho "otros tiempos"? Aquello rayaba en lo extremo de las novelas de ficción.

Mantuvo silencio y decidió esperar a ver qué le deparaban las cartas a los dos restantes... y a Norna, si es que la vidente decidía leer el futuro de ella también.

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21/11/2017, 13:57
Steeve Hope

Las cartas estaban sobre la mesa. La voz de la vidente penetraba la mente de Steeve, dándole forma al simbolismo que las imágenes escondían. El mensaje, sin embargo, no era suficiente para desentrañar los secretos que el destino se guardaba para sí. Apenas podía ver un destello de ese futuro y lo que veía no alcanzaba a formar un mapa en su cabeza. Volvió a mirar cada una de sus cartas detenidamente, mientras prestaba una mínima atención a la tirada de los demás. 

La llave que abre todas las puertas. El símbolo de su pasado abría la puerta de la ascensión, no podía imaginar mejor augurio para su camino, la confirmación de que lo que había hecho hasta ahora era lo que debía hacerse. Sin embargo las palabras que Cleo había dicho no encajaban con eso, ni con él. Sospechó que se refería a algo diferente. Allí prestó atención a lo que decía sobre las otras cartas e intuyó que lo mismo sucedía con los demás, parte del mensaje no era individual, sino algo colectivo.

La vidente que te guía en tu interior. Cuan cierto era aquello, cuan adecuado para Steeve, que se confiaba de lleno en su intuición por encima de todo parámetro social y moral. Ahora se sentía más libre para hacer aquello que sentía que debía hacer, sin limitaciones. Podía comprender la recomendación de unirse a la voz del ángel oscuro, para llegar aún mas lejos. Asintió en silencio, esa carta quedó en la mesa y se convirtió en el símbolo del Eutanato.

El circulo místico que eleva. El destello del futuro fue claro solo en parte, comprendió que había en él una bendición, un regalo. Steeve entendía muy poco de nodos, ese aspecto de la magia por ahora le era vedado pero la carta decía otra cosa. Un puente hacia un lugar que estaba predestinado para él y le traería grandes beneficios. Pero había otro mensaje detrás del mensaje, había un lugar clave en esa historia colectiva que se formaba a medida que leía el futuro de cada uno. "El control de un nodo en particular determinará quien triunfa"... parece que esa es la parte que me toca en este juego, se dijo mientras miraba las cartas que quedaron sobre la mesa. Una araña y un lobo.

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21/11/2017, 19:12
Thomas Heng

Las reacciones de Thomas no fueron disimuladas, no se molestó en mostrar indiferencia o control de las emociones, si bien tampoco eran exageradas, el oniromante se mostró absolutamente intrigado por la lectura de las cartas de mano de Madame Cleo. Si bien aun no le había llegado su turno, Thomas trataba de dilucidar el mensaje oculto en las palabras que brotaban de los labios de la esotérica mujer.

Miró alternativamente los rostros de los demás, el cuentasueños estaba acostumbrado, precisamente, al lenguaje retorcido y alegórico de lo sueños, pero tales cosas nunca eran fáciles. Aunque ahora mismo era la curiosidad la que lo dominaba todo en su cabeza, y esperaba paciente su turno para descubrir lo que le deparaban las cartas.

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26/11/2017, 23:12
Madame Cleo Verthank

Un digno hijo de los nuevos tiempos. Exigente, lleno de curiosidades, retante. -profirió, riendo, tras observar con atención cómo Ethan colocaba las cartas sobre la mesa- Pero no soy yo quien debe contestar esas preguntas, mi dulce muchacho. Eres tú. O aquel que te susurra. Que te guía. Mis palabras son una llave, un retazo, un presagio. Pueden tener ahora sentido, o podrán cobrarlo en el momento adecuado. Pueden ser palabras destinadas a ti, o a otros, que han cruzado su camino con el tuyo.-apuntó, deslizando la yema del dedo índice sobre el reverso de la carta- Pueden revelar un pasado propio, o un pasado común y difuso, más generalista. Y en cuanto al futuro... ¿Acaso alguien sería capaz de firmar con su alma una respuesta a tal cuestión? -explicó, dando finalmente la vuelta a la última y tercera carta.

En el pasado... El gato negro. Destino, karma, sino. Tiempo. - apuntó, de nuevo adquiriendo aquel cariz serio, ominoso- Tu Destino tomó forma en otro tiempo y lugar, pero tendrá lugar en este mundo material.- expresó, deslizando los dedos, hacia la segunda carta, aquella que representaba el presenta.

El dragón, en el presente. El Wyrm. Ya os lo he dicho.  Enfermedad, pero también una gran fuerza.- repitió, con el tono de una vieja docente que vigilaba las astutas y ávidas miradas de sus alumnos, asegurándose de que prestaba, cada uno de ellos, la debida atención- Como la Espada de la Venganza, debes luchar contra innumerables males en este mundo. Golpea rápida, fuertemente y sin descanso.-advirtió, como si con aquellas palabras dejase entrever una importante y sin lugar a dudas ineludible revelación.

Y por último... En el futuro, la Seducción. Matrimonio, felicidad, fortuna... Todas aquellas cosas que atan nuestro Ascenso al plano de lo mundano. - señaló, posando aquellos ojos oscuros y ávidos sobre Ethan, con una media sonrisa tambaleándose entre sus labios carnosos- Un viejo conocido, largamente olvidado, volverá para prestarte auxilio. Un nuevo amigo, recientemente reconocido, propondrá una feliz unión.- declaró, antes de que el gato negro y el dragón volviesen al mazo, y el dragón quedase frente a Ethan, deslizando su mirada lentamente hacia tomas.


Ya sabes lo que debes hacer. Además de procurar cerrar esa puerta la próxima vez. Sólo por si acaso.-bromeó, mientras esperaba a que el hombre que había sido el último en unirse al grupo, mezclase y sacase asimismo tres cartas, revelándolas sobre la mesa.

En el pasado, el Sol. Éxito, armonía,  logros. Quintaesencia. -explicó- Seres místicos fueron atraídos hacia lo Primigenio y caótico, rondándolo como abejas zumbando alrededor de un jardín, como lobos acorralando a su presa, como cuervos revoloteando alrededor de carroña. - señaló, apuntando hacia la esfera carmesí reflejada en la ilustración enmarcada en la carta.

En el presente, encontramos los vientos de cambio. Lo Primigenio. El Caos. Iniciativa y acción. Cardinal. -apuntó, alzando las finas cejas de vello negro, sin lugar a dudas tintadas y perfiladas con kohl- En el presente, tu patrón vital está fuertemente entretejido en el telar de la realidad. El latido de tu corazón resuena con el poder de un dragón. 

En el futuro... El reloj de arena. La Muerte. - apuntó, adquiriendo quizá un cáriz mucho más ominoso que el empleado hasta el momento, oscureciéndose su faz, dando la impresión, quizá subjetiva, quizá no, de que la luz de los candiles volvía a actuar caprichosamente, velando su rostro, y dejando tan solo entrever el blando radiante que circundaba a sus pupilas negras- Veo a la muerte yaciendo en filas ordenadas, como si una formación de soldados hubiese sido golpeada por la Plaga. Evitad esa Plaga.-advirtió, admonitoria, recogiendo el mismo reloj, y el sol, para ofrecer de repente las cartas a una temerosa y sorprendida Norna.


Vamos, cariño, no me mires así. Tú también has entrado aquí. Y tu Destino está unido al de estos caballeros. Debes mezclar, y elegir, de la misma forma.- sugirió, volviendo su rostro más amable, pero adquiriendo cierto tinte desafiante- Si te atreves.-y aquellas palabras parecían envalentonar a la joven, que tomaba con un gesto ligeramente brusco el mazo, y mezclaba, sintiendo cómo las manos le temblaban, antes de elegir sus tres cartas.

Veamos... En el pasado, el rey. La Justicia. -apuntó- Esta línea temporal fue canalizada, embutida, por la imposición de la ley sobre la libertad. Por la divulgación de una jurisdicción que no posee balance ni tampoco imparcialidad.- explicó, ofreciendo a Norna una sonrisa cargada de reconocimiento.

En el presente, las estrellas. Esperanza, fe, verdad revelada. La magia de las esferas. - apuntó, con aquella uña suya, larga, resistente y ennegrecida- Tal y como los cuerpos celestes avanzan de manera perpetua a través del cielo, grandes planes y ardides mágicos de enorme consideración han sido recientemente puestos en movimiento, y podría ser imposible pararlos. -anunció, antes de deslizar su dedo hacia la última carta.

En el futuro, el amor. Pasión. Vida.-dijo, tomando una profunda bocanada de aire- Mantente alerta cuando te acerques al útero de los hombres. Al dispensador de falsa vida. Pues aquí tus emociones serán puestas a prueba.-advirtió, mirando esta vez a cada uno de los presentes, recogiendo al rey, y al amor, y dejando las estrellas frente a Norna, mezclando una vez más, antes de volver a dejar el mazo boca abajo, a su diestra, frente a ella. 

Madame Cleo os miraba ahora, con una sonrisa enigmática, antes de pasar su mano izquierda lentamente, sobre cada una de las seis cartas que quedaban sobre la mesa- Guardad vuestro presente como un regalo, cerca de vuestro corazón. Y acordaos de mí cuando debáis apelar a mis palabras.-concluyó, mientras los arcanos parecían adquirir cierto resplandor apagado, bajo la luz de las velas. Mientras la sala parecía de pronto empequeñecer, sin que se percibiese ningún cambio realmente en ella, y la música de la pianola finalmente se detenía, con el mismo chirrido propio de maquinaria mal engrasada con el que había comenzado. 

Algo, quizá la conjunción de los elementos visibles, o la mera intuición, decía a aquellos Despertados que su Tiempo acababa. Al menos entre aquellas cuatro paredes. 

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28/11/2017, 23:21
Ethan Miller

Ethan escucho en largo alegato de profecías de la vidente sin interrumpirla, aunque en su fuero interno ardía en deseos de hacerlo. Las cartas que se colocaron frente a él le resultaban de pronto ominosas, casi hostiles. Especialmente el dragón, cuya silueta parecía llenar por completo a la carta hasta amenazar con desbordarse fuera de ella, como si su significado trascendiera por completo el trozo del cartón que lo contenía. Sin embargo,el joven mago se mantuvo en silencio.

Cuando Madame Cleo se giro para ofrecer el mazo a Norna, estuvo muy cerca de intervenir. La joven ya había tenido suficientes problemas ese día como para añadir una profecía... sin embargo, también era consciente de que su destino le pertenecía sólo a ella, tal y como él mismo le había dicho tan sólo unos minutos antes. Observó con cierta satisfacción como ella tomaba las cartas con valentía y las plantaba encima de la mesa bajo el escrutinio de la vidente. Parecía que poco a poco había aceptado las extrañas reglas del mundo en el que le había tocado Despertar.

Cuando todo hubo terminado, Ethan adelantó su mano antes que ningún otro y tomó de la mesa la carta que simbolizaba presente. El dragón aún parecía brillar tenuemente después de las palabras de Cleo, y el joven lo observó unos instantes antes de llevarlo hasta el bolsillo interior de su cazadora. Allí estaría a salvo, y cerca del corazón, tal y como había pedido su misteriosa anfitriona. El tiempo diría sí la visita al ojo de la tempestad había merecido realmente la pena, o simplemente habría sido una pérdida de tiempo como tantos y tantos otros presuntos videntes. Sin embargo, sentidos que iban más allá de lo mundano susurraban al joven mago que en esta ocasión no se trataba de un fraude.

Sacudiendo de su mente los últimos restos de sorpresa por la escena, se decidió a actuar de nuevo. Con suavidad, se inclino hacia Norna y la tocó en el brazo para llamar su atención.

-Creo que es el momento de irse. -Comentó en una voz que no se alzó más que un susurro.

-Gracias por todo... supongo. -Dijo, mientras se levantaba de su silla de terciopelo rojo. La música de la pianola se había detenido, y con ella parecía haber acabado también la audiencia. -Tendré en cuenta vuestros consejos, madame Cleo. Creo que todos lo haremos. Pero ahora es el momento de regresar. ¿Me equivoco al presuponer que volveremos a vernos?

Tras terminar de hablar, permaneció en pie, con sus ojos azules clavados en las insondables pupilas de la hechicera de piel color chocolate.

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29/11/2017, 01:19
Thomas Heng

Con paciencia esperó su turno para cortar, dudó al principio, y esa duda le condujo a tomar otra decisión cuando estuvo a punto de tomar otra distinta, ¿el destino? ¿el libre albedrío? Menudeces. Ahora ya no importaba, la elección estaba hecha y Thomas sintió que la rueda del destino daba otra vuelta de tuerca. La duda era si para seguir enroscándose o para aligerar la presión.

—Sea el Destino o el Libre Albedrío —dijo mirando de soslayo al resto de presentes —. Sea la buena voluntad. Gracias por vuestro tiempo, Madame Cleo. Al final sé que he tomado la decisión correcta —inclinó la cabeza sin perder esa huella de buen humor y socarronería sin malicia.

Se puso en pie, miró una vez más al resto de compañeros mientras recogía su guitarra, se la echó al hombro y miró con intriga a Norna al final.

Como los sueños, faltará esperar a la pieza que haga encajar al resto. Pero no aquí.. —dirigió la mirada a Madame Cleon con la sensación de que no iba a verla más —. No aquí.

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29/11/2017, 02:05
Cathbad

Cathbad se reclinó en su asiento, adoptando una actitud más relajada mientras Cleo proseguía con las predicciones de los dos últimos magos. Con una de sus manos se acariciaba el mentón, escuchando las palabras de la sabia demente; la otra permanecía asida al reposabrazos, ni con poca ni con demasiada fuerza.

Las cartas de Ethan hablaban de suerte y destino, de enfermedad, fuerza y lucha, y de la distracción de las seducciones carnales. Cathbad no pudo evitar que sus ojos se posaran sobre Norna al escuchar la revelación de esta última carta. No le hacía falta oír las profecías de ninguna bruja para poder oler lo que iba a suceder entre esos dos. A continuación fue el turno del último Despertado en unirse a ellos, el tal Thomas. Hubo crípticas referencias a espíritus, o tal vez otra cosa, alimentándose del caos. La carta del presente pronosticaba una fuerza imparable de acción y cambio. El futuro de Heng, no obstante, hablaba de muerte. Cathbad enarcó una ceja. «Mala suerte», pensó. Sin embargo, madame Cleo no hablaba en singular, sino en plural. ¿Sería cierto que los destinos de todos ellos estaban entretejidos, que las venturas y portentos de cada uno afectarían al resto?

Cathbad ya daba la sesión por terminada, cuando Cleo entregó la baraja a una última participante: Norna. Intrigado, el mendigo prestó atención. En el pasado de la muchacha había signos de una ley ilegítima, de una tiranía represora, o eso creyó entender. El presente auguraba un plan arcano de gran envergadura, posiblemente inevitable y de consecuencias imprevisibles. Lo que sí resultó previsible fue la carta del futuro: el Amor. No obstante, Cleo tiñó esta lectura de advertencias, peligros y desafío.

El fin de la melodía de la pianola arrojó un peso extraño en la estancia. El fin de aquel encuentro se acercaba; Cathbad podía sentirlo en sus huesos viejos. Examinó detenidamente la carta que supuestamente revelaba su presente, la de la araña, como si hacerlo pudiese ayudarlo de algún modo a comprender mejor el significado de las palabras de Cleo, que por el momento estaban veladas por una mortaja de misterio indescifrable. Después de darle la vuelta a la robusta carta, la introdujo en silencio en el bolsillo de su gabardina, imitando el gesto de Ethan. Después se levantó de su silla y se quedó allí parado, de pie. Sus ojos eran lo único que se movía, posándose sucesivamente sobre cada uno de los otros Despertados.

¿Eso era todo?

Cathbad no sabía qué esperar cuando, hacía dos semanas, decidió responder a la llamada de madame Cleo Verthank. Lo que sí estaba claro era que se sentía embargado por cierta decepción. Habían venido, algunos desde más lejos que otros, y habían arriesgado sus vidas para escuchar unas palabras que realmente podían significar cualquier cosa, y cuyo significado era probable que no llegaran a comprender hasta que se manifestasen de un modo tangible… Si es que llegaban a hacerlo.

Sea como fuere, aquel momento ya había quedado atrás. Ahora solo quedaban preguntas, a las que temía hubiesen de poner respuesta sin otros medios que los propios.

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30/11/2017, 15:49
Max Bennett.

Max abrió los ojos como platos mirando a Ethan. ¿Pero estaba loco?

- ¿Cómo que ha llegado el momento de irse? – Espetó mirando al resto por si pensaban igual que él. - ¿Es que estamos tontos o qué? Esta mujer – dijo señalando a Madame Cleo – nos ha traído hasta aquí con algún propósito. ¡Y lo único que ha hecho es leernos las cartas! – Exclamó levemente enfurecido. Tuviera o no poderes, lo mismo que había hecho madame Cleo podía haberlo hecho cualquier pitonisa de tres al cuarto. Cualquier farsante de la tele. Aunque Max tenía claro que Cleo no tenía nada de farsante.

- ¡Pero si ni siquiera nos ha dicho realmente por qué estamos aquí o qué pretende de nosotros! – Su mirada recorrió de nuevo a todos los presentes, incluida Madame Cleo. Parecían dar por sentado que aquella lectura era lo único que habían ido a hacer allí.

El investigador recogió su carta, imitando a los otros Despertados. La examinó con el ceño fruncido, por delante y por detrás. La figura del lobo le devolvió la mirada. Finalmente se la guardó en un bolsillo pero no en el interior de la gabardina. Ése lo reservaba para algo más especial… su petaca que desgraciadamente estaba seca. Necesitaba rellenarla de combustible, y pronto.

- Vamos a ver. O sea que, no por casualidad, sino por la voluntad de esta señora aquí presente… - Comenzó mientras inclinaba ligeramente la cabeza en dirección a Madame Cleo, como indicando que era una forma de hablar y que no trataba de menospreciarla. – Nos hemos topado los cuatro en ese cruce… - Dijo sin incluir de momento a Thomas. – No sólo eso, sino que además, siguiendo esos hilos del destino nos adentramos en la catedral, salvamos a Norna y la trajimos aquí para reunirnos con Thomas y con Madame Cleo. – Finalizó.

- Todo esto… ¿habrá sido por algo, digo yo? Y ese algo… - Miró a la vidente. – Usted tiene que saberlo. No nos ha convocado por visiones apocalípticas del futuro… ha debido ver algo más. -

No quería asustar a la muchacha, pero debía preguntarlo. – Madame… ¿sabe quién o quiénes persiguen a Norna? Y sobre todo… ¿por qué? -

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30/11/2017, 17:39
Ethan Miller

Ethan comprendió completamente la reacción que acababa de experimentar Max. El verse arrastrado a unos acontecimientos inesperados, el haber acabado con la vida de una criatura que bien podría ser humana , ser perseguidos y disparados por unos hombres de identidad desconocida... y todo eso tan solo para asistir a una sesión de videncia que podría tener de cierto lo mismo que de falso. Nadie podría culparle por sentirse estafado, pero sin embargo su actitud tampoco solucionaba nada.

-Por supuesto que ella sabe más de lo que ha contado,Max. -Intervino, mientras apoyaba una mano en el hombro de Norna. La joven parecía más tranquila, pero no podía estar seguro de que no fuera a sufrir otra de sus crisis. -Y apostaría a que también sabe que no estás nada satisfecho con esto. Sin embargo no parece que Madame Verthank tenga mucha intención de darnos respuestas claras, ¿me equivoco?

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30/11/2017, 20:07
Steeve Hope

Steeve conservaba entre manos la carta que Cleo le había dejado, La Vidente. No podía dejar de observar la similitud entre Madame Verthank y la imagen que tenía entre sus dedos, era un signo claro de que sus caminos estaban ligados, al menos en el presente. Mientras tanto escuchaba la explicación de cada una de las tiradas que se sucedieron, seis destinos se entrelazaban de un modo complejo y apenas perceptible. Las profecías tenían ese encanto enigmático, en el que las cosas no estaban claras para el oído inexperto, incluso los eruditos diferían en su significado, y una vez ocurridos los hechos se llegaba a la conclusión de que no podían haberse expresado de mejor manera de la que se hizo. Una tirada sin embargo cautivó su atención con asombro, tal vez porque hubiese creído que esas cartas estarían en sus manos y no en las del hombre de la motocicleta. La perseverancia, el cambio, el tiempo, la muerte, todos símbolos que le eran afines, así que por primera vez sintió curiosidad por uno de los presentes, o mas bien sorpresa.

Cuando concluyó, la sensación de que era hora de salir de allí se hizo fuerte, las palabras de Thomas le parecieron indicadas también estoy esperando la hora para soñar y acomodar todo esto, él fue el primero en ponerse de pie, y lo siguieron el mendigo y la pareja de enamorados, pero Max pensaba diferente, de hecho reprochaba la labor de la vidente con planteos de quien no ha comprendido una sola palabra. Escuchó el cruce de palabras entre él y Ethan, mientras seguía sentado frente a Madame Cleo, casí que estaba agradecido al resto por dejarlos a solas.

- Respuestas claras? - preguntó al aire - Ni siquiera nos ha dicho porqué estamos aquí?- continuó parafraseando las preguntas de sus compañeros - Nuestra anfitriona ha sido generosa, nos convocó y unió nuestros caminos porque así debía ser. Nos recibió en su casa y nos brindó sus dones porque así lo quiso. Yo estoy mas que agradecido por ello, no se me ocurre demandarle nada - dijo con calma y seriedad a la vez - Las respuestas fueron las que tenían que ser, las que necesitábamos escuchar. Llegado el momento las entenderemos, a veces es necesario recorrer parte del camino para que cobren sentido, el destino nos habla siempre de ese modo, difuso y contundente a la vez. Lleva tiempo aprender a escucharlo y sabiduría aprender a interpretarlo. Reclamar como niños no es el camino - dijo, aún sentado.

Antes de guardar la carta en su chaqueta, la giró entre sus dedos una vez mas y fijó su mirada en Cleo - La vidente está ligada a mi y yo a la vidente. Volveré a buscarte, Madame, en medio de la distancia y del tiempo vendré por tu consejo, espero me recibas - dijo, y la guardó, esperando en silencio su respuesta. 

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02/12/2017, 00:08
Madame Cleo Verthank

Mi visión, mi regalo, aquí termina. - declaró la mujer, tras observar a unos, y a otros, con una sonrisa enigmática- Emerge el sol por el horizonte, y mi Tiempo, vuestro Tiempo conmigo, aquí acaba. El mazo de los Dones ha respondido vuestras preguntas. Y no habrá más revelaciones, por el momento.-atajó- Recordad, jóvenes impetuosos, vuestro presente. Recordad, como os he dicho, mis palabras. Y quizá en el futuro, o cuando el Tiempo sea el propicio, volvamos a vernos. Quizá, cuando Todo vuelva a empezar.- añadió, ensanchando su sonrisa- ¿Destino, o Libre Albedrío?- preguntó, a modo de sentencia que a la vez era cuestión fundamental, antes de que el suelo de aquel barco pareciese zarandearse. antes de que la estancia se volviese aún más asfixiante, aún más estrecha, y todo comenzase a dar vueltas, haciéndo sentir al grupo de Despertados el mismo vértigo que se percibía en el ojo de un huracán. El mismo que llamaba a la náusea en el Ojo de la Tempestad.

Los párpados se cerraban durante un instante, y el aliento, contenido, apretaba en la boca del estómago. El cuerpo se elevaba, quizá eternamente, o quizá tan solo un instante, y al volver a tocar pie, al volver a abrirse cada par de ojos Despiertos, el Tiempo, el Espacio, habían cambiado.

Se encontraba el grupo al final de la pasarela que había conducido sus pasos hacia el Ojo de la Tempestad, sin que se pudiese apreciar rastro alguno de aquel barco en todo el muelle de Hyde Street. El sol emergía por el Este, y eran las 6:52 de la mañana del día de Todos los Santos. 

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02/12/2017, 00:25
Norna Weaver

¿Qué... ? ¿Cómo demonios?- preguntaba la joven, atónita y confusa, mirando por instinto su reloj de pulsera, cuya esfera lucía rajada, y sus manecillas titilantes y congeladas en el mismo punto, incapaces de avanzar- ¿Q... Qué hora es? -añadió, empalideciendo- Oh Dios mio, mi madre... ¡Aún no sé ni siquiera si está realmente bien! -exclamó, con una exhalación- Y si está bien... Debe estar preocupadísima. 

Notas de juego

Todos los relojes y teléfonos móviles que llevasen los personajes encima han dejado de funcionar. 

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02/12/2017, 02:53
Cathbad

Cathbad observó a Max mientras este sufría un arrebato comprensible, aunque ciertamente improcedente. Nadie lo había obligado a ir allí, así que si estaba con todos ellos en aquel barco era ni más ni menos que por su propia curiosidad. Buscaba respuestas, pero había obtenido más preguntas. Cathbad también estaba ligeramente desalentado, pero eso no significaba que no aceptase las circunstancias. Su aprendizaje en la artesanía mágica lo había preparado para asumir que aquella situación se repetiría una y otra vez a lo largo de toda su vida. Entre Max despotricando como un adolescente contrariado e Ethan tratando de tranquilizarlo como si se sintiese obligado a ello, el brujo estaba perdiendo rápidamente la paciencia. Por si fuese poco, Steeve volvió a arremeter con otro de sus sermones onanistas de alumno resabiado. ¿Quién era, el perrito faldero de Cleo Verthank?

¿Qué esperabais? ¿Qué sois, niños de teta o Despertados? —inquirió de pronto, casi masticando las palabras. Su voz se había agravado media octava, lo que sucedía cuando empezaba a irritarse, aunque su exterior imperturbable hacía difícil percatarse de ello. Clavó la mirada en Ethan primero y en Max después. Se acercó a este último, invadiendo el espacio personal del detective sin ningún pudor. Su penetrante mirada lo recorrió de abajo arriba, deteniéndose en sus ojos. Casi parecía estar olfateándolo—. No huelo mierda en tus pañales, chaval, así que debes de ser lo segundo. —Chasqueó la lengua, torciendo la boca en una expresión que solo podía significar decepción. Sin previo aviso, levantó una mano rápida como una serpiente y la pasó con brusquedad por la frente y el cabello de Max, capturando algo de sudor que luego se llevó a la nariz, inhalando profundamente. Luego, frotando sus dedos unos con otros, se apartó del mago, caminando unos pasos hacia un rincón de la estancia. Su voz seguía sonando rasposa y queda—. Somos abridores de puertas. Detrás de cada puerta hay nuevas preguntas. Siempre. A lo largo de todo el recorrido. Y nosotros somos quienes hallamos las respuestas. —Se volvió nuevamente hacia los demás, quedándose parado, con las manos a la espalda. Los miró con dureza—. Si no entendéis eso, más vale que rindais vuestros Avatares, porque en vosotros son un desperdicio.

Casi como un eco de sus propias palabras, madame Verthank se despidió de ellos con un consejo y una pregunta retórica. De pronto, el espacio y el tiempo parecieron sacudirse en el interior de la cabina del barco. Toda luz pareció desaparecer, haciéndolos sentir como si se los hubiese tragado el mar. Cuando los Despertados abrieron los ojos, se encontraban al final del muelle. El sol empezaba a salir por el este, y el Ojo de la tempestad se había esfumado, como si jamás hubiese existido.

Después de unos instantes de desconcierto, Norna empezó a mostrarse agitada. Estaba preocupada por su madre, por supuesto. Las horas habían pasado veloces, y la joven no tenía forma de ponerse en contacto con ella.

Habrá que ir a buscarla —respondió Cathbad, sereno, con un tono de voz monocorde.

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02/12/2017, 17:54
Ethan Miller

Una vez más, sus compañeros volvían a decepcionarlo.

Inicialmente, fue de nuevo Steeve quién se enfrentó a todos como si fuera el defensor jurado de aquella vidente a la que acababan de conocer. Justificando sin sombra de duda en sus palabras cada uno de sus trucos, cada una de sus medias verdades, a Ethan le recordó a un fanático religioso predicando desde un altar. <Pero un fanático con pistola y gatillo fácil> se recordó a sí mismo mientras entrecerraba los ojos al escucharlo. No estaba seguro de qué sería capaz.

Lo siguió el hombre que se hacía llamar Cathbad demostraba que o bien era incapaz de seguir, o bien no respetaba en absoluto ni siquiera las más elementales normas sociales. Sin ningún respeto, escupió sus opiniones en la cara de Max con la misma indiferencia con la que anteriormente había escupido su saliva dentro de su cáliz. Y al igual que en la otra ocasión, no parecía en absoluto dispuesto a limpiarlo.

Ethan frunció el ceño al escuchar sus palabras, y sobre todo al ver sus actos. Comprendía lo que estaba diciendo, y él mismo no se había planteado ni por un momento que Madame Cleo fuera a darles ni una pizca más de conocimiento del que hubiera querido darles. El resto, y quizás diciendo eso se refiriera a la totalidad del problema, sería únicamente de ellos mismos. Pero el mendigo parecía completamente convencido de su propia actitud, como si fuera incapaz de comprender que su propia actitud cerrada y arrogante le frenaba en su camino a la Ascensión tanto o más que el berrinche que estaba protagonizando Max.

 

Estaba a punto de intervenir cuando la vidente dio por finalizada la audiencia, y lo hizo con un nuevo alarde de sus enormes poderes. Con un brusco empujón en el Espacio y el Tiempo, los sacó de su hogar, y el siguiente latido de sus corazones ya tuvo lugar en el mismo muelle al que habían llegado… horas antes. Porque en ese momento el sol despuntaba en el horizonte, despertado una ciudad que de algún modo ya no parecía la misma y en la que no quedaba ningún resto del barco en el que habían estado durante todo ese tiempo.

Norna reaccionó antes que nadie. Impulsada por el miedo, se sacudió la sorpresa y sus pensamientos volvieron a la persona de la que no habían terminado de despegarse. Su madre. Ethan echó mano a su teléfono móvil, pero éste parecía haber quedado inutilizado. Su reloj de muñeca tampoco quiso ayudarlo, y las inmóviles agujas le dejaron claro que la visita a Madame Cleo le iba a costar, como mínimo, unas horas de trabajo delante de su ordenador para reparar lo que ella había tenido a bien estropearles. Así pues, sólo le quedaba recurrir a los métodos más convencionales. Correr, pero mejor aún, tomar un taxi hasta la casa de la joven.

Estaba a punto de proponerlo cuando de pronto, echó un vistazo a los hombres que lo rodeaban y fue como si los viera por vez primera. Y trató de imaginar lo que podría pensar una Durmiente como la madre de Norna cuando viera entrar a una compañía como aquella a través de su puerta.

 

Cathbad… la mayor parte de la gente podría perfectamente plantearse llamar a la policía al verlo entrar en su portal… y desde luego, una vez que comenzara a hablar, Ethan estaba seguro de que cualquier intento de ser discretos se arruinaría. En el fondo, creía que el hombre no tenía verdadera mala intención, pero sus métodos eran… discutibles.

Con Steeve, ni siquiera estaba seguro de eso último. No había sido capaz de comprender apenas ni una sola de sus decisiones desde que se habían cruzado sus caminos en el accidente de tráfico, y sus palabras no parecían las de una persona cuerda. Para rematar la faena, iba armado, y no dudaba en desenfundar.

Max era harina de otro costal. A pesar de que había sido él quien había disparado al reverendo, sus actos transmitían una actitud reposada y más razonable que hacía que Ethan se sintiera cómodo con él. Aunque, desde luego, tanto la petaca como su último arranque de ira deslucían un poco esa imagen.

Thomas, en cambio, era un misterio. Aún no se había formado una opinión sobre el músico, así que prefirió no adelantarse a sus actos.

 

En cualquier caso, no se sentía con ánimo de montar en un taxi a toda esa tropa para llevarla a buscar más problemas. Pero era evidente que debían actuar, y rápido. Madame Cleo ya les había robado suficiente tiempo, uno muy valioso.

-Vamos a coger un taxi ahora mismo e ir a tu casa, Norna. –Dijo con firmeza, mientras la mirada de sus ojos claros pasaba por cada uno de los presentes. Su habitual expresión amable se había enmascarado detrás de una bastante más dura mientras los observaba, uno a uno, hasta volverla de nuevo hacia la joven y relajarse un tanto. -Sinceramente, creo que no deberíamos ir todos, pero es tu casa, así que deberías decidirlo tú.

Hizo una pausa, como meditando sus palabras antes de expresar su opinión.

-No obstante… voy a ser franco, no estamos en una situación como para perder el tiempo. Apenas he tenido tiempo para conoceros, y tampoco vosotros habéis tenido tiempo para conocerme a mí, así que comprendo que habréis sacado vuestras conclusiones como yo he sacado las mías. La primera es que quizás hoy, en la Catedral, hayáis… hayamos matado a un ser humano. No me arrepiento, porque quería dañar a Norna, pero tampoco me olvido de eso. Y respecto a nosotros…

No tenía intención de hablar tanto, en absoluto, sólo tratar de ser prudente. Pero cuando las palabras comenzaron a salir de su boca, no pudo hacer nada para detener el torrente. Demasiado tiempo llevaba guardándose sus pensamientos para sí mismo, y sus sentimientos salieron como el agua desde una presa que se rompe.

-Tú crees que lo sabes todo, y te equivocas por completo. –Se dirigió a Cathbad en primer lugar. –Lo que le has dicho a Max es arrogante, Cathbad, y deberías darte cuenta. ¿Rendir el Avatar? ¿En serio? Hasta ahora nadie ha demostrado cuál es el camino a la Ascensión, y los más perdidos son los que están demasiado seguros del suyo y reniegan de los demás. Lo que haya entre Max y su Avatar es sólo cosa suya. Ha tenido huevos todo este tiempo, así que no es un cagado. No pareces un mal tipo en realidad, así que dale una vuelta a lo que te he dicho.

-Tú… -Dijo, mirando a Max. –Que me parezca mal que él te haya gritado así no quiere decir que no tengas tus problemas. No puedes perder los nervios de ese modo. Nadie que lleve una pistola debería hacerlo. Y lo sabes. Eres mejor de lo que crees, así que esfuérzate. No estoy seguro del motivo, pero me fío de ti.

-Pero de ti no. –Al girarse hacia Steeve, la expresión de Ethan se endureció de nuevo. –No tengo ni idea de qué se te pasa por la cabeza, pero vas soltando burradas y profecías agoreras constantemente, y me pone de los nervios. No ayudas absolutamente a nadie con esa actitud. Y tampoco me olvido que en la Catedral, disparaste sin mediar palabra. Y después de toda tu charla con esa vidente, no puedo quitarme de la cabeza que no seas un colgado. Ni sé de qué parte estás. Y si decidiera yo, no te acercaría a la madre de Norna.

Se giró hacia Thomas, finalmente, y encogió los hombros. Una sonrisa sin demasiada alegría asomó a sus labios, quizás en recuerdo de la actitud despreocupada del último del grupo en llegar.

-A ti no te conozco. No pareces una mala persona, ni alguien peligroso. O eso quiero creer… después de todo lo que ha pasado, me cuesta ver las cosas con perspectiva.

-Bueno, vamos. –Añadió mirando a la joven que había observado en silencio todo el alegato del joven, e hizo un gesto para ponerse en marcha hacia los edificios. –Voy a parar un taxi en la primera calle que encontremos. Luego vamos a buscar a tu madre, y haremos lo que podamos para ponerla a salvo. Decide quién se monta en el coche, Norna. El tiempo vuela.

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02/12/2017, 19:00
Max Bennett.

Max no podía creerlo. A aquellos tipos les daba igual todo lo ocurrido. Como si fuera lo más normal del mundo. Aceptar que la tal Madame Cleo Verthank les había guiado y protegido... aceptar que sus crípticas palabras estaban ahí para ayudarlos. Era absurdo.

Sí, Max era un despertado. Sí, sabía que la magia existía y sí, había tenido su propio mentor... así como suponía que el resto de los presentes también. Pero dejar tantas cosas en manos del Destino... No. Eso era de necios y estúpidos. Limitarse simplemente a seguir el curso de los acontecimientos sin tener un plan de acción era algo absurdo. Así, solo conseguirían que el siguiente reverendo loco, o el siguiente grupo de Terminators acabaran con ellos.

Debían conocer más de a qué se enfrentaban... de quién o qué era Cob, o de dónde se estaban metiendo. De lo contrario no podrían estar preparados. Pero todos aquellos tipos parecían no pensar igual. La reacción de Cathbad dejó a Max sin palabras. Se limitó a responder a la mirada del "aparente" mendigo con la misma frialdad de la que era capaz el propio Cathbad.

Y entonces Madame Cleo actuó. El detective notó la distorsión espacio temporal y en su siguiente parpadeo ya no se encontraba en el barco. Un rápido vistazo alrededor le bastó para confirmar sus sospechas. Un rápido vistazo a su reloj tras las palabras de Norna le sirvió para llevarse una mano a la frente y mascullar un mierda. Sacó su móvil y en escasos segundos comprobó que estaba para tirarlo también.

- Joder. Maldita suerte... - Masculló mientras guardaba el móvil de regreso en el bolsillo lateral de su pantalón. Bueno, al menos tenía todavía su coche... Aparcado bastante lejos de allí, pero todavía lo tenía. Como tuviera que comprarse un teléfono nuevo de seguro que no iba a llegar a fin de mes.

- Tienes razón. - Dijo a Ethan. - No puedo perder los nervios de ese modo, pero que conste que sólo me estaba expresando. - Aclaró. - Creo que todos os limitáis a aceptar que las cosas son como son, sin preguntaros el por qué... sin preguntaros más allá, o incluso sin preguntaros si esa vidente no hace todo esto para manipularnos por algo. No sé vosotros, pero yo no acostumbro a seguir a ciegas las directrices de otros, o a tener fe en las palabras de alguien sólo porque sepa que es un Despertado. -

Se encogió de hombros. - Sólo digo que deberíamos intentar ser más abiertos de miras... Si aceptáis las palabras de Verthank... os guste o no, hay que fiarse de Steeve. Para bien o para mal, estamos todos metidos en esto, y creo que nos necesitaremos todos para poder salir de ésta. - Explicó.

Miró a Norna un momento e inspiró hondo. Le estaba empezando a doler la cabeza.

- Creo que es mejor que sólo uno acompañe a Norna a su casa. El resto iremos pero esperaremos fuera... por si ocurre algo y dentro necesitan ayuda. Pero si vamos más de uno con ella asustaremos a su madre. -

Eso sin contar que, si tenían que ir en taxi, Max dudaba de poder aportar más de un par de pavos para pagarlo, claro.

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02/12/2017, 21:51
Cathbad

Cathbad se quedó mirando a Ethan mientras este le soltaba la charla. No había ira ni desdén en su rostro, ni siquiera tensión; tan solo escuchaba atentamente, con una expresión ligeramente sorprendida. Casi parecía no tener ni idea de a qué se refería el joven Despertado. Al final, cuando el otro mago hubo terminado, negó con la cabeza. ¿Tan mal se había expresado? Ethan no había entendido nada. Y Max tampoco, a juzgar por su semblante. Él no pretendía insultar al detective, y mucho menos creía saberlo todo. Lo cierto es que estaba tan perdido que se sentía aterrorizado, pero al menos tenía una cosa muy clara: no podía seguir dando por buena la verdad de los demás, confiar en las respuestas veladas por la ignorancia o la mentira que otros pudiesen darle. Solo le bastaba con mirar a su alrededor para darse cuenta del daño que había causado el hecho de que miles de millones de Durmientes hubieran seguido el dictado del Consenso como corderos en fila hacia el matadero. Despertar significaba mucho más que poder obrar milagros; implicaba enfrentarse a diario con que verdades fundamentales resultaran ser falsas, abrir la mente y el alma a un gran misterio insondable para el que nadie tenía respuesta. Miró a Max, arrugando la frente. Estuvo a punto de explicar todo lo que pasaba por su mente en aquellos momentos, qué era lo que realmente había querido decir, pero lo que saliera de su boca podría volver a malinterpretarse. Finalmente, decidió que encenderse un cigarrillo sería lo mejor que podría hacer, y eso fue precisamente lo que hizo. Dio una profunda calada.

Lo que he dicho… —empezó, haciendo una pausa para expulsar de lado el humo que inundaba sus pulmones—… lo he dicho por vuestro bien.

El brujo calló, sintiendo repentinamente como si estuviese tratando de hacer frente a un enigma irresoluble. Se fumó su cigarrillo en silencio, esperando a que los demás decidieran ponerse en movimiento de una vez. Era extraño… Estaba acostumbrado a estar solo. Así había sido durante gran parte de su vida. Pero en aquel momento, ninguna idea le resultaba más desoladora.