Partida Rol por web

La mañana siguiente empezó bastante temprano. Habían abierto la puerta del torreón y había salido un grupo de soldados para asegurar el pueblo. Parecía ser cierto que los asaltantes habían abandonado Nidoverde pues no hubo ningún problema aunque el pueblo había quedado devastado y casi todo lo que tenía valor había desaparecido dejando en las calles nada más que los cuerpos de los muertos la noche anterior. Tras un copioso desayuno que se aseguraron en preparar a los aventureros estos se reunieron con el Gobernador Nighthill, que los colmó de alabanzas. El único que no se levantó fue el tiefling, Zendarión, pues las heridas causadas por las quemaduras fueron demasiado para él.

-Amigos mios nos habéis salvado! Pensaba que ese dragón nos mataría a todos, o que nos esclavizarían para vendernos a los drow o algo peor...-dijo el gobernador tras un rato de ensalzar a los héroes. Le acompañaba Scobert, que tenía un brazo en cabestrillo pero parecía lo suficientemente entero como andar por su propio pie- He hablado con Scobert y... me veo en la obligación de tener que pediros un nuevo favor. Entiendo que no queráis, no tenéis por qué pero prometo pagaros. Quiero saber donde está el campamento de esos sectarios, saber cuantos asaltantes hay, quienes son sus lideres y donde planean hacer el siguiente ataque. Además si consiguierais recuperar algunos de los bienes robados os pagaríamos por ellos...-el enano tosió incómodo interrumpiendo al gobernador- pero eso no es lo importante. Necesito información sobre su campamento y lo que planean para poder evitar que vuelva a pasar esto. No quiero que arriesgéis la vida por ello... Os pagaré 250 monedas de oro a cada uno si lo conseguís-dijo el gobernador, que parecía desesperado pues estaba claro que no podía mandar a sus propios soldados a hacer algo así.

Sus vigilias eran extrañas.

Descansaba, meditaba y recuperaba fuerzas. Pero durante ese tiempo permanecía alerta, como una estatua vigilante. Pudo ver cómo Endozal se levantaba en mitad de la noche a orinar, y el preciso instante en que Draenna finalizó su meditación y saludó al nuevo día. Poco después, él también se puso manos a la obra.

Disponía de un par de horas hasta que todos se pusieran en pie, y pensó que si iban a buscar guerra con el Culto del Dragón y esos mercenarios, debían de ir lo más preparados posible. Armas, armaduras. De la mejor calidad posible. Y él había aprendido mucho sobre el trabajo de la forja y el fuego. Podía decir que lo llevaba dentro.

Así que se dirigió a la armería, cogió algunas oxidadas piezas, una camisola y cadenas y se fue a la forja. ¿Cuánto tiempo estuvo? No lo calculó, si era sincero consigo mismo. Cuando se ponía manos a la obra, introducía las manos en el fuego ardiente veía cómo lentamente el acero tomaba forma, se evadía de todo. Bien podría haber regresado la dragona que no se habría dado cuenta hasta que lo tuviera en sus garras.

—Buenos días —Égida se encontraba frente a Joorin cuando el mediano abrió los ojos con un bostezo. En las manos, una armadura de su talla que le sería mucho más útil que las ropas con las que había luchado hasta ahora—. Espero que sea cómoda, pruébatela cuando puedas, ¿vale? Ahora vamos, el Gobernador quiere hablar con nosotros.

La petición del Gobernador de Nidoverde no podía ser más apropiada. No sólo encajaba con sus planes originales, sino que además serían recompensados por ello. Miró de soslayo a sus compañeros y asintió lentamente. Al fin y al cabo, ya contaba con su apoyo, pero no quería que Nigthill se echara atrás con la recompensa si veía que estaba predispuestos a ir.

—Cuente con mi ayuda, Gobernador. Por cierto, el prisionero... ¿qué ha sido de él? Si no es demasiado tarde, querría decirle que fue de lo más colaborador con nosotros... si eso influye en su destino.

Joorin durmió inquieto. Las pesadillas de muerte y dragones acecharon sus sueños. Si alguien lo hubiera observado durante la noche, lo habría visto agitarse y revolverse en su jergón.

A la mañana, una deliciosa olor a comida retornó del sueño al mediano. Se sorprendió un instante ante la visión del enorme Égida dándole los buenos días. Joorin sonrió, más aún cuando se metálico compañero le obsequió con una nueva armadura. Que alegría sintió el explorador. Aquella armadura parecía mucho más apropiada para los peligros que les aguardaban que su maltrecha armadura de cuero.

- Muy agradecido, maese Égida. No sé cómo podré agradecérselo. Dijo sosteniendo aquel regalo inesperado.

Joorin siguió a sus compañeros a hablar con el gobernador. Estaba dispuesto a ayudar a aquella amable gente aunque no le hubieran ofrecido moneda alguna. 

Aún después de la barbarie del día anterior, el mediano se sentía reconfortado, y hasta en cierta media, alegre. Sólo la muerte de Zendarión, a causa de las heridas sufridas, ensombreció el ánimo de Joorin. 

-El prisionero sigue en su celda, no tengo tiempo de ocuparme de él aún. Pasarán semanas antes de poder llevarle la justicia-dijo el gobernador- de todas formas no os recomiendo que busqueis su ayuda. Nada dice que no os vaya a delatar para poder escapar...

Acompañó al grupo hasta el interior del torreón con el campeón de la noche. Visto lo que acababa de ocurrir y que el campamento estaba lleno de mercenarios no tenía sentido partir tan pronto. Buscó en el torrón un sitio que no estuviera húmedo y echando de menos su petate se echó apoyado contra una pared para tratar de conciliar el sueño.

La noche estuvo llena de pesadillas, el terrorífico percance que había vivido el día anterior había sido espantoso y había dejado marca en él. El sonido de la lluvia en sus sueños hizo que la vejiga le apretara y apesadumbrado por sus sueños se levanto para aliviarla. La noche continuo con las pesadillas, sin embargo según avanzaba la noche hacia el amanecer de fondo oía las palabras de calma que le había dedicado Égida y sentía el apoyo reconfortante del tacto de las manos sobre sus espalda de cada uno de los cuatro integrantes que habían luchado valientemente en Nidoverde.

Se levantó inquieto pero algo reconfortado respecto al día anterior y aprovechando que se había levantado antes que el resto encendió un fuego y comenzó a cocinar en un gran caldero un caldo que aliviara los estómagos de la gente de Nidoverde.

El gobernador les llamó para conversar con ellos y les comunicó el estado de la ciudad y la defunción del tiefling. No sabía como el semidemonio había conseguido sobrevivir a tan terrible ataque en aquel momento pero visto que no había sobrevivido la noche se asombró de la fortaleza que había demostrado aquella noche.

Endozal no se sentía cómodo con los cumplidos, la mayor parte del tiempo había estado asustado y no había podido contribuir como el resto de sus compañeros, pero siguió estoico y escuchó todo lo que tenía que decir. Asintió junto a las palabras de Égida, ayudar en la misión del gobernador era acercarse un poco más a Talis.

Parte de la información que pedía el Gobernador ya la habían conseguido cuando él mismo y varios de sus compañeros interrogaron al mercenario y con el conocimiento del enano y del gobernador del lugar quizá pudieran tener la ubicación exacta del campamento, además del conocimiento de las defensas que habían conseguido Égida y él en la última parte del interrogatorio. Hasta ahora no había aportado mucho pero con un mapa al frente esperaba poder aportar algo más antes de la exploración y que pudieran volver con garantías.

- Perdonadme Gobernador, ¿Pero tiene un mapa de la zona? esperó a que les trajeran un mapa mientras comentó a todos que Égida y él se habían adelantado la noche anterior consiguiendo información respecto a los rehenes y las defensas del campamento. Cuando desplegaron el mapa sobre la mesa comenzó a estudiarlo para ubicarse.

- Cuando interrogamos al mercenario y dudo que no nos dijera la verdad pues él es leal a su vida y al dinero y no al culto, ubicó el campamento a un día de distancia hacia el sur de NidoVerde, en una antigua mina. Con su dedo comenzó a calcular la distancia hacia el sur ubicando una zona montañosa y mirando al enano y al gobernador. - ¿Conocéis si en esta zona existía alguna antigua mina?

Tras esperar la respuesta continuó con su exposición sobre el mapa. - El propio campamento de los mercenarios y las principales fuerzas cultistas está ubicado en el exterior de la mina, cerca de la entrada por lo que será más fácil localizar que si estuviera dentro de las minas. El campamento cuando las fuerzas de ataque no están saqueando es de 50 personas entre las que se incluyen algunos mercenarios, cultistas, Kobolds y dracos. En cuanto a sus defensas suele haber dos patrullas en el exterior del campamento vigilando y en el interior solo hay vigilancia en la entrada a la mina. Que es el lugar dónde estarán instalados los cabecillas del culto y los huevos de dragón. Se paró unos momentos y miró un poco con dureza al gobernador pues no habló de rescatar a los rehenes pero si de devolver los bienes robados. - Los rehenes están ubicados en el centro del campamento al lado de la entrada de la mina dónde la seguridad es más por lo que conseguir rescatarlos será muy complicado pero podremos estudiar las posibilidades de hacerlo y tratar de saber que hacen con ellos. dijo apesadumbrado.

Había recopilado toda la información que tenían del interrogatorio para tratar de dar ventaja al grupo y que pudieran trazar un plan para conseguir los objetivos que el Gobernador esperaba de ellos.

Gracias a los dioses Abdali no sufrió ninguna pesadilla más y durmió plácidamente el resto de la noche, tal y como si de un habitante de Celestia se tratara.

Al día siguiente despertó con hambre y agradeció el generoso desayuno que había sido preparado. Lamentó la noticia de que el infernal no había conseguido superar su heridas, pero no le extrañó.

La propuesta del gobernador de Nidoverde era innecesaria aunque bienvenida, no les vendría mal algo de presupuesto para mejorar su equipo frente a las futuras batallas.

Habiendo un ejército de mercenarios, qué os parece que intentemos hacernos pasar por un grupo de ellos? Solo tendríamos que disfrazar a nuestro 'campeón'- usó la palabra con una ligera sonrisilla- para que no lo reconozca el semidragón, porque si no seguro que se mea en los pantalones si lo ve, me refiero al semidragón, claro.

Lo que el guerrero quería decir es que el armado sería fácilmente identificable y habría que intentar evitar que nadie le reconociese.

- Infiltrarnos en el campamento, estudiarlo y ver cómo podemos rescatar a los prisioneros...

—Para... —si pudieran sonrojarse, las mejillas del forjado se habrían tornado de un hermoso bermellón. Aunque sí pudieron apreciar un leve chisporroteo en sus ojos. Seguía sin estar acostumbrado a los elogios y sus compañeros eran de lo más amables—. ¿Y si me usáis? Como dices, sería complicado disfrazarme, y seguramente que haya corrido la voz entre los suyos de que el draconiano luchó contra mí. ¿Y si me entregáis? Así podría llegar hasta los prisioneros más fácilmente y tendríais un hombre dentro.

El gobernador les miró con preocupación.

-No, no digais locuras. No quiero que entregeis a nadie, ni que rescateis a nadie. Ni siquiera os teneis que meter en el campamento no quiero que corrais ese riesgo. Solo necesito algo de información nada más-explicó el gobernador tratando de que nadie se suicidara por seguir sus ordenes- Se que os preocupais por nosotros pero ni siquiera nos debeis nada, no es necesario que volvais a arriesgar la vida. Solo teneis que echar un vistazo al campamento, quizás escuchar alguna conversación a escondidas... pero cuanto menos roce tengais con esos asaltantes mas seguro será...-insistió el gobernador.

- Mucho mejor así. Intervino el mediano cuando el gobernador aclaró lo que esperaban de ellos. - Ir al campamento, y traer información. Me parece más sensato, si me permiten decirlo, que tener que enfrentarnos a todos ellos. 

Aunque la misión seguía siendo peligrosa, al menos no parecía un suicidio.

- Y que harán una vez traigamos dicha información? Preguntó curioso el mediano.

Joorin llevaba puesto su nuevo camisote de mallas que tan amablemente le había proporcionado Égida. Se sentía como un niño con zapatos nuevos. Nunca había tenido una armadura de tal calidad, y se sentía invencible.

- Traer información no será un problema. Puedo colarme en su campamento sin que perciban mi presencia. - aclaró Draenna. - Creo que si queremos truncar sus planes lo mejor es irlos diezmando poco a poco. Cuando alguna de sus patrullas se aleje lo bastante del campamento podemos asaltarles. Si conocemos sus planes nos podremos adelantar a sus movimientos.

Draenna tenía una idea en mente. Si eran 50 jamás acabarían con el culto. En cambio si iban reduciendo su número poco a poco, podrían, llegado el momento, dejar a la dragona sin seguidores.

- Por supuesto la dragona sigue siendo un ser poderoso al que no debemos subestimar. No solo por su poder destructivo, sino por sus otras capacidades...

La elfa sabía que tarde o temprano la dragona detendría sus planes si averiguaba que ellos estaban mermando a sus tropas.

Al forjado le llamó la atención la sugerencia de Draenna. ¿Cómo que puede infiltrarse sin ser vista? ¿Magia? ¿Hacerse invisible? Si eso era cierto, la misión sería muchísimo más sencilla de cumplir. 

—Estoy de acuerdo, aunque ya no sean una amenaza inmediata para Nidoverde, lo son para las comarcas de los alrededores —Égida se incorporó y sacudió el polvo de su pechera—. Volveremos lo antes posible, confíe en nosotros —en ese momento pareció recordar algo—. Oh, una cosa más. ¿Sabe dónde puedo encontrar a Lunahalcón? Quizás tenga algo que nos venga bien para el viaje, como una bendición. Nunca está de más contar con ayuda extra.

Levantó una ceja al oír que Draenna era capaz de colarse en su campamento sin que percibieran su presencia. - ¿En serio puedes hacer eso? le preguntó a la elfa. - Eso sería maravilloso. Tu sola podrías conseguir todo lo que necesitamos dijo sorprendido. Tenía unos compañeros estupendos y no hacía más que maravillarse con las capacidades de unos y otros. No entendía como él podría ser considerado como ellos vista las capacidades que estos tenían.

Cuando Égida hizo su petición antes de partir, Endozal recordó que necesitaría todos sus pertrechos. - Si no os importa, antes de salir debo ir con Hunder y Mugrim de vuelta a la caravana. Dejé mis cosas allí y las necesitaré para el viaje. 

Señor- el calishita interrumpió bruscamente la conversación.- Me parece loable que no nos ponga en la obligación moral de rescatar a los prisioneros. Pero yo al menos no podría hacer menos. No soy un especialista en el sigilo y el espionaje,  como tampoco puedo quedarme de brazos cruzados pensando en las atrocidades que pueden estar soportando los ciudadanos de Nidoverde a manos de esos bandidos. A saber si se los están dando de comer a los dragones.

Si Draena puede por sí sola recopilar toda la información que necesita, yo podría concentrarme en extraer a los allí cautivos. Me infiltraré e intentaré sacarles con vida. Si alguien quiere acompañarme será bienvenido.

- Será mejor no precipitarse. le respondió a Abdali. - Vayamos primero a explorar la zona y el interior del campamento de la forma que sabe hacer Draenna y una vez tengamos la información del interior ya veremos que hacer. No nos precipitemos ni saltemos a una muerte seguro. Tras lo sucedido con Zendarion y el duelo de Égida. Debemos tener más cuidado y ser más prudentes. Muertos no seremos de ayuda para nadie. 

Él no era un gran combatiente como ellos pero tenía su ingenio y su perspicacia y como todo lo había superado no había echo uso de él. - Quiero que sepáis todos que soy el primero que quiere saber de los rehenes y rescatarlos. Mi mejor amiga ha sido secuestrada por ellos y debe estar en ese campamento. A pesar de su preocupación mantuvo la calma. - Pero después de lo que vivimos anoche me he dado cuenta de lo cerca que hemos estado de la muerte y si muero no podré ayudarla. Que el impetú no nos lleve a una desgracia de nuevo. Avancemos primero con paso firme para no ahogarnos en un mar de arena.

La elfa asintió ante las palabras de Endozal. Parecía ser un joven muy sensato y había comprendido la gravedad de lo que tenían entre manos.

- Puedo transformarme en cualquier pequeño animal de apariencia inofensiva y pasearme por el campamento. Nadie le presta atención un ratón de campo o un gato merodeador. - explicó a todos sus compañeros.

En el fondo no estaba muy segura de si sabría poner en práctica todos aquel aprendizaje junto a sus congéneres. Hasta ahora no había tenido ocasión de demostrar esa capacidad y en cierto modo le hacía sentir insegura. Pero no quería demostrar eso delante del resto y habló con total convicción de su capacidad.

Así que eso era. Tiene cierto sentido. ¡Qué poder tan increíble! La revelación de Draenna le sorprendió, pues esperaba algo más propio de la imagen que tenía de los elfos: sombras, sigilo, engaño. Pero convertirse en un animal era algo que encajaba perfectamente con lo que la mujer había demostrado. Además, con el tiempo, seguro que podría convertirse en cosas más peligrosas. Una aliada poderosa, sin duda alguna.

—El prisionero dijo que apenas toman rehenes, pero si hay alguien allí —posó la mano en el hombro de Endozal—, haremos lo que esté en nuestra mano por rescatarlos.

Joorin se mantuvo al margen de la conversación. Aunque escuchaba con atención las aportaciones de sus nuevos compañeros de aventuras, no tenía una idea clara del siguiente paso a seguir. 

Se maravillaba de las cosas que explicaban, de lo que eran capaces de hacer. Él había visto a su instructor de la milicia forestal como era capaz de manipular la esencia mágica en su ayuda. Se preguntaba si él mismo sería capaz de hacerlo cuando fuera necesario.

El gobernador le preguntó a Scobert donde se encontraba Edayan Lunahalcón y este les indicó que se encontraba en al sala donde estaban los heridos, tratando de ayudar a sanar y realizar los ritos mortuorios necesarios a las víctimas que no habían tenido tanta suerte, incluyendo a Zendarión aunque no pertenecía a Nidoverde.

-Entonces, si estais de acuerdo partid en cuanto podais-dijo el gobernador apremiandoles- toda la información que podáis obetener será de ayuda para evitar que otros pueblos acaben saqueados como el nuestro. Pero por favor, no os pongáis en peligro inecesariamente-inistió una vez más antes de despedirse de ellos.

Ya fuera haciéndose pasar como mercenario o investigar sin ser visto iba a requerir acercarse al campamento como bien sugería Endozal, así que, al fin y al cabo, podían ir juntos hasta allí.

- Me falta reponer las flechas y me gustaría llevarme alguna cuerda por si hiciera falta. Por lo demás estoy listo para partir. Eso sí, quiero dejar claro que yo también haré todo lo posible para rescatar a los presos.

Si él estuviera retenido entre un grupo malvado de kóbolds, bandidos y semidragones también le gustaría que alguien fuera a liberarle.