Partida Rol por web

El caballero se aseguro de que la puerta siguiera atrancada, aquel sonido tras ella no levanto simpatía en su seno y supo que podían convertirse en un problema si les molestaban.

- Tengo algo pendiente en Oakhurst, mi camino me lleva a la ciudad para cumplir una promesa.  Quizá después pueda acompañaros, contestó a la propuesta de Elti con la esperanza de que ayudarla le ayudaría a pensar en otra cosa.

Levantando la mano. 

- Yo puedo estar interesado en algo así. Mi cometido en Oakhurst puede esperar. Te puedo ser de mucha ayuda en tu aventura en Neverwinter. Soy un máquina abriendo puertas. Una pregunta, ¿puedes hacer vino igual que haces fuego?

Wildra acarició su barbilla mientras escuchaba la propuesta de Eltaeda.

-Yo también iba hacia Oakhurst. Estoy viajando por la región, visitando distintos templos, y quería ir a este pueblo para comprobar si también tienen alguno, contemplarlo y presentar mis respetos. La aventura que propones suena muy interesante, señorita Morgana, y me siento inclinada a unirme. Si te parece bien, permíteme meditarlo esta noche y te daré una respuesta mañana.

-Oh, estupendo. Entonces supongo que cuando la tormenta amaine y salgamos del Tor, podríamos pensar en eso. En cuanto a lo del vino-Le respondió a Alupo con una sonrisa pícara.-Puedo hacer que el agua sepa y tenga color a vino. Lo que no tendrá es sus otros efectos.

Elti se calentó las manos un poco más, y luego le echó una mirada preocupada a las puertas. Tras un momento, se levantó, se acercó a recuperar sus calcetines, y tras ponérselos y calzarse las botas, se acercó a mirar con más detenimiento la puerta que el paladían había intentado tirar abajo.

-Una pregunta, las puertas parecen fuertes y bien cerradas desde este lado. Pero el señor de Nastivan dijo que había algo al otro lado. Nosotros no hemos podido pasar, pero ¿estamos seguros de que ellos tampoco pueden abrir la puerta desde dentro? Quizás no deberíamos ir a dormir sin que alguien se quede de guardia.

Después de pensarlo un poco más, se sentó en el suelo delante de la puerta.

-Sólo por si acaso, voy a ver si hay magia o algo en las puertas o detrás de ellas. Vosotros seguís hablando, yo voy a estar concentrándome un ratito.

Finalizas tu ritual, y no consigues detectar ningún aura mágica. Lo cual o bien significa que no hay ningún tipo de magia activa en los alrededores, o que esas paredes y puertas son demasiado gruesas para que tu energía arcana las traspase.

BBBBRRRRRRMMMMMMM

Escucháis el inconfundible sonido de un rayo cayendo sobre la colina del tor, y otro, y otro... Parece como si el suelo temblara con cada estallido y el consiguiente trueno que se solapa con el sonido del impacto. Pequeñas lluvias de polvo caen desde el techo, las puertas han vibrado y habéis escuchado chirriar sus bisagras.

Wildra, sabe que hace falta mucho más que una tormenta, por legendaria que sea, para colapsar una estructura de ese tipo y agradece a Berronar que les haya guiado hasta ese refugio. 

Wildra se mantuvo en silencio, junto al fuego, para terminar de secarse. El estruendo de la tormenta podía resultar perturbador, pero el sitio era seguro, así que sólo era cuestión de armarse de paciencia y esperar a que el tiempo amainase.

Se abre de nuevo la puerta entrada. Un joven, de no más de 20 años aparece en ella. 

Coincidiendo con su entrada, un nuevo trueno retumba por toda la sala, las bisagras de las puertas chirrían nuevamente y sus maderas crujen.

Wildra se giró. En otras circunstancias parecería que semejante entrada teatral estaba preparada, pero en una noche como aquella lo raro era el momento en que sonasen truenos.

-Paz de tormenta-saludó la enana mientras seguía cerca del fuego. Confiaba en que el recién llegado fuese una compañía tan agradable como el resto de individuos que había conocido esa noche-. Puedes acercarte, joven. Una buena hoguera siempre es mejor cuando se comparte.

Las puertas tiemblan con cada bramido de la tormenta, quizá se haya desprendido algo del óxido que atoraba las cerraduras y aprisionaba las bisagras y ahora sean más fáciles de abrir...

-Pues no detecto ninguna magia aquí o tras las puertas. Aunque puede que las paredes y puertas sean demasiado gruesas para que la detecte.

Se acercó de nuevo a la hoguera, y se sentó donde estaba antes.

-Pasa y sécate. -Le dijo al recién llegado-Con la que está cayendo, está claro que va a pasar bastante tiempo antes de que podamos salir de aquí de fomra segura, así que será mejor que nos preparemos para pasar la noche juntos. Y estábamos hablando de las puertas que hay en la habitación. El señor Alupo Peluso, ahí al lado, bardo-dijo, señalándolo-, intentó abrirlas con sus ganzúas sin demasiado éxito. Y Arthur de Nastivan, paladín de Tyr-señaló a su vez a Arthur-intentó usar los puños. Y por lo que he visto, no me gustaría ser una puerta que tuviese que enfrentarse a esos puños. U otra cosa que tuviese que enfrentarse a esos puños. Pero tampoco tuvieron ningún efecto sobre estas puertas en concreto. Así que parecen bastante fuertes y difíciles de abrir. Al menos, por este lado. Y esperemos que por el otro también. Porque Arthur-¿te importa que te llame Arthur?-se dió cuenta tras su intento de que al otro lado hay alguna cosa que no promete tener buenas intenciones.

-También estamos Wildra Estruendo, servidora de Berronar. Y yo, que soy Eltaeda Morgana. Puedes llamarme Elti. Maga, historiadora y autora. No menciono lo que hemos hecho para intentar abrir las puertas, porque ninguna lo ha intentado. Y creo que no me dejo a nadie.-A esto, el cuervo que llevaba en el hombro le dió un picotazo en la oreja.-¡Auch! ¡Vale, vale! Y mi familiar se llama Cora. Ignórala. Hoy está algo gruñona por que no le gusta que la saque cuando llueve. Va a ser una noche larga, así que, ¿por qué no nos dices tu nombre y qué te ha traído por aquí? Si te apetece, claro.

- Claro, respondió Arthur a la pregunta de la maga. y sí, será mejor que no perturbemos lo que haya ahí detrás... os aseguro que fuera lo que fuese no parecía muy amigable.

El paladín se acercó a la pequeña e improvisada antorcha, la cual no tenía pinta de durar demasiado lo cual sin duda resultaba ser un problema ya que todavía estaban mojados y no había más leña.

- Vamos, acércate al fuego y aprovecha para secarte un poco.

Realizó su entrada acompañado de un gran estruendo, tampoco es que hubiera intentado ser sigiloso, pero la coincidencia le brindó la atención de nada menos que cuatro viajeros que se congregaban en el interior del Tor.

Pa...Paz de... - no terminó la frase que tenía pensada pues Wildra se le adelantó - ¡Gracias! - respondió por fin con una sonrisa sincera.

Mi nombre es Sam, Sam Sickle, me sorprendió la tormenta mientras llevaba un mensaje a Oakhurst, a veces hago este tipo de encargos, para ganar unas monedas ya sabeis.... - de pronto sintió que estaba hablando demasiado, enrojeció levemente y calló.

Se aproximó a la hoguera y dejó su mochila en el suelo, podía notarse que el joven vestía una armadura de cuero tachonado sobre los ropajes y embrazaba un escudo en el brazo izquierdo, su estoque sin embargo, permanecía en su vaina, colgada de su cinto, al igual que otras armas o herramientas más sencillas.

Encantado de conocerles - dijo de un modo más informal de lo que indicaban sus palabras mientras rebuscaba en su mochila - y si hay algo al otro lado de la puerta, pues creo que mejor dejarlo allí, pero si quieren, siempre llevo una de éstas - comentó mostrando una palanca que traía entre sus pertenencias.

- Bienvenido Sam Sickle y bienvenida sea esa palanca. Podemos intentar abrir una de las puertas. ¿Os parece bien? Somos cinco así que no creo que pueda haber algo ahí detrás que pueda con nosotros. 

Wildra sopesó la situación.

-Ya que vamos a pasar un tiempo aquí, podría ser interesante echar un vistazo. Dejaría estar la puerta tras la que Arthur percibió una amenaza, por supuesto, y me centraría en las otras. Si puedo ayudar en algo, contad conmigo. No soy ducha en manipular mecanismos, pero si hay que recurrir a tirar una puerta abajo, arrimaré el hombro.

La curiosidad del mediano parecía no tener fin y ante la nueva oportunidad no dudo en volver a dirigir la atención en las puertas.

- No creo que soliviantar este lugar sea buena idea, lidiar con la tormenta ya me parece suficiente entretenimiento por una noche.  Un lugar como este debe llevar años abandonado, lo habrán asaltado y saqueado en varias ocasiones, sin embargo esas puertas siguen cerradas y eso da que pensar que sea la morada de alguien o que es mejor mantenerse lejos. 

El paladín se sentó con las manos extendidas a fin de poder retener algo del calor de la pequeña hoguera.

- Por mi parte las dejaría así a no ser de que el frío nos obligue a buscar un refugio más seguro dentro.

¿Será verdad lo que dice el Arthur?  ¿No habrá nada ya que saquear en este lugar? ¿ O quizá el hecho de que las puertas estén tan bien cerradas es más bien señal de que aún nadie ha conseguido entrar y que el interior aún está intacto?

Podríais ser los primeros en siglos en pisar las piedras más allá de las puertas... 

-No lo creo. Sólo sé de unos ladrones que entraron, haciendo un pozo desde la parte superior del Tor. Y que yo sepa, ninguno salió vivo.-De acuerdo, la parte de "probablemente lo que haya dentro aún está intacto" sonaba bien, pero la de "porque nadie salió vivo de intentarlo" sonaba menos bien. Intentó arreglarlo- Pero nadie dice que fueran buenos ladrones. Quizás se les rompió la cuerda o algo y no puedieron salir.-La verdad es que aunque era posible que la postura de Arthur sería la más sensata, estaba deseando ver lo que había dentro de las tumbas. Quizás incluso pudiera publicar un artículo sobre eso. O usarlo de material para su próximo libro.-¿Quizás un vistacito rápido?

- Venga hombre que no se diga ¡fiesta!. Antes de usar la palanca, si el amigo Sickle me lo permite, voy a intentarlo otra vez con mis herramientas.

Me dirijo alegremente a la puerta de la izquierda, saco mis herramientas, me bebo un traguito de mi petaca e intento abrirla.