Partida Rol por web

Instintivamente me abalanzo tambien sobre Oren para evitar que escape mienntras digo Ayudad a la chica a ver si se encuentra bien.

Viendo que la Piedra era importante, Walter vuelve corriendo hacia la casa para evitar que nadie la coja.

¡Yo iré a por ella!

A la carrera, y parece que ya recuperado del shock ahora que la criatura había desaparecido, el investigador se mete de nuevo dentro del almacén.

Cooper había arrastrado a su compañero un trecho, cuando vio como la horrenda criatura desaparecía y se convertía en una mujer. Comprobó que su compañero estaba estable, aunque con la tensión del momento y dada que su especialidad eran los muertos, no podía estaba muy seguro de si su compañero estaba fuera de peligro o estaba ya con un pie en el cementerio.

Corrió hacia la mujer que estaba tendida en el suelo, ¡Yo…yo me en…encargo de la mujer!. Cuando se encontró a su lado la examino con detenimiento.

Robert se quedó estupefacto al contemplar cómo el monstruo que le había herido el brazo se convertía en una mujer. Pero al gritar Orem algo sobre que eso no era lo que tenía que haber pasado y que la piedra roja era crucial para volver a empezar con su locura se incorporó con una expresión fría en su rostro.

Nunca había creído que existiera la magia negra ni el vudú ni esas cosas raras, pero ahora no estaba tan seguro. Pero ante todo era un policía y no podía permitir que un hijo de puta como Orem, por mucho Van Schaen que fuera, se saliera con la suya. No podía permitir que secuestrara a una chica inocente y la transformara en una criatura grotesca que nada tenía de humana. No iba a permitir que nadie volviera a utilizar esa piedra roja que a su grupo de compañeros, hombres hechos y derechos, afectara de aquel modo. Pensó en su amigo y compañero, John, y en Anne, la joven con la que salía y con quien pensaba ir en serio. No podía permitir que ese monstruo de Orem un día la secuestrara y la matara. Tampoco podía permitir que fuera a otra ciudad, por ejemplo San Francisco, donde vivía su hermano menor, Crochane, y empezara otra vez con sus locuras.

Por ello tomó una decisión: con el brazo sangrante apuntó directamente a la cabeza de Orem y, después de asegurarse que Steve y Walter aún estaban relativamente lejos y fuera de la línea de fuego, disparó. Y mientras disparaba se acercaba más a él, hasta que vació el cargador y sólo se oían los clics del revólver.

El tiempo que parecía haberse detenido pareció querer cobrarse su factura y ahora todo parecía desencadenarse al mismo tiempo. El cuerpo de Oren se desplomó como un saco acribillado por Robert. Un charco de sangre se empezó a formar alrededor de su cuerpo. No había duda estaba muerto.

Eugene se encargó de estabilizar a Stoker, el cual parecía estar más afectado de lo que debería por sus heridas, quizás a causa de los acontecimientos que había contemplado.

Walter por su parte se dirigió entro otra vez en el dificio

Entras en el edificio y tras recorrer otra vez aquellas salas hasta llegar a la que contiene la piedra, cual es tu sorpresa al entrar cuando al contemplarla ves que la piedra no esta, es más la estancia esta totalmente vacía

Horrorizado ante lo que acababa de hacer Robert pero en el fondo tranquilo por haber terminado con un asesino sanguinario, decido cambiar de direccion hacia la mujer mientras miro que esta haciendo el griego que se acerca.

¡Vacía! Pero... ¿cómo es posible?

Walter no podía creerse que alguien se lo hubiera llevado todo; no había tiempo suficiente para hacer algo parecido.

En cualquier caso, y a la luz de los últimos acontecimientos, "lo imposible" podía haberse convertido en "bastante probable", o sea que quizás sí alguien se lo había llevado todo.

Tratando de recuperar el tiempo perdido, Walter abrió las demás puertas del almacén, tratando de descubrir por dónde habían salido los que lo habían vaciado.

El hombre se acerco hasta donde estaba tumbada la mujer y sumo con cuidado la incorporó y la abrazó amorosamente. La mujer seguía estar consciente, pero su respiración era rítmica y su rostro no presentaba signo alguno de dolor o malestar, sino que parecía estar dormida

Walter examinó las estancias que le quedaban. La primera que examinó fue la que había salido la bestia. La estancia estaba sucia y apestaba de mala manera, en un rincón había un montón de paja ensangrentada y con algunos restos que a simple vista no pudo reconocer. Al otro lado había una especie de altar con runas y símbolos grabados.

La otra estancia que quedaba por examinar conducía hasta un conducto que conectaba con el río cercano.

Antes de meterse por el conducto, Walter regresa a fuera para avisar a sus compañeros.

Señores, si queremos averiguar qué ha pasado y además impedir que vuelva a pasar, deberíamos tratar de recuperar la piedra roja, que me parece que es el quid de la cuestión. Y se la han llevado.

Tomándose un momento para recobrar el aliento, Walter sigue con su explicación.

Creo que sé por dónde se han ido; ¿Vamos a tratar de detenerles? Aquí tampoco es que podamos ser de mucha ayuda a los dos griegos...

Robert salió de su ensimismamiento al escuchar las palabras de Walter. Sacó otro cargador de un bolsillo y cargó la pistola con profesionalidad.

Sí, vayamos. Hay que destruir esa piedra roja. Pero vayamos con cuidado. Este edificio no parece que vaya a resistir mucho. Y no sé qué puñetas está pasando en Kinsbury pero juraría que a Ness se le ha ido la pinza y está incendiando la zona de chabolas - dijo mirando la zona, efectivamente en llamas, mientras los gritos de las personas llegaban hasta ellos. - Esperemos que los disturbios no nos afecten demasiado. Hay muchos indigentes que le están quemando su único lugar donde dormir.

Miró con desprecio al cuerpo de Orem Van Schaen y se dirigió al interior, echando un último vistazo a los dos griegos. Negó con la cabeza. Eran demasiadas preguntas sin respuesta y prefería centrarse en una sola. Luego ya pensaría en que diría en su informe.

¿Cómo? De que piedra hablaba Evans. Ness, incendiando el bario, de que estaba hablando todos. Un policía no podía ser tan mezquino como para incendiar un barrio entero, por muy corrupto que fuera. El forense tenía las manos manchadas con la sangre de su compañero. Había tratado las heridas mas grabes de Stoker lo mejor que podía pero si quería que sobreviviera necesitaba atención en un hospital, con el equipo que disponía, el Cooper no podía hacer mas.

Yo..yo me quedare…re con…con los griegos..os y…y el señor Stoker. El forense desconfiaba del hombre, si era quien creía, su apodo no daba mucha confianza: “griego loco”. Puuuede..de que consiga…ga algoooo de información de…de ellos. Los..los llevare al… al hospital, y..y..y pediré aaayuda..da.

Viendo que al menos uno se apuntaba a la persecución de aquellos sectarios, Walter empezó a correr hacia la salida del almacén que, teóricamente, iba a salir al río.

Bien pues, ¡vamos! No perdamos más tiempo aquí.

Tenían que atraparles como fuera... aquello no podía volver a suceder. Walter aún no acababa de creerse lo que había visto allí fuera: una criatura monstruosa que se transformaba en una chica, la ciudad en llamas... había oído hablar de locura transitoria, y también había escuchado historias de soldados que, tras volver del frente, jamás volvían a ser los mismos; pero aquello era distinto.

Mientras Cooper y Stoker se quedaban en la superficie con los griegos, el resto decide volver a adentrarse en la vieja estación. Walter les conduce hasta una de las estancias que antes se habían quedado por examinar, la puerta estaba abierta y la misma parecía conducir hasta un conducto que conectaba con el río cercano.

Robert siguió junto a Walter, adentrándose en el edificio. Las paredes habían quedado dañadas por el paso de la bestia y los ladrillos y maderas crujían amenazadoramente. Con paso rápido, iluminándose con la linterna y la pistola en la otra mano, avanzaron por los corredores hasta la puerta abierta. El ruido del agua corriendo confirmaba que había un conducto que desembocaba en el Cuyahoga. Robert se hizo a un lado de la puerta e iluminó rápidamente la estancia con la linterna apuntando al mismo tiempo. Confiaba en que no había nadie más pero quiso cerciorarse.

Tras asegurarse que no hay nadie más en la estancia, Walter se lanza a perseguir a quienquiera que se haya llevado la piedra.

- Corramos, no hay tiempo que perder.

Sabía bien que a veces hay misiones que son más grandes que uno mismo, y recuperar la piedra bien podría ser una de estas. - No podemos dejar que caiga en malas manos - se repetía a sí mismo, tratando de darse fuerzas.

Al cabo de unos minutos veis que delante vuestro hay una figura que lleva un gran y pesada piedra, que le obliga a ir despacio. El ruido del agua y su propio chapoteo parecen haber impedido que os haya oído llegar. Lo que si os parece evidente es que parece cansado 

Vaya, vaya... nuestro pequeño landronzuelo no ha ido muy lejos.

Walter aprieta el paso, preparado para lanzarse sobre el hombre que quiere llevarse la piedra.

No podemos permitir que escape, pero probablemente tampoco sea necesario dispararle ahora mismo, ¿de acuerdo?

Walter había comprobado que a Robert no le costaba mucho disparar a alguien desarmado, y no estaba a favor de que aquella situación empeorara aún más con otro cadáver de por medio.

Sigo silenciosamente a mis compañeros pensando en lo que acababa de ocurrir, cuando al ver al ladron de la piedra slgo de mi ensimismamiento. Lo mejor seria tirarlo al suelo e inmovilizarlo.Y me preparo a que den la señal.