Partida Rol por web

Groland ya estaba apartando a los curiosos con brusquedad para entrar en la Cocatriz cuando la elfa llegó junto a sus amigos. Al verla, recordó su juramento en el templo, así que cejó en su empeño de entrar en el edificio y se acercó a ella.

-¡Sierva de Freya, os di mi palabra! -dijo Groland poniendo un puño en el pecho-. Podéis contar conmigo para esta empresa. Dadme un minuto para ir a por mis armas y esas bestias no tendrán a dónde huir.

Vio la cara de Baran, que acababa de despachar a sus soldados, y que había oído la petición de Shandrill. Evidentemente, aquel caballero desconfiaba de los advenedizos. Le comprendía.

El guerrero reparó entonces por primera vez en el hombre madura que acompañaba a la sacerdotisa elfa. Su cetro le identificaba como el magistrado. Entonces se acordó de Voril y el juramento que me hizo. Groland aprovechó el momento en el que aquel individuo terminaba de dar órdenes a una cuadrilla de voluntarios y se giraba hacia el grupo de compañeros.

-Vos... Sois Arlen, ¿no es así? -Groland se acercó a él y se inclinó a modo de saludo respetuoso-. El herrero Voril me dijo que acudiera a vos, magistrado. Necesito haceros unas preguntas sobre la expedición que desapareció. Quizás aquello esté relacionado con los sucesos que acabamos de contemplar.

El reflejo de las llamas que amenazaban con reducir a cenizas la esplendorosa capilla de la aldea bailaban en los ojos del joven semielfo. Se aferraba al báculo como si fuera el único ancla de este mundo, y soltarlo significara empezar a flotar y perderse entre las estrellas. No fue hasta que el magistrado y la sacerdotisa llegaron hasta ellos, cuando recobró el sentido. Las palabras de Groland resonaron en su pecho como si estuviera escuchando el rugido de un dragón, infundiéndole coraje y determinación para hacer frente a la tarea.

- Oh... el crisol... ¿para qué querrían esos orcos un objeto así? - dijo, pensando para sí - A no ser que sólo sean peones en un juego más grande... quizás haya alguien detrás de todo esto. Sacerdotisa, ¿habéis tenido otros intento de robo con anterioridad? ¿Amenazas de algún tipo?

-Yo estoy listo para partir en cuanto mi compañero recupere sus pertrechos y yo mi animal. -responde Brand a la sacerdotisa sin dudarlo.- Pese a no haber estado con mis compañeros en el templo una promesa suya es una promesa mía, y me asegurare de que esas inmundas criaturas paguen esta afrenta en sangre.

Mientras habla desvía su mirada hacia el este, por donde los orcos habían escapado y desde donde sentía la emociones procedentes de un cuervo persiguiendo a su presa.

-En estos momentos mi familiar esta siguiendo el rastro a los atacantes, aunque consigan escapar sabremos donde han llevado el Crisol. Aun así sera mejor alcanzarles antes de darles tiempo a preparar una emboscada, dadnos unos momentos para prepararnos y partiremos enseguida.

Dicho esto el hechicero se marcha en dirección a la taberna a paso ligero esperando volver cuanto antes.

Me retrasé un poco en cuándo al resto del equipo, pues no conocía a esas personas y yo nunca había sido una persona confiada. Escuché con atención lo que decían y, aunque no les conocía, el resto del equipo decidía ayudarlos sin más preámbulos.

"Supongo que esto es parte de trabajar en equipo. Perder tu individualismo y creer en sus palabras. Aunque por otro lado... ¡Menudo lugar! Si hubiesen más problemas por metro cuadrado sería un campamento orco..o una ciudad drow."

- Señora, señor - dije a los recién llegados sin "descapucharme" - Aunque no nos conocemos, mis empresas ahora van con las de estos guerreros, así que ofrezco también mis armas para ayudarles en todo lo que pueda.

Dicho eso me giré hacia mis compañeros. Compañeros. Vaya. Qué palabra y qué significado. ¿Podía usarla ya?

- Chicos, si aceptáis mis habilidades, os ayudaré, pues parece que estamos en esto juntos ahora. He pasado mucho tiempo viviendo cerca de Orcos y luchando con ellos a diario, así que podría decirse que tengo bastante estudiadas sus costumbres y demás.

Rizzen estaba tremendamente preocupado por los sucesos acontecidos, dandole vueltas a las posible motivaciones y al autor de aquella atrocidad. ¿para que querran el crisol? se preguntaba Rizzen. No obstante al oir las palabras de Rashaniel salio de su ensimismamiento.

Rashaniel tiene razon,, unos simples orcos no se aventurarian a atacar la ciudad. Hay algo o alguien mas involucrado. En cualquier caso nuestro deber es recuperar el crisol. Shandrill, ¿tienes alguna idea de porque querrian llevarselo? es raro que unos orcos se quieran llevar algo asi, en lugar de otro tipo de botin. ¿hay algo mas acerca de ese objeto que debamos saber?. En cualqueir caso os devolveremos el crisol lo antes posible...

Al ver a Arue, Rizzen se acerca son una sonrisa por supuesto tus habilidades seran muy necesarias Arue. Como experta en orcos, ¿tu que opinas? ¿quien puede haberse atrevido a lanzar este ataque? creo que por si mismos los orcos no hace estas fechorias, son unos cobardes.

Shandrill sonríe. - Freya os bendiga por vuestro valor. Dice. Desabrocha de su cinto una espada con una vaina de cuero muy sencilla, sin adornos. La empuñadura está hecha de cuerno. No parece un arma muy apropiada para el combate. Shandrill le presenta la espada a Groland. - Puedes llevártela si lo deseas. Dice. - Debéis prometer que recuperaréis el Crisol y llevaréis ante la justicia a aquellos que han profanado el templo de mi diosa. El crisol, como ya os dije en el templo esta mañana, es indispensable para el ritual de la bendición de la nueva cosecha de trigo, para el que sólo restan unos pocos días. Lo único que se me ocurre de porqué han robado el crisol es que nos quieran arruinar la cosecha. Es la primera vez que nos ocurre esto. Dijo desconsolada.

Con sus ojos llenos de luz y una mano en su medalon Rizzen prosigue Bien, pues poco mas poco hacer aqui.. partamos de inmediata por donde han huido esas alimañas

Como respuesta al gesto de la sacerdotisa, que le ofrecía la espalda con sus dos manos, Groland se inclinó en una reverencia y la recogió con sus rudas manos.

-Gracias, mi señora -dijo el hombretón con unos modales exquisitos, mientras se incorporaba con la delicada espada ornamental en un puño-. La llevaremos con nosotros, como estandarte y talismán.

Y poniéndose firme instintivamente añadió:

-Y no me importan las motivaciones de esos ladrones. pagarán caro este crimen, ante vuestra justicia... o ante la de sus dioses.

A continuación se dirigió a Rizzen, con tono respetuoso.

-Sacerdote, sé que estáis enardecido por la expectativa de esta misión sagrada, pero a no ser que nuestra experta cazadora -indicó a Arue con un movimiento de la cabeza a modo de saludo- diga lo contrario, no creo que salir de expedición en medio de la noche sea la mejor de las estrategias. Además, el cuervo de nuestro compañero nos indicará a donde han huido.

Luego se volvió hacia las tres autoridades presentes (si es que ese era el tal Arlen, como Groland suponía).

-Eminencias, agradeceremos todo lo que podáis decirnos sobre los orcos...

Y sugirió una retahila de cosas que consideraba importantes, aunque quizás más adecuadas para una defensa que para una cacería. Concluida la lista, se detuvo un momento y hecho una mirada expectante a los tres poderes: Baran, Shandrill y Arlen. Recordó entonces el juramento hecho a Voril. Y estaba lo de la mantícora...

-También nos sería útil -añadió Groland, empezando a ponerse nervioso de hacer tantas peticiones- todo lo que pudieran decirnos acerca de la expedición de la hija del herrero Voril, desaparecida hace dos semanas, y de la mantícora que se ha visto en las inmediaciones del pueblo. -Se relamió los labios e hinchó el pecho, para darse importancia y no parecer un quejica.- Es más que probable que todos estos hechos inusuales estén relacionados.

E intentado adquirir una postura de solemnidad semejante a la del caballero Baran, se llevó la mano desocupada a la cabeza de su gran maza... ¡Que no estaba ahí! ¡Maldición! Aún tenía que recoger sus cosas.

Rashaniel estaba pensativo, y dejó que Groland marcase el ritmo de la conversación. Como la sacerdotisa no le había dicho nada al respecto de otros intentos de robos, parecía que era la primera vez que lo habían intentado. Y con bastante éxito, se permitió decir. Ahora, tal y como habían prometido sus compañeros, debían dar caza a esos orcos, con el peligro de una mortífera mantícora en los alrededores y la amenaza de un mal detrás de todo ello.

Miró al cielo, intentando buscar a algo o a alguien, pero nada. Pasados unos segundos, un pequeño halcón se posó elegantemente en el báculo, mirándolo fijamente, como si intercambiaran algún tipo de información.

- Eres un perezoso - musitó el semielfo, antes de que el halcón alzara el vuelo nuevamente.

Arlen tomó la palabra. - Las criaturas atacantes eran orcos y creo que han ocupado un castillo en ruinas que se encuentras al nordeste, no muy lejos de aquí. En cuanto a la hija de Voril, Arialle, se fue con su grupo de aventureros mucho más al norte junto a las colinas de las Montañas de Stoneheart. Indicó el magistrado. - Donde también se ha visto a una mantícora. Puede que fueran hasta allí y muriesen luchando contra ella.

Os miró a todos pensando que se podía confiar en vosotros. - Me resisto a enviar a mis hombres tras los orcos porque creo que la incursión podría ser una distracción concebida para atraer a la guardia y dejar la aldea expuesta y sin protección. Por ello os agradezco lo que hacéis por nosotros y sois libres para quedaros con todo aquello que recuperéis de mano de los orcos, aparte del crisol. Acto seguido, ordena que os sean traidos varios caballos.

Justo mientras Arlen decía esas palabras Brand llegaba corriendo del establo, arrastrando detrás de el una mula con una extraña marca en los cuartos traseros.

-¿Caballos? Entonces no necesitaremos a mi animal -dice Brand fastidiado por haber hecho un viaje en balde-, aunque supongo que es mejor, con ellos iremos mas rápido y tendremos mas posibilidades de alcanzarlos. Desgraciadamente ya no quiero gastar mas tiempo en volverla a dejar, tendréis que hacerme el favor de cuidar de mi mula.

Tendiendo las bridas de la mula a Arlen Brand se dirige hacia el caballo mas cercano y monta de un salto, hechandose a cabalgar hacía el este en dirección a su familiar... y a los orcos.

-¡A por ellos compañeros!

-Esas malditas bestias...... Cuando dejarán tanta maldad? -Se preguntó a si mismo, mientras contemplaba como los aldeanos corrían a apagar las llamas del templo, luego se voltea a la clériga de feyra.

-Mi señora, tienes mi espada a tu servicio, juro que traeré de vuelta ese sagrado artefacto y vengaré la muerte de los que han caído esta noche y que Kelemvor los lleve en su gracia.

Luego se voltea a su grupo, se alegra al ver que todos se encuentran prestos a ayudar en su causa -Amigos, creo que Groland tiene razón, la tenue luz de las estrellas no es suficiente para que un cazador pueda ver detalles mientras rastrea, les digo, he visto expertos cazadores del norte perder su rastro por viajar al son de la luna y las estrellas. Será mas prudente esperar los primeros rayos de Lazhander e ir por ellos, al menos sabremos la dirección que tomaron gracias al pequeño amiguillo cuervo.

- Pero... - dijo el joven, casi sin voz, temiendo que se molestaran con él - Si dejamos que ahora se marchen... quizás por la mañana será tarde... ¿no? Además... Rue puede ver en la oscuridad... bueno, al menos mejor que los humanos. Seguro que no le resultará difícil.

Al acabar la frase, observa cómo Brand se sube al caballo y cabalga tras los orcos.

- Eso... eh... ¿Brand?

Groland archivó toda la información en su cuadriculado cerebro: 1) La hija de Voril y una mantícora en las las colinas que anteceden a las montañas Stoneheart. 2) Temores de Arlen sobre una posible maniobra de distracción. 3) Orcos en las ruinas de un castillo al noroeste de aquí... 4) ¿Será el castillo de Eralion del que hablaba el mediano? 5) Por cierto, ¿dónde está ese mediano? Pero no perdió los modales.

-Gracias por las monturas, magistrado, y por confiar en nosotros -respondió respetuosamente el guerrero-. No les defraud...

Entonces fue cuando llegó Brand con aquel simpático animal... ¡Para dejarlo en manos de desconocidos! ¡Cuán poco se os valora en este mundo, mis rebuznantes amigos!, pensó el guerrero, dolido en su corazón sencillo. Ya iba a protestar algo cuando Brand tomó un caballo... ¡Y salió disparado!

-Qué demonios... -El guerrero tardó un momento en entender lo que pasaba, pero en cuanto lo tuvo claro se giró de un saltó y agitó los puños hacia el impulsivo elfo.- ¡EEEHH! ¡MAJADERO! ¡MALDITO MAMARRACHO LANZA-RAYOS! ¡QUE TENGO QUE COGER MIS COSAS!

Estaba fuera de sí. ¿¡CON QUÉ QUIERE QUE ME ENFRENTE A LOS ORCOS!? ¿¡CON LA PUNTA DE LA-

La conversación entre Rash y Greinh le devolvió a sus cabales. Uno parecía estar dispuesto a seguir a su semicongénere, pero el paladín apoyaba la propuesta del guerrero. Esa era su oportunidad.

-¡Bien, BIEN! -dijo con visibles prisas, mientras se largaba a por sus cosas-. ¡Eso es! ¡Debatidlo! ¡Debatidlo con calma! Necesito mis cosas...

Y apartando a los curiosos feligreses de la Cocatriz a codazos, el fornido muchacho se internó en la taberna dejando a la sacerdotisa, al magistrado y al capitán de la guardia plantados, con la palabra en la boca y "a merced" de sus amigos.

Sus pisotones eran audibles desde la calle. La ventana que estaba sobre la puerta principal se abrió de sopetón.

-¡Ah! ¡Y yo voto lo que diga Arue!

Y, antes de desaparecer ruidosamente de nuevo, mostró a la drow un puño con el pulgar levantado y una afable sonrisa de psicópata.

- Mi consejo es que no hay tiempo que perder. Es mejor alcanzarles antes de que lleguen al castillo. Dijo Baran con una sonrisita medio fatua, medio sarcástica, bastante ofensiva. - El grupo de orcos era reducido, en cuanto llleguen al castillo sus fuerzas serán mayores.

De mala gana, Baran ordena a tres de sus guardias que acompañen al grupo para guiarlo hasta el castillo y custodiar los caballos. Uno de ellos, Lauriel, una elfa lugartenniente de Baran, se muestra abierttamente suspicaz hacia vosotros pero es la primera en presentarse voluntaria. Los otros dos guardias se llaman Jerinor y Hathol, mujer y hombre respectivamente.

Todo estaba ocurriendo tan deprisa y de una manera tan poco organizada (por no decir que era una locura con todas sus letras) que apenas había tenido tiempo de decir nada.

Antes de que el impulsivo -chalado- de Brand se alejase más, cojuré unas pequeñas llamas azules enfrente del caballo de Brand. Era un simple e inofensivo fuego fatuo que luchando en la superficie apenas tenía uso, pero sabía que haría que el caballo, o Brand, detuviese su carrera lo suficiente para escucharnos.

-¡Vuelve aquí, inconsciente!¿Para qué quieres compañeros si no les escuchas?

Me giré entonces al resto del grupo para dar "mi humilde opinión".

- Los caballos son una buena idea para ganar terreno, pero no es tan fácil rastrear a caballo. Porque sí, puedo rastrear a los orcos con cierta facilidad aún no estando a la luz del sol. - añadí ante un comentario que había oído, noe staba segura de quién, para quitarles de dudas - Además, otro problema que nos suponen los caballos es que no conocen la palabra sigilo. En caso de usarlos, deberemos desmontarlos a cierta distancia del grupo perseguido, ya que los orcos no son una fuente de sabiduría, pero tampoco tan estúpidos como para no reconocer una estampida de caballería. - obviamente eso era una exageración, pues no eramos más que una pequeña cuadrilla, pero se entendía lo que queía decir. - Como bien dicen, es mejor acabar con el grupo pequeño, recuperar el crisol y tal vez conseguir información antes de que se unan al resto de su horda, pues tal vez entonces estemos en clara desventaja.

Miré a todos para asegurarme de que no tenían dudas antes de seguir.

- Entonces, mi idea es que deberíamos utilizar los caballos para ganar cierto terreno, pero a una distancia prudencial estos amables elfos - dije simplemente a modo de cortesía - se quedarán con ellos y seguiremos a pie. Y tal vez rezar a vuestros dioses, si los tenéis, para que todo salga como lo previsto, a nso er que os gusten los retos difíciles.

Se veía un claro brillo en mis ojos cuándo dije esta última frase. Y lo sabía.

Volviendo con el resto del grupo alertado por las luces de Arue, Brand agita la cabeza ante el plan mientras hace detenerse al caballo.

-¿Sigilo? Me temo que no tenemos tiempo para el sigilo, y como tu dices los caballos no están hechos para ello. ¿Porque no cabalgamos sin miedo hacia ellos y, cuando estemos cerca, les adelantamos y les plantamos cara? Somos mas rápidos que ellos, si nos damos prisa podremos alcanzarlos y aplastarnos con nuestra superioridad numérica.

El mago miró a su caballo, un hermoso ejemplar de pelaje cobrizo, como si fuera la primera vez que viera una montura, y luego vio al grupo.

- Yo propongo que vayamos tras ellos... ahora... - dijo, casi sin voz, más preocupado de subirse al caballo que de otra cosa. Se recogió la falda de la túnica como pudo y lanzó varios intentos fallidos para subirse mientras sus compañeros discutían el modo de actuar. Afortunadamente, no se percataron en demasía del lamentable espectáculo que ofrecía el semielfo, que parecía un bufón en una representación que un sabio de lo arcano. Finalmente, tras un intento bastante afortunado en el que consiguió subir de una vez, miró a todos lados, sorprendido de la altura que había alcanzado desde lo alto del cuadrúpedo. Se guardó a buen recaudo las pociones y el pergamino de apertura, al que dedicó una profunda lectura ahora que ya estaba dispuesto.

-¿Veis? Rash esta conmigo. -dice el hechicero mientras ignora educadamente las payasadas del semielfo con el caballo- Tenemos que darnos prisa, ir montando en los caballos y en el momento que vuelva Groland partiremos. No necesitamos sigilo, necesitamos velocidad y fuerza cuando los encontremos, si nos preocupamos porque no nos vean escaparan.

Dando vueltas con el caballo alrededor del grupo impaciente por partir mientras comprueba discretamente cualquier amago de caerse de Rashaniel, Brand se detiene al lado de los guardias a esperar, guiñándole el ojo a la elfa cuando la coge mirándole con una expresión de deseo habilidosamente camuflada bajo una mirada de desprecio.

Miré con una sonrisa torcida a Brand.

- Brand, ¿sabes combatir a caballo? No es una tarea tan fácil cómo parece, y auqnue tú supieses, ¿saben el resto? Además, ni siquiera sabes si estos caballos están entrenados para la guerra, y si no lo están, seguramente te lanzarán  por los aires y te pisotearán mientras huyen despavoridos. Y otra cosa más: si los orcos hiriesen o matasen a alguno de estos animales sólo por tu cabezonería, te haría sufrir lo mismo. - le guiñé un ojo para que la situación pareciese más familiar y bromista, pero se notaba que lo había dicho con toda la seriedad del mundo.

- Además, no te preocupes, les daremos alcance rápido igualmente. Los orcos no son especialmente rápidos, y yo puedo verles dos veces antes que ellos a mi. Y si no me equivoco, tenía entendido que vosotros  - dije señalando a Brand y Rashaniel - también podéis ver algo en la oscuridad nocturna, ¿no? Que ese es otro añadido: con al velocidad de un caballo persiguiendo, especialmente para aquellos que no ven en la oscuridad, seguramente sería muy difícil ver a los orcos antes de que ellos nos viesen a nosotros, y eso no nos da ninguna ventaja, ni en la batalla ni en la misión. Si se dan cuenta de que ns acercamos, nos emboscarán (es lo que más les gusta hacer) y el portador del crisol huirá mientras tanto, y nosotros no tendremos tiempo de perseguirle. Seamos sensatos, Elfo impulsivo. Y por favor, espera un minuto a que Groland vuelva con sus armas antes de lanzarte a la carrera. - aunque más le vale que no tarde mucho más, yo también estoy imapciente - El resto deberíamos prepararnos ya.

Dicho esto me subí al caballo de pelaje más oscuro que vi, pues acostumbrada a moverme en las sombras, era el que más me gustaba. Además, así "combinábamos". Una vez subida a sus lomos, me aseguré de que mis armas estaban listas y me aseguré en la silla del caballo. Después me recosté en su cuello para poder susurrarle.

- Necesito que te portes bien y me lleves rápido hasta los orcos, ¿eh, chico? Después podrás descansar como un campeón.