Partida Rol por web

Gracias, gnomo. No conozco los detalles de lo que ha ocurrido, pero mi intención de ayudar a mi hijo es sincera. Vosotros sois aventureros, errantes. Seguramente la mayoría huérfanos. No tenéis arraigo. Pero para un vistana, la sangre, la familia, es lo más important...

¡Mami, mami!

Una niña entró corriendo en la sala. Gabrielle se arrodilló para abrazar a la recién llegada.

¿Quienes son estos señores?

Cariño... No deberías haber bajado, Lucita, hija mía. Estos invitados no traen caramelos. Ven-dijo, cogiéndola en el regazo-, vamos a tu habitación.

Gabrielle cargó con la niña en brazos hacia las escaleras. Un par de escalones después, se giró para volverse a los visitantes.

Mandaré al servicio para que os den la cena y os lleven a vuestros aposentos. Descansad. Mañana podréis ir a por la fata.

No volvieron a ver a Gabrielle en las horas siguientes, pero cumplió su promesa y el grupo pudo disfrutar de un banquete en la misma mesa en la que antes estaban sus nuevas armas. Después fueron llevados a otra planta, a una gran sala comunal provista de buenas camas, con sus oportunos orinales debajo, con un escritorio con tinta y pluma, tres armarios y una mesa con sillas para poder charlar. Los sirvientes eran poco propensos a hablar, pero a pesar de su lealtad algo de información se podía sacar de ellos.

No fue sino cuando se quedaron solos que Alarico miró al resto del grupo y suspiró.

- Un poco de soledad, por fin. Madame Eva trató de expulsarnos sin más, simplemente advirtiéndonos que ya sabía lo de la felonía de Raúl pero que, aunque así fuera, no iba a castigarlo. Era su pueblo, y sus reglas, y más allá de la nula confianza que merece quien, siendo líder, dicta unas reglas que luego no cumple, no iba a meterme con tal decisión, aunque, cada uno a nuestro estilo y por distintas razones, tanto Gennan como yo afeamos en parte dicha conducta. Aún peor, la muy sinvergüenza pretendía no cumplir su promesa, y nos despachó sin más, con lo que me vi obligado a recordarle que había prometido poner al servicio de nuestra búsqueda sus poderes adivinatorios. De esa forma se vio obligada a responder a tres preguntas- hace una pausa Alarico, antes de continuar, mirando a todos, a fin que nadie se perdiera en la larga explicación- La primera pregunta, que hice yo, fue ¿cómo se puede curar el mal que aflige a Malocchio Aderre?. La gitana tras consultar sus cartas afirmó, textualmente, que "Ningún mal aflige a Malocchio Aderre, más allá de la maldición de los dukkar. El espejo adecuado servirá para ver más allá del velo de las apariencias". Recordé entonces que los dukkar eran los gitanos varones con el poder de ver el futuro, y que Malocchio Aderre, en efecto, era nu dukkar semivistano, que tenía ese don pero que había tratado de matar a los gitanos porque había visto como alguien de sangre vistana le iba a matar. Y yo digo, ¿podría ser que no esté maldito y que, sencillamente, los dukkar sufran en sus fases finales el mal que aflige a Aderre? En todo caso os recuerdo que todos los espejos estaban velados. Quizás habría que obligarle a mirar a un espejo, pero reconozco que temo el rumbo que ese camino puede suponer.

Hace, entonces, el sacerdote una nueva pausa, y reflexiona un instante, para luego continuar.

- La siguiente pregunta la formuló Gennan. Al referirse la gitana a "el espejo adecuado", con gran inteligencia nuestro druida le preguntó donde podíamos encontrar ese espejo. Y se nos dijo que, vuelvo a ser textual "para encontrar el espejo, deberéis internaros en las Brumas. Pero cuidado, no lo hagáis solos. Necesitais de un guía, una criatura de los bosques" Con lo que, respondiendo a preguntas antes formuladas, pareciera que sí, que no tenemos más remedio que localizar a ese ser faérico y obligarle a convertirse en nuestro guía, para entrar en las brumas y lograr el espejo. Pero de todas formas, y contra los deseos de la gitana, formulé una tercera pregunta, que reconozco, poco me resolvió. Temiendo que nada bueno salga de todos estos desvelos, pregunté si debíamos regresar ante Aderre... y se me dijo que todo acto cometido debe enfrentarse a sus consecuencais, bien como recompensa, bien como castigo- una sonrisa torcida se dibujó en el rostro del sacerdote quien negó la cabeza- Ah, y como recompensa por nuestros servicios a su pueblo, nos ordenó no volver a pisar "su bosque". Reconozco que salvo por el tema de matarlos a todos, cuando sin duda algunos servirían bien como esclavos, empatizo con el deseo de Aderre de eliminar a gente tan falaz, embustera y desagradecida.

No podía estar más de acuerdo. Aquellos desagradecidos casi abrían a Sapo por la mitad. Estando ya solos, aunque eso le importaba poco a Sapo, quien no solía medir sus palabras demasiado, no por maldad, sino por falta de empatía, expuso sus sospechas.

- Hay altas probabilidades de que Lucita Aderre sea la que mate a Malocchio Aderre. Tiene sangre de su sangre, pero vayamos a encontrar ese espejo.- A Sapo le costaba entender las palabras de la anciana vistana y no le cabía en la cabeza que el "espejo" pudiera ser otra cosa que un espejo, como tal.

 'Blablabla' fata 'blablabla' espejo 'blablabla' Aderre.

Durante toda la explicación Quiora se había quedado embobada como un boquerón, mirándo fijamente a Alarico con la boca semiabierta. Fue culpa de una minúscula parte de su cerebro que procuparaba entender las cosas mediante las palabras y los razonamiento lógicos. Al final sólo entendió que debían encontrar una fata para buscar un espejo que llevarle a Malocchio. Suficiente para ella. Ya estaba cansada de tanta palabrería y necesitaba algo de acción para probar sus armas nuevas.

Pero primero lo importante; el banquete. La carne fue lo primero que desapareció y si alguien se le ocurría coger el mismo trozo que ella, lo gruñía. Cuando quedó saciada se despidió del resto y se retiró a su camastro.

Bueno, me voy a dormir para salir temprano- dijo dándose un par de golpecitos en su abultado vientre.

Bien al menos parece que hay un camino a seguir, no es bonito ni sabemos si nos llevará a algo, pero al menos es un camino.

- Esta bien Alarico, ahora nos metemos en un laberinto, supongamos que encontramos a esa fata, luego tenemos que lograr que colabore con nosotros o si no tendremos que vigilarla a todas horas, aparte meternos en las brumas, que ya tienes peligro por si solas, para encontrar un espejo que no sabemos si tendrá efecto sobre Aderre o no, para luego hacer todo el viaje hasta el castillo que no sabemos que no es nada fácil, me he perdido algo?

- En realidad... sí. Me temo que la parte más importante. Que no tengo nada claro que sea buena idea. No olvidemos que estamos en esto por una recompensa y que sabemos tanto que nada aflige a Malachio Aderre salvo la maldición de los dukkkar, y que no sabemos si, cuando volvamos con ese espejo, tendremos castigo o recompensa- inidicó con cierta diversión el sacerdote.

Genann fue asintiendo con la cabeza conforme Alarico desgranaba la conversación habida con Madame Eva. Fue tal su precisión que no tuvo necesidad alguna de intervenir para apuntalar sus palabras o corregirlas o aumentar en nada lo dicho. Luego, ya fue cosa de escuchar lo que los demás decían. 

-En efecto, si creemos lo que la vistana dijo, Malocchio Aderre no está afectado por mal alguno, más allá de su maldición oracular. En consecuencia, la recompensa que se nos ofreció no obedece a las razones que se nos plantearon, sino a una trama de la que nada sabemos. Así pues, estamos siendo manipulados diría yo. Por el hijo y por la madre. Es cosa de decidir si estamos dispuestos a proseguir con esto o no. Si decidimos que sí, entonces queda claro que iremos a por el fata con todo lo que eso supone de enfrentarnos a diversos problemas y amenazas. Y después deberemos adentrarnos en las brumas. No va a ser fácil -sentenció-. A todo esto, ¿habéis recuperado vuestras armas? ¿Habéis observado algo extraño en ellas? 

Con gesto serio y tras haber guardado sus espadas bastardas, la norteña atendía a las palabras del resto sobre el mejor camino a seguir.

- ¿Rrrrrrata? ¿Una rrrrrata serrrr guía? ¿Qué hecharrrr a comida esta gente? - Se preguntaba mentalmente la guerrera al oír a sus camaradas.

Ella no entendía lo que era un fata y más bien parecía que escuchaba rata pero en otro acento, así que contestó en consecuencia.

- Haberrrr si yio entenderrrr. Tinierrrr que buscarrrr rrrrata, da... Después, ¿rrrrrata haserrrr de guía? Yo no entenderrrr mucho de rrrratas de este lugarrrr, perrrro en mia Norrrrtalia natal, las rrrratas solo saben guiarrrr a basurrrrra. Aunque poderrrr atrrrrraparrrrlas con poco de queso, da. - Comentó, antes de añadir. - Si nesesitarrrr rrrrrata parrrra viajarrrr porrrrr brrrrumas y así acabarrrrr nuestrrra misión. Yo votarrrr porrrr conseguirrrr rrrrata y viajarrrr brrrrrumas, aunque no gustarrrr mucho idea entrrrarrrr otrrrra ves ahí...

Nadie tuvo ganas de explicarle a Fedora la diferencia entre fata y rata, que sería como tratar de explicar la diferencia entre el hada de los dientes y el ratoncito pérez. Y puesto que no salió en la conversación el tema de hacer guardias, era previsible que se sintiesen relativamente seguros en aquel castillo. Como consecuencia, todos durmieron a la vez y sin armadura.

Por fortuna, el peligro había decidido rondar a otros aquella noche...

¡AAAAAAAAAAAAH! ¡SOCOOOOORRROOOOO!

La voz era demasiado infantil. No habían pasado tanto tiempo con Lucita Aderre como para reconocer su voz, pero si no era ella debía de tratarse de otra niña de parecida edad. El eco del castillo facilitó que todos se despertaran, pero algunos tardaron más en reaccionar que otros.

El grito, obviamente, lo despertó. Y por un segundo consideró seriamente el mantenerse dormido. ¿Acaso no eran huéspedes? ¿qué clase de hospitalidad era esta en la que se veían constantemente atacados fueran donde fueran? Suspiró, no obstante, y se puso en pie, tomando su ballesta y su carjac.

- Por todos los...- musitó de pésimo humor.

El grito de la niña también despertó a Quiora. En otras circunstancias habría gruñido y vuelto a dormir, pero recordó que estaba en el castillo de una bruja y por tanto no fuera de peligro.

Se incorporó y cogió el hacha: - Qué ha sido eso? Otro fantasma?

Se dio una palmada en la cara intentando desperezarse.

Genann despertó con el grito y se incorporó rápidamente, recogiendo el bastón que reposaba a su lado.

-¿Quién ha gritado? -dijo somnoliento y echando a andar hacia la puerta.

Menon estaba dormido sin soñar como era normal en su raza, cuando un sonido que parecía muy lejano le hizo despertar, consiguió con esfuerzo despegar los párpados y empezar a moverse, pero con muy pocas ganas... en las cercanías se escuchaba a los demás preparándose, por lo que por una vez Menon decidió ser precavido y protegerse por si acaso.

- Veamos que pasa...zzzzz

Sapo se despertó por el grito y ató cabos.- Os lo dije. Intentan matar a Lucita Aderre. Es la que más probabilidad tiene de ser la que mate a Malochio Aderre.- Como si pudiera hacer algo se levantó y se dirigió hacia donde venía el grito. Quería comprobar con sus propios y dispares ojos saltones si tenía razón.

La norteña estaba bastante descansada y reaccionó como un felino ante los gritos, buscando sus nuevas armas para estrenar las.
- ¡A las arrrrrmas! - Gritó para despertar al resto de sus camaradas

Casi todos iban en paños menores, ropa interior cómoda y floja, o como mucho algún pijama de cuerpo entero. Todos salvo Menon, que se había cubierto por una especie de armadura mental, mucho más rápida de vestir que cualquier otra armadura que pudieran intentar ponerse los demás.

La semiorca se desperezó tratando de coger algo que le pudiera servir de arma: una bota arrojadiza, un látigo cinturón, un gnomo de doble filo, ¡lo que fuese! Al final Quiora cogió su arco, pero parecía decidida a seguir pertrechándose durante el tiempo que le fuese necesario.

Fedora fue la que más rápido reaccionó. Cogió una sola de sus espadas bastardas (¿quién sabe si Tsyganskiy o Grudastaya?) y llegó hasta la puerta. Gracias a no haber recogido también la otra espada, tuvo una mano libre con la que girar el pomo de la puerta. Sapo dejó la cama para su serpiente Sish, y también se unió a Fedora en la vanguardia.

La puerta chirrió. El pasillo estaba iluminado por equidistantes antorchas encendidas que colgaban de los soportes en los muros. Sapo y Fedora echaron un vistazo en el pasillo, pero no vieron nada. Entonces un grito volvió a resonar, en esta ocasión de modo más nítido.

¡AAAAAAAAAAAH!

Definitivamente se trataba de Lucita Aderre. Fedora estaba bastante segura de que el ruido venía por la izquierda; Sapo estaba convencido de que el grito vino desde el extremo derecho del pasillo. Los demás estaban demasiado atrás como para formarse una opinión. En cualquier caso, los recodos del corredor impedían ver la situación de la niñita gritona.

Alarico miró con lamento la cama vacía que podía haber ocupado Corvino de haber elegido el mundo de los vivos, pero el viejo prefirió la muerte para quedarse con su hija. No es que Alarico se hubiese encariñado con el anciano, pero si estuviese con ellos el perro de Corvino no se habría quedado en el campamento gitano y ahora tendrían un sabueso para buscar por el olor a Lucita Aderre. Por otro lado, a Genann la ausencia del perro le resultaba reconfortante, se había sacado un peso de encima.

La semiorca soltó el arco que había cogido. De qué demonios le servía dentro de un castillo? Pero claro, es que con la mente somnolienta no se podía pedir gran cosa.

Se tomó su tiempo para elegir el hacha de entre sus pertrechos y salir detrás de Fedora.