Partida Rol por web

Habéis tomado la dirección que os dio Kalem. Habéis seguido sus indicaciones, habéis formado dos grupos tal y como vuestro líder os mandó. Todavía no os habéis separado pues es mucho más sensato encontrar la cueva todos juntos que dividiros.

Pero cuando lleváis un largo recorrido andado os dais cuenta de que desconocéis la existencia exacta de la morada de los Kóbolds. Os indicaron que había cuatro posibles aberturas. Pero desconocíais el lugar de su emplazamiento.

Quizá podríais buscar algún rastro en el lugar, o quizá reconocer la zona fuera suficiente. O quizá terminaríais perdidos y dando vueltas sin saber por donde moveros.

Andaba con el arco en sus manos, a la cabeza del grupo, oteando el horizonte, en busca de alguna señal de peligro. De vez en cuando intercambiaba algunas breves palabras con Cormac o con alguno de los hombres a su cargo. Quería conocer mejor las habilidades de los miembros de su grupo para poder emplear la mejor táctica con la que enfrentarse a los kobolts.

Afortunadamente el grupo no encontró ningún peligro en el camino, siguiendo las instrucciones de la anciana, y ls datos obtenidos de las mapas, habían conseguido acercarse bastante al lugar donde se encontraba la caverna. Era el momento de localizar el punto exacto donde estaba.

Rob se dirigió en voz alta al grupo - Será mejor que nos despleguemos y busquemos algún rastro. Alguna pequeña pisada de las criaturas o el arrastre de muchos pies. Si llevaron por aqui atados a los arqueros, seguro que intentaban resistirse al avance. - dicho esto se separo unos metros del grupo, arqueando su cuerpo, buscando algún rastro por las inmediaciones.

Buscar huellas en medio del bosque no es que fuera su principal afición, pero quizás tendría suerte y encontraba algo. Confiaba en que Korbis había localizado decentemente bien la ubicación de la cueva, así que quizás no tendrían mucho problema. Escucho a Robb pegar voces. Pero no le hizo demasiado caso. Tenía asuntos más urgentes como encontrar la guarida y a los arqueros.

Desde mi charla con Hextor me había mantenido callado, tenía muchas cosas que pensar y rastrear no estaba entre mis muchas habilidades. Pero por fin habíamos llegado a la zona de influencia de los kobolds y ya no podía abstraerme mas al menos si no quiero arriesgar mi cuello con esas ratas super desarrolladas.

Después de sacar mi lira y dejarla lista por si llegaba a necesitarla, vi que algunos de los del grupo tenia puesto los ojos sobre el terreno, buscando la entrada, yo puse los ojos sobre el entorno buscando una emboscada este grupo es tan discreto como una puta de puerto.

En un par de días había pasado de encontrarse viajando solamente con dudas e incertidumbres, a estar al frente de un pequeño grupo de hombres en una misión de rescate. Y lo cierto es que aquella sensación le gustaba, por eso no dudó ni un momento en ponerse a buscar cualquier rastro y en sugerir al resto del grupo de que hiciera lo propio; aunque Cormac jamás había hecho algo parecido. -¡Vamos chicos!, quiero a todo el mundo mirando al suelo, debemos cubrir el mayor área posible hasta dar con un rastro, aunque será mejor que nadie se escape de la vista del resto del grupo. -Espetó Cormac con firmeza, pero intentando no ser más imperativo de lo que le correspondía.

Al llegar a la zona descrita por Korbis, Milus se agachó y empezó a buscar cualquier señal de una entrada o rastros que nos guiaran a la guarida de los Kobolds. No es el tipo de prueba para el que el estubiera preparado, le gustaban mucho mas las ciudades, el bullicio de la gente y, aunque parezca raro, el olor viciado de la ciudad a estar suelto en medio del bosque. Aún asi realizo su función como todos los demas del grupo, estando simplemente en silencio y esperando a ver si alguién encontraba algo.

Este no es lugar para ir con túnicas aun así me puse a buscar algún indicio de que haya habido movimiento de los arqueros en la zona pero tras varios minutos sin encontrar nada espero que alguien avise de que lo ha visto

Definitivamente éste era el lugar ideal para esas criaturas, no podía ser de otra manera. El camino quedaba a poco más de dos millas y si no recordaba mal, un pequeño riachuelo paralelo a él no quedaría muy lejos, por lo que disponían de todo lo aquello que pudieran necesitar. Ahora bien, sólo faltaba aplicar los conocimientos básicos de caza y que cualquier depredador conoce por instinto y...

- Creo que los he encontrado.

Entre tanto tan solo encontrasteis el rastro de algunas pisadas que llevan hasta una de las cuatro entradas que había en la supuesta guarida de los kobolds. Podíais echar un ojo a aquella entrada o bien buscar otra. También la otra opción era entrar todos juntos aunque resultaría mucho más sospechoso y llamaría mucho más la atención y allí dividiros. 

La entrada está a unos 20 metros de distancia y a medida que os vais acercando tenéis una sensación cada vez mayor de que estáis siendo observados.

Entonces aqui es donde nos separamos? les pregunto a mis compañeros sin perder de vista los alrededores.

Es tu entrada, Cormac, suerte. - dijo seco separándose del grupo. - Milus, Eras, Krah, busquemos el otro acceso.

Echó un último vistazo a la entrada que habían encontrado. Sería mejor dejarla para el grupo más numeroso pues la mayoría de rastros se dirigían a ella. Con sus tres elegidos se separó del camino y empezó a buscar nuevos rastros por los alrededores, bordeando la entrada que habían encontrado.

Sigo las indicaciones de Rob y vuelvo a inspeccionar el terreno a ver si esta vez si somos capaces de encontrar otra entrada. Pero antes de ello, como me siento observado, saco mi ballesta ligera y la cargo, preparandola para alguna posible emboscada y busco por los alrededores en busca de algun enemigo.

- ¿No sentis que nos esperan?

Espero también a ver si mis compañeros detectan algo sospechoso y tras ello reinicio la tarea de buscar rastros.

Deberíamos ir con cuidado no sabemos que nos podemos encontrar dentro de esas cuevas. 

Siempre ser hombre precavido que hombre muerto decía mi maestro. El baston en este momento no me servirá para nada sería mejor que usara la ballesta. mientras observo la entrada en busca de movimiento.

-Ten cuidado Rob, nos vemos al otro lado…- Stephon hizo un ademán con la cabeza y entro en la cueva.

“Esto es territorio enemigo, atento Stephon” se dijo a sí mismo. Mientras andaba se afianzo el escudo al brazo y se puso en alerta para actuar al mas mínimo síntoma de problemas.

Si no hubiera sido por los comentarios del resto ni siquiera me hubiera molestado en intentar descubrir a un posible vigía, no por incosciencia, sino por estar intentado descubrir cómo podían haber secuestrado a tantos hombres.

Quizás les pillaron descansando, pero entonces ¿a dónde venías y se dirigían?

Teorizaba a la sombra del paladín medio arrastrando la lanza. Poco a poco, tomaba fuerza la idea de que todo era una trampa y lo único verdadero de la historia eran los gnoll y su guardia.

Espero equivocarme...

Veo a mis compañeros muy dispuestos a entrar ciegas a la base de los enemigos Esperen les susurro para que se detengan como vamos a entrar? a lo tonto y loco o vamos a seguir alguna estrategia? Si entablamos combate reinara el caos y que cada uno haga lo que pueda? Porque después no quiero que nadie acuse a nadie de nada!

-No vamos a lo loco.- Stephon giro la cara para sonreír al bardo. –Todo está planificado. Pero es una pérdida de tiempo estar discutiendo, tiempo es lo que no tenemos.- Eso era lo que le preocupaba verdaderamente al paladín.

-Iré yo delante por si ocurre cualquier cosa. Todos atentos a cualquier cosa rara. Estas ratas son muy dadas a las trampas y a otras artimañas poco honorables.- Se paro  y se encaro al grupo.

“Esto debería de hacerlo Cormac…” Pensó.

-Korbis hasta ahora tu ayuda a sido más que excepcional, y supongo que esa lanza que llevas no es solo ornamental, quedaos en la retaguardia por favor. En caso de emboscada es preferible tener a un hombre fuerte que se defienda bien en combate cercano para poder responder en caso de peligro.-Lo miro a los ojos, tenía que confiar en él ese trabajo tan feo.

-Yo iré en la vanguardia, para recibir a cualquiera que venga con malas intenciones. Salazar sois mago, si no me equivoco. Si podéis crear luz nos haríais un gran favor, si no encenderemos las antorchas, auguro que allí abajo estará oscuro, vos iréis en el centro del grupo.-

-Y Khatano y Cormac. No conozco vuestras habilidades aun. Mas allá de lo que se ve a simple vista. Pero si habéis llegado aquí es porque sois más que capaces de cualquier cosa. Apoyad como podáis a Korbis, a Shalazar o a mi.- Volvió a mirar a todos -Todos atentos frente a cualquier contratiempo y vigilad donde pisáis. Como se suele decir: Despacito y con buena letra. Cuando terminemos aquí nos tomaremos unas cervezas en una buena taberna de la ciudad.- Sonrió al grupo y se dispuso a adentrarse aun mas en la cueva…

Suerte a ti también Rob -se despidió del otro grupo -Señores parece ser que esta es nuestra entrada, es hora de desenfundar las armas y abrir bien los ojos. -Le dijo a todos.

 Luego escuchó atento lo que Stephon tenía que decir, "parece que no se a tomado muy bien que no le hallan nombrado líder de grupo, supongo que es comprensible",pensó.-Bien pensado Stephon, sin embargo es mejor que vayamos juntos en la vanguardia, será mas seguro para ambos, Khatano por lo poco que puedo intuir eres bardo así que será beneficioso para todos que te quedes en el centro y uses tus habilidades apoyando al grupo cuando la situación lo requiera, solo una pregunta, ¿donde estas más cómodo en la batalla, en la distancia o cuerpo a cuerpo?. Dicho esto, hizo las señas pertinentes para adentrar al grupo en la cueva poco a poco.

Asentí a las palabras del paladín centrándome en agarrar con fuerza la lanza, totalmente dispuesto a interponerla entre yo y cualquier enemigo.

- Seguramente como todos - intervengo cortando cualquier posible respuesta, claramente preocupado por los combates pero sin dejar que el miedo invada mi mirada - Cuanto más lejos mejor.

Una respuesta curiosa, dado que resultaba evidente que ya me había visto obligado a empuñarla en alguna ocasión y no eran fruto de la cobardía.