Partida Rol por web

Rob sabía que la chica había salido por allí, por lo que armado intentó esapar por el único lugar visible, sabiendo que delante y detrás tenía enemigos. Con cautela pero con prisa Rob se lanzó hacia la puerta.

Efectivamente cuando abriste la puerta, Lylyth estaba cerca de ti, justo al fondo del pasillo separada de ti algunos metros.Ella llevaba la misma ballesta que tenía antes y estaba apuntando en la misma dirección en la que te encontrabas.

Rob vio al fondo de la sala a aquella chica que había salido huyendo. Elevó el escudo para cubrirse y cargó con todas sus fuerzas contra ella. Si debía morir, esperaba llevarse por delante a más de uno. Ya lo había demostrado en la sala anterior y no dudaba en volver a hacaerlo. Moriría, pero con las botas puestas.

Una vez llegado a la altura de la muchacha descargó su hacha con fuerza esperando acertar.

Cargaste contra aquella chica que antes se había escapado, pero esta vez no lo hizo. Descargaste un fuerte espadazo y se lo clavaste en el estómago, dejando a la muchacha gravemente herida, tendida en el suelo y desangrándose. Y por fortuna, no había nadie allí para ayudarla. Quizá hubieses logrado eliminar a otro miembro del bando de Heironeus.

Aquello te daba algo de esperanza...

Lo mejor sería no dar oportunidades a los enemigos de Hextor. Así fue que Rob cortó la cabeza a aquella muchacha y registró su cuerpo esperando que algo le sirviese. Seguidamente siguió corriendo por el pasillo.

Equipo común

Dinero

• mo: 52
• mp: 393
• mc: 524

Lo de salir corriendo lo dejo para el próximo turno, porque mientras tú registras ellos también pueden estar avanzando.

¿Hola?

perdona. Pensé que ya había posteado. Se me ha ido.

Cojo las bolsas de dinero y la ballesta con los virotes. Es lo que más útil puede servirme.

Tomas las monedas de tu enemiga y coges su ballesta y sus virotes. Miras hacia atrás, parece que nadie te sigue.

Lo mejor es salir por patas. Rob miró hacia adelante y avanzó para salir del lugar.

Os movisteis hasta llegar a una encrucijada, el pasillo continuaba de frente, pero también se dividía en otras dos soluciones posibles, el camino de la derecha o el de la izquierda. Para avanzar habría que tomar una decisión entre aquellas tres posibles.

Seguramente si le perseguían pensaría que había huido recto. Por lo que giró a la izquierda

A los pocos metros llegáis a una nueva sala. Sin duda este lugar ejerce de dormitorio de los kóbolds, pues aunque no hay nadie allí, está lleno de camastros y nidos donde las criaturas descansan. Algunos sacos, pequeñas bolsas y cofres llenan el lugar. También hay algunas jabalinas pequeñas dispersas por el suelo. Por no hablar de los agujeros que hay en los rincones de la sala a modo de letrinas.

De nuevo las posibilidades eran amplias, en la sala había dos puertas, una a cada lado de la habitación y otro pasillo que continuaba hacia algún lado de la cueva.

Rob miró de un lado a otro observando que debía ser una habitación dónde los kobolds durmiesen. De un vistazo rápido localizó un pasillo y siguió por el mismo.

Avanzas por un largo pasillo que dobla noventa grados a la izquierda para continuar de frente.

Cuando llegáis al final del pasillo llegais a una sala en cuyo centro hay una mesa con cuatro sillas y varias monedas esparcidas por encima de ella así como también unos extraños huesos.

El suelo estaba encharcado con la sangre de los kobolds derramada. Al menos allí había quince cuerpos intertes de aquellos seres. Alguien les había dado muerte no hace mucho tiempo.

Un pasillo continuaba de frente, otro llevaba hacia la izquierda, y por último una puerta llevaba a alguna zona de la izquierda.

Quizá la puerta de la izquierda le diese cobertura. Escuchó abrió con cuidado la puerta antes de entrar, observó que había en su interior antes de pasar y cerrarla de nuevo.

En cuanto te adentras dentro de la habitación y tratas de cerrar la puerta algo la bloquea. Una mano aparece y con gran fuerza abre la puerta empujándote varios metros hacia el centro de la sala.

Por otra de las puertas de la habitación entran dos hombres escuálidos, con barbas de varios días y apestando por no haberse duchado últimamente.

De pronto, de otro lado de la habitación aparecen dos más. Y así hasta un total de diez.

Los arqueros que habíais tratado de buscar estaban ahora frente a ti. Estaban apuntándote con su arco esperando cualquier movimiento en falso para asaetarte y acabar con tu vida.

Uno de ellos, el que poseía el arco más grande y más lujoso de todo te habló.

Ríndete y acepta a Heironeus como tu legítimo Rey y te perdonaremos la vida. Recházalo como hizo su hermano y acabaremos con tu vida en un momento.