Partida Rol por web

Estaba claro que la ballesta no sería el mejor sistema para derrotar al lobo, por lo que Salazar guarda su ballesta y saca su bastón dispuesto a atacar al lobo en cuanto surgiera la oportunidad.

Después del gran fallo al soltar su arma, Cormac, dio un saltito hacia atrás para alejarse del lobo, y poder recoger su arma sin miedo a un ataque fortuito.

Viendo que tenía acceso directo hacia el lobo, Rob avanzó tras el escudo y con su hacha presta lanzó un tajo en dirección al lobo con el fin de acabar de una maldita vez con este combate.

Decidido a ayudar a Rob, azuzo al lobo desde atras, sin llevar a realizar un ataque propiamente dicho y actuando más como una pared hacia la que no puede retirarse.

Salazar cambia su ballesta por un bastón, para poder tener algo más de éxito en aquel combate cuando de pronto el lobo que parecía haber estado aturdido durante largo rato, da un pequeño salto arrancándo a Cormac un buen trozo de su cuello y haciendo que vuestro compañero comenzase a desangrarse a gran velocidad.

Korbis y Rod decidieron aprovechar su posición para rodear al lobo que quedaba en pie, logrando que Rob le encajase un hachazo en pleno costado. El lobo gimió de dolor, pero a pesar de ello se resitió a caer inconsciente. Estaba aguantando como un campeón y resistiendo mucho más de lo que habían hecho el resto. Con un poco de esfuerzo, podría llevarse a alguien más por el camino, y vengarse así de sus compañeros caídos.

Viendo el peligro en el que generaba el lobo Salazar no sabía si debía acercarse o no, pero el deber era el deber y debía erradicar esa amenaza para su grupo, por lo que se acercó al lobo con el baston preparado para darle un buen golpe y poder derribar a la temible bestia.

Rob volvió a mover el hacha e itentó asestar otro golpe al maldito animal. Rob estaba eufórico ante tanto combate y disfrutaba.

Salazar se acercó al lobo, pero finalmente fue Rob el que puso fin a su existencia. El lobo se unió al resto del grupo, sumiendo a aquel bando en estado de inconsciencia. Salvo por la excepción de la mujer que se escapó con anterioridad, que no habíais vuelto a saber nada de ella.

Una pequeña victoria para su grupo, Eldrith habia sido inutil en la mayor parte del combate, no tenia confianza en su punteria y sus poderes estaban casi agotados. Sin dudar se acerco a los cadaveres. 

Vamos a ver si llevan algo util.

Tras el tremendo golpe que se llevó el lobo, Rob sonrió. Miró a sus compañeros y preguntó:

-¿Todos bien? En ese instante recordó la decapitación que había sufrido Kathano. Con brusquedad se aproximó a la mujer que le había hecho eso a su compañero y le cercenó la cabeza.

Sin embargo para los demás caídos quería darles un final diferente. Se acercó a valorar cuales de ellos estaban muertos y cuales simplemente inconscientes y por tanto podrían recuperarse. Al llegar a Cormac vió que aún latía su corazón pero mucho más despacio cada vez. Por lo que rasgó un trozo de tela del cuerpo de la bárbara y le hizo un torniquete para parar la hemorragia.

-Quizá no sea mala idea llevarlos al castillo de Hextor. Si Heironeous los tiene en estima, quizá le interese pagar un rescate por sus cuerpos. Nunca viene mal una fuente extra de ingresos.

Otra vez había conseguido sobrevivir, ¿pero hasta cuándo? Sería mejor no atormentarme con ése tipo de preguntas y centrarme.

- No lo creo. Además no podemos cargar con ellos sin dejar a los nuestros.

Indico objetivo, como siempre, y con la respiración entrecorta por el esfuerzo. Tampoco me agradaba la idea de dejar a ninguno de los caídos sin una tumba decente, del mismo modo que tampoco me gustó el ver cómo Rob repartía su piedad.

- Estoy con Corbis, no podemos cargar con todos. De todas formas me sabe mal por Khatano también pero no podemos cargar su cadaver tampoco, yo mataría a todos menos a 1 como rehén por si puede ser valioso, y cargamos con Stephon y con él. En cuanto a la otra seguramente ya habra escapado y avisado a los demás, por lo que igual deberiamos salir de aquí sin los arqueros, ya que otro combate como este y el que no lo contara seremos nosotros.

Dijo con toda la tranquilidad del mundo, como si la vida de los enemigos no tubieran valor alguno o solo como moneda de cambio. No era ese el verdadero pensamiento de Salazar pero esto era una guerra y en una guerra las matemáticas también cuentan.

De todas formas Salazar hizo un gesto con las manos para que sus amigos tomaran consciencia de que queria decirles algo pero sin hablar. Con sus dedos indice y corazón se señalo los ojos y seguidamente apunto con ellos a la puerta por donde habia desaparecido la última integrante del grupo de Heironeus, como si todavía pudiera estar ahí. Cogió su bastón y se acercó con sigilo hacia la salida tomada por su enemiga esperando a que sus compañeros le siguieran con sigilo para comprobar si la bribona seguía detrás de la puerta.

Una primera flecha perdida os avisó de que alguien más venía detrás de vosotros. Os habíais preocupado de decapitar a Udgren a modo de venganza, de observar el estado de los cuerpos caídos, incluídos el de vuestros compañeros y por último Salazar se había ido hacia el lugar por donde la mujer había huido.

Habíais bajado la guardia, y aquello le costó la vida a Eldrith. Que tras la amenaza de aquella primera flecha, otras tres se clavaron en su espalda haciendo que vuestro compañero cayera al suelo completamente inconsciente y perdiendo sangre a gran velocidad.

Como temíais el otro grupo de Heironeus podía estar cerca, lo que no esperábais es que lo estuviera tanto.

Al parecer el supuesto mago era vidente, ¿cómo si no iba a adivinar que los hombres de Herioneus iban a aparecer por nuestra retaguardia? En cualquier caso, conforme ví a Eldrtih caer atravesado por un millar de flechas, inmediatamente deduje que mi única opción para sobrevivir consistía en confiar en que no nos concedieran la misma clemencia que Rod había demostrado.

- Reconoce tus errores y serán solventados.

Rezo dejando caer la lanza y sentándome sobre mis rodillas. Si me había equivocado de hermano, no podía continuar resistiéndome, pero del mismo, si había servido al correcto, únicamente me quedaba espiar mis pecados antes de que la muerte me lleve.

Solo quedabamos Rob y yo, Korbis estaba demasiado dolorido para hacer nada y los demas muertos o insconcientes...

- Si he de morir que sea luchando!

Trato de invocar los pocos poderes que quedan latentes en mi mente tras el largo estudio de esta mañana e invoco un escudo sobre mi para poder lograr que resista lo maximo posible contra mis oponentes.

Tras ello me muevo hasta el arco de entrada, con la intención de aprovechar la estrechez del pasillo en nuestro favor y que no puedan flanquearnos posteriormente.

Rob se giró para ver caer a Eldrith y se dió cuenta de lo que pasaba. Miró a la entrada y pudo ver cerca de ella a dos de los componentes de Heironeous. Con un grito se lanzó hacia la puerta para cerrarla de una patada, y bloquear el acceso a la sala para dar tiempo a sus compañeros a salir huyendo.

-Salid por la otra puerta. Maldita sea. No vamos a ponérselo en bandeja.

Haciendo referencia al lugar por el que había huido aquella chica. Antes de intentar salir corriendo.

No pudisteis reaccionar a tiempo, Korbis y Salazar cayeron bajo los disparos de los arqueros de Heironeus. Detrás de ellos, otros dos más trataron de golpear a Rob, pero éste, logró esquivar con éxito los dos envites y finalmente huir de allí dejando atrás a todos sus compañeros caídos.

Aquella batalla había dejado muchas almas atrás, pero el único que pareció salir con vida de allí fue Rob, que por lo poco que sabía, Milus era el único que se había mantenido con vida de su bando.

Quizá era hora de reunirse con él, informar a Héxtor y quizá rendirse ante la evidencia de la superioridad del bando de Heironeus.

Aunque para eso, al menos, tendría que salir con vida de allí...

Rob salió corriendo del lugar sin casi mirar atrás. Al atravesar la puerta por dónde huía la cerró para darle tiempo y ventaja. Esperaba que no lo persiguiesen, pero por si acaso no venía mal poner obstáculos en el camino. Cogió el pasillo todo recto, o todo lo recto que pudo.

Desgraciadamente la sala oculta tras el tapiz se encontraba vacía, a excepción de la puerta que había frente a ti. Esta puerta secreta debía esconder algún tipo de corredor que condujera hacia algún lugar interesante. ¿De qué si no iba a tener interés ocultar aquella trampa? Aunque quizá, para ello, habría que comprobarlo.