Partida Rol por web

Despertaron, esta vez a la altura del suelo. Estaban en el interior de un granero, en los diez pies que separaban su pared corta, de la Bruma espesa que cubría el resto. Seguramente, aquel granero estaba en las afueras del pueblo, justo en el perímetro de niebla. La única luz se filtraba entre los tablones, y la puerta del edificio, si es que existía, estaba tras la cortina de Brumas.

¡Aaaaaah! ¡AAAAH! ¡AAAAH! ¡Me quiere comer! ¡ME QUIERE COMEEEER!

¡Travis, tranquilo...! Ya ha pasado todo. Volvemos a estar vivos.

Tangrem guardó silencio. Algo había llamado su atención.

Travis, tus manos... ¡Son transparentes! Puedo tocarlas, pero... es como si tuvieses menos consistencia. ¿Y los carros? ¿Y los caballos? La última vez que amaneció, caían del cielo con nosotros. ¡Y ahora no están! ¡Han desaparecido! ¡Y faltan dos peones!

Travis se hizo un ovillo en el suelo.

No quiero desaparecer... no quiero desaparecer... no quiero desaparecer...

Airé abrió los ojos y se levantó con brusquedad. Ella no gritó como Travis, pero no porque no sintiese la necesidad. Se palpó el cuerpo e intentó tranquilizarse. No recordaba bien el momento en el que el dragón había abierto su boca y se la había merendado. Pero había pasado. Al fina, el señor dragón había tenido piedad con ellos y no se había entretenido con su comida. Había sido rápido y efectivo.

Se levantó, sintiendo más falta de energía que el día anterior. Sabía que, mientras la gente del pueblo se hacía fuerte, ellos se debilitaban, lo que hacía que jugase en su contra en caso de un combate. Si ya les había costado enfrentarse a esos dos miserables para salvar a otro miserable, no sabía qué podía seguir ocurriendo.

¿Qué pasó en la casa? Cuando fuimos a buscaros, estaba hecha cenizas. Fuimos a la iglesia, vimos un cadáver en el suelo incinerado, con una katana. Y el niño de las narices nos dijo que habíais ido al sur, intentando escapar por la niebla.

- Hay una loca pirómana que se dedica a quemar las casas. Yo salí a investigar y Leiath se quedó con Jadewo preparando el pergamino.- El perfumista sonrió satisfecho.- Hemos conseguido mucha información pero, antes de ponernos al día...- Ignoró los lloriqueos de Travis como si fuera un niño caprichoso y molesto.- Cuéntame mejor eso de que el niño os dijo que nos fuimos por las brumas. ¿Hablas del monaguillo?- Onfale respiró hondo y con la exhalación se concentró en sentir su cuerpo. Había que darse prisa o pronto todos empezarían a desaparecer. De pronto el día se le antojaba pesado y duro. Hala no ponía las cosas fáciles. Ese no era su estilo. Una vez Aire les puso al día Onfale les relató los que el trío había conseguido.- Primero investigué unas casas de los alrededores. Allí vi a un anciano pintor que había representado el momento justo en el que se rompió el tabú del Wu Jen. Fue en la plaza del pueblo, junto al reloj. Los paletos de este pueblo le dieron con un tomate y uno de sus principio , como él mismo me ha confesado, era no tocar la fruta. Sé que suena ridículo, pero es así. Las brumas se han aprovechado de eso para generar este maldito bucle. El cadáver frente a la iglesia era el del otro ojos rasgados que mata a las vírgenes. Iba a por Leiath pero Jadewo lo mató de un soberano golpe ardiente de su arma. En la seguridad del templo, aunque tampoco van sobrados de cordura, Leiath contactó con Hala. Nos dio pistas para encontrar a tres vírgenes y, lo mejor, es que creo que encontramos a una. Tenemos el lugar, el arma, y a la vírgen.- Dejó que Leiath relatara el resto.

La bruja sí que hizo caso a Travis, con la preocupación bien marcada en su joven rostro. Le acarició el cabello mientras intentaba consolarlo.

- No temas, sabías que el camino iba a ser duro, sé fuerte y Hala sabrá recompensarte.

Luego, girándose hacia Tangrem dijo; - Lleva a tus hombres al templo. Dí que os manda Leiath a buscar refugio y quedaros ahí todo el rato. Deberían usar incienso a la llegada del meteorito para que el trago no sea tan malo, si veis que no lo hacen, recordarselo.

Esperaba que así se les hiciese más liviano a los peones si no conseguían acabar aquel mismo día con la maldición.

Onfale estaba explicando al tiempo lo que habían averiguado, la bruja asintió y continuó su relato.

- Creemos que con llevar a esa mujer al reloj de la plaza en el momento que el meteorito caiga, acabaremos con todo esto. Pero para eso debemos convencer a la anciana - se la podían llevar a la fuerza, claro está, pero eso no iba con su naturaleza-. Debemos marchar cuanto antes a su casa pues, para que esta acceda a venir con nosotros, hay que hablar con su hermana antes de que salga de casa. La hermana (Hermigia) es una devota de Hala, y todas las mañanas sale hacia el Templo. Meridia, que así se llama la elegida, quiere que Hermigia no salga.

Así que pongámonos pues en marcha, el tiempo corre en nuestra contra.

Flame se puso contra la pared, y palpó los tablones de madera que la separaban del exterior. Seguramente le bastaría un par de golpes para abrirse paso.

De pronto, de la niebla que ocupaba los cuatro quintos más alejados del edificio surgieron dos tentáculos. Uno se aferró en torno a Alice, elevándola en el aire y apretando hasta que pudieron escuchar el ruido de sus huesos rompiéndose. El otro tentáculo golpeó y agarró a Aire. La chica sintió cómo todos sus poderes se desvanecían. Su magia la estaba abandonando, como si aquella criatura pudiese sorbérsela por la piel.

- Convencerla y, sobre todo, protegerla a lo largo del todo camino. Los habitantes de este pueblo cada vez están más locos y más fuertes.- Matizó Onfale pues creía que Meridia acabaría accediendo. Cuando iba a relatar que Jadewo se había cargado a Zebulón de otro magistral golpe de fuego con su espada unos tentáculos salieron de la niebla para despedazar a Alice y atrapar a Aire. Lo de la maga roja no era normal. Atraía a la muerte como la miel a las moscas. Era la Novia de la Muerte. Tendrían que hacerse con algo de su cuerpo si querían resucitarla, aunque no estaba seguro de que fuera oportuno. Eso costaba mucho dinero, aunque quizá Lovina, la dulce joven, accediera a cubrir los costes con la recompensa que le tocara a la poderosa maga de fuego. el problema es que todo lo que estaban haciendo no tenía nada que ver con encontrar a Viktor Watcher. Pero ahora había que concentrarse en que Aire no muriese. El perfumista se fijó en los tentáculos para ver si los reconocía pero  con tanta niebla no podía ver bien. Sin pensar demasiado en su propia salud salió raudo a ayudar a la hechicera.

- ¡Abridnos camino!- Dijo con la esperanza de que los más fuertes pudieran tirar la pared abajo. Si no estuviera afectado pro las continuas muertes  podría atravesar la pared con uno de sus conjuros. Perono podía lamentarse, tenía que actuar, como siempre. Desenvainó su estoque con un elegante movimiento y, aprovechando éste, trató de insertar la punta en el cuerpo musculoso  del tentáculo.

Nosotras no hemos tenido un día muy productivo. Nos dirigimos a la plaza, y en lo que parecía un juzgado, vimos a un hombre atado y a otros dos pegándole. Entramos, les derrotamos y le liberamos. Es el capitán Perenthelas, supuestamente se encarga de la seguridad del pueblo. El capitán nos dijo que se encontró al Wujen manchado de huevo, tomate y alcohol. Lo tomó por un borracho y le puso una multa de una moneda de cobre. Básicamente nos confirmó las palabras del hombre de aquél sótano.

Se saltó la parte de la taberna, el borracho y la niña calcinada y la otra asesinada.

Queríamos ir a buscaros, pero al llegar a la casa estaba convertida en cenizas. Decidimos ir a la iglesia, por si habíais sobrevivido. Allí vimos el cadáver. Llamamos a la puerta y la voz de un niño contestó, no se si era el monaguillo. Preguntamos por vosotros y nos dijo que habíais ido al sur, a atravesar las brumas.

Decidimos ir a buscaros, pero al llegar a la zona, la hierba empezó a crecer, apenas nos podíamos mover. Un dragón gordo y verde apareció y nos comió a todos.

Aire no lo había visto venir. Notó cómo la elevaban y empezaban a apretar. Estuvo a punto de perder a Aristóteles por el camino, pero consiguió agarrarlo en el último momento. La fuerza de esa criatura era sobrecogedora, pero aún así intentó liberarse de su mortal abrazo, obviamente sin conseguirlo.

Sabía que, si moría, resucitaría al día siguiente. Lo peor de todo era no ver quién era su asesino.

... Quizá era el precio a pagar por la niña.

Ya se encontraba Leiath recogiéndose los faldones para salir a toda prisa cuando el oportuno bicho de turno salió a comérselos. Alice no le duró ni un asalto, pero Aire se debatía entre sus tentáculos.

La bruja de Hala quiso echar mano de un conjuro poderoso con el que le había bendecido su diosa y que ayudaría a la hechicera a escapar... Pero no estaba ahí.

- Malditos hijos del demonio! Perros sarnosos! Ladillas amorfas!...

Esos y un montón más de improperios, salieron de sus bellos labios antes de sacar su varita mágica y apuntar al tentáculo que sujetaba a Aire.

Se puso a distancia para que no le agarrara a ella y disparó sin mucho convencimiento pero mucha rabia.

- Suéltala, por tu puta madre!

Todo el plan de aquel día se rompía, como lo hizo Alice, entre los tentáculos del monstruo salido de las brumas. 

Con permiso, Flame...

Tangrem cogió los dos Ayash de repuesto de la espalda de Flame. Uno de ellos se lo tendió a Travis. Usándolos como si fuesen picos, empezaron a romper la madera. En breve habrían terminado una vía de escape, pero la pregunta era... ¿aguantarían lo suficiente?

El tentáculo que llevaba el cadáver de Alice se replegó hacia las Brumas, desapareciendo de la vista de los que aún vivían. Pronto se escuchó el ruido de una boca masticando. El otro tentáculo que se mantenía a la vista empezó a apretar con fuerza. A Aire le empezaba a faltar el aire, lo que sería una manera muy irónica de morir.

Flame, Jadewo y Onfale trataron con mayor o menor éxito hundir sus espadas en el tentáculo para que soltara a Aire. Leiath soltó un par de proyectiles mágicos que poco antes de hundirse en la niebla combaron sus trayectorias hacia arriba. Lo que quiera que hubiese en el otro extremo de aquel tentáculo ensangrentado estaba en el techo del granero. Esa pista hizo a Jadewo recordar...

 Es un Balhannoth. Una aberración de los subterráneos de mi mundo. Se alimenta de magia. Normalmente, con deshacerte de tus objetos mágicos llega para que te deje en paz, pero ese truco no sirve si tu cuerpo está bajo los efectos de un conjuro. Su estómago... su estómago estará repleto de objetos mágicos.

Flame sintió como si una parte de su alma se escapaba sin poder hacer nada. Tangrem había osado a quitarle a dos de sus trillizos. No podía creérselo, pero en ese momento, ése era el menor de sus problemas. Así que, no le quedó más remedio que quedarse con el que tenía en la mano y lanzarse directamente a por el tentáculo de Aire. 

Por un momento se vio tentada en escupir su ácido, pero sentía que éste era menos fuerte que de costumbre y temía que pudiera herir a la mágica. Al ver como Alice volvía a morir, Flame no se inmutó, ya la había visto morir varias veces, y confiaba en que en cuanto amaneciese de nuevo, volvería a convertirse en quien era.

Con un grito de guerra cargó contra el tentáculo que apresaba a su compañera, confiando que que pudiera rebanarlo y así soltarla.

Habían hecho un buen destrozo al Balhannoth, según Jadewo, pero Aire seguía apresada, a punto de ser hecha una papilla sanguinolenta. Así que se quitó el broche de Fosco y se lo puso a Aire como pudo, tratando de defenderse, con gran torpeza del monstruo.

- Actívalo y quizá te salve.- A Onfale no le había salvado de que un perro le mordiese el culo pero eso no iba a contarlo jamás.

Aire había llegado al límite de su resistencia. Notaba cómo las costilla crujían y se hacían pequeños fragmentos que viajaban por su interior. Los pulmones luchaban para hacer un esfuerzo extra y permitir que el oxígeno llegara a cada célula de su cuerpo, al tiempo que el corazón latía a su máxima velocidad. Se estaba muriendo, y su cabeza iba y venía de un mundo extraño en el que veía a una niña pequeña dentro de un armario, riéndose de ella.

Notó cómo alguien le ponía algo, y escuchó las palabras en la lejanía. No entendía muy bien su significado, pero su instinto actuó por su cuenta. Su mano luchó para moverse y acercarse hasta el objeto que Onfale la había colocado.

Leiath tenía miedo de acercarse demasiado y que la atrapasen los tentáculos por lo que siguió manteniendo las distancias.

Como la varita había demostrado ser efectiva, pese a la recomendación de Jadewo y por no saber muy bien qué más hacer, volvió a activarla para atacar al monstruo.

Dos proyectiles mágicos, surgidos de la varita de Leiath, se perdieron en la niebla para impactar con la criatura, pero no llegaron a tiempo. La columna de Aire hizo un sonoro crack, cediendo a la presión del tentáculo que la atrapaba. Un segundo tentáculo emergió, ya sin el cuerpo de Alice, y se dirigió al peón Travis. Vaciló.

 No te va a atacar, Travis... Tranquilo. Si la espada que cogiste de Flame no es mágica, ni siquiera te verá...

Efectivamente, el tentáculo ignoró a Travis, y culebreó hasta soltar un latigazo a Leiath, para luego rodearla y alzarla en el aire. Alice FLAME hundió su espadón en el grueso tentáculo. Jadewo descargó un conjuro de fuego en su espada. Había bastado para acabar con Zebulón. Había bastado para acabar con el ninja asesinavírgenes. Pero no bastó con aquella criatura, que seguía matándolos uno a uno.

Detrás de ellos, Travis y Tangrem terminaron de mellar la madera y hacer un agujero para escapar de aquel granero maldito.

-¡Noooo!- Otra poderosa aliada caía y el tentáculo ahora la emprendía con la Bruja de Hala. ¡Y justo cuando Travis y Tangrem conseguían una vía de escape!-Hay que acabar con él ante de que lo haga con ella.- Le indicó a Jadewo que seguía demostrando unas habilidades para el combate que dejaban a Onfale a la altura del betún.- ¡Vamos, ven a por mí, monstuo asqueroso!- Intentaba provocar al Balhannoth con ataques torpes y poco precisos, seguramente pro causa de no querer dañar a Leiath.

Flame chasqueó la lengua al ver morir por segunda vez a Aire. La maga negra era de las pocas del aquelarre que no habían muerto nunca, y desde que llevaban en esa aldea, ya iban tres. La primera no contaba, porque murieron todos, y la segunda realmente no lo había llegado a vivir, pues había muerto antes que ella, pero esta vez sí. Aire había sido asesinada y prácticamente partida a la mitad por esos tentáculos peligrosos. 

Flame no dudó un momento, sin la bruja de Hala estaban perdidos, era más importante que cualquiera de los presentes, incluso que ella misma. Por eso no dudó ni un instante en atacar de nuevo contra el tentáculo que apresaba a Leiath.