Partida Rol por web

Alaster apartó su mano rápidamente ante la posibilidad de recibir un mordisco del enano, aunque inmediatamente se reprochó el temer nada de tan amable ser. Parece él, aunque algo debe de tenerle de mal humor. Decidió confiar -por de pronto- en sus sentidos. La pregunta del enano le cogió un poco de improviso.

-Estaba... eh... -Lo cierto es que no tenía ni puta idea de dónde había estado. Comenzó a balbucear.- Ah... Pues no recuerdo cómo llegué exactamente, pero creo que... hum... estaba el interior de la Atalaya... Había mujeres... O una mujer, porque las demás estallaron en burbujas y... uh... Bueno, creo que era una mujer... Y también había un enano, y me enseñaron una imagen de vosotros dos corriendo por un bosque... Y luego aparecí aquí. -Era consciente de que su respuesta planteaba más preguntas que respuestas, pero era todo lo que tenía.- Sí. Más o menos, eso es todo. -Miró a su alrededor para ver dónde estaba.- ¿Y los demás? ¿Y el gnomo e Inglanar?

El gnomo e Inglanar deben estar en algún lugar parecido al sitio donde fuisteis todos. Veamos a ver, ¿hablaste con aquella mujer o aquel enano? ¿Te dijeron algo?

-¿Si dijeron algo? ¡Claro! Dijeron... Hm... Espera...

Alaster hizo entonces memoria durante unos largos segundos. Los hechos eran tan recientes e impactantes que no le costó reproducir lo fundamental de la experiencia con bastante exactitud.

-A ver: lo primero que recuerdo es que me encontré entre un montón de mujeres atractivas... o lo que parecían mujeres atractivas. Atractivas y... -El mago carraspeó.- ...amables. El caso es que parecían haber bebido mucho y me invitaron a sentarme con ellas y charlar. Lo hice. -Alaster se encogió de hombros, con cara de resignación, como diciendo "¿qué otra cosa habríais hecho?".- Un rato después y de repente, todas se esfumaron en el aire, quedando sólo la que parecía la jefa, "Alice". No sé si realmente era una mujer, pero decía tener mucho interés en que... -Tragó saliva, como abrumado por la idea.- ...me quedara con ella. Interés personal, no sé si me entendéis... -añadió haciendo un gesto con los brazos y las caderas, no sin cierto orgullo.- Cuando me intenté escapar, me advirtió que estaba en una especie de laberinto mágico sin salida, hizo a aparecer a un enano (su lacayo, o algo así) de la nada y ese enano me mostró en una esfera mágica una escena en la que él y un montón de sombras perseguían... -Señaló al elfo, como cayendo en la cuenta de pronto.- ¡Te perseguían a ti! Entonces tú -dijo al enano- apareciste en la escena y le salvaste. Creo. Después la esfera desapareció. Segundos después, todo se difuminó y... -De nuevo se encogió de hombros.- Bueno: aparecí aquí.

Se quedó unos instantes más pensando.

-Ah... La mujer dijo algo más, una breve insinuación...

Pausa. Ceño fruncido.

-Que Garzhal nos la ha jugado.

Vaya cerdo solté cuando Alaster nos contó su historia. Por lo menos mis visiones estaban cargadas de sentido y razón. Humanos, qué se podía esperar de ellos.

Pero la última parte tiene mucha razón. En mi visión estaba con un grupo de druidas y nos reunimos en el bosque para acabar con las Sombras. Supongo que el enano que vistes era también el que vi yo.

-¿Eso pasó realmente? -exclamó Alaster, sorprendido-. Entonces puede que lo demás... Que esa mujer y ese enano...

El mago comenzó a pensar en la posibilidad de que la charla con "Alice" hubiera sido más real de lo que suponía, pero Grischler había dicho algo más que llamó su atención.

-¿Tú también tuviste... visiones, druida? -preguntó intrigado al elfo-. ¿Y eso significa que tú también, hermano? -le dijo al enano-. ¿De qué trataban vuestras visiones? -Su cerebro trabajaba para intentar entender qué demonios había pasado (y probablemente seguía pasando).- Seguro que responden todas a un plan común... Tal vez podamos sacar algo en limpio poniéndolas en común. -El mago cayó de repente en la cuenta de que no sabía nada.- ¿Y dónde estamos? ¿Dónde está la Atalaya? Podríamos ir buscando a los otros...

Alaster caminó titubeante unos pasos hacia la nada.

Yo no tuve ninguna ilusión, todo lo mio fue real y sin duda aquel enano del que hablais lo vimos todos, la única diferencia es que a mi se me presentó como un muerto viviente que fui incapaz de expulsar, por lo que deduje que no debía de serlo.

Me contó muchas cosas que ahora permanecen confusas en mi cabeza y que creo que cuando encontremos a los otros dos podremos poner todo en común.

Recemos por encontrarlo, implorad a vuestro dios o a la naturaleza, o a lo que sea que recéis y desead con todas vuestras fuerzas que aparezcan Inglanar y Dedoslargos, así es como conseguí que volvierais vosotros.

Alaster no era un tipo muy religioso, en el sentido de que no le gustaba pedirle mucho a quienquiera que pudiera estar escuchando, por lo que habría rechazado la propuesta de Mevanh de no haber visto la entusiasta expresión del enano. Bueno, por probar... Alaster tampoco era un incrédulo, y aquel parecía un momento adecuado para "recuperar la fe". En el pasado habría rezado a la fe de su familia, el Orden Eterno, pero hacía tiempo que confiaba más en otra divinidad: Ezra, Nuestra Señora de las Brumas. Sintiéndose algo ridículo, el mago entrelazó los dedos de su manos, cerró los ojos y rezó.

Señora de las Brumas... eh... Hola. Esto... No me sé ninguna de las oraciones que tu gente enseña, pero te pido de corazón, por favor, por favor, que hagas que se disipen las brumas que nos separan de nuestros compañeros, Inglanar y Bullipae, y nos ayudes en esta empresa...

Las imágenes a vuestro alrededor empiezan a deformase, el semielfo sonrie

- Continua mediano, continua, vas por buen camino 

-Bien bien, creo que lo consigo. Comente dejando mi mente en blanco, alentado al ver como las imágenes de nuestro alrededor se difuminaban…

Deje mi mente en blanco y seguí concentrado para salir de allí lo antes posible...

Las figuras del mediano y del semiorco comienzan a tomar forma delante vuestro. De momento no son totalmente sólidas. Es más una especie de imagen vaporosa que al ir a tocarla se desvanece en el aire como si fuera humo. A su lado hay un semielfo, por las pintas luchador, que os mira, os ve claramente, aunque vuestros compadres no os puedan ver ahora mismo. 

Una voz, a juzgar bien puede ser la del semielfo, suena en vuestras cabezas. 

- Vais bien, sacadlos de aqui, y no nos olvideis. Destruid la caja, acabad con Garzhal. 

Mev sacó su colgante y se lo mostró a la sombra. Quería ofrecer el poder de su divinidad como muestra del esfuerzo y deseo que sentía de que sus compañeros regresasen junto a él.

¿"Acabad con Garzhal"? No sabía a qué caja se refería la figura difusa, pero a Alaster no le estaba gustando un pelo el cariz que estaba tomando el asunto: pese a no conocer mucho a Garzhal, su expedición, ¡su legado!, se la debía a él. Además, había otra cosa que no le gustaba un pelo: ¿Dónde estás, amigo Vyechislav? Fuera lo que fuese lo que querían esos fantasmas de la Atalaya, el mago estaba seguro de que no era lo mismo que quería él... ¡Esos pensamientos le dieron nuevas fuerzas para seguir adelante!

Vamos, están aquí, ¡los tenemos! dije al ver cómo se medio-materializaban los dos compañeros que nos faltaban.