Partida Rol por web

La historia de las cabras dejó a Onfale a cuadros. ¿La saga oculta bajo un disfraz tan burdo?

- Me parecería más plausible que fuera un pobre desgraciado al que hubieran esclavizado.- Las brujas tenían suficiente poder como para metamorfosear a pobres incautes que cayeran en sus garras. Aún así debían tener cuidado y Vinthrael había actuado bien.

Pero Onfale no estaba para muchas cosas más que para desactivar el glifo custodio que protegía la entrada a la choca. Le costó un grande esfuerzo como demostraba la gota de sudor que caía por las sienes mientras realizaba el trabajo. Sacó un perfumado pañuelo y se la limpió con un delicado gesto.

- Listo.- Dijo orgulloso de un trabajo bien hecho. El impetuoso Sascha aprovechó para entrar en la cabaña sin cuidado alguno y de pronto todo volvió a precipitarse. De un ágil salto el aún invisible Onfale brincó al interior, sacó su estoque mágico y trató de cortar el brazo de la saga que apretaba con ansias homicidas al inocente y bello joven.

Dragov sintió un fuerte pinchazo en su corazón cuando vio la macabra escena del cuerpo ensangrentado de Arabelle colgado de aquella forma. Sentía que había fallado y soltó un sonoro  grito de rabia, impotencia y culpabilidad por haber pensado por un momento que en realidad era la bruja a la que se habían enfrentado que los había hasta allí para tenderles una trampa.

Solo esperaba que no fuera demasiado tarde para encontrar a la pequeña con vida. Se dirigió directo hacia la cabaña, pero la rápida intervención de Onfale le libró de sufrir los efectos de una  trampa mágica. Unos instantes eternos pasaron hasta que el joven pudo deshacer aquella trampa durante los cuales el enano, sobre su fiel montura,  dio un vuelta a la cabaña en busca de otra entrada, aprovechando para detectar el mal sobre ella.

Tras el éxito de Onfale El primero en entrar fue envalentonado Alexi, pero no tardó en pedir ayuda. Al parecer la bruja de la oscuridad estaba convirtiendo el sueño de la niña en una verdadera pesadilla y ahora quería hacer lo mismo con el joven sacerdote, o quién sabe si algo peor

Justo cuando Dragov se disponía a desjavalgar para poder acceder a la cabaña, la pequeña construcción pareció adquirir vida propia. Sus raíces la alzaron por encima del agua convirtiéndose en una especie de patas y para sorpresa de todos, la choza comenzó a caminar alejándose de ellos.

Dragov no tardó en espolear a Recio y ambos se abalanzaron sin muchos miramientos sobre el extraño engendro andante, con la firme intención de frenar su avance, pero solo el fiero jabalí pareció importunar al tronco viviente.

Por su parte Thimaz también se acercó a aquella cabaña, y aunque algo dentro de él le dijera de entrar, darle un capón a la vieja que estuviera ahí imaginándose que era una fruta o una verdura, este prefirió quedarse fuera; cuando la cabaña tembló, el enano estaba desorientado y profundamente confuso... ¡Las plantas no se mueven así!. ¡Por eso él las escogió como enemigos!.

-¡ESTE ES UN TRABAJO PARA THIMAZ! -Exclamó mientras saltó a una pata para tratar de talarla.

El tocón empezó a girar, haciendo que parte de sus tentáculos (o raíces) tomaran distintas alturas en el suelo. El ataque de torbellino golpeó a casi todos. Se salvaron aquellos que habían logrado meterse en la casa, además del cuervo Hollín II y Alice, que empujados hacia arriba por el elemental de aire, esquivaron el ataque. Hollín salió volando, huyendo como el pajarraco cobarde que fue su antecesor. Mejor así, una cosa menos de la que Alice no tiene que preocuparse.

Es una planta. Un defensor roblizo. No sé mucho de ellos, pero no se trata de una casa constructo, sino una planta monstruosa sobre la que una bruja psicópata ha construído su casa. ¡Leiath, Alice! ¡Yo la distraeré para que podáis usar vuestra magia!

Flame usó su capacidad de trepar para correr por las raíces hacia el corazón del monstruo. La maniobra de distracción funcionó: Flame no se llevó otro golpe y los demás pudieron conjurar con normalidad. Al final Flame aprovechó la carrerilla para propinar un poderoso golpe a la planta. Al contrario que ella, Recio y Thimaz notaron que sus armas no profundizaban en la corteza de la planta por algún tipo de resistencia o dureza superior.

Fifí también trató de golpear a la planta, pero estaba demasiado preocupada de mantener a Alice a salvo.

¡Socorro! ¡Está tirando de mí!

Con una fuerza sobrehumana, la saga nocturna se retiró de nuevo al mundo etéreo arrastrando consigo a Sasha. Ambos desaparecieron de la sala, pero la perturbación en el aire quedó: allí seguía habiendo un portal al mundo de los sueños, si es que alguien se atrevía a cruzarlo.

El resto de elementos de la cabaña se empezaron a mover cuando el defensor roblizo hizo su ataque giratorio. La cuna en la que estaba durmiendo Katya se desplazó hasta la pared opuesta. La bañera se desbordó con el movimiento y la sangre desbordó empapando el suelo de la casa y haciéndolo resbaladizo.

La maga pensó en lanzar otra bola de fuego y pulverizar todo. Pulverizar el lago, los arboles y evaporar toda el agua del maldito pantano, pero eso implicaría también matar a sus compañeros. Por ello opto por un sencillo proyectil mágico dirigido a la maldita saga. Primero había que terminar con esas malditas brujas.

-¡Maldita sea!- Protestó Onfale al verse impotente. La saga era un enemigo demasiado poderoso para él sólo. Aún así, embutido en su nuevo manto protector, el de la invisibilidad mejorada, se metió con rapidez por el portal que le llevaría al mundo onírico.

La bruja de Hala se había sentido algo traspuesta y no había reaccionado como se podía esperar de ella, probablemente causa hormonal. Pero la visión de la cándida alma (Sasha) siendo arrastrado al mundo onírico para hacerle quien sabe qué, encendió por fin a la irritable mujer y esta se lanzó hacia el portal con el impulso de sus botas de levitación para alcanzar a la saga.

- No te lo vas a llevar! Maldita!

Se sentía responsable del destino del monaguillo y no le iba a dejar a su suerte.
 

El rapido movimiento de la saga, distrajo a Vinthrael, y cuando la criatura que llevaba a cuestas la casa comenzó a girar, el monje no pudo hacer otra cosa que sujetarse fuertemente a una pared para evitar caer por los suelos.

Con cierto temor, observa como onfale se lanza tras la bruja y aprieta los dientes por pura frustracción  cuando lo ve desaparecer en una lucha peligrosa para él. Prepara sus pies contra la pared y se dispone a saltar al interior para ayudar al perfumista

Aquel tronco con patas era más peligroso de lo que parecía. En un abrir y cerrar de ojos lanzó una lluvia de golpes que cayó sin remedio sobre  los que le rodeaban, causando graves heridas a todos. El colosal árbol iba a ser un duro enemigo a abatir y debían deshacerse de él cuanto antes.

Dragov dirigió a Recio buscando un punto débil entre las raíces del poderoso tronco y lo encontró gracias a un rápido movimiento del jabalí, que se coló entre dos de las enormes patas del leño. Aquella maniobra permitió al enano clavar su preciada hacha en el centro del tronco, que se incrustó profundamente causándole una importante grieta que hizo crujir la dura madera del árbol. 

¡Las plantas no se mueven así!. ¡Por eso él las escogió como enemigos!. - Esto era lo que pensaba Thimaz antes de que aquella enorme criatura contraatacara, sin lugar a dudas esto iba a dar ligeros-severos problemas para el grupo e incluso para Thimaz de derrotar. ¿Por qué todo lo que Thimaz atacaba tenía que contraatacar de forma -probablemente- despropocionada?.

-¿¡POR QUE NO PODEMOS TENER AVENTURAS QUE NO CONLLEVEN LUCHAR CONTRA SERES MONSTRUOSOS Y GIGANTES?! -Gritó Thimaz mientras saltaba con el hacha- ¿¡PODEMOS TENER UNA MISIÓN DE RECOGER FLORES, AYUDAR A ANCIANAS A CRUZAR LA CALLE O CUIDAR BEBÉS?! NOOOOOO... ¡MATAR MONSTRUOS CHUPA-SANGRES Y VIEJAS MÁGICAS QUE VIVEN EN ÁRBOLES AMBULANTES!.

Quizás el que viera a Thimaz en estos momentos pensara que quizás estuviera siendo algo cobarde, nada más lejos de la realidad, el bravo Thimaz era un guerrero formidable que había estudiado el arte de "escoger tus peleas", lo que venía significando "atacar a cosas mucho más débiles y sin posibilidad de defenderse", por desgracia para Thimaz no era un buen estudiante... y ahí lo tenéis, luchando contra una casa-árbol gigante.

¡No os rindáis!

Mientras los enanos talaban la planta con sus hachas desde flancos opuestos, Flame lanzó unas cuantas estocadas más a la planta. Rannhard, que había curado a Recio antes de que el paladín se lo llevase cerca de los espantapájaros, lanzó un rayo de luz a la planta que no le afectó en absoluto. No quedaba muy claro si luz y lluvia alimentaban a la planta o es que el defensor roblizo tenía alguna resistencia a la magia.

Más arriba, en la cabaña, vieron a las dos chicas entrando al interior de la casa. Lo siguiente fue a ver a Vinthrael asomar y quedar colgado del escalón.

Mientras, en el plano de los sueños...

El ambiente era opresor. No estaban solo en el plano etéreo, del que Alice y Onfale habían leído que no era lo que estaban viendo. Leiath también era consciente, ya que su visión mágica le permitía ver más allá de los árboles siniestros de la pesadilla.

¡Malditos, no os entrometáis en los asuntos de Baba Lysaga!

Los proyectiles de Onfale y Alice surcaron el cielo, pero solo los de Alice atravesaron las defensas mágicas de la bruja. Baba Lysaga respondió lanzando sus propios proyectiles mágicos contra Alice, devolviéndole el envite. La bruja rió.

¡MUAHAHAHAHAHAHA...!

¡AAAAAAH! ¡SOCOOOORRROOOO!

La niña estaba más allá de la bruja, en una jaula que colgaba de una rama fina de un árbol tumbado con sus raíces en un risco al borde del precipicio. Un gran lobo negro abría sus fauces y daba zarpazos a la jaula, haciendo que se balanceara. O la jaula caía o el lobo terminaba colando su hocico entre los barrotes para dar un mordisco.

Leiath era consciente de la realidad. Nada existía, y todo existía a la vez. Las pesadillas también pueden hacer daño. La realidad era que el lobo, en su interior, tenía el cristal: la piedra corazón.

¡Yo voy a por ella!

Gritó Sasha, asomando tras unos arbustos y corriendo en dirección a la jaula, el lobo y la niña. La bruja Lysaga también gritó, y el mundo a su alrededor, aquel escenario de pesadilla empezó a derrumbarse, por lo menos el suelo bajo los pies. Ya no había manera de rodear a la bruja: el bosque se deshizo en un estrecho camino de roca entre las Brumas. Sasha tropezó, se volvió a levantar y siguió corriendo.

En el extremo opuesto, Fifí, Alice, un invisible Onfale y Leiath tenían que enfrentarse a la saga nocturna.

No podía negarlo. Tenía miedo. Se había enfrentado, desde que recobrara su tan ansiada libertad y se encontrara con su Aquelarre, a todo tipo de enemigos. Sin embargo, aquella bruja estaba fuera de su alcance en cuanto a poder mágico se trataba. Estaba acostumbrado a ello, pues tanto Leiath como Alice le superaban con creces, pero ahora que los guerreros se habían quedado fuera de la casa dudaba que pudiera vencerla. 

Sus proyectiles mágicos ni siquiera le habían hecho ni un rasguño. Por si fuera poco la Saga hacía lo que se le antojaba con el mundo onírico en el que se encontraban. Estaban en su terreno y allí pocas posibilidades tenían de vencer. La desesperanza le atenazaba el ánimo. Se encontró lanzando una pequeña plegaria a Hala para que le diera fuerzas y confió en que Sascha lograra llegar a la niña.

Acelerado como estaba probó suerte esta vez con su afilado estoque. Esta vez sí notó que atravesaba la correosa carne de la bruja. Normalmente el filo penetraba como si la carne fuera mantequilla, pero con aquel poderoso ser tuvo que esforzarse al máximo para atravesar la piel. ¡Oh, el eunuco tenía muy mala baba y sabía dónde apuñalar para hacer daño a los órganos más vitales! ¿Funcionarían los órganos internos de la Saga también de forma diferente a la del común de los mortales?

La visión otorgada por Hala le señalaba hacia una piedra mágica que sin duda sería la fuente del poder de la saga.

Leiath estaba casi segura que si se hacían con ella, la malvada bruja no sería tan poderosa como ahora. Temía por sus amigos, temía que el aquelarre de los Viajeros de las brumas, no fuera suficiente fuerte para aquel encuentro. Coger la piedra y salir huyendo era una opción a tener en cuenta.

Sin pensárselo más, accedió al tejido mágico que le rodeaba, aún en aquel retorcido plano, en busca de algún conjuro que le ayudase a resolver el problema que tenía enfrente. Desechó alguno de ellos por ser inútiles ante la resistencia mágica de Lysaga y, entre el resto, encontró uno que le dio una idea (de esas de las suyas, que no solían salir muy bien a decir verdad).
Con un rápido movimiento seleccionó el hilo adecuado, lo enhebró y ató a otro finísimo que se encontraba semi escondido entre la madeja. Pronto la sanadora desapareció de la vista de los allí presentes y se dirigió hacia lobo, más concretamente a la piedra que ocultaba, rezando a Hala para que su plan tuviera éxito y hacerse con la reliquia antes de que Lysaga acabase con todos ellos.

Alice grito al recibir el impacto de los proyectiles. La maga estaba recibiendo su propia medicina y eso no le estaba gustando nada. Nadie me ataca con mi propia magia. Estaba demasiado cabreada con la Saga como para asustarse por sus trucos de mesmerismo. Maldita mala pécora, zorra viperina.... Los insultos bullían en la mente de la maga. Entonces la maga se dio cuenta de otra cosa, Fiffi iba a desaparecer de un momento a otro. Fiffi bájame al suelo. Le ordeno al ente de aire, si no tendría que gastar algún conjuro para evitar no estamparse contra el suelo.

Volvió a probar suerte con otro proyectil mágico pero esta vez, la magia protectora de la saga pudo mas que ella.