Partida Rol por web

Como cada mañana Questin se dirigía a tomar algo a la posada de la Bienvenida de la moza. Sabía que estaba cerca de encontrar a sus padres pero se estaba quedando sin ahorros y encontrar, quizá, algo de aventuras o quizá robar algún botín a algún pobre y desafortunado hombre distraído quizá ayudase a saldar un poco su economía. 

Y allí, como si hubiese rezado a su dios, un extraño grupo salía de la posada. Iba comandado por el bardo Medialuna, aquel músico que tocaba siempre en la taberna y que Vesta, la hija del dueño de la posada, lo dejaba actuar más por pena que por habilidad. Y también junto a ellos iba Chatrilon Unosh, aquel tipejo era extraño y poco hablador y siempre andaba rondando la posada aunque no sabía bien a qué podía dedicarse.

El caso es que al resto no les conocía de nada, dos hombres extraños, uno de ellos vestido con andrajosas ropas, una mujer vestida forma salvaje un pequeño gnomo y un hombre pájaro de lo más extraño y que jamás había visto algo semejante.

El caso es que quizá, y a pesar de su apariencia, ese parecía el mejor y más variopinto grupo que había pasado por Hommlet desde hace ya mucho tiempo...

Instantes después Xaod el aniquilador, uno de los borrachos del pueblo salía de la posada dando gritos y haciendo que el grupo parase.

Habías escuchado toda la conversación que habían mantenido.

Elmo, uno de los miembros más importantes de Hommlet había encontrado, por fin, un grupo de aventureros que les ayudase, a juzgar por sus apariencias todos parecían buenos seres y aunque unos estaban más o menos dispuestos, sus intenciones eran clara y querían ayudar al pueblo.

Estabas dispuesto a ayudarles puesto que aquello parecía la señal de Heironeus que tenía que mandarte. Tu dios había mandado a ese extraño grupo formado por dos hombres extraños, uno de ellos vestido con andrajosas ropas, una mujer vestida forma salvaje un pequeño gnomo y un hombre pájaro de lo más extraño y que jamás había visto algo semejante. Además, Medialuna, aquel músico que tocaba siempre en la taberna y que Vesta, la hija del dueño de la posada, lo dejaba actuar más por pena que por habilidad había decidido comandarles hasta la Barbacana del foso y también junto a ellos iba Chatrilon Unosh, aquel tipejo extraño y poco hablador y que siempre andaba rondando la posada aunque no sabía bien a qué podía dedicarse pero no le aspiraba ninguna buena confianza.

La discusión entre este último y Medialuna había sido algo incómoda, el primero quería ir a la Barcabana del foso y el segundo al templo. El hombre decía que estaba lleno de trasgos y así lo habías comprobado cuando fuiste a investigar por allí. El caso es que el grupo había decidido seguir a Medialuna y empezar por la Barbacana. Cuando se marchó de allí, lanzaste unas monedas a Vesta y decidiste seguir al grupo. A la salida, justo pasaba por allí Questin Himmble aquel extraño trasgo que parecía no tener ningún tipo de maldad y aunque raro siempre era bien recibido en el pueblo.

Además, ahora que no estaba Maridosen, la vigilante contratada por Vesta, la mujer que irradiaba un cierto aura de maldad, se veía con más libertad para hablar y contarle lo que sabía al grupo de la aventura. Era agradable no tener a los ojos y oídos curiosos de aquella arrogante mujer.

Comandados por Medialuna y seguidos por Chatrilon Unosh os dirigíais a la Barbacana del foso tal y como habíais decidido. Pero cuando salisteis por poco os chocáis con un pequeño y alegre trasgo que estaba dispuesto a entrar en la taberna. Cuando os parasteis para no chocar os disteis cuenta que uno de los parroquianos que estaba en la posada os había escuchado y salía detrás de vosotros.

- Buenos días, Questin, me temo que hoy no disfurtareis de mi hermosa música. 

Después el elfo se giró para mirar a Xaod, ¡oh vaya! ¿También quieres unirte a nosotros, viejo? Espero que aún no te haya dado tiempo a embriagarte tanto como anoche y puedas seguir nuestro ritmo, si es que quieres acompañarnos, claro está. Nos vendrán bien un poco más de ayuda, a saber qué es lo que podemos encontrarnos allí.

Veis a un hombre alto con armadura de placas y mallas subido en un caballo de guerra, su rostro no es hermoso pero si afable, irradia un aura de bien que reconforta a aquellos que están cercanos a él y siguen los designios del bien. Lleva una espada de buena factura en su vaina, y un escudo con el símbolo de Heironeus también de buena factura. No parece tener una gran salud y las palabras del bardo parecen indicar a que es debida esa falta de salud, se dirige hacia el grupo con una media sonrisa en la cara, aunque parece que no está muy seguro de él, finalmente avanza hacia vosotros y dice:

- Buenas a todos, valientes aventureros. Creo que la discusión que habeis mantenido dentro sobre si el templo o la Barbacana la habeis decidido con sabiduría, ya que hace unos días pasé por el templo y sólo había grandes trasgos, alguno menos después de que volviese, jejeje, nada del mal que Heironeus me hizo partícipe en mis sueños sobre el gran mal que se está gestando por estos lares.

Si no tenéis inconveniente de que un servidor del brazo armado y amado de Heironeus os acompañe me gustaría ayudaros con mis armas y mis habilidades para acabar con el gran mal que yace bajo esta zona y que hay que exterminar lo antes posible, antes de que su poder sea demasiado grande.

¿Qué decís?

El paladín hace su ofrecimiento con cara melancólica y mirada perdida, baja su cabeza hasta escuchar una respuesta a su petición,

- Si eres enemigo del mal sé bienvenido, toda ayuda nos vendría bien - replica Talindra - Heironeus, espero que me cuentes algo de esa deidad.

La chamán observó al recién llegado, el desconocido emitía un aura benigna por lo que no dudó un instante de su valentía y dedicación, a pesar su porte orgulloso. 

El paladín levanta su vista ante la intervención de la chamán y asiente con su cabeza y sus ojos claros:-  Heironeus, dios del valor y el honor, protector de los caballeros, código que guía mis acciones, castigando el mal allí donde sea necesario. En especial a los seguidores de Hextor, el Heraldo del Infierno, protector de los tiranos y de los conflictos, hermano de Heironous...

Será un placer derrotar el mal a vuestro lado, mi nombre es Xaod, y me conocen como el Aniquilador, encantado.

Bienvenido, -  dijo Chuï-Míngzhì - sera un placer luchar junto a otro seguidor de Heironeus. Mi nombre es Chuï-Míngzhì, me conocen como "quita de ahi mendigo" o "mendigo" a secas. - dijo imitando la presentacion de Xaod mientras reia alegremente.

Miro al andrajoso humano con el ceño semifruncido: Espero que tus dotes sean mejores que tu aspecto...Gracias por la bienvenida.

¡Oh mierda! - respondo con algo de tristeza - Ultimamente lo único que me animaba un poco era esa musica.

Despues me giro hacia el resto del grupo escuchando con atencion su conversacion, tal vez si puedo ir alli con ellos consiga mas fondos para continuar con mi búsqueda.

Soy Questin, tambien se luchar y quiero ir con vosotros.

Mi caracter algo rudo y seco habia jugado en mi contra varias veces pero la falta de costumbre con el trato hacia los demas hacia que ni siquiera lo supiera.

Ojala me dejen, si no no se que haré

La aparicion del trasgo le parecio extraña, pero al ver que los lugareños lo trataban como a uno más se acerco a el y poniendole una mano en la cabeza dijo: Cualquier ayuda será agradecida, además la vida me ha enseñado a no menospreciar a nadie por su aspecto, bienvenido Questin. -  dijo mientras sonreia.

Miro al goblin con desprecio a ver que dice el grupo. No he notado que fuese maligno, pero no me fio de él e intento permanecer alejado del ser.

¿Qué será esa grimosa criatura que se acerca alegremente? No conocía ese tipo de criatura, la miró con curiosidad.

- ¿Qué eres criatura? - responde Talindra - tu aspecto es extraño, sin embargo los espíritus no hayan en tí nada maligno.

No soy criatura, soy mediano - estoy demasiado acustumbrado a ese tipo de preguntas pero siguen molestandome - Y tus espiritus no hayan nada porque no lo soy

Nuevos miembros parecían unirse a nuestro grupo. Entre ellos uno que olía a paladín por su forma de hablar sobre el honor, la rectitud, el bien y el mal.

A Davak no podía importarle menos. Parecía un buen luchador y, si lo que había llegado a sus oído era verdad, una buena espada de su lado no sería algo que despreciar.

Al tiempo aparereció una extraña criatura, mezcla quizás de mediano o trasgo. Su aspecto desaliñado, incluso sucio, le hizo marearse ligeramente. La gente no era habitualmente muy limpia, pero el olor que emanaba del hombrecillo era en ocasiones desagradable. No obstante, parecía saber manejar una espada, lo que hacía que el grupo hubiese ganado en potencial ofensivo. Eso satisfacía a Davak. Ahora el grupo tendría más opciones de sobrevivir a lo que el Templo pudiese esconder.

Con un gesto de cabeza da la bienvenida a ambos al grupo. No quería ser descortés, pero no siempre se sentía cómodo con personas desconocidas. Apenas había formado grupo con un grupo de desconocidos cuando dos más se unían a él.

Veríamos qué deparaba el futuro.

- No te enfades pequeño mediano, está claro que no eres un espíritu pero un espíritu en tí habita- Talindra observa el aspecto descuidado del pequeño personaje - la corteza no hace árbol al roble. Si quieres que te juzgue como eres y no como aparentas ser, sólo tienes que demostrarlo, ven con nosotros y demuestra que tienes un buen corazón ayudando a los desvalidos. ¿Cómo te llamas? ¿Questin dijistes? 

Si, Questin Himmble. ¿Y vosotros?

- Mi nombre es Talindra Calodra - responde con una sonrisa - mi padre es Obad-Hai y los espíritus de la naturaleza me guían. Ya no te llamaré ni criatura ni mediano pues nombre tienes - hizo una inclinación de cabeza a modo de saludo - por mi parte no hay ningún inconveniente por acompañarnos.

Mi nombre es Elvar.- el joven buscavidas se presentó también, junto a una gran sonrisa... No conocí a mi padre y la naturaleza que me guía es esa.- continuó señalando con la cabeza a las chicas del grupo.

Le cayó bien en seguida aquella extraña criatura, mitad mediano, mitad....otra cosa. No así el estirado paladín, era un prejuicio que tenía con los de su clase, siempre predicando el bien y lo que era bueno y lo que no. Todas las veces que se había cruzado con alguno, había terminado mal, que si no está bien saquear una tumba, que si no está bien quedarse con esa joya, que si no etc etc.

Con un poco de suerte con este sería diferente, era un nuevo mundo, un nuevo lugar, quizás los paladines aquí fueran diferentes, aunque después de ver la mirada que le había echado a Questin lo dudaba profundamente

Miro al bardo y le digo- ¡Avancemos, guía! Espero que lo hagas mejor que tocar. La barbacana nos espera y allí el mal para ser erradicado de nuestro mundo, ya que el mal lo corrompe todo y hace que las cosas no sean lo que parecen ser, sólo para ponernos a prueba y corromper nuestras almas y desviar nuestros caminos de la luz - Sin un ápice de ironía ni broma.

Observo al que no ha hablado, el hombre pájaro, algo bastante extraño del que nunca he oído hablar ni visto nunca antes... Y me situo con mi caballo junto al guía.