Partida Rol por web

[ELdG] Sunny Tear Sanitarium

Prólogo: Bienvenido a Sunny Tear Sanitarium

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19/01/2018, 10:48
Lord del Alba

Alice... Recuerda...

¿Cuánto tiempo hace que tenía visiones de ese ser de luz con el rostro ensangrentado? La historia tenía un vacío, un hueco que no le permitía unir las piezas. Lo último que la maga recordaba era aceptar el encargo de Lovina Watcher para buscar a su padre extraviado. Cruzaron las Brumas para ir a buscarle. Estaban todos: Onfale, Leiath... ¡incluso Fosco! Oh, pero qué pesado y desquiciante era Fosco. Ojalá alguien le dé su merecido algún día.

Y partiendo de ese recuerdo, lo siguiente fue aparecer allí, sin motivo aparente: una celda como la de los monjes de monasterio, sobria, con un catre y un ventanuco que filtraba la luz. Vestía una túnica oscura con capucha, y bajo ella su cuerpo estaba desnudo. Su cara estaba tapada por una máscara cuyas tiras de cuero rodeaban su cabeza, y por mucho que palpara no encontraba el modo de sacársela.

La Bruma hacía cosas parecidas... Estabas en un sitio, y a continuación aparecías en otro, y ni siquiera te dabas cuénta de cuando cambió todo. Pero las Brumas no explicaban la túnica ni la máscara, ni tampoco los objetos que le faltaban. Trató de hacer algo de magia, algo sencillo, para probarse que podía hacerlo, pero no recordaba algunos detalles, y no logró acertar para invocar ni con los trucos más sencillos. Necesitaba con urgencia encontrar su grimorio...

Miró por el ventanuco. El sol le lastimaba los ojos, acostumbrados a la oscuridad, como si hubiese pasado largo tiempo dormida, pero aún así se obligó a ver. Había una torre de planta circular en el centro de un patio interior al que daba el ventanuco de su celda. ¿Dónde estaba? ¿Y qué quería que recordase la figura de luz? No era un Dios, Alice no podía considerarlo así. Un verdadero Dios lo sabe todo. El ser luminoso, en caso de ser un ente divino, no la llamaría Alice. Un Dios de verdad sabría su verdadero nombre. Un Dios de verdad le habría llamado Enriqueta.

¡FOSH!

Un dolor intenso en la cabeza. Otra de esas malditas visiones. Una puerta que se abre, una trampilla en el suelo, unas escaleras que bajan a un sótano... RE-CUEEEEER-DAAAAAAAA... Y luego nada.

El ruido de la cerradura en la puerta de la celda precede a que se entreabra, y saca a Alice del trance de la visión. Nadie entra. Nadie se asoma. Finalmente es Alice la que tiene que salir, y se encuentra con un pasillo de puertas iguales que la suya, un corredor recorrido caóticamente por gente con la misma túnica y la misma máscara. El desconcierto dura horas, mientras vaga, mientras trata de preguntar... Los enmascarados solo responden incoherencias. Entonces solo puede seguir deambulando...

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19/01/2018, 11:25
Doctor Otto Rehner

Despertó tumbado boca arriba en el catre. Perezoso estaba allí, sobre su vientre, solo separados por la tela de la túnica oscura con la que no estaba familiarizado. La puerta de su celda estaba abierta. Pasó a Perezoso a su mano para incorporarse, y lo llevó a su hombro. Después se quitó la capucha y palpó su cara. Llevaba una máscara, de la que salían cintas de cuero que se entrecruzaban en torno a la cabeza. Siendo su especialidad, buscó los cierres, la manera de quitarse la máscara: no había manera.

Fuera, en el pasillo, había más personas como él, con la misma túnica tapando cuerpos desnudos y con la misma máscara. Al menos todos llevaban el mismo modelo, Onfale solo suponía que la suya era igual, ya que no podía verse. Los primeros días, solo encontró a una persona, en medio de aquella mascarada de locos balbuceando incoherencias, que llevaba su cara descubierta...

No existe-le dijo, tras su primera sesión de psicoanálisis-. Esa mascota suya, no es real. Diría que está pasando por una fase de negación: su querido "Perezoso" ha muerto, usted es incapaz de asimilarlo, y se imagina que todavía está en su hombro.

Se sintió tan ofendido, que Onfale casi le lanza una bola de fuego. Casi. Primero tendría que encontrar su libro de magia, y estudiarlo un poco, para refrescar sus conocimientos. Lo que pasaba es que Perezoso era un camaleón. Era obvio que se había camuflado con los colores oscuros de la túnica, y por eso aquel hombre desagradable no lo veía. Pero estaba allí, sobre su hombro. Era real... ¿Pero y si no lo era?

El hombre tenía razón: Perezoso no estaba. Ya había estado alejado de Perezoso antes, en el plano del abismo. En aquella ocasión dejo de "sentirlo" mágicamente cuando su camaleón se teleportó. Volvía a ocurrir lo mismo. Perezoso no estaba, y Onfale tenía que reconocerlo.

Empezó a actuar cabalmente, lo que incluía observar de modo analítico cómo transcurría la vida en aquella prisión de locos. Uno de los enmascarados empezó a gritar que estaba cuerdo, que aquel no era su lugar, que debían dejarle ir. Otros enmascarados lo agarraron por los brazos y se lo llevaron. "A los pisos superiores", dijo alguno de los enmascarados cuando Onfale preguntó, "cuando los devuelven de los pisos superiores, se les quitan las ganas de decir que están cuerdos".

Y un día pasó algo: Onfale recuperó la conexión con Perezoso. Le presentía más allá de los muros, a leguas de distancia, acercándose con la velocidad desquiciante con los que un pequeño camaleón cubre las grandes distancias. ¿O acaso había recaído otra vez en los brazos de la locura? No bastaba con esperarle, Onfale debía de escapar de aquí para ir en su búsqueda.

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20/01/2018, 10:41
Vecna

Leiath soportó el colapso del semiplano de Nueva Lechberg con gran entereza. Su aquelarre, o la mayor parte de él, fue expulsado mientras la aldea se... ¿transportaba a otro lugar? ¿Se plegaba colapsando sobre sí misma? Despertaron en un prado verde, o por lo menos ella logró a abrir los ojos, pero su cuerpo dolorido y entumecido no era capaz ni de incorporarse. Unos hombres enmascarados, vestidos con túnicas oscuras, los encontraron y subieron sus cuerpos a dos carros.

Y ahora está aquí, en esta casa de locos. Le quitaron sus cosas, incluso su medallón de Hala. La desnudaron y le dieron una túnica como la de sus captores. Le pusieron una máscara, enganchada con cintas de cuero que se superponían alrededor de su cabeza quién sabe cómo.

Ahora es una de ellos. Tiene una celda con ventana, y una cama, y otro enmascarado le cierra la puerta con llave por las noches. Por el día, deambula entre otros como ella. Túnicas oscuras... Mascarada... Tratando de encontrar al resto de su aquelarre. En una ocasión se subió a una mesa para llamar a sus compañeros, pero la placaron antes que eso, la golpearon y la devolvieron a la celda. Cuando al alba reza, las voces atraén a los enmascarados, la puerta se abre y la sacan por la fuerza. Sin sus conjuros, poco podía hacer para cambiar las cosas.

Pero luego llegaron las pesadillas... Cada noche, una y otra vez. Siempre la misma, con ligeras variantes. Y al despertar solo retenía fragmentos, piezas que encajar.

¡Leiath! ¿Me escuchas?

Era Becky, un avatar de una deidad tramposa llamada Vecna, marisabidilla y algo exasperante. Su rostro le hablaba a través de una ventana, o en ocasiones en los reflejos de algún estanque. De fondo, a espaldas de Becky, un espacio amplio, una gran habitación vacía. Rayos mágicos y bolas de fuego cruzaban la estancia, como si aquello fuese una zona de guerra. Ruido de estallidos a veces hacían que la imagen de Becky se distorsionase un poco para luego recuperar su forma.

Leiath... He cometido un grandísimo error... ¿Recuerdas cuando bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzt en el bzzzzzzzzzzzt bzzzzzzzt? Lo recuerdas, ¿verdad? Ahora ellos nos están cazando por incumplir el bzzzzzzzzzt. Vienen a por nosotros. Se hacen llamar los Inevitables, y no pararán hasta que bzzzzzzzzzzzzzzzt bzzzzzzzzzzzzzt. Les atrae el caos, la locura... Eliminan todo lo que se salga de su concepción de cómo deben de ser las cosas. Lo único que tienes que hacer es bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzt...

La pesadilla termina. Leiath ya tiene un par de palabras más que recuerda del último sueño, y que no había comprendido en las veces anteriores. Puede que dentro de una semana ya tenga claro el mensaje que Becky trata de decirle. ¿Realmente dispone de tanto tiempo?

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20/01/2018, 11:42
Aristóteles

Aire despertó, sudorosa y estremecida. Las pesadillas habían empezado desde que perdió a su osito de peluche, y ya no lo tiene para dormir. A veces cosas concretas, monstruos, historias extrañas en cabañas aisladas de Orthys, gente que debería estar muerta... pero sobretodo el horror provenía de la Oscuridad, un mal intangible, un rincón del que provenían susurros reptantes, que la perseguía y la rodeaba hasta devorarla.

El camastro de su celda no era cómodo. No tenía nada, ni siquiera a Platón. Solo una máscara que no podía quitarse y una túnica oscura que tapaba su desnudez. Todos allí vestían igual: mismas túnicas, misma máscara.

Hola, Aire... Buenos días, picaruela.

La hechicera trató de abrazar a Aristóteles, pero era tan intangible como un incorpóreo bailando un agarrado con una sombra.

Ey... Alto, alto, alto... Sin tocar, ¿vale? Todavía no tenemos suficientes confianzas. Imagino que estarás un poco confusa, así que te voy a explicar como están las cosas. Tengo preparadas dos posibles teorías... Quédate con la que más te guste.

Primera teoría: estás loca de remate. Menuda novedad. Piensa en esto: soy una proyección de tu psique, un constructo mental. El verdadero Aristóteles está ahí afuera, en algún lado, esperando a que lo rescates. Para sobrellevar la pena de estar alejada de tu osito, me imaginas a mí, imaginas que estoy aquí, imaginas que te estoy hablando...

Segunda teoría, sin perjuicio de que la primera teoría sea cierta y estés loca como un cencerro... Soy un mago. Siempre lo he sido. Un hechicero, más bien. De los mejores. He usado un conjuro de viaje astral para aparecerme ante ti, y hablarte. ¿Pero por qué? ¿Cuáles son mis intenciones? ¿Lo hago porque soy así de majo? No, lo hago porque necesito tu ayuda.

Ya no puedes usar magia. Lo habrás notado. Seguro que desde que llevas en este psiquiátrico has tenido ganas de reducir a cenizas a más de un gilipichis, pero ningún rayo de fuego salía por la punta de los dedos.

Si crees en la primera teoría, la magia que utilizas es tuya y solo tuya. Un hechicero necesita dormir convenientemente para recuperar su energía mística y poder lanzar conjuros. Ocho horas de descanso, una hora de meditación, y zas, lista de nuevo para la acción. El problema son esas pesadillas, que se manifiestan a raíz de los miedos de tu subconsciente. Sabes que estás verdaderamente loca cuando usas palabras inventadas como "subconsciente". Es decir, quieres lanzar conjuros, y para ello necesitas dormir, y para dormir me necesitas a mí. Reconócelo, muñeca, no puedes conciliar el sueño si no estás agarrada a este cuerpazo de algodón y felpa.

Peeeeeroooo... ¿qué sabré yo? Solo soy un oso. A lo mejor la correcta es la segunda teoría. A lo mejor soy un hechicero que canaliza su magia a través de ti. En cualquier caso, sin mi no puedes lanzar magia. Necesitas buscarme y encontrarme. Porque la magia es lo único que puede evitar que cosas grandes y malas te hagan daño. Así que salgamos a ese pasillo lleno de pirados y empecemos a buscar mi cuerpo, porque en viaje astral no puedo afectar al plano material con mis hechizos, y no podré protegerte cuando las cosas se ponen feas.

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20/01/2018, 12:22
Doctor Otto Rehner

Buenos días, ¿cómo nos encontramos hoy?

Aquel hombre, el Doctor Rehner, era la única persona que había visto sin máscara desde que tenía uso de razón. Todo el mundo, incluyéndole a ella, vestía túnicas oscuras y ocultaba su rostro. La careta, con la misma forma para todos, se ceñía a la cabeza con cintas de cuero y correas, y era imposible de quitar. Solo había dos rostros: el de Rehner y el de las docenas de personas anónimas que vivían en aquel edificio.

Sabía de la existencia de más personas, personas sin máscara distintas a Rehner. Solo tenía que recurrir a su banco de memoria y ver imágenes de su pasado. Pero para ella eran significantes sin significado. Son experiencias anteriores a que tuviese conciencia de sí misma. No estaba allí cuando aquellas cosas ocurrieron.

¿No dices nada? Veamos... Déjame que adivine. No eres Gendar. Gendar habría saludado por cortesía. Y estás demasiado callado para ser el dicharachero Johel. Entonces... ¿quién puedes ser? Déjame pensar...

Ella sólo sabía de Gendar y Johel por cosas que había oído al doctor Rehner. Esos tres estaban también dentro de la misma cabeza. Compartían hospedaje en la misma azotea, pero coincidían poco en casa.

Ya lo sé. Eres el intelecto común, un lienzo en blanco, sin personalidad alguna. Eres un fragmento de un cristal roto. Puedes hablar, pero no lo haces porque no quieres hablar conmigo ahora. Has hecho la siguiente deducción: tú no eres la persona más adecuada para llevar el timón de vuestro cuerpo, y lo más óptimo que puedes hacer es ganar tiempo para que una de tus personalidades más fuertes tome el mando.

Es bueno. Ha acertado de lleno. Pero se equivoca en una cosa: no está esperando a cualquiera... Espera a Flame.

Flame no existe. No la esperes. Flame es un mito, creado por las creencias de tus múltiples personalidades. ¿Acaso es racional creer que una persona puede escupir ácido por la boca o trepar por las paredes como una cucaracha? Flame no vendrá para ayudaros...

Yo sí puedo ayudaros.

Tengo otro caso como el tuyo en el Sanitarium. Estoy sometiéndole a terapias experimentales con extraordinario resultado. Lamentablemente, eso le ha dejado en una silla de ruedas, ¿pero para qué quiere andar si no tiene una personalidad sana y correctamente formada para guiarlas? Tengo más pacientes que visitar. Te veo luego.

El hombre se alejó por el pasillo. Los pacientes enmascarados se quitaron de su paso, como súbditos ante un rey.

- Tiradas (1)

Notas de juego

34-36-Listillo sabelotodo. Solo puede usar la característica de inteligencia.

Si te ves en una situación en la que te veas obligado a hacer otro tipo de tirada:

-Para habilidades, eliges 10 (por ejemplo si pido una tirada de moverse sigilosamente contra una tirada de escuchar de un enemigo).

-Para salvaciones, puedes seguir tirando normalmente.

-No puedes hacer tiradas de ataque, ni usar auras, ni lanzar aliento ácido.

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21/01/2018, 13:20
Paciente

Alguien le había quitado muchas cosas. Alguien le había arrebatado sus recuerdos. Bianca se aferraba a lo que le quedaba con usurería de enano, especialmente su nombre. Recordaba su infancia, y como suplió a su madre. Recordaba a su padre Demetrius y la casa en llamas. Recordaba a su querido Baltazar, y su muerte. Por muy duros que fuesen sus recuerdos, eran suyos. Eran lo único que le quedaba. Sea lo que sea que viniese después, le había conducido aquí, al Sunny Tear Sanitarium.

La máscara, con un oportuno agujero para beber y comer por pajita, ocultaba su tez morena, pero la túnica oscura con capucha dejaba ver sus manos de impío linaje giorgiotto. Bianca solía cruzar los antebrazos para que ambas mangas se uniesen tapándolo todo.

Jijijiji...-dijo uno de los pacientes-¿Quieres ver algo interesante? ¡Llegan nuevos reclutas a este ejército de cucharones!

Siguió al extraño por los pasillos. Era de día, y todas las celdas individuales estaban abiertas. Entraron en una cuyo diminuto ventanuco daba al exterior del Sanitarium. En el catre, un paciente tumbado se sacudía el cuerpo con pánico alejando a arañas imaginarias. El paciente que trajo a Bianca hasta aquí se puso de puntillas para mirar por el ventanuco, suficientemente grande como para sacar un brazo.

Mira. Míralos allí, a lo lejos. Son tan pequeños, que podría alargar mi mano y aplastarlos como si fuesen insectos.

Solo se veía el camino del prado que rodeaba el Sunny Tear Sanitarium, y se aproximaba a él en una envolvente. Un carro traía varios cuerpos inconscientes, con ropas normales, mochilas y espadas. Alrededor del carro estaban los Otros. Vestían túnica oscura, y llevaban la misma máscara, pero no eran pacientes como ella, sino guardias. Ellos podían salir libremente del Sanitarium, pero normalmente se mezclaban con los pacientes, vigilándolos mientras se hacían pasar por locos.

En una ocasión, Bianca trató de escapar uniéndose a uno de ellos. Esperó a que varios enmascarados se juntaran formando un grupo, y los siguió como si fuese una de ellos. En un momento dado se bajaron la capucha y revisaron por parejas la parte trasera de las máscaras, la de las cintas de cuero y las correas. Así se reconocen: las máscaras parecen las mismas, pero su mecanismo de agarre debe de ser ligeramente distintos.

Por supuesto, descubrieron a Bianca y la castigaron. La subieron a los pisos superiores, a una habitación con una bañera de agua. La sumergieron con túnica y todo, ayudados por varas largas terminadas en horquillas, empujándola para que no pudiese salir de la bañera. Luego trajeron una jaula con un lagarto eléctrico del tamaño de un gato...

Introdujeron la jaula en el agua, sometiendo a Bianca a su propia sesión de electroshock. Ese era el castigo por tratar de escaparse la primera vez del Sanitarium. Podría ser peor. A los reincidentes los llevan a la Torre, un recinto aislado en el centro del patio del psiquiátrico, y nunca más se vuelve a saber de ellos.

Quizás esos nuevos pacientes que traen sean la posibilidad de escapar de aquí, pero Bianca deberá saber jugar muy bien sus cartas.

Notas de juego

No recuerdas tu vida como asesina en el Ba'al Verzi, ni tu entrenamiento, pero sí recuerdas que asesinaste a tu padre.

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21/01/2018, 14:00
Doctor Otto Rehner

Los pacientes del Sunny Tear Sanitarium suelen tener libertad para moverse por el interior del recinto de la planta baja, pero lo más terrorífico está escaleras arriba. Quizás por su cuerpo rechoncho y su baja estatura, el Doctor Rehner se fijó en ella y la convirtió en víctima de sus terapias.

Cada día postrada en su silla de ruedas, recuerda las salas de tratamiento por las que ha pasado...

Sala de Tratamiento 1. Inducción a la fobia.

Se trata de una habitación de paredes metálicas, con una hilera de agujeros a cinco pies de altura a modo de respiraderos. Pero no son respiraderos...

¿Estás listo?-dice la voz de Rehner tras la pared-Sesión uno. Dos lagartos eléctricos: doce voltios. Comencemos...

Los lagartos empezaron a corretear por la tubería a la que daban los agujeros de la habitación sellada. A oscuras, nerviosos y arrinconados, aquellas pequeñas bestias empezaron a producir electricidad, que salía por los agujeros en forma de rayo. Ella solo pudo correr (sí, por entonces todavía podía correr), evitando los rayos, pero tarde o temprano alguno te encuentra y sientes la descarga. Desde entonces tuvo miedo a la electricidad. El Doctor Rehner lo llamó astrafobia, y dijo que era normal, solo un efecto secundario del tratamiento.

Sala de Tratamiento 2. Privación de la personalidad.

Una sala de piedra, con una silla de madera a la que la ataron. Los antebrazos estaban desprovistos de una zona alargada por la que una tabla con clavos afilados podía ascender. Unas correas sujetaban la cabeza para que siempre mirase al frente.

¿Estás listo? Sesión uno. Pasad los cuadros.

Los hombres enmascarados de túnicas negras, puede que locos o puede que guardias, fueron paseando cuadros grotescos o angustiosos por delante de ella.

Alguien subía y bajaba los tablones con clavos operando tras la silla, haciéndole punciones dolorosas en el antebrazo. Al cabo de un rato, las imágenes dejan de importarte. Cuando estás calmado, ya no suben las tablas, y ya no tienes de qué preocuparte.

Sala de Tratamiento 5. Mejora de la emoción.

Tapices rosas tapaban las paredes. Te ataron a una silla. Se pusieron tras de ti, golpeando un diapasón y poniéndolo a la altura de tu oreja hasta que el sonido te sume en un trance.

Sesión uno. Si supieras cuánto, cuánto te quiere tu madre. Recuerda tu infancia. Recuerda cómo te abrazabas a su pecho cálido y cómo bebías de sus ubres. Te daba amor. Te daba mucho amor...

El doctor siguió hablando toda la sesión, pero era difícil atenderle a nivel consciente con el sonido del diapasón volviéndole a uno loco. Sin embargo, el paciente salió de allí convencido de que el amor era importante, y estaba predispuesto a amar.

Sala de Tratamiento 6. Amputaciones psíquicas.

Tumbado sobre una camilla metálica, con la parte del torso y la cabeza sujetas con correas sobre una parte almohadillada central, el paciente escuchaba el crepitar de la madera quemándose. La parte metálica de la camilla no tardó en ponerse al rojo, obligando a levantar brazos y piernas para no quemarse.

Sesión uno. Traigan a los lagartos...

De nuevo esos malditos lagartos eléctricos. Sus jaulas colgaban al final de la pértiga, y los hombres enmascarados golpearon con otra vara los barrotes haciendo enfadar a los animales. Las descargas buscaron la toma más fácil a tierra, por los brazos y las piernas, adormeciendo los músculos y restándoles movilidad mientras se estremecía por su astrafobia. Fue la sala de Tratamiento 6 la que le dejó en una silla de ruedas.

Sala de Tratamiento 8. Mejora del intelecto.

Ya todo daba igual. Empujaron su silla de ruedas hasta el interior de la sala ocho y le abandonaron allí. Una gran semiesfera en el suelo empezó a vibrar produciendo un zumbido enloquecedor. Con el paso del tiempo, su mente empezó a deformar los zumbidos en palabras, hasta formar frases susurradas, comprensibles pero incoherentes. Hizo dos tests: uno antes y otro después de la prueba, para averiguar si aquella experiencia había vuelto más inteligente al paciente. Rehner no pareció contento con el resultado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

59-61-adulto / femenino y misma raza / mal vestido

Sugerencia:

Nombre: Wichecca, enana pordiosera huérfana.

Eres una vagabunda acostumbrada a pedir limosna delante de los templos, pero nunca fuiste una delincuente. Tienes un temperamento calmado, y sabes agachar la cabeza, puesto que debido a tu posición sabes que rebelarse ante otras personas es contraproducente, y solo puede conducir a que te lleven presa. Es probable que eso te haya conducido aquí, aunque no lo recuerdas: fuiste demasiado molesto para alguien, o insististe demasiado para que te diese limosna, vinieron los soldados y te sacaron de las calles ingresándote en el Sanitarium.

Si no quieres a Wichecca, puedes crear tú tu propia personalidad, siempre que se ajuste a "enana adulta mal vestida".

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21/01/2018, 15:38
Doctor Otto Rehner

Pasó el tiempo. Horas muertas en aquel Sanitarium, vagando entre locos sin saber si podían confiar o si quiera mantener una conversación coherente con el enmascarado de al lado. Un grupo de esos locos les rodeó, les agarró y les llevó a una sala con sillas dispuestas en círculos, en las que tomaron asiento. Un tetraplégico con la misma túnica y la misma máscara fue empujado en su silla de ruedas hasta ubicarlo entre algunas de esas sillas. Cuando terminaron, solo quedaba un asiento libre. Faltaba alguien.

Por el hueco de la puerta vieron llegar al Doctor Rehner. Algunos ni siquiera conocían su nombre. Esperó en el pasillo hasta que otro hombre sin máscara apareció desde la otra dirección.

Es un placer, doctor Heinfronth. Bienvenido a Sunny Tear Sanitarium.

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21/01/2018, 15:46
Doctor Daclaud Heinfronth

Oh, el placer es todo mío, doctor Rehner. Admiro muchísimo su trabajo, y la posibilidad de verle en acción es... Bueno. Es una oportunidad única. Le agradezco muchísimo que me recibiese.

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21/01/2018, 15:53
Doctor Otto Rehner

Con sus referencias, ¿cómo podría negarme? He preparado un pequeño regalo para usted. Sígame, por aquí.

Tras la conversación en el pasillo, los dos doctores entraron en la sala. El doctor Rehner entregó al doctor Heinfronth un lapiz y una carpeta con sujetapapeles para que tomase nota, y luego, con un gesto, le pidió que se sentara en la silla que quedaba libre, en el círculo de los pacientes.

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21/01/2018, 16:02
Doctor Daclaud Heinfronth

¿Y sus fichas? No he tenido ocasión de leer sus fichas. ¿Y cómo les distinguiré para mi informe? Todos llevan la misma máscara.

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21/01/2018, 16:06
Doctor Otto Rehner

Es un modo de privarles de su individualidad. Es importante para la terapia. Déjeles hablar. Anote lo que le sugiera la textura de su voz y poco a poco aprenderá a diferenciarlos. Ahora ellos también son sus pacientes, doctor Heinfronth.

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21/01/2018, 16:13
Doctor Daclaud Heinfronth

Miró a los pacientes, con dudas al respecto...

Bien... Veamos... Hagamos una cosa, ¿porqué no van hablando por turnos, y me cuentan cómo se sienten y porqué están aquí?

En los rincones de la habitación, en cada una de las cuatro paredes, un enmascarado de túnica oscura como ellos estaba de pie, mirándoles. Otros locos deambulaban alrededor de las sillas, caóticamente, sin sentido aparente.

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21/01/2018, 19:08
Paciente

Antes muerto que ser el primero en hablar. Si había sobrevivido a aquel espeluznante manicomio había sido cerrando el pico y observándolo todo.

Privarnos de nuestra individualidad...hijo deputa...- Costaba controlar las ganas de pegar un ágil salto y tratar de estragularlo, de romperle el cuello quizás, pero sabía que no tenía la más mínima oportunidad. Puede que con ayuda de algunos de los otros pudiera hacer algo pero luego...¿qué? Volvía a ser esclavo de alguna manera. Su pasado podía ayudarle a mantener la calma, a ser paciente y planear su huida, a esperar el momento preciso en el que darse el gustazo de acabar con la vida de aquel hombre. Sin embargo, ahora que había probado las mieles de la libertad, era mucho más difícil aguantar la humillaciones, las vejaciones y el sufrimiento que la impotencia ante tamaña injusticia le provocaba. Su único deseo ahora, su obsesión, era mirar al Doctor Otto Rehner a los ojos y ver su reflejo impreso en la retina del hombre cuando su alma abandonara su cuerpo para siempre. Afortunadamente llevaba una máscara y no podían ver la expresión desencajada de su rostro, babeando ante la idea de darse ese último placer, el de acabar con todo.

¿Qué es lo que quiere escuchar, Doctor Heinfronth?- Es en lo que pensaba a medida que inspiraba aire retenerlo y después expulsarlo lentamente dejando escapar su ira. Una mente fría era una mente que calculaba mejor. No podía dejarse llevar por las ansias de matar.

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21/01/2018, 20:27
Paciente

Me balanceo en mi silla con movimientos pendulares cada vez más amplios y enérgicos. Adelante, atrás, adelante, atrás... A través de los agujeros de mi máscara puedo distinguir unas manos morenas que se parecen a las mías pero que no pueden ser mías. Demasiado grandes, demasiado adultas. Comienzo a hiperventilar y la pequeña hendedura de la máscara a través de la cual me dan de comer no me ayuda en nada.

El pelo me cae en grasientos mechones sobre los hombros de mi oscura túnica. Solo recuerdo un baño desde que llegué aquí pero el recuerdo me provoca ganas de vomitar. ¿Cómo llegué aquí? ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Exactamente dónde es aquí? No consigo recordarlo. ¿Esto es Teufeldorf? Desde luego, no es mi casa.

Me miro de nuevo mis manos atezadas (unas manos que no son las mías) y me vienen recuerdos en forma de flashback de mis menudas manos teñidas de sangre y una risa enloquecida mientras cabalgo sobre mi padrastro. ¿Esa risa es mía o también es una impostura?

A mi alrededor solo hay desconocidos siniestros. Todos con el mismo rostro pero tan únicos como las estrellas del firmamento. Recuerdo haber pensado que estaba en una pesadilla pero he perdido la noción del tiempo que llevo atrapada en esta alucinación onírica. ¿Son reales o un producto de mi mente?

Podría ser peor, como me recuerda el individuo paralítico sentado a mi lado. Su silenciosa presencia me provoca una angustia vital de tal magnitud que no puedo evitar echarme a llorar. Una cosa es estar atrapado en este lugar espeluznante y otra muy diferente es estar atrapado en tu propio cuerpo. Tengo idea de haber tratado de escapar, aunque solo recuerdo parcialmente las consecuencias funestas de aquel primer intento. ¿Será esto lo que les ocurrirá a los reincidentes?

Comienzo a temblar de forma incontrolada e inexplicable al escuchar la voz del doctor Rehner. No sé por qué, ni de qué conozco ese nombre. Es un hombre tan tranquilo y tan educado… No logro recordar por qué su mera presencia me provoca tal terror que me orino, lo cual resulta ser una terrible fatalidad porque hoy tenemos un nuevo invitado. Uno muy especial.

Él no parece tenerle miedo al doctor Rehner. Tal vez sea un caballero de los cuentos que me contaba mi madre cuando era una niña pequeña. Más pequeña, quiero decir. Quiere que hablemos y yo estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por él a pesar de lo avergonzada que me siento por haberme hecho mis necesidades encima. Es tan hermoso que duele.

Balbuceo tratando de complacerle. No estoy del todo segura de que sea capaz de hablar. Una vez me pusieron algo en la boca lleno de muelles y alambres y no era capaz de abrir ni cerrar la boca del todo. No sé qué me hicieron pero es un alivio descubrir que no he perdido esa capacidad.

―Yo te contaré lo que quieras saber, cara de ángel ―mi voz suena más cavernosa de lo que recordaba a causa de la máscara―, pero soy muy tímida. ¿No podríamos hablar tú y yo en un sitio más íntimo? No sé cómo he llegado aquí y toda esta gente me asusta. Ayúdame, por favor…

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21/01/2018, 22:51
Paciente

Metiéndose un dedo a través de la máscara por el picor que sentía en la nariz, la joven no podía dejar de pensar qué hacer. Desde que se había despertado en aquel lugar no dejaba de tener pesadillas por las noches porque le faltaba algo, algo muy importante. Su mano parecía tener un tick, y de vez en cuando se cerraba sobre algo invisible; y, cuando era consciente de que no estaba con ella, suspiraba. Ya se había cansado de gritar y llorar por su osito.

No sabía cuánto tiempo llevaban allí, pero todo se estaba alargando demasiado. Necesitaba salir al mundo, corretear por el campo, luchar contra algo o alguien... Le daba igual lo que allí le dijeran. Era una poderosa bruja. La magia estaba en ella, aunque ahora fuera perezosa y no quisiera salir de su interior.

Al entrar el nuevo portador de una bata blanca, se sacó el dedo de detrás de la máscara y se le quedó mirando fíjamente. Le hubiese gustado levantarse e intentar asustarle, pero ya le habían regañado por eso. ¿Para qué servía si no llevar una máscara y una túnica, si no era para ser como un fantasma?

Pues yo siento que me pica la nariz y casi no llevo a través de la máscara dijo, mientras levantaba un dedo como si estuviera pidiendo la vez. Y estoy aquí... No se, ese señor viejo de bata me lo ha dicho alguna vez, pero es un poco aburrido escucharle. A lo mejor se lo cuenta a usted con más alegría.

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22/01/2018, 00:29
Paciente

Hermione chasqueó la lengua al ver de nuevo a ese tipo tan repugnante. Se había acostumbrado a ver las máscaras de pacientes y empleados y cuando lo veía a él le recordaba al mismísimo Lord Voldemort. Aunque él y El Que No Debe Ser Nombrado, no se parecían en nada, pero sentía la misma sensación que cuando era joven y se encontraba con él. O al menos eso era lo que recordaba, o lo que creía recordar.

Aquel señor sin máscara le había insistido varias veces en que ella ya no era una bruja, que no poseía una varita mágica y que obviamente no era capaz de hacer magia. Pero se equivocaba, ella sabía que él se equivocaba. Su inteligencia era muy superior a la de ese hombre que hacía llamarse médico. Solo que había visto en ella una terrible rival en cuanto a su intelecto y había decidido tratarla como una auténtica loca. ¡Pero se equivocaba! ¡Vaya que si se equivocaba! Tan solo tendría que encontrar su varita y se lo haría pagar caro.

Hermione levantó la mano para hablar, para que el segundo hombre sin máscara que había visto desde hace mucho tiempo le diera el turno de palabra. Además, ver aquel joven rostro era como ver un oasis en un desierto. Se acordaba de cuando era niña y estaba en la escuela y como muchos de sus compañeros la odiaban por ser una sabelotodo. Habían pasado muchos años de aquello.

Cuando el médico le dio permiso saludó muy educadamente, se puso en pie e hizo una reverencia mientras colocaba sus manos dentro de la túnica que portaba.

Muy buenos días, Doctor Heinfroth es un placer conocer a alguien nuevo hoy. Dijo con tono repipi y mirando a sus compañeros ocultos con la máscara de siempre. Su tono de voz era femenino, pero demasiado grave aunque quizá se debía a la máscara que lo ocultaba. Llevamos mucho tiempo aquí encerrados, y desconozco el motivo, el... tuvo que hacer una pausa pues prefería usar otro nombre para definirlo "el que no debe ser nombrado" nos tiene aquí prisioneros, a mi me ha despertado hablándome de Harry y Ron, diciéndome que ellos no existen cosa que es mentira. Además, me tiene mucho miedo y por eso no le hablo. No se lo merece. Cualquier cosa que diga seguro que lo aprovecha para sus investigaciones, yo soy mucho más inteligente él y lo peor de todo es que insiste en decirme que no soy una bruja, me dice que soy muggle y que no soy capaz de hacer magia con mi varita. Pero yo sé hacerla, solo tendrías que traérmela para que os enseñara de lo que soy capaz de hacer.

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22/01/2018, 08:18
Paciente

El recuerdo del ser de luz enviado por Hala era lo único que le hacía mantener la esperanza. Estaba cansada de tanta prueba, pensaba que ya habían pagado con creces la masacre de Lechberg y que su diosa les podría dar un respiro, pero ahí estaba de nuevo, frente a otro reto al que había sido arrojada como un recién nacido en un parto.

Sin su símbolo sagrado y sin el tiempo necesario para conectar con su deidad, Leiath se sentía perdida. Debía encontrar al resto del aquelarre, intuía que estaban en aquel mismo lugar, pero cada vez que lo había intentado le había caído una paliza.

Después estaba aquel extraño sueño con Becky. Por supuesto que no era un sueño, lo mismo que aquella mujer no era una hechicera corriente. Había algo del mensaje que se le escapaba, pero una cosa estaba clara; unos enemigos implacables iban tras el aquelarre y debían prepararse. La duda que le surgía era si ya estaban en sus manos o habían dado con aquella banda de lunáticos por mala suerte. En el caso primero la cosa sería más difícil pues serían conocedores de la capacidad de cada uno y nos se les podría engañar fácilmente. Si se trataba tan solo de unos paletos sectarios... quizás tuviesen una oportunidad.

Algo le decía a la bruja que allí mismo, en esa sala y tras las máscaras, se encontrabn sus seres queridos; Onfale, Flame, Alice, Aire... Tenía ganas de abalanzarse sobre ellos y abrazarles hasta quitarles el aliento y las máscaras, pero las palizas y vejaciones varias sufridas en aquel lugar le habían obligado a actuar con mayor prudencia.

Intentó reconocer las voces. La alocada Aire era totalmente disitinguible; Aquella que decía llamarse Hermion podía tratarse de Onfale? Quizás aquel en silla de ruedas fuera Flame... Esperaba que no, pero tenía sentido: si lo que buscaban era quitarles el poder que tenían, o inmovilizaban a la fuerte guerrera o se les subiría por las paredes, literalmente. Qué habrían hecho con su aliento ácido, aquel que tantas veces le había visto usar?

Iba llegando su turno para responder. No quería hablar pues era consciente de que todo lo que dijese sería utilizado en su contra, pero se temió las represalias así que levantó la mano.

- Discúlpenme señores por no haberme comportado como es debido estos días, pero me encuentro algo desorientada. Primero presentarme, que es de mala educación no hacerlo. Me llamo Leiath y vengo de un pueblecito de Barovia. Había dejado la casa de mi madre en busca de aventuras - ya saben las locuras que hace una cuando es joven- y, tras numeroso peligros en el camino me encuentro aquí. Serían tan amables de explicarme qué es este lugar y qué hago aquí? Parece que se trata de un sanatorio así que supongo que me habrán recogido de buena voluntad para curarme de mis heridas tanto físicas como mentales. Verán yo soy enfermera, he trabajado en el hospicio que llevaba mi madre, y sé un poco de todo eso. Quizás hasta les pueda venir bien, podrían usar mis talentos con otros pacientes menos afortunados...

La bruja de Hala hizo acopio de toda su voluntad férrea para mantener los buenos modales y ser prudente con sus palabras.

Notas de juego

Hacemos tiradas? (Para reconocer a la gente por la voz o una de diplomacia para intentar caer en gracia a npcs y tal).

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22/01/2018, 17:21
Paciente

Había permanecido en un estado de aletargamiento, se movía porque la movían, comía por que alguien le daba de comer, incluso iba al baño porque le acercaban la palangana. Desde que había descubierto que no podía hacer magia había caído en un estado de total apatía.  No recordaba que le había llevado hasta allí ni que había pasado en las brumas, pero estaba segura de que aquello que no recordaba estaba relacionado con la pérdida de su poder mágico y de su grimorio. ¿Qué había ocurrido?

En la sala con los otros pacientes simplemente había escuchado las palabras como quien oye llover, no significaban nada para ella, era un ruido molesto. Pero una palabras, más bien fue una frase, le saco de su estado de depresión existencial.  ¡Leiath! ¡Leiath! ¿Eres tú? Soy yo, Alice. ¿Cómo está el grupo donde está el resto de gente? ¿Dónde están Onfale y Fosco? 

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22/01/2018, 18:10
Paciente

Pese a no poder sentir ni brazos ni piernas, la consciencia de aquel sujeto apostado en la silla de ruedas estaba más vívida que nunca, habiendo escuchado las palabras de los Doctores y temiendo cometer una imprudencia por desacatar la recomendación de estos, se dispuso a hablar delante de todo este uniforme grupo de enmascarados, porque a fin de cuentas, si una autoridad te ordena algo, se ha de acatar. Ellos sabrán lo que más te conviene.

Mi nombre es Wichecca -temiendo haber interrumpido alguna conversación de algún otro de los muchos pacientes que ahí se encontraban y habían levantado la voz, pausó un instante, dudando si continuar o no con su presentación, al final, se armo de valor y prosiguió deseando no haber molestado a nadie con esto- Y Soy una Enana de... -Pausó un segundo al darse de cuenta que no tenía ni la más remota idea del lugar donde había nacido, pero aún así prosiguió- Bueno, no me acuerdo muy bien de donde soy, pero me acuerdo de... -Una pausa de nuevo, porque en realidad no estaba muy segura de esta información- Creo, que unos soldados me vieron mientras estaba mendigando en las calles y me trajeron aquí... -Otra pausa más, mientras recomponía los fragmentos de lo que parecían ser sus recuerdos del incidente- Y al parecer me golpee en la cabeza y me caí por las escaleras y ahora ya no siento ni los brazos ni las piernas. -Una pausa más, porque pese a que tenía unos supuestos recuerdos del incidente, no podía afirmar con certeza lo que había pasado, así que rectificó:- No, disculpen, creo que estaba mendigando y me caí por las escaleras y los amables guardias me trajeron aquí para curar mis heridas. -Dijo finalmente Wichecca, orgullosa de si misma por resolver el misterio de su ingreso, y aclarandose un poco la garganta carraspeando, repitió sus conclusiones al público.

Soy Wichecca, una enana huerfana y mendiga; un día me caí por las escaleras, me golpee la cabeza y ahora no siento ni los brazos ni las piernas; pero unos amables guardias me trajeron a este gran centro en donde me dan de comer y de beber y además me dieron unas ropas muy bonitas, ¡Como las vuestras!. Quisiera agradecer mucho el trabajo de este honorable hospital y los buenos tratos que nos han brindado.

Wichecca sonrió a los Doctores, aunque no servía de nada porque la mascara tapaba por completo su rostro, aún así lo hizo, porque sabía que una sonrisa agradecida es el mayor regalo que alguien en su condición podían hacer a aquellos a los que la estaban ayudando tanto respecto a su penosa condición. Aunque de forma inconsciente unas lágrimas brotaron de sus ojos, sin que ella supiera muy bien el porqué.