Partida Rol por web

El mediano permaneció callado de nuevo. Mirando de arriba a abajo a la voluptuosa sacerdotisa, el druida se relamió sin pudor al recorrer con la vista, las curvas de la hija de Osiris.. como respuesta; su estómago rugió una queja. Hacía días que no comía nada que no fueran ráices masticadas.. y al ver aquellos muslos torneados y apetitosos, recordó el acuciante apetito por algo de carne..

Jugueteando con la punta de su lengua, tocando sus dientes aserrados. El pequeño le dedicó otra de sus inquietantes sonrisas de dientes afilados a la sacerdotisa. Desmontando a Krick,  Ashzyx ignoró al resto de compañeros y se dirigió directamente a la sacerdotisa. Realizando extraños aspavientos con las manos mientras intentaba comunicarse, el mediano se trabó un par de veces antes de conseguir expresarse correctamente en un idioma que se le pudiera entender.

- Yo, soy Ashzyx de la tribu de los portadores del polvo (Dustbringer) y druida del Camino de Fuego , en Dhuurghaz. Doy gracias al enorme orbe dorado por traerme a este refugio.. me preguntaba si hay algún sitio donde mi compañero y yo (dijo señalando al escorpión) podamos refrescarnos..

El metal de su camisa de malla le quemaba la piel. El calor era insoportable. Mochuelo comenzaba a sentirse mal. Por su mente pasaron imágenes de su querida taberna, en Athkatla. Se vio a sí mismo con una enorme y congelada jarra de cerveza, en el rincón más sombrío y fresco de la estancia... 

-La aldea... Tengo que llegar a esa maldita aldea... 

Sintiéndose mareado y enfermo, el joven aprendiz de alquimista reanudó su torpe marcha entre la arena siguiendo a aquellos extraños que ahora se habían convertido en su única familia...

    Quizás haber parado a examinar el cadáver solo para alejarse de aquella caravana no había sido la mejor de las ideas. El sol golpeaba con fuerza y varias gotas de sudor comenzaron a acumularse en mi frente. Por suerte no iba ni la mitad de mal de lo que lo estaba pasando el resto de mis compañeros, al parecer aquellos paseos forzados por las arenas me habían curtido de tal forma que podía permitirme mantener el ritmo sin sufrir demasiado por ello.

    -Deja de ser tan agorero y cierra el pico si no vas a decir nada útil, ahora lo importante es ahorrar fuerzas y mantener el paso constante para llegar a la aldea sin precipitarnos.- Tampoco era el mejor de los consejos ni la información más útil que se pudiera dar, pero aquel pielverde me resultaba enfermizo, ojalá se hubiera quedado para castigar a los de la caravana con sus cuentos estúpidos. Pero en fin, pronto llegaríamos a la aldea y a partir de ahí podríamos seguir cada uno nuestro camino.

La sacerdotisa asintió a los saludos y las presentaciones. Podéis visitar el pueblo y refrescaros en el agua del oasis; y si Onuris lo permite, también podéis cazar y pescar. Siempre que no perturbéis la paz que Osiris nos ha regalado. Dicho esto, la sacerdotisa se retira con paso altivo y elegante. En su camino los aldeanos se retiran con reverencia cediéndole el paso y con la mirada siempre en el suelo.

Dulcimae continuaba con el ceño fruncido y una expresión de mosqueo, parecía que la gitana se hubiera bebido una botella de vinagre. Ni siquiera hizo esfuerzos por reírse de la historia de Kelris, aunque el que si se rio fue el pequeño Dominic. No iremos a la cena. Dijo con voz tajante. La decisión de la gitana fue acogida por las caras largas de Enrico y Antonio. Si queréis acampar a nuestro lado, yo no soy quien para negarlo. Después se encerró en el carro.

Tuvo que ser Marius, el mayor de los hermanos, quien trajo un poco de cordialidad. Por supuesto, acampar a nuestro lado. Después de todo, no dejamos de ser forasteros en una tierra inhóspita.

Con mas pena que gloria el equipo de forenses del grupo llega al pueblo. No es difícil situar la caravana gitana. Se encuentra parada cerca del oasis del pueblo. Rodeada de pueblerinos curioso se van dispersando poco a poco, cuando ven que no había nada de extraordinario en la caravana de extranjeros. Ni fuego artificiales, ni saltimbanquis, ni siquiera un triste mono con un acordeón. ¡Menuda caravana más sosa!

Solo un niño de unos nueve años con la cara tostada, ojos algo rasgados y sonrisa pícara se acercó al grupo. Mi nombre es Abu. Yo hablar común. Gente del pueblo no hablar común. Ellos odiar idioma de extranjeros. Mohamed el timador también hablar común pero no ser buena persona. Yo hacer de guía por comida.

Kelris se alegró al ver llegar a los demás, incluso cuando comprobó que el orondo cocinero volvía de una pieza. Y es que, pese a lo desagradable a la vista que fuera, no le deseaba mal a nadie.

Qué tal os ha ido?- les recibió con una calurosa sonrisa, mientras se afanaba en pelar un dátil al resguardo de la sombra de una palmera. Habría ayudado a montar el campamento si tuviera la menor idea de cómo hacerlo.

Se puso en pie y les siguió como un perrillo correteando a su alrededor.

- Ojo a la dueña de todo esto!Es una sacerdotisa de un tal Osiris y está para mojar pan! Ya la veréis en la cena, nos ha invitado a todos!

El elfo tenía pensado acercarse él solo a los aldeanos y buscarse la vida. Necesitaba un sitio para pasar la noche, pero antes quería escuchar los nuevas que traían los que se habían quedado con el cuerpo.

Cuando llegó aquel chico explicando que en aquel asentamiento no hablaban el común, los sueños de Kelris de encontrar un buen alojamiento y un buen trato, se esfumaron como una gota de agua en el desierto- nunca mejor dicho.

El salvaje mediano se quedó mirando al pequeño muchacho que se había identificado como Abu. Haciendole señales con las manos, dijo gritando bastante alto:

- Soy cazador experto. Tu me enseñas donde hay agua, yo te ayudo a cazar..

Mirando de reojo aquel amanerado elfo de pelo blanco, Ash masculló algo y escupio con desdén sobre la arena otro terrón de arena. 

- Tu, demasiado blanco. El sol te asará como erdlu. Hizo un gesto como levantando la mano y haciendo circulos sobre la cabeza, como queriendo señalar un turbante o un pañuelo sobre la cabeza. Mejor poner ropa para proteger.. si no, te volverás loco por el sol..

No se fiaba de los elfos, allá en Athas los "orejaspuntiagudas" tenía merecida fama de ladrones y estafadores. Procuraría mantener las distancia con respecto al tipo ñoño de pelo blanco pero aún asi no pudo evitar darle un consejo de buena voluntad.

No había nada de interés en el cadáver. Solo nos hizo sudar a borbotones bajo el sol por venir caminando en lugar del carro. El cuerpo se deshidrató, quedó como una pasa arrugada, pero ni siquiera sabemos si ese proceso se produjo antes o después de la muerte de ese desconocido.

Trató el tema delante de Abu, de modo que el niño también pudiese dar su opinión sobre el tema y ganarse su derecho a ser guía. Tampoco parecía que en aquel pueblucho fuese necesario un guía, porque no había mucho que ver. Por lo demás, si solo había dos personas que hablaban el común, era probable que Abu aprendiese el idioma de Mohamed el Timador, que a saber quién va a hacer tratos con alguien llamado el Timador.

¿Qué idioma hablan aquí? Yo sé hablar varias lenguas faerunias, a lo mejor puedo hacer yo de traductor. ¿Qué hay de esa sacerdotisa? ¿Lanzó la invitación en común? Porque si la sacerdotisa nos habla en nuestro propio idioma, y nos deja quedarnos a dormir en su choza, no vamos a necesitar ningún guía, Abu. Por cierto, ¿dónde aprendiste a hablar común, lugareño?

Mochuelo llega casi desfallecido al pueblo. Con las pocas fuerzas que le quedan, busca una sombra y se derrumba en la arena. Necesita beber, pero, de momento, estar a salvo del infierno amarillo que aquí llaman "Sol" le parece suficiente. Se pasa su seca lengua por sus labios cuarteados y cierra sus ojos, atiborrados por la dura luz, en busca de la dulce penumbra. Escucha hablar en la distancia a sus "compañeros", pero sus palabras no le dicen nada. Lo único que quiere es despertar de una vez de la pesadilla en que se ha convertido su vida...

Al llegar a ese oasis en medio del desierto, no puedo evitar coger el agua y lanzármela sobre la cara y el pelo, intentando enfriarlo un poco, apagando el fuego que empezaba a abrasarme

cuando levanté la cabeza, con el agua chorreando por la armadura, entrecerré los ojos mientras aspiraba profundamente, escuchando lo que decía, primero el elfo pálido que, por cierto, en ese momento no me pareció tan estirado ni tan patético como en la caravana; Luego el extraño mediano, que le dio un buen consejo, uno que yo había aprendido caminando bajo ese sol abrasador.

Al oir a Estragón, no pude evitar poner cara de no estar muy convencido. No de que hubiera sido una deshidratación, sino más bien de lo que lo podía haber causado. Sea como fuere, si quería salir iba a necesitar, no alguien que hablara el idioma, sino también alguien su supiera ir de un sitio a otro.

La invitacion estaba bien, pero dudaba que esa sacerdotisa nos fuera a guiar por el desierto. Quizás nos diera valiosa información, y una noche pare recuperarnos, pero no esperaba mucho más.

Espero paciente a que conteste a Estragón antes de hacer una nueva pregunta

¿Y de qué serías nuestro guía? es decir ¿qué nos enseñarías? digo mirando a mi alrededor, donde todo lo que nos rodea es arena y sol.

- Soy cazador experto. Tu me enseñas donde hay agua, yo te ayudo a cazar..

El niño miro con incredulidad al curioso “niño” de piel oscura y rastas. Levanto el dedo y señalo al osáis. Única agua en millas.

Abu. Por cierto, ¿dónde aprendiste a hablar común, lugareño?

Yo no ser de aquí. Yo ayudar al Doctor Jones cuando nos perdimos en las brumas. Llevo en Muhar cerca de un año. El Doctor Jones me enseño común y la señorita Isu me enseño el Akiri. La señorita Isu ha tratado muy bien a Abu.

¿Y de qué serías nuestro guía? es decir ¿qué nos enseñarías?

Abu enseñaros el pueblo. Enseñar tienda de Menes o carnicería de Snefru. Llevar a casa de señorita Isu. Habar por vosotros con aldeanos. Abu ser muy útil. Decir sitios donde no ir si vosotros no queréis morir.

¿Ustedes encontrar cadáver? Pregunto con curiosidad el niño. Mal asunto. Gente nerviosa. Haber cadáveres últimamente. Gente murmurar.

Aunque Abu parecía hablar e interactuar sin problema con Estragón, la gente de Muhar no parecía pensar igual. Los pueblerinos se empezaron a dispersar rápidamente, murmurando entre dientes, haciendo gentos raros y besando los amuletos que llevaban colgados del pecho.

Rascándome la cabeza, miro al resto alzando las cejas la verdad es que no tengo gran cosa para darte de comida. Tan solo tengo alguna ración seca. Si te vale con eso, trato hecho.

La verdad es que no tenía clara la utilidad del guía, pues el pueblo no era tan grande, pero el tema del idioma sí que podía ser un problema que bien podía valer un par de raciones secas.

Sacándolas de la mochila, se las tiendo a Abu. Si logramos conseguir algo de carne, o cualquier otro alimento, quizás nuestro amigo Estragón quiera cocinarlo e invitarte ¿qué te parece?

Bueno, es un muchacho escuálido, así que me imagino que no come mucho y que es buena inversión. Si nos quedamos un segundo día en este pueblo, me haré cargo de darle una de mis raciones.

Estragón lanzó una mirada a su alrededor, y se percató de los recelos de la gente. No era la primera vez que le ocurría, aunque por lo general se había tirado un pedo cuando eso pasaba. Sin embargo, en aquella ocasión creía pasar bastante desapercibido.

Creo que Kirk, la montura del mediano, hace que la gente se ponga nerviosa... En fin, voy a rellenar el odre en el lago y a reponer líquidos. ¿No hay ninguna ley que lo impida, verdad, Abu? ¿No es ninguna especie de laguna sagrada que si tratas de beber viene un pirado y te arranca el corazón? ¿No me van a tirar un pedrolo enorme que me haga correr para evitar que me aplaste? Quiero asegurarme de que coger agua no insulta a ningún dios.

¿Y qué hay de las monedas? ¿En las tiendas podemos comprar con moneda extranjera?-Estragón mostró una pieza de cobre a Abu, o como dicen en Faerún, una "punta".

Por cierto, ¿la familia del viejo Carloni también ha sido invitado a la fiesta?

Quién no había sido invitado era el propio Estragón, ni el resto de personas que se quedaron atrás a revisar el cadáver. Tal vez sería demasiado caradura presentarse allí sin conocer antes a la sacerdotisa.

Ash miró en dirección que el niño le señaló. Cuando vislumbró aquella masa de agua, sus ojos se abrieron como platos. Sin poder dar crédito a lo que veian sus ojos.. el druida se los froto para asegurarse que no era una ilusíon. Exultante, gritó:

- KRICK! Mira! nunca creí que fuera posible que todavía quedará tal cantidad de agua... -dando palmadas y gritos de júbilo, el mediano comenzó a correr hacía el estanque del oasis. Sin pudor alguno a medida que se iba acercando al agua, se deshizo de su armadura de hueso, esparciendola por la arena (en diferentes partes) al tiempo que se desnudaba completamente.

Haciendo una voltereta lateral y luego un extraña pirueta, se zambulló en el agua como si fuera la primera vez en su vida que se daba un baño.. bueno, de hecho, así era. Con el júbilo y la alegria de un niño pequeño que descubre algo por primera vez, el druida se sumergió en las aguas y chapoteaba llamando a su arácnido amigo.. pocas veces recordaba haber estado tan feliz.

- Vamos Krick! no tengas miedo! es lo mejor que nos ha pasado en ciclos!!.. ven, ven.. vamos! repetia mientras "toneladas" de suciedad, polvo y arena acumulados durante décadas de vagar por las dunas de Athas, caian por doquier.. incluso jurariais ver como unas minusculas alimañas abandonan la espesa mata de pelo y rastras del mediano.

Así continuarón hasta que casi se puso el sol, dando rienda suelta a su júbilo y catarsis..

Mochuelo acababa de reunir las fuerzas suficientes como para sacar su odre y acercarse tambaleante a la orilla del estanque cuando el pequeñajo de dientes afilados y pelo asqueroso se lanzó al agua como si la única fuente de agua potable que debía haber en cientos de leguas a la redonda fuese la puta bañera de su casa (aunque tenía serias dudas de que el pequeño salvaje tuviese la más remota idea de qué era o para qué servía una bañera).

Se quedó con el odre en la mano y la boca abierta mirando cómo el diminuto personaje y su terrorífica montura jugueteaban felices, como dos niñitos ricos en la piscina de sus papás.

Pero la sed era más fuerte que el asco. Murmurando las peores maldiciones que había escuchado durante largos años de frecuentar las más sórdidas tabernas portuarias, introdujo el odre en el agua y procedió a llenarlo.

Kelris rodeaba alegremente a sus improvisados compañeros mientras escuchaba al muchacho y respondía a Estragón en voz baja para que no le oyesen los vistani.

- Nos han invitado a todos, pero Dulcimae ha dicho que ellos no irían. Parecía algo celosilla de la belleza de la sacerdotisa, si te digo la verdad. Las mujeres siempre tan inseguras...

Ey muchacho!- alzó la voz esta vez para dirigirse al niño-. Y ese doctor Jones que habla nuestro idioma, ya no está aquí? Te abandonó en este desierto?

Pobre chico- pensó.

- Y quién es esa tal señorita Isu? debe ser maja si ha tenido el detalle de adoptarte y enseñarte el idioma...