Partida Rol por web

A pesar de su estado semicomatoso, Mochuelo escucha vagamente las palabras de sus compañeros. Aun sabiendo que está en las últimas, quiere ser un miembro útil del equipo. Una gran idea ha nacido en su mente febril y atormentada y quiere comunicarla antes que las nieblas del dolor y la inconsciencia lo cubran todo de nuevo:

-El muerto. Se mueve. Se mueve!!!

Lo ha conseguido! Ahora sus camaradas podrán salvarse gracias a su sagacidad e inteligencia. Satisfecho, se deja llevar por la agradable somnolencia...

El grupo se recoge sobre la sala de los oficiales menores (sala 5) la que hay justo antes de las escaleras. Pero los gritos de Estragón y Ashzyx impiden que descanséis bien. Finalmente decidís que ellos dos descansen en uno de los descansillos y se dediquen a hacer las guardias, ya que no van a poder descansar.

Durante la noche, visiones de Niké siendo sacrificada en ese altar impío por esa sucia sacerdotisa. En más de una ocasión, me levanté sudando en más de una ocasión para darme cuenta de dónde estaba y la importancia de nuestra misión al día siguiente

Cuando me levanté, solicité las bendiciones de Heironeus para el combate que se avecinaba, pidiendo fuerzas para poder enfrentarnos a semejante situación.

Una vez finalizada, saqué la varita y comencé a restaurar de las lesiones sufridas a cada uno de los miembros de la comitiva.

No te duermas... No te duermas...

El cansancio hacía complicado que Estragón pudiera hacer la guardia en condiciones. En el fondo pensaba: "ey, tenemos en el grupo dos putos elfos... o elfas, ¿por qué no pueden vigilar esos insomnes orejaspicudas". En cualquier caso, los párpados le pesaban y su cabeza empezaba a inclinarse. Viajó de nuevo a la noche de su trauma, a aquella visita nocturna que lo empezó todo: la llegada de Senmet.

Pero algo había cambiado. La arena era fresca, húmeda, como la de una playa. Aún así no había en el horizonte del anochecer un océano, solo una tenue linea de luz separando un cielo oscuro y unas dunas sombrías. Tampoco repetían los Nikiforovna, aunque estaba allí su carromato, con la rueda maltrecha arreglada por la alta (y pegajosa) cocina de Estragón. No estaban los elfos o elfas, ni la araña con cola de Ashzyx, ni el mediano ni Deornoth ni Mochuelo. Sin embargo, el semiorco no estaba solo. Le acompañaban caras conocidas...

 Shagar, su hermano. Fuerza y templanza. El orgullo de Estragón.

 Marna, su madre. Aquella que inculcó en Estragón el amor por la cocina.

 Nagrod el Rojo, su padre al que jamás había visto el rostro, representado de un modo que Estragón imaginó que podría ser.

La familia estaba reunida y era feliz. No como aquellas visitas de papá a la montaña para violar a mamá, en el sueño sus padres se llevaban bien, se querían y eran cariñosos. Pero al ver llegar a la momia, Nagrod y Shagar se pusieron en pie y la encararon. Senmet agarró la guja de Shagar y viró el ataque de su enemigo contra Nagrod, haciendo que el filo atravesara el pecho del padre de Estragón. Shagar recibió el toque de la momia, y murió en el sueño como murió en la realidad: bajo un conjuro de fuego lanzado por un sacerdote enemigo que le incineró hasta no dejar nada. Como era habitual en los sueños, Estragón no podía hacer nada. No podía moverse, ni interactuar, solo presenciarlo todo. Y eso lo volvió más dramático cuando Senmet avanzó hasta Marna y la arrastró por el brazo como había hecho en la realidad la momia con Carndra aquella noche. Cuando ya estaban lejos fue cuando Estragón reaccionó, arrancando la guja de Shagar del cadáver de su padre para conseguir un arma con la que derrotar al monstruo.

Estragón corrió y corrió por las arenas. Ni siquiera veía a la momia a la que perseguía, pero en el sueño no pareció importar. Entonces encontró un trozo de venda culebreando en la arena por acción de la brisa. La venda que cogió tenía el siguiente mensaje: "Eze debilucho de tu hermano a muerto para gloria de Orcuz, nueztro amo demonio y zeñor, zacrificado a él. Láztima no haberle podido dar una paliza yo mizmo. Zi te atrevez a venir a nueztra guarida, tú zeraz el ziguiente, te haré gritar como gritaba tu madre. N". Era el mismo mensaje que había mandado en la vida real Nagrod para regocijarse en la muerte de Shagar, pero en el sueño era como si lo hubiese mandado el propio Senmet. Y si Senmet y Nagrod tenían la misma guarida, Estragón tuvo en sus manos el mapa que le llevaría a ese lugar. El semiorco llegó a un valle, defendido por una rata gigante de dos cabezas. Con el coraje que nacía la angustia de ir a rescatar a su madre, Estragón hundió la guja en una de las cabezas del roedor, pero en cuanto murió, otro guardián rata salió a hacer frente al cocinero. Aprendiendo de sus errores, en aquel segundo combate Estragón arrojó un trozo de queso todo lo lejos que pudo, y la rata fue tras la comida.

Con el paso libre, Estragón entró en la tumba... Las viejas vendas de Senmet ondeaban como si allí dentro hubiese brisa. Para la ocasión, la momia lucía una máscara funeraria dorada con los mismos motivos que los sarcófagos: un dibujo esquemático que representaba al muerto. Lucharon, y la guja de Shagar volvió a ser la herramienta de muerte que fue en la vida real. La máscara cayó, mostrando el rostro de Marna... Y entonces el verdadero Senmet asomó desde las sombras. El corazón de Estragón se encogió, y se le puso tenso el brazo izquierdo. El sumo sacerdote se acercó digno, con ínfulas. Parecía más grande y más carnoso. Y una vez más, Estragón hundió su guja. El cuerpo de la momia cayó al suelo. Estragón se tranquilizó y su corazón empezó a recuperarse. Pero entonces, justo entonces, Senmet se movió, amenazando con volver a ponerse en pie.

¡SOCOOOOORRRRROOOOOO! ¡EL MUEEEERTO SE MUEEEEVEEEE!

El semiorco se despertó sobresaltado. Por algún motivo, lo primero que pensó fue en despertar al pobre Mochuelo. Fue hasta él y lo zarandeó, como un vigía que despierta a sus compañeros cuando el enemigo ataca el campamento en plena noche.

¡Mochuelo, el muerto se mueve! ¡Que el muerto se mueveeee! ¡Mochuelo, despierta, despierta! ¡El muerto se mueve!

Se serenó. Poco a poco, haciéndolo a medida que iba tomando constancia de que no había peligro. Dejó de zarandear a Mochuelo y se alejó unos pasos. Bostezó.

Genial, otra noche de mierda...

Cuando Deornoth se acercó para usar la varita con Estragón, el cocinero asintió. Un gesto a medio camino de dar las gracias y a medio camino de cabecear para quedarse dormido de pie.

Ahora mismo no pienso con mucha claridad, pero estos miedos que nos corroen... ¿Podrían ser señales divinas? El muerto se mueve, lo ha dicho Mochuelo. Creo que los dioses se refieren a Thutepot. Por algún motivo, Senmet no lo ha liberado. Pero Thutepot no puede quedarse ahí. "El muerto se mueve"... es decir, el muerto tiene que moverse, Thutepot tiene que salir de su sarcófago.

Agh... Ni siquiera sé lo que estoy diciendo. Es como si el conejo que me comí ayer me estuviera susurrando cosas desde el interior de mi estómago.

Ser un elfo no era fácil, y menos si tenías que ir con orcos sudorosos y folloneros que no le dejaban a uno ni concentrarse en sus propios pensamientos.

Las horas de espera se le estaban haciendo eternas y eso que para uno de su especie, longevo por naturaleza, el tiempo pasaba de distinta forma. Pero es que aquel lugar no era muy acogedor que se dijese, además no podía quitarse de la cabeza la imagen de Isu con cara de loca y el puñal ensangrentado en sus manos. Ante todo se sentía culpable de haber compartido lecho con alguien que estaba tan mal de la cabeza. Pero qué podía haber hecho él ante semejante poder de la naturaleza?

Finalmente se colocó en una esquina, alejado del grupo, en la que pudiese ver si alguien (lleno de vendas o similar) se acercase a los durmientes. Echó una cabezadita y el resto del tiempo se quedó vigilante para que los demás pudieran descansar lo que les pidiese el cuerpo.

Cuando por fin se desperezaron, Kelris sintió alivio. No había venido a visitarles ningún monstruo.

Se comió una de las raciones de viaje, que ya estaba más seca que la mojama y la ayudó a pasar con un poco de agua de su odre. Se atragantó al escuchar lo que proponía Estragón.

Soltar a otra momia?! Estaba loco? Puede que eso les salvase a ellos el culo, pero a la gente del lugar no les ayudaría en nada.

Le dio un ataque de tos con el trozo de pan seco mientras intentaba explicar su punto con un enérgico movimiento de manos.

- COFARHZ COFF COF!

Una vez todos recuperados lo mejor posible de las heridas y traumas, me senté escuchando a Estragón, pensativo, mientras guardaba de nuevo la varita, no sin antes lanzar una mirada de agradecimiento

¿Estáis diciendo que queremos que esa otra momia se levante? me llevo la mano a la cabeza para rascarme es cierto que, en muchas ocasiones, se ha utilizado a los enemigos de nuestros enemigos para ayudarnos con éstos últimos, pero en este caso, me surgen muchas dudas, por ejemplo ¿qué haremos si Thutepot acaba con Semmet?

Y en caso de optar por esa decisión, ¿cómo lo haríamos? ¿Qué era lo que nos dijo la profecía? intenté recordar que decía, por si hacía alguna alusión a este hecho.

A ver... Yo digo muchas cosas, la mayoría incoherentes y faltas de sentido común. Por eso hablo tanto, necesito que otra gente me diga si estoy a punto de cometer una estupidez si hago caso a mis pensamientos. Me parece bien eso que has dicho de revisar las profecías, ¿pero cual de ellas?

Mientras cruzábamos las Brumas, encontramos un pergamino y Kelris vió a un profeta. Ambos iban de lo mismo: que la luz del sol bañe a los muertos hasta cubrirles de rojo, signifique lo que signifique eso.

Luego está la lectura de cartas de Dulcimae... Aún me da dolores de cabeza ese galimatías. Tenemos que buscar al Rey del Desierto, supongo que Anhktepot, que debería estar en lo más profundo de esta tumba. Y la marioneta Senmet va contra Anhktepot. La presencia singular, con el poder de destruír, el Inocente que podría representar a Thutepot. Peeeeero... la carta de la traición nos puede advertir de que si confiamos en Thutepot seremos traicionados y la carta del necromante nos diga que seamos precavidos y no vayamos por ahí pulsando trampas en los escalones y liberando momias asesinas.

También sabemos que los Muros de Ra aparecieron por culpa de Anhktepot. Tal vez deberíamos unirnos a Senmet para destruir al faraón. Eso podría hacer que la maldita niebla desapareciese, ¿no?

Después están las seis señales... Se mencionaban en la carta de las nieblas de Dulcimae y en el sexto pergamino de Isu. Dulcimae nos dijo que las buscásemos, pero el pergamino decía que los males de la tierra descenderían sobre la noche cuando esas señales estuvieran a mano. Entonces, ¿buscar las señales es bueno o malo? ¿Y por qué caerá sobre la noche, si la profecía de la luz del sol bañando a los muertos de rojo sucedería a la luz del sol, es decir, de día? Por el amor de los dioses, solo espero que las seis señales seamos nosotros, porque si no todo va a ser muuuuuuy complicado.

Yo qué sé... Volvamos a la cámara de Thutepot, dejemos que Abu hable con el hijo de Anhktepot otra vez y veamos si ahora está más receptivo.

Demasiado información, demasiada. Intenté escuchar atentamente las palabras de Estragón, apoyando las manos en la cara, concentrado.

Cuando acabó, levanté la cabeza sinceramente. Yo tampoco tengo ni puta idea. 

Está claro que el sol destruye a los muertos, eso está claro. En cuanto a lo otro, niego con la cabeza se pueden interpretar de tantas formas, que igual lo interpretamos como queremos nosotros, o como nos interese que sean interpretadas. 

Quizás la carta de la traición esté dirigida a Anhktepot, que al haber traicionado a Senmet, éste se vengara ¿no?

Sea como sea, no tenemos demasiadas opciones, o yo no las encuentro. No entiendo a qué señales se refiere, y mucho menos 6 de ellas.

Si hay alguna posibilidad de eliminar a Anhktepot, por muy arriesgado que sea, estoy de acuerdo en tomar esa vía, aunque signifique despertar a Senmet.

Ash se tumbó en el suelo de la sala, sabiendo que no podría descansar pero aún así lo intentó.. esperando que por lo menos pudiera dar algo de tregua a sus ojos. Cuando por fin comenzaba a quedarse dormido, la imagen de la corona asaltó su mente, primero mediante pequeños flashes y luego con mayor detalle, reviviendo la escena del amortajado caminando sobre las dunas y portando la corona, una y otra vez.

La sensación de miedo (algo que los halfling casi desconocían) agarrotó su pequeño cuerpo, haciendo que se moviera nerviosamente mientras cambiaba de postura en su lecho, intentando buscar algo de calma.. para su desgracia, fue en vano.

Las pesadillas recurrentes de noches pasadas volvían a atormentarle, ahora de manera más vívida. Quizá se debiera a este lugar maldito o quizá fuera la proximidad de la momia.. divagando entre pesadilla, el pequeño susurraba y replicaba con gemidos ahogados, mientras se revolvía una y otra vez musitando algo que parecían maldiciones, juramentos o súplicas en una idioma que jamás habíais escuchado. Sin duda debería tratarse de unos de esos extraños lenguajes de la lejana Athas.

El miedo y la frustación dieron paso a la ira y la desesperación. No había podido descansar en todo este tiempo y esto iba quebrando la cordura del mediano, poco a poco.. en un ataque de rabia silenciosa, Zyx salió de su vigilia y comenzó a gruñir.

Cuando escuchó las voces de sus compañeros, repasando lo acontecido hasta el momento, así como las opciones que tenían.. Ash se levantó como un cadáver tambaleante, con gesto desencajado y la palidez de un muerto, habló con voz baja pero profunda con tono de ira de contenida..

- Se acabó. No aguanto más.. vamos a matar a ese Anhktepot, aunque tengamos que morir en el intento.. estoy maldito, ya nada importa. Si la única manera de librarme de estos sueños es acabar con su no vida o con la mía. Sea.

- Si hay alguna posibilidad de eliminar a Anhktepot, por muy arriesgado que sea, estoy de acuerdo en tomar esa vía, aunque signifique despertar a Senmet, dijo Deornoth.

Ash asintió, yo tampoco veo otra opción.. ya sabeís lo que dicen.. el enemigo de mi enemigo.. er..  ¿como se dice?.. quizá no sea mi amigo pero... pero.. quizá nos ayude a patear el culo vendado de su "majestad". Veamos si ese Senmet esta receptivo, apostilló asintiendo y mirando al grupo.

Tras un escueto desayuno el grupo se pone de nuevo en marcha, en dirección a la gran sala con la imponente estatua del faraón. Desde ahí el grupo pretende dirigirse a la sala donde estaba encerrado Thutepot, uno de los hijos de Anhktepot el gran Faraón del desierto.