Partida Rol por web

Sin más pensamientos comenzáis a caminar en dirección al valle. Era la segunda vez en ese día que realizabais dicho recorrido, las piernas ya empezaban a doleros. Aunque ahora de noche la caminata se hacía mucho más llevadera.

A lo lejos veis una figura tambaleante que se dirige hacia vosotros, rápidamente reconocéis el cabello purpura del Carndra. Aunque no camina con los hombros erguidos y la cabeza alta, como solía hacer, incluso arrastra el espadón creando un largo surco en la arena del desierto.

¡Joder! ...¿Es Carndra? Piensa Mochuelo en cuanto divisa la silueta que se acerca. Pero... ¿Que coño le pasa?

Hay algo extraño en su forma de caminar... Por si las moscas, Mochuelo se para y prepara su arco sin quitarle ojo a la figura que se aproxima.

Estragón saludó a lo lejos agitando el brazo exageradamente como lo haría un niño, o un idiota adulto. La grasa de su brazo se zarandeaba con el movimiento.

¡HOOOOOLAAAAA, CARNDRAAAAAA!

El cocinero puso a fuego lento sus pensamientos. Ahora le tocaba a ella devolverle el saludo. Pero, quizás por cansancio, quizás porque a Carndra nunca le cayó bien el semiorco, ni se dignó en responder.

Creo que está enfadada porque la dejamos tirada a su suerte...-susurró a los demás.

CARNDRAAAA, ¿ESTÁS BIEN?

Casi seguro que no. La momia que la raptó no era de las que se dejaban las vendas a remojo. Seguro que se había cebado con su prisionera.

Pobrecilla. No responde. Puede que la hayan arrancado la lengua para que no hable-susurró a los demás.

¡CAAAARNDRAAAA! ¡SI ESTÁS EN TUS CABALES, QUÉDATE QUIETA Y ESPERA QUE VAYAMOS NOSOTROS HASTA TI!

Cuestionar que una mujer estuviese en sus cabales no era lo más diplomático que había dicho Estragón en su vida. Hasta él se había dado cuenta que se merecía un "imbécil" a grito pelado. Esperó las reacciones de Carndra, ya fuesen palabras o movimientos que se ajustasen a una respuesta a todo lo dicho.

Recordó con preocupación la lectura de cartas de Dulcimae. La Noche de Toth era señalado con tres cartas: un espadachín, un filántropo y un mercader. Tal vez lo que mostraban no eran días, sino las muertes que se producirían antes de la llegada de Toth: Carndra de la gran espada, Niké del corazón generoso y Dulcimae la de la caravana nómada. Lo cierto es que si en lugar de Dulcimae estaba el cadáver de Aurelius descuartizado en su tienda no era Estragón el que fuese a derramar una lágrima.

Con todo se preparó. Agarró sus cazuelas atadas, que podía lanzar como si fuesen unas boleadoras. Se las lanzaría a Carndra cuando estuviese lo suficientemente cerca. También afinó sus sentidos, tratando de ver en la noche si los otros dos cadáveres prometidos por la Taroka se estaban aproximando desde otras direcciones atraídos por los berreos del idiota gordinflón.

Ash siguió al grupo, esta vez cerca de sus compañeros.. cuando la figura se dibujó en el horizonte, no tardó en reconocer a Candra.. pero algo iba mal.. el andar errático bien podía deberse al cansancio tras la huida por el desierto, más es el presentimiento del mediano le decía otra cosa.. 

Mirando de reojo a Mochuelo, vió que el callado aprendiz de alquimista compartía su suspicacia. Preparandose para lo que pudiera suceder, sacó del zurrón un par de cantos rodados del zurrón con disimulo por si tuviera que usar la honda a modo de "saludo" inesperado. Atento a lo que pudiera suceder, esperó a que la camarada, hasta ahora desaparecida, se acercara..

- Algo le pasa a esa pelirroja.... Su forma de moverse... ¿No os recuerda a algo? Extremad las precauciones camaradas. - Alertó la elfa al resto del grupo, a sabiendas de que algo no andaba bien en aquella situación.

Con mirada extraña me quedé observando a la que otrora fuera compañera de este grupo, si bien, con el poco tiempo que pasamos juntos, tampoco podía discernir qué podía sucederla, aunque estaba claro que, recordando el encuentro con esa momia y el resultado, dudaba mucho que hubiera podido salir ilesa y por su propios medios.

No la conocía bien, pero con todo lo que hemos pasado, no deberíamos de confiarnos. 

Candra continuo avanzando y tambaleándose. A mediada que se acercaba eran mas patentes las arrugas de los ojos y las grandes ojeras. El aspecto de su piel era amarillento y apergaminado como el la carne seca.

Seguía avanzando sin inmutarse, arrastrando su gran espadón por el suelo. Solo cuando estaba a poca distancia, tan poca que se podía oler su pútrido aliento, Candra levanto su espadón con dificultad y lo dejo caer sin piedad sobre Kendra.

El druida se movió fuera del alcance del espadón de la no muerto que fué su compañera. Sin inmutarse por esto, Ashzyx dió otro par de pasos hacia atrás mientras conjuraba una esfera de fuego..

............

* Lanzo Esfera Llameante. 2d6 daño = 8 pg

Habiendo visto cosas peores, como a Isu asesinar en un extraño ritual a una paladína, Kendra no se asustó al ver a su vieja camarada poner las miras en ella y tratar de atacarla. A duras penas, actuó más rápido que la guerrera y se posicionó tras sus camaradas, donde, de seguir Carndra en su afán por atacar a la maga, caería presa del ataque de sus camaradas guerreros. Mientras lo hacía, conjuró un hechizo para defenderse de sus enemigos las próximas horas.
- ¡Kaisaaaa pawaaaaa! - Gritó al conjurar.

Como me temía, esa Candra ya no era la que conocimos, sino solo su cuerpo, animado por fuerzas oscuras que habitaban en este mundo. De esta forma, me fue fácil alejarme de su peligrosa arma mientras agarraba el símbolo de Heironeous, alzándolo para que estuviera a la vista de la criatura

Aléjate, criatura de la oscuridad, y libera a la que fue compañera nuestra para que su espíritu pueda reposar.

Sus sospechas se habían revelado certeras. Con toda la agilidad que le daba su juventud sumada a su dilatada experiencia como salteador de tejados, Mochuelo se situó con facilidad a una distancia "segura" del ser que hasta hacía tan poco había sido Carndra.

...Pero cuando la vio de cerca algo hizo "crack" en su cabeza. Tal vez un horripilante recuerdo de sus experiencias con el alquimista, que hasta entonces había estado enterrado en lo más profundo de su mente, encontró un resquicio por el que colarse en su consciencia. El caso es que una ola de puro horror le invadió, paralizándolo y convirtiéndolo al momento en algo más parecido a un geranio que a un ser humano.

-El... El cadáver... Se... Se mueve... Se mueve...

Una gota de sudor frío cayó por la sien del semiorco, la sien de la oreja cercenada.

Dioses, mira que tarda en llegar hasta aquí. No creo que pueda soportar esta presión.

No era lo más horrible que había visto en su vida: una vez vió su reflejo en el agua. Aún así se empezó a poner nervioso. En el fondo sabía que le debía una a Carndra. Dos si contaba la vez que le salvó en la tumba de las arañas cabeza de bebé elfo y la vez en la que él dejó que el muerto se la llevara. El muerto... el mismo que se le aparecía en sus pesadillas susurrándole cosas como "suicídate", "no eres un cocinero de verdad" o "adelgaza". Tragó saliva. La tensión se podía cortar con un cuchillo de carnicero. Hizo girar sus cazos atados por el mango, hizo una pausa para alternar los extremos como unos nunchakus, volvió a girar y...

Allá va...

Las cacerolas se enrollaron alrededor de Estragón. Jamás pudo justificar que el uso de su invento tuviese alguna utilidad en combate.

Después de haber visto a su amante sacarle el corazón a Niké sin pizca de remordimiento, ver a Carndra deshidratada por el calor del desierto (o algo parecido) no le pilló por sorpresa.

De un ágil salto se apartó todo lo que pudo del alcance de la guerrera. Se puso a la defensiva dudando si atacar con su magia o no. Al fin y al cabo había sido una compañera de viaje,no es así? No se sentía muy cómodo haciéndola daño. Y si sólo necesitaba algo de agua?

- Deornoth, no podemos curarla? Quizás esté algo indispuesta?

Estaba claro que el elfo no tenía ni idea de a qué se enfrentaban.
 

Kelris busca cobertura en el desierto, una explanada inmensa de arena, la única cobertura posible son las grandes espaldas verdes y sudorosas de Estragón. El gigante verde permanecía inmóvil viendo como la pelirroja repartía mamporros a sus compañeros, puede que ese fuera uno de los fetiches sexuales secretos de Estragón. Aunque también mochuelo se quedo paralizado al ver a su antigua compañera.

La elfa decidió protegerse a si misma con un hechizo y Deornoth convoco, sin mucho éxito, el poder de su dios.

El único que actuó de una manera ofensiva fue el extraño druida lanzando una bolita de fuego. Puede que las costumbres del pais de Ashzyx permitieran matar a tus compañeros y luego asarlos a la brasa.

Carndra volvió a levantar torpemente su espadón y volvió a dejarlo caer sobre Deornoth. Sus movimientos eran lentos y torpes de modo que el clérigo pudo esquivar el ataque sin problema.

También deberíamos pensarnos si tal vez fuese mejor, viendo lo despacio que anda, en si nos conviene mejor dar media vuelta. A su velocidad no podrá seguirnos.

No quería pegarle a Carndra. No era un caballero, y no tenía ningún problema en darle una bofetada a una chica, pero seguía siendo LA CHICA (y que no se entere de ello Niké, la novia fantasma de Estragón). Ella le salvó la vida. Por otro lado, si Estragón dejaba que Carndra le matase, el semiorco estaría echando por tierra lo que Carndra había hecho por él. Tenía la obligación de sobrevivir. De matar a la muerta. Muy loco todo.

Perdona, Carndra. Esto me va a doler más a mí que a ti. Sobretodo porque tú estás muerta y tus terminaciones nerviosas ya no pueden transmitirte sensación de dolor, y porque a mí me vas a dar pa'l pelo.

Avanzó con timidez, rodeando el combate, para terminar soltando un bastonazo desganado contra la ¿armadura? de Carndra. ¿Todavía llevaba armadura? Estragón la miró con detenimiento.

Negando con la cabeza ante las dudas del resto No penséis en Candra, ya no existe. Solo es la carcasa donde habita un espíritu trastornado.

Hay que liberarlo de su sufrimiento digo volviendo a alzar el símbolo sagrado pidiendo el poder de Heironeus para vencer a este muerto viviente. ¡ALEJATEEEEEE! 

Los ojos del elfo iban de Carndra a Deornoth, de Deornoth a Carndra. Confiaba en el sacerdote, que había demostrado en numerosas ocasiones su buen corazón, pero golpear a una chica, a una que además hacía poco había luchado a su lado... le costaba horrores al hechicero.

Hizo pues de tripas corazón e invocó su magia para que todo aquello terminase cuanto antes.

De sus dedos salieron dos proyectiles de fuerza que se dirigieron a la consumida guerrera pese a que Kelris había cerrado los ojos para evitar presenciar el impacto.

- ¡Maldición, Carndra, nunca me gustó tu peinado pero esto no arregla las cosas! ¡Te has unido al enemigo, sucia! ¡Y encima atacas a tus camaradas! ¡Toma esto, bastarda traidora! - Espetó la maga a su vieja compañera mientras esgrimía su varita y la movía señalando a la pelirroja que les atacaba.

Dejándo que sus compañeros buscaran el cuerpo a cuerpo como venía siendo habitual. El druida movió la esfera de fuego intentando provocar algo más de daño.. cuando vió que esto no causaba gran perjuicio a la no muerto, decidió que sería mejor en confiar en sus propias habilidades. Invocando la agilidad de la bestias, espero a terminar el conjuro* para realizar el siguiente ataque.

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*- Lanzo Gracia Felina  Des + 4. Destreza Total 24 (+7)

El bastonazo de Estragón revoto contra la armadura de Carndra. En algún momento la armadura completa fue brillante y estaba bien engrasada, ahora tenia un aspecto herrumbroso fruto del aire seco del desierto. Los proyectiles del elfo se colaron entre las juntas de la armadura quemando su reseca piel. En cambio el conjuro de Kendra parecía poco efectivo. Ashzyx se preparo con un conjuro para lo que se preveía un combate largo.

Deornoth invoco esta vez con mas fervor a su dios, o puede que esta vez su dios le hiciera mas caso. Las palabras del clérigo hicieron que Carndra titubeara y comenzara a dar pasos hacia atrás alejándose del clérigo y su medallón.