Partida Rol por web

Alcanzáis al resto del grupo en una gran sala que contiene una imponente embarcación de juncos de 25 metros de largo y 7 metros de ancho. El paso del tiempo a desteñido los colores con los que debía de estar pintada, y las velas de papiro se encuentran enmohecidas y deshechas. El resto el grupo se ha parado a preguntarle a una figura que esta temblando a los pies de la embarcación, es una huma de pelo negro que entre sus brazos agarra un extraño objeto, un trozo de anj. La humana es Dulcimae.

Dulcimae no para de temblar y no parece escuchar las preguntas de Deornoth. Sus ojos están abiertos como platos y suda profusamente. No hace ningún esfuerzo por impedir que Estragon la carge como un saco de patatas al hombro junto al cuerpo de Kendra.

¡La reina traidora ha muerto! Grita de improviso. Ha traicionado a su señor a quien debiera servir: la tentación fue la causa de ello. Pero el traidor sigue maquinando……

¡La reina traidora ha muerto, pero el traidor NO!

El rey duerme mientras el traidor maquina a sus espaldas.

¡El necromante! ¡El mal de la tierra, que no es dado a los mortales!

Hay que despertar a un mal mayor para derrotar al traidor.

¡El Rey del desierto es ese mal! Dice mientras agita el trozo de anj roto y señala la cubierta del destartalado barco donde hay una especie de gong. ¡Los muros de Ra caerán con la septima venida del faraón!

- Dulcimae!

El elfo corrió hacia la vistani haciendo detenerse al semiorco.

Qué te ha hecho esa malvada abominación?! Tus hermanos están... - la voz del hechicero se consumió por la congoja sabiendo el dolor que debía sufrir aquella mujer. Seguramente habría perdido la cabeza después de ver cómo masacraban a su familia.

No le pasó por alto el trozo de anj roto que portaba en las manos y sin mucho pensarlo sacó el que él llevaba. Parecían encajar como dos piezas de puzzle. Ay, no era otra prueba que demostraba que la bella humana y él estaban predestinados?

Se casaría con ella y tendría diez hijos...

La madre que os parió a todos...

De muy mal humor, Estragón volvió a dejar a Dulcimae y a Kendra en el suelo. Dulcimae fue entregada a los brazos de Kelris, mientras que el semiorco dejó a Kendra en manos de Deornoth, para que usara sus curas y revisase sus heridas.

Si lo he entendido bien, Dulcimae, lo que quieres decir es que hay que hacer sonar el gong para que el Faraón Ankhtepot despierte para desayunar. Y una vez que despierte, podremos cruzar las Brumas o "Muros de Ra". Pero hay que correr y subir las escaleras de la tumba de los capataces lo suficientemente rápido como para que no seamos nosotros el desayuno. El mundo da muchísimo asco.

Estragón buscó un modo de llegar al gong que se veía desde el suelo.

Las dos piezas del anj roto se unieron mágicamente con un pequeño destello de energía dejando un anj nuevo y brillante. Estragón constato que la única manera de subir a la cubierta del barco era trepando¹, las escaleras de cuerda que en un momento se había diseñado para ascender se había podrido por el paso del tiempo.

Estragón se encaramó a la quilla y trato de trepar. Seguía enfadado, así que maldecía y se quejaba como un auténtico gruñón.

Arf, arf... ¿Quién coño pone un barco en el interior de un templo? Bufff, argh... La madre que los parió a todos. Ufff, fuah... Hartito me tienen.

Se podría decir que el semiorco trepaba como una rata, pero sería ofensivo a Rata. Llegó sin problemas a la cubierta y cogió de su mochila una sartén para dar en el gong causando el mayor de los estruendos. Como para despertar a un muerto. Literalmente para despertar a un muerto.

Miraba la cuerda con aire sombrío. Mi cuello subía y bajaba a lo largo de la longitud de la cuerda Subid vosotros. No creo que aguante mi peso ni yo creo que pueda subir con esta armadura pensé para mí mismo

Si algo se le da bien (normalmente) es subir por una cuerda. Por fin algo en lo que puede ayudar a sus compañeros. Así que, conteniendo con todas sus fuerzas el impulso de gritar la palabra "muerto" sin parar, Mochuelo agarra la cuerda y trepa por ella.

Ay pero qué bien encajaban! El elfo siempre le veía el lado romántico a todo. Y ahora qué podrían hacer con el anj? Sin duda era mágico. Pero, para qué serviría? Lo tomó en sus manos e intentó comprender el poder que lo componía.

Entonces se dio cuenta que los demás estaban subiendo a la nave que, sin ningún sentido, descansaba en aquel tenebroso lugar y no quiso ser menos.

Dulcimae, preciosa, te ayudaré a subir a la embarcación, no debes quedarte aquí sola, no te dejaré atrás - le susurró para intentar calmar y dar ánimos a la vistani.

El mediano obvió subir por la cuerda, usó sus botas de teletransporte para subir arriba.. con esto intentaba urgir a sus compañeros para que salieran de allí cuanto antes. Poco le importaba los vistanis, Dulcimae o como demonios se llamará aquella hembra.. 

Deornoth decidió quedarse abajo con el cuerpo inerte de Kendra, seguramente, como el mismo había dicho, la cuerda se rompiera por su peso. Kelris por mucho ímpetu que puso por ayudar a Dulcimea, esta no podía andar por su propio pie y mucho menos trepar¹. Luego Kelris trato de trepar y se estampo contra las tablas de la embarcación, finalmente uso sus sandalias mágicas. Ashzyx también uso sus sandalias mágicas. Mochuelo trepo cual araña, de forma grácil y fluida, mientras que Estragón, simplemente trepo, era mejor no dar más adjetivos a la subida del gigante verde.

Mientras Kelris sobaba a Dulcimea con la excusa de ayudarla a subir a la barcaza y después lanzaba un conjuro sobre el anj², Estragón tuvo tiempo de sobra para golpear el gong con una de sus sartenes. El gong no se movió ni un milímetro ni produjo ningún ruido, mientras que la sartén quedo completamente doblada e inutilizada como objeto de cocina.

La sartén de Estragón había quedado completamente abollada.

Mira qué bien, ahora tengo un wok para cocinar.

Se guardó la sartén y empezó a golpear el gong con la suela de sus botas, a patada limpia.

¡MUE! ¡VE! ¡TE! ¡PU! ¡TO! ¡GONG! ¡DE! ¡LOS! ¡CO! ¡JO! ¡NES!

El gong estaba mágicamente inmóvil, y necesitaban magia para moverlo. Estragón estaba demasiado enfadado para probar con sus hechizos para activar el gong con un hechizo de manos ardientes o salpicadura de ácido. Quizás aquella rodela circular metálica tenía algún tipo de inscripción con jeroglíficos que explicaban cómo se la hacía sonar.

Estragón había escuchado a Kelris sus palabras mágicas de detectar magia. Agarró a Kelris por la cintura y le acercó al gong. Casi parecía que iba a usar la cabeza del elfo o elfa para golpear el platillo. Kelris pudo enfocar así con su sensor mágico el gong al que intentaban activar.

Ea, Kelris, haz magia. Vamos, venga...

Y que en vez de caer en manos de su amada fuera a caer en las grasientas manos del semiorco, tenía narices!

Sí, bien, bueno! Y qué quieres que haga?!- exclamó desesperado.

Ni que él fuera un estudioso de lo arcano. Al hechicero le ocurrían 'cosas' y ya está.

Atizó al gong con el anj con la esperanza que se rompiese y pudiera darle otra vez un trozo a Dulcimae. De paso parecería que hacía algo y quizás Estragón le dejase en paz.

El elfo golpea el gong con el anj, aunque no es un golpe tan poderoso como el propinado por Estragón hace que el gong comience a vibrar en una extraña nota. El anj se desintegra rápidamente en las manos de Kelris.

La nota procedente del gong es profunda y tétrica, y rápidamente envuelve toda la sala, propagándose por los diferentes pasillos. A la llamada del gong responde un rugido de ultratumba, continuado por el inconfundible sonido de dos piedras rozando. ¡Alguien ha abierto un sarcófago!

Al oir el crujir de la roca, no puedo evitar darme la vuelta, con la espada y el escudo en ristre, esperando ver qué aparece por ahí.

Mientras estamos esperando el devenir de los acontecimientos, agarro el medallón de heironeus y pronuncio unas palabras, sin dejar de mirar lo que sea que hemos dejado en libertad.

Alguno gota de sudor logra resbalarse por el cuello, tanto por el calor como por la tensión del momento. ¿No tenéis alguna otra cuerda que esté en buen estado? si la lanzais, podría atar a Dulcinae y vosotros tirar de ella

-¡¡¡La madre de todos los muertos!!!! 

El aullido de Mochuelo se ha debido oír en Athkatla. No será el primero en huir. Pero tampoco el último.

Ya está. El o la elfo o elfa ha roto el ankh. No sé para que quiere objetos mágicos si luego los va rompiendo por ahí.

En cualquier caso, el ruido de ultratumba era lo más espectacular que golpear un gong les iba a dar. También era la señal para poner pies en polvorosa.

¡La madre no, Mochuelo! ¡Es el padre!

Estragón se descolgó torpemente de la borda, se cayó, se levantó y echó a "correr". Era una zancada vaga. Un trote cochinero. El desnivel le entretuvo lo suficiente como para no dejarle esprintar. Si algún día ordena construir su propia tumba, el semiorco dará instrucciones para que los gongs estén a ras de tierra; y no pondrá escaleras, ni un puto escalón. ¿Aún necesitaban de la vistana para hacerles de guía por las Brumas ahora que las brumas del Muro de Ra habían caído?

¡Dulcimae, hostia ya! ¡¿Vas a hacer que cargue contigo?! ¡Sal del alelamiento y corre! ¡Abu! ¡Todos! ¡Hacia la tumba del capataz!

Zyx se limitó a correr cuando el sonido de ultratumba atenazó las estancias. Sin mirar atrás, corrió.

Kelris se permitió unos segundos de meditación después de ver desaparecer en anj de entre sus manos y escuchar el tenebroso resultado de su desesperada acción: 'pues espero que sea el padre, porque si es la madre...'. Era bien sabido que las mujeres, llegado a un punto, podían ser mucho más crueles que los hombres.

¡Dulcimae, hostia ya! ¡¿Vas a hacer que cargue contigo?! ¡Sal del alelamiento y corre! ¡Abu! ¡Todos! ¡Hacia la tumba del capataz!

El llamamiento de Estragón sacó del estupor e intentó bajar por la borda como si hubiera agua en el fondo dándose un buen golpetazo. Con algún que otro gemido quejumbroso, se incorporó y corrió de nuevo a Dulcimae.

- Vamos, ayudadme a llevarla!

Estaba por darle un tortazo para ver si despertaba de aquel estado, pero él no pegaba mujeres.

Mientras el resto se apuraba en bajar, y consciente de que ya era absurdo bajar, y lo que había que hacer era salir de allí, envainé la espada y agarré a Dulcinae Discúlpeme, señorita digo mientras la cojo de la cintura y me la cargo a la espalda como un saco de patatas Vamos señores y señoras, el espectáculo ya ha finalizado comienzo a caminar hacia la salida.