Partida Rol por web

¡Mierda! Pensó Flame. Si hubiera sabido que tendrían alguna posibilidad cuando cayeran en aquel lago de magma se hubiera empezado a quitar la coraza mucho antes. Pero ahora ya no tenía posibilidad alguna, su coraza pesaba mucho y tendría que hacer todo lo posible por alcanzar al caballo. Si se subía en él cuando llegase al magma de sangre, quizá tendría una oportunidad. Pero ahora tan solo tendría que soportar la pesada carga que en más de una ocasión le había salvado la vida.

De pronto la escama que tenía en la frente Flame comenzó a relucir con un brillo sumamente intenso. Brillaba mucho más de lo que lo había hecho nunca, emitiendo unos reflejos de colores blanquecinos. Flame se llevó las manos a la cara, temía el final que les iba a llegar pronto, se hubiera sentido mucho más cómoda si de haber caído en fuego hubiera caído sobre ácido...

En cuanto vio como Onfale se subía a Trompicón, ella comenzó a gritarle. ¡Por favor, Onfale!  ¡Ayúdame! Dijo la mujer suplicando una ayuda que seguramente jamás antes hubiera pedido. Seguramente no llegaría a nado hasta la orilla, ya era lenta andando de por sí, más lenta sería nadando con su coraza y todos los bártulos que llevaba encima. ¡Si lo haces estaré en deuda contigo y te protegeré de esas criaturas que se avecinan!
 

El mediano se agarra como puede al borde del disco, sintiendo los efluvios de calor en su trasero y tratando de meter culo para no tocar la lava. Para cuando Tremens ha sacado las cosas de su mochila y preparado el garfio, el disco de Becky ya ha traído a Fosco a la playa.

Me remito a mi libro, Tremens: cuantos más seamos, más seguros estaremos. No me harás cambiar de opinión. Déjame terminar con esto y luego... ¡Basilisco-H! Aquí está. Necesirás armas mágicas para herir al carcelero, pero cuidado: a las primeras de cambio se quedarán pegadas a su limo cutáneo.

Sobre el lago la situación se complica. Una de las criaturas voladoras se eleva despacio para llevarse a Rufus. Otra lanza un vuelo rasante y atrapa a Viktor de los hombros antes de que se queme. La tercera ve frustrada cómo el resto de su posible comida se sumerge en el lago y se desperdicia, así que cambia de objetivo y le pega un mordisco a Hollín. El cuervo se repone y consigue llevar a la culebra de escamas rojas sobre el acantilado, a diez pies por encima de la playa.

La bruja de Hala crea un puñado de galones de agua a sus pies que enfría durante unos segundos la temperatura de la lava en la que caen Flame y ella. Onfale se da cuenta de que el caballo morirá en cuestión de segundos... ¿Quiere realmente jugársela y rescatar a las dos sucias rameras? Y lo que es más importante... ¿Monta lo suficientemente bien como para convencer al caballo como para quedarse en el lago en vez de ir directo a la playa?

Igual de tensa es la situación en la playa. El rayo de Aire pasa entre las patas de la montura de Richard, pero por poco no alcanza al cancerbero en una de las garras. La luz de la hechicera se apaga. El poder desplegado por Kaevhas es más potente, pero mucho menos preciso. Rebota en la piedra negra y sale disparada hacia las Brumas del techo, pero su fuego se extingue mucho antes de llegar a la cúpula.

Tremens... Pzzzzzzzzflrp... Farastu entregar mensaje a Tremens...

Farastu introduce la mano en su enorme boca, como para provocarse el vómito, y sigue un poco más hasta el codo. Saca del interior del estómago dos piezas de cobre que tira bajo el caballo hasta que, rodando, se paran a los pies de Tremens. Coincidiendo con ese momento, por el rabillo de sus grandes ojos, Farastu nota la presencia de Artho.

Farastu ocupar de calvo tonto blurzurplurrrrrr luego. ¡Canela, atacar!

El fiero perro obedece y lanza otra dentellada al caballo de guerra, que se empieza a tambalear. Farastu se aleja ignorando los pobres intentos de Tyron de hacer ruido y la toma con Artho, despreciando a Richard como contrincante.

Loca, está loca de remate... me encanta.

Dejando la cuerda con el gancho a un lado el joven Tremens toma de nuevo el arco del suelo... mientras ve llegar las dos monedas de cobre que el maldito Farastu ha sacado de su asqueroso interior.

¡Hijo de la gran puta!

Agachado aún al recoger el arco dice.

-Chaval, aguda a los otros, toma la cuerda y el garfio si te sirven.

A la vez que dispara una flecha por debajo de las patas del caballo de Richard. La flecha voló a ras de suelo bien dirigida, esperaba que el bicho se estuviera quieto el tiempo suficiente para que esta se clavara en su sarnoso pellejo.

Señoraaaaa! dice Fosco tocando su capucha en señal de respeto mientras se baja del disco volador. Uf... vaya caída eh? Por poco... pero aún no había pasado lo peor, su perro aún necesitaba ayuda. Fosco se gira a Becky y le dice Ayuda a mi perro y mis servicios te lo recompensarán! dice el mediano interesado. Por fin una maga que parecía poderosa. Pero lo primero era lo primero. Su mirada se posó en el Farastu y tan fugaz como su mirada una flecha ya iba rumbo al engendro aquel...

Cuando Farastu se aleja, mi fiel caballo y yo descargamos fieros ataques contra él.

Notando lo malherido que está mi campeón equino, desmonto y me interpongo entre él y cualquier posible atacante, protegiéndome fieramente con mi espada.

Antes de caer grácilmente junto con el caballo en el lago de lava, el mago reconoció a aquellos bichos voladores. No era momento de competir con la rubia del libro, pero es que el perfumista era como un libro abierto. Respondió a las súplicas de su lacayo.

- ¡Mucho cuidado Fosco! Los varrangoin explotan al morir.- No quería que los trocitos sanguinolentos del perro se le quedaran entre su lustroso cabello.- Usad plata contra ellos, no magia, y mucho ojo con su cola, tiene veneno.- Lo sentía por Rufus. Entonces sus piernas entraron en contacto con la lava.- ¡Aaaaah, joder, joder, jodeeeer!- A las súplicas de Flame no respondió con palabras, sino con actos. Se limitó a tratar de dirigir a Trompicón hacia sus compañeras y tender su mano hacia la mujer embutida en su pesada armadura. ¿Podría Trompicón con los tres?- ¡RUBIA!- Le dijo a la desconocida del libro.- ACERCA EL DISCO LO MAS QUE PUEDAS.- Las piernas le dolían horrores así que no conseguía, como hacía normalmente, modular su voz para hacerla parecer más masculina. Si se salvaba Leiath ya le curaría o, al menos, en eso pensaba. - ¡VAMOS!

La jóven bruja había sacado una alocada idea de su perturbada mente que no había servido para nada. Su intento de crear una plataforma sólida en la lava no había funcionado. Pero lejos de dejarse vencer por el infortunio sonrió y soltó una profunda carjada.

JA, JA, JA! Un baño caliente, nos viene bien a todos! - y bien era cierto que no se habían aseado como Hala manda en lo que parecía una eternidad.

Miró hacia la orilla y lo que le esperaba allí no era mucho mejor. En fín, otra prueba de Hala que debía superar. Intentó nadar con ahínco hacia tierra firme pero no se movió ni un ápice; los esfuerzos físicos no eran lo suyo.

A la pira con la bruja! - JA, JA, JA ...!

La maga cayó en la dura piedra como una pequeña sabandija enroscada. ¡Maldito cuervo! La próxima vez ten más cuidado. Comenzó el descenso cuan ofidio, arrastrando la barriga sobre la dura piedra. Una vez en la playa fuera de peligro comenzó su trasformación. Primero la serpiente empezó a hincharse como si se huevera tragado un huevo de codorniz, cuando la  barriga de la serpiente se hincho tanto que parecía que iba explotar y dejarlo todo lleno de sangre y vísceras, la piel del ofidio comenzó a cambiar de textura. Las rugosas escamas pasaron a ser hebras de paño rojo, y en un abrir y cerrar de ojos lo que había en el suelo ya no era una serpiente roja si no Alice arrebujada en su capa.

Hollín vuelve junto a trompico y ten cuidado, no te dejes matar por esos hombres murciélago. Ordeno la maga mientras trataba de ponerse en pie liberándose del ovillo en que se había transformado la capa. 

Kavhas contempla frustrado cómo su conjuro sale desviado y falla por completo. -Maldita sea...- Reclama con enfado por su torpeza. Pero el joven mago no iba a dejar que un desliz lo desmoralizase de esta manera.

Tras su fallida llamarada, Kaevhas ve como Farastu abandona su pelea con Richard para salir al encuentro de Arthos dándole la espalda al resto del grupo. -Pagarás caro el subestimarnos así, carcelero.- Exclama mientras pasa rápido entre las piedras y el caballo de su compañero. De nuevo el poder de Kaevhas toma una forma candente que ilumina sus ojos con un brillo rojo. De su mano libre comienzan a brotar llamas de fuego mágico que se van concentrando en su mano a la espera de una orden para ser liberado. -¡Ardens proiectum!- Repite las palabras del último conjuro lanzado a la vez que levanta su mano izquierda para liberar un torrente ígneo, esta vez asegurándose de dar en el blanco.

Flame gritaba de dolor mientras se dirigía hacia Trompicón. ¡Vamos Onfale! ¡Ven! Gritaba la lagartona al tiempo que se agitaba a gran velocidad y su brillo blanquecino brillaba por todo el lugar. Cuida de Trompicón, él puede salvarnos. Decía mirando a la criatura. Y después tendió su brazo hacia el gato, les había salvado y por alguna razón Flame se sentía en deuda con él, o ella. Bueno, alguna razón no, estaba claro que les había salvado su vida, al menos de momento, y sentía que hubiera perdido a su familiar, ya que ella estuvo a punto de matar al enano que acabó con él. Sería por eso por lo que se sentía en deuda con él. Ven minino. Dijo gritando a la criatura, súbete aquí. Concluyó mientras se señalaba los hombros.

¡¡¡RÁPIDO MALDITOS IMBÉCILES!!! -Grito desesperado a la gente que llega para escapar con nosotros de Carceri desde el cielo, como si no estuviesen haciendo todo lo que hay a su disposición para no morir. Pero a mi no me importa el esfuerzo, ¡no lo están haciendo lo suficientemente rápido!

Tun tantan... TUN tan tan- Empiezan los tambores. Pero sé que aun soy incapaz de torpedear sus almas con ésta sed de guerra, de supervivencia. Sus débiles mentes son incapaces de sentir el latido de la muerte; la fiereza del jabalí que vive aun en éste cuero curtido. ¡Si tan sólo estuvieran un poco más cerca!

¡TUUUUN! Golpe seco. Volteo repentinamente a mi espalda donde debiera estar, tras del muro, Farastu. No sólo es fuerte en cuerpo ese desgraciado. Pero ésto es diferente- "V...tea ...e ....a...can d...sde l.. ...ca  ..r... .. ..i." Se ven mis labios moverse con un mensaje oculto.

Quizá así le de algo de tiempo al imbécil de Artho. ¡Si no necesitara de ellos para escapar todo sería muy diferente!

Ojalá no fueran necesarios para devolver la gloria de mi apellido.

"Voltea, te atacan desde la roca tras de ti." Digo al asqueroso bicho, intentando buscar alguna excusa creíble para engañarlo más adelante. ¿Será enemigo del demonio con látigo de fuego?

Maldición. No sé ni qué es.

No había conseguido dar al cancerbero, pero eso a ella ya le daba un poco igual. Estaba feliz. No había motivos, simplemente se sentía feliz. Le hubiese gustado coger a su osito por los brazos y dar vueltas y vueltas, pero la voz de su peluche la detuvo. Aún no habían terminado. No habían completado su misión.
Algo desilusionada, Aire meditó a quién debía atacar. El muñeco feo se había encarado con Arthos, pero el perrito malo seguía por allí. Y aún no había aprendido. Ya tenía objetivo.
Justo cuando iba a levantar la mano, escuchó la voz del tamborilero insultándoles. Le miró mal. En su cabeza, Aire se imaginó que se acercaba a él, le quitaba el dichoso tambor, se lo estampaba en la cabeza y Aristóteles, de un golpe, le mandaba directo al lago de lava. Sí, sería buen castigo.
Y hubiera ido a por Tyron si su oso no se lo hubiera impedido. Aire miró a la criatura y puso los ojos en blanco.
Oh, está bien. Al perrito, si, al perrito y volvió a levantar la mano.
Sus ojos se llenaron de oscuridad a la vez que recitaba extrañas palabras y movía el brazo haciendo pequeños círculos. Alrededor de su mano surgieron dos puntos de luz rojo, que no dejaban de girar. Aire empezó a reírse como una histérica chiflada, y bajó el brazo, apuntando con su puño cerrado en la dirección en la que estaba el perro. Estiró su dedo índice y los dos puntos de luz se colocaron en la uña de la joven. De allí, primero uno y después el otro, salieron volando, entrelazándose entre ellos y las piernas del caballo, hasta que impactaron contra el cancerbero