Partida Rol por web

El grupo se divide ignorando el consejo de Becky de mantenerse juntos para presentar batalla al cobarde amarillo, los nuevos prisioneros corren directo al infierno del que él trata de escapar, mientras que Becky parece volar directo a las fauces del demonio. –De un lado la muerte y del otro la muerte también, aunque con la exigua posibilidad de escapar, una decisión fácil- Sin perder el tiempo el guerrero se olvida de la dama que acaba de auxiliarle y que huye tras otra mujer, prefiriendo seguir a quien sin necesidad le unió al grupo en fuga. Apenas un par de zancadas le ponen al borde del rio de sangre hirviente. – ¿Y cómo piensas cruzar guerrero?-

El poder mágico que Kaevhas estaba concentrando en una nueva esfera helada, enseguida se disipó al ver a la maga abandonarlos en su disco. -¡Becky!- Exclama en un grito contenido. Al verla atravesar el ardiente lago.

Ella misma les había advertido de la necesidad de mantenerse juntos para aumentar las probabilidades de éxito. Y ahora ella les dejaba a su suerte en la orilla con un enemigo invisible al acecho. Kaevhas, avanzó unos pasos para acercarse a Tyron y Arthos. Su oído trataba de detectar el menor sonido que revelase la posición de Farastu. Instintivamente, levantó su lanza en una pose defensiva. -¿Qué hacemos ahora?- Pregunta casi de manera inconsciente. 

El mediano a escuchar a Becky vuelve corriendo con la sensación de que mil mosquitos han probado su carne ay ay ay ay! decía... con los brazos en alto y al encuentro de su maestro. Cuando llegó a él, le dijo Nunca debí separarme de ti...

Caminan en la oscuridad. Saben que no están solas porque cada una escucha la respiración acompasada de la otra. Pero hay una exhalación más en el ambiente. No es Fosco. El mediano no es tan grande como para lanzar suspiros tan largos, no tiene esa capacidad pulmonar. Tampoco pertenece a ninguno de los humanos reunidos en el lago de fuego, pues no las acompañaban al principio de la huida. Sea lo que sea lo que está ahí, se ha incorporado hace poco a la comitiva... ya sea como acechador o como perseguidor...

Miaaaaaaaau...

El maullido, por contra, suena lejano. Como una llamada. Pero ninguna de ellas sabría decir de qué dirección proviene. ¿Cómo orientarse en esta negrura? Hasta es posible que hayan caminado en círculos. De dar media vuelta, ni siquiera es seguro que logren volver a encontrar el gran lago de lava.

Ya, claro... ¿Cómo podemos estar seguros de que se ha ido? Quizás solo esté invisible, aguardando a que bajemos la guardia. Cuenta hasta diez. Después de eso intenta susurrarle algo. Si no te responde es cuando daremos por hecho que no está, y podremos tomar la ruta de la izquierda sin temor a desvelarle nuestra ruta de huída.

Casi suena a reproche, por los movimientos de Tyron al este, aunque fingiera una persecución. Sin embargo, por lo que conoce a la maga, su voz suena siempre igual de... borde. Al seguir el plan, Tyron susurra de nuevo a Farastu sin recibir respuesta. Tras hacer indicaciones a Becky, acuerdan retomar la huida.

El disco mágico se detiene a un puñado de yardas de la orilla. Becky no contesta. Solo observa la playa, quizás esperando que la lava haga ondas cuando el cuerpo invisible de Farastu intente nadar hacia ella. Quizás solo esperando a que Farastu se cobre su siguiente víctima en tierra. El silencio se hace eterno. Hasta que se interrumpe exabruptamente.

A la mierda con todo. Nos vamos.

El disco devuelve a su pasajera a la orilla. Becky toma al caballo de carga de Richard por las riendas y tira para guiarlo hacia su derecha, es decir, hacia el margen izquierdo del lago. No es buena jinete, y no se arriesgará a montarlo en este pedregoso e irregular suelo inseguro de cantos rodados.

Le dije a vuestra amiga rubia por dónde iríamos nosotros para salir de aquí. Si nos acompañáis, tarde o temprano Aire y la Chica Vómito nos darán alcance. Nos dirigimos a la zona por donde se fueron los...-consulta los nuevos apuntes de su libro-Varrangoin. Podemos rescatar a aquel hombre que se llevaron, el perro, y quizás encontrarnos con el gato que salió corriendo. Tanto animal... ¿Venís de algún tipo de granja en las nubes? Por cierto, no nos hemos presentado formalmente. Me llamo Becky. O ellos me empezaron a llamar Becky tras perder la memoria. Menos cháchara y más caminar.

El camino sigue paralelo a la luz roja que emite el lago, por veces ocultada tras las columnas basálticas más grandes, como en un funesto atardecer. Tras mucho caminar, y no menos cháchara por parte de Becky, aparece ante los ojos de los viajeros el primer cambio en el paisaje. Consiste solamente en una roca peculiar. Una geoda inmensa, de al menos una docena de pies de altura, con la peculiar forma de una calavera que parece miraros con desaprovación. Reposa en el suelo, en una bifurcación entre dos desfiladeros con paredes de basalto.

Becky consulta su libro, bajo la tibia luz roja, y lee en voz alta...

Según Giarno Visucci, el hijo de uno de los titanes de Orthys encontró una gran cueva por la que intentó escapar de su eterno confinamiento en el Cárceri. Halló una salida de la cueva, a un paisaje hermoso completamente distinto al de los eternos pantanos de Orthys. Maravillado, volvió atrás para compartir su descubrimiento.

Pero para su desgracia, su tío le estaba esperando en la caverna. Castigaría a su sobrino con la decapitación por desafiar a los dioses, ya que temía un castigo más terrible que la del exilio de toda su raza en Orthys. Pero el pequeño titán pidió su última voluntad... Trazó una flecha en el suelo para que su tío orientara sobre ella su cabeza mirando eternamente en dirección al Cárceri, su hogar, y le dijo a su verdugo que compartiera sus últimas palabras con todos aquellos titanes que nunca volvería a ver:

"Aún tras mi muerte, escucho a mi corazón dar latidos de libertad".

Estas enigmáticas palabras encierran el secreto de cómo salir de la caver... caven... caverna. La solución... al enigma es...

Dejó de leer, y miró confusa a los caminos que se abrían a izquierda y derecha de la macabra señal.

Lo siento. Cogí los apuntes en el borde de la página de un conjuro. Como no cabían mis notas, porque eran demasiado largas, fui haciendo la letra más chica y... Y ahora no entiendo lo que dice. Pero no importa. Alguno de nosotros sabrá descifrar las palabras del niño titán, ¿no?-mira esperanzada-¿No? ¿Ninguno? ¡Qué típico de vosotros, dejarme toda responsabilidad a mí! Pues más os vale que os estrujéis los sesos, porque solo uno de los caminos nos sacará de aquí.

Fosco miraba pasamado a la rubia... No tenía ni pajolera idea de lo que decía, pero lo curioso es que le intrigaba cualquier cosa que dijese. Igual le llevaba a Rufus, su amado perro, ¿quién sabe? Luego escuchó el relato, miraba fascinado la piedra basáltica hasta que al cabo de un rato se dio cuenta que antaño fue la cabeza de un titán y que ese titán era de los pequeños. 
Latidos de libertad... dijo
Hmmmm... el mediano se estrujaba los sesos, pero no hallaba la respuesta. Bueno, si yo tuviese que escuchar mi corazón... Este estaría a la izquierda, pero si nos mira a nosotros es la derecha... hmmm... no creo que sea tan fácil que sólo el corazón. Tiene que haber algo más, pero qué? se preguntaba la cabeza simplona del mediano... Un titán... a ver, a ver... que esta prisionero en carveri...
Hmmmm... aún escucho los latidos de mi corazón...mi corazón dar latidos de libertad... El corazón no es sólo un órgano, también es un dedo y una de los cuatro palos en la baraja de cartas, pero eso no ayuda.... El corazón también es el núcleo de algo, el centro. Igual hay que escuchar algo... 
y se caló súbitamente mientras cerraba los ojos para escuchar algo... y luego dijo igual está en sus oídos... y comenzó a inspeccionar sus oídos. El mediano lo miraba todo en busca de la solución. Necesitaba más información!!! Será así de sencillo? Será a la izquierda de donde mira el titán muerto? O por el contrario habrá algo más... el mediano dudaba y no solía hacerlo. En su cabeza solía coger la respuesta y decidir en base a un razonamiento "lógico" y demostrable, pero la única forma de demostrar su teoría era arriesgando...No tengo nada decía sentado de bruces. [B]Hmmmm[/B] musitaba... Si yo tuviese que decir algo diría a la izquierda. Si el titán nos mira a nosotros su izquierda. Si nosotros le miramos su derecha. Sería una buena forma de engañara a su tío y decir donde está la salida, tiene sentido. Es demasiado fácil y obvio. Tiene que haber algo más, pero debe ser eso... amenos que los titanes tengan en otro sitio el corazón...  

Fosco no escucha ni ve nada relevante...

La caminata había sentado bien a Leiath, se sentía más serena. Le había dado tiempo a recapacitar sobre la situación. No la gustaba el hecho que se hubiesen separado había ocurrido con anterioridad sin buen resultado, pero sabía que Flame era un mujer con carácter y nada ni nadie podía disuadirla cuando tomaba una decisión. Una pena.

Ahora seguían a una completa desconocida, confiando en ella ciegamente. Qué otra opción tenían?

La jóven bruja estaba inmersa en sus pensamientos cuando habladora hechicera se paró de golpe. Tropezó sin querer con Fosco, no sabía cómo pero el diblillo mediano siempre estaba en todos los sitios!

Perdón - dijo antes de quedarse bocabierta mirando la enorme calavera que se cernía sobre ellos. Escuchó las palabras de la tal Becky, y no entedió ni la mitad. Hala no la había bendecido con el don de la inteligencia y los acertijos no hacían más que incomodarla. Se giró hacia Onfale y Flame, que como era costumbre entre ellos, marchaban detrás de la bruja. Seguían teniendo la mirada algo perdida. Al fin de todo quizás podría hacer algo indirectamente para resolver el dilema que tenían en frente. Eligió a Alice ya que la había cogido especial cariño tras salvarla la vida y perder a su querido Trompicón.

-Alice, déjame que pida ayuda a mi diosa para aclararte un poco la mente, quizás asi veas alguna pista que no veamos el resto.

Tremens finalmente se había unido a la marcha del grupo que iba con el caballo y la rubia de Becky delante. Pero se tomó el tiempo para ir a recoger el arma que Farastu había utilizado para dar muerte a su propietario y causar tanto daño. De bien seguro que si llegaba el momento la podría vender a buen precio o usar para atacar... si aprendía a usarla. También se guardó la espada larga de Richard y, tras sacar un carcaj de su morral, recargó las flechas usadas durante el combate para guardar otra vez el carcaj de repuesto.

Cuando la parlanchina de Becky se presentó aprovechó para añadir.

-Yo soy Tremens, bienvenidos al puto infierno.-Al menos volvemos a ser suficientes como para que las desgracias les pase a los otros.

Luego adoptó la última posición del grupo y fue avanzando mirando atrás de vez en cuando, no terminando de creerse libre de Farastu tan fácilmente. Ni cuando llegaron ante la calavera. Sin muchos miramientos se las apañó para ascender hacia la parte más alta de la misma para lanzar un vistazo a uno y otro camino.

-Tras su muerte... tras él. ¿Cual de los dos caminos termina perdiéndose tras él? ¿Dónde hay una gran montaña que pueda albergar una "gran cueva"?

Los dos caminos se pierden en la oscuridad, a espaldas del... tras el cogote de la calavera. Tremens: nuestro grupo llegó aquí por una madriguera de un promontorio de tierra, no por una gran cueva. Orthys es un pantano salpicado de grandes picos rocosos, como el propio monte Orthys, hogar de la mayoría de titanes exiliados. Pero el monte Orthys y el promontorio por el que nos metimos están a millas de distancia. Lo que trato de decir es... ¡Deja de hacer preguntas retóricas al azar y ponte a resolver el enigma! Nuestra vida depende de ello.

Alice, allí tienes a Trompicón.- Le dijo señalando al caballo de carga del descabezado.

La maga miro con desprecio al caballo. Ese no llega ni a la altura de las herraduras de Trompicón. Pero luego se fijo en las alforjas del caballo. Umm, puede que sea interesante. Becky si te molesta el caballo puedo llevarlo yo. ¿Cómo se llama?

-Alice, déjame que pida ayuda a mi diosa para aclararte un poco la mente, quizás así veas alguna pista que no veamos el resto.

Gracias Leiath, eres una gran amiga, tu diosa siempre nos ha ayudado a salir de los momentos más oscuros. Ciertamente sin la ayuda de la bruja de Hala ninguno de los que estaban en la cueva abrían seguido vivos. Pero el toque de la bruja no le ayudo a resolver el acertijo, lo que el pequeño Fosco decía era lo mas sensato. Si, si la calavera mira hacia nosotros su corazón estará en el lado derecho…

-Yo soy Tremens, bienvenidos al puto infierno.-

Hola Tremens, y hola al resto de gente que no conozco. Soy Alice Lignan, gran maga, atacante de la Torre de Stabcrow, superviviente de la villa de Vor Ziyden y salvadora del pueblo de Lechberg, aunque del pueblo solo salvamos a parte de la gente. Ciertamente la maga estaba fanfarroneando con títulos que nadie le había dado, al mas puro estilo del feriante. Y ciertamente mis compañeros y yo ya hemos estado en el infierno, un infierno blanco y húmedo lleno de lobos, sangre y destrucción.

Me he equivocado de conjuro? - pensó la bruja al escuchar los títulos que se atribuía Alice. Se miró las manos por si había cogido mal algún componente... nada, bueno a lo mejor era una estrategia tan brillante que se le escapaba a la jóven devota de Hala.

Volvió su mirada a Tremens.

-Yo soy Leiath, sanadora de la diosa Hala. Caimos a este lugar por un enorme agujero asi que bien podría tratarse del infierno. Dónde estamos exactamente, perteneceis vos a este  extraño lugar? Que nos espera a la salida, si damos con ella?

Y..., hablando de la salida, no soy muy buena descifrando enigmas, pero puedo daros mi opinión. Yo iría por el que el pequeño Fosco está señalando con tanto ahínco; el camino a nuestra derecha, mirando de frente. Sería lo lógico, si elegimos el lado del corazón con respecto al cráneo.

Que Hala nos asista.

Onfale caminaba dolido y escaldado. Tenía las mente ida, las piernas abrasadas y, al saltar, se había dado un buen golpe en la barbilla, haciendo que se mordiera la lengua. Por poco no se la partía en dos, ¡con las cosas que sabía hacer con ella!

Sus ojos se abrieron como platos, cómo sólo saben hacerlo los expresivos humanos de su tierra natal,  cuando la Bruja de Hala usó su magia en Alice dejándole de lado. Su mirada entrecerrada lo decía todo. Después estaba aquella maga rubia, con su libro sabelotodo, le daban ganas de decirle una cosa.

¡Cállate Becky!*

Caminó en silencio, siempre con el miedo de que su cabeza se separase de sus hombros como había visto hacer al Faratsu con aquel fornido caballero. Entonces se encontraron con aquella majestuosa calavera y el dilema de qué camino escoger, basándose en un acertijo. Lo hubiera apartado de un manotazo si no fuer aporque ya una vez había resuelto un difícil enigma.

- Parece demasiado sencillo.- Esa fue la gran aportación del perfumista. Se apretó las sienes como exprimir su cerebro y sacar alguna idea. Antes era una dulce y jugosa naranja, llena de aromático zumo. Ahora no no contenía más que paja.

-Mi nombre es Onfale, perfumista de profesión.- Se presentó al malhablado Tremens.- Encantado. Le tendió su delicada mano en un exquisito movimiento. Su piel era suave y carecía completamente de vello. Se presentó a todos los desconocidos. Le parecieron una panda de maleantes, tenía buen ojo para ellos pues había tenido que tratar con muchos. Por eso no dijo nada cuando Alice fanfarroneaba como un pavo real. Quizás así lograra asustarlos un poco. En sus presentaciones dejó al último al enano. Normalmente no prestaría atención a un ser como aquel, pero la magia que evocaba con sus tambores le picaba la curiosidad.

- No pude evitar sentir reverberar tu magia en mi cuerpo. Es harto interesante. Yo manipulo la Divina Esencia a mi antojo.-  El TAM TAM del enano era una forma de maga mucho más burda que la delicada y precisa mezcla de esencias, pero aún así interesante a ojos del mago. Era intensa y brutal, acompasada con el latir del corazón. Aún lñe parecía escucharla, como un eco dentro de él.- ¡Espera!

"Aún tras mi muerte, escucho a mi corazón dar latidos de libertad"- Repitió las palabras de Becky.- Quizás fuera el eco.- El corazón de un titan puede que fuera lo suficientemente potente como para producir eco en los intrincados corredores de una caverna.- ¿Puedes hacer sonar tu tambor de nuevo, enano?

Flame frenó en seco tras escuchar la voz de Becky. Pero para cuando se quiso dar cuenta la oscuridad la había envuelto. Dio un fuerte paso hacia atrás y se giró ciento ochenta grados. Se dio cuenta que junto a ella estaba una de las mujeres del otro grupo, la loca que parecía hablar con un osito de peluche. No estaba muy agusto junto a ella, pero hasta ahora era más que probable que ella fuera su única esperanza.

El problema era la respiración que escuchaban, fuera de quien fuera estaba claro que no debía ser de nadie que fuera a ayudarles. Si fuera alguien del grupo, o incluso del desaparecido Viktor, ya habría hablado para llamar la atención de ambas. Así que lo mejor sería salir corriendo en la dirección que creían que estaría el grupo, y sobre todo tratar de bordear el lago de magma por la izquierda. Esas fueron las últimas directrices que le dio la maga antes de partir. Lo que no entendía es por qué había tardado tanto en reaccionar...

El trayecto desde aquella playa donde se enfrentaron al desparecido Farastu había transcurrido tranquilo pero tenso pues no tenían la certeza del paradero del carcelero. Pero, para suerte del grupo, no parecía que corriesen ningún peligro inmediato.

Tras un largo recorrido, llegaron hasta el siguiente punto que marcaba el libro de Becky. Una gigantesca calavera dominaba la bifurcación que se presentaba frente a ellos. Becky se detuvo para presentarse a los recién llegados y a continuación revisar sus notas y leer el enigma cuya repuesta los guiará por el camino correcto. El mago escuchó los nombres de los allí presentes y levantó una ceja con cierta suspicacia ante la retahíla de títulos a todas luces improvisados. Pero tan solo se limitó a devolver el saludo. -Mi nombre es Kaevhas.- Añadió simplemente a su saludo pues tampoco era momento para ponerse a compartir detalles personales. La pérdida de Richard todavía era reciente, un carcelero invisible podría estar acechándolos en este mismo momento y un enigma se interponía en sus esperanzas de escapar de Orthys. Escuchó las deducciones de sus compañeros mientras en su cabeza trataba de llegar a las suyas propias. Entonces fue cuando Onfale, el perfumista, propuso algo muy interesante. La curiosidad de Kaevhas lo había apartado de sus cavilaciones y se quedó expectante y atento ante el resultado del experimento.

Parece que pronto se iban a decidir por el camino a tomar. Antes de meterse  en un peligro aún mayor debían prepararse.

- Lo del eco también parece una buena idea, pero antes de despertar a ningún otro monstruo que habite en los pasajes, dejádme que cure vuestras heridas.

Leiath se fue acercando a aquellos que veía en peor estado. Sacó de su mochila unos pergaminos mágicos que fueron desapareciendo a la par que las heridas de los aventureros.

Apenas se había dado cuenta de la desaparición de su nuevo hijo. Aire, que caminaba con el osito cogido solo por uno de sus brazos, no veía absolutamente nada. Le hubiese gustado agarrarse a Flame, incluso montarse sobre su espalda y que la mujer de la verruga la llevase, pero cuando tendió su mano hacia ella, le dio un calambrazo. Asustada y dolorida, prefirió no volver a intentarlo.
Seguía a la rubia sin saber dónde se dirigía, más que nada porque era la única que había hecho algo cuando el muñeco diabólico se había vuelto invisible. Pero se estaba arrepintiendo, no le gustaba la oscuridad.
Justo cuando levantaba la mano para crear luz, lo que parecía un gato sonó cerca. Bueno, ella no sabía si había sonado cerca o lejos, pero lo había escuchado, y le recorrió un escalofrío por la espalda. Fue a decir algo, pero Flame giró y, sin abrir la boca, se dio media vuelta. Y Aire no lo vio, solo pudo escuchar y sentir a la rubia cambiando de dirección, imitándola rápidamente. Abrazó a su osito con fuerza.
¿Iremos a buscar al gatito, mi querido Aristóteles? preguntó mentalmente a su osito. Obviamente, como el oso era un dios, podía leerla la mente si él quería. Que le contestó el oso quedó sólo para Aire que, llena de nueva esperanza, se apresuró a alcanzar a la Señora Verruga.

Mientras el resto hablaba, sobre cual sería el camino correcto a seguir, Tremens había sacado las dos monedas que recogiera del suelo antes de partir... aquellas piezas que había vomitado el feo de Farastu. ¿Por qué coño lo hizo, acaso lo manda Casimuerto? Puuuuto resentido. A partrir de la próxima vez que lo encuentre lo llamarán Enterrado.

Ante la presentación de los recién llegados comentó.

-Alice Lignan...-Dice como paladeando el nombre-No sé como de grande serás como maga, pero te las apañaste bien en la caída, una tía lista.-Ya quisiera yo para mí ese infierno, nena.

Ante los modos de Leiath, el joven Tremens enarcó las cejas.

-Nada de voses, para ti Tremens.-Dice con una sonrisa pícara que subrayaban unos ojos de mirada intensa.-Hala... nunca oí hablar de esa diosa, pero si estando tan lejos puede concederte su gracia, sera poderosa... o tú especial para ella. Y en estos momentos estamos en un lugar muy feo e inhóspito, presumíblemente aquí mandan a quienes se lo merecen... no lo sé, yo simplemente nací aquí. En cualquier caso, lo que haya fuera siempre será mejor que la mierda que hay aquí.

Ante la mano que le tiende el tipo del pelo negro, Tremens se la choca con un sonoro splash. Viendo el gesto de desconcierto del tipo. Rectifica y estrecha su mano... uno siempre tiene que adaptarse a las costumbres de los recién llegados... es muy cansino enseñarles y no merece la pena.

-Perfumista... entiendo...-Dice con una mezcla de sorpresa y desconfianza. Una buena escusa para pegarse a tanta hembra, mmm parece un buen pretexto para acercarse a tanta hembra, parece que a él le funciona.

-¿Y cómo puede ser que cayerais del cielo, no visteis el agujero, estaba oscuro? ¿O corríais de algo? ¿O es una forma de decir que a pesar de que os sentenciaron a Carceri sois inocentes?

- "Corríamos" de un enorme monstruo...- Dijo Onfale entrecerrando los ojos ante la actitud de aquel hombre.- Pero a mí me empujaron abajo, no me caí.- Todavía recordaba cómo la gitana había ordenado a Víctor que le dejara caer.- Y luego ella le empujó a él...- Dijo más para sí que para que el desconocido entendiera.- Hemos cruzado los planos a través de las neblinas.- Sus palabras podían sonar misteriosas pero es que durante la caída había abierto su mente a nuevos conocimientos. Miró a Leiath ahora con dulzura.- Yo tampoco conocía a su diosa pero te aseguro que acabarás adorándola como yo, y sobre todo a su dulce servidora.