Partida Rol por web

Flame no tenía ni idea cómo el demonio había sido capaz de hacerse con el huevo llevándose tan solo un arañazo, pero no iba a ser ella quien cuestionase tal acto. Si lo había conseguido había que alegrarse, y ahora había que cumplir el siguiente paso, y era devolvérselo a la dragona que lo estaba buscando, para que una vez que ellos cumplieran su parte del trato, ella hiciera lo mismo. ¡Vamos! Dijo a sus compañeros, no hay más tiempo que perder.

- ¡Esper...!- Su gritó se ahogó cuando Tybalt desapareció en la oscuridad. ¡Qué valentía! La diferencia entre tener o no gónadas masculinas. Las testosterona hacía al hombre audaz, valiente y alocado. Onfale, por su parte, obligado a ser un medio-hombre, había sido forzado a un carácter más reflexivo, a desatrrollarse un punto intermedio entre la pasividad de una mujer y la iniciativa de un hombre. Los minutos se le antojaron eternos hasta que la enorme figura del semidemonio volvió a dibujarse a la luz del medallón de Jadewo.

- Buen trabajo, sí señor.- Tybalt apenas tenía unos rasguños. Pero la mirada del perfumista apenas se dirigió a ellos pues sabía que Leiath podría hacerse cargo de ellos. Su mirada codiciosa se plantó de lleno en el maravilloso huevo de dragón. los reptiles no le desagradaban y por ello había elegido a un lagarto como familiar. ¿Qué sería de su Perezoso? Quizá pudiera quedarse con el huevo y criar él al dragón para que fuera su fiel compañero. Eso supliría la falta de intensidad de su magia. Ya no tendría que admirar las potentes bolas de fuego de Aire o la difunta Maga Roja.  Podría montar en su dragón y reducir a cenizas a todo aquel que se le opusiera.- No le deis el huevo a la dragona nada más la veáis.- Advirtió sobre todo lanzando una dura mirada a Aire y Leiath. Una por ingenua y la otra por buena eran un peligro.- El huevo es como un rehén, ¿lo comprendéis? Si se lo devolvemos puede que nos deje tirados. Si queréis puedo llevarlo yo.- Dijo cambiando el tono a uno mucho más meloso y que ocultaba sus verdaderos deseos. Después asintió a las palabras de Flame. Tenían que ponerse en movimiento rápido.

Y en poco tiempo slaió Tybalt, regresando de la gesta triumfante, otra vez como cuando logró hacerse con el brazo demoníaco. Al salir, mostraba las heridas de su espalda. Estas heridas, así como el sonido de un aliento le hizo pensar que tal vez lo que había dentro sería algún ser como un dragón. ¿Qué haría ese dragón encadenado con un huevo? Su situación apremiante no daba para perder tiempo en preguntar a la oscurdiad, tenía que darse prisa antes de que el ente que le dominara mentalmente antes regresara.

En cualqueir caso sacó su varita para curar las heridas de Tybalt, no quería que Leiath agotara todo su poder, ya llevaba un gran desgaste, y sería bueno repartir la carga de las curas, y así conservar su poder para lo que pudiera ser quenos encontráramos más adelante.

-Vayamos, me parece bien que lo lleves tú, Onfale.

No, a mí no me parece bien negó Aire refunfuñando. Lo primero porque es mi amiga, y debería llevarlo yo, y además seguro que yo soy más fuerte que Onfale. Y si no lo llevo yo, debería llevarlo Tylbat, que para eso lo ha sacado de la habitación. Se cruzó de brazos y se situó al lado de Tylbat. No estaba por la labor de que al perfumista se le cayera el huevo, y ella quería ser la heroína de la dragona para que su amistad fuera para siempre.

Para Rasputín había sido muy frustrante. Había acechado como un gato en la oscuridad mágica. El humanoide rojo se le había escapado de las zarpas. Por eso cuando ninguno de los presentes cerró la puerta, y el humanoide rubio y la humanoide morena se aproximaron al umbral, él para tocar con su varita la herida del hombro y ella mientras hablaba con vehemencia en un idioma desconocido, Rasputín se desquitó. Con en el más absoluto de los desprecios, la cría de dragón de muy mal perder escupió una llamarada por la puerta.

Cuidad...-Becky se apartó de la puerta, pero no llegó a tiempo para advertirles; las llamas rociaron a Tybalt, Jadewo, Aire y al huevo.

Y puede que Tybalt y el huevo fuesen resistentes al fuego, pero Aire y Jadewo no tuvieron tanta suerte. Sobrevivieron a las llamas, sí, pero no se libraron de unas cuantas quemaduras.

Vale, antes de seguir hablando de quién lleva el huevo y si es nuestro rehén o se lo damos a su madre, vamos a cerrar esa puerta...

La delgada cola de Becky, como un látigo cartilaginoso, palpó la hoja de la puerta y recorrió su de nuevo cálido metal hasta el pomo, se enroscó y tiró hacia sí.

¡PLAF!

La pesada puerta hizo un estruendo al cerrarse, y el injerto de cola de Becky se desenroscó para volver bajo su falda.

La bruja lanzó un suspiro cuando escuchó el golpe de la puerta al cerrarse. Se había llevado una soberana sorpresa al ver el resplandor del fuego. Pero tampoco había mucho tiempo para recapacitar sobre ello.

Sacó su varita de curación para unirse a Jadewo en la tarea de aliviar las quemaduras de los afectados por las llamas, y al pobre Onfale que llevaba con resignación una fea herida, y así poder ponerse en marcha cuanto antes.

Onfale no daba crédito a las insolentes palabras de Aire. Suspiró profundamente. Si no la necesitara por su poderosa magia la hubiera dejado en una guardería hacía ya mucho tiempo. Como si sus pensamientos pudieran hacerse realidad una llamarada fulminó a la niñata.

- No, no había ningún dragón.- Dijo, no sin cierta sorna, cuando vio que sus compañeros habían sobrevivido y Becky cerraba la puerta en un ataque de cordura. Tenía el voto en contra de Aire y un voto a favor de Jadewo. No le importaba asumir una decisión democrática a pesar de que por él hubiera cogido el huevo sin más. No se iba a oponer a que lo llevara Tybalt pero no se fiaba de que Aire, tratando de agradar a su nueva amiga, soltara el huevo a la mínima.

- Muchas gracias y alabada sea Hala.- Contestó el perfumista al cálido gesto de Leiath.- No perdamos más tiempo. 

Onfale, el huevo lo cogió el tiflin, luego lo lleva él. Dijo sin comprender por qué el eunuco quería trasnportarlo si la mayoría sabía o se imaginaba que no era capaz de corresponderse con semejante carga. 

Flame decidió echar a andar y confiar en que todos le siguiesen. Debía volver a bajar a las mazmorras, pues esa era la única salida posible de la torre.

No llegó a escuchar la advertencia de Becky. Sólo vio una luz roja en la oscuridad de la habitación. Abrió la boca con sorpresa y casi fue demasiado tarde cuando se dio cuenta de lo que era. Una llamarada de a saber qué criatura iba hacia ellos. Saltó hacia un lado, pero no con suficiente agilidad. Las llamas lamieron su piel, le produjeron ampollas rápidamente.

¡Aissh! gritó Aire, quejándose. Podía haber sido mucho peor, le dijo Aristóteles, pero eso no le consolaba.

Jadewo también se vio sorprendido por las llamas, pero acostumbrado a su suerte de los últimos meses, sus instintos se habían vuelto muy finos, de no ser así posiblemente ya no seguiría respirando, con lo cual pudo eludir la peor parte de las llamas.

Con la puerta cerrada, el joven usó su varita con Aire y sobre si mismo antes de guardarla.

- Tybalt se ha ganado entregar el huevo, si así lo desea. Vayamos.- Dijo poniéndose en marcha junto al resto.

Tybalt asintió y cogió el huevo en brazos. Volvieron a las escaleras de caracol y empezaron a bajarlas en silencio, cansados y abatidos. Esta vez se mostraron mucho más vigilantes con el asesino de Alice. Seguía devorando al dragón que derrotó, pero de vez en cuando hacía una pausa para levantar su rojo y largo cuello y mirarles fijamente.

Cuando ya estaban casi abajo de todo, el dragón rojo dejó su aperitivo y empezó a caminar hacia ellos, cruzando la sala...

Ala...bado... sea Thoooooon...

Caos y destrucción en su nombre.

Todos los cerebros serán devorados por Thoon.

Becky se sentó en el peldaño, apoyando la espalda en el murete de piedra que hacía de barandilla, de modo que un nuevo aliento de fuego no le alcanzase.

¡¿Cerebros?! ¿Se refiere al comecerebros azotamentes de las mazmorras?

¡¡¡GROOOOOOAAAAAARRRRR!!!

Lu Nantika se encogió al lado de Becky, estremecida.

Si nos acercamos lo suficiente para que entren en el círculo de protección contra el mal, y el dragón rojo despierte, ese ilícido solo tendrá que tomar el control del dragón que mordió a Tybalt. Debemos cerrar el box del dragón rojo que luchaba con los avariciosos zovuts. O podemos pasar de él, correr todo lo que podamos y alguno de nosotros llegará hasta la dragona con la que sellamos el pacto.

Aire quiso alzar la mano para acariciar al dragón. Si tenía una amiga dragona, ¿por qué no tener un dragón también? Quizá era el padre del huevo que llevaba, ¡O quizá simplemente podían hacerse novios! Sí, a ella la invitarían a la boda, sería la que llevaría los anillos o algo así, lo que se hiciera en las bodas de dragones, ¡qué más daba!

Pero Aristóteles no la dejó. La advirtió que ese dragón era malo, exageradamente malo. Ya de por sí seguramente les atacaría con una poderosa llamarada o un buen mordisco, como para acariciarle.

Él la decía que tenían que huir. Ella quería quedarse. Y si se quedaba, era para protegerse y no morir.

Jad se agachó junto a los demás, tenían que ir por ahí para dar con la dragona y ponerla de su parte, pero era peligroso, muy peligroso.

-Perdo Ignem!

Pronunció el joven aferrando con fuerza su escudo.

-Lo entretendré, ir a por la dragona y ganaos su ayuda.- Dicho eso, con determinación, el joven guerrero arcano salió del refugio del muro para atraer la atención del dragón hacia otro lugar alejado de sus compañeros.

Dadme el huevo. Dijo mirando a Tybalt a la par que miraba el techo por donde podría dirigirse. Yo puedo acercarme hasta el box yendo por encima. Si tú le distraes es más posible que yo pase desapercibida y no me vea. Así podré acceder hasta la dragona y rezar porque se una a la refriega contra ese dragón controlado. Dijo confiando en que sus planes salieran como estaban planeando.

Es que habían perdido la cabeza? Enfrentarse a un dragón?!

- Jadewo, ni se te ocurra, ni entretenerlo ni nada de eso... Se te comerá!

Sabía que el guerrero era valiente y no le temía a nada, pero quedarse frente al dragón era un suicidio.

- Debemos correr todo lo que podamos a la dragona y devolverle el huevo, pero pongamos distancia entre nosotros, no nos vaya a pillar con su aliento.

Inmediatamente Leiath se puso a buscar la mejor ruta, alguna que pudiese contar con algo de cobertura. Había que abrir la jaula de la dragona cuanto antes.

Si Hala les abandonaba ahora estarían todos muertos.

- ¡Leiath! Jadewo sabe cuidarse solo.-El perfumista cogió de la mano a la Bruja de Hala llevándola hacía sí.- Piensa en la misión, ¡por Hala!.- La única manera de salir de aquel horrendo plano.- Hay que cerrar la jaula del otro dragón y abrir el de la dragona.- Flame podía hacer eso último y además llevarle el huevo.- ¡Moveos rápido!- Y al decir aquello Onfale sacó un pergamino y leyó su contenido. Inmediatamente una sensación estimulante, casi vertiginosa, se apodero del cuerpo de todos sus compañeros.

Yo también ayudaré. Me quedaré aquí y traduciré el plan a Lu Nantika.

Realmente... ¿cómo habrían sobrevivido hasta ahora sin la estimable ayuda de Becky? A su lado, el minotauro se transformó de nuevo en un Bar-Lgura. 

 Entonces, supongo que yo también ayudaré...

Cuando el joven dragón rojo vió salir a todos aquellos humanoides de detrás del parapeto, respondió como acto reflejo con una llamarada. Después de extinguirse el fuego, todos se mantenían en pie, sin ni una sola quemadura: era una ilusión de Laón. Aquella triquiñuela no volvería a engañar al sentido ciego del dragón, había que actuar.

Laón corrió, manteniendo las distancias con el dragón rojo. Tardaría un poco más, pero podría atacar al dragón por la espalda y ayudar flanqueando si Jadewo seguía vivo para entonces.

Desde las escaleras, Becky se asomó por la barandilla de piedra y conjuró un pegote de grasa bajo las zarpas del dragón, aunque eso no le puso en ningún aprieto, ni le hizo resbalar, ni caer.

Bueno... os lo he dejado a puntito. Ya solo tenéis que rematarlo.

Antes de atacar directamente al dragón, pues lo que quería era entretenerlo y ganar tiempo, el joven usó nuevamente su rayo de fuglor verdoso, con el objetivo de debilitar a la bestia... el haz de luz verde alcanzó de lleno la figura carmesí, pero para sorpresa del joven, la energía mágica que conformaba el rayo se diluyó al alcanzar el cuerpo del dragón, resbalando sobre sus escamas sin efecto alguno.

El rostro del joven se ensombreció ante tal suceso, pero no por ello retrocedió paso alguno.

El mago apretó el culo para controlar el hormigueo que el efecto de su conjuro le provocaba entre las piernas. Ahora que ya estaban dopados era hora de actuar. Salió disparado hacia la palanca que cerraba la jaula del otro dragón para no tener dos enemigos a los que enfrentarse.

- ¡Flame, a por la dragona!- Esperaba que Leiath y Aire se mantuvieran a una distancia segura.