Partida Rol por web

Cuando sintió el segundo zarpazo, Leiath se replanteó el pedir a Hala que liberase a Melniir. Quizás la enorme bestia podría librales de las gárgolas en un santiamén.

Así que de repente, frenó en seco, rezó a Hala por protección y volvió a la carrera para ayudar a la dragona, quejándose todo el trayecto por haber sido tan tonta y no haberlo hecho antes.

El guerrero arcano dio un sablazo a la gárgola que estaba con Becky y reanudó la marcha, pasando por el lado de todas las gárgolas que acosaban a sus compañeros para atraer su atención, y ataques, y le siguieran a él...

... el golpe alcanzó a la gárgola de golpe, pero sin ser potenciada mágicamente no logró causar daño verdadero a la criatura. A pesar de ello el guerrero continuó con su marcha hacia el templo.

-¡Vamos, vamos!

No le gustaba como se estaban dispersando. ¿Y qué diablos hacían Aire, Flame y la dragona? Se quedó más tranquilo cuando vio a Leiath conjurar un hechizo sencillo pero que podía ser efectivo. Ahora debía preocuparse "sólo" por su seguridad y la de Laón. Decidido a conservar con vida al único demonio que podía ayudarles en su tarea se dirigió, junto con su otro yo, a ayudar al Bar-Lgura. Cuando llegó pro la espalda de una de las gárgolas que acosaba al artesano le metió el estoque entre omóplatos lo más profundo que pudo con cuidado de no atravesar a Laón por el otro lado.

Jadewo logró atraer la atención de las gárgolas, con lo que Tybalt pudo ir a socorrer a su estimada sacerdotisa y Becky pudo huir miserablemente, hasta Leiath y la esclava. Lu Nantika no se atrevía a avanzar más sola, y además parecía que la sacerdotisa estaba haciendo algo... El campo protector de Leiath no le sirvió de nada. Hala solo ayuda a los que se ayudan a sí mismos, y la gárgola venció su magia para atacar sin compasión a Leiath.

Onfale dió muerte a una de las dos bestias que atacaban a Laón, demostrando que se les podía matar, pero pronto siguieron al eunuco y su copia ilusoria otras dos gárgolas. Una se unió al hostigamiento a Laón, la otra embistió con su cornamenta de piedra al Onfale falso, fallando por mucho y teniendo que aletear con fuerza para volver a recuperar altura y no estrellarse contra el suelo.

Gracias por la colaboración, humano...-dijo Laón a Onfale-Supongo que no me podéis dejar morir todavía, ¿verdad?-mencionó, antes de llenarse la boca con las piedrecitas del brazo de otra gárgola desmenuzado por su mordisco.

Y algo más retrasado... Jadewo se había quedado solo. Cuatro gárgolas cayeron sobre él, aleteando como una bandada de buitres que deboraban un cadáver. El metal que le protegía palpitaba como un gong cada vez que la piedra golpeaba, y por puro azar, alguna zarpa logró herir al hermoso y heroico joven que ahora estaba rodeado.

El guerrero danzaba entre las garras pétreas de las criaturas aladas, manteniéndolas entretenidas, plantándoles cara. Estaba rodeado y parecía que aquella sería su particular batalla, ganando tiempo para que el resto de compañeros llevaran a buen puerto la empresa que les llevara ahí. 

Con determinación aceptó el desafío.

-Continuad, no os preocupéis, os alcanzaré más tarde.-Alcanzó a decir rodeado de piedra viviente.- ¡Muto Vis!

Con esas últimas palabras el filo de la cimitarra adoptó un reflejo azulado, ahora la magia del guerrero embriagaba el filo. Y con determinación, lanzó sus ataques contra la más dañada de las criaturas...

... con la magia del guerrero reforzando la cimitarra, este logró deshacerse de una de las criaturas, y se mantuvo preparado para hacer frente a las otras tres.

-¡Veamos si soys de arenisca o granito, aquí me tenéis!

Onfale asintió a Laón dando por entendido que ambos sabían lo que había. Eso no quitaba que no pudieran formar un buen equipo mientras el destino que les ponía por delante Hala les hiciera coincidir en el camino. ¿Para qué cambiar algo que funciona? El mago volvió a escurrirse por la espalda de otra de las gárgolas más afectadas por los ataque del demonio para acabar con su miserable vida lo más rápido posible. Esa era su forma de ser misericorde.

La respuesta de la dragona no era la respuesta de una buena madre. Si Aristóteles estuviera en riesgo de muerte, haría todo lo posible, aunque eso implicara enfrentarse a un demonio como Orkus.

Pero no era su mayor problema. Flame corría a su lado, y eran perseguidas por dos espectros que no tardarían en darlas alcance. Estaban allí, podía notar cómo sus ojos se posaban en ellas y deseaban su muerte. Y no sólo eso, si Orkus acababa con la dragona mientras los espectros luchaban con ellas, le daría tiempo a alcanzarlas y darles caza.

¡No podemos correr mucho más! gritó Aire a Flame, mientras no dejaba de lanzar sus zancadas para abarcar la mayor distancia posible.
 

Leiath siguió corriendo pese al intenso dolor producido por el ataque de la gárgola. Su objetivo aún no estaba a la vista, así que no había tiempo que perder.

Que le siguiese esa apestosa ave de rapiña, ya verás qué sorpresa se iba a llevar ...

Becky miró atrás, por encima de su hombro, justo a tiempo para ver a Jadewo acabar con una de las gárgolas y seguir luchando para plantarle cara a las otras tres.

Madre mía... ¿Jadewo no es lo más heroico que habéis visto en la vida?-susurró a las otras chicas, pero Lu Nantika no la entendió porque Becky usó el común-Me hace palpitar el corazón...

Onfale logró acabar con otra gárgola en el mismo campo de visión y al mismo tiempo, pero Becky no lo encontró lo suficientemente viril. Laón continuó luchando fieramente contra la otra gárgola que había cerca, mientras por encima de su cabeza, en lo alto, una de las bestias mágicas maniobraba en el aire para volver a atacar.

Leiath, Lu Nantika y Becky empezaron a subir los escalones de la catedral, perseguidas por la única gárgola, por lo visto hasta ahora, de penetrar en su santuario de protección. En el último instante, cuando la garra insidiosa de piedra estaba a punto de agarrar a Leiath, Tybalt se interpone y recibe el impacto.

 No permitiré que vuelvas a hacer daño a Leiath...-dijo con voz amenazante mientras propinaba un tajo en el tórax de piedra.

Las chicas siguieron subiendo escalones. El pórtico era lo suficientemente ancho como para que la gárgola blanca no pudiese placarlas a todas. Y entonces...

Brrrrrrrrr...

Las alas de la gárgola blanca se hicieron más amplias, hasta taponar todo el hueco de la puerta. Su talla cincelada en curvas femeninas empezó a hacerse más abrupta y grande...

¡No es una gárgola! ¡Es un elemental de tierra!-exclamó Becky, antes de propinarle un golpe de cola en lo que podría ser la cabeza.

Ahora sí. Había llegado el momento. Aire y Flame se miraron mútuamente con mirada cómplice. Aristóteles miró al cielo, resignado. Los espectros volaban directos hacia ellas, y ellas se pararon en seco y contraatacaron...

Onfale estaba aprovechándose del aspecto más amenazador que ofrecía Laón a las gárgolas para cebarse en ellas con su estoque mágico. El eunuco no era muy buen combatiente pero sabía aprovechar las ventajas que su aspecto refinado le daba. De nuevo volvió a colocarse a la espalda de la gárgola que seguía acosando al demonio que debía proteger y le clavó el estoque sin piedad alguna.

- ¡Cuidado con esa!- Advirtió al demonio para que se preparara para un ataque desde las alturas y de máxima potencia. Un rápido vistazo a cada lado le permitió ver que los demás estaban en apuros también. Jadewo luchaba con bravura contra tres contrincantes y Leiath, protegida por Tybalt, se enfrentaba a la gárgola albina que ahora resultaba ser un elemental de tierra.

La magia volvió a apoderarse del cuerpo de Aire, y sus ojos negros hicieron acto de presencia. ¿Qué eran dos espectros? Nada con lo que ellas dos no pudieran.

Acabemos cuanto antes, Orcus no creo que se demore mucho con la dragona mostró sus pensamientos a Flame, que sujetaba a Ayash como si le fuera la vida en ello, o al menos eso le parecía.

Con rapidez, sacó del interior de sus mangas un poco de guano mezclado con azufre. Era una oportunidad perfecta y además haría una mención a la difunta Alice. No se podía decir que se llevaran bien, pero eran las dos únicas que podían entender el  poder destructivo del fuego.

Y sopló la bola de guano, que cuando se alejó de su mano, creció y se convirtió en una inmensa bola de fuego. Iba directo a por los espectros que podían intentar esquivarlo, pero las llamas darían color a su piel casi invisible.

Jadewo mantuvo su posición ante la adversidad, era su papel, atraer a tantos enemigos como pudiera y descargar de su atención al resto de compañeros. Continuó el combate centrándose en su defensa, valía más tenerlos entretenidos y aguantar que matar más rápido... pero arriesgarse a morir antes de lograr su objetivo.

... de nuevo el ataque con su cimitarra imbuida con su magia logró herir a la gárgola que tenía como objetivo, pero en esta ocasión no bastó para terminar con su enemigo. Aún.

De pronto, Leiath dió media vuelta y corrió en dirección contraria. Corrió tan rápido, que pasó junto a Onfale y Laón. Tan rápido que pasó de largo a Jadewo y se perdió en la lejanía del horizonte.

¿A esta qué le ha dado?

Mientras Leiath iba a buscar a la dragona, la lucha continuaba. Onfale no logró matar esta vez a la gárgola que quedaba, pero la dejó lo suficientemente herida como para que Laón terminase el trabajo y subiese las escaleras. En ese momento, la espada de Tybalt y la cola de Becky acababan con otra de las gárgolas.

¡Bien!

¡POOOOM!

Uno de los puños del elemental aplastó a Becky, que quedó tambaleándose sobre sus delgadas piernecitas.

¡POOOOOOM!

Otro de los puños cayó sobre Laón, pero su cuerpo resistente amortiguó el golpe.

Mientras tanto, Jadewo seguía luchando con tres gárgolas. La herida por él cerró sus mandíbulas de roca tratando de morderle, pero al hincar la espada del joven héroe solo logró romperse algunos dientes. En cuanto a Onfale, su doble y él permanecían en tierra de nadie, hasta que la última gárgola descendió y terminó con la última ilusión. Esta vez Onfale no podría ayudarse en nadie para flanquear.

¡KABOOOOOM!

Una gigantesca explosión tuvo lugar delante de las narices de Leiath en su retirada, con la inconfundible marca de Aire. Cuando la sacerdotisa pudo volver a abrir los ojos tras el destello, pudo distinguir a lo lejos a Flame y a Aire, y a un par de espectros que volaban en la dirección de las chicas. El espíritu que atacó a Flame, en fase durante la explosión de la bola de fuego, y por tanto ilesa, lanzó un manotazo al aire que casi roza a Flame. Pero el puño del otro espectro atravesó el pecho hasta el corazón de Aire, que sentía cómo se marchitaba.

A pesar de su combate contra las pétreas criaturas, el grito ahogado de dolor de Becky llamó la atención del guerrero. Aquella criatura era un adversario temible. Tenía que ir para sumar esfuerzos... El joven blandió otra vez la cimitarra contra la gárgola herida, centrado en su defensa, un impacto menor magulló más a la criatura mágica, pero en lugar de quedarse ahí y terminar con ella, Jad se acercó a sus compañeros...

-¡Aguantad!

Por las barbas de mi abuela! Aquel resplandor no podía significar nada bueno. Efectivamente también sus dos compañeras parecían haber encontrado más guardianes de la Rosa. Unos que quizá ni la dragona pudiese vencer fácilmente.

Agradecida de haberse dado la vuelta y tener la oportunidad de evitar la muerte de sus amigas, siguió corriendo a toda velocidad hacia la contienda.

Aire notó como el frío se instalaba en su corazón, pero lo rechazó todo lo que pudo dando un paso atrás. Se llevó una mano al pecho de manera inconsciente, y fulminó con una mirada de odio al espectro al que se enfrentaba. Sabía que ella no era una guerrero, pero su magia muy poderosa, y seguramente tras esa bola de fuego, poco le quedaría para desaparecer del lugar.

Se echó para atrás y decidió que la bola de fuego esta vez no era la mejor idea. Alzó la mano, y su lanza sónica fue acompañada de un grito de rabia.

Las gárgolas caía pero también caían ellos ante el formidable enemigo que suponía ese elemental de tierra. No podían permitir que Laón cayese, pasase lo que pasase o todo habría resultado en vano.

- ¡LAON!¡¡Sal de ahí!- Ahora que sólo le acosaba una gárgola Onfale aprovechó para acercarse más a la catedral siempre teniendo cuidado de no interponerse en el radio de acción de aquella mole de tierra. Conocía bien a los elementales de tierra y, si tenían la suficiente edad, podían resultar muy poderosos como estaba demostrando. Ahora necesitaban a Jadewo y a Tybalt, pero el primero seguía manteniendo lejos a tres gárgolas. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de sus compañeros volvió a doparlos con uno de sus conjuros. Esta vez echó el resto de sus fuerzas en él. 

- Vammmmm, Svadishthana āśutvam.-  Se dejó llevar a un estado místico provocado por la dulce esencia de regaliz en la que había untado los dedos. Sus dedos adoptaron el mudra correspondiente y el conjuro quedó finalizado. El corazón de pronto comenzó a latirles a un ritmo mayor y un chute de adrenalina les recorrió todo el cuerpo. Era ahora o nunca. Tenían que conseguirlo.

Estoy bien, Onfale. Creo que puedo aguantar un poco más...-dijo Laón, mientras continuaba luchando.