Partida Rol por web

Puede que Onfale hubiese dejado atrás a una de las gárgolas, pero era una gárgola tenaz, que le persiguió para golpearle con sus zarpas, y comprobar si este Onfale se esfumaba con la misma facilidad que sus copias.

Pues nosotras no estamos bien... Ay... Vamos, Lu Nantika...

Becky cogió de la muñeca a la esclava y tiró de ella escaleras abajo hasta llegar a la altura de Onfale. Allí, con Onfale flanqueando por un lado y la larga cola de Becky agitándose en el aire, la gárgola no sabía a qué atenerse. Onfale veía todo aquello con preocupación... sus ataques incisivos y furtivos eran más efectivos contra bestias mágicas como las gárgolas que contra un elemental sin órganos internos ni puntos vitales a los que apuntar.

La lanza sónica de Aire atravesó el cuerpo del fantasma sin hacerle daño, al igual que la espada de Flame con el otro espectro. Flame imitó a Aire y también se acercó cinco pasos más en dirección a Leiath. Leiath seguía corriendo y corriendo, pero aún estaba demasiado lejos como para intentar nada.

Los dos espíritus hundieron sus manos en los cuerpos cada vez más fríos de Flame y Aire, drenándoles su juventud, sus fuerzas, marchitándolas por el puro placer de hacerlo...

La situación era desesperada, muy desesperada, el grupo se había fragmentado Aire y Flame se habían quedado para ayudar a la dragona, Leiath los había dejado, ahora sin el aura de Flame ni la gracia de Hala, la cosa se había complicado en extremo. Más teniendo presente la dureza de esos guardianes. Tenía que llegar junto a Onfale, Tybalt y el demonio para intentar poder tirar para adelante con la misión.

Repitió su última acción, atacando a la gárgola herida y avanzando para reducir la distancia contra aquel ser pétreo... la gárgola ya muy debilitada por los ataques prévios cayó desmenuzada en bloques de piedra inertes sobre el suelo del campo de batalla y Jadewo ya estaba acercándose otra vez para ayudar a sus compañeros.

Aún de lejos Leiath se daba cuenta de lo mal que estaban las chicas al sufrir el horrendo toque de esos espectros.

Porfavor, Hala, qué llegue a tiempo, no permitas que se las lleven estando tan cerca de nuestra meta.

Aguantad, aguantad!- decía mentalmente sin perder velocidad

Cada vez que escuchaba uno de los atronadores golpes que daba el elemental de tierra Onfale encogía el cuello y apretaba las nalgas. No iban a poder aguantar allí mucho tiempo y, sobre todo, no podían perder a Laón por nada del mundo. El perfumista volvió a instar a Laón a retirarse, esperanzado en que esta vez le hiciese caso.

- ¡Sal de ahí, YAAAA!- Pero el mago tenía sus propios problemas. una de las gárgolas se había encaprichado de él y era hora de enfrentarla. Envalentonado el efecto del conjuro lanzado sobre sí mismo lanzó dos veloces estocadas con su estoque cruzando la cara de piedra de su enemigo. Necesitaba acabar con ella para tratar de ayudar a Laón y entrar en la maldita catedral para acabar el trabajo.

Su energía se apagaba cada vez que el espectro alcanzaba su corazón con la garra. Aire sabía que todo acabaría si no conseguían acabar con esos espectros que estaban siendo tan mortales.

Notándose cada vez menos poderosa, dio un paso atrás. Alzó las manos y entre sus dedos unas chispas nacieron hasta formar un poderoso rayo que fue hacia el espectro.

Jadewo mató a una gárgola, otra estrelló y se rompió sus zarpas de piedra contra el escudo regalo de Kyaransalee. Avanzó un poco más perseguido por la bestia mágica. Arriba, en el cielo, otra más amenazaba con descender sobre él.

Onfale y Becky, por muy mal que se llevasen, trabajaban muy bien juntos. Por supuesto, como siempre pasaba con Becky, el eunuco era el que se encargaba de hacer casi todo el trabajo... pero un golpe suertudo con la cola de látigo desorientó a la criatura.

Pero la batalla decisiva se libraba en la bien defendida puerta de la catedral. Laón, malherido, retrocedió como Onfale le había indicado. Tybalt, por contra...

 ¡Atacadle a distancia! Yo le mantendré ocupa...

¡BOOOOOM! ¡POOOOM!

¡Tybaaaalt!-gritó Lu Nantika al ver al tiflin desaparecer bajo los dos puños del elemental de tierra.

Tybalt había muerto. Su equipo había sido inutilizado. Incluso ante la vana esperanza de resucitarle algún día, sus órganos habían sido licuados por la presión y sus huesos reducidos literalmente a polvo.

Leiath siguió corriendo, pero todavía estaba muy lejos. Aún así, el espectro que luchaba con Flame se quedó quieto un momento, mirando por encima del hombro, a la muchacha que se acercaba. Del cuello de Leiath colgaba un emblema, el emblema de Hala.

El espectro tembló, no se sabe si porque reconocía el símbolo sagrado o porque sospechaba ante cualquier medallón que su portador podría ser un clérigo.

Por desgracia para Aire, el fantasma que la atormentaba debió pertenecer a algún bersérker bárbaro, porque no cesaba en su hostigamiento. El sonido de la magia de la joven hecha lanza no fue tan poderoso como Aire estaba acostumbrada. Y entonces, la hechicera fue golpeada por el toque de la muerte del espectro de nuevo.

Jadewo, dirigiéndose tan rápidamente como pudo hacia la entrada al templo para ayudar a sus compañeros pudo ver como fenecía Tybalt, siempre fiel y valiente, machacado por los enormes puños del gran elemental. ¡Aquel ser era demoledor! Aún así había una misión para cumplir... tal vez pudiera entretener a la criatura el tiempo necesario para que Onfale y Becky llevaran a dentro a Laón y rompieran la Rosa.

Avanzó unos pasos más, aprovechando que la gárgola parecía aturdida y la otra estaba en los aires, y descargó un rayo verdoso contra el colosal elemental... esa era de las últimas energías arcanas que le quedaban al caballero arcano... 

-Onfale, Becky, llevad a Laón dentro para terminar la misión, ¡aprovechad la velocidad del conjuro!¡La misión!

Flame sentía como su cuerpo se iba poco a poco marchitando por culpa de las caricias de aquellos espectros. No podía creerse que su final iba a estar tan cerca cuando por fin parecía que iban a poder escapar de allí. Apunto estaba de tirar la toalla cuando vio aparecer a Leiath. No sabía que podía hacer ella en aquel momento, hasta que vio el símbolo sagrado de Hala y comprendió que se encontraban ante espectros, criaturas probablemente muertas y por consiguientes, vulnerables al poder de su dios. Era hora de insistir y seguir luchando, era hora de terminar con ellos.

La bruja solo frenó su avance cuando estuvo segura de que los espectros pudiesen ver el símbolo de Hala.

Su respiración estaba agitada por la carrera, pero gracias a la fé ciega que tenía en el poder de su diosa, consiguió controlarla para poder dirigirse a los espectros en voz alta y firme.

- Alejaos, malditos espíritus! Huid ahora que podeis como las ratas que sois, si no quereis encontraros con la ira de la Gran Hala!

- ¡Nooooooo!- La muerte de Tybalt suponía un duro golpe para el eunuco, quien se había encaprichado por segunda vez de él. Tenía planes de futuro para el semidemonio, como salvarlo de su esclavitud y así tenerlo en sus garras de por vida, pero era la segunda vez que lo perdía. Ahora no había nada más entre ellos y el elemental, entre ellos y la muerte, el fracaso de su misión.

- ¡Está taponando la entrada!- Gritó a Jadewo incapaz de ver un resquicio por el que tratar de meter al maltrecho artesano demoníaco al interior de la catedral. Uno de los rayos debilitadores del guerrero arcano impactó en la enorme mole de tierra. Desde luego sería una ayuda pero seguía siendo un enemigo demasiado fuerte para que Onfale pudiera enfrentarse a él, más ahora que el mago había perdido la protección de sus dobles ilusorios.- ¡Dispersaos!- Haciendo caso a las últimas palabras de Tybalt el perfumista trató de poner espacio entre ellos y el elemental de forma que éste tuviera que moverse para atacarlos y aprovechar eso para poder entrar en la catedral.- ¡Tú conmigo, por este lado!- Le dijo a Laón esperando que Lu Nantika y Becky hicieran lo propio por el otro. Jadewo no tardaría en llegar.

- Sambha Kshammmmmmm, Ajna Piṣṭāni Yiótis.- Las palabras sáncritas pronunciadas por Onfale iban acompañadas de gestos ya familiares de los que le acompañaban. Un polvo brillante y amarillo se materializó en su mano que había adquirido el mudra Chaturam. Sopló y el polvo brillante y molesto envolvió al enorme elemental. Si conseguía cegarlo sería mucho más fácil atravesar su portentosa defensa de la puerta de la catedral.

Onfale aprovechó que la gárgola estaba un poco idiota para correr en una dirección. Laón le siguió, no si antes soltar un manotazo a la bestia mágica alada. En dirección contraria, Becky se movió hacia la derecha. Su cola se agitaba accidentalmente en el aire con el trote, y un golpe de suerte se enroscó en la gárgola y la empujó hacia el suelo, haciéndola añicos.

¿He matado a la gárgola? ¡Yuju, soy útil!

En tierra de nadie se quedó Lu Nantika, aún llorando la muerte de Tybalt. Becky enroscó su cola en la muñeca de la esclava y tiró de ella para que andase también hacia la derecha.

Venga, Lu Nantika. Arreshe ouwa oktorp lagratt xivre-dijo, tratando de que la otra chica se apurase.

Justo entonces llegó Jadewo, perseguido por las dos últimas gárgolas. Mientras, al elemental envuelto en purpurina no le afectó el conjuro de Onfale, pero si no tenía a nadie quién machacar cerca, debería de moverse. A lo largo de seis largos segundos, el poderoso guardián replegó su pétrea cola de pavo real. Ahora ya no estaba anclado al pórtico y podía moverse con libertad para matar.

Aquel ser obstruía todo el acceso... había que quitarlo de ahí para dar sitio al resto a entrar.

-Apartémonos, atraigámosle con ataques a distancia y así el resto podrá entrar. Vosotros siendo más rápidos supongo que no seréis de su atención esperad a que venga a por mí y entrad.

El joven dio un paso atrás y centrando su atención en la defensa, atacó de nuevo a las pesadas gárgolas, centrado en la que se magullara la garra al golpear el escudo. El golpe le causó una herida menor.

-Vishnu Vammmmmm Aśman.- Desde la distancia adquirida con el elemental de tierra, el perfumista realizó uno de sus conjuros ofensivos más poderosos. El problema radicaba en que dichos conjuros solían adquirir la energía del chakra Svadhisthana, situado justo en las gónadas sexuales, como así reflejaba la flor naranja de seis pétalos que se dibujó sobre el cuerpo del eunuco, y precisamente de ahí el eunuco no podía sacar mucho. El rayo, eso sí, fue certero, impactando de lleno en el gigante de tierra. Ahora sólo tenían que esperar que la enorme mole se moviera.

- Laón, estate atento. Si viene a por mí ve con Jadewo.- Esperaba que, aunque no le hubiera hecho más que un cosquilleo, el elemental se viese forzado a perseguirle.

El frío iba penetrando sin piedad el corazón de Aire, que hasta empezaba a ver nublado. La magia latía cada vez más débil en su corazón y un pitido atronaba en sus oídos y bloqueaba hasta sus pensamientos.

La lucha entre la magia y la inocencia casi no existia. Ambas partes de Aire parecían tan débiles que ya sólo se acompañaban, sin pelear entre ellas. La inocencia no dejaba de pensar en su mejor amiga la dragona y en su futuro contra Orcus. La magia buscaba la manera de enfrentarse con poder a la criatura que tenía frente a ella.

¡Desaparece... Aléjate de mí, mala bestia! Las chispas nacieron otra vez de entre sus dedos y buscaron nuevamente el cuerpo de la criatura.

Flame y Aire se juntaron en el último paso lateral, y el espectro debilitado quedó evaporado tras recibir la estocada y el rayo. Quedaba aún un espectro incólume ante ellos, pero ante la presencia de la sacerdotisa se alejó flotando a gran velocidad. Aire miró sus manos. Ya no eran la de una niña. Bueno, antes tampoco lo era, pero ahora tenía aún más aspecto de mujer. El drenaje vital, especialmente grave en Aire, le había dejado cuerpo de adulta con el alma de niña.

Las tres chicas se miraron entre ellas. ¿Qué habían vivido cada uno de los dos grupos para llegar a dónde estaban? ¿Qué se había perdido Leiath? ¿Qué se habían perdido Aire y Flame?

La treta funcionó. El elemental se hundió en el suelo de la escalinata hasta desaparecer, y emergió al lado de Jadewo. No logró golpearle, pero fue una distracción suficiente para que la defensa perfecta de Jadewo se descuidase, y una de las gárgolas pudo morderle en el descuido.

¡Todos adentro! ¡Todos adentro!

Onfale lanzó un preciso y poderoso rayo antes de seguir a Laón y a Lu Nantika. Becky también entró, mientras llevaba sus manos a la ballesta. Y al darse media vuelta, ya no veían a Jadewo, oculto tras la enorme montaña elemental. Pero más arriba del arco de la entrada les esperaba su verdadero objetivo: la Rosa de Laón; el rosetón de la catedral.

Cof... cof... Caugh... Jjjjjjjjjjjj... Jjjjjjjjj... Pf.

Laón escupió un asqueroso pegote verde con pelos. Una especie de moco primigenio. La madre de todas las pelusas.

Ahora, Becky, baña la punta de un virote en mi esputo, y dispara a la cristalera-explicó el demonio.

La treta había resultado, al atraer hacia sí el elemental de piedra, el portal estaba despejado para que entraran los compañeros para poder continuar con la misión, con la rotura del artefacto, gran cantidad de almas puras podrían ir a donde tocaba, libres de la presa de Orkus. Con esa gesta Jadewo sintió como pagara una deuda moral, gratificando a Torm el que le acogiera en momentos aciagos y le perdonara sus pecados...

...Pero aún no había terminado todo, posiblemente no pudiera derrotar a tan temibles adversarios, pero sí que lucharía para dar a sus compañeros tanto tiempo como pudiera. ¿Ahora quien sería el destinatario de sus ataques? El gran elemental o las gárgolas, lanzar sus ataques contra el elemental poco podrían lograr se temía, por contra tal vez pudiera derrotar a una de las gárgolas, enemigos más veloces. Así pues dirigió sus ataques a la gárgola más herida. Una vez más su filo reforzado mágicamente logró dañar superficialmente a su adversario. Dio unos pocos pasos más alejándose del portal, atrayendo hacia a si a los adversarios.

- ¡Daos prisa!- Apremió a sus compañeros al ver que Laón ofrecía a Becky su esputo, necesario para romper el rosetón. ¿Dónde estaban Leiath y las demás? Aire y Jadewo eran los que conocían el dichoso hechizo para afinar la puntería.- Pero no falles.- Volvió a dirigirse a Becky.- Asegura el tiro. Yo trataré de detener a lo que sea que venga.

- Raaaaam. ¡¡Manipura shaktí!!- Ahora sí volvió a centrarse en la mole de tierra. Tan grande era que no podía ver al pobre Jadewo, el único que ahora se enfrentaba a ella. Su mano adquirió el mudra Alapadmam y, de las puntas de sus dedos, tres proyectiles mágicos impactaron pro la espalda del elemental.