Partida Rol por web

Tybalt escuchaba en silencio toda la información que les brindaba Kaevhas y las aportaciones que también hacían sus compañeros. En temas de magia poco podía ayudar el tiflin, pero lo señalado por Alice sí que era algo en lo que podía tomar parte o por lo menos hacer alguna sugerencia. También la alternativa de Flame podría resultar interesante si hallaban una manera de trepar por la pared sin arriesgarse demasiado en el proceso. -Quizás, mientras no sepamos la manera contrarrestar la magia del boquete, no sea mala idea centrarse en la posibilidad de encontrar a un encargado de mantenimiento.- Se sumó finalmente hacia la idea de la maga pelirroja. -En el tiempo que tenemos no se me ocurre nada mejor que husmear disimuladamente por el lugar en busca de alguna pista. No sé cómo de extraño sería que los ganadores del torneo disfruten de su tiempo libre paseando por el interior de la Puerta...- Preguntó a Kaevhas. Aunque llevase poco tiempo al servicio del sangriento dios, quizás supiese algo más sobre el protocolo para los invitados. -Si logramos dar con el o los supuestos siervos, podríamos ver las posibilidades que tenemos. Si no, tampoco nos viene mal reconocer el lugar para que no nos pille nada por sorpresa. Eso mientras sobrevivamos a nuestro encuentro con Orcus...- Aire, contra todo pronóstico, fue la que más retuvo las advertencias de Kiaransalee al recordar la parte en la que les relató su encuentro con el dios. Si de verdad podía ver más allá y descubrir sus verdaderas intenciones, estaban en un serio problema. En estos momentos era cuando la esquizofrénica maga lo cogía por sorpresa. A veces mostraba una lucidez que rozaba la excelencia mientras que otras parecía que su mente retornaba a la edad de cinco años o, por el contrario, mostraba una sed de sangre y destrucción inesperada. Todo un elenco de personalidades que parecía ser la que nutría su poder a costa de su estabilidad mental.

El perfumista asentía a las palabras del semi-infernal a la vez que se acariciaba la lampiña barbilla de lineas rectas.

- El reconocimiento del lugar se me antoja imprescindible. Incluso podríamos vigilar esa zona permaneciendo ocultos. De todas echar un vistazo no nos hará ningún mal.- El tema del escudriñamiento que podría hacerles Orcus y que mencionaba la despierta Aire le preocupaba, claro, como a todos los dmeás.  El podía hacerse pasar por algún sirviente o hacerse invisible pero no creía que magia tan simplona fuera suficiente para atravesar las defensas del rey demonio.- Veamos si descubrimos algo antes de decidir.- Suspiró sin demasiada esperanza.- Si no conseguimos ver nada habrá que prepararse para la fiesta y pedir regalos en consecuencia. - Quizá pedir algo complicado les haría ganar tiempo en lo que lo reparaban, como decía Kaehvas.

Kaevhas seguía sin fiarse de él, pero era la única fuente de información que tenían ¿Qué tipo de medidas básicas mágicas tienen aquí? No sería raro que hubiese conjuros para detectar y desactivar otros conjuros como volver a hacer visible lo invisible, o destruir cualquier conjuro de disfraz... Un sin fin de ideas le venían a la mente, todas nefastas.

Y cuál es el comportamiento habitual. ¿Peleas constantes, muertes? Si nos descubre alguien y le matamos, ¿se notará o lo tomarán como algo común? No sabía cómo eran en aquel lugar, si reinaba el caos, la violencia... o el amor y los pajaritos, a saber. Tenemos que saber todo lo posible de este lugar para poder desplazarnos.

La maga vio su momento de gloria. Yo puedo desactivar algunos hechizos.  Dijo hinchando pecho. Claramente Alice se estaba refiriendo al conjuro Disipar magia. Pero me seria de mucha utilidad saber que hechizos hay que desactivar.   

Pues veréis...

La puerta de aquel comedor se abrió en un suspiro, interrumpiendo a Kaevhas. Una cabeza de melena rubia se asomó al interior.

¡Cucu! ¡Ya estamos aquí! No os lo váis a creer, ¡he hablado con un dragón rojo!-seguramente el que envió Muerte-disco al rescate del trineo extraviado.

Abrió la puerta un poco más, lo suficiente como para entrar. Tímidamente por detrás suya, Arpanhoe tiraba de la mano de Hugo. Después de eso, en el umbral se vió la gran cabeza del minotauro forcejeando para entrar, mientras uno de sus cuernos chocaba contra el marco de la puerta. Entonces se elevó una voz desde el pasillo...

¡Esto es indignante! ¿Mis guardaespaldas pueden moverse
libremente por el pasillo, pero son demasiado grandes como
para seguirme hasta una habitación? ¡Esto más que una
ciudad parece una mazmorra! Presentaré una queja.
¡Quiero ver a su superior!

Creo que será mejor que dejemos esta conversación para otra ocasión: parece que otro de los ganadores del torneo me requiere. Por favor, Capellanía del Ahorcado, tomad asiento. Iré a ordenar que os traigan la cena.

Kaevhas se puso en pie y llegó hasta la puerta, en la que tuvo que desencajar al minotauro para sacarlo de nuevo al pasillo y poder llegar a calmar al Coleccionista.

En cuanto a Becky, tomó asiento con una sonrisa de oreja a oreja y levantó los pulgares dando a entender que todo iba bien.

Al menos sobre una cosa parecía que no sólo estaba de acuerdo, sino que sería importante para llevar a buen puerto la misión. Debían de investigar la zona, resgistrar , recabar más información.

Cuando los otros integrantes del torneo entraron estrepitosamente Leiath mantuvo silencio pese a la curiosidad que le asaltó ante la afirmación de Becky sobre que había hablado con uno de los dragones. Qué información le habría sacado la maga parlanchina? Les serviría de algo? Pero al no saber si iban a poder quedarse a solas para hablarlo, lanzó una proposición:

- Por qué no nos vamos a dar una vuelta y nos vemos aquí en digamos... un par de horas? Vayamos en grupos de dos o tres, por si acaso. Qué os parece?

La cena prometía ser interesante. Y nada mejor para hacer una buena digestión que un agradable paseo nocturno. El perfumista ya se imaginaba con quien. Había, no obstante, otro problema en lo referente a la participación del grupo en la audiencia con Orcus y era que Flamee estaba haciéndose pasar pro otra persona. La verdadera Flame había salido huyendo y no se había ganado el derecho a participar en ella.

- Lo sabemos, al dragón lo mandamos nosotros temiendo que estuvierais perdidos.- Se tiró el pisto.- ¿Todo bien durante el viaje?- Preguntó intrigado de veras por el relato del viaje de ese grupo.-El azotamentes que iba con nosotros parecía fuera de sí.

Las respuestas se habían quedado en el aire con la llegada de Becky y los demás ganadores. Observó cómo Kaevhas se alejaba de ellos. ¿Y si les traicionaba? Básicamente, le habían confirmado sus intenciones, si había alguna duda de si se habían convertido a la religión de Orcus, se la habían despejado rápidamente.

Pero ya no podían hacer nada, toda la carne estaba en el asador. Suspiró, algo intranquila, mientras su mirada se perdía en esa habitación, sin hacer mucho caso de lo que ocurría a su alrededor. Ni siquiera las palabras de Becky sobre el dragón la hicieron volver con los demás.

Jadewo saludó con un gesto la llegada de Becky, si bien sus ojos mostraron mucha más simpatía que la que el guerrero arcano quería desprender con su gesto sencillo.

-Bienvenida.- Añadió.

Luego reparó en que las buenas preguntas e inquirimientos de sus compañeros se quedarían sin respuesta por la abrupta llegada de los otros ganadores. Una vez Kaevhas se despidió y se fue con el resto de los ganadores, Jad comentó a sus compañeros.

-No siempre se tiene ocasión para estar en un lugar como este, sería... interesante ir a dar un vistazo.

La charla con su informador tocaba a su fin. Habría que contarle a Becky que Kaevhas era un aliado y no un enemigo. Pero la maga pelirroja recapacito. Mejor no, seguro que se acaba yendo de la legua en el peor momento. Es el estigma de las rubias todas son tontas, bueno, todas no, está el caso de Flame. Pero Flame se podría clasificar casi como hombre rubio….

Si, podemos hacer un poco de turismo. ¿Podríamos visitar la sala del trono?

¿La sala del trono?-dijo distraído a Alice desde la puerta-Sí. Ningún problema. ¿Pero cenaréis primero, no?

Becky alargó la mano y la puso sobre la de Jadewo, sonriéndole en respuesta a su saludo. Mientras Kaevhas fue a avisar al servicio para que sirviesen la cena, el Coleccionista logró meter en el comedor, a presión, a su guardespaldas más flexible: la momia gorila.

En un rato, Kaevhas regresó seguido de unos sirvientes invisibles (salvo por una pajarita de rojo vistoso y las bandejas que portaban). El maestro de ceremonias no probó bocado, en su nueva condición no lo necesitaba. El primer plato consistió en una especie de puré, de varios tonos de verde, y algo de azul. De aspecto nada apetitoso, su sabor estaba bastante bien a pesar de no lograr identificar los ingredientes.

Pues el viaje, genial. Mane dijo que lo tenía todo controlado, y que sabía exactamente por dónde iba, pero que el trineo de Muerte-disco se había desviado un poco de la ruta. Luego apareció el dragón rojo, y nos fuimos con él.

Por cierto, nuestros dos guías no se han ido todavía. Muerte-disco dice que hohohoho, y que con la niebla que hay es peligroso volver a Lash Embrar. Se quedarán en la Puerta de Orcus hasta que el clima mejore.

La Cohorte de Becky hablaba poco y comía rápido. Terminaron el puré los primeros, de modo que si así lo decidían, podían levantarse e irse (sin Becky ni Kaevhas) a explorar la fortaleza aprovechando que el resto de ganadores del Torneo de la Calavera estaban entretenidos con el segundo plato.

Kaevas se vio interrumpido por la repentina aparición de Becky y el resto de campeones del torneo. La pequeña reunión tuvo que finalizar forzosamente para dejar paso a las exigencias del protocolo con los invitados; lo que se traducía en la hora de la cena. Lo que Tybalt había esperado fuera un banquete resultó ser una extraña degustación que ponía a prueba, una vez más, la valentía de los participantes. 

Tras degustar el plato principal con cierto escepticismo aunque también sorpresa por el sabor, el tiflin dejó los cubiertos sobre el plato señalando que había terminado. Con paciencia esperó a que el resto de compañeros terminasen también para repartirse por el interior de la Puerta de Orcus en busca de un camino para llegar hasta la Rosa.

Flame disfrutó de la comida a pesar de su nada apetitoso aspecto. Mientras había estado tratando de examinar la reacción de Becky ante el encuentro de Kaevhas, y le resultó algo extraño. En cualquier caso, prefirió no decir nada. Como siempre, ella era parca en palabras, y prefería no hablar para no meter la pata, a no ser que fuera estrictamente necesario. Pero la idea de largarse de allí, aunque solo fuera a dar una vuelta, ya fuese por la sala del trono o por algún otro lugar de la ciudad, le parecía interesante. Ella ya estaba preparada para marcharse en cuanto dijeran.

Onfale no fue el único en percibir la extraña reacción de Becky ante el encuentro con Kaevhas. Sin embargo poco se podía decir ya al encontrarse con el resto de invitados. El perfumista jugueteó con la cuchara en la sopa, levantándola y dejando caer el contenido sobre el plato, antes de probarlo. Comió rápido mientras escuchaba las explicaciones de Becky. Que el Mane aún tuviera que quedarse allí era buena no tocia pues podían contratarlo para escapar. Aún así decía que la niebla no les dejaba salir. Supuso que todo dependería de dinero o de una amenaza inminente a su "no-vida". Se limpió la comisura de los labios con una servilleta, carraspeó, y procedió a levantarse y excusarse ante los demás invitados.

 - Me vendrá bien ese paseo. Si me disculpan...

Aire cenó en absoluto silencio. Temía que la comida estuviera envenenada o modificada mágicamente, pero era una necesidad. No podía no comer, más cuando estaban en la casa de Orcus y seguro que les estaba vigilando. Sería tomado como una grosería.

Y de pronto volvió a pensar en Kaevhas. ¿Orcus les habría estado vigilando? ¿Tendría mejores cosas que hacer? Eran los ganadores del torneo, pero no quitaba que se pudieran fiar de ellos. Como si la sombra de la amenaza estuviera sobre ellos, Aire notó sus músculos en tensión. Quería salir de aquella sala y explorar, a ver si sus presagios se confirmaban o no.

Becky siguió comiendo. Era normal que terminase más tarde, pues cada dos bocados paraba para hablar. Charla insustancial, sobretodo, haciendo buenas migas con el enemigo.

Si queréis ir a vuestras habitaciones, acercaos a cualquier sirviente y decidle las siguientes palabras: ụlọ, biko. Os guiarán hacia la zona de los dormitorios... espero.

Abandonaron el comedor. Becky agitó la mano a modo de despreocupada despedida. Quizás a algunos no los volvería a ver, ¿quién sabe? Cruzaron el umbral hasta el pasillo, pasando entre el minotauro y el gólem escudo del Coleccionista, y se empezaron a dividir:

Aire, Flame, Jadewo, Onfale y Tybalt se encaminaron hacia la escalera de caracol para ir tanto arriba como a abajo.

Leiath tomó el camino contrario, internándose en solitario por los pasillos oscuros. No le vendría mal algo de luz, a medida que se fuese alejando de la claridad de los otros pisos que llegaban por la escalera de caracol.

Alice estaba indecisa... Pero es que además disponía de Hollín, y no sabía si separarse para percibir las vivencias de su cuervo en otro lugar de la Puerta de Orcus, o seguir con él. ¿Y en qué dirección ir?

Cuando Jad se acercaba a la escaleras se percató de que iba con Onfale y Tybal, quienes tenían las misma intención que él de subir arriba para dar un vistazo, pero que Leiath, en contra se alejaba sola a explorar el nivel en el que estaban. Se frenó en seco, no le parecía buena idea dejarla sola por ahí en un lugar como ese, siendo quien era y qué representaba.

-Mejor acompaño a Leiath, parece fatigada.

Así que sin esperar más, el joven guerrero arcano se fue en busca de Leiath para acompañarla para dar un vistazo por la zona, y esperar de no meterse en problemas... antes de lo necesario.