Partida Rol por web

Oh, vale... Está a tu derecha, ten cuidado no la tires susurró Aire, sonrojándose por la tontería que acababa de decir. ¿Cómo no se había dado cuenta de que Becky no podía verla? Sí, se podía considerar que Becky estaba loca y era una gran maga, pero no veía las cosas a tu alrededor...

Dejó el frasco al lado de Becky, cruzando los dedos para que la rubia no la derramara.

Las perturbaciones en el agua indican que alguien más se ha metido por la izquierda de la piscina, pero sigue invisible. Tybalt, mientras, se sumerge y hunde la punta afilada de su espada corta. A punto está de darle a Uweya sin querer, pero su pericia y precisión golpea la vara que se mueve con vida propia. Ni sangre ni savia emanan de la herida.

Leiath echa instintivamente la mano al cinto, tratando de coger su varita mágica, pero la dió hace unos días para pagar la resurrección (que de pronto se convirtió en compra de esclavos) de Flame. Fosco también llega al borde de la piscina, pero está bastante alta para el pequeño tapón.

Flame lanza la cuerda que llevaba colgada de su cinto de bolsillos múltiples. El extremo queda flotando en la superficie del agua. Uweya, desde el fondo, expulsa unas burbujas de precioso oxígeno involuntariamente: se está quedando sin aire.

En cuanto Aire dejó la poción en el suelo y retiró sus dedos, la poción se volvió visible, y Becky pudo cogerla. Con un sorbo, la herida de su pierna cicatrizó. En la jaula de los tiburones, el terlén dió un par de golpes de morro más contra los barrotes antes de tranquilizarse y volver a la arena.

¡Gracias, Aire! No olvidaré lo que has hecho por mí. Sabía que estábamos haciendo bien cuando te alejamos de la montaña de tu pueblo.

Becky dió un pequeño saltito para comprobar que la pierna ya no le dolía, y sonrió satisfecha.

¡Oh! ¡Debemos de ir a rescatar a Uweya!

Corrieron cruzando la tercera planta hasta llegar hasta la jaula ante la que se había plantado Alice. De hecho, Becky tropezó con ella, ya que seguía sin poder verla. Pero empujones a parte, ahora la pelirroja estaba razonablemente convencida de que el cuervo de su jaula era Hollín. La voz de Tremens, también invisible, la sobresaltó a su espalda.

Puedo abrir la jaula con mis ganzúas...

Aunque Tremens tampoco veía a Alice, después de un tiempo observando desde lejos al cuervo alborotado, no le era difícil suponer lo que le pasaba a Alice por la cabeza. Mientras, rampa abajo, los ruidos de alboroto seguían.

¿Tremens? No tenemos tiempo para eso. Primero debemos ir en ayuda de Uweya.

Tybalt hundió su acero en el inorgánico cuerpo del ser animado pasando peligrosamente cerca del pellejo de la Githzerai. El tiflin contempló impotente cómo su ataque no había obtenido ni el más mínimo éxito. Había contado conque la vara no reaccionase al dolor pero esperaba que sí a la amenaza y así relajar la presa sobre Uweya.

Cambiando de estrategia, el espadachín decide interponerse directamente y tratar de liberar a la mujer. Con más esfuerzo del que habría supuesto, consiguió sujetar la vara y comenzar a hacer fuerza. Pero los frenéticos y desesperados movimientos de la Githzerai y junto con la insistencia del ser animado le hacían muy difícil al tiflin poder concentrarse en la tarea.

Uweya dejaba salir de su garganta las burbujas llenas del vital aire que necesitaba respirar. 

¡Qué lata!

De nuevo se veía en la situación de tener que salvar a una damisela en peligro. ¿Cuándo le salvarían a él? Bueno, con la oruga que casi se lo merienda le habían salvado la vida, pero apenas recordaba quién había sido. Alargó la mano para tomar el extremo de la cuerda que les había lanzado Flame. Con ella rodeo tanto a la Githzerai como al palo, pues no había otra manera mientras Tybalt forcejeaba con el constructo. Al antiguo esclavo se le daban muy bien los trabajos manuales. Nadó a la superficie, hacia el borde de la piscina, y allí avisó a sus compañeros.

- ¡Tirad!

Leiath estaba aguardando justamente las palabras que salieron de la boca del perfumista.

Esperando que Flame uniera su gran fuerza a la poca que tenía ella, tiró de la cuerda todo lo que pudo para sacar a aquellos extraños amantes del agua y arrastralos a tierra firme.

A Tybalt le fue imposible liberar a Uweya. Tuvo que ser la habilidad con las cuerdas de Onfale, perfeccionada durante años en las perversiones de aquel lejano harén en el que servía, la que atase como un fardo al enemigo y a la aliada. Leiath y Flame tiraron, sacando a ambos del agua.

Bluaaaaarp...

Mientras Uweya se dedicaba a escupir el agua tragada, la vara se desenroscó sola del cuerpo de su víctima y empezó a dar saltitos sobre uno de sus extremos. Alabeándose en un salto más grande, aterrizó sobre el muslo de Flame y rebotó de nuevo al suelo. De la pierna de la mujer empezó a manar sangre, en una herida punzante similar a la ocasionada a Becky tan solo hace un par de minutos. Ahora Flame ya tenía las dos piernas a juego: mordisco de mastín sombrío en una, perforación de objeto animado en la otra.

Las manitas de Fosco iban a los bolsillos de Uweya, mientras esta luchaba por salir del agua. Que mejor momento para pensar que algo se le habría caído. Además no olvidaba que acababa de hacer una gran inversión por Flame y Alice. Aún no había recuperado nada... y parecía que nunca lo iba a recuperar.

El mediano salió al encuentro de Uweya para socorrerla ahora que sus compañeros habían ido a ayudarla. Estás bien Uweya? decía mientras le daba la mano para ayudarla a salir del agua. Claramente esta no veía a Fosco, pero este si a ella y su intención era ayudarla. Cuenta conmigo, ven. Ponte a salvo. decía cogíendola de la mano y empujándola con la otra hacia una distancia prudente de la máquina aquella...

Fosco no sale de su asombro. Ha encontrado lo más increíble y fantástico de todos los universos: un alma íntegra. Uweya podía haber sisado parte del botín entregado para pagar las resurrecciones. Quedárselo a modo de comisión resucitadora. Pero el registro de Fosco demuestra que la Githzerai no se quedó nada para sí. Resulta ser honrada de verdad, una auténtica bofetada ética a la sinvergüencería del ladronzuelo de dedos largos. A mayores, tampoco tiene cachibaches propios. Los bolsillos de las ropas de Uweya están vacíos, y a más inri, algunos descosidos y con el fondo roto, como una pobretona que ha vivido durante años en un vertedero de basuras.

El perfumista, chorreando de agua pero invisible, se aupó al borde de la piscina y después, con un grácil salto, posó sus pies en el suelo. Veía a Tybalt y a Flame. Había escuchado a Leiath y Fosco, pero ¿dónde coño estaban los demás?

- ¿Dónde se han metido los otros?

Menuda mierda era ser invisible y chorrear agua, le quitaba toda la gracia. Se secó todo lo que pudo retorciendo la ropa y su largo y sedoso pelo azabache. Después metió las manos en su zurrón y entre sus ropas reorganizando sus cosas. Teniendo a Perezoso en contacto con su piel sabía si el pobre había sufrido algo bajo el agua. 

Aire tampoco vio ni a Alice ni a Tremens, y chocó contra ellos. Nerviosa, miró al tiburón que había estado a punto de romper la jaula y lanzarse contra Becky. Se recompuso todo lo que pudo mientras agarraba a Becky.

¡Venga, venga! Que la cara-pintada está en peligro. ¡Corre, corre! Susurraba mientras tiraba de ella.

Tybalt salió de la piscina en cuanto Uweya estuvo libre y también al ver que la vara animada salía del agua de un salto curiosamente grácil. Pudo ver antes como alguien invisible salía también del estanque que reconoció enseguida al escucharlo hablar. -Seguirán invisibles... o eso espero.- Comentó sin estar muy seguro hacia donde dirigir sus palabras.

El tiflin puso los pies en tierra firme y desenvainó su otra espada. Notó al instante la diferencia de peso y equilibrio con su arma anterior. Su nueva adquisición no era de tan buena factura pero serviría a su propósito. Tenía que servir. -Pero ahora tenemos un problema un poco más urgente.- Replicó señalando al objeto animado y rodeándolo para acabar con él lo antes posible al ver que el limpiapiscinas continuaba dando guerra.

La curandera se apartó ligeramente para dejar paso a otros que podrían hacer con aquel nuevo enemigo algo más de daño que ella.

- Fosco, maldita sabandija! Sé que andas por ahí, ven y ayuda a acabar con esta criatura!

Colocada junto a Uweya, la revisó de arriba a abajo mirando el estado en el que estaba por si necesitase de sus cuidados.

Fosco descansaba apacible mirando a la buena de Uweya Hmmm... ¿Para qué Leiath? Uweya ya está libre... es sólo un limpia piscinas. Siempre queriendo romperlo todo, eh? dijo el mediano sin poder dar crédito a las palabras de la bruja. No tenía ningún sentido luchar contra una máquina que sólo quería limpiar la piscina, pero es que esa gente no le dejaba. Y tú Uweya, ¿no eres un poco mayor para darte un chapuzón en medio de una misión. Y por supuesto no iba a perder la oportunidad de seguir invisible por una patochada como esa...

Flame no podía creerse que se estuviera enfrentando a un objeto móvil. Hasta hoy había visto muchas cosas, pero de momento no se había enfrentado a nada como aquello. Aún así, sabía lo que tocaba, con el brillo amarillento de su escama, decidió encargarse de aquel objeto ella misma y acabar con ello cuanto antes.

¡Dejadnos esto al tiflin y a mi! Los demás idos a ver qué pasa con el resto. ¡No sé dónde narices se han metido, y temo que no se encuentren bien! Dijo con la esperanza de alguien alguna vez le hiciese caso. Y suponiendo que todavía siguieran por allí sus compañeros.

En el piso de arriba, Alice lanza un rayo abrasador contra la cerradura de la jaula. Sin embargo, está demasiado alterada como para aprovechar su máximo potencial místico, y el fuego no logra destrozar de un disparo el metal. El ojo de cerradura, por contra, se derrite un poco, aunque no lo suficiente como para impedir que la jaula se pueda abrir aún con la llave o con unas ganzúas en manos habilidosas. El impacto del rayo también tiene otro efecto: sobresalta al ocupante tras los barrotes, haciéndole agitarse, nervioso.

¿Qué has hecho? Ahora has perdido tu invisibilidad...

Aire y Becky bajan la rampa al fin. Ven a Flame, Uweya y Tybalt arrinconando una vara mágica que da saltitos sobre uno de sus extremos. Uweya trata de alejarse de la vara, entre toses que no le permiten hablar, pero choca con un invisible Fosco, que corta su retirada.

Flame descarga un potente golpe de mandoble, pero el palo consigue mantener el equilibrio y en sus siguiente saltito trata de aterrizar sin éxito en el pie de Uweya.

Uweya, torpe, sal de ahí antes de que te maten.

Mientras subía por la rampa vio aparecer a Becky.

- ¿Pero qué estabais haciendo?- Le dijo sabedor de que no podía verlo. No sabía si Alice, Aire y Tremens seguían allí porque estarían invisibles, así que enfurruñado siguió subiendo, más tranquilo porque Flame se ocupara del limpiapiscinas.- Daos prisa. Voy a ver qué pasa arriba.- Dijo con resignación. Esperaba que Becky pudiera aclarárselo antes de subir, pero si no ya lo vería con sus propios ojos.