Partida Rol por web

Elbereth observó con complacencia que habían llegado al puerto, y cuando Vas Dracken habló, se limitó a llevar el palanquín a su sitio, con ganas de liberarse de la pesada carga, habría tiempo para hablar con tranquilidad de lo acontecido dentro del barco..aunque parecía que Silverio no pensaba igual.

Rápidamente empezó a soltar improperios movido por la ira y el orgullo, y Elbereth se vio obligada a actuar:

-¡Calmaos, señor Doce Cuerdas! Hablando así no conseguiréis nada, has pasado por algo desagradable, pero no debéis actuar movidos por la ira, sino con la cabeza, como bardo conocerás la importancia del valor que se le da a las palabras.

Acto seguido se dirigió al señor Vas Dracken:

-Disculpe a Silverio, señor, pues ha descubierto su engañifa de la manera más desagradable, y ha de comprender que arriesgar la vida por unos sacos de patatas no ayuda a mejorar el humor de nadie.-Dicho esto, tomó aire y continuó-He de informarle que el palanquín ha sido atacado por una serie de bandidos camino al puerto, al poco de que comenzáramos el camino. Nos han tomado por sorpresa y han causado severas heridas a algunos de nosotros, aun así, hemos conseguido librarnos de ellos, aunque en el proceso los propios porteadores han huido de manera lógica. Durante el combate hemos averiguado que el palanquín solamente llevaba patatas, y claro, eso no ha ayudado a mejorar el clima, pues a todos nos ha tomado por sorpresa su prueba para ver si éramos aptos para traer dicho palanquín, o al menos así lo hemos interpretado nosotros.

Se giró hacia Silverio y añadió:

-Aquí todos sabíamos a lo que veníamos, si bien es verdad que nunca es grato arriesgar la vida por tubérculos, es el hecho de hacerlo por lo que somos mercenarios, y como tales, nuestra vida está en las manos del cliente y del devenir del destino. Sois libres de marchar, mas he de decir que por mi parte continuaré cuanto me sea posible.

Se vovió a girar hacia Viktor para comentar:

-He de recalcar la actuación de la señorita Flame durante el tumulto, pues sus místicas habilidades han hecho que podamos llegar aceptablemente sanos a puerto, y el hecho de que recaiga sobre mí toda la responsabilidad de lo que ha acontecido, pues de haber organizado mejor al grupo hubiéramos tenido muchos menos problemas.

Elbereth se frotaba el hombro, pues no estaba acostumbrada a cargar con tanto peso tanto tiempo, y la visión del mar de fondo relajó la tensión que se había acumulado en sus sienes después de todos los sucesos tan tempranamente ocurridos.

-Y bueno, compañeros-dijo haciendo un amplio arco con la mano mientras los abarcaba a todos-si tenéis algo más que añadir que piensen que no puedan esperar a hablar dentro del barco, es un buen momento. Si no, escuchemos las instrucciones del señor Vas Dracken.

Flame tan solo cayó ante las palabras de Silverio y sonrió ante sus expresiones. Después escuchó también a la líder del grupo  , haciendo una reverencia cuando la mencionaron por su actuación. Por lo demás simplemente calló a la espera de la respuesta del contratista.

Observo sin ninguna emoción el flameante barco que hay ante nosotros, sin duda es magnifico, pero eso no nos importa mucho ahora mismo.A pesar de los muchos comentarios del grupo y del contratista, lo unico que me importaba en este caso era que no nos despidiera, aunque al parecer ese no era el caso...

Das Vracken sonríe divertido por la indignación de Silverio. Alza la mano, pidiendo una pausa para dar explicaciones, y durante el siguiente medio minuto mastica tranquilamente el trozo de manzana de su boca.

No se trataba de una prueba, muy señores míos. El enano que os atacó se llamaba Ubell Polock. Él hizo la entrevista como todos ustedes, solo que entonces me dió el nombre de Mortrein Wellan. Hizo un papel estupendo, iba a ser vuestro compañero.

A los que pasaban la entrevista con nota, les dije exactamente que saldríamos de la posada dentro de dos días a las nueve de la mañana. A los más raspados, quedé en enviarles un mensajero con esa misma información, porque antes quería investigarles.

Al día siguiente comencé a reunir la información. Muchos de ustedes tienen una vida de aventurero tan corta, que terminé enseguida. Como me sobraba tiempo, empecé a averiguar cosas sobre los mercenarios que me disteis más confianza...

Descubrí que Ubell es un peligroso matón local, con su propia cuadrilla de malhechores, y que tenían planeado secuestrar a mi acaudalado Señor. Después de eso tomé una serie de medidas. La primera fue incluir a Aldair en la nómina de guardaespaldas. Era tarde y no me daba tiempo a hacer muchos más preparativos.

Esta mañana, cuando invité a los porteadores a desayunar, aproveché para colar en el palanquín que trajeron los dos famosos sacos de patatas. Así notarían que el palanquín iba lo suficientemente cargado como para no sospechar que no llevaban pasajero.

Con el cebo ya tendido, la verdadera escolta, mucho menos numerosa pero más discreta, siguió otra ruta hasta el puerto. Nuestro jefe está ahora en el camarote del capitán, perfectamente a salvo.

No pude advertiros, porque si Polock había logrado infiltrar a alguno de sus hombres además de él, todo se iría al traste en cuanto compartiera mi información con vosotros. De hecho, pensé que se presentaría en la posada a las nueve y os acompañaría hasta traicionaros.

Silverio escuchaba las explicaciones del contratista con una mueca de incredulidad. 

- Resumiendo, averiguasteis que el enano era un traidor, antes siquiera de decirle que estaba contratado. Sabíais que por el camino nos iba a dar problemas, y entonces mandasteis a vuestro señor por otro camino, dejando a los conejillos de indias de frente ante el peligro. Ni una advertencia, ni un contingente de apoyo, nada. A uñas y dientes. 

Luego se giró hacia sus compañeros:

- Y a vosotros os parece tan normal y tan rebien que nos estén utilizando para los experimentos de si alguien va a atacarnos o no. 

Silverio se frotó la nuca en un gesto claramente de enfado. De ser un bárbaro ahora mismo estaría reduciendo a potasa la cara de Viktor. 

- Digame Viktor, ¿que peligros nos aguardan? ¿Un motin dentro del barco? ¿Un agujero en el casco de la embarcación? ¿Donde está el jefe? Y no quiero más sacos de patatas, ya he visto bastantes tubérculos por hoy. Si tengo que dar el pellejo por una persona, al menos que sepa quien és y si merece la pena morir por él. Mi pellejo no se paga con dinero. 

Erbrahke escuchó atentamente las palabras de Vas Dracken. Tenía plena confianza ahora en Elbereth... pero no se fiaría de momento de Altair, al menos hasta estar seguro que realmente no sabía nada... ni será ningún tipo de confidente de Vas Dracken.

Yo sólo tengo una duda, al verlo usted aquí arriba - dijo mirando a Vas Dracken apoyado en la barandilla de cubierta - ¿Seguirá siendo la Sra.Blackwood quien dirigirá nuestro grupo? Porque imagino que tendremos el... placer  de contar con su compañía durante el viaje, ¿verdad?

Aunque realmente, la pregunta que quería hacerle era "¿le importaría quedarse como un bobalicón en la barandilla hasta que le lancemos de cabeza contra el puerto?". Aunque no necesitaba respuesta... sólo que se quedara quieto el tiempo suficiente. Empezaba a plantearse si esta aventura valía el oro que se le pagaría, pero pensaba abandonar aún ni en broma. Tenía que hacer estallar algunos cráneos bajo sus botas, aunque fuera por puro placer... y si eran humanos, semi-orcos o enanos mejor que mejor.

El joven permaneció en silencio por un momento mientras veía como sus compañeros reclamaban por el asalto y discutían el liderazgo de la elfa. Recorrió con los ojos el grupo de personas mientras esperaba una pausa para hablar.

Yo lo que quiero tener es la primera parte de la paga en este mismo momento. Podrá usted entenderme señor Vracken, que no puedo confiarme que una vez embarcados no se nos niegue el oro. Y en ese caso, me encontraría rehén en medio del mar, cosa que no puedo permitírmelo. - Dijo el guerrero adelantandose un paso en tono calmado mientras interpelaba a su contratista.

Flame se encogió de hombros. A ella toda esa historia de estafas y señuelos le traía sin cuidado. Flame no temía a la muerte puesto que era ella la que debía temerla. Así que no se preocupó sobre las acciones del Verdadero Líder. Así que solo dijo:

- A mi, mientras me paguen me da lo mismo. Pero espero que sea usted el líder y no esta... Flame pareció estar pensando las palabras exactas que decir y al final solo se le ocurrió con cierto rintintín: ...elfa. 

Sonrio tras el comentario  de Viktor.

---Todos tenemos nuestros secretos- digo  sin mas- y hay secretos que deberian seguir siendo secretos...

Me siento sobre algun barril que haya por ahi cerca del grupo.

---Parece que este viaje es mas de lo que aparenta, esto promete ser divertido- añado con una sonrisa.

Elbereth escuchaba pensativa las explicaciones de Viktor, algo sorprendida por la aparente indiferencia de éste ante lo ocurrido.

Hmmm, en definitivas, que hemos trabajado de guardias de ciudad acabando con matones locales sin quererlo y sin cobrar...Vas Dracken, qué escondes...

Escuchó pacientemente las intervenciones de sus compañeros, aunque tuvo que intervenir cuando comenzaron a divagar sobre su posición de liderazgo:

-Disculpen que les interrumpa, pero han de saber que mi cometido, como bien dijo el señor Vas Dracken esta mañana, es estar al mando en caso de su ausencia, así pues, mientras él esté presente, soy una más del grupo.

Miró a los ojos de Vas Dracken buscando su asentimiento antes de añadir:

-He de decir que en otras circunstancias, ese enano podría haber sido una buena adquisición para el grupo, he de decir que sabía combatir. En fin, ahora la ciudad es un poco más segura sin ese canalla y su panda de rufianes. Si bien es verdad que aunque no hubiera estado nada de más que hubiésemos sido informados, supongo que si hubiera algún infiltrado lo único que habría conseguido sería delatarse, el que ostenta la autoridad en cada momento elige la manera de actuar. De nada vale ahora teorizar sobre lo que hubiera estado bien o no, hay que saber aprender de ésto y tener nuestros sentidos listos, pues el peligro acecha en cada esquina, y creo que deberíamos estar todos de acuerdo-miró de reojo al bardo-que si estamos aquí y arriesgamos nuestras vidas no es por lealtad a una persona o a una causa, sino porque somos profesionales y esto no es más que un trabajo.

Dicho lo dicho, Elbereth se colocó bien la capucha, lanzó una mirada a la ciudad observándola por última vez en mucho tiempo, y clavó sus ojos en el mascarón del barco en el que pasarían los próximos meses, esperando que Vas Dracken les dijera cuándo embarcar.

Flame, Erbrahke, Vaati... subid a bordo.

Das Vracken da la orden mientras el mismo desciende del Miseria por el tablón inclinado hasta el muelle.

Dejemos una cosa clara... No soy Vas Dracken-dijo, mirando a Elbereth-ni quiero que se tomen la confianza de llamarme por mi nombre de pila-añadió, con los ojos clavados en Silverio-. Soy el señor Das Vracken. Pueden omitir el tratamiento de señor, si quieren, y pronunciar mal mi apellido con ese desquiciante acento del este, pero guárdenme el debido respeto. De igual modo, yo también tuve que aprenderme sus nombres, incluyendo la enciclopédica parrafada del gnomo.

En cuanto usted, señor Raíces Negadas, estará igual de "secuestrado" en alta mar le paguemos ahora o luego. A no ser que lo que pretenda sea incumplir su palabra en nuestro acuerdo, y quiera el dinero inmediatamente con la intención de abandonarnos antes de zarpar.

Bardo, retomando la conversación... ¿por dónde dijisteis que me metiera mis sacas de oro? Entendería que no quisieseis seguir con esto y que no os embarcarais en el Miseria. Pero no puede ser un condicionante la exigencia de ver ahora a mi Señor. Él se mostrará cuando lo estime conveniente, no a petición de uno de sus empleados.

Silverio había aprendido hace unos minutos que la furia ciega era cosa de bárbaros, no de bardos. Aún le dolía el pecho al respirar fuerte, pero se obligó a serenarse. Tenía unas ganas de estamparle un órgano de tubos en la cabeza a ese imbécil

- Contratista.- Usó el mismo tono que él cuando le dijo bardo*.- Ya nos han engañado una vez diciendo que su señor iba bajo nuestra custodia y luego resultó ser un par de sacos de patatas. ¿De veras pensais que ahora simplemente voy a fiarme de vuestra buena fé y embarcame en un crucero de medio año por una causa que no es la mía y por la que se me ofrecen muy pocas garantías? Ya casi me matan una vez, a plena luz del día y en medio de una ciudad. Ahora me tengo que pasar medio año en un lugar donde si nos ocurre algo hasta aquí hemos llegado. 

Presentenos a su señor, contratista**, si tengo que dar el pellejo por alguien quiero saber si merece la pena. 

Flame subió a bordo del miseria. Las discusiones no iban con ella. Pero quiso intervenir ante las palabras de Silverio.¿Acaso la cosa cambiaría? Quiero decir, a mi si me pagan por custodiar a un saco de patatas o al hombre más rico de la tierra me daría igual. A mi me pagan por defender lo que sea, si ellos son tan estúpidos de pagar por un saco de patatas pues que así sea. ¿Para qué quieres ver si realmente hay un señor al que custodiar, qué mas te da? Lo importante es que recibamos nuestra merecida recompensa. Si esto no sucede entonces será cuando conozcan la ira de Ayash.

Silvero hizo una mueca de desprecio ante las palabras de Flame

- Mi querida señora... no teneis sentido alguno del amor propio. Haceis cosas por dinero ¿cualquier cosa? No, ya me imagino que no. Al primero que se atreva a insinuar que vos por dinero haceis cualquier cosa lo atravesareis con el filo de vuestra espada ¿me equivoco? Pero si os contratan para ser la escolta del hombre que con su bota aplasta y humilla a los más débiles, pero teme un ataque de un allegado, vos lo defendeis por el honor de cobrar unas monedas... eso dice muy poco de vos, mi señora. 

Lo que me quiero asegurar es que tenga las monedas con las que piensa pagarnos, y no encontrarnos en un viaje sin garantías. - Dijo el guerrero mientras veía como los demás mercenarios abordaban. - No puede culparme por tomar esas precauciones, el viaje es lo bastante largo como para que las tome. - Concluyo para luego dirigirse a la mujer en rojo. - Por muy hábil que seamos con la espada, en el caso de ser esto una estafa ¿A cuantos marineros podríamos matar antes de ser reducidos? No creo que los suficientes. - Volvió su discurso de nuevo a su contratista - Garantías Capitán, garantías. Debe dar para recibir. - Concluyo severo.

Asiento ante la orden Viktor y comienzo a subir al barco, sinceramente, no me interesa demasiado las discusiones ni el dinero, es un tema que ya está zangado desde que fuimos contratados, asi que hay que conformarse.

Con ese pensamiento me siento en la parte de delante del barco y me siento en uno de los bordes y me quedo alli observando a los marineros o al horizonte.

Aldair, si es porque crees que te vamos a tomar como esclavo, haz lo que hice yo contigo: investiga. El Miseria no es un barco esclavista. Ni siquiera es un barco de pasajeros. Es un navío mercante común y corriente que ha estado más de una vez atracado en estos muelles. En los dos minutos que quedan para que nos vayamos da tiempo a preguntar a algún marinero viejo de los que rondan el puerto.

Y... bardo... Si por mí fuera, no contrataría a ningún vago con laúd, pero la gente acaudalada tiene prioridades distintas a la gente corriente. Tendrás infinitas ocasiones de ver a mi Señor cuando toques para él. Pero esta no es una cuestión de confianza, ¿verdad? Miraste a la muerte a los ojos y ahora tienes miedo. En el campo de batalla he visto jóvenes con esa mirada de terror.

Yo no veo el problema por ninguna parte. Los que no quieren el trabajo no se suben al barco, con cuatro guardaespaldas me apañaré. En Porth Makenna puedo encontrar gente capaz.

Silverio se quitó el sombrero ante las palabras del contratista mientras dedicó una exagerada reverencia a sus compañeros 

- Que os vaya bonito. No estoy tan desesperado como para venderme por un puñado de monedas de oro. 

Tu a callar Doce Cuerdas, no te salvé la vida para que ahora te vayas. Cuando hayas hecho algo realmente de valía, si por aquel entonces aún quieres abandonar yo mismo te ayudaré a irte, pero si hace falta te noquearé y te subiré a ese barco.  - replica Erbrahke - Y sino, si sigues haciendo el bobo al menos tendremos a quien sacrificar, y yo te aseguro que me quedaré con la parte equivalente tuya para mi, y sin remordimientos.