Partida Rol por web

Flame comprobó que sus compañeros estaban cayendo, no es que aún les hubiese cogido mucho aprecio, pero su número les daría la supervivencia, así que dejar que cayeran le supondría problemas en el futuro. Así que, Flame decidió enfrentarse al ultimo de los lobos que había junto a ella, pero aunque puso todo su esfuerzo se dio cuenta de que el lobo lograría esquivar su envite.

Por si acaso decidió dar un paso hacia atrás, con la esperanza de acercarse lo máximo posible al grupo y así lograr reunirse todos. Y entonces el brillo de su escama dejó de ser rojo carmesí para brillar de forma blanquecina, regando con su brillo la piel de todos los que estaban suficientemente cerca. Salvo el enano, por alguna razón a él parecía no alcanzarle.

Tumbada en el suelo la maga nota el contacto cálido de la bruja. Parpadea un par de veces aun sin darse cuenta de que está viva. ¿He muerto? La boca le sabe a sangre y tierra, pero ya no está el gran lobo. Mira aun confundida a su alrededor empieza a recitar las palabras mágicas en voz baja de forma mecánica. Necesito protección. Solo oye gritos y maldiciones y cuando gira del todo la cabeza ve a Leiath tumbada en el suelo con un gran lobo encima. Ahora me toca ayudarte a ti… alarga la mano y roza las puntas de los dedos de la bruja.

La espada de la Capitana atraviesa el torso del lobo que le está encima. El animal cae sobre la mujer y Mira lo arroja a un lado para poder levantarse. Está llena de sangre. De la suya y de la del lobo. Y siguendo las instrucciones del Barón, su atención es puesta en el cuerpo de Zlatko Andaas, y en menor medida de Fosco, Rufus y sus tres contrincantes.

En ese momento Fosco es mordido, y los depredadores forcejean con él para tratar de bajarlo de su silla.

Roko Fortich mata a otro lobo, y pasa por encima de su cadáver... y del cuerpo tendido de Alice... para encarar al lobo que muerde la pierna de Leiath. La Bruja se sobrepone, cura a Alice con el poder de la Diosa. Alice también comparte su magia con Leiath. Pero es inútil. Leiath sucumbe.

Y a lo lejos, también ven caer a su compañero "Ulmo".

Klasius y Flame también tienen problemas, cada uno con su propio lobo.

Azaron mata a uno de los lobos y hiere a otro. Se acaba de quedar sin patrona, y si no pone remedio también se podría quedar sin vida.

Resisto con habilidad el envite de lobo desplazándome hacia un lado aunque no soy capaz de evitar que sus garres me desgarren el costado. 

Por el rabillo del ojo observo los conjuros intercambiados por las hechiceras en un bonito gesto de solidaridad. Ataco con renovadas fuerzas al lobo que tengo enfrente tratando de acabar cuanto antes con los lobos que tenemos cerca para poder ayudar a las mujeres.

Flame aguanta el ataque de derribo del lobo contra el que se está enfrentando y suspira aliviada por no terminar tirada en el suelo como se estaba viendo. Sabía que a su espalda la mayoría de sus compañeros estaban cayendo uno tras otro y necesitaba convercerse de que cuando se girase tras acabar con aquel lobo, no se iba a encontrar un gran número de cadáveres. Aún así se resistió a volverse para atrás y prefirió seguir luchando contra el lobo que tenía junto a ella. Golpeándole con todas sus fuerzas y con la esperanza de ponerle fin de una vez por todas.

Con cierta alegría vió como algunas de las heridas de Alice se cerraban y la maga recuperaba un poco de fuerza. Lástima que fuesen a morir todos comidos por los lobos de todas formas.

Un nuevo mordisco desgarró la carne de la jóven bruja. El dolor nubló su vista. La última imagen que vió antes de caer inconsciente fue la de aquel troll y su terrible destino.

Fosco cae de encima de Rufus, la caída es aparatosa, pero se pone en pie con suma agilidad. El estar en el suelo le pone nervioso y no hace más que agitar el estoque sin ton ni son. Más para matar moscas que lobos, por ahuyentar. Unas lágrimas caen de su rostro al verse totalmente perdido, nota que son demasiados lobos para un guerrero de su talla. Desesperado mira a Rufus y RUFUS! DEFÍENDEME. ATACA!!!! como bien diría su hermano Posco. Rufus parece hacer caso y encara a uno de los lobos lanzando una dentellada sin éxito. Vamos Rufus! DERRÍBALO! acto seguido Rufus se abalanza sobre uno de los lobos derribándolo al suelo.

Sonrío de satisfacción al ver como el lobo caía, lástima que no tuviera tanta suerte con el otro. Aún así y todo el combate proseguía y él debía acabar con sus dos animales cuanto antes. Por el rabillo del ojo ve como Leiath cae al suelo después de tantos mordiscos y embestidas de aquellas bestias.

No- es lo único que puede pensar. Furioso, vuelve a lanzar un rápido golpe contra el lobo herido y logra impactarle en plena cabeza, cortándola por la mitad. Pero su golpe no queda ahí. Antes de que el animal caiga al suelo muerto mueve su espadón con celeridad a por el otro, lanzándole un feo tajo en el costado de la criatura. 

El lobo le mordía la pierna a la joven bruja, pero ella no podía hacer nada, su hechizo de poco sirvió, alguien paso volando por encima de su cabeza y arremetió un hachazo contra el lobo que mordía a la bruja.  La maga empezó a incorporarse, mientras buscaba a tientas en su bolsa de componentes, y empezó a recitar las palabras, se su dedo salió un pequeño rayo de color rojo que impacto contra uno de los lobos.

Aquellos malditos lobos traicioneros aprovecharon que el torpe enano bajaba la guardia un segundo para recuperar el momento del martillo de guerra. Las feroces dentelladas le cayeron de todas partes. Bajo los afilados colmillos, el viejo guerrero se había transformado en un estropeado muñeco cubierto por hilos de sangre. 

-¡Ah, ahí está! ¡La luz!

De pronto ya nada importaba. Todo estaba en calma. No había dolor ni cansancio ni ruido. Estaba solo, rodeado de nuevo por la espesa niebla.  

-Igual he tenido una pesadilla--trató de convencerse a sí mismo.

Sin embargo, enseguida comprendió que el asunto era mucho más trascendental. Aquella preciosa luz que parecía llamarlo desde la distancia, la inconmensurable sensación de paz que lo invadía por dentro. Probablemente, por fin había muerto.

-¿Y? ¿Ahora qué?--se preguntó mientras caminaba hacia aquel fulgor infinito--¿Habrá cervezas y solícitas enanas barbudas de grandes pechos esperando? ¡Ja, ja, ja!