Partida Rol por web

Cuando la fría luz de la mañana hizo fuerza entre vuestros párpados pudisteis tomar una necesaria taza de aguachirle cafeinado y aprovechar una fuente pública cercana para remojaros las legañas.

Mientras caminabais salían a vuestro paso tanto gente que volvía de la fiesta a sus cubiles como trabajadores repasando sus listas de la compra camino del trabajo. La calle Tolerancia del Torso dio paso al vecindario de la Osada Línea de Hierro (En homenaje a una tropa heroica tropa militar de la última guerra. Muchos dicen que nunca existió, pero la inspiración parecía necesaria) y de ahí a la comunidad de la Alfombra de Mimbre, conformada por refugiados del Pueblo Profundo, especializados en la elaboración de todo tipo de muebles vistosos pero poco resistentes.

Una vez llegasteis a la Avenida del Colgado del Submundo pudisteis ver el muro provisional que rodeaba a vuestro destino, el barrio Achicorias Gandul. Tal vez llamarlo provisional tras casi una década fuese un poco irónico, más teniendo en cuenta que era un obstáculo real para vuestra labor, pero dando una vuelta en círculo descubristeis tres posibles caminos de acceso al barrio.

Desde Picor del Revivido (1) llegaba el canal que se había usado en tiempos para cargar con el pescado a enlatar, conocido como la Garganta. Hace unos años comenzaron a construir toboganes ideados para el ocio de los residentes y sus vecinos, como si tratasen de crear una feria con atracciones de temática acuática, pero con el abandono del barrio, las infraestructuras habían sido dejadas a su suerte y ahora eran empleadas por los adolescentes para realizar carreras y prácticas de salto empleando vehículos flotantes improvisados.

En las Arcadas de Pezón Malvado (2) visteis una abertura hecha en el muro contenedor, recortada en la boca de un anuncio de tónicos digestivos y flanqueada por una caseta en la que se leía Caseta de los Besos y un peculiar artilugio que parecía un cruce entre un órgano a cuerda y una picadora. En la caseta dos matones cobraban por el peaje para poder usar su máquina, que parecía servir como el torno del metro pero emitiendo una desagradable musiquilla cada vez que alguien lo empleaba.

Y en el vecindario de Vestidor del Impostor (3) encontrasteis un acceso por alcantarilla que parecía bastante transitado, pero de allí parecían salir solo desarrapados y mendigos, así que a simple vista no sabíais si realmente iba a dar al barrio o era un meadero público para los habitantes de la calle.

Tras una noche de fiesta puedo decir que ya conozco un poco mas a mis alegres compañeros, formamos un grupito muy variopinto. Me resulta particularmente interesante el ave compañera de Rister con la que intento llevar a cabo alguna conversación de vez en cuando, creo que mi ulular va mejorando por momentos

Llegados a la siguiente etapa de nuestro camino  hemos de decidir como entrar en este barrio, achicorias gandul

-a mi me gusta la idea del tobogan, parece divertido- comento señalando a la caida de agua

La mecánica Pandora, que se ha recuperado admirablemente de la perdida de un dedo pero está un poco gruñona desde que paso aquello

-no todos tenemos un cuerpo blindado, y yo no pienso meterme en un sumidero. Probemos con esa máquina-

A pandora le habían implantado un nuevo dedo de plástico barato, de un tono amarillento que lo hacía parecer afectad por la luz y los humos de varias decenas de años en circulación, ella misma había visto cómo abrían su envoltorio pero algunos materiales (y especialmente algunos usos para estos) no acababan de estar ajustados en este adalid de la modernidad. 

Si al menos hubiese visto un dedal de oro, plata... O incluso una garra implantada de algún animal exótico, pero no, a la pobre Pandora le había tocado un dedo que podría haber salido del sobre regalo de una bolsa de gachas con raspas de silicona.

No se la podía culpar, peor aun así había acudido como una jabata a esta peculiar aventura.

A Kate empezaron a brillarle los ojillos en cuanto vio el tobogán. Era un acceso que parecía de lo más divertido. Y lo más importante, suponía llegar con estilo. Nada de alcantarillas apestosas. Aunque no estaba segura de que esas razones convenciesen a sus compañeros.

-Bueeeno. Aún tenemos que pagar nuestra deuda, así que no podemos permitirnos malgastar dinero en peajes. Y la alcantarilla aunque...ejem...agradable, ya se sabe que están llenas de peligros. Cocodrilos gigantes. Amebas comecerebros. Tortugas mutantes...La elección más logica es La Garganta, desde luego.

- Yo estoy de acuerdo con el tobogán. 

No iba a añadir nada más. La alcantarilla iba a añadir hedor a nuestros cuerpos y no estaba por la labor. ¿Y de dónde iba a sacar el dinero para el peaje? ¿Más deudas? No, por favor.

Además el tobogán sería una forma de volver a ser niño, aunque en aquella ciudad ser niño tampoco era un privilegio ni había sido un camino de rosas y diversión.

Artintatus y Caila se miraron mutuamente, no andaban con un presupuesto espectacular, o no estarían aquí metidos de mierda hasta el cuello. 

Ciertamente, Caila podría conseguir un descuento por ir en grupo, y el torno parecía la opción más segura. Algunos miembros de la compañía ya habían decidido que el tobogán de La Garganta sería la opción más interesante.

- Bueno, partirse el cuello también pondría fin a mis males.- Comento el recluta.- Al menos sería rápido, no como todas esas infecciones que podríamos pillar por la alcantarilla. Aunque no estaría de más tenerlo en cuenta que están ahí, por el tobogán podemos entrar al barrio, pero no salir. No sabemos como de rápido vamos a tener que huir.

Me sumo a la moción por el tobogán, cuando era niña amaba lanzarme por la escalera de mí casa en una caja de cartón, además, cuan distinta podrá ser la nueva vieja adquisición de los Bastionitas. Sr. Smith: ¿Cree que podría ser peligroso para una frágil muchacha como yo?

No puedo negar que me preocupa la caída, el lugar se ve decrépito y dista mucho de ser un juego de niños. Por suerte Phi puede volar y no tendrá que pasar por esto.

En estos momentos me encantaría disponer de una gran caja de cartón, a falta de tener un cuerpo blindado como el del Sr. Smith. Unas alas, que agradable dejar atrás todos los problemas y huir.

Phi, si esta es la despedida sabes que te he amado desde el primer momento que te ví. 

No fue buena idea el venir así vestida, no hay bellos cadáveres... Solo cadáveres bien muertos.

Vayamos a conversar con esos jóvenes, quizás podamos negociar con ellos una ayuda o un pasaje directo a nuestro destino. Sugirió Rister al variopinto grupo.

Soy bastante buena convenciendo a las personas. Simpática...

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Tras decidiros por el tobogán como medida de acceso os quedasteis analizando la opción con más detenimiento.

Era casi mediodía y los jóvenes, con una estrafalaria apariencia que parecía más propia de las Estrellas Vivientes que de Bastión, por sus colores brillantes que casi dañaban la vista y sus tentaculares cortes de pelo, comían anguila enlatada sentados en sus tabas, barcas o restos a la deriva.

El principal problema parecía ser el estado de abandono del tobogán. Se veía que estaba diseñado para ser usado por cápsulas o algún otro módulo de transporte, no por simples bañistas, pero los artilugios improvisados que flotaban entorno a sus pilares parecían toscamente adaptados para usarse en sus raíles.

Parecían haber habilitado la rampa de acceso al tobogán para poder subir sus embarcaciones empleando un sistema de poleas motorizado, ojalá le quedase combustible.

Aun así no corría agua sobre aquella superficie y siendo una caída tan empinada podíais imaginar con facilidad cómo la fricción de bajar a pelo por aquel conducto quemaría la base de vuestra embarcación y puede que con ella, si teníais suerte, poco más qu vuestros pies, peor era una cosa que convenía tener en mente.

A medida que caminabais hacia el borde de la plataforma donde terminaba la calle Picor Revivido para dar paso a aquella enorme masa de agua os fijabais en con más detalle en las embarcaciones: cisnes para enamorados propulsados a pedales, canoas coronadas por cabezas de jirafas con un cuello demasiado corto, un trono de terciopelo rojo cargado desde las fiestas portuarias de anoche hasta este lugar (¿Cómo fueron capaces de traerlo tan rápidamente?), una lancha adosada a una jaula redonda donde iría algún animal que le proporcionaría propulsión, patitos de plástico para infantes... 

La única embarcación que parecía desentonar con el resto era una especie de carabela en miniatura sobre cuya cubierta paseaba el pandillero acuático con el pelo más estrafalario y un par de amigotes. Parecía lo más resistente y sólido del lugar.

También flotaban por ahí tuberías sueltas, mangueras,  bombas y otros mecanismos de incierto uso.

Rister os tomó la delantera para hablar con los adolescentes que más cerca estaban del borde de la plataforma, quienes al escucharos hablando entre vosotros se giraron para encararos, tal vez temiendo que fueseis algún tipo de figuras del orden a las que había que putear y arrojar al agua cuanto antes, aun así ver el remo de Kate (y el búho mecánico de la joven de cabellos blancos, para qué negarlo) hizo que se lo pensasen dos veces, manteniéndose curiosos ante vuestra peculiar tropa.  

Cuando parece que nos hemos decidido por el tobogan Rister me pregunta por el peligro para su integridad física. La contemplo en segundo y parpadeo con un audible click. No es un gesto muy habitual en mi ya que no necesito parpadear.

-Mis experiencias con el cuerpo humano me dicen que resulta bastante fragil en general. Pero si descendemos con un vehiculo adecuado no tiene porque, aunque...- añado con una breve pausa subiendo mi manos hasta tomar un fleco del hermoso vestido de la dama

-esta ropa tan bonita puede resultar un poco peligrosa en un desplazamiento a alta velocidad, si algo sobresale y se engancha en algún obstáculo podría ser muy inconveniente-

Mientras hablamos avanzamos hasta la entrada del tobogan donde hay un grupo de colorido de jovenes. Me quedo admirando el peinado del que parece su lider mientras espero a que otros mas versados en la diplomacia hablen

Echando sus manos a la espalda el recluta de trincheras desenfundo el trabuco al que amistosamente llamaba "Aspersor", la boca ancha, y el pesado armatoste, delataban que no estaba hecha para las sutilezas, ya que carecía de alcance. Sin embargo, parecía capaz de extrañar a alguien a quien pillase de pleno. Su complexión física le había enseñado que más le valía disparar primero en caso de conflicto. Cargo el arma lentamente sin dejar de mirar a los tres de la embarcación que parecía útil. 

Caila andaba delante de él, sonriendo los tres sujetos con una intento de resultar descaradamente encantadora, aunque ciertamente no era tan ducha como Rister, atraía la atención para que no vieran al soldado preparar su arma. 

Les gustaría conocer a una estrella viviente conozco una que estaría encantada de verlos?

Ahora, deberían cruzarnos al otro lado...

Kate se acercó a la embarcación de aquellos chavales y se quedó mirándola con interés de experta. Puños en las caderas, recorrió con la mirada la embarcación de un extremo a otro. Incluso acuclillándose para ver mejor ciertos detalles. Y acabó soltando un silbido de admiración.

-No está mal. No está mal. Con esa preciosidad se pueden conseguir hacer cosas decentes. En manos de alguien que sepa llevarla claro. No os recuerdo en las regatas del Canal de Pete el Tuerto y Manco, así que supongo que esta chica se dedica más a paseitos de placer que a darle mucha velocidad. Pero la tenéis bien cuidada.

Tras el rápido intercambio de palabras entre Mr Smith y Rister, esta se adelantó para hablar con los pandilleros, que descansaban en tres embarcaciones de poca eslora. Si la mediación iba bien os tendríais que apretar un poco para poder organizar la jugada...

A ella se sumaron Rata, que también tomó la iniciativa por un segundo frente, y Caila, quien más que nada aportaba su presencia y juventud a la tropa, peor aquello era algo que no pasaba desapercibido para aquellos pánfilos, permitiendo maniobrar a Artinatus, quien tomó su pistolón, teniendo que ocultarse tras sus compañeros, ya que le ocupaba ambas manos.

Tras el primer comentario, de Rister, los muchachos sonrieron extrañados, como si esta les hubiese dicho alguna locura.

- ¿Una estrella viviente? - Se mofó uno con una cresta roja y una enorme Z que le cubría media cara.- ¿A qué te refieres? ¿Es una emisaria de algún astro lejano o en serio me estás diciendo que hay estrellas capaces de adoptar forma humana? He oído muchas locuras en esta ciudad pero nunca algo así, claro que tu misma podrías pasar por una estrella entre nosotros, preciosa.- Sonrió antes de escupir al agua y limpiarse los labios con el dorso de la mano en un gesto poco elegante pero lleno de nervio. - ¿Cruzaros al otro lado?- Se giró para mirar por encima de su hombro. - Al otro lado del tobogán o al otro lado de la laguna?

En aquella dirección estaba el navío más grande, algo más apartado de las irrisorias embarcaciones del resto de la panda. Entorno al tobogán había otras naves que podían servir a vuestro propósito pero lo de que el tobogán estuviese seco era un problema.

- Si te refieres al tobogán, peloplata, hace tiempo que no lo usamos excepto en ocasiones especiales, en el barrio hay un alguacil que nos la tiene jurada y nos tiene agarrados por lo que cuelga, claro que puede ser divertido veros chapotear ahí dentro, no es lo mismo una sola nave que las caravanas que montábamos, ¿Verdad, cerdos de agua?- Preguntó a sus compañeros, quieres rieron a carcajadas, uno de ellos, desde otra nave le lanzó una lata de cerveza. - Si te refieres al otro lado del lago, no sé qué se os puede perder con Lamepuertas, es un niño de mamá haciéndose el apestado con nosotros, peor no es buena mercancía.

Otro, a su vez, contestó a Rata. - ¿Te refieres a Fregadero? Así llamo a mi nena, pero la pobre poco más ha catado que este triste lago. Pete el Tuerto es muy señorito para correr contra nosotros, la nobleza de los canales nos la suda bastante, los cerdos de agua somos más de las naumaquias a muerte que de carreritas.- Aquello explicaba el estado de muchas de las embarcaciones abandonadas, recorridas por surcos de cuchillas, con flechas asomando en su superficie o incluso con un hacha decorando uno de sus mascarones. - Pero si nos quieres dar unas lecciones, huerfanilla, somos todos ojos, ¿ves alguna montura que te guiñe el ojo?- Preguntó a Rata a su vez, tratando de darle un doble sentido que será preferible apartar de nuestros pensamientos.

La cháchara no nos ayuda. 

- Veo un problema en todo esto. ¿Alguien se ha dado cuenta qué no hay agua en los toboganes? A ver muchachos. ¿Quién tiene la llave del grifo? ¿El alguacil ese toca narices? 

Me da la impresión que ese alguacil no anda lejos pero que no va a ser fácil conseguir que el agua vuelva a fluir por los toboganes.

- Nah, el alguacil está en el Barrio Achicoria, por eso no nos deja deslizarnos hasta sus dominios. Lo del tobogán es solucionable, hemos ido acumulando bombas de agua y mierdas que se pueden usar para eso, pero somos unos perezas de nivel, freak.- Respondió el tipo de la cresta roja a Alkimium.

Me mantengo en un discreto segundo plano atento a las negociaciones de mis compañeros con el grupo de jovenes. Es muy interesante, aunque no estoy seguro de entender todo lo que se trata aquí, claro que esa es mi impresión habitual de los humanos.

Me dirijo al compañero de Rister imitando los sonidos que el hace, interesado en la opinión del buho mecánico pese a no haber sido aun capaz de descifrar su idioma

- Llévame hacia donde tenéis todas esas mierdas que dicen. - A ver si el de la cresta roja se digna a hacerlo. - Igual conseguimos un poco de diversión. - Le animo

En esta ciudad las ganas de trabajar no abundan, así que estamos todos arruinados con nuestras deudas, pero alguien tendrá que encargarse. Como todo ciudadano de Bastionland me agrada que otros hagan el trabajo sucio y también se que por un poco de diversión algunos mueven el culo o te rajan de arriba a abajo. 

-¿Naumaquias a muerte, eh? Aún no he tenido oportunidad de participar. Y ya sabes lo que dicen de no acostarte sin saber algo nuevo.

-Es una lástima que no tengamos tiempo hoy- Se apresuró a recordar Pyotr, que sabía cómo podía acabar la cosa.

-Ejem. Sí, bueno, como dice mi amigo tenemos una cita en el Barrio Achicoria. Y no sé lo que pensará el alguacil de nosotros, pero pensamos plantarnos allí de todas maneras. Y me encantaría ver lo que puede hacer tu chica. Así que, ¿qué tal si vemos la manera de llenar ese tobogán de agua? La pobre Fregadero tiene que estar deseando darle un poco de marcha a ese precioso casco que tiene.

La jerga marítima y la juvenil se mezclaban en referencias que hacían de la conversación poco más que jeroglífica para Artintatus, que intercambió una mirada con Caila. Tanto su hija adoptiva como él pusieron los ojos en blanco, completamente desconectados del intercambio que estaba ocurriendo y desconociendo los palabros y referencias que sonaban tan oscuras como códices y grimorios de los magos de los cuentos. 

- Vamos a ayudar a Alkimium, a ver que nos encontramos.