Partida Rol por web

En busca de la Ciudad de Plata (Imperio Cobra)

Escena Zayn 5

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01/06/2025, 21:14
Narrador

Parece arriesgado, pero no es un mal plan. Si rodeáis por las tierras de los grandes saurios podréis coger ventaja incluso aunque no sigáis el rastro. Claro, que el riesgo está en que después, al otro lado no seáis capaces de volver a recuperar el rastro o que hayan tomado otra ruta alternativa. Si Kadar cabalga uno de estos saurios deduces que conoce bien estas tierras.

La orografía del terreno cambia y pronto comenzáis a ver las formaciones rocosas que dan nombre a esta zona, las Gargantas de Rocas. El suelo está cuarteado, mostrando que esta zona fue fértil en el pasado y que poco a poco se fue secando. Huesos blanqueándose al sol pueden verse dispersos por todo el panorama que abarca la visión. El territorio parece desolado. A lo lejos, de vez en cuando, veis la silueta de algún dinosaurio que el barritar del saurio de Kadar no tarda en ahuyentar. Así vais esquivando incómodos encuentros con los reptiles gigantes de la zona, lo que os permite avanzar bastante rápido.

Justo en vuestra ruta encontráis un extraño montículo de tierra. Parece artificial. Cuando te acercas para examinarlo te das cuenta de que es una especie de nido. Está abierto en su parte superior y pueden verse huevos de gran tamaño en el interior. Nadie más en el grupo parece prestarles atención y continúan su camino, pero tú te detienes a reflexionar: crees que en el oasis de Dhûl Faqâr podrías sacar unos cuantos dinares de oro por una rareza como esta.

Notas de juego

Sección 2

Si coges uno de los huevos y te lo llevas, ve a la sección 7.
Si decides que ya cargas mucho peso y esperas encontrar más tesoros en la Ciudad de Plata, ve a la sección 4.

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01/06/2025, 21:45
Zayn 5

Kadar resultó ser un gran guía por las Gargantes de Rocas, ya está comenzando a caerme bien. 

Pasé un par de sustos cuando esas lagartos giganes se acercaron, pero se me salieron unas carcajadas cuando huyeron con la cola entre las patas. Todos me quedaron mirando con caras de "¿Encerio?", pero no me importó, aunque me dió un poco de verguenza cuando mi naríz sonó como la de un cerdo cuando tragué aire. 

Seguimos el camino sin mayor problema.

Cuando pasamos el bulto de tierra con huevos guardados, se me salieron los ojos de la impresión.

"Sería interesante vender uno de estos o mejor..."  Miré la montura de Kadar. "Me gustaría tener mi propio dinosaurio de caballo". Respiré hondo y llegué a una conclusión. "No hace falta llevarmelos ahora, ya sé donde encontrarlos y debo estar mejor preparada para enfrentar a mamá dino. Además me esperan los tesoros de la ciudad de plata, si es que llego a fallar ya tengo un plan B." 

Con una sonrisa me despedí de los huevos y les lancé un beso.

"Otro día mis queridos."

 

Notas de juego

Decido pasar de los huevos y seguir con nuestro camino sin retrasos.

(Voy a la sección 4)

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01/06/2025, 23:04
Narrador

Alcanzas al grupo y continúas la marcha centrándote en la ruta y sin distracciones. Tras un par de jornadas sin incidentes dignos de mención, aparte de la idiosincrasia particular del grupo: Sefa quejándose por el calor, el viejo Hud necesitando descansos continuos y Kadar con sus comentarios molestos mirándoos todo el rato por encima del hombro; llegáis por fin a la mítica Ciudad de Plata. La veis como un espejismo en el horizonte, reverberando por el calor y destellando al sol. Tras un breve momento de contemplación en silencio avanzáis el último tramo del camino. Ha sido más fácil de lo que esperabais encontrar la ciudad y no son ruinas precisamente lo que se alza ante vosotros.

Al acercaros veis que la ciudad está rodeada por un muro de plata y un amplio foso por el que navegan unas figuras encapuchadas sobre barcas de plata. Al ver el foso se os van los ojos, ya que habéis estado racionando el agua hasta el extremo. Es Sefa la primera que se lanza a por el agua del foso.

-"¡Agua, por fin!" Grita mientras sumerge ambas manos en el foso.

Su grito de alegría se torna en un grito de horror cuando saca las manos humeantes del líquido del foso.

-"Es ácido." Dice Kadar a su espalda.

Y para cuando lo dice estás segura de que ya lo sabía antes de que la princesa introdujera las manos. Hud y tú atendéis a la princesa, que sufre quemaduras en ambas manos, mientras que Kadar le hace señas con los brazos a uno de los barqueros para que se acerque.

-"¿Y cómo es que navegan sobre ácido sin que les afecte?" Preguntas.

-"El ácido no afecta a la plata." Responde Kadar. "Es el único material al que no le afecta."

Tienes la impresión de que Kadar sabe muchas más cosas de las que cuenta.

Un siniestro barquero embozado en una túnica gris que le cubre cada centímetro de su cuerpo se acerca a la orilla respondiendo a la llamada de Kadar. Tras intercambiar un par de palabras sueltas en lo que a ti te suena como un antiguo dialecto del desierto, parece que llegan a un acuerdo. Kadar os señala a vosotros y el otro extiende la mano. Ahora por fin, ves la mano del barquero por fuera de su túnica; está recubierta de oscuras escamas y cada dedo termina en una pequeña garra. Acepta cinco piezas de plata que deja caer Kadar en aquella mano escamosa.

-"Vamos." Os dice Kadar. "Tenemos transporte para cruzar el foso."

Apenas habéis terminado de vendarle las manos a Sefa cuando escogéis un equipo básico de las alforjas de las monturas y os subís a la barca de plata. El dedo escamoso del barquero os va indicando dónde sentaros para estibar el peso de la carga en la barca. Cuando estáis todos a bordo la barcaza zarpa con un ligero zigzagueo por el foso. Durante la travesía os cruzáis con embarcaciones similares. El resto de los barqueros encapuchados parecen dedicarse a la pesca. Te preguntas qué clase de peces pescarán en un foso de ácido. Antes de lo que esperas ya habéis llegado a una parte abierta en el muro de la que descienden unas escaleras de plata que se sumergen en el foso. Al otro lado de la arcada de la escalinata se extiende un tupido jardín rebosante de plantas exóticas. Uno a uno, vais desembarcando y atravesando con rostro maravillado el jardín. Kadar abre la marcha con paso decidido, tú te quedas rezagada en último lugar.

-"¿Qué tipo de gentes encontraremos en esta ciudad? La esperaba deshabitada." Se pregunta la princesa Sefa.

-"La misma gente que la habitó antaño. El tiempo no pasa por la Ciudad de Plata, ya que se halla en un lugar fuera de él. Aquí nada cambia, sigue como entonces. Estas gentes están más cerca de los antiguos dioses, pues en la época en que ellos vivieron los dioses eran carnales y caminaban entre ellos."

De pronto sientes unas ligeras cosquillas por la nuca, una fuerte presión en la cintura y te ves elevada súbitamente del suelo hasta quedar envuelta en una enredadera. Una liana te rodea la boca con fuerza, lo que te impide gritar. El grupo continúa avanzando sin percatarse de tu ausencia. Tus brazos están fuertemente sujetos al cuerpo y no puedes desenvainar tu cimitarra. Quizá si tuvieses un arma más pequeña.

Notas de juego

Sección 4

Si elegiste la daga al principio de la aventura y aún la conservas, ve a la sección 33.
Si no tienes daga, ve a la sección 10.

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01/06/2025, 23:22
Zayn 5

"Rayos, si no hubiera sido la princesa Sefa, sería yo... Maldito Kadar, no se puede confiar en él del todo. Tengo muchas preguntas que hacerle, pero no creo que responda ninguna."

Después de cruzar el foso y dejando de lado el mal rato de la quemadura y del tétrico barquero, mis ojos quedaron fascinados por tal belleza. Además el sofocante calor mitigó un poco al entrar en el jardín.

De un momento a otro me jalaron fuertemente hacia el cielo, me amordazaron y restringieron todos mis movimientos. Primero pensé que Qâsim y sus hombres me habían encontrado, hasta que vi unas lianas pasar frente a mis ojos...

"¿Una planta...? ¡Que alguien me ayude maldición! ¡¡Holaaa una dama en peligro!!". Intenté gritar, pero la liana en mi boca me lo impedía.

Notas de juego

Desgraciadamente no tengo ningún arma que me ayude en esta situación.

(Paso a la sección 10)

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02/06/2025, 20:42
Narrador

Forcejeas, gritas y pataleas, pero todo resulta inútil. Al final te rindes y aflojas los miembros, momento que aprovecha la enredadera para hacer más fuerte su presa sobre ti. Esperas que tus compañeros reparen en tu ausencia pronto y vuelvan sobre sus pasos, aunque con Kadar en el grupo no sería descabellado que te dejara allí abandonada a tu suerte solo por diversión. Él parece conocer de antemano los peligros a los que os enfrentáis pero nunca os advierte, como divirtiéndose cada vez que a uno de vosotros os ocurre algo malo.

Pasado un tiempo logras escuchar un par de voces siseantes que se acercan hacia donde tú estás. Comienzas a patalear y a intentar gritar para atraerlos hacia tu posición. Cuando por fin ves a quiénes has atraído, te quedas pálida por la sorpresa. Son dos humanoides con rostro de serpiente. ¡Hombres serpiente! La antigua raza que antes poblara el mundo según las leyendas. Ahora, lo más parecido a ellos que queda sobre la faz de la Tierra son los aborrecibles hombres cobra. Al verte, ambos se sorprenden, y dirías que hasta se alegran. Pronto se disponen a liberarte. Tú, prefiriendo tu cautividad vegetal a esta nueva expectativa, te revuelves y pataleas, intentando ponérselo difícil. Aun así, los hombres serpiente se ayudan de dagas para ir librándote poco a poco de las lianas. Pero una vez te liberan de la planta, te atan con las mismas lianas los pies y las manos a la espalda, un indicio nada bueno de sus intenciones. Entre los dos te cogen en peso y te llevan hacia algún lugar jardín adentro. De repente se detienen al oír una voz a sus espaldas. Es la voz de Kadar.

-"¡Eh! Eso es nuestro."

Los hombres serpiente se giran lentamente.

-"Nosssotrosss lo encontramosss." Responde uno de ellos en lengua común con un fuerte acento reptiliano. "Nosss perrrtenece." Y ambos vuelven a desenvainar sus dagas.

Kadar sonríe de medio lado y saca de su vaina un enorme alfanje de lo que parece un bronce negro muy bruñido. Lo hace con un amplio giro cargado de teatralidad. Puedes observar cómo el aire alrededor del alfanje reverbera por la temperatura. El arma emite una increíble cantidad del calor. Pronto, unas invisibles grietas que recorrían toda su superficie se iluminan en rojo hasta que alcanzan la luminosidad incandescente del metal fundido. Envalentonados por ser más en número, los hombres serpiente se abalanzan a la vez sobre Kadar. Este da un salto atrás al tiempo que lanza un barrido con su alfanje. La hoja choca con una de las dagas de los hombres serpiente, que alza su arma para parar el golpe. El alfanje cercena la hoja de la daga con suavidad, dejando ambos bordes al rojo. Al ver esto los hombres serpiente se miran entre ellos y salen huyendo. Kadar clava el alfanje en la tierra, que libera una voluta de humo y se acerca a ti para liberarte. Tras él ves aparecer al resto del grupo.

-"Gracias." Le dices, aunque con esfuerzo.

Kadar ignora tu agradecimiento y se limita a sonreír.

-"Esta ciudad es enorme y está repleta de hombres serpiente." Dice la princesa Sefa.

-"Creí que se habían extinguido hacía miles de años." Añade el viejo Hud.

-"Tus amigos quieren ver la ciudad." Repone Kadar. "Y justo cuando estábamos decidiendo por dónde empezar notamos tu ausencia. Es una suerte haberte encontrado aún con vida, así nos ayudarás a decidir por dónde comenzamos la visita."

Notas de juego

Sección 10

Si quieres visitar el enorme edificio que parece un templo, ve a la sección 38.
Si quieres visitar el palacio, ve a la sección 39.
Si quieres visitar o hacer compras en el mercado, ve a la sección 40.
Si quieres visitar los jardines, no por los que llegaste, sino los jardines reales, ve a la sección 41.

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02/06/2025, 21:43
Zayn 5

"Por un momento creí que me iban a comer, vi pasar mi vida por unos instantes. Debí recoger esos huevos, por último para hacerme un omelet." Dije exhausta.

"Solo dame un segundo, deja respirar un poco." Respondí a Kadar sin todavía levantarme.

Me erguí y me puse al corriente.

"Ya no quiero más jardines, ni plantas secuestradoras eso tenganlo en claro. Si quieren vamos a visitar donde estas cosas tienen su mercado, siempre que visito alguna ciudad nueva voy directo a su mercado, ahí están todos los chismes. Tal vez sepamos si Qâsim llegó antes que nosotros... Claro si es que los reptiles aceptan hablar con nosotros."

Notas de juego

Propongo ir al mercado para recopilar información.

(Voy a la sección 40)

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02/06/2025, 22:22
Narrador

El mercado ocupa una amplia plaza en la que cabría la bahía de Issâm completa. Es un lugar lleno de actividad y bullicio. A pesar de que hay puestos en casi cualquier callejón de la ciudad, es en la plaza del mercado donde se encuentran los puestos más importantes y los que venden la mejor mercancía. Ni que decir tiene que la mayoría de los objetos que se venden son de plata. Te llaman la atención en especial puestos como el de la pescadería de peces de plata. Una pescadería en toda regla que vende unos peces mecánicos, una especie de artefactos fabricados en plata. No sabes la utilidad que tendrán, ya que no parecen poder comerse, pero esos peces-artefacto abundan en el foso de ácido que rodea a la ciudad y muchos de sus habitantes se dedican a su pesca. También hay aves mecánicas fabricadas en plata del mismo estilo, pero por alguna razón estas son más escasas.

Una zona apartada del resto del mercado se dedica a la venta de animales. Puedes ver cabras, camellos, gallinas y sobre todo pequeños roedores del desierto. De roedores del desierto hay puestitos en cada esquina en los que los venden asados o caramelizados como una golosina.

Los puestos de verduras escasean tanto como el género que venden. Aparte de dátiles, apenas ves alguna calabaza y unas pocas manzanas de los manzanos que decoran el palacio real. Aquí puedes aprovisionarte de lo que necesites, pero ojo, solo aceptan piezas de plata en pago. Con las que te quedan en la bolsa puedes proveerte de comida bien conservada para el viaje de vuelta.

Notas de juego

Sección 40

Si quieres visitar el enorme edificio que parece un templo, ve a la sección 38.
Si ahora quieres visitar el palacio, ve a la sección 39.
Si quieres visitar los jardines, ve a la sección 41.
Si ya has visitado todos los sitios o no quieres seguir visitando la ciudad y estás sola, ve a la sección 12.
Si ya has visitado todos los sitios o no quieres seguir visitando la ciudad y estás con el grupo de compañeros de viaje, ve a la sección 13.

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03/06/2025, 02:59
Zayn 5

Pues aquí me falta el tipico encapuchado que vende cosas turbias, ese siempre tiene información jugoza.

"Supongo que antes los mercados eran más amigables... aburridos diría yo."

"Todo buen ciudadano que se respete debe presentarle sus respetos al jefe del lugar, y pues tenemos a la misma princesa Sefa, hija del hâkem Dushuf con nosostros. Casi estamos en la obligación de ir a conocer a... quien quiera que sea el lider acá."

Notas de juego

Con buen animo decidí visitar el palacio.

(Paso a la sección 39)

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06/06/2025, 22:45
Narrador

El palacio es el edificio más grande y alto de toda la ciudad. Se eleva sobre la colina interior y además se eleva sobre la barbacana principal. Esto hace que sea visible desde cualquier punto. El palacioestá construido al puro estilo vendhí antiguo, antes de que se impusiera el estilo de vida nómada en todo el reino, antes de la guerra. Hartos de reconstruir sus ciudades tras cada ataque de las fuerzas del Emperador Cobra, los vendhí decidieron trasladar sus asentamientos para evitar así convertirlos en objetivos militares. Así el Imperio se quedó sin ciudades a las que atacar, sin más ciudades que destruir. En la antigüedad el desierto estaba lleno de ciudades como esta, rodeadas de impresionantes murallas y torres de amplias cúpulas. Probablemente esta ciudad fuese testigo directo de aquella época.

El enorme palacio está rodeado por una alta muralla rematada por esbeltas torres de cúpulas bulbosas. Banderines también de plata ondean en cada uno de los pináculos. El edificio interior está dividido en tres bloques, cada uno independiente pero con una distribución similar en torno a un torreón central más grueso rodeado de minaretes. Las puertas de las murallas están abiertas y el acceso al nivel inferior del palacio es libre. En este primer nivel se encuentran ubicados los artesanos de palacio y los edificios que ofrecen diferentes servicios profesionales: herreros, orfebres, joyeros. Echas en falta a los carpinteros, pero reparas en que hasta el momento no has visto ni un solo objeto hecho de madera en toda la ciudad.

La amplia avenida del primer nivel, que discurre entre la muralla y la barbacana y en donde se alojan los principales edificios, asciende a medida que rodea las edificaciones hasta desembocar en las puertas del segundo nivel. Frente a las puertas hay un destacamento de soldados armados con alabardas. Te fijas en el detalle de que las alabardas están rematadas por pequeños cascabeles. Intuyes que debe ser una técnica de lucha con armas largas de asta para ciegos.

Del palacio no vas a ver más, el resto está restringido. No sabes qué clase de cargo ocupará el regente, si se hará llamar rey, visir, hâkem o príncipe. Sobre la cúpula principal destacan en plata el símbolo de un sol y una luna.

Notas de juego

Sección 39

Si quieres visitar el enorme edificio que parece un templo, ve a la sección 38.
Si quieres visitar o hacer compras en el mercado, ve a la sección 40.
Si quieres visitar los jardines, ve a la sección 41.
Si ya has visitado todos los sitios o no quieres seguir visitando la ciudad y estás sola, ve a la sección 12.
Si ya has visitado todos los sitios o no quieres seguir visitando la ciudad y estás con el grupo de compañeros de viaje, ve a la sección 13.

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06/06/2025, 23:37
Zayn 5

"Por favor diganme que no quieren ir a los jardines.".

El resto del grupo parecía estar interesado, al igual que yo (en secreto).

"No quiero ir por la vista, si no para tentar a la posibilidad de encontrar algo útil que nos pueda ayudar a encontrar los tesoros de esta ciudad."

Mi sentido de aventurera o mejor dicho de saqueadora de tumbas me gritaba que ya que estabamos conociendo estas antiguas ciudades, sería un pecado no aprovechar de conocer lo máximo posible. En las antiguas ruinas era lo mismo, a veces era mejor ir a un camino opcional al tesoro... aunque eso también podía activar trampas.

"Solo por hacerles el gusto iremos a los jardines, pero ojo, tengan cuidado con las plantas lo digo encerio."

Notas de juego

Con algo de recelo me dispuse a visitar los jardines.

(Voy a la sección 41)

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07/06/2025, 00:06
Narrador

Los jardines reales son, aparte de una zona decorativa, la única tierra de cultivo de la que dispone la ciudad para su abastecimiento. Dejando de lado una amplia zona dedicada a flores y otras especies decorativas, gran parte de los jardines está ocupada por árboles frutales, principalmente manzanos y pequeños arbustos con todo tipo de hortalizas. A pesar del tamaño de los jardines, puedes darte cuenta de que los productos que se pueden obtener de aquí no alcanzan para toda la población de la ciudad. Además hay otras zonas ajardinadas, palmerales y patios caseros con cultivos particulares diseminados por diferentes partes de la ciudad.

En la cara este de los jardines se ubican en hileras varios panales de abejas de donde sacan la miel para caramelizar los roedores del desierto que tan apreciados son en los puestos callejeros de toda la ciudad. Justo ocupando una posición central en los jardines hay un pedestal sobre el que se yergue lo que parece una roca partida en dos. En el interior se puede distinguir la impresión de un hacha, como si la roca fuera el molde del mismo. Un rótulo en el pedestal identifica esta roca como Sreekâr Mukthar, la roca que enviaron los dioses a Gilgamešh al final de la guerra con el hacha Sreekâr para que pusiera fin al Imperio Cobra. Viendo las proporciones de la impresión dejada en el interior de la roca, el hacha debía de ser enorme. Al acercarte te da la sensación de que la roca aún emana calor.

Notas de juego

Sección 41

Si quieres visitar el enorme edificio que parece un templo, ve a la sección 38.
Si ahora quieres visitar el palacio, ve a la sección 39.
Si quieres visitar o hacer compras en el mercado, ve a la sección 40.
Si ya has visitado todos los sitios o no quieres seguir visitando la ciudad y estás sola, ve a la sección 12.
Si ya has visitado todos los sitios o no quieres seguir visitando la ciudad y estás con el grupo de compañeros de viaje, ve a la sección 13.

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07/06/2025, 00:20
Zayn 5

Ya visitando todos los sitios el humor de todos ya estaba algo inquieto, a pesar de las impresionantes vistas y aprendizaje de una cultura que se decía ya estar extinta, ninguno vino aquí con la intención de hacer turismo. 

 

Notas de juego

(Voy a la sección 13)

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07/06/2025, 00:36
Narrador

La visita por la enorme ciudad os ha dejado exhaustos. Buscáis un callejón sombrío donde refugiaros de los rayos del sol. Os dais cuenta que aquí el sol luce siempre y que el tiempo no parece transcurrir, lleváis varias horas recorriendo la urbe sin que el cielo muestre señas de que vaya a anochecer. La ciudad siempre luce un clamoroso sol sobre sus deslumbrantes cúpulas. Otra cosa que os llamó bastante la atención y facilitó vuestra visita es que la totalidad de la población de la Ciudad de Plata es ciega. Quizá debido al deslumbre constante y la intensa luminosidad, los ojos de todos los hombres serpiente de la ciudad muestran un velo vidrioso y parecen orientarse por el resto de sus sentidos. Esto os ha permitido pasearos de manera imperceptible por los principales edificios de la ciudad sin levantar sospechas. Mientras recuperáis el aliento en la fresca sombra del callejón, un joven hombre serpiente entra de improviso y tropieza de bruces contra Kadar.

-"¡Perdón!" Dice en el dialecto del desierto que usan en la ciudad.

Kadar lo agarra con fuerza del brazo. Al principio no comprendes su agresivo comportamiento con el joven, pero al ver caer una bolsa de monedas al suelo comprendes lo que ha sucedido.

-"¡Lo siento!" Se disculpa el joven. "¡Perdonadme, por favor, señor! ¡Os juro que no volverá a ocurrir!"

-"Por supuesto que no." Responde sombrío Kadar al tiempo que desenvaina su alfanje con un ágil movimiento y lo coloca sobre la garganta del reptil humanoide. Ves en su mirada que se dispone a acabar con la vida de ese joven hombre serpiente.

Notas de juego

Sección 13

Si tratas de detener a Kadar, ve a la sección 45.
Si dejas que lo mate, ve a la sección 47.

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07/06/2025, 18:08
Zayn 5

Esto es algo bastante recurrente en mi día a día. Jovenes pobres que en su casa no tienen para comer, no saben trabajar ni les dan la oportunidad de aprender. Solo les queda robar a aquellos que parezcan blancos fáciles.

"Pobre muchacho lagartija, hizo una muy mala elección..."

En el momento en que Kadar se dispuso a matar al chico, instintivamente me acerqué para detenerlo.

"Calma, calma, No es neceserio matarlo. Es un joven tonto sí, pero no pasó a mayores, tienes tu bolsa con monedas contigo. En primer lugar no sabemos como reaccionarán los lugareños. Segundo, en lugar de asesinarlo puedes cortarle un dedo, una pata o la cola. Le vuelven a crecer creo."

Notas de juego

Trato de detener a Kadar 

(Paso a la sección 45)

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08/06/2025, 00:34
Narrador

-"¡Alto!" Gritas al tiempo que agarras la mano de Kadar justo antes de que le corte el cuello al hombre serpiente.

Su tacto es caliente. No caliente como el calor que emana de un cuerpo tras un duro ejercicio, sino caliente como las tenazas de una fragua. Kadar se retira y te lanza una mirada iracunda. Por un momento sus pupilas se inflaman con una luz rojiza en forma de llamarada.

-"¿Cómo osas siquiera tocarme?" Te espeta mientras su cuerpo parece crecer e inflamarse.

Alza su terrible alfanje que luce grietas incandescentes y comienza a humear. Justo cuando se dispone a descargarlo sobre ti, el viejo Hud le lanza con gran intuición un puñado de arena a la cara. La arena lo ciega y provoca un humo espeso y blanco en torno a su rostro. Los sirvientes de Sefa, sujetando cada uno el extremo de una capa enrollada, la colocan tras sus tobillos de tal manera que provocan que el cegado Kadar caiga de espaldas al suelo, dejándolo por unos instantes a tu merced. No desaprovechas la oportunidad y hundes tu cimitarra en su pecho en cuanto tienes oportunidad. Tu espada se calienta hasta que se pone al rojo mientras atraviesa el cuerpo del efreet. De la herida parece brotar metal fundido y el djinn se retuerce en el suelo con un grito desgarrador. Desclavas la cimitarra, que sacas al rojo vivo, para volver a descargar otro mortal golpe, esta vez sobre su cuello. Separas de un tajo la cabeza de su cuerpo y los gritos se detienen haciendo que brote un río de lava por el cuello cercenado. Con esto, el cuerpo se inflama y se deshace en una nube de denso humo negro. Todos os quedáis atónitos observando la mancha negruzca y quemada que hace un instante ocupaba el cuerpo de Kadar.

-"Era un djinn." Concluyes. "Al final iba a matarnos a todos."

-"¿Cómo lo sabes?" Pregunta Sefa.

-"Ese era el motivo de que nos acompañara. Debía ser una especie de guardián que vigila a todos los que buscan la Ciudad de Plata y se acercan demasiado. Por eso estaba cerca del viajero Eris, y posteriormente del mercader Qâsim."

-"Gracias." Dice en lengua del desierto el atónito hombre serpiente, que ha presenciado toda la escena.

-"Más que un simple gracias tu vida valdrá al menos un servicio." Le comentas al joven hombre serpiente.

-"¿Mi servicio? ¿En qué puedo ayudarte, mi señora?" Se extraña el joven.

-"Necesitamos guía en la ciudad, somos forasteros y aún desconocemos muchas cosas."

-"¿Forasteros? Eso es imposible. Nadie sale ni entra a la Ciudad de Plata."

-"Lamento contradecirte." Le arguyes.

Al joven hombre serpiente se le desencaja el rostro en una mueca de preocupación, una mueca limitada por sus escamas.

-"La ley prohíbe entrar o salir, hablar o revelar la situación de la ciudad ni la manera de llegar."

-"Pues un pescador nos cruzó el foso por dos piezas de plata." Le revelas.

-"¡Pescadores! Esos venderían hasta sus primeras mudas de piel por un puñado de dátiles."

-"Y con lo de entrar y salir, ¿te refieres a que desde el otro lado solo puedes acceder cuando lucen en el mismo cielo el sol y la luna?"

-"¡Shhhh! No lo digas en alto." Te dice asustado. "Entonces... ¿Venís del otro lado? ¿Qué clase de criaturas sois? ¿Puedo?"

Y alza sus manos escamosas para tocaros los rostros. Sefa se aparta con desagrado, pero tú le dejas que te toque el rostro. Es su única forma de ver. Su tacto áspero y frío en tu cara es desagradable, pero a juzgar por su expresión a él tampoco tu rostro le resulta demasiado agradable.

-"¿Sois así todos los que vivís del otro lado?" Te pregunta curioso.

-"La mayoría. Aunque hay muchas otras criaturas. Todas diferentes."

-"¿Alguna como nosotros?"

-"Hace siglos que los hombres serpiente no caminan del otro lado. El único vestigio que queda son los hombres cobra." Respondes.

-"¿El culto de los hombres cobra ha sobrevivido?"

-"¿Culto?" Preguntas confundida.

-"Sí." Te explica el joven. "Como te habrás fijado, de todas las razas de hombres serpiente que hay no encontrarás en la ciudad ningún cobra. Fueron expulsados, desterrados para siempre..."

-"¿Por qué?"

-"Comenzaron a separarse del resto, a profesar cultos prohibidos, magia negra, artes arcanas y blasfemas, ya sabes, todo eso que está prohibido. Pronto se creyeron superiores al resto, se volvieron más huidizos, se separaron, formaban guetos en las ciudades y se protegían los unos a los otros, a veces con exceso de celo. Su culto se convirtió en una amenaza incluso para el Basilisco."

-"¿Basilisco?" Preguntas.

-"Sí, para los hombres serpiente viene a significar algo así como un rey. El líder de todas las razas. Pues bien, cuando obtuvieron suficiente poder, el líder del culto de los cobra, que era adorado como un dios en vida, se autoproclamó Emperador y desafió al resto de la especie obligándolos a elegir: o se unían al culto o serían exterminados. Entonces comenzaron las Guerras Sierpes. Hubo tres, cada cual más mortífera. Los hombres del Basilisco nada podían contra las artes oscuras de los cobra. Crearon horribles artefactos de destrucción. Nuestra civilización se hallaba en un momento de descubrimientos y avances científicos. De esa época son los artefactos pez y las aves mecánicas que tenemos en la ciudad."

-"Sí, eso es algo que también me tendrás que aclarar..." Reconoces. "Aún no entiendo por qué los pescan."

-"Por la plata. Ya te he dicho que los pescadores son la peor casta. Los peces de plata son unos artefactos creados en la Primera Edad de los Artefactos. Son seres cuasivivos. Vida artificial. Son capaces de proveerse alimento y reproducirse. Desde que fueron creados hasta ahora han existido por sus propios medios. Los sabios de ahora no son capaces de comprender su funcionamiento. No son capaces de crearlos, ni siquiera de copiar sus mecanismos. Son complejos artefactos de la antigüedad. Los pescadores los quieren solo para fundirlos y extraer la plata."

-"Bueno, no te vayas por las ramas y continúa con la historia de los hombres cobra." Le apremias.

-"Pues los artefactos de los cobra eran mucho más avanzados y letales. Poco a poco, ciudad a ciudad, los hombres serpiente fueron sucumbiendo, exterminados por una raza de su propia especie. Los dioses nos abandonaron. Muchos dicen que incluso los dioses temían el poder del Emperador Cobra y que por eso se fueron."

-"¿A dónde se fueron?"

El hombre serpiente señala hacia arriba y su mirada nublada se dirige hacia el cielo.

-"A las estrellas. No dejaron de ayudar, pero dejaron de luchar por nosotros. La ayuda de los dioses siempre llega desde el cielo, donde aguardan."

-"¿Entonces es cierto que los dioses navegan los cielos en una enorme nave?" Preguntas ingenua.

-"Eso parece. Mientras, los hombres serpiente estaban desesperados ante la masacre a la que estaban siendo sometidos. Cada clan, cada especie intentó salvarse a su manera. Algunos intentaron usar los templos de los dioses para huir hacia el pasado o hacia el futuro, colonizar otras eras. De esos clanes nada se ha vuelto a saber. Otros huyeron hacia el mundo subterráneo, donde no alcanza la luz del sol. Pero fue el Basilisco Ekindu el que ideó y construyó la Ciudad de Plata..."

-"¿Ekindu?" Te sorprendes. "¿Ekindu no era un dragón, compañero de Gilgamešh?"

Según las creencias vendhís, Ekindu era el rey de los dragones y ayudó a Gilgamešh en su empresa de encontrar la fuente de la vida eterna, para ser después engañado por una serpiente.

-"¿Ekindu un dragón?" Se sorprende el joven con una sonrisa. "¡Qué disparate! Además en esa época aún ni existían. A los dragones y todo lo demás, como los nefilim, los trajo después el Emperador Cobra."

Nefilim, así llamaban los sabios a la estirpe de los gigantes, una raza repudiada por aliarse al Imperio durante la última guerra.

-"Continúa." Le apremias.

-"Pues como decía, Ekindu ideó y construyó una ciudad toda de plata, un metal que puede ser encantado para atribuirle propiedades místicas especiales. Así esta fortaleza quedó al margen del mundo, sincronizada con los ciclos de la luna, pues la plata y la luna están unidas a través de lazos místicos. Además la plata es el único elemento inmune al ácido del Basilisco, un potente veneno que es capaz de disolver cualquier material. Y así fue cómo desaparecimos a los ojos del Emperador. En el desierto somos un espejismo, una ciudad resplandeciente que nunca se llega a alcanzar, salvo en los ciclos en que la luna y el sol comparten el cielo. E incluso durante esos días estamos defendidos por el foso del Basilisco. En contrapartida, la ciudad se quedó del lado del sol. Un sol que nunca deja de brillar. Un sol que generación tras generación ha acabado por cegarnos a todos los que vivimos del otro lado."

-"Por cierto, ¿cuál es tu nombre?" Le preguntas.

-"Ya'rat Krhu."

-"Bueno, mejor te llamaré Yarat."

El joven se encoge de hombros.

-"Yarat." Le explicas. "Tú pareces conocer el negocio, así que sin duda sabrás qué botines son los más indicados en la ciudad para una buscatesoros como yo. ¿Qué tesoros oculta la Ciudad de Plata?"

-"La fuente del templo contiene el Amrita, el elixir de la inmortalidad. Todos en la ciudad somos inmortales."

-Umm. Piensas. El elixir de la inmortalidad está codiciado por reyes y hâkems, podrías sacar bastante por ello.

-"Pero no se permite salir de la ciudad una vez has bebido de él."

-"¿Por qué no?" Repones.

-"Es la ley." Responde muy serio Yarat.

-"¿Y si te lo bebes una vez fuera de los muros de la ciudad?" Le desafías. "¿La ley dice algo sobre eso?"

Yarat lo medita durante unos instantes antes de responder.

-"Pues no dice nada... pero será porque fuera no se puede beber."

-"Eso son conjeturas tuyas. ¿La ley dice algo al respecto?"

-"No."

-"Pues entonces no hay nada que prohíba tomarse el elixir fuera de los muros de la Ciudad de Plata."

-"¿El señor de la ciudad está soltero?" Pregunta la princesa Sefa, que había permanecido en silencio desde la horrible muerte de Kadar.

-"Oh, no, el Basilisco lleva felizmente casado desde hace milenios." Responde orgulloso Yarat.

-"No termino de creérmelo." Añade el viejo Hud entrando en la conversación.

-"Aparte de la inmortalidad, ¿qué otras cosas puede ofrecer una ciudad construida enteramente de plata a una cazatesoros como yo?"

-"Los tesoros están muy bien vigilados y los artefactos libres no se dejan coger fácilmente."

-"¿Artefactos libres?" Preguntas.

-"Sí, los peces y las aves autómatas. Pululan por ahí libremente. Son criaturas cuasivivas, hay quién defiende que en cierta manera son formas de vida, solo que de una raza artificial."

Eso quizá te plantee dudas morales, ya que eres cazatesoros, no esclavista. Los tesoros con los que tú comercias no suelen tener vida propia.

-"Yo me conformaría con el conocimiento que has adquirido como justo pago por haber encontrado la ciudad." Te aconseja el viejo Hud.

-"Cada uno tiene un género con el que comercia." Te justificas. "El tuyo es el conocimiento. A mí nadie me paga por lo que sé, sino por lo que traigo. Si no traigo nada, no pagan nada. Así de simple."

-"¡Ah! Y también están las herramientas de los dioses en el museo. Se trata de una serie de artefactos muy antiguos (ni siquiera funcionan actualmente) que se supone que fueron los que utilizaban los dioses cuando vivían en este mundo. Están en un museo y son piezas muy valiosas, pero están muy mal vigiladas. Serían relativamente fáciles de robar..."

-"Y de vender como perditecnia." Completas la frase en voz alta. "Interesante."

Notas de juego

Sección 45

Si decides robar elixir de la inmortalidad del templo, ve a la sección 43.
Si decides intentar capturar artefactos cuasivivos, ve a la sección 44.
Si decides robar las herramientas de los dioses del museo, ve a la sección 49.

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08/06/2025, 05:45
Zayn 5

"Ese Kadar tan melodramático, su mal genio lo llevó a su muerte. Me fue de gran utilidad y admito que me hubiera gustado contar con su fuerza un poco más, pero terminó siendo un loco desquiciado que intentó matarme. Tuvo su merecido."

En cambio ahora tengo a un joven lagartija, por fin tengo más claro en donde buscar y no andar a la deriva en esta ciudad atrapada en el tiempo.

"Lástima Hud, uno de mis objetivos ocultos era buscar la cura para la cegüera, pero al parecer solo está la fuente de la vida eterna aquí mismo." Miré al cielo agradeciendo los tesoros frente a mí.

Sin embargo ahora que tengo un guía no puedo hacer caso omiso a sus advertencias. Si lograron crear un elixir de la inmortalidad, tiene sentido que solo tenga efecto en esta mística ciudad. Las mayores magias suelen tener condiciones para que funcionen. 

"Si llego con mis clientes ofreciendo un elixir de la inmortalidad, se reirán de mí y me tacharán de loca. En el caso de que lo llegue a vender por una tonelada de oro, Yarat tenga razón y el elixir no funcione fuera de las murallas de la Ciudad de Plata, me colgarán por estafadora."

"Esos artefactos cualitativos suenan como un buen negocio." lo tuve que reconocer.

"Cuasisivos" me corrigió la princesa.

"Eso dije... Sería como críar puercos y vender las crías". Pero me puse a pensar y algunas preguntas me viniveron a la mente: "Los peces solo nadan en acido, ¿cómo podré transportarlos? Y esas aves, ¿qué comeran? ¿Podrán adaptarse en otro entorno...? Tal vez no llegue a funcionar tu negocio Yarat."

 "No fue mi idea." respondió confundido.

"En cambio, ¡Los propios artefactos que usaron los Dioses! Ese es un eslogan que atraería gente de todo el país a comprar mis tesoros. Que no estén bien vigilados es la cereza del pastel." Dije con una gran sonrisa en la boca.

Notas de juego

Me apunté a robar las herramientas de los dioses en el museo.

(Paso a la sección 49)

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08/06/2025, 21:17
Narrador

Yarat os conduce al museo de los dioses, un edificio bastante modesto en comparación con los que visitasteis por el resto de la ciudad. Se compone de una sola planta en forma circular y con un techo abovedado y bulboso típico vendhí rematado por un sol y una luna ensartados en una lanza que apunta al cielo. Lo sorprendente de este edificio es que su interior está forrado en dorado, en lugar del plateado habitual, esto confiere a su interior un ambiente cálido poco usual en la ciudad. El espartano interior está amueblado únicamente con estanterías dispersas repletas de objetos extraños, también dorados, y algún que otro tapiz colgado de la pared que resume de manera alegórica alguna batalla importante que siempre involucra a hombres serpiente. Te fijas en el detalle de que los hombres serpiente que aparecen en los tapices carecen de extremidades inferiores y se desplazan sobre una gruesa y larga cola. El edificio está vacío.

-"¿Siempre están vacíos los edificios en esta ciudad?" Le preguntas a Yarat.

-"Si tuvieses la eternidad como nosotros te darías cuenta que los museos tienen más que ver con el sentimiento de melancolía que con el conocimiento."

El viejo Hud asiente con gesto pensativo. Te das un paseo observando el contenido de las estanterías, buscando algún objeto que te parezca digno de interés. Hay de todo tipo: objetos tubulares que se despliegan en forma de volante, esferas, objetos cubiertos de gemas, con pantallas de cristal, en forma de serpiente... Hay uno, no obstante, que te llama poderosamente la atención. Es un cilindro de metal, mejor dicho, una estructura cilíndrica de metal que contiene en su interior una enorme gema de un color rojizo. La parte superior está rematada en forma de ojo, de tal manera que el asa por donde agarrar el cilindro formaría parte de uno de los párpados mientras que la propia gema sería el iris. En el interior brilla latente una débil lucecilla. La tienen expuesta en una estantería y conectada a través de un hilo color cobre a otro artefacto lleno de gemas de colores que no cesan de parpadear.

-"¿Qué es esto?" Preguntas.

-"El Ojo Mágico hace que funcione el otro artefacto a través del hilo de cobre." Explica Yarat. "En la Primera Era de los Artefactos eran muy comunes. Los artefactos por sí mismos no hacían nada a no ser que estuvieran conectados con uno de estos ojos. Al parecer había infinidad de ellos, pero se fueron agotando y no fueron reemplazados, así que acabaron por desaparecer y con ellos infinidad de artefactos que funcionaban gracias a su poder. Así concluyó la Primera Era de los Artefactos."

-"¿Y qué pasó con la Segunda Era de los Artefactos?" Preguntas.

-"Pues no hay Segunda Era de los Artefactos." Responde sorprendido el reptil. "¿Qué te hizo pensar eso?"

-"Si hay una Primera Era debe haber una Segunda Era, si no, se llamaría únicamente 'La Era de los Artefactos'".

-"Pues después de la Primera Era no hay ninguna otra más que la actual, en que los artefactos se autosustentan sin necesidad del poder de las gemas. Pero en consecuencia, los artefactos son más costosos, hay muchos menos y ofrecen menos utilidad. En definitiva, son menos poderosos."

-"Todo esto es muy interesante." Interrumpe Sefa. "Pero me aburro. Si no os importa os esperaré fuera."

Resoplas ante el impertinente comentario y reanudas la búsqueda de algún artefacto al que puedas sacarle beneficio en Vendha. En una estantería arrinconada, con escasa iluminación y aparentemente olvidado ves un medallón. Cuelga de una gruesa cadena de oro de cerrados y sólidos eslabones. El amplio colgante está fabricado en lo que parece oro macizo con incrustaciones de gemas preciosas. Muestra toscamente la cara de un felino, lo que parece un puma khytyano, aunque un análisis más detenido muestra que la intención de la pedrería es representar una piel cubierta de escamas. Entonces el rostro tallado en el medallón ya cobra unos rasgos reptilianos y ves claramente que representa a un hombre serpiente. No uno cualquiera, los enganches por los que el medallón está sujeto a la gruesa cadena parten de ambos lados de la cabeza a modo de la corona que lucen las cobras. Es un amuleto de los hombres cobra*. Y te suena de haberlo visto antes, pero ¿dónde? Haces un esfuerzo mental por recordarlo sin que obtengas ningún resultado.

*(La descripción del amuleto en las Crónicas de Zayn permitió con posterioridad identificarlo como Dêva, el amuleto de Gilgamešh, uno de los tres objetos que le enviaron los dioses para derrotar al Emperador Cobra y con los que fue sepultado. En algún momento del pasado fue sustituido por el de la tumba en base al juramento de préstamo que estableció con estos objetos el Rey de Erech tras su muerte, pero se ve que nunca fue devuelto, permaneciendo aquí, en la Ciudad de Plata.)

-"Este artefacto," Te diriges a Yarat. "¿tienes idea de para qué sirve?

El joven reptil busca una placa explicativa en la base de la estantería sin éxito.

-"No tengo ni idea." Responde finalmente. "Pero tendrá que ver con la inmortalidad, los amuletos cobra a menudo hacen referencia a eso, entre otras muchas cosas... quizá hasta esté maldito."

No terminas de creerte ni una palabra del ladrón, pero el amuleto te llama poderosamente la atención, así que es el primer objeto que te llevas. Además, pesa poco y ocupa poco espacio. Con esa misma idea recoges cuantos artefactos quepan en tu mochila. El enigmático Ojo Mágico te llama la atención, pero parece pesado y quizá no te ofrezcan por él más que por otros artefactos de aspecto más complicado. Una vez llenas tu mochila salís del museo sin que nadie os moleste. Ha sido realmente fácil. Más fácil que el saqueo de unas ruinas, pues estas suelen tener siempre trampas que protegen los tesoros.

-"Sigo sin entender por qué no ponen vigilancia en el museo." Le preguntas a Yarat.

-"¿Quién iba a robar estos artefactos?" Replica el hombre serpiente. "Nosotros no podemos salir de la ciudad. ¿De qué nos sirven estos artefactos? ¿A quién se los íbamos a vender?"

Tenía su lógica. Os despedís de Yarat y cruzáis el jardín que da acceso al foso. Allí volvéis a requerir los servicios de un barquero, que por un par de piezas de plata y sin ninguna pregunta os cruza el foso. Te preguntas cuántos conocerán el secreto de la Ciudad de Plata y cruzarán el foso de esta manera. Por el momento sabes que los djinn lo hacen, al menos los efreet. Puede que lo que usen algunos magos, de esos que presumen de su poderosa magia, sean tan solo artefactos traídos de la Ciudad de Plata. Desde ahora mantendrás los ojos mucho más abiertos con los magos charlatanes. Te viene a la mente la imagen de Sorak, un cliente habitual. Al viejo Sorak le encantaría visitar la ciudad sin duda alguna.

Casi sin darte cuenta ya estás al otro lado del foso. Por suerte vuestros camellos están donde los dejasteis, con la excepción del saurio de Kadar, que ha desaparecido. Al menos ha tenido el detalle de no devorar ninguna de vuestras monturas. Cruzáis el desierto por la tierra de los saurios sin ningún percance. Los saurios parecen últimamente más escasos que en el pasado y su territorio más seco. Quizá ambos hechos estén relacionados. El caso es que en cuatro jornadas llegáis al oasis de Dhûl Faqâr.

Parece que hace años que partisteis. Aquí vuestros caminos se separan. La frustrada princesa Sefa regresa a Vendha sin haber conseguido nada de la Ciudad de Plata. El viejo Hud, pretendido sabio, ha vuelto mucho más sabio y se dedica a vender su consejo. En cuanto a ti, no eres, de momento, la mejor cazatesoros del mundo, pero consigues vender los artefactos por cerca de mil dinares de oro, cantidad suficiente para retirarte, o para esperar, sin mucha prisa, un encargo que desafíe tus habilidades.

- TU AVENTURA TERMINA AQUÍ -

Notas de juego

Sección 49

Has completado la aventura. 

Si además cogiste un huevo de dinosaurio cuando atravesaste las tierras de los grandes saurios, ve a la sección 50.


Espero que te haya gustado la aventura. Ahora hay dos caminos posibles a elegir: dejar la partida con el buen sabor de boca que te ha dejado el final de Zayn o volver a empezar de nuevo en una sección anterior que elijas.

¡Tú decides!

Cargando editor
09/06/2025, 06:59
Zayn 5

El final de mi aventura estuvo bajo una calmado y premeditado éxito, eso es lo que me ha mantenido con vida al explorar tantas ruinas en el pasado. Sin embargo una parte de mí siente que pudo sacar más provecho a ciertas circunstancias, que tal vez fui poco exigente conmigo misma. 

Dicho aquello, el éxito de llegar con vida me hizo ganar un renombre en la comunidad. No soy la mejor, pero si una gran caza tesoros.

Notas de juego

Agradezco profundamente haber jugado está partida con usted. De momento este final me ha dejado satisfecho. 

Marco un fin a este librojuego, espero que a futuro se presenten más oportunidades de juego con usted. Ha sido una experiencia encantadora.

Cargando editor
12/06/2025, 20:49
Director

Notas de juego

Gracias por participar.