Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

2~ Un Alto en el Camino

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30/10/2015, 15:40
Director

Avanzáis un kilómetro tras otro, a través de campos y más campos, todos iguales a los anteriores. Internándoos en el sur del país, donde la vida rural es más cerrada, más independiente, y se hacen menos preguntas. Los campos dan paso a los arrozales, estos a los bosques de bambú, y posteriormente el paisaje pasa a ser más montañoso, surcadas las alturas de los montes por los pasos de los ríos, en un constante subir y bajar que ralentiza vuestro avance.

Lleváis días a lomos de los caballos. Descansáis de cuando en cuando, comiendo de las reservas que acumulasteis al salir, proveyéndoos con lo que encontráis si un frutal se cruza en vuestro camino. A veces, hay camino. Otras veces, avanzáis completamente campo a través, por territorio inexplorado. Y sin embargo, Lu Yan parece saber exactamente a donde se dirige...

Habéis estado evitando las poblaciones, grandes o pequeñas, incluso las casas aisladas. Aunque no dice nada al respecto, el viejo no parece confiar en nadie, o al menos no quiere relacionarse. Aunque la comida empieza a escasearos, y aún ni siquiera sabes hasta donde debéis seguir, si queda muy lejos vuestro destino.

Sin embargo, al llegar a lo alto de una loma, Lu Yan se detiene a observar un edificio que se ve en el valle, separado de lo que parece un pequeño pueblo que no llega a ser un pequeño grupo de casas aisladas.

Hoy dormiremos bajo techo. -Te indica, señalando el edificio. Habéis estado pasando las noches al raso, tapados con mantas a duras penas, así que la perspectiva te resulta agradable. ¿Habréis llegado ya? ¿Es esa la casa de tu tío? No, en seguida deja claro que no es así- Es una buena posada.

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22/02/2016, 00:59
Rui Wu-San

Los días fueron pasando a lomos de aquellos caballos, como pasando iban ante mis ojos los distintos paisajes que nos encontrábamos. Desde los campos más al sur y los arrozales, a los viejos bosques de bambú y las zonas más montañosas. Evitábamos toda población, e incluso las casas aisladas, alimentándonos de las provisiones que portábamos y de los pocos árboles frutales que nos topábamos por el camino.

La comida empezaba a escasear, y me preguntaba cuánto quedaría para alcanzar nuestro destino, cuando algo cambió en la habitual actitud de mi tío. Al subir una loma, y ver lo que en frente se presentaba, Lu Yan se quedó mirando un edificio algo separado de un pequeño grupo de casas; probablemente una aldea.

¿Hemos llegado? ¿Por fin?

En seguida me dijo que dormiríamos bajo techo, señalándome aquella edificación, y una sonrisa se dibujó en mi amargo rostro, deseando dormir sobre algo más que el terruño. Todo parecía indicar que habíamos alcanzado su casa, pero nada de eso. Una posada, aquel lugar era una posada.

Habíamos estado evitando cualquier tipo de contacto con otras personas, haciéndose más que evidente la desconfianza de mi tío. Entonces, ¿Por qué ese lugar?

Debe conocerlo muy bien. El lugar y sus gentes. No puede haber otra explicación…

- Tío… ¿Está seguro? – le dije, aun sabiendo que lo estaría, queriendo sin más plantearle el asunto. – No ha querido acercarse a población alguna hasta ahora… ¿A qué se debe? – le pregunté con evidente suspicacia.

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25/02/2016, 04:47
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío te mira sonriente, escuchando atento hasta que terminas de hablar, momento en que se echa a reír.

Jajaja, eres chica lista, eso es bueno. -Coge su cantimplora de calabaza y da otro trago de la misma. ¿Cuándo diantres se termina el contenido de ese cacharro?- Esos tipos que te buscaban podrían querer terminar su trabajo, por eso hemos evitado las poblaciones, de ese modo les será muy difícil dar contigo. Sin embargo, estamos ya bastante lejos, y esa posada es de una amiga mía, nos hará buen precio y estaremos bien. ¿O acaso prefieres dormir al raso? -Pregunta con humor.

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06/03/2016, 17:44
Rui Wu-San

Lu Yan me escuchó con atención, echándose a reír cuando terminé de hablar. Aquello ya venía siendo una costumbre en él, así que procuraba no tenerlo en cuenta, pero a veces no podía evitar que me irritara. Ahogué un suspiro, escuchando cómo me elogiaba, viendo después cómo tomaba otra vez esa calabaza mágica, que no le veía rellenar en ningún momento, y echaba otro trago.

Al menos me explicó entonces sus motivos, habiendo querido tomar precauciones por mi seguridad; pero animándose ahora a parar en aquella posada al pertenecer a una amiga suya. Al escuchar la palabra “amiga” esbocé media sonrisa, dispuesta a tomar un poco el pelo al viejo.

- No, claro que no, mi espalda agradecería algo de tregua, tío. – le dije, aceptando de buena gana poder dormir en una cama o al menos algo más blando que el suelo. – Supongo que usted tampoco, teniendo una amiga con una cama disponible... Porque... ¿Cómo dice que es de amiga esa amiga suya? – me atreví a soltarle de repente, aguantando una risa mientras comenzaba a bajar aquella loma, sin esperar a mi tío.

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24/03/2016, 16:29
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

La casi permanente sonrisa de Lu Yan se desvanece drásticamente ante tu pregunta, ese comentario jocoso con segundas intenciones tras el que le dejas atrás comenzando a descender aquella loma. Tu tío se queda sin saber qué decir, aunque claramente no se siente ofendido. Hay algo más, otra cosa, algo que parece dolerle profundamente.

N-no... -Es lo único que alcanzas a oírle farfullar, en un hilillo de voz que te hace sentir una profunda lástima por este viejo borracho al que apenas acabas de conocer- No se trata de eso...

Al poco, sientes cómo su montura camina pesadamente detrás de ti, y al girarte a comprobarlo, descubres nuevas sombras surcando las arrugas de tu tío, quien al verte mirarle se esfuerza en disimular con una alegre sonrisa que no logra ocultar su mirada vidriosa.

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24/03/2016, 16:39
Director

Descendéis la colina, tomando un camino que os lleva directamente al edificio, una posada de varias plantas, a buen seguro con un amplio patio interior que, con suerte, podría ejercer las veces de restaurante. Lleváis los caballos a las caballerizas, donde un mozo los recoge y atiende mientras vosotros pasáis al interior. En cuanto cruzáis las puertas, descubrís un lugar cálido, cuya temperatura está alimentada por diversos fogones donde la leña y el carbón caldean ascuas sobre las que se sitúan diversos tipos de inciensos aromáticos. No lo suficiente para inundar el lugar de una refrescante fragancia, pero sí al menos para disimular el olor de los diversos viajeros que atiborran el lugar, cuyo sudor y mugre acumulados por el largo camino podrían resultar muy molestos todos reunidos en un mismo lugar.

Hay mesas por doquier, y varios camareros y camareras llevan bebidas y bandejas de comida caliente a los comensales, la mayor parte comerciantes en ruta, pero también trabajadores de campamentos cercanos, añorando algo mejor que sus raciones y el agua de los ríos. Incluso hay algunos hombres armados, y con armadura, con aspecto de soldados, reunidos en torno a una mesa.

¡No me lo puedo creer! -Exclama una voz, entre el gentío. Una mujer, madura pero de hermosa y contenida sonrisa, avanza hacia vosotros evitando a la gente. Viste ropas formales, que la delatan como algo más que el resto de empleados del local, posiblemente la dueña.

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24/03/2016, 16:47
Ming Yeoh

Al llegar a vosotros, va directamente hacia Lu Yan, tomando sus manos con una cálida sonrisa. Tu viejo tío, azorado por el gesto, sonríe y se inclina en una reverencia exagerada, tanto que alcanza a sorprenderte su gesto.

Cuanto tiempo sin verte, Lu Yan, nos tenías muy preocupados... -Dice, con tu tío aún inclinado, como si no se sintiera digno de mirar a esta mujer a la cara- Por favor, levántate... -Lu Yan se alza, mirándola a la cara, pero descendiendo la mirada casi inmediatamente- Ven, te acomodaré en una mesa. -Es entonces cuando se fija en ti, frunciendo el ceño en busca de una explicación por parte de tu tío- ¿Y a quién tenemos aquí? ¿Acaso has vuelto a...?

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24/03/2016, 16:53
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío agita las manos, nervioso, negando con la cabeza.

N-no, no, no... No puedo regresar a esa vida, ya lo sabes... -Niega, dejando cualquier explicación a medias, algo que no parece importar a la mujer. Más bien parece saber perfectamente de qué habla- Esta es mi sobrina, Rui Wu-San. Rui, esta mujer es mi vieja amiga Ming Yeoh.

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27/03/2016, 01:53
Rui Wu-San

Definitivamente, mi comentario no había sido nada acertado. Me había permitido bajar la guardia por un momento, relajarme, sin ser consciente de quién tenía en frente. Había demasiadas cosas que no conocía sobre mi recién descubierto tío, preguntas y más preguntas que no estaba dispuesto a responder hasta que llegáramos a nuestro destino. Aun así, a veces dejaba vislumbrar un triste pasado en su rostro, como cuando al hacerle aquel comentario este se ensombreció y su sonrisa desapareció; aunque no tardara en esforzarse por disimular.

No quise ahondar en su dolor, dejé que me adelantara y le seguí colina abajo, dirigiéndonos directamente a aquel edificio de varias plantas. La posada tenía muy buen aspecto, era grande y bien cuidada. Tras dejar los caballos a buen recaudo entramos, y en seguida me invadió la calidez del lugar, así como un muy atenuado aroma que no supe identificar de inmediato. Me fijé entonces en los distintos fogones, donde también ardían inciensos de forma discreta, siendo su olor casi imperceptible entre el gentío que allí se encontraba. Distintas mesas eran servidas por personal de servicio, llevando comida y bebida a gente de muy diferente origen; desde personas con vestimentas muy humildes a lo que parecían ser soldados.

Me encontraba observando el lugar cuando una voz llamó mi atención, viendo en seguida como una mujer se aproximaba a nosotros abriéndose paso entre la gente. La mujer, de aspecto agradable, se acercó directamente a mi tío, tomando sus manos y mostrándole su preocupación; para pedirle después que se levantara ante las exageradas reverencias de Lu Yan. Este parecía avergonzado, ni siquiera se atrevía a mirar a la mujer, y yo a su lado presenciaba la escena con extrañeza.

Sin embargo, lo más extraño de todo fueron las palabras de la mujer al reparar en mi presencia y la respuesta que mi tío le ofreció.

¿Quién cree que soy? ¿Y a qué se supone que se dedicaba antes mi tío?

Enarqué una ceja inevitablemente, en un evidente gesto de suspicacia que ni sabía ni quería disimular. Traté de relajar mi rostro ante la presentación de mi tío, pero aun así la tensión en él era evidente.

- Gracias por su hospitalidad, Señora Yeoh. – saludé a la mujer en tono serio, con la obligada reverencia.

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29/03/2016, 02:52
Ming Yeoh

La mujer parece sorprenderse al oír decir que eres la sobrina de Lu Yan. Te mira, de arriba a abajo, y vuelve a mirar a tu tío con el ceño fruncido.

¿D-de tu hermano...? -Pregunta, confundida- ¿Es que has regresado...? ¡Oh! -Exclama consternada al percatarse, por la expresión de tu tío, de la verdad. Parece que está mujer conoce a Lu Yan muy, pero que muy bien.

¿Y que es eso de "vieja amiga"? -Dice de repente, fingiendo un enfado exagerado,mientras le golpea el rostro con un trapo que llevaba al cinto. El hombre al que viste combatir a aquellos matones con insultante facilidad, tan sólo cierra los ojos mientras el trapo le golpea una y otra vez- ¿Tengo que recordarte que antes me tratabas como si fuera familia?

La mujer se guarda el trapo en un bolsillo, situándose a tu lado mientras te ampara bajo su brazo, como hacen las aves con sus polluelos, y te invita a acompañarla.

Vamos, pequeña, acompáñame, seguro que este viejo idiota no te ha procurado una sola comida caliente por el camino, ¿a que no? Pues hoy vas a cenar en condiciones, palabra de Ming Yeoh, ¡sólo faltaría! -Te dice mientras te guía a través de la sala a una especie de reservado, oculto en parte gracias a unas cortinas de lino desgastado. Se trata tan sólo de un espacio aprovechando el hueco bajo las escaleras que ascienden al piso superior, pero posee una mesa redonda y baja bastante amplia para unas pocas personas, y cojines en el suelo para descansar mientras se come- Y si quieres darte un baño, haré que te lo preparen, niña. Esta noche dormirás en una cama de verdad, con sabanas limpias. Y te puedo contar historias sobre tu tío... -Te susurra con picardía, tratando de evitar que Lu Yan, que os sigue de cerca, os oiga- Seguro que no has logrado sacarle nada, ¿verdad? -Comenta entre risas, divertida.

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01/04/2016, 17:09
Rui Wu-San

La mujer me miró realmente sorprendida al escuchar que era la sobrina de Lu-Yan. Me escrutó con la mirada, antes de volver esta hacia mi tío, preguntándole por mi origen; pero sin tan siquiera acabar las frases, y sin necesitar respuestas, obteniéndolas del rostro de mi tío.

No sabía nada de aquella mujer, pero lo que ya tenía claro es que conocía muy bien a mi tío, y que para este era alguien que merecía el mayor de los respetos; pues cuando la mujer le recriminó en un fingido enfado que ya no le trataba como familia, este no hizo nada en absoluto al ser golpeado con aquel trapo. Y no olvidaba la forma en que Lu Yan la había saludado.

La mujer no tardó en acercarse a mí, acogiéndome bajo su brazo y guiándome hasta un reservado que a pesar de ser humilde, era el mejor sitio que me encontraba en muchos días.

- No hemos podido comer caliente, me temo. – expliqué escuetamente, en contraposición al entusiasmo de la mujer; aún alerta por lo que había escuchado, pero también no queriendo poner en evidencia a Lu Yan. – Muchas gracias, Señora. – volví a agradecer, ante su comentario del baño y la cama, cosas que resultaban más que apetecibles.

Pero fueron sus últimas palabras las que más me atrajeron, cuando en susurros me dijo que podría contarme cosas sobre mi tío; dando por hecho entre risas que no habría logrado sacarle nada.

Le conoce bien, muy bien.

- Me gustaría. Me gustaría mucho. – le susurré, esbozando una tenue sonrisa. – Gracias Señora Yeoh. – insistí, tomando asiento en el reservado.

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02/04/2016, 09:26
Director

Mientras tomáis asiento, en el reservado acondicionado para vosotros, la señora Yeoh hace gestos con grandes aspavientos a algunos trabajadores del local. Un hombre y una mujer se acercan rápidamente, él repartiendo vasos y platos sobre la mesa, y ella trayendo dos tinajas, de las que os sirve bebida. A ti te echa agua en tu vaso, mientras a tu tío le sirve una especie de licor de la tinaja más pequeña. Ming Yeoh se sienta a tu lado, sirviéndose agua ella misma, mientras sus dos empleados hacen varios viajes trayendo lo que falta, y algo de comida, comenzando por unas bolas de arroz caliente acompañadas por varias salsas.

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02/04/2016, 09:30
Ming Yeoh

Bueno, Rui... -Toma la palabra Ming, mientras Lu Yan comienza a beber, rellenando su vaso y tratando de no atender demasiado la conversación- ¿Y cómo es que viajas con este viejo carcamal? -Lu Yan está a punto de derramar el contenido de su vaso al oírlo, echándose a reír por lo bajo. Ming le mira y sonríe, como si fuera una especie de broma entre ambos- No irás a vivir con él, ¿no? A saber cómo tendrá su vieja chabola, ese lugar necesitará una limpieza a fondo... o echarla abajo y construir una nueva. Debería haberse casado, cuando era más joven y medio agradable de ver, aunque pobre esposa si tuviera que aguantarle hoy en día... -Te dice con una cómplice sonrisa.

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05/04/2016, 02:09
Rui Wu-San

Los trabajadores de la posada en seguida comenzaron a servirnos ante las instrucciones de su jefa. El menaje y la bebida no tardó en llegar, siendo la misma Ming Yeoh quien se ocupó de servirme el agua, lo cual agradecí con una inclinación de cabeza. La comida llegaría poco después, concretamente unas bolas de arroz de aspecto delicioso.

Pero antes de empezar a comer, la Señora Yeoh me preguntó por qué viajaba con mi tío, refiriéndose a él como carcamal; provocando una reacción en este que dejaba clara una vez más la complicidad entre ambos. Ello hizo que mirara a Lu Yan con suspicacia, no por ese hecho concreto, sino por el recordatorio de que no conocía prácticamente nada de aquel hombre; y de que lo poco que sabía me generaba más y más preguntas.

La mujer continuó hablándome, preguntando esta vez si acaso viviría con él, y dejando claro lo que pensaba de la casa de mi tío y su creencia de que debería haberse casado. Forcé una sonrisa ante la suya, queriendo ser agradable, pero tanta incógnita comenzaba a ser superior a mí.

- Lu Yan vino a buscarme, quería que conociera mi herencia. Yo no quería. – quise dejar claro, no quería que aquella mujer tan apegada a mi tío pensara que trataba de aprovecharme de la situación de alguna manera. – Pero insistió, y dado que de todas formas iba a partir de mi aldea… - me encogí de hombros, dejando ahí la explicación, omitiendo detalles como la muerte de mi familia o los hombres que me perseguían; aunque no dudaba de que la mujer no tardaría en saberlo si se lo proponía.

Me quede pensativa, reflexionando acerca de las últimas palabras de Ming Yeoh sobre mi tío.

- No creo que me quede mucho tiempo allí, pero si necesita limpieza, limpiaré. – dije seria, acercándome al plato de la comida para coger una de aquellas bolas de arroz. – Sobre casarse, puede que tenga razón, no conozco lo suficiente a Lu Yan; aunque creo que hay hombres que no deberían casarse nunca. – sentencié taciturna, aunque sin detener mi avance, mojando aquel manjar en lo que creía era una salsa con soja. - ¿Puedo hacerle yo una pregunta? – le dije entonces a la mujer, aunque no esperé a su respuesta. - ¿En qué creía que andaba metido de nuevo mi tío? ¿Qué es eso de “Los Cinco no sé qué” a los que se unió? – pregunté como si nada, llevándome aquella bola a la boca.

No tenía muchas esperanzas de obtener respuesta, pero esperaba que su reacción al menos me dijera algo.

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07/04/2016, 11:28
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Lu Yan se toma tus palabras con humor. Incluso se echa a reír cuando hablas del matrimonio, sin percatarse de lo que ocultan tus palabras. Sin embargo, algo parece cambiar cuando nombras a esos cinco. Sus ojos, vidriosos por el cansancio, la vejez y el alcohol, se clavan en Ming, quien le devuelve una mirada decidida que va tornándose en lástima y súplica al percatarse de lo que va a suceder.

No tengo mucha hambre, en realidad... -Dice poniéndose en pie, pesadamente- Iré a descansar un rato ahí atrás, donde siempre. -Añade mirando a Ming con una gran sonrisa, que no logra ocultar su turbación. No te pasa desapercibido que se lleva la botella de licor con él.

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07/04/2016, 11:36
Ming Yeoh

Ming observa con lástima e impotencia la marcha de tu tío, y espera unos instantes antes de retomar la conversación.

No te preocupes, ¿vale, pequeña? -Te dice poniendo una mano sobre las tuyas, anticipándose a la posibilidad de que la reacción de tu tío pueda hacerte sentir mal- Él es así, necesita su... espacio. La vida le ha vuelto así, la vida... y las desgracias. -Te explica, de forma vaga, sonriendo con expresión compasiva.

Hay demasiado acerca de Lu Yan que desconoces.

Los Cinco Magníficos. -Suelta Ming Yeoh de repente- Los mejores guerreros que han conocido estas tierras. Honorables, valerosos, compasivos, como no se ha visto igual. Protegían al pueblo de las fechorías de quienes pretendían imponerse por la fuerza, impartían justicia y mediaban en las disputas, participaban e incluso oficiaban las ceremonias... En un lugar tan alejado de la capital del imperio, llegaron a convertirse en la base de la sociedad. -Relata con orgullo- Y tu tío Lu Yan era, de todos ellos, el más fuerte y poderoso. El primer guerrero, le llamaban, maestro de las artes marciales y protector de sus hermanos. A su escuela acudían alumnos de todo el país... -Ming detiene su relato, como si estuviera llegando a la parte del mismo que le causara gran pesar...

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10/04/2016, 12:57
Rui Wu-San

Ante mis palabras, Lu Yan y Ming compartieron miradas, miradas que no anticipaban nada bueno. Me faltaba información, pero no me hacía falta para darme cuenta de que aquellas preguntas habían resultado ser algo delicadas.

Bajé mi rostro, apesadumbrada, al ver como mi tío se ponía en pie y se disculpaba, disponiéndose a alejarse botella en mano. Trató de mostrar su habitual aspecto alegre, pero era obvio que algo bullía en su interior en aquel momento.

Quizás no debí preguntar, dijo que me respondería a cuanto quisiera cuando llegáramos, aún no hemos llegado…

La Señora Yeoh no tardó en intentar tranquilizarme, posando sus manos sobre las mías mientras me decía que no me preocupara. Estaba preocupada, ¿Cómo no estarlo? Además, ese gesto que debió reconfortarme… No lo hizo. Me sentía incomoda, y tratando de no ser demasiado hosca retiré en seguida mis manos. La forma en que me rodeaba antes por los hombros ya había hecho que me inquietara ligeramente, pero al poner sus manos sobre las mías, no pude evitar recordar a mi padre.

“No te preocupes, Rui, no pasa nada por ocultarle esto a tu madre… Es nuestro secreto, algo sólo de mi pequeña y mío. Mi pequeña tan especial… Mi amada flor de loto…”

Apreté los dientes con fuerza un instante, tensa, tratando de no dejarme llevar por aquellos recuerdos. Volví a mirar a la mujer, cuando esta me decía que Lu Yan necesitaba su espacio, pues la vida y las desgracias le habían vuelto así. Aquello era algo que podía comprender, pues yo misma había ya vivido mucho a mi corta edad y a veces me preguntaba cómo sería todo de no haber pasado por ciertas cosas; y mi tío, a su edad… Podía haber sido demasiado lo vivido, y es que no sabía prácticamente nada sobre él.

La Señora Yeoh comenzó a hablarme de Los Cinco Magníficos, que era como se llamaba ese grupo del que le había oído hablar a aquel hombre en el funeral. Me mostré sorprendida ante el relato de la mujer, no habiendo escuchado nunca nada sobre aquel grupo de grandes guerreros, a pesar de que mi tío formara parte de ellos.

¿Hasta qué punto no se llevaban bien Lu Yan y mi padre?

Al parecer, mi tío había sido el más grande entre todos ellos, lo cual me hizo sacar una ligera sonrisa. No sabía si era orgullo lo que sentía, tampoco conocía tanto al viejo, aunque había comenzado a cogerle algo de cariño.

El relato de Ming se detuvo, temiéndome que llegaba a la parte peliaguda de la cuestión, pues lo relatado hasta ahora no daba cuenta de esas desgracias que mi tío había sufrido, y de por qué este se sentía incómodo con el tema.

- ¿Y qué pasó? – pregunté a la mujer con curiosidad. - ¿Y por qué ya no existen Los Cinco Magníficos? – insistí, queriendo saber más; puede que no estuviera bien preguntar, pero deseaba comprender a mi tío.

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11/04/2016, 14:09
Ming Yeoh

La señora Yeoh alza la mirada, con una expresión de ensoñación, como si fuera capaz de ver en el techo de su taberna sus recuerdos del pasado. ¿Cómo de cerca le pilla a ella toda esta historia? ¿Cuál es su relación con tu tío y con esos Cinco Magníficos?

Sus recuerdos se ven asaltados por tu pregunta, haciendo que descienda su mirada hasta la superficie de la mesa. Se lleva una mano al pecho, casi por instinto, y permanece así unos instantes hasta que reacciona percibiendo tu inquietud. Entonces saca de sus ropas un colgante que pende de su cuello, oculto bajo su ropa hasta ahora. No se trata de una joya, más bien algo extraordinariamente sencillo, humilde, un cordel de cuero del que cuelga una sencilla talla de madera circular, con el símbolo de un lobo.

Fallecieron. -Responde finalmente la mujer, observando el medallón con una triste sonrisa, antes de quitárselo sobre su cabeza y tendértelo para que lo veas- Emprendieron un viaje, recibieron una llamada de auxilio... Así era su vida. Nunca pregunté, hay cosas en este mundo que las gentes sencillas no debemos saber. Él nunca me hablaba de ello, pero yo lo veía en sus ojos, el sufrimiento, el dolor, las tribulaciones, todo lo que cargaba sobre sus hombros. No era una vida fácil, y yo sólo quería hacerle feliz. -Explica con amargura- Se llamaba Piengdao, era el líder del grupo, un hombre lleno de honor y sabiduría. Quería a Lu Yan sobre todas las cosas, a él y al resto de sus compañeros, a los que llamaba hermanos, pese a no compartir la misma sangre. -Se le escapa un suspiro, tras el que su voz se quiebra ligeramente- P-pero acudieron a ese viaje... y no regresaron. Sólo Lu Yan, y más le valía haber fallecido con ellos. -Agacha la mirada, apartando su rostro para que no puedas verlo- Se convirtió en un muerto en vida... El más grande, caído a lo más bajo...

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26/04/2016, 20:44
Rui Wu-San

Con mis peguntas, provoqué que la mirada de la señora Yeoh se apartara del techo, en aquel gesto melancólico que había adoptado después de hablarme sobre aquel grupo de guerreros. Casi de forma instintiva, una de sus manos se dirigió a su pecho, manteniéndose así unos largos instantes en los que mis ojos no se separaron de su cabizbajo rostro, inquietándome cada vez más.

De pronto comenzó a sacar algo de entre su ropa, al parecer aquello cuya cercanía buscaba, dejando ver un sencillo colgante pendido de una cordón de cuero. Se trataba de una talla circular de madera, con lo que parecía ser un lobo.

La piel se me puse de gallina al escuchar como la mujer decía de forma tan clara y concisa lo que había sucedido con Los Cinco Magníficos, justo antes de desprenderse de aquel colgante para cedérmelo. Tomé este con ambas manos, como el más preciado de los tesoros, y es que a pesar de la sencillez de aquella artesanía, era obvio que se trataba de un objeto muy preciado para la mujer.

Mientras lo observaba, la señora Yeoh comenzó a hablarme de aquel grupo, del tipo de vida que llevaban, y mi vista se volvió hacia ella, prestándole toda mi atención. El relato pronto empezó a referirse a un solo hombre, y no precisamente mi tío, sino otro llamado Piengdao, el líder de Los Cinco Magníficos.

Sólo quería hacerle feliz…

Mi mirada se torno triste, viendo como la mujer continuaba contándome cosas sobre aquellos hombres, sobre cómo era la relación entre estos. Y tras un suspiro con el que se quebró su voz, me dijo como el grupo no había vuelto de aquel viaje, excepto mi tío. Me sobrecogí al escucharle decir que más le hubiera valido no volver, llevándome una mano al pecho mientras agarraba mis ropas, tendiéndole el colgante con la otra mano.

Pero ya había apartado su rostro, afirmando que muerto en vida, Lu Yan, el más grande de Los Cinco Magníficos, había caído a lo más bajo.

- P-pero… - intervine, apretando más mis ropas. - ¿Qué pasó para que mi tío terminara así? Entiendo que fuera un duro golpe perder a sus amigos, hermanos como dice, pero… ¿E-es que se culpa de lo sucedido? – pregunté algo nerviosa, temiendo no estar siendo correcta al plantear aquellas cuestiones, pero sin poder evitarlo. – Usted… ¿Qué le unía a esos hombres? – terminé añadiendo, bajando después mi rostro, avergonzada por mi actitud.

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02/05/2016, 08:56
Ming Yeoh

La señora Yeoh tarda en responder. Deja que el silencio hable por ella unos instantes, mientras mantiene su rostro apartado de ti. Sin embargo, tus preguntas finalmente la obligan a volverse hacia ti, mostrando a duras penas una educada sonrisa. Parece que los recuerdos la hayan afectado, incluso a pesar del tiempo transcurrido.

Sí, se culpa, claro que se culpa. -Dice con tristeza- Cada uno de ellos tenía una función. Piengdao "el lobo sereno" era el líder, el juez, el hombre sabio a quien acudían en busca de consejo y guía. Pakuan "el cuervo sombra" era el espía, quien se movía en la oscuridad y descubría el mal para que sus hermanos lo extirpasen. Haichin "la sabia dama dragón" era la vidente, la que veía más allá de este mundo y desvelaba la verdad del mundo. Gajin "pequeña rata" era un chico simpático que los mantenía a todos unidos, aquel en quien siempre podían apoyarse. Y Lu Yan... -Yeoh, tras enumerar a cada uno de ellos con la vista perdida en la mesa, te dedica una tierna mirada- Lu Yan "el tigre piadoso" era el gran guerrero, y dedicaba su vida a la protección de sus hermanos. Esa era su vida, mientras los demás trataban de compaginar sus deberes con su vida, Lu Yan se dedicó en exclusiva a ellos, a estar siempre listo, siempre atento, siempre en guardia y en forma. Permitía que numerosos alumnos aprendieran su arte, pero se dedicaba hasta el extremo a superar sus propios límites, y no tenía más amistades que ellos y sus allegados, ni más familia tampoco...

Ni más familia...

¿En qué lugar deja eso a tu padre?

Ming Yeoh toma de nuevo el colgante de tus manos, delicadamente, y vuelve a colgárselo al cuello, ocultándolo bajo sus ropas.

No conozco los detalles de lo sucedido. Tampoco quise preguntar. Como te he dicho, hay cosas en este mundo que las gentes sencillas no debemos saber. Sólo se que todos ellos fallecieron, y que Lu Yan, que había dedicado su vida a su protección, no pudo hacer nada para evitarlo. En su corazón siente que ha fallado al único propósito de su vida, y se castiga por ello. Quienes le queremos... -La mujer, descorazonada, agacha la mirada- ...no hemos podido hacer nada por él. Las familias de sus hermanos no hemos podido suplir su pérdida, ni aliviar la carga de su corazón. -Yeoh te mira de nuevo, con una triste sonrisa- Piengdao era mi esposo.