Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

2~ Un Alto en el Camino

Cargando editor
12/06/2016, 12:27
Rui Wu-San

Con dificultad, Kippei comenzó a responder a mis preguntas, empezando por la de qué era Shunito para él. A pesar de su esfuerzo pareció no encontrar la palabra adecuada en mi idioma para definirlo, pero para mi sorpresa la Señora Yeoh se apresuró en traducir la empleada por el chico.

Explicó entonces que conocía parte del idioma, habiendo tenido su marido amistades de origen japonés. Aquello me hizo pensar en mi tío, si Piengdao tenía amistades de las islas del este, eso significaba que mi tío posiblemente también, ¿No? Y ahora venía ese extranjero a buscarle… ¿Se conocerían entonces?

- Conocer otras lenguas debe ser útil en una labor como la suya. – comenté ante los dicho por la Señora Yeoh. – Yo prácticamente no he salido de la herrería. – añadí con un deje de tristeza.

El chico repitió la palabra, haciendo por aprender, y prosiguiendo con su explicación. Sonrojándose, no por primera vez en aquel rato, admitía no ser fuerte y pretender convertirse en alguien así viajando con aquella bestia. Al parecer, Shunito desaprobaba que Kippei se preocupara por unos desconocidos, y le había dejado allí mientras él se ocupaba de otras cosas, pidiéndole que se reunieran junto al río al día siguiente.

Me quedé mirando al chico de reojo, apretando los labios, pensando en como podía viajar con alguien que consideraba una debilidad precisamente el proteger al más débil. Hacerse fuerte había sido su explicación, ¿Pero acaso no había otra manera? A parte de no ser amigable con los desconocidos, Shunito no tenía pinta de serlo ni siquiera con él… ¿Tan fuerte era ese hombre para querer tenerlo como maestro a pesar de tanto sacrificio?

Al pedirle Kippei el quedarse en la posada, dejando claro que pagaría la estancia, la mujer levantó la mano de forma autoritaria, negándose a aceptar el dinero del chico y ofreciéndole todo lo que necesitaría.

- Con tanta hospitalidad, no sé como sigue en marcha su negocio… - susurré a la Señora Yeoh, tratando de endulzar su expresión al ver cómo miraba al chico.

Entonces Ming preguntó a Kippei si era un tigre, un cachorro, ante lo que el chico se sorprendió sobremanera. Así lo hice yo también, no entendiendo a qué se refería la Señora Yeoh con aquello, abriéndose mis ojos aún más al ver como Kippei bajaba la cabeza y asentía.

Tigre… Otra vez esa palabra.

Mientras daba vueltas a aquello, una empleada trajo un barreño con agua y la Señora Yeoh instó al chico a que se limpiara con aquel paño limpio y húmedo, accediendo finalmente este a quitarse el pañuelo para que pudieran lavárselo. Observaba la escena pensando en esa expresión animal. Tigre era como llamaban a mi tío al parecer en su época en Los Cinco Magníficos, y aquel hombre de la piel también se había presentado con un sobrenombre que hacía posiblemente referencia a esto, aunque de forma indirecta. Garras de fuego, había dicho. Y ahora el chico… Él también era un tigre. Lo que no sabía era qué demonios quería decir aquello.

Cuando la empleada se hubo retirado y Ming le ofreció un baño al chico, me dirigí a esta, dispuesta a aclarar mis ideas.

- Señora Yeoh… ¿Tigre? ¿Qué quiere decir con eso? – pregunté sin más rodeo. ¿Una escuela marcial? ¿Algún tipo de clan de aventureros?

Entonces miré a Kippei, que sostenía aquel paño húmedo.

- ¿Para qué busca tu maestro a Lu Yan? ¿Le conoce? ¿Acaso le conoces tú? – comencé a interrogarle, sin demasiado tacto, ávida de respuestas.

Cargando editor
12/06/2016, 13:12
Kippei Gennosuke

Kippei extrañado cuando hablas de los idiomas, aunque es tu última palabra la que le hace torcer el ceño buscando a Ming.

¿Her... herre... ría? -Pregunta, dubitativo, provocando una leve risita en la mujer.

Cargando editor
12/06/2016, 13:16
Ming Yeoh

Tan'ya. -Respondo la señora con delicadeza, haciendo a Kippei esbozar una expresión de sorpresa, mirándote un instante al haber podido comprender al fin.

Al hacer mención a su invitación hacia este desconocido extranjero, la señora Yeoh te mira con un atisbo de perspicacia, sonriendo tenuemente.

Los negocios se sustentan en los clientes, y los beneficios se comparten con los amigos. -Sentencia, aunque no terminas de comprenderla del todo. ¿En que lugar sitúa a Kippei? No en el de cliente, pues no le cobra, pero ¿acaso puede llamarle amigo, si le acaba de conocer?

Eso no tiene sentido alguno.

Sin embargo, podría tener relación con ese animal, el tigre. Demasiadas veces has oído nombrarlo o mentarlo sutilmente como para no comenzar a buscar una conexión, aunque algo parece escaparse. Finalmente, preguntas directamente.

Eso, joven Rui, es algo que le corresponde a tu tío Lu Yan explicarte. -Te dice con gesto comprensivo- Estoy seguro de que tiene intención de hacerlo, pero siempre puedes darle un... empujoncito. -Añade con gran picardía.

Cargando editor
12/06/2016, 13:27
Kippei Gennosuke

Te giras dispuesta a preguntar a Kippei por su maestro y su relación con tu tío, cuando te das cuenta de que te está mirando boquiabierto.

¿T-tío...? -Pregunta, pero antes de que respondas vuelve a apartar la mirada con preocupación, como si algo en esa revelación le turbase demasiado.

Además, en ese momento, mientras le preguntas, comienza a sonrojarse al comenzar a sonar sus tripas, sin poder el hacer nada por evitarlo.

Cargando editor
12/06/2016, 13:32
Ming Yeoh

Ming interrumpe tus preguntas cuando terminas de formularios, al oír ese sonido.

¿Cuanto tiempo hace que tu maestro no te da de comer, chico? -Pregunta con gesto severo.

Cargando editor
12/06/2016, 13:34
Kippei Gennosuke

Kippei hunde aún más su rostro, apretando los puños sobre sus muslos.

Sen... m-maestro dice yo no como que no cazo. -Asegura con dificultad- Yo no buen cazar. -Admite- Tres días, creo. Cuatro.

Cargando editor
12/06/2016, 13:36
Ming Yeoh

¡Por amor del cielo! -Exclama la mujer, incorporándose, visiblemente enfadada- Rui, por favor, ¿te puedes quedar con él, hasta que regrese? -Te pide, saliendo del reservado.

Cargando editor
12/06/2016, 13:41
Kippei Gennosuke

Kippei se queda en silencio unos instantes, tras la marcha de Yeoh. La vergüenza que arrastra parece hacer mella en él, a estas alturas nada acostumbrado a una amabilidad tal. Sin embargo, al poco comienza a hablar, sin alzar la mirada salvo para dejar el paño en el barreño al terminar de limpiar su rostro.

Yo... no conoce Lu Yan. -Explica- Maestro no conoce. Oír hablar de él. Maestro querer saber, ehm... aprender, secreto que Lu Yan conoce. Creo, eso decir. No contar mucho a mí.

Cargando editor
12/06/2016, 14:38
Rui Wu-San

Me sentí algo avergonzada al darme cuenta de que Kippei no me había entendido al hablar de la herrería, menos mal que la Señora Yeoh en seguida se lo aclaró, o ya me veía tratando de explicarle con gestos a que me refería. El chico pareció sorprenderse al conocer el significado de la palabra, cosa que no era de extrañar, pues por lo que había escuchado las mujeres no se dedicaban a la herrería normalmente, al menos en China; y quizás en Japón esto fuera del mismo modo.

Puede que aquello fuera lo único que tenía que agradecer a mi padre, el darme un oficio. Aunque su empeño en formarme no hubiera sido el de propiciarme un modo de vida, ni el de continuar con la tradición familiar, sino el de proporcionarse una perfecta tapadera para hacer conmigo lo que le venía en gana.

Un escalofrío volvió a recorrer mi cuerpo al pensar en aquello, pero traté de evadirme, y al hacer aquel inocente comentario a la Señora Yeoh sobre como llevaba su negocio, esta me respondió de engimática forma. Había dejado claro que el chico no era su cliente al rechazar su dinero, pero… ¿Amigo? Si lo conocía de hace unos pocos minutos…

Todo ese tema del tigre tiene que ser más importante de lo que están dejando ver.

Así que me decidí a preguntar directamente, mas sólo obtuve una amable negativa por parte de la mujer. Dijo que era labor de mi tío explicármelo, instándome a darle un empujoncito si así lo deseaba, pero antes de responder reparé en algo.

¿Mi tío? ¿Ha dicho en voz alta que es mi tío?

Mi mirada se posó de inmediato en Kippei, tratando de saber si había entendido aquello, para quedarme claro que así era por cómo me miraba boquiabierto; aunque al mismo tiempo preguntaba por la palabra tío. No, sabía lo que significaba, no preguntaba por eso, y preocupado apartó la mirada.

¿Qué está pasando aquí?

Me giré hacia él ligeramente, queriendo preguntar por su maestro y aclarar así algo el asunto, pero su respuesta tuvo que esperar, al sonar sus tripas con fuerza mientras se sonrojaba. La señora Yeoh le preguntó entonces por cuanto tiempo llevaba sin comer, y ante la increíble respuesta del chico, salió de inmediato pidiéndome que me quedara con él.

- Claro, no se preocupe. – respondí viéndola marchar, haciéndose el silencio durante algunos segundos.

Finalmente Kippei rompió este y dirigí mi miraba hacia él, viendo como la suya se perdía en algún lugar de la mesa. Me contó como no conocían a Lu Yan pero habían oído hablar de él, siendo un supuesto secreto que él conocía lo que querían de mi tío.

Un secreto, como no…

Miré hacia arriba en un gesto de hastío, cansada de tanto misterio que no me dejaban descubrir. Debía esperar a llegar a las tierras de mi tío, pero cada vez estaba más impaciente. Ming me había dicho que quizás pudiera darle un empujoncito, aunque me temía que más bien sería un gran empujón. Aunque con lo revelado por la mujer… Quizás el viejo se viera ahora forzado a aclararme las cosas mucho antes.

- Mi tío sabrá de qué se trata, seguro. – dije mirando al chico, girándome hacia él entonces, aún sentaba sobre mis rodillas. - ¿Puedes mirarme un momento? – le pedí al ver que continuaba cabizbajo, no habiendo levantado la vista mas que para dejar el paño. – Quiero darte las gracias por lo de antes. Tú, fuera, con Shunito. – traté de explicar de forma sencilla, sin tener ni idea de si lo estaba haciendo bien.  – Gracias por tratar de interceder. – le dije mientras me inclinaba hacia delante, manteniendo la postura un par de segundos antes de volver a erguirme y dedicarle una tenue sonrisa.

Cargando editor
12/06/2016, 14:55
Kippei Gennosuke

Espero ser así. -Respondo Kippei a tu comentario, casi sin pensar, pero de sus palabras, comode todas las anteriores, se traduce un intenso temor a ese hombre al que sigue.

Entonces le pides que te mire, situándote de frente a él. Desconcertado ante tu petición, alza la mirada y se gira sobre sus rodillas, también de frente a ti. Escucha tus palabras frunciendo ligeramente el ceño, afanándose trabajosamente en comprender todo. Y parece entenderlo, sonriendo de forma tenue mientras asiente con la cabeza. Hasta que te inclinas hacia delante, momento en que él también se inclina bruscamente, echándose hacia atrás para no chocar contigo, con sus manos en el suelo.

N-no por... fovar, no nece... necesario.

Cargando editor
12/06/2016, 15:29
Rui Wu-San

Kippei me concedió lo que le pedí, aunque no sin cierta extrañeza en su rostro, permitiéndome darle las gracias como era debido. Escuchó mis palabras, terminando por asentir con la cabeza mostrando una tenue sonrisa, pero al inclinarme se apresuró a hacer lo mismo.

Me levanté, escuchando como con dificultad decía que aquello no era necesario. El chico era sumamente educado, o tímido, puede que ambas cosas.

- Vale, pero levántate. Tampoco es necesario. – le dije en pos de que apartara sus manos y cuerpo del suelo, esbozando aquella tenue sonrisa cuando volví a ver sus vivarachos ojos oscuros.

Fruncí mis labios, pensativa, mirando hacia otro lado. No sabía muy bien qué hacer o decir. Era extraño estar a solas de aquel modo con un desconocido, a pesar de que los últimos días me había tocado vivir aquello junto a Lu Yan.

- Antes… - me atreví a decir finalmente, volviendo a mirarle. – Parecías preocupado, cuando la señora Yeoh ha dicho que Lu Yan era mi tío… ¿Por qué? ¿Qué sabes de mi tío? - pregunté aprovechando la ausencia de la mujer.

Cargando editor
13/06/2016, 09:23
Kippei Gennosuke

Kippei se alza cuando se lo pides, asintiendo a tus palabras de manera enérgica. Su forma de hacerlo es algo peculiar, como si quisiera asegurarse de que quede clara su aceptación de tus palabras. No te habías percatado antes de ello, pero ahora te preguntas si será una cuestión cultural o una peculiaridad suya.

Tu sonrisa le lleva a sonreír también, una sonrisa contenida, disimulada, que se desvanece cuando le preguntas por su gesto de antes. Echa la cabeza hacia un lado y de rasca el cuello, pensativo, haciendo que te plantees si se está pensando responder o el qué.

Yo... no sabe mucho Lu Yan. Gran maestro, oír. -Explica, encogiéndose de hombros- Pero... maestro Shunito no deber saber que tú sobrina. -Dice agachando el gesto, nervioso- Shunito querer cosa de Lu Yan, Shunito no acepta no. Shunito creer en fuerza, coger que quiere. -Y con esas palabras, Kippei te deja claro que tu seguridad podría estar en peligro, con evidente preocupación- Yo no decir nada, tú... tener cuidado.

Cargando editor
13/06/2016, 21:24
Rui Wu-San

Este chico es demasiado… ¿Obediente?

Había pensado que tanta educación y formalismo se debiera a su cultura, del mismo modo que el honor y la solemnidad nos golpea con fuerza en nuestra educación aquí en China; pero lo que Kippei parecía ir más allá.

Pensando en ello esbocé aquella tenue sonrisa que me devolvió, también muy comedida, escondiéndola del todo ante mi siguiente pregunta. Parecía dudar, y se mostraba algo nervioso, pero finalmente decidió responderme.

Me explicó entonces que no sabía gran cosa de Lu Yan, salvo que era un gran maestro, cosa que Ming Yeoh ya me había dejado entrever. Además me dijo que Shunito no sabía de mi existencia, pareciendo temer por que este pudiera hacerme algo, ya que sus palabras dejaban ver que si mi tío no accedía a enseñarle aquello que el hombre quería, este trataría de lograrlo usando la fuerza.

- Hasta hace nada yo tampoco saber que yo sobrina… - murmuré con media sonrisa amarga, al escuchar que Shunito no conocía ese dato, mirando fijamente a los ojos a Kippei cuando este me dijo que el no diría nada y que tuviera cuidado. – Gracias, pero no te preocupes tanto por mí, y preocúpate más por ti. – le pedí en tono calmado. – Ese Shunito es una bestia, no puedes dejar que te trate así. – añadí frunciendo algo el ceño. – Nadie tiene derecho a tratarte así, a castigarte de esa manera, a obligarte a hacer lo que no quieres a golpes… - continué, con mi voz debilitándose. – Nadie tiene derecho, n-nadie… - dije con mis ojos ya húmedos, temblándome ligeramente la voz.

Cargando editor
13/06/2016, 21:44
Kippei Gennosuke

Kippei te observa con una ceja alzada cuando murmuras, aunque algo te dice que, a pesar de haberlo dicho en voz baja, te ha oído perfectamente. De hecho, te fijas en que sus ojos vivaces están clavados en tus labios, mientras sonríes con amargura. Sólo cuando se percata de que le observas aparta la mirada, avergonzado.

Vuelve a mirarte cuando le hablas directamente, con una expresión neutra, que se va volviendo resignada y triste a medida que expones tus pensamientos acerca de su relación con Shunito, frunciendo el ceño cuando tú voz comienza a debilitarse y temblar.

Rui... Yo no más opción. -Admite con pesadumbre- Shunito no derecho, Shunito fuerza, ser que importa. Yo no elige Shunito, Shunito elige mí, enseñar yo necesito y marchar. Ser así entre... nosotros. -No te queda claro a qué se refiere exactamente con ese "nosotros". ¿A los japoneses? ¿A los "Tigres", como los llamó Yeoh?- Un día, yo fuerte, yo no más Shunito. Yo tigre verdad, yo fuerte, yo no permitir "samurais"... -El japonés se detiene, buscando al parecer una palabra para que comprendas lo que pretende decir- ...yo no permitir guerreros hacer daño a gente pueblo. Yo no permitir bestia mate gente p-pueblo. -Su mirada se ensombrece, su voz se quiebra casi tanto como la tuya- Yo aprende Shunito hoy. Yo defiende gente mata Shunito, un día. O muere. Un día... -Tragando saliva, el joven alza la mirada, mirándote lleno de rubor- Yo defiende gente, un día. Toda gente... Todo daño... Yo quiere buen persona. -Añade volviendo a agachar la mirada, apretando sus puños con impotencia sobre sus muslos tras desvelar toda su esperanza para el futuro. Se hace el silencio, pero pronto se rompe cuando el chico vuelve a hablar, sorprendiéndote con una pregunta a todas luces inesperada- Lu Yan... ¿Tío sangre... o esposo tía? -Te pregunta con el ceño fruncido.

Cargando editor
14/06/2016, 12:23
Rui Wu-San

Mi amargo susurro, pensando en que tan sólo hace unos días yo tampoco sabía que existía mi tío, pareció no pasarle desapercibido a Kippei; viendo como este no sólo alzaba una ceja ante él, sino que fijaba su vista en mis labios cuando esbozaba aquella sonrisa.

Al darme cuenta de ese detalle la retiró avergonzado, haciendo que me preguntara nuevamente por su cultura. Tan extremadamente tímido era?

No sabía si así era, pero aun así fijé mis oscuros ojos en los suyos para agradecerle su preocupación y ser yo entonces quien me preocupara de él; aunque mis palabras terminaron por mostrar mi debilidad, teniendo que contener un llanto que no quería dejar escapar.

Porque a veces las lágrimas cortan más que los cuchillos.

Pesaroso, dijo no tener más opción, siendo Shunito quien le había elegido a él para enseñarle, entendiéndole que después de ello el hombre se marcharía.

Así es entre ellos... Pero quiénes son ellos?

Arrojó algo de luz a aquel asunto, aunque no demasiada, al decir que un día se convertiría en un tigre de verdad y no tendría que aguantar a Shunito. Continuó explicándose a pesar de las dificultades del lenguaje, revelando su verdadero objetivo, confesando con voz quebrada que un día impediría que mataran a la gente de su pueblo... No pude evitar fruncir el ceño, viéndole cabizbajo y pronunciando aquellas palabras, en un gesto de tristeza y preocupación. Le entendía, le entendía muy bien. Sabía lo que era sacrificarse por proteger aquello que quieres.

Me he precipitado al juzgar su situación...

Alzó la mirada ruborizado, reiterándose en su deseo y añadiendo que quería ser una buena persona. Callé al verle bajar la mirada y apreciar el gesto de sus manos, creyendo que no era buen momento para hablar, que el chico quizás se hubiera puesto algo tenso pensando en aquello.

Sentí el deseo de disculparme tras aquel silencio, pero se me adelantó, haciéndome una pregunta totalmente inesperada.

- De sangre... Hermano de mi padre. Por qué lo preguntas? - quise saber, no pasando por algo el gesto de su cara. - Y...- comencé a añadir antes de que respondiera, siendo algo que sentía que debía saber. - ...ya eres una buena, Kippei. - le dije con una ligera sonrisa, muy breve, antes de hablarle con mayor seriedad. - Tu objetivo es admirable, y lo que estás haciendo para conseguirlo también. Estoy segura de que lo logrará. - le hice saber de forma contundente, asintiendo tras ello un par de veces.

Cargando editor
14/06/2016, 13:09
Kippei Gennosuke

El joven frunció el ceño al confesar tu parentesco exacto con Lu Yan, torciendo los labios hacia un lado, pensativo. De hecho, abrió la boca como si fuera a decir algo, pero finalmente guardó silencio. ¿Qué cruzaría por su cabeza en esos momentos? Sentiste que algo debía ser, a pesar de verle encogerse de hombros por toda respuesta, como si hubiera sido la mera e inocente curiosidad lo que le había llevado a preguntar.

Sin embargo, no te quedaste ahí. También te deshiciste en elogios hacia el, afirmando sin apenas conocerle que le considerabas una buena persona con un muy loable objetivo en la vida, y mostrándole todo tu convencimiento de que lo lograría.

Kippei se quedó boquiabierto, sin saber qué decir. Puede que no espera de esa muestra de apoyo, puede que no hubiera recibido ninguna en mucho tiempo. Quizás nunca, en toda su vida. Pero, si pensó en responder algo, esa idea se vio interrumpida por el regreso de Ming Yeoh.

Cargando editor
14/06/2016, 13:51
Ming Yeoh

La señora Yeoh apareció de espaldas, apartando las cortinas con su cuerpo mientras sus manos estaban ocupadas. Portaba una botella grande de agua en una mano, mientras la otra acarreaba una gran fuente de bollos rellenos de carne, el aroma de cuyo vapor inundó el pequeño espacio que teníais reservado, haciendo que las tripas de Kippei volvieran a sonar con rebeldía.

Aquí tenéis, la especialidad de la casa. -Dijo Ming con una orgullosa sonrisa, situando la fuente en la mesa ante vosotros y sirviendo el agua fresca en dos vasos- Kippei, muchacho, será mejor que comas. No he conocido aún un sólo hombre que se haga fuerte pasando hambre. -Le indicó con gesto severo, antes de mirarte- Y tú, niña, come también, que llevas mucho camino a tus espaldas.

Cargando editor
14/06/2016, 14:05
Kippei Gennosuke

Kippei miraba la fuente con los ojos fijos, sin parpadear. Ni siquiera se inmutó, en esta ocasión, cuando sus tripas protestaron, simplemente no podía quitar ojo de aquella suculenta comida. Y cuando la señora de la casa dejó claro que parte de esa comida era para él, la miró desconcertado, como si esa idea fuera inconcebible para él.

Ya había dicho que llevaba días sin comer, pero ¿cuanto tiempo llevaría sin una comida elaborada decente?

Tras varias reverencias agradecidas, finalmente el joven cogió tímidamente uno de aquellos bollos. Lo hizo con cuidado, asegurándose de que no estuviera demasiado caliente. Sin embargo, lo que hizo a continuación te sorprendió: en lugar de mitigar el hambre que arrastraba comiéndoselo, de giró y, agachando su cabeza, extendió los brazos ofreciéndote el manjar.

Tú... comer. Favor. -Dijo con dificultad, provocando en Yeoh una tierna sonrisa.

Cargando editor
14/06/2016, 20:30
Rui Wu-San

Al responder a la pregunta de Kippei sobre mi parentesco con Lu Yan, este hizo un gesto pensativo, pareciendo incluso que iba a decir algo al respecto; pero la respuesta a mi pregunta nunca llegó, limitándose el chico a encogerse de hombros.

¿Está siendo tímido otra vez? ¿O es que hay algo que no quiere decirme?

Me resistí a enarcar una ceja, guardándome mi molestia con la esperanza de retomar el tema después; del mismo modo que había otra cosa que también quería preguntarle.

Ante mis palabras sobre él y su meta personal, Kippei se quedó igualmente en silencio, aunque tan sorprendido que se quedó boquiabierto. Aguanté una sonrisa, divertida por su reacción, temiendo que pudiera entenderla como no era; mientras esperaba que me dijera algo. Sin embargo, no pude saber si simplemente no deseaba responder o se vio interrumpido; y es que en ese momento la señora Yeoh regresó al reservado, apartando la cortina como pudo.

En sus manos traía una botella de agua y una fuente con unos bollos, supuse que rellenos de carne, que olían de forma deliciosa. Según la Señora Yeoh aquella era la especialidad en su casa, así que entre su comentario y aquel olor que ya inundaba el reservado, no me cabía la menor duda de ello. Mientras nos servía agua, Ming instó a Kippei a comer, a quien le habían vuelto a sonar las tripas; pero también a mí, recordándome el largo camino recorrido.

La verdad es que estoy harta de comer poco más que fruta…

- Muchas gracias, Señora Yeoh. – le dije inclinando la cabeza, viendo como Kippei también agradecía la comida repetidas veces, habiéndome dado cuenta como miraba esta desde que la mujer posara la fuente en la mesa.

Entonces el chico se decidió a empezar, observando cómo tomaba uno de aquellos bocados tímidamente, y tras comprobar que no estaba demasiado caliente…

Espera, ¿Qué…?

Para mi sorpresa, aquel bollo no estaba destinado a saciar su necesitado estómago, sino que me lo tendió, invitándome a comérmelo.

- P-pero hay más, n-no hace falta que…  - comencé a decir, algo nerviosa por su gesto, mirando a la Señora Yeoh y viendo esa sonrisa en su rostro. – Bueno, vale. – accedí volviendo a mirar al chico. – Gracias, Kippei. Pero come tú también. – le pedí al chico antes de tomar el bocado y comenzar a comérmelo.

La señora Yeoh no parecía estar equivocada al nombrar el plato como la especialidad del lugar, y es que aquel bollo de carne estaba riquísimo. Lo comí con ganas, agradecida por poder ingerir al fin algo más elaborado y caliente. Al terminar aquella pieza, miré a la mujer.

- ¿Y mi tío? ¿Dónde está? Debería hablar con él… - le comenté sin poder esperar más.

Cargando editor
15/06/2016, 14:00
Kippei Gennosuke

Aceptaste el bollo de manos de Kippei, instándole a comer también él a cambio de claudicar, sin tener muy claro el motivo que le había impulsado a ofrecértelo. Con una tímida sonrisa, así lo hizo. Cogió otro de los bollos y comenzó a degustarlo a pequeños bocados. Pronto te diste cuenta de que la expresión del joven cambiaba, extrañado ante el sabor.