Partida Rol por web

Abrir los ojos no me supuso una gran diferencia. Escuchaba a Doc llamándome, pero todo estaba envuelto en la más completa oscuridad. 

- Sí...te...oigo...

El dolor casi había desaparecido debido a los sedantes que sin duda me había inyectado. La oscuridad parecía moverse y me revolvía el estómago. Vomité hacia el lado opuesto a donde sentía que estaba Doc, con un rápido giro de cabeza, y me revolví inquieto aún tumbado. Mientras tanto, mis compañeros mostraban la preocupación que yo debería tener pero aún no me había dado tiempo a procesar.

Me incorporé despacio, apoyando los codos en la camilla y apretando los dientes. Notaba el vientre "tirante". No quería pensar en la sangría que debía haber causado el ácido en mis tripas. No era el momento. 

Puse un pie en el suelo. Estaba muy frío. La temperatura había bajado demasiado y mi cuerpo tiritaba. Estaba desnudo. 

- Necesito...ponerme algo...voy a mi...habitación...

Apoyé el otro pie en el suelo y traté de mantenerme erguido. 

- Si...no queda energía...debemos abandonar la nave...tenemos que llegar hasta la otra...

Me dirigí hacia la puerta y salí al pasillo. Mis ojos se habían adaptado algo a la oscuridad. 

- No me...dejéis...solo...

Y dirigí mis pasos descalzos hasta mi habitación para ponerme algo de ropa y volver con Gemma y Doc. 

Aún agitado y mientras una gruesa gota de sudor todavía resbalaba por su sien, John se autoimpuso autocontrol, debían seguir, los demás en la Greta dependían de ellos. Podían estar en peligro, como había fallado el sistema antes, podría fallar ahora. Sin comunicaciones no podían saberlo, estaban a ciegas y todo lo que podían hacer era empujar hacia adelante. Aunque aquello no le gustara nada.

- Esto me gusta cada vez menos, Stamets. A la mierda la misión de rescate, vamos al puente para ver si podemos mover este armatoste. Si no, ya iremos hacia el reactor. Luego ya nos preocuparemos por si hay supervivientes.

Un escalofrió recorrió la espalda de Rook. La Greta necesitaba la nueva fuente de energía y todavía no tenían noticias del capitán. Comenzó a correr junto a McFadden, no sabía cuanto tiempo tenían antes de que se terminara el aire o bajara demasiado la temperatura. Esperaba que la enfermería fuera segura. Nunca había deseado tanto, poder respirar el aire viciado de la nave como en ese momento.

A tientas, y sobre todo, gracias a que conocíais la nave, conseguisteis llegar a la enfermería, en donde visteis a Tristán poniéndose en pie semi desnudo, con una sábana que le daba un aspecto similar al de los senadores de la antigua Roma, y a Gema y Doc a su lado.

Tristán se movía, pero daba la sensación de estar mareado y tenía una profunda sutura en su vientre.

Estaba vivo, pero no parecía estar muy despierto.

¿Por qué no había ningún cuerpo? Ni aquí ni en el comedor. ¿Qué habría pasado? No teníamos tiempo para investigaciones y el capitán menos, ya que dijo de ir directamente al puente y pasar de los supuestos supervivientes que hubiera. Recordaba que al lado de la sala de hipersueño había unos aseos, que ya no vería, me olía. Mi gozo en un pozo. Aún así, tenía el deber moral de recordarle al capitán lo mismo que le dije anteriormente.

-"De acuerdo capitán, pero recuerde que si hay algún superviviente y por nuestra imprudencia muere, será usted el culpable de ello y tendrá que apechugar con las consecuencias... El puente está a la derecha, nada más salir de aquí, y todo recto."

La situación en la enfermería os convenció de que debíais ir al puente, y eso fue lo que hicisteis. Recorristeis de nuevo el mismo pasillo y continuasteis avanzando para coger el corredor que conectaba con vuestro destino.

El puente.

Cuando las puertas del puente se abrieron, de nuevo os pareció que todo estaba normal y que no había nada fuera de lugar o destacable, ni tampoco que os alarmara.

Pero otra vez, era solo una primera impresión. 

Al destello intermitente de las luces, alcanzasteis a distinguir una figura sentada en el asiento del piloto, pero no podíais distinguirla bien, a no ser que os acercaseis. Estaba inmóvil, y lo único que podíais alcanzar a ver era una parte del cabello que sobresalía por la parte superior y algo de su brazo, que era de color oscuro.

Al notar a la figura sentada en el puesto del piloto, la calma volvió a abandonar a John. No hacía falta ser un genio para percatarse de que si ellos necesitaban los trajes para sobrevivir, aquella persona estaba tan muerta como su carrera en el ejército. De todas formas no se confió, y apuntando con su pistola hacia ese lugar comenzó a avanzar con cautela rodeandolo, sin dejar de tomar distancia. Indicó con la mano abierta a Stamets que se quedara en el lugar, junto a la puerta. Si aquel tripulante estaba muerto, todavía podía estar ahí quien lo hubiese asesinado. Y también, para qué negarlo, estaba esperando que aquel cadaver se moviera, como en sus peores pesadillas.

Sin embargo, terco como era, debía ver de cual de las opciones se trataba. Una voz en su mente repetía aquello de lo que había hecho la curiosidad con el gato...

- ¡Había dos más! -  Exclamó McFadden, mientras cambiaba el cargador de su pistola para tenerlo lleno, pues había efectuado tres disparos certeros. - ¿Qué... qué le pasa a Tristán? - Les preguntó a sus compañeros. Aquel tipo actuaba de forma extraña. - ¿Alguna noticia de Smith?

Sabía que no, pero esperaba que le sorprendieran. La situación era crítica en esos momentos. Debían reestablecer la energía de la nave, pues de lo contrario morirían allí en pocas horas, sino antes. Esa sería su tumba y no le apetecía morir en medio de la nada. Podía ser que nadie les encontrase nunca y esa prespectiva era realmente terrible.

- ¡Gemma, Tristán, poneos en marcha! -  Les ordenó. - ¡Tenéis que resolver el asunto! -  Sabía que Gemma no era ingeniera, pero hablaba el mismo idioma que la nave y podía ser que lograra averiguar algo de lo que estaba sucediendo y de esa forma ponérselo más fácil al ingeniero.

Dimos media vuelta y nos dirigimos rectos al puente. No tenía pérdida, así que en cuestión de unos minutos estábamos allí. Al entrar vimos que todo parecía tranquilo, no había sangre, ni cuerpos mutilados, ni... ¡Espera! Las luces parpadeantes no nos habían dejado ver bien el entorno, pero allí sentado en el asiento del piloto, se divisaba la peluca de alguien. Al no llevar traje, debería de estar más tieso que la barra de acero del colector segundo del motor de protopartículas. El capitán se dirigió hacia él despacio, con cuidado. Me hizo una seña para que me quedara atrás, apartado. ¡No hacía falta que me lo dijera, ya me había ido al lado contrario del muerto! Miré por el puente, buscando con la mirada el panel principal de control. Desde ahí tomaría el control de la nave.

Las luces se van.- ¿Tres de esas cosas?

Mierda, esto debe ser una puta broma. Un descubrimiento digno de un Nobel y seguramente tengamos que dejarlas tiradas para salvar nuestras vidas. - piensa el Doc, defraudado con su mala suerte. - La operación ha sido larga y complicada.- Explica tras la pregunta de Roger de forma que Tristan pueda también oírlo.- Tío, tienes que tener cuidado o se abrirán los puntos.

Harry se echa el brazo del ingeniero sobre el hombro y le ayuda a caminar.- Te acompaño.- Mientras caminan le explica.- Debe ser efecto de la anestesia, así que no te preocupes por no recordarlo tío, pero no hay trajes para todos.- El médico pone cara de circunstancias.- Me temo que te toca volver a hacer tu magia y hacer un apaño que nos permita seguir vivos hasta que vuelva el capitán.

Vuestros pasos se encaminaron lentamente para rodear el sillón y ver quién o qué estaba allí. El tiempo pareció alargarse mientras lo hacíais, y vuestra respiración aumentó ligeramente, hasta que disteis el paso definitivo y pudisteis distinguirlo.

Era el cuerpo de un hombre, completamente calcinado, hasta el punto de que apenas quedaban restos de carne o cabello. Fuera quien fuese, parecía haber perecido en vida, puesto que su boca estaba retorcida en un gesto que podía interpretarse fácilmente como de dolor.

Alguien había acabado con él quemándolo cuando todavía respiraba.

Los alrededores del sillón estaban quemados, por lo que era ahí precisamente donde había sucedido, aunque si el fuego no se había extendido, era o bien porque lo habían apagado con rapidez, o porque habían eliminado el oxígeno de la atmósfera de la nave, ahogando así el fuego que pudiera estar produciéndose.

A pesar de todo, preguntas, confusión, la visión de aquel cuerpo era perturbadora, lo suficiente como para volver a poneros nerviosos y sobreaviso, además de para haceros, otra vez, la maldita eterna pregunta: qué demonios había ocurrido en aquella nave.

Mientras vuestra respiración terminaba de alterarse definitivamente, a vuestro alrededor nada parecía responder a vuestras dudas, al menos, en el puente.

John se apoyó en la pared más cercana. Se le nubló la vista y volvió a estar en Argos 7, en lo que parecía a la vez una eternidad y que hubiese pasado hacía unos minutos. El cuerpo le recordó a Jonas, y giró su cabeza ya que temía que volviese a llamarlo a los gritos, pidiéndole ayuda. 

Se puso en cullillas, y miró a su alrededor. Buscó a Stamets con la mirada, para ver si estaba a salvo. Una vez que lograra reponerse, le diría que intentase comunicarse con la Greta, o al menos ver si podían reiniciar los sistemas de soporte vital de esta nave. 

Nada más Tristán Milton se hubo puesto en pie, llegaron McFadden y Hate, apresurados, respirando con ansiedad, y con noticias sobre la carga.

Aquella criatura que había herido, aunque fuera indirectamente, a nuestro ingeniero, no era la única. Ladeé la cabeza al oirlo y reflexioné.

-Parece lógico. Un huevo de ese tamaño es demasiado grande para portar únicamente una criatura. De hecho, podría haber más. ¿Lo habéis comprobado?

Mientras hablábamos, Milton se transformó en el centro de atención. Doc respondió explicando la situación, pero lo que importaba en esos momentos era el nuevo apagón que se había producido.

Y no, no teníamos noticias, lo cual me llenaba de... inseguridad.

-El capitán Smith no se ha comunicado con nosotros. Estoy segura de que está perfectamente -respondí, simulando una confianza que no albergaba.

Mientras tanto, nosotros tendríamos que bastarnos. El ingeniero no estaba en disposición de trabajar, pero yo no era una especialista, así que miré con cierto grado de irritación, casi humana, a McFadden, cuando sugirió que fuese a intentar arreglarlo.

-Yo sé tanto de motores como tú, Roger McFadden. No es esa mi misión en la nave. Seguramente tú dispongas de más posibilidades, porque a veces la falta de lógica suple la ignorancia. 

Acto seguido, me volví hacia Doc y Milton, me acerqué a ellos y les ayudé.

-Esperad. Os ayudaré a llegar a la cabina -les dije, caminando lentamente.

- Entonces te necesitamos más que nunca Tristán. - Le dijo al ingeniero. - Se queue estás aturdido y que eso debe de doler una barbaridad, pero necesitamos que te pongas a la obra. Si no recuperamos los niveles de energía de la nave... - Negó con la cabeza. - ...bueno, creo que entiendes bien a qué nos exponemos, ¿no?

Mis compañeros atravesaron la oscuridad de los pasillos conmigo, escoltándome hasta mi cabina, donde me pude poner otro mono de trabajo. Sentía la expectación puesta en mí mientras me cambiaba, pero no tenía claro como iba a recuperar las funciones de la nave. El dolor bloqueaba mis ideas, ya de por sí mermadas por el pesimismo. 

- Ya...estoy...espero que se me ocurra algo...

Me reuní con ellos en el pasillo y puse rumbo a la sala de máquinas. Lamentaba que Paul no estuviera aquí. Siempre que yo me atascaba por los nervios él salía al paso con la solución. Trabajábamos muy bien juntos. 

- Hey Doc...creo que deberías probar a...hacer tu magia otra vez - forcé una risita ronca - preparando algo que contrarreste el ácido...de esas cosas...

Una vez allí, saqué mis herramientas y me arrastré penosamente entre los tubos de las turbinas. 

Las palabras de Gemma retumbaron en la cabeza de Rook. Su primera intención fue comprobar que todo el hangar estuviera limpio de bichos, pero el ataque de dos de ellos y el apagón le hizo cambiar sus prioridades. Tuvieron que salir corriendo para salvar sus vidas.

—Bien, McFadden terminó con tres de esas cosas, pero puede que no sean las únicas, no revisamos el hangar.

Después de ver a Tristan no tenía claro si sería capaz de buscar una solución a la falta de energía. Miró a todos preocupados —¿alguna idea?