Partida Rol por web

Asbjörn se hurgó entre los dientes romos como ruedas de molino hasta que consiguió desprender un trocito de carne con una sucia uña. Estaba tumbado cuan largo era, apoyado sobre un codo y con cara de pocos amigos.

Al menos no tendré que tirar de un arado como una mula-Dice con ironía mientras se encoge de hombros.

Me parece bien, Embla, entiendo tus prioridades. Pero si vamos a construir nuestro pueblo en medio del territorio no será suficiente con un buen salón, tendrá que ser una buena fortaleza. Esa cuadrilla de constructores no debe para nunca y habrá que reforzarla en cuanto se pueda.

Egil trataba de ser respetuoso con el consejo, pero sus vivaces ojos no perdían detalle de cuanto pasaba. También se decidía su futuro y a su entender, no habían tenido en cuenta una buena posibilidad.

El bardo se recogió el pelo dorado con una cola de caballo y se acercó un poco más al fuego, en parte por el frío que le helaba los huesos, pero sobre todo por qué quería una mejor iluminación para su intervención. Un verdadero artista siempre debe cuidar los detalles.

Ejem... perdonad.- Dijo aclarando la garganta - Bien es sabido que aquí en las colinas abunda la roca y la madera con la que podremos construir edificios y murallas. En las llanuras crece el cereal, los frutales y el ganado engorda con facilidad. ¿No tendría sentido buscar una alianza con el clan Rotensnö para intercambiar madera por alimentos?

Así ellos se pueden dedicar a la agricultura y nosotros a la madera y la cantería.

Mikklas no había creído que tuviera que argumentar.

Era probable que no lo hubiera hecho porque realmente no supiera cómo se hacían las cosas allí: no era extraño para los guerreros novcios en el Clan, especialmente si no habían nacido entre las fuerzas guerreras por derecho de sangre. En su caso simplemente se había limitado a escuchar lo que los demás decían mientras calentaba algo de pan para acompañar el queso y los tasajos de carne, bajándolo todo con unos tragos de cerveza: la precaución del hambre aconsejaba que se hiciese lento y sin pasión, pero él lo hizo bastante más apresurado (y con golosina) que con frugalidad. Total, su interés para la gente estaba en que la casa capitular estuviese o bien en el centro o bien en los campos, donde la gente pudiese resguardarse rápido de un ataque...

"...como, por ejemplo, LOBOS..."

...y eso aparentemente lo habían conseguido por encima de las otras opciones tentadoras para gente como los varls que no tenían muy claro que aquelo iban a ser gruesas paredes para que el resto del CLan se refugiase si era necesario. Y él no tenía muchos indicios de que no fuese a ser necesario.

Yyyyyyyy estaba junto a él. Estaba esperando a que hablase.

Ops.

-¿Estoy, ah, de acuerdo?

Dijo. Contradecir a la líder del Clan en su primer movimiento podía no ser la mejor idea.

-Pero quizá deberíamos poner la producción de comida: la caza, la pesca, la recogida, la siembra... todo eso... antes que los recursos. O las patrullas -continuó- Somos nuevos en este sitio, ¿y parece que nadie más lo quiere hasta ahora?, así que no tenemos tantos rivales para disputarlo... pero vamos a necesitar sitios para el invierno y comida. Si después de la hambruna la gente ve que no prestamos atención (y atención importante) a que las arcas del clan estén llenas de cestas, barriles y pellejos colgados no van a estar contentos. Pero, en absoluto.

A muchos de los guerreros aquello les importaba poco, con el argumento de que lo habían sufrido peor. Y probablemente tuvieran razón (los varls tenían a soportar mucho) pero el pueblo no estaba hecho de varls, o el mundo duraría poco.

-Si tenemos que reducir algo, en este principio, diría que las patrullas. Necesitamos todos los brazos que podamos permitirnos en este momento, no sólo por la comida, sino por la tranquilidad que va a darle a todo el mundo ver que tenemos pese a que el territorio no sea el más fértil de la zona. Tranquilizarlos. Que vean que los años de miseria se han acabado. La alianza funcionaría, pero lleva tiempo; y estaríamos dejando nuestro destino en sus manos. Una decisión suya y no tendríamos qué levarnos a la boca, porque no teníamos demasiado para empezar.

Acababa de llevarle la contraria al pleno del clan. De esta me escamorcian, concluyó en su fuero interno, aunque no estaba especialmente asustado. Quizá preocupado: por mucho que abrazase su responsabilidad, una paliza era una paliza. O una recriminación oficial por no conocer su lugar. Aun así, no creía que lo que había dicho fuese estúpido: no podía ver que no hubiese problemas s no se daba al menos un módico de tranquilidad a la gente. ¡Y menos después de todo por lo que habían pasado!

Después de la primera cuestión, estaba claro que tenían que seguirla muchas otras, como así comenzó Embla. Lo cierto era que para ser una mujer, tenía agallas y carácter, demostrando que era perfecta para liderar este clan.

Lo que habían expuesto era tal y como estaban las cosas y como tendrían que estar. Las necesidades eran algo evidente, lo único era saber sobre cuáles priorizar.

Cualquiera, en un primer momento, pensaría en la necesidad de alimentos, pero había que pensar en quienes formábamos este clan, y con ello sacar el máximo partido. Por un lado a lo que nos daba la tierra y, por otro, a lo que podíamos conseguir comerciando con otros clanes o pueblos.

Aunque al oir a Embla lo tenía claro, Mikklas hizo alguna observación que obligaba a recapacitar, si bien, tras unos minutos dándole vueltas, niego con la cabeza.

Mikklas, creo que debemos de pensar en que, según avance el otoño y las necesidades de otros clanes aumenten, algún vago y traicionero podría pensar que es más fácil robar que trabajar, y para ello podríamos necesitar esas patrullas. No como algo prioritario, pero si como algo a tener en cuenta. 

El único punto que puede extrañar a más de uno sería la necesidad de obtener recursos sobre alimentos, pero dado nuestro emplazamiento, veo más factibles obtener recursos y luego venderlos para obtener alimentos, que centrar nuestros esfuerzos en producir alimentos principalmente

Todavía a regañadientes porque el gran salón esté en el centro de todo el valle y no en la posición más defensiva toca decidir sobre otro tema importante. Estamos en el peor lugar posible de todo el territorio con el otoño a unos pasos y la incertidumbre de que hacer con toda la gente que tenemos alrededor nuestro. Si fueramos todos Varls sería más que sencillo todo, nos vamos a la colina, ahí producimos ponemos el gran salón, construimos y vivimos a nuestras anchas. Pero no es así, aceptamos unirnos bajo un mismo estandarte con humanos y horseborn.

Se tuvo una larga charla para definir cuatro puntos y ahora toca ver cual es el orden de prioridad. Muchos opinan y exponen sus puntos diferenciando los matices pero la base es la misma, hay que obtener recursos, de ahí construiremos y de ahí conseguiremos alimentos por trueque.

Falta gente por opinar pero la idea es clara en mi cabeza, acaricio la punta roma de mi cuerno roto y medito como expresarme sin entablar otra batalla con alguien porque ya me estoy cansando de estar más hablando que haciendo.

Desde mi "asiento" enderezo mi espalda para destacarme sobre mis congéneres que tengo a mi lado, miro a mi hermano que está despatarrado en el suelo y le pateo el pie para que se incorpore un poco. Pero no me molesto en ver si me hace caso o no, siempre tan molesto. - Bueno, viendo que somos mayoría humanos, después varios varl y por último pocos horseborn tenemos que tener en cuenta algunas cosas. El otoño está al caer y con ello la producción de alimentos no vale la pena a menos que cuando vayamos al mercado nos arranquen la cabeza. Si no hacemos un mercado no podremos cambiar muchos recursos por alimentos así que es vital tanto construir el Gran Salóun mercado, un almacén y otras tantas cosas. No pienso dejar estas dos cosas sujetas al azar y la buena fortuna. - Termino levantando levemente la vos, hago una pausa para respirar un poco y aprovecho el momento para volver a tomar un poco así poder proseguir calmado aunque mis manos se apretaron con la última oración. - Después estarán las patrullas y la producción de alimentos, eso es así. Nosotros seremos grandes y belicosos pero también sabemos que el invierno no respeta a nadie por más grande que sea. Debemos afianzarnos aquí y ver de crecer en el próximo año. - La vos sube y baja levemente por los cambios de humor que tengo, quiero gritarles a los que no están de acuerdo con mi pensamiento pero se que lo que menos necesitamos ahora son más conflictos, aunque si me sacan de las casillas.

El joven horseborn se encontaba echado sobre sus cuatro patas jugando con una rama seca entre los rescoldos, las lucecillas bailaban ante sus ojos, y parecía reir por algo que solamente él sabía.

No era parte del consejo, pero su relación tanto con la líder de su familia como con quien llevaba adelante el clan lo ponían usualmente en situación de  escuchar todo tipo de debates. Si bien solía hablar poco, abrió la boca sin dejar de revolver entre las ascuas.

- Si... parece todo muy lógico, pero creo notar que aún quedan algunos días de verano - sus ojos brillaban con un tenue fulgor infantil - antes de que el otoño empeore podremos aprovechar para recoger bayas, frutos, raíces, quizá conseguir algo de pesca -  levantó la ramita e hizo círculos en el aire - No podremos sembrar nada realmente, no hasta la primavera; y durante el grueso del otoño si pondremos nuestros esfuerzos en construir y recoger minerales -

Tras decir aquello volvió a juguetear distraidamente

Embla saltó con pasos diminutos hasta llegar a sentir el calor desprendido por la mermada hoguera, pasó casi rozando a Eindride quién le prestó poca atención.

- He escuchado varios puntos importantes y creo que podmeos llegar a un concenso razonable, aunque cualquiera sea la vía que tomemos, los días que vienen serán arduos como los que tenemos a nuestras espaldas -

- Es cierto que probablemente pensar en patrullas ahora mismo sea dejar fuera manos que nos ayudarán a conseguir comida y valiosos recursos; veo sabiduría en tu consejo - le respondió a Mikklas.

- Sobre el tema de la siembra, es claro que no podremos hacer nada de eso hasta la siguiente primavera. Caza tendremos siempre, así como minerales y madera - palmeó la espalda de su fiel compañero con trasero equino, el cual siguió jugueteando en el lugar - También creo que será valioso intentar aprovechar estos últimos días de calor antes de la llegada del otoño, como ha indicado Eindride -

- Con respecto a no dejar de construir, acompaño en sentimiento la idea, pero preferiría discutir el asunto cuando hayamos terminado el gran salón. solamente en ese momento sabremos realmente qué se puede y que no se puede hacer -

Pensó un momento.

- Finalmente, armaré una pequeña comitiva conmigo a la cabeza para visitar nuestros clanes vecinos y el mercado del poblado cuanto antes; es de suma urgencia saber qué valor podemos encontrarle a nuestros recursos -

Islab estaba de acuerdo con prácticamente todo lo planteado, y así lo hizo saber. Era claro, al menos para los sueños, que cultivar en aquella tierra era muy tonto, sobre todo en el otoño, y suicida en el invierno. Los horseborn venían de la tierra que llamaban Dalalond, una tierra extensa de grandes planicies de pastizales, en la cual, los cultivos se daban con gran facilidad. Pero aquella dura y fía tierra era algo muy distinto.

Por ello, conseguir recursos era lo que mas le gustaba y así se lo hizo saber a todos. Y si de algo le pesaba a ella en aquel lugar, era del frío, al cual no estaba acostumbrada; y por ello, consideró importante el construir pronto el gran salón. Por ultimo recalcó su propia desconfianza en los hombres de aquellas tierras y concretamente en los otros clanes, así, vigilar las tierras le pareció también importante.

Al final, y aunque la decisión sobre donde construiríamos el Gran Salón terminó siendo bastante ajustada, la elección acabó siendo la de hacerlo en el centro del dominio, y aunque para Bjorn, contar con una posición defensiva habría sido algo preferible, al menos desde ahí podían reaccionar fácilmente a cualquier cosa que ocurriese en sus tierras.

Pero si la elección del emplazamiento era importante, no lo eran menos el resto de decisiones que aún tenían que tomar, como el cómo lograr sobrevivir al crudo invierno que se acercaba en aquellas frías tierras. Necesitaban comida con la que alimentar a su gente, materiales con los que construir refugios, y un millar de cosas más sin las que sobrevivir sería, si no imposible, si extremadamente difícil. Sin embargo, a pesar de ser uno de los que lideraba al clan, o precisamente por ello, Bjorn sabía que podía hacer y que no. Bjorn era fundamentalmente un guerrero, y aunque no eran extraños para él, los temas de logística no eran lo suyo, por lo que en lugar de hablar sin cuidado, prefirió dejar que el resto fuese exponiendo lo que pensaba con tal de poder hacerse una mejor idea de la situación.

Es una buena idea la de organizar una comitiva para visitar los clanes vecinos y el mercado- dijo finalmente -Como se ha dicho, nuestra única posibilidad pasa por trocar cuantos recursos podamos por alimento, para lo cual, creo que lo mejor sería centrarnos en comerciar con los Rotensnö- añadió -Aunque también estén instalándose en sus propias tierras, tenemos más posibilidades de conseguir un intercambio favorable con ellos que con los hombres del maldito Jeknir o que con los Økskrig- explicó -Dicho esto, estoy de acuerdo con lo de centrarnos en obtener recursos y construir y dejar las patrullas y los alimentos en un segundo plano… siempre que podamos obtener estos comerciando, claro- dijo.

La discusión esta vez fue mas cordial, dado que en general todos opinaban igual, salvo Mikklas que fue el único que estuvo en contra de la lógica general que se había argumentado, y quizá el único que entendía el sentir de aquellos que no estaban en el consejo. Y es que, aunque la decisión fue tomada de forma casi unánime, los demás miembros del clan que escuchan las decisiones no parecían estar alegres por ello. Les estaban diciendo que no había comida, que se les venía el invierno encima y que no iban a cultivar nada, y que aunque lo hicieran probablemente la tierra no les diera nada. Algunos ya se preguntaban que hacían allí, por que no se marchaban a otro lugar. Pocos realmente entendían o aceptaban de corazón las decisiones del consejo, lo cual era importante, pues si los planes del clan no les salían bien, las cosas se iban a poner tensas conforme el invierno se acercase. Aunque si las cosas salían bien, y conseguían comida en el pueblo, sería fácil convencer a la gente de que hacían lo correcto.

Por una vez que estamos todos casi de acuerdo el resto del clan no está feliz con la decisión, miro a mis Varls que tampoco lo están. Le sostengo la mirada a cualquiera que me mire de un modo que no me place y sigo comiendo. Estoy al borde de partirle la cara a cualquiera de todos los que no están conforme con lo decidido.

Miro a los humanos y veo lo mismo en sus rostros, miro a los horseborn y también están con esos ánimos. Incluso Hjälmarr está disgustado y sus patas golpean al piso protestando sin ocultarlo, pero aun así permanece callado ante lo que se eligió.

- ¡BUENO! - Arranco a todo pulmón sin esperar a que otro hablara o dijera algo para calmar las aguas. - ¡A LA LEGUA SE NOTA LAS CARAS LARGAS Y NO ES PARA MENOS! - Sigo con la voz en alto hasta que poco a poco algunos me escuchan, y para que sean más me paro e "invito" quedándome delante de los Varls que no se sientan así el resto me ve sin problemas. - ¡Si, si, ya sé. Esto es una mierda, estamos en el culo del mundo y del culo del lado que cae la mierda!. - Unas mujeres me escuchan algo horrorizadas por como me expreso y es la idea, que les llame la atención así me entienden. - ¡Pero nadie dijo que sería una mar de alegría, que sería fácil y que nos abrirían los brazos cálidos para recibirnos con flores! ¡Esto es el norte y acá se sufre hasta para conseguir un lugar donde ir a cagar! Ahora la tenemos difícil, pero más difícil va a ser si nos dejamos vencer por todo lo que pasa. - Miro a Embla y a Bjorn, esa pareja de líderes que tenemos.

- Todos saben que no la quiero, que la respeto pero quererla no. ¿Creen que me gusta seguirla? ¿Creen que me intimida con esa mirada que de suerte está por encima de mi rodilla? Eh matado perros más altos que esa mujer. - Miro a mis Varls para acallar las burlas porque no es mi intención, mi mano se cierra peligrosamente sobre uno que sus labios guardan un ligero surco hacia arriba. - La voté líder porque toma las decisiones que otros no, si fuera yo que dirigiera este clan con mi orgullo le estaría todavía intentando patear la cara a Jeknir y ustedes lo más probable terminarían sin un líder. -

Miro a la pareja de humanos y giro rapidamente el rostro a los horseborn. - Ustedes o por lo menos algunos lo perdieron todo y aquí están, mi gente también. Somos todos una unión de gente que lo perdió todo, somos lamentables, lo que quedó de algo que era mejor. ¿Y?. Sobrevivimos, lo hicimos antes y lo haremos de nuevo, no llevo tantos años viviendo para que un maldito invierno me lleve, si muero será luchando una gran batalla y por algo que valga la pena. No por un maldito invierno. -

Giro en torno al fuego caminando lentamente con movimientos torpes pero constantes. - No será lo más importante producir el alimento por un motivo, esta tierra en otoño no nos va a dar un carajo, si quieren ir a romper palas contra tierra que estará cada día más dura haya ustedes. Yo pienso sacar algo de valor de estas tierras, pienso ir con mi gente y mi hermano con la suya a las colinas, buscaremos la colina más dura y la partiremos al medio. - Tomo un leño que no está prendido entre mis manos, aprieto con fuerza hasta que se tensa a su máximo. - ¡LA PARTIREMOS AL MEDIO A ESA HIJA DE PUTA Y LE SACAREMOS HASTA LAS ENTRAÑAS! - Le grito a todos acompañado por el crujir del leño partirse.

- ¡¿QUIÉN ESTÁ CONMIGO EN HACER ESTAS TIERRAS NUESTRAS!? - Levanto la mano derecha hacia el cielo, elijo esta para que vean al lado de mi mano un cuerno en lo alto completo acompañando el gesto.

Al día siguiente cuando el sol todavía no salió, golpeo a mi hermano en el hombro para que se de cuenta de que se tiene que levantar. - Oye hermano, iremos por esa montaña pero no iremos por cualquiera. Somos Varls, hagámoslo valer. Nos tomaremos un día o dos incluso, más no y la mejor de todas las colinas será la nuestra. Vamos a ir por ella a abrirla al medio cual Varl partiendo con su hacha a un incauto que se quedó delante. - Incorporo a mi gente e inicio la larga marcha hacia la zona de colinas donde creamos podamos conseguir los mejores recursos.

Asbjörn no tuvo mucho que añadir. La situación era complicada pero eso no era algo nuevo, sabía que su única oportunidad era la de conseguir materiales de construcción y minerales que poder cambiar por alimentos. Construir un buen lugar donde refugiarse e intentar pasar el invierno lo mejor posible. 

Si era necesario asaltarían caravanas, otros clanes o pueblos enteros. Él no iba a morir como un perro en la calle.

Los humanos ya estaban de nuevo susurrando alarmados, llenos de miedos y consternación. Eran como ovejas modorras, acurrucadas una junto a la otra con las cabezas bajo las axilas para no enfrentarse a la realidad. La intención de su hermano era buena, pero en su opinión las masas de gente son ingratas, nunca están satisfechos y siempre buscan culpables. Los Varls también están descontentos o furiosos, pero sólo hay que buscar un nuevo enemigo con quién descargar esa furia y todo volverá a la realidad.

No era fácil el atrabajo de Embla y Bjorn, eso lo tuvo que admitir. Pero ya estaba cansado de tanta chorrada.

Hay decisiones que no comparto y otras que no me gustan, pero las acepto por qué soy un soldado y sigo luchando hacia delante. ¡Para eso elegí un líder, maldición!

Si alguien tiene algo que decir, que lo haga ahora y si tan mal veis la cosa, ya sabéis por dónde se sale de estas colinas, tal vez los lobos sean mejores compañeros. Lo que hay que tener claro es que el que permanezca aquí lo hace con toda su voluntad puesta en trabajar y en luchar. 

Luego se volvió a sentar malhumorado. Conteniendo parte de su ira.

A Asbjörn le costó levantarse y desentumecerse a causa del frío. Si aún no estaban en otoño y las noches eran así, no quería ni pensar en el invierno. Su hermano parecía más animado de lo normal, a pesar de que la situación no era la mejor imaginable.

¿Ahora también eres minero "Cuernoimedio"? ¿Cómo sabremos cuál es la mejor de las colinas? no sabemos cual es la que tiene más minerales, un montaña más grande significa más roca que picar, pero no tiene por qué ser más fructífera. Lo que necesitamos es una buena cantera, de donde sacar sillares para afianzar los cimientos de nuestro salón.

Un ligero crispamiento surge en mi cabeza por la forma en que me llama, más de una vez me gustaría darle un revés que le callara pero se que no hay uno que lo logre. - Lo que valga la pena, ya veremos que nos da esta región. Si es una cantera u otra cosa, mientras sirva para pasar el invierno no me quejo. - Caminando hacia las colinas escoltados los dos por los Varls partimos hacia algún lugar prometedor que nos saque de este atolladero.

Mucha presión caen sobre nuestros hombros, ahora pasamos a ser parte esencial del clan porque sin nuestros músculos no pasarán el invierno, por un lado me hincha el pecho de orgullo saber que todo depende de nosotros aunque por otro lado espero que no piensen que seremos mineros toda la vida. No pienso quedarme picando piedras el resto de mis siglos, aunque estoy seguro que para ese entonces no estarán estos humanos dando vuelta alrededor nuestro, por lo menos no esto. Nací siendo un guerrero y espero morir siéndolo o habiendo vivido tantas batallas que ya no pueda estar en otra más.

Algo de rocio se junta sobre el pasto, el sol despunta imponente por el este y mis botas se mojan. Mucha presión sobre los hombros y hasta caminar me duele, terminar derribado dos veces seguidas no es lo mejor para la moral de un Varl como yo y menos en dos combates decisivos pero no gloriosos. Caer por un rayo de un chispitas a lo lejos no es perder en combate, como odio a esos chispitas y como disfruto cuando les parto las costillas con un buen mazazo.

Espero tener un poco de paz estos próximos meses hasta que podamos salir adelante y ahí si mi sed de combate se despertará, no se puede tener a tantos Varls juntos minando rocas y nada más.

La decisión estaba hecha: salvo su voto todos habían estado bastante de acuerdo. Decir que se sentía fuera de lugar entre todos aquellos guerreros y veteranos cuando él era el nuevo es decir poco, especialmente cuando todos formaban un muro común de opinión en el que había destacado él, el tonto de turno que se enfrentaba contra los números claros que el consejo había mostrado tras reconocer la tierra, poco fructífera pero en cambio aceptable en maderas, peleterías, cantería, con una terrisca para crear cerámica decente.

"Mi sabiduría. Ja. Sí. Por eso nadie cambió su voto, ni quien me dijo eso mismo no?"

Los siguientes días no son unos días felices. Mikklas vive con la recriminación de su familia y las ocasionales puyas semihumoradas de sus vecinos, y el consejo se siente atacado por el extraño humor de sus trabajadores cuando todos ellos habían hecho piña.

POR TODOS LOS DIOSES CAÍDOS, ¿PERO QUÉ PUÑETAS HABÍAN ESPERADO?

Los varls rugían y porfiaban y Wulfrig habló en lo que estaba seguro de que era traición pero vaya usted a saber como funciona con los varls; a ellos definitivamente les funcionaron esas palabras, y lo harían por unos cuantos días hasta que la comida llegara a la mesa como se había prometido. Al menos organizar las recogidas de verano como actividades para las familias haría que la gente tuviera pequeños hartazgos y "fiestas de bienvenida" que compensarían en una pequeña parte la fría lógica del consejo. Y la pequeña parte no era baladí: era la diferencia entre una escisión o no o entre que hubiera tensiones o que alguien decidiera reunir a tres o cuatro de sus robustos primos para dar una lección que nunca se olvidase, preferiblemente con palos de buen olmo.

Mikklas no creía que aquellos discursos mantuviesen a la gente. Después de todo les habían dicho todo lo contrario. ¿Cómo culpar a nadie, así? Es lo que trató de decir en su momento, pero nadie lo tuvo en cuenta, no realmente. Sólo porque una cosa sea lo mejor que puedes hacer no significa que sea lo mejor que puedes hacer: honestamente, hasta un tonto necesitaría pensarlo unos segundos apenas para darse cuenta.

Pero creía en aquello. En el Clan, en el Consejo y en el proyecto. Así que como todos los demás apartó las penas y empezó a exprimir lo que realmente creía que les salvaría de una pelea interna si algo lo hacía: las expediciones de aquella semana. Fueron días complicados, de trabajar por las mañanas y reunirse con los cabezas de familia en grupos para acordar quién y como, de aguantar reproches, malos tragos, de tener que mirar a los niños y los ancianos y no poder contestar a la sencilla pregunta qué vamos a hacer si esto sale mal. Así que el plan consistía en movilizar a todo el mundo y que nadie pudiera pensársela demasiado, y con un poco de suerte el mercado estaría abierto para ellos y realmente sería como los números habían aparecido.

"Los dioses lo oigan"

Los dioses están muertos y toda esperanza con ellos, dicen. Pero ni madres iba a permitir que esa clase de cosas tumbaran el resto, así que se dedicó de pleno a movilizar a todo el mundo por igual; bueno, los miembros del clan, porque los guerreros ya eran movilizados a las actividades por parte de sus propias familias. El consejo sabía de guerras, números y las horribles necesidades de la logística, pero el sabía del poder que podía atraerse rodeando a un hombre de dos hermanas ceñudas y una vecina matriarca que las azuzase. Por supuesto luego en su propia casa estaba siendo algo similar, pero, ah, ¡detalles!

No podía decir que le hubiese gustado el comportamiento de los varls, algunos de esos días. La gente que se está muriendo de hambre después de perder a sus amigos y vecinos no aprecia que sus líderes no reconozcan aunque sea simbólicamente su necesidad desesperada... se dice que mentir a alguien es el peor insulto que se puede hacer a uno, pero Mikklas siempre había estado bien cómodo conque le mintieran siempre que eso no le metiese en follones. Por su parte, después de crecer dentro del clan y tener que tragarse las discusiones día sí día no consideraba que era peor que la gente viese que sus líderes no consideraban siquiera necesario molestarse en mentirles. Decía algo de todo aquello, no estaba seguro de qué, y no estaba seguro de que le gustase.

"Atacando al que no tiene la culpa. ¡Valientes varls!"

Pero al volver por la noche, con los pies aullando después de todo el día y las alforjas llenas, con los fardos de las futuras despensas de las casas llenos, no quería pensar en eso ni en nada más que no fuera cenar y acostarse para otro desriñonante día, y tantos otros como él igual. En ese sentido, el plan era un éxito.

Aunque la decisión que habían tomado en el Consejo de centrarse en la obtención de recursos y olvidar cualquier intento de cultivar u obtener comida de aquellas tierras era la única con la que tenían una posibilidad real de sobrevivir al duro invierno que se acercaba, lo cierto es que la decisión no sentó demasiado bien al clan. Miradas de desaprobación, descontento y pesimismo aparecían en casi cada rostro, miradas con las que Bjorn luchaba como podía.

Sé que no dedicar hombres a conseguir comida puede parecer una locura…- iba diciendo -Pero por muchos hombres que dedicásemos, estas tierras no conseguirían alimentarnos a todos. Sin embargo, madera, rocas y materiales son abundantes, así que podremos obtenerlos fácilmente y luego trocarlos por recursos- decía -Enviaremos comitivas al mercado y a los otros clanes y comerciaremos con ellos, de esa forma, obtendremos alimento para todos- les explicaba.

Es posible que en el fondo, muchos ya supiesen aquello, pero que a pesar de ello, meras palabras no bastasen para calmar su temor, pues al fin y al cabo, el invierno estaba próximo y la falta de alimentos para afrontarlo era más que evidente… pero no por ello Bjorn desistía en su intento, y si conseguía que aunque fuese una sola persona de todas con las que hablaba, viese su ánimo mejorar, entonces, había hecho suficiente.