Partida Rol por web

El cuerno de guerra de los Rotensnö resonó dos veces con fuerza, era la señal de retirada, habrían de partir fuese como fuese. Nikklas quien había hecho sonar el cuerno, se reagrupaba ya con Erik y los demás observando la situación actual previa a su retirada. Tenían dos carros llenos de provisiones, que seguramente les servirían arduamente durante el invierno, en la zona de donde habían cogido los carros, había aún más provisiones, un total que quizá permitiría llenar otros cuatro carros si los tuvieran. Podrían también sobrecargar los carros a cuestas de que se dañaran o dejarán demasiadas marcas en el camino.

Pero el problema mayor estaba en los prisioneros que habrían de rescatar, los cuales eran su objetivo principal, y es que no tenían forma de llevar a todos con ellos. Habían logrado ya liberar a todos los prisioneros, pero 22 de ellos sufrían de diversas heridas y no estaban en condiciones de caminar todo el trayecto, e incluso seis de estos se encontraban sumamente graves, al grado que necesitaban atención inmediata y el movimiento continuo de una marcha forzada podría poner en riesgo su vida.

Había otros once prisioneros en buen estado pero sumamente cansados, sobre todo en los moral, los cuales difícilmente ayudarían en algo que no fuese estorbar, a lo más se les podía dar algo ligero para cargar y pedirles que avanzasen sin detenerse.

Todos: Panorama de batalla.
Con los prisioneros: Hay 10 guerreros del clan y 13 civiles liderados por Erik liberando prisioneros. Se acercan a ayudar 4 guerreros y 3 civiles quienes habían estado luchando en el flanco derecho. Nikklas ha llegado a ayudar con otros 9 civiles bajo su mando. Hay 10 prisioneros ayudando a atender a sus compañeros. Hay 22 prisioneros heridos y otros once sumamente cansados que solo piensan en huir de allí cuanto antes. No hay enemigos.
Con los recursos y alimento: Nikklas y los once civiles se han llevado los carros cargados de provisiones. No hay enemigos.
Flanco derecho: El flanco está controlado por 2 guerreros que vigilan la zona.
Flanco Izquierdo: El flanco está controlado por 2 guerreros que vigilan la zona.
Con los carros cargados de provisiones: Dos civiles Rotensnö vigilando.

Cuadro Argumental de trama
1.- Los votos se deben hacer públicos, pero podrán ser cambiados siempre que no falten menos de 12 horas para el fin de la votación, y siempre que su motivación y narración sean coherentes.
2.- El periodo para emitir sus votos será de 4 días. En dicho momento se aplicarán las reglas respecto a la toma de decisiones (reglamento básico saga).
3.- Los puntos de Héroe y puntos de clan están permitidos.

Ambos: Entonces su grupo estará conformado por un total de 19 guerreros y ocho civiles. En la retaguardia habrá 21 civiles esperando órdenes para iniciar su tarea. Dicho de otro modo:
Fuerza de ataque: 19 guerreros y 8 civiles.
Retaguardia: 21 civiles.

Perdidas: Guerrero x1.
Heridos: Civil x2.
Caravana: 43 en total. 21 tocados y muy cansados, 16 heridos, 6 muy heridos.

Nota: Van a necesitar de ocho hombres por carro para empujarlos con éxito hasta el campamento.

El cuerno de guerra de los Rotensnö resonó dos veces con fuerza, era la señal de retirada, habrían de partir fuese como fuese. Nikklas quien había hecho sonar el cuerno, se reagrupaba ya con Erik y los demás observando la situación actual previa a su retirada. Tenían dos carros llenos de provisiones, que seguramente les servirían arduamente durante el invierno, en la zona de donde habían cogido los carros, había aún más provisiones, un total que quizá permitiría llenar otros cuatro carros si los tuvieran. Podrían también sobrecargar los carros a cuestas de que se dañaran o dejarán demasiadas marcas en el camino.

Pero el problema mayor estaba en los prisioneros que habrían de rescatar, los cuales eran su objetivo principal, y es que no tenían forma de llevar a todos con ellos. Habían logrado ya liberar a todos los prisioneros, pero 22 de ellos sufrían de diversas heridas y no estaban en condiciones de caminar todo el trayecto, e incluso seis de estos se encontraban sumamente graves, al grado que necesitaban atención inmediata y el movimiento continuo de una marcha forzada podría poner en riesgo su vida.

Había otros once prisioneros en buen estado pero sumamente cansados, sobre todo en los moral, los cuales difícilmente ayudarían en algo que no fuese estorbar, a lo más se les podía dar algo ligero para cargar y pedirles que avanzasen sin detenerse.

Ante el sacrificio de Eörl, la duda no se mantuvo más en los pensamientos de Eskol, había llegado la hora de partir, y aquellas acciones no serían desaprovechadas, y mucho menos olvidadas. Cogiendo a los heridos, el grupo emprendió una pronta retirada, la batalla había terminado para ellos, al menos de momento.

Eskol fue el último en retirarse, cubriendo la marcha, a lo lejos pudo ver como Eörl combatía con valor y poder, había matado a uno de los exploradores trozandole el cuelo casi por la mitad con su hacha. EL poderoso guerrero del clan Rotensnö derrotó a un guerrero del clan Økskrig cuando varias espadas y hachas chocaron contra su cuerpo rodeándolo.

Eskol ya no miró atrás, Eörl había muerto con honor y no tenía sentido ver sus momentos agónicos de vida, sobre todo si ponía en riesgo su sacrificio. Así, tomando distancia, empujo con sus palabras a sus ya cansados hombres para que avanzarán y se alejaran del territorio enemigo. Pero entonces, de la nada sonó fuerte y lejano el rugir de un cuerno, el cual sonó dos veces en tonos cortos. Eskol reconocía ese cuerno, el clan ordenaba la retirada, ya fuera por que todo había fracasado o por que habían tenido éxito. Su reacción inicial fue parar y entonces se percató de que la sangre de los heridos estaba dejando un claro rastro que no sería difícil de seguir, sobre todo durante el día que estaba por llegar.

Tras él, no pudo ver al enemigo, pero había dejado de escucharles correr, o bien seguían el rastro con cautela o bien, al igual que el se habían detenido ante el rugir de aquel cuerno de guerra.

Tras hacer sonar el cuerno, Niklas se internó de nuevo en el campamento, sabiendo que cada segundo a partir de ahí contaba como un segundo menos de vida si les encontraban allí. Todo dependía de salir ahora y borrar las huellas. 

En un mundo idílico, los prisioneros hubieran estado lo bastante sanos, fuertes y con sentido común como para una vez liberados, ir a por provisiones y seguir a sus rescatadores. 

Pero aquel no era un mundo idílico, era la realidad, un mundo cruel, despiadado y que a poco que te descuidaras, terminaba contigo a la brevedad de lo posible. Sólo los más fuertes sobrevivían, los más inteligentes, o los que mejor se adaptaban. 

Viendo el panorama, Niklas maldijo interiormente porque supo en ése momento que no podría cumplir la promesa hecha. Seis prisioneros se encontraban en tan malas condiciones que llevarlos consigo no sólo retrasaría enormemente su regreso y pondría en peligro todo el plan y todos los sacrificios hechos hasta ahora, si no que además estaba casi seguro que no aguantarían el camino y morirían. Pondría a su clan en la cuerda floja. 

Con el corazón sangrando de dolor y maldiciendo al Clan Östrig, tuvo que tomar una de las decisiones más duras de toda su vida. 

Ordenó a todo aquel sano que pudiera cargar con provisiones y salir hacia los carros, a toda prisa.

Luego cogió a Erik y cuatro guerreros más y se dispuso a acabar con la vida de los seis condenados, mejor hacerlo ellos por piedad y rápido, que dejarlos allí y que les hicieran mil perrerías más o que los abandonaran a la intemperie. Cada uno cogió a un prisionero y cuando el resto hubieron salido, a una señal de Niklas les cortaron el cuello y les dieron el último adiós, antes de irse de allí con los brazos cargados de comida y recursos manchados con sangre inocente. Él no podía deshinibirse de aquel acto,y como líder electo, se sentía responsable de hacerlo y de dar la orden. 

Aquel sería un momento que Niklas no olvidaría en toda su existencia. Aquel Clan Östrig no tenía perdón y a él mismo le costaría perdonarse por lo que acababa de hacer, pese a saber que era lo mejor para todos. 

Si querían sobrevivir, había que hacer sacrificios, e igual que su clan ya había sangrado y perdido miembros por el rescate, era justo que los sacrificios se equilibraran para hacer sobrevivir a la mayoría. 

Otra cosa es que a Niklas le gustara hacer esos sacrificios, o que considerara justo o no hacerlos...pero ése era precisamente el peso de un líder, hacer lo correcto para todos a pesar de ir en contra de tus opiniones. 

Eskol estuvo a punto de gritar el nombre de su clan en honor al sacrificio de Eörl, pero se contuvo a tiempo. Por dentro ardía de rabia por no poder hacerles saber a aquellos cobardes quienes eran los que les estaban castigando por su avaricia y crueldad desmedida, pero debía seguir las órdenes de los líderes si querían que todo saliera bien. 

Al girarse y seguir a sus hombres, se percató que había un rastro claro de sangre que seguir y que así sería muy sencillo para el enemigo rastrearles, darles caza y seguir el camino hasta su clan. No podía permitirlo. 

De nuevo, poniendo su vida en peligro, ordenó a varios hombres que fueran borrando el rastro. Sin hacer eso, no tenía sentido huir. Mejor hubiera sido quedarse y matar a tantos como hubieran podido. Luego pidió al resto que se concentraran en cerrar o cortar las heridas/hemorragias de los heridos, para dejar el menor rastro posible y que los que borraban pudieran ir más rápido. 

O hacían eso, o daban media vuelta para matar a todos los posibles. 

Su lealtad era para con el Clan, y no podía abandonarles. Seguirían el plan, pero de la mejor manera posible. 

Decidida a sobrevivir a su manera Astryr se afianzó en su arco y con seguridad disparó una flecha al arquero enemigo, la cual le impacto de lleno, impidiendo que este le atacase de momento. El otro guerrero Økskrig, notando la oportunidad inmejorable de acabar con la sigilosa arquera del clan Rotensnö se abalanzó contra ella cuando, sorprendiéndoles a todos, el rugir de un cuerno de guerra resonó a lo lejos un par de veces. El sonido procedía muy probablemente del campamento enemigo, donde ahora el resto del clan Rotensnö ya deberían encontrarse. Más aún, Astryr reconocia ese sonido pues ya lo había escuchado antes, era el rugir del cuerno de guerra del clan, y los dos llamados cortos indicaban la orden de retirada, tal como se había pactado horas antes.

Ya fuese entonces que sus compañeros habían sido derrotados o que habían tenido éxito en sus planes, había llegado la hora de retirarse y se daba la orden a todos de cumplir. Si no se daba prisa y se marchaba de allí, se quedaría sola.

El cuerno del clan le da dos opciones. Bueno, le da más opciones que solo dos, pero dos de ellas le parecen las más sensatas. No tiene mucho tiempo para decidir así que por un acto de supervivencia y por protección al clan, decide no huir del lugar hacia el punto de reunión. Si lo hiciese, el clan enemigo descubriría quiénes han atacado. Así pues, a pesar de ser la idea que más le gusta, decide aprovechar el momento de distracción para ocultarse en las sombras y en la seguridad de la maleza. Solo puede esperar que todo acabe y pueda volver con los suyos lo más pronto posible.

Al ver el panorama entre los prisioneros, pienso en que cada uno de nuestros Varls podría llevar a dos prisioneros de los más heridos al hombro. Al fin y al cabo, morir en el traslado y ser enterrado por su familia es mucho mejor que quedarse a ser torturado y morir como esclavo. Al resto, quienes pueden moverse pero no podrían llegar, les guiaría hasta dentro de nuestras tierras, pasando nuestra frontera y ahí descansaría hasta que pudiesen volver a marchar.

Lamentablemente, todas esas opciones conllevan demasiado riesgo para la operación e incluso para nuestro clan. El clan rival ha sufrido muchas bajas por nuestra organización y factor sorpresa pero sigue siendo un clan mucho más poderoso que nosotros. Aunque no quiera aceptarlo, sé que no vale la pena correr el riesgo. Que la vida de unos heridos no vale la vida de todo el resto.

"¡Maldita sea el destino!"

Niklas tomó la decisión y, cuando dio la orden de quitarle el sufrimiento a los heridos, actué sin dudarlo pues no es momento de hacerlo. Una discusión, un debate e incluso una débil negativa sería un retraso que podría a todos costarnos la vida o hacer que descubran nuestra identidad. No debemos permitirlo y mi hacha cercenó de un solo golpe la posibilidad de atrasarnos más con un golpe certero y fuerte, mucho más piadoso que un lento desangramiento.

El hacha de Erik cumplió su objetivo, uno de los heridos de gravedad había muerto, y con ello, se reducía la carga. Pero el resto de guerreros designados por Nikklas y el mismo, no habían logrado cumplir su objetivo, al menos tres de los moribundos tenían familia, amigos o conocidos que no estaban dispuestos a dejarlos partir y que por tanto se oponían cruentamente a que se les ejecutara. Clamaban por la oportunidad de llevarlos ellos mismos a costa de lo que fuese o bien de que les dejarán huir por su cuenta en otra dirección.

El plan de Nikklas era claro, tenían que partir ya y salvar sus vidas. Por tanto, el plan era emprender la retirada considerando salvar a los prisioneros que puedan cargar con provisiones o que puedan trabajar durante el invierno. No iban a exponerse a atender a los más heridos pues si les daban caza no solo se generaría una guerra contra los Økskrig, si no que a su vez aquellos mal heridos serían de los primeros en caer en batalla. Incluso para aquellos heridos que no aguantaran el ritmo, no había mucho que hacer.

Por ello, Nikklas insto a Erik a priorizar la pronta huida, todo aquel prisionero que pudiese cargar con algo, lo haría, cada prisionero que estuviese herido pero pudiese avanzar, sería ayudado por uno de los civiles para agilizar su paso, el resto habrían de cargar con algo y partirían de inmediato.

No obstante si los prisioneros no querían dejar atrás a sus seres queridos, la situación se tornaba desesperadamente problemática, pues si tuvieran el tiempo podrían partir con los heridos, pero el amanecer estaba en su contra y el enemigo ya debería estar por reagruparse. Y casi como si sus miedos les invocaran, todos los allí reunidos escucharon el rugir repetido de un cuerno de guerra hacia la parte posterior del campamento enemigo, por donde ya minutos atrás habían huido dos de los civiles del enemigo que custodiaban el lugar.

– Ya vienen – alcanzó a decir Troknir, es hora de partir.

Reaccionas rápidamente y huyes de tus atacantes, ninguno logra reaccionar antes que tú, y aunque amagan con darte caza, en cuanto te escondes entre la maleza te das cuenta de que sus intenciones han cambiado, parecen conversar entre ellos como si debatieran entre darte caza o no, aunque bien sabes que eso solo está en tu mente.

Escuchas entonces de nuevo el sonar de un cuerno de guerra, esta vez más a lo lejos, hacia el sur del campamento enemigo, en dirección contraria al asentamiento del clan Rotensnö. Esta vez el sonido era distinto y se repitió tres veces. Lo desconcertante era los guerreros enemigos reaccionaron inmediatamente a aquel cuerno de guerra corriendo en la dirección de la que provenía aquel sonido.

Decidiendo continuar la retirada al ritmo de aquellos de sus compañeros que estaban más heridos, Eskol no tuvo más opción que designar a algunos de los exploradores para que borraran el rastro. No obstante uno de estos regreso ante él para decirle que la tarea era casi imposible, el enemigo les estaba rastreando de cerca y no había tiempo de borrar correctamente el rastro de sangre, y si se tomaban el tiempo en hacerlo, el enemigo acababa tan cerca de ellos que era imposible no huir con sigilo y evitar dejar ellos mismos un rastro al cual seguir.

Al paso que llevaban el enemigo acabaría alcanzándoles, o bien les llevarían directamente hasta el asentamiento del clan. Eskol tuvo que meditar entonces sobre su proceder, pero el destino dio un nuevo curso en aquellos momentos en los que en todo momento algo parecía suceder, ya fuese en las cercanías o a la distancia. Esta vez se escuchó otro cuerno de guerra, esta vez uno que Eskol no parecía reconocer y que además había sonado tres veces repetidas, una clave que no había sido pactadas por ellos.

El resto de exploradores llegaron entonces agitados al haber corrido hasta allí a toda prisa sin importar el rastro. Sus palabras eran claras, el enemigo se retiraba a toda prisa tras el sonar de aquel cuerno. Marchaban directamente hacia la dirección de donde el sonido había provenido. Lo cual para todos ellos eran buenas noticias pues sobrevivirían, aunque en realidad no sabían que implicaba todo aquello.
 

Aquello se le estaba yendo de las manos. 

Habían ido a rescatar a los prisioneros y si podían, robar alimentos y recursos. Niklas había intentado llegar a todo, por unos momentos había pensado que era posible, pero no contaba con la idiosincracia humana. A pesar de estar en peligro de muerte inmediato, la gente continuaba discutiendo e intentando imponer su decisión sobre la de los demás, ignorando lo que les rodeaba...o quizás influenciado por ello. Niklas intentó centrarse, tenía que intentar respetar la idea principal, se estaba desviando y eso les estaba costando caro, y cualquier error más y ya no habría marcha atrás. 

- ¡BASTA! - la voz de Niklas sonó casi como la de un trueno, utilizando todo el entrenamiento que había adquirido hasta la fecha para imponer toda su autoridad y voluntad en sus palabras. - ¡NO TENEMOS TIEMPO, U OBEDECEN, O MORIMOS TODOS! - 

Durante un par de segundos, todo el mundo enmudeció. Niklas aprovechó para dar órdenes y aprovechar el momento, pues no tendrían más. -¡Todos, cojan lo que tengan a mano, sea comida o recursos y sigan al resto, ahora! ¡Si no nos llevamos provisiones, no aguantaremos el invierno y moriremos igual! - Mientras varios miembros que tenían mucho respeto a Niklas comenzaban inmediatamente a seguir sus instrucciones, otros empezaban a moverse por inercia viendo lo que los demás estaban haciendo, pero aún y todo dudaban o iban lentos, eran en su mayoría los familiares de los heridos, y Niklas comprendía su forma de pensar y se alegró inclusive de que fueran tan fieles, eso quería decir que si los convencía para unirse a su Clan, serían buenos miembros. Se acercó hacia el borde del campamento de tal forma que los del carro más cercano pudieran oírle, o al menos que la larga cola de gente en retirada pudiera hacerles llegar el mensaje con rapidez. 

- ¡Ustedes, vacíen ése carro y repartan lo que puedan entre ustedes, ahí irán los heridos! - dijo lo suficientemente alto para que todo el mundo le escuchara. Ahora los familiares y amigos de los heridos, sabiendo que iban a ser atendidos, comenzarían a cooperar e incluso se darían prisa. - ¡Venga, muévanse todos, rápido, cojan algo y salgamos de aquí ya! - 

Se acercó a Einar y Troknir, los dos Varls, y les pidió ayuda. - Ustedes son fuertes y poderosos, ¿puedo pedirles que nos ayuden con los heridos? ¿Podrían llevarlos hasta el carro y empujar los carros hasta alejarnos de aquí y llegar hasta nuestras tierras? A partir de ahí nos haremos cargo el resto. - les dijo, con humildad en la voz. Sabía que los Varls eran poderosos aliados, pero eran eso, aliados, no miembros del Clan, con lo que a un aliado le pedías ayuda, y él te la concedía o no. 

Con su ayuda tendrían mejores posibilidades de éxito, y con su fuerza los carros rodarían más rápido, aumentando sus posibilidades de escapar. 

Los cuernos en la distancia le decían a todo el mundo que o se movían, o las palabras de Niklas se iban a hacer realidad. 

Avanzaron unas decenas de metros, pero pronto se hizo evidente que no podrían escapar. Los informes eran cada vez peores, y estaba claro para Eskol que no podrían salir de allí todos. A punto de tomar una decisión con la que tendría que cargar toda su vida, se escucharon unos cuernos que desconcertaron a Eskol al principio, pero pronto comprendió que sucedía cuando los exploradores retornaron a todo correr. 

- Ahora tenemos una oportunidad de escapar. Bien. - pensó. Por un lado pensó que tenían suerte de que el enemigo se hubiera retirado, pero por otro lado, su actitud pesimista que afloraba de vez en cuando le dijo que aquello era malo para Niklas y el resto, pero ya no podían hacer nada más si querían sobrevivir. 

Ordenó que se concentraran en cerrar las heridas a los heridos, borrar las huellas, y en huir siguiendo el camino pactado, es decir, dar el rodeo de tal forma que pareciera que se iban a otro lado y luego ir hacia su propio campamento, concentrándose en borrar el rastro. 

Esas eran sus órdenes y debía cumplirlas. Esperaba que el resto hubieran podido también hacer su parte. *

Mi hacha acabó con la vida del herido pero los familiares de otros de ellos no iban a permitir que hiciéramos lo mismo con sus parientes. Niklas vio el panorama y decidió tomar la decisión de ordenar a todos y vaciar un carro para subir a los heridos de gravedad.

No sé si sea lo mejor, mis manos ya están manchadas con sangre de inocente y vaciar un carro con comida no ayudará a pasar el invierno. 

"Pero no es momento de dudar, es momento de remar todos para el mismo punto o moriremos discutiendo."

Apoyo a Niklas en sus palabras:

 - "¡Cojan lo primero que encuentren y sigan al resto! ¡Debemos salir de aquí ahora mismo!"

Rápidamente comienzo a vaciar el carro y ayudar a los heridos a subir en él. Sé que los enemigos vendrán en cualquier momento y debemos irnos o no sobreviviremos. Apenas terminemos de subir a los heridos de gravedad, tomaré el primer alimento que encuentre y seguiré al grupo para así hacer mi parte. No hay más que hacer en este momento.

De nuevo no hubo desacuerdos, y quizá no era el momento para tenerlos. Su decisión era clara, aunque quizá no tan acertada a los ojos de muchos como Jendalos que entre sarcasmo iba denostando las decisiones que se estaban tomando, claramente inconforme. En su ver, si iban a regresar para cargar más cosas, lo mejor era cargar alimento, eso es lo que más necesitarían en el crudo invierno. Troknir por su parte no dijo nada, y se limitó a ordenar a sus hombres que se preparasen para tirar de los carros pues al no haber animales para hacerlo, tendrían que tirar ellos mismos.

Estaba también el tema de los heridos de gravedad, para muchos habrían de morir más al haber vaciado uno de los carros con provisiones. Y aunque era claro para todos que aquello no solo había calmado los ánimos si no que había logrado dar una buena impresión ante los miembros de aquella caravana, había algunos como Jendalos que no dejaban de murmurar reclamando las vidas que habría de costar todo aquello.

Así, cogiendo con todo lo que pudieron y sin tenerse a pensar que sería mejor, el grupo emprendió la retirada dejando a aquellos guerreros que habían estado apostados en la empalizada cubriendo la retaguardia, y ante algún eventual ataque, estos no habrían de cargar nada.

Nadie les seguía, nada se escuchaba ya de la batalla. En la lejania, los fuegos seguían ardiendo y el cuerno de guerra de los Økskrig resonaba con fiereza. No sabía si se preparaban para una batalla o si solo estaban reuniendo a sus huestes, en cualquier caso, ya estaban lejos y ya no eran una amenaza.

Eskol sabía que Niklas y los demás habrían de estar avanzando en paralelo hacia el campamento, por lo que aminoró el paso pues los heridos demandaban atención y no quería que hubiesen más muertos.

Increíblemente, el clan reaccionó casi como uno solo y a pesar de los desacuerdos, todos jalaron en la misma dirección. Niklas se sintió orgulloso de que, por encima del orgullo, prevaleciera el sentido común. 

Habían voces a favor y en contra, pero eso era lo normal, pues nunca se podía tener a todo el mundo contento, lo que importaba era la sensación general, y ésta parecía ser positiva. 

Pronto Hvit les planteó el problema del rastro. A pesar de que el plan era bueno, no disponían de suficientes efectivos. Ya iban todos sobrecargados con alimentos, recursos y heridos, sólo estaban libres de carga los guerreros que cubrían la retaguardia, por lo que tenían que tomar otra difícil decisión. 

Niklas se detuvo para inspeccionar las huellas y se percató que la vieja mujer tenía razón. Era complicado borrar las huellas a tiempo...pero si había alguien que pudiera hacerlo, sería ella. El futuro del clan estaba en sus manos. 

No podían detener su avance, a riesgo de que les cogieran. Tampoco podían abandonar los carros, pues iban los heridos graves y la comida, y no sabía si entre todos podrían cargarla*. Seguir adelante y confiar en Hvit quizá era lo más arriesgado, pero dejaría todo el peso encima de los hombros de la anciana. Quizá lo mejor sería dispersarse y que los exploradores se centraran en borrar los rastros de los varls y los carros, mientras ellos mismos se encargaban de ir borrando los suyos y dar un rodeo para despistar. 

Se apartó con Erik y su prima Gerda y les consultó, pues ahora sí tenían tiempo, al menos un poco, para debatir. - ¿Qué piensan ustedes? ¿Asignamos a los guerreros que están vigilando a Hvit y que le ayuden a borrar rastros, pues serán más y quizá así lo consigan? ¿Nos dispersamos? Diganme su opinión, por favor. - 

Nos retiramos del campamento enemigo y sé que cada metro que nos alejamos, es un metro más cerca que estamos de la salvación. Sé que no será fácil para nosotros pues tenemos muchas bocas y no tanta comida como nos gustaría, pero la misión ha sido un éxito en perspectiva y solo nos queda esperar que termine así mismo.

"Solo un muerto por el enemigo y uno por mi hacha. Heridos varios y nada más."

La imagen de la cabeza del herido separándose de su cuello por mi acción me atormenta a cada parpadeo pero es algo que tendré que llevar hasta el día de mi muerte y no temo hacerlo pues sé que ha sido el deber y nada más, lo que me ha obligado a hacerlo. No habría sido mi elección pero tampoco estoy en posición de elegir yo cuando tenemos un líder como Niklas a cargo. Solo me queda confiar en su sabiduría y esperar que no traiga más consecuencias que la agitación de mi conciencia.

Pero entonces, Hvit nos menciona que no podrán borrar fácilmente esos rastros. Niklas piensa una opción me parece buena:

 - "Que todos los guerreros que no llevan nada, se unan a Hvit para borrar huellas y despistar. Que hagan rastro falso que los aleje de nuestro clan. Si no, que se concentren en los carros y todos nos dispersaremos en grupos guiados por un miembro del clan que haga un rodeo antes de reunirnos en nuestra frontera, borrando sus propias huellas."

Sé que es viable pues dejarían huellas mientras caminan a otras direcciones y luego borrarían las reales que les vuelven a acercar a nuestro territorio. Eso confundiría a los rastreadores y les haría perder tiempo valioso para que los carros alcancen nuestro límite y Hvit se encargue de borrar sus huellas. Creo que es la mejor opción.