Partida Rol por web

El noble se fijó en los objetos que cogieran el día anterior del antiguo escondrijo de los Cuervos Plateados. Tras lanzar un conjuro, sus ojos se tiñieron de una tonalidad azulada que le permitieron escudriñar en las propiedades mágicas de los mismos.

- La armadura posee conjuros de protección.- dijo rápidamente - ... La capa... La capa se resiste. La magia que hay en ella es poderosa y no consigo descifrarla.- Concluyó Rexus.

Laria miró al apurado espadachín. Tenía razón. Habían conseguido un par de objetos que pertenecieran a los antiguos Cuervos Plateados que podrían serles de ayuda. 

- Podría encargarme de averiguar qué propiedades posee la capa. Tengo contactos en la Academia de Alabastro...- dijo la mediana haciendo énfasis en el enclave de sabiduría que constituía aquel lugar - También podría conseguir munición para ese artilugio ensordecedor.- dijo señalando a la pistola de Chaffeaux.

Observas que entre las cajas, varios potes y sacos de grano han sido abiertos. Se han rateado pequeñas porciones y se ha intentado mantener en secreto. El que lo haya hecho, se ha tomado molestias para camuflarlo todo y que no se note.

También ves con claridad meridiana la puerta secreta que Laria comentó antes de comenzar a bajar por la trampilla.

Tan pronto como le informaron de las propiedades de la armadura carmesí, se sacó la suya propia y se enfundó el cuero mágico. Además, el rojo era un color que siempre le había sentado bien. Se detuvo un momento:

Supongo que no habrá problema alguno en que vista esta armadura, ¿no? En cuanto a la capa, sería recomendable conocer sus propiedades cuanto antes, si nos hace el favor señora Caminolargo, preguntaremos por ella a nuestra vuelta. Gracias por su ayuda.

Y ya debidamente pertrechado, el espadachín estaba dispuesto a iniciar la búsqueda de Nan. Una misión se había acabado y otra acababa de empezar, así había sido su vida en los últimos tiempos, unas veces por dinero y otras por sustento, siempre habría alguien a quien buscar.

- Bueno, camaradas. Será mejor que abramos esa trampilla de una vez. A saber que horrores nos esperan en este laberinto que parece ser la colmena.

La joven Saeko, ajustándose la capucha y con sus hojas gemelas desenfundadas, se aproximó a la entrada a aquellas especie de catacumbas. No sabía que encontrarían allí, pero lo que estaba segura era de que no sería nada bueno. Si un mediano había estado rondando aquellos túneles, no podría ser tan peligroso como aparentaba. Al menos, sabía que le habían estado llevando comida a través de esa trampilla, así que no tenía pinta de estar provista de ningún tipo de trampa.

Se acercó, mientras todos sus compañeros miraban atónitos. Sujetó con las manos la trampilla para abrirla, preparada para lo que viniera.

- Abrid bien los ojos. - Exclamó al resto.

Si pudiera encargarse también de vender por un buen precio lo sobrante de nuestro botín lo agradeceriamos.

Después se colocó tras Saeko, pensaba ir en medio del grupo, por si era necesario sanar a alguien poder hacerlo facilmente, además de cubrir con su arco o sus puños si fuera necesario.

Uno tras otros se fueron reuniendo en la despensa subterránea de la cafetería. Como les dijera Laria, en la pared noroeste se discernía los bordes de una puerta oculta tras los vetustos muebles y cajas que allí se apilaban. Justo el centro de la sala, estaba anegado de cajas, barriles y sacos que guardaban grano, harina, tubérculos y algunas legumbres. También se almacenaba azúcar de remolacha, maiz seco y sal.

Chaffeaux, Mick y Saeko echaron un vistazo a los sacos, descubriendo que las reservas habían sido abiertas y se habían rateado pequeñas porciones de los mismos. A pesar de eso, el que hubiera escatimado el grano, se había tomado las molestias necesarias para intentar cubrir su pequeña fechoría...

- Una cosa no me cuadra. Laria nos ha contado que traía comida asíduamente a su amigo, pero al ver estos sacos y el grano... Da la sensación como que alguien hubiera estado robando de ellos, aunque ocultando su fechoría con maestría, he de añadir. Puede que tengamos algún ladronzuelo entre manos y que seguramente sepa del paradero del mediano que buscamos. - Comentó a sus acompañantes cuando comprobó la estancia.

- Bueno, no perdamos más tiempo. - Y la joven ninja comenzó a abrir la entrada a aquel presumible laberinto y bajar a ver que encontraban.

- Por cierto, ¿alguien tiene una antorcha?

Yo tengo algo mejor, dice Nath levantando un arrugado y ennegrecido dedo con una sonrisa, momento en el que pronuncia un corto conjuro y una mota de luz empieza a hacerse grande en la punta de su dedo mientras lo posa sobre su daga, que utiliza a modo de antorcha.

Por favor, haz los honores, le indica a Saeko.

Tras apartar las cajas y bártulos que ocultaban la puerta, Saeko abrió la misma no sin que antes, Nath convocara las energías sagradas e hiciera brotar luz de la punta de sus escarificado dedo. La ninja avanzó resuelta para ir a parar a un largo y húmedo pasillo que conducía hacia el suroeste. Varios sujeciones en la pared para antorchas, permanecen vacíos, con lo que si no fuera por el hechizo del mendigo, la iluminación del lugar sería realmente pobre.

Bueno, como parece que iremos poco a poco, voy a concentrarme, Iré detrás de Saeko. Val, a mi vera. Así el oráculo aporta su luz a la ninja, así como su plegaria para detectar magia, que mantiene activa enfocando hacia adelante como si de una linterna invisible se tratara.

El lobo, silencioso, avanza pegado a una pierna de su compañero.

Eklerion se sumió en el silencio habitual cuando entraba en harina, el silencio era un valioso aliado. Cruzó la puerta tras el compañero animal de Natharius y con el estoque por delante. Al pasar al pasillo pegó la espalda a la pared con la mirada fija en la esquina que apenas se dislumbraba al final del área iluminada.

Pensaba en las palabras de Saeko informando sobre lo que había descubierto respecto a los víveres que había en el sótano de la taberna. La existencia de otro personaje en la pomada no sorprendía al espadachín.... normalmente uno no desaparecía sin "ayuda".

Asintió con un leve gesto de la cabeza hacía Natharius. Aquel hombre tenía siempre un as en la manga y la luz que podía conjurar ayudaba a ver en las penumbras a la joven ninja. Además, la presencia de su compañero le daba más seguridad, si es que debían enfrentarse a algún enemigo.

- Muy bien, avancemos hasta el fondo del pasillo, a ver que encontramos. - Comentó mientras avanzaba lenta pero con seguridad en su paso.

Muy despacio y observando todo a su alrededor de la mejor forma que podía, avanzó hasta el final del pasillo, hasta lo que parecía un cruce de caminos.

La chica oriental enfiló el pasillo suroeste hasta que éste desembocó en una enorme estancia. Los techos eran más altos de lo habitual, y había sido aprovechada para construir  un embarcadero secreto. Seguramente, gracias al humilde embarcadero de madera, Laria podía llevar a cabo sus frecuentes trapicheos, evitando miradas indiscretas.

Una estatua de aproximadamente veinte pies de altura, emerge del estanque mostrando su humedecido y maltrecho mármol. La imagen representa a una bella doncella elfa que a todas luces no es otra que Calistria.

Un hedor a carne putrefacta parece proceder del margen del embarcadero, mientras que un par de aperturas en la robusta piedra han sido abiertos para llegar a salas más lejanas.

Saeko miró hacía atrás, a sus compañeros de aventuras, para hacerles una señal con la mano para que se acercasen.

- Venid, aprisa. Parece que hay un cuerpo ahí tirado, en el embarcadero...

Siguiendo a su compañera con la luz en la daga, Nath y Val avanzan al unísono. Habrá que acercarse a ver... añade, refiriéndose al olor que procede del embarcadero, aunque primero se queda quieto mirando y escuchando alrededor mientras los demás van llegando.

La luz de Nath ayudaba a los cansados ojos de la ninja a adentrarse en aquella penumbra. Con sus hojas gemelas desenvainadas se aproximó con un par de cautelosos pasos a aquella especie de embarcadero. Tenía que ver con sus propios ojos si se trataba de un cadáver o de otra cosa.

Quedaba claro que el horrendo olor, procedía del cuerpo putrefacto de aquel cadáver humano. La humedad del lugar, abuen seguro que había provocado un efecto acelerador de en la descomposición del mismo. A medida que Saeko se aproximaba al embarcadero, pudo contemplar que era de construcción reciente y que poseía un aspecto recio. Con total seguridad, Laria había ordenado su construcción para permitir la fuga de prófugos al régimen, siguiendo el entramado de túneles de alcantarillado.

Cuando la ninja se hallaba a una distancia prudencial aunque más cercana que la de Nath y Val, observó que el cadáver poseía los vistosos y llamativos ropajes de un contrabandista varisio...