Partida Rol por web

Si no me doliera la cabeza posiblemente me hubiese puesto de pie al escuchar esas barbaridades.

_Señores, por favor, un poco de seriedad -digo desde mi asiento-. Para hablar de hechos paranormales ya está el Sr. Rush. Espero que ustedes como investigadores no vayan a hipotetizar que la plantación esté embrujada o que en ella habiten fantasmas. Dejemos esas cosas de lado. Lo que sea que ocurra tiene una explicación lógica y la encontraremos cuando lleguemos a Luisiana. A propósito, justamente estábamos decidiendo cómo ir hasta allá.

Luego se dirigó específicamente a la mujer.

_No me opongo a que avise al doctor por telegrama que iremos, aunque lo considero innecesario. El Dr. Butler nos conoce, sabe que estaremos allí.

- El viaje a Luisiana no es breve, tendremos tiempo de sobra de repasar todas la hipotesís planteables, y cuando digo todas me refiero a cualquier indicio que nos lleve por el camino acertado para ayudar a nuestros amigos.- mira a Joseph para mostrarle su desacuerdo a la hora de obviar tan a la ligera campos que se escapan a la lógica.

- No deberiamos perder tiempo en chacharas especulativas, debiamos partir de inmediato, aunque el cuerpo nos pida lo contrario fruto del cansancio emocional.- se dirigía a todos y cada uno de los presentes.

_Ohh ahora también tú.

Joseph se llevó una mano a la cara. Incluso su amigo creía en fantasmas, solo eso le faltaba.

Se quedó en silencio esperando que los otros tomaran las decisiones, ya no quería discutir con nadie.

Creo que me ha malinterpretado. Mis creencias de este caso es que son algo bastante lógico. Algún vecino querrá quedarse con las tierras, o esconden algo allí que no quieren que se sepa

Tras permanecer en silencio durante bastante tiempo, escuchando la conversación mantenida por los dos detectives y mis amigos, y servirme otra taza de té, la tercera desde que estoy aquí, carraspeo, ligeramente, con el fin de atraer sobre mí la atención de todos los presentes, y digo:

- Caballeros, no creo que este momento sea el más adecuado para conjeturar sobre lo que está ocurriendo en Louisiana, o para discutir sobre si existen, o no, los fenómenos paranormales. Creo, al igual que Mike, que deberíamos centrarnos en cómo vamos a viajar hasta allí, y que deberíamos ponernos en marcha lo antes posible. Ya tendremos tiempo de hacer conjeturas durante el viaje. -

-Mi compañero y yo les esperamos fuera, entonces... En cuanto al telegrama, Sr. Sinclair, quizá tenga usted razón. Yendo ustedes se nos presentará debidamente.

_¿Nos esperarán afuera? ¿Para qué?

-Vinimos en coche; necesito ausentarme por unos instantes, si usted no tiene inconveniente. Debo consultar algunos documentos que olvidé en la guantera. Personalmente, necesito aire fresco... Mientras tanto, continúen considerando la manera de realizar el viaje. Nos adaptaremos sin problema.

Con un ademán bastante conocido para Richard, la mujer indica que saldrá delante, y sin esperar a nadie, ni siquiera a él.

-Volveré de inmediato, les ruego continúen sin mí. Pensándolo bien, Richard, no me acompañes -repone, mientras mira a la señorita Dickinson, esbozando además una media sonrisa.

Ese té me hizo bien. Me levanto para acompañar a la mujer a la puerta, aunque ella ya está en camino.

- ¿Avión, coche ó tren?. Pienso que lo mas acertado sería ir en Avión, aunque estas nuevas tecnologías no vayan mucho conmigo, lamento comunicarles.- quiere atraer la atención de los allí presentes y centrar la conversación en lo que entiende que es primordial en esos instantes.

La mujer, que nota los pasos de Sinclair cerca, decide girarse, cosa que el hombre parece no esperar:

-Deberían apresurarse en organizar nuestra partida; nosotros podemos llevar a dos personas más en nuestro coche. ¿Qué dice? ¡Ah, cómo se echa de menos el tabaco egipcio! Aunque el caso es que llevo bastantes años sin fumar. ¿Usted fuma? Oh, claro, ya imagino lo que me va a decir... Que es malo para la salud. 

Prorrumpe en una sonora carcajada ante la mirada atónita del médico:

-Discúlpeme, Sr. Sinclair. Soy de naturaleza inquieta, y no me gusta estar de brazos cruzados. Richard y yo siempre estamos ociosos y procuramos mantener un ritmo de trabajo alto. Para nuestra profesión las destrezas mentales y a veces físicas, son cruciales.

Sí, y por ello debemos ponernos en marcha. Creo que prefiero ir en coche, siempre es más cómodo si nos tenemos que desplazar en esa ciudad

Esta mujer es lo último que necesito para mi dolor de cabeza. ¡Es una cotorra! Con la mayor cortesía posible la incito a decidirse.

_¿Entonces... sale? -le pregunto sonriendo para que no sienta que la echo-. ¿O ha preferido quedarse con nosotros?

No me parece momento para explicarle que sí fumo ni para que ella me explique sobre su profesión.

En eso escucho a Mike y a Anderson hablar sobre el medio de transporte adecuado.

_¿Cuánto tiempo nos llevaría viajar en auto? Si no es mucho creo que sería conveniente precisamente por lo que menciona el Sr. Anderson y además porque podríamos salir en cuanto estemos listos.

- Aunque me cueste admitirlo, estoy completamente deacuerdo con Joseph. - digo, mientras le guiño un ojo al malhumorado doctor, y en mis labios se dibuja una visible sonrisa. - Si fuésemos en coche, podríamos partir inmediatamente. Yo sólo necesitaría recoger unas pequeñas cosas de mi domicilio, y poner un cartel en la tienda, avisando de que voy a estar ausente durante una pequeña temporada. -

Le sonrío a mi peleadora amiga.

_Si están de acuerdo diría que cada uno vaya a su casa, ponga sus asuntos en orden, arme una pequeña maleta porque no sabemos cuánto tiempo deberemos estar allá, y que mañana salgamos ni bien amanezca. Los investigadores irán en un auto y nosotros tres podremos ir en otro. Solo debemos decidir en qué otro auto viajaremos.

A cienes se ven tipos así en el Trinity. Menudo derroche de humildad. Bueno, la táctica del tabaco egipcio nunca falla. Al menos ha servido para que hagan algo, piensa.

La mujer comprueba a su regreso que el médico ha dejado la puerta entreabierta:

Bueno, ármate de paciencia, O'Connell, esto acabará pronto y podrás irte a Kerry a descansar unos días.

Se incorpora al grupo, pero no muestra los documentos que lleva bajo el brazo. Richard la pone al tanto de la decisión y ella asiente con la cabeza. Sus pupilas parecen cabezas de alfiler.