Partida Rol por web

Me agacho para estudiar el nuevo símbolo que habíamos encontrado. Esta vez en el centro se dibujaba un cuadrado y el resto de círculos concéntricos permanecía igual que el otro dibujo.

Esta vez un cuadrado. El siguiente, ¿será un triángulo? ¿o un cuarto círculo concéntrico? El círculo siempre ha sido la representación gráfica de la perfección. ¿Podríamos estar delante de una especie de camino desde la imprefección (el pentágono) una figura con aristas, a la perfección (el círculo)?

Toca suavemente de nuevo el símbolo mientras hablaba. Suponía que como el otro simplemente fuera un relieve.

Esto se pone interesante. Creo que deberíamos buscar el próximo símbolo a ver donde nos lleva.

Una hora más pasó y el camino no daba indicios de acabarse. Sabía que la escalinata iba a ser larga, pero no me imaginaba que tanto. En un momento determinado Nathaniel llamó nuestra atención, y mirando por encima de su hombro pude ver cómo se agachaba para desvelar otro símbolo a los pies de la escalera. Esta vez la pieza central se trataba de un cuadrado y no había que ser un genio para observar que el único elemento diferente era que las pintas de la figura habían bajado de 5 a 4.

-¿Quizás estemos ante algún tipo de contador? Es posible que sean marcas para indicar cómo de lejos está la cima. ¿Alguno sabe más o menos cuanta distancia hemos ascendido, o cuanto tramo de escalera hemos recorrido desde el último símbolo? 

La escalinata era larga, y estos símbolos podían servir a aquellos que las transitaban como guías para saber cuánto quedaba, o podían referirse a cualquier otra cosa. Sólo por si acaso, a partir de ahora me centraría en calcular las distancias que estamos recorriendo mientras ascendemos.

-Si de verdad sirven como contadores, seguramente podamos ver tres símbolos más antes de alcanzar la cima. Uno con un triángulo, otro con una línea y otro con un círculo en el centro. Aunque todavía no tengo idea de lo que significan los círculos de fuera. Si de verdad miden algo, quizás los círculos indiquen las decenas, y las figuras del centro las unidades, o algo así.

Basándonos en tan pocas pruebas la verdad es que todo eran especulaciones, pero explicar los pensamientos de uno en alto siempre había sido un buen ejercicio para estimular la mente propia, o la de otros. 

Jjaaj, le gustaba a Sharada este juego de las especulaciones.

Sirve para quitar el frío. 

Bien, pues yo compito con su teoría, joven Romijnsen, diría que,... extrapolando la serie, efectivamente lo siguiente que nos encontraremos en el centro de los círculos será un triángulo, y después será una línea, después un sólo punto, y después... nada, y ahí es cuando llegaremos a la ciudad perdida, que está en la dimensión que está un grado menos en la serie geométrica que el punto, es decir, en el punto anterior al... punto.   jejej

Se rió y siguió caminando, a grandes zancadas paso a paso sobre los peldaños de piedra inmemorial.

Me extrañó ver un cuadrado en el centro del segundo símbolo que habíamos hallado. No conocía mucho acerca de los mandalas y lo que pudiera significar un cuadrado para los budistas, pero mientras caminaba me pregunté qué tipo de civilización era la que íbamos a investigar.

-Tal y como ha planteado el señor Ohrin, apostaría lo que sea a que el siguiente símbolo será un triángulo -dije, llevándome una mano al mentón, pensativo-. Si tuviera que arriesgarme, diría una secuencia similar a la sugerida por la doctora, pero con un ligero cambio: triángulo, dos líneas paralelas, una sola línea y la nada.

Sharada continuó subiendo, entusiasmada por encontrar la siguiente figura geométrica. 

Pues si pasó una hora para pasar de 5 ángulos a 4, esperense oootra hora más para llegar al triángulo. jjaja.  Por lo pronto no dejen de hidratarse con ese delicioso té himalayo.

Si Alwin tiene razón, el contador de "horas" de caminata es la figura geométrica central, jeje.

¿Y si nos vamos hacia atrás entonces?  Se refería a los otros círculos que, en otra mojonera, serían cuadrados o pentágonos. ¿A donde llegaríamos? 

Se hacía vaho su hablar al avanzar.

Durante una nueva hora de subida, la fatiga acumulada en las piernas comienza a manifestarse en forma de calambres, y sois conscientes que ya no avanzáis con movimientos ágiles, sino que cada vez se van pareciendo más a los pesados pasos de un elefante. Los tonos del paisaje están formados por diferentes tonos de blanco y negro, formando una estampa monocroma enturbiada por espesas nubes que asemejan el lugar a un mundo onírico. Desde luego, es un ambiente muy adecuado para los "viajes iniciáticos" que algunas culturas acostumbraban a hacer.

Ahora, a vuestra izquierda está la pared de la montaña, y a la derecha, la nada. La escalinata asciende ahora formando una gigantesca espiral alrededor de la masa montañosa, en la que cualquier leve resbalón os encoge las tripas, y cada vez que se os va la vista al vacío, una fuerza invisible que sólo existe en vuestro subconsciente parece empujaros a caer en él. Para mejorar el momento, el paso sigue hasta un risco que sobresale de la montaña y debería continuar sobre el hueco unos metros hasta otro saliente, como si de un puente se tratase. Por desgracia, algunas de las rocas desprendidas de la cima han caído sobre este tramo, dejando un hueco al vacío de unos dos metros de largo. Quizá algo más. La única manera de continuar es cruzando el agujero que corta el camino, y cualquier manera de hacerlo, pondrá en riesgo vuestra vida, y con ello, la expedición.

Lo bueno es que Alma Mater no escatima en equipo.    -Sharada sacó las cuerdas, pitones y otro material de escalada.  

Vamos a tratar este paso derruido como una pieza de montaña a escalar.   ¿Quien se siente mejor como para ir puntero sobre la pared?   Lo amarraremos a la piedra más segura para que, si se llega a resbalar, quede colgando y lo podamos volver a subir. 

Llevaría arnés y toda la cosa.  -dijo, terminando de sacar el equipo.  Todos lo haremos.  

Era una mujer práctica la hindú. 

-Puedo encargarme yo -me ofrecí voluntario, tras escuchar las palabras de la doctora Srinivasan-. Por lo general, los arqueólogos no es que seamos todos como Indiana Jones, pero estamos más que acostumbrados a tener que escalar con arneses al interior de cuevas en las que hay yacimientos.

Mientras decía aquellas palabras, pensé en aquellos lejanos veranos practicando Arqueología Extrema con mi buen amigo Theodore Fawkes, un egiptólogo de reconocido prestigio internacional. Ya no era tan joven como por ese entonces, pero confiaba en poder hacerlo.

-Creo que podré lograrlo -indiqué, esperanzado-. Pero átenme bien el arnés, ¿eh? -Bromeé, divertido-. No me gustaría tener que perderme Shangri-La por nada del mundo.

No Nox, no os preocupeis.  -dijo toda segura, sonriendo bajo la parka antártica que había traído.  

Busquemos juntos donde clavar los pitones, correr la cuerda de seguridad, y tener todo en su lugar como corresponde. 

Una vez que Nox como puntero pasara, ya podrían el resto cruzar también, no sin algo de riesgo, pero eso sí, con la mayor seguridad de dobles cuerdas de punta a punta.  

Ojalá hubiera alguna piedra que lazar con un gancho, para además tener eso.   -buscó con la mirada de águila hindú entre el viento y nieve.

Los deportes no eran lo mío asi que agradecí que el señor Nox se ofreciera primero a pasar por el hueco.

La verdad es que 2 metros no eran demasiado, pero cargados y en nieve mejor no arriesgarse.

Cuidado Nathaniel. No queremos lamentar una desgracia

Durante la minuciosa colocación de los anclajes en la pared de la montaña ante la desconfiada mirada del Sr. Ohrin, que nunca le parecían lo suficientemente fijos, "Parece que se mueve." y "No, no se mueve. Tranquilo." fueron las frases más escuchadas durante los siguientes minutos.

Después de un rato, cuando todo está listo, Nathaniel Nox es el primero en pasar, y posa el pie en el primer escalón tras el hueco. Inmediatamente después, espera que la Dra. Srinivasan estuviese lo suficientemente cerca para agarrarla de su mochila y traerla hacia sí. Ahora, sobre el precipio queda Alwin Romijnsen y Threkor Ohrin, que ya están llegando cuando unos ruidos secos los ponen en alerta.

Una polvareda se forma sobre sus cabezas y unas rocas ruedan sin piedad hacia los dos exploradores al mismo tiempo que el Sr. Nox y la Dra. Srinivasan empiezan a gritarles que se den prisa. En apenas medio minuto, las piedras habrán llegado hasta ellos y arrastrarán hasta el fondo todo lo que encuentren a su paso.

El camino se estaba haciendo agotador, y la emoción inicial que me había impulsado a caminar empezaba a ser reemplazado por el cansancio. Aun así me obligué a seguir adelante, pues estaba convencido que aquella caminata merecería la pena. Fue casi una hora más tarde cuando nos encontramos con un agujero en el camino. Mi primer impulso fue intentar saltarlo, al fin y al cabo apenas eran dos metros, pero mis compañeros parecían que tenían ideas menos temerarias en mente.

Al cabo de un buen rato habíamos atado todos los cabos y las cuerdas necesarias para pasar de forma bastante segura al otro lado, y mientras que nuestros compañeros pasaron sin problema, sonidos algo perturbadores empezaron a sonar sobre la cabeza de Threkor... y la mía.

-¡Será mejor que nos demos prisa! ¡No quiero acabar medio cojo como mi padre! –Bromeé-.

Si bien el peligro era inminente, aquella inyección de adrenalina me sentó de maravilla, y con un grito de júbilo empecé a pasar a toda marcha hacia el otro lado.

Maldita sea.

Arriesgándome a poder caer al vacío, consideré que ya estaba suficientemente cerca del otro extremo como para intentar alcanzarlo. Me quité rápidamente la mochila y la tiré hacia el otro lado e intenté impulsarme hacia la salvación. Esperaba que al haberme deshecho del peso, podría alcanzar fácilmente el otro lado.

Allá voy. Cójanme.

Los movimientos de ambos exploradores empiezan a ser apresurados y cada vez más imprecisos, lo cual es comprensible dada la amenaza que cae a velocidad vertiginosa. De un salto, Alwin alcanza el peldaño del otro extremo al mismo tiempo que la mochila del ocultista cae junto a ellos. Sólo queda el Sr. Ohrin que, apretando los dientes, toma impulso para dar un salto, probablemente el más grande que ha dado en su vida, y salir de la trayectoria de aquellas rocas justo en el mismo instante en que atraviesan el lugar que ocupaba hace escasos segundos.

Los tres compañeros, el Sr. Nox, el Sr. Romijnsen y la Dra. Srinivasan procuran sujetar al ocultista cuando cae para que ruede y caiga al vacío, lo cual no evita que caiga todo el grupo de culo sobre los escalones más próximos. Están a salvo. La adrenalina segregada todavía circula por sus arterias y un hilillo de risa nerviosa se dibuja en sus labios cuando se percatan del símbolo que ahora tienen a sus pies.

Habíamos salvado el primer peligro de la expedición sin costes en vida. Únicamente algún golpe en alguna parte del cuerpo y ya está. La ascension continuó sin problema hasta el siguiente símbolo.

Nuestras deducciones hasta aquí han sido ciertas. Un triángulo.

Quizás fuera más cierto la hipótesis de la cuenta atrás hasta la cima que no una solución más mística. Tantas expediciones habían creado en nuestras mentes que todo tenía que tener algún significado oscuro y oculto cuando la realidad pudiera ser más simple.

La navaja de Occam - pensé.

¡Que susto!  -Que bueno que nos amarramos, que si no, los arrastran y ...  me-mejor no pensar en ello.

Se quedó la investigadora inspeccionando aquellos círculos con el triángulo en medio.   

Si contamos los peldaños de una figura a la otra, ¿cuántas serían?

Los volteó a ver.  No, jjaj, no estoy diciendo que regresaré a contarlos, jaja.  

A partir de ahora si, ¿vale?     Vamos, ¿seguimos?

Uno, ...dos, ...tres, ...cuatro, ...