Partida Rol por web

La figura calcada a ti cae al vacío, engullida por las nubes que bailan alrededor de la montaña, tras lo cual, una corriente de aire comienza a revolotear a tu alrededor, moviéndote el pelo y haciendo sonar al mismo tiempo la flauta. La melodía viaja entre los picos altos del Himalaya que se divisan desde el mirador y una fría corriente de aire mezclada con copos de nieve te impacta con gran fuerza y te conduce como si fueras un simple retal de papel a través del pasillo en un camino de vuelta bastante peculiar. Durante los pocos segundos que dura "el viaje", tienes el impulso de cubrirte la cabeza con los brazos, pero curiosamente, no llegas ni a rozar las paredes. Eres llevado con cuidado y, justo cuando crees que vas a impactar contra la puerta, notas que está abierta y regresas a la sala con tus compañeros.

No ha pasado más que un par de minutos desde que Nathaniel Nox se ha aventurado por la tercera puerta, el Camino de la rotura de las relaciones, cuando la segunda puerta se abre de manera violenta y una gran columna de aire mezclada con copos de nieve lanza a Alwin Romijnsen al suelo de la sala. Con el mismo ímpetu con el que el viento ha llegado, abandona la sala con un último movimiento que cierra el portón.

Volvéis a estar juntos de nuevo.

Al otro lado de la puerta, el frío es más intenso. La humedad se siente y se respira, también la notas con la yema de tus dedos cuando extiendes tus brazos y tocas las paredes a ambos lados, y se te manchan con los silicatos que cubren el camino. Al mismo tiempo, debido a la escasa luz, el poder conocer la posición de la pared a ambos lados te facilita el camino que sigue el pasillo, así que comienzas a andar.

Al cabo de unos pocos minutos, percibes que el camino se convierte en una suave rampa que asciende en espiral en un gir continuo a la derecha, mientras que el frío aumenta todavía más y vas percibiendo algo más de luz gélida que se cuela por algún lado más adelante. Es al poco tiempo, quizá un par de minutos cuando la rampa termina en una superficie horizontal donde termina el camino. Al fondo no hay pared, sino que hay una especie de mirador o gran ventanal abierto al frío Himalaya. Sobre la parte inferior, incrustada en la piedra con gran solidez, una flauta de metal cuyos extremos están uno hacia dentro y el otro hacia fuera, dispuesta para soplar. Al lado de la flauta, también, hay un pequeño atril de piedra sobre el que hay una vieja daga con la punta oscurecida. A pesar de esto, lo que te llama la atención es quién está allí. Tu hermana Ellen, desnuda por completa, permanece de pie inmóvil, con la mirada vacía hacia ningún lado. Un sonoro PUM... PUM... PUM... torpedea tus oídos sin que sepas de dónde viene. Cuando estás intentando asimilar la escena, los labios de Ellen pronuncian algo.

Camino de la rotura de las relaciones...

Lo pronuncia una vez, pero la frase repiquetea en tu mente como un eco infinito.

Rotura de las relaciones...

Rotura de las relaciones...

Rotura...

Relaciones...

...

Y entonces vuelve a cobrar fuerza el repetitivo sonido anterior. PUM... PUM... PUM...

Finalmente, caes en la cuenta de la procedencia del inquietante sonido, viene del corazón de tu hermana Ellen.

El viento me llevó de nuevo a la sala intacto. Parecía que, efectivamente, había que dejar caer a mi doble. ¿Había pasado la prueba entonces? Miré al resto de mis compañeros que estaban ahí, al parecer estaban todos bien, o al menos vivos.

-Menuda prueba más extraña -comenté-. He tenido que dejar caer a lo más profundo de la montaña a una versión mía que colgaba de una cuerda hacia el precipicio. Pese a que sabía que no era yo, la verdad es que no fue fácil. Al menos, el saber el nombre de la prueba ayudó a pasarla.

Lancé un sonoro suspiro. Todas aquellas experiencias que tan extrañas me hubieran parecido apenas unas horas atrás, estaba empezando a asimilarlas como normales. 

-¿Todos están bien? Asumo, por le hecho de que hayan vuelto, que todos han pasado la prueba.

Threkor, ¿oyes como si Alwyn estuviera aquí?   Oigo el viento, pero no veo nada.  ¿Será su fantasma? 

Sharada estaba muy preocupada, la puerta se había abierto y sólo había salido una bocanada de aire, nada más.  Ningún signo de su compañero de equipo. 

Sharada le guiñó el ojo a Threkor.  Una buena broma a gastarle al joven Romijnsen. 

Observé a Ellen, incapaz de creer que estuviera allí. No cabía duda de que debía de tratarse de una ilusión, de una especie de proyección que aquel lugar había creado. No tenía un sentido racional que mi hermana estuviera en ese lugar, del mismo modo en que tampoco lo tenía que un esqueleto volviera a la vida y, sin embargo, eso era lo que había vivido minutos atrás.

-Rotura de las relaciones... rotura de las relaciones... -murmuré, pensando en qué debía hacer. Miré la flauta y la daga, e intuí qué era lo que tenía que hacer. Respiré hondo, esperando que aquello no me afectara más allá de aquella expedición. Agarré la daga y caminé hacia Ellen-. Perdóname, Ellen... Tengo que hacerlo...

Aferrando con fuerza la daga en mi mano derecha,me situé frente a Ellen y la hundí en su pecho izquierdo, dirigiéndola hacia su corazón. Tenía que hacer que hacer que ese PUM PUM dejara de sonar.

Y deja de sonar... Tu corazón se detiene por unos segundos, en vilo, y el de Ellen, atravesado de lado a lado, para siempre. El cuerpo de tu hermana se desvanece sin una mueca de dolor o sufrimiento. Se transforma en polvo que es arrastrado por el viento a la inmensidad de las montañas como quien sopla un diente de león. Mismo viento que hace sonar la flauta con una extraña melodía cuando atraviesa su interior. Y también, mismo viento que choca con fuerza contra tu cuerpo, llevándote de vuelta por el pasillo en una especie de remolino que te mantiene en el aire y sin chocarte con las paredes laterales. Durante el minuto que dura el retorno, giras y giras innumerables veces en el aire perdiendo la orientación hasta que lo que te devuelve el control de ti mismo es un golpe contra el suelo. Has vuelto a la sala central junto a tus otros tres compañeros, que te miran sorprendidos mientras la puerta del Camino de la rotura de las relaciones se cierra con un sonoro golpe.

Las palabras de Sharada no han hecho más que terminar cuando la tercera puerta, el Camino de la rotura de las relaciones, se abre y Nathaniel Nox es lanzado por una fuerte corriente de aire al centro de la sala. Con un fuerte golpe, la puerta se cierra de nuevo.

Unos segundos de miradas os bastan para aseguraros que estáis todos otra vez juntos.
 

La experiencia del señor Romijnsen había sido diferente a la mía.

Parece ser que su experiencia ha sido diferente a la mía y a la de la doctora. Yo no tuve que enfrentarme a mi mismo ni nada. Simplemente había una especie de cuerno y lo soplé. Ya está.

Me giré hacia la doctora.

Usted también experimentó algo parecido, ¿no? Además, el señor Nox no ha podido acceder. Algo es diferente en nosotros que nos muestra cosas diferentes.

Me aproximé a mis compañeros, demacrado y un tanto afectado por lo que había tenido que hacer en el Camino de Rotura de las relaciones. Estaba seguro de que nada de aquello había sido real, que únicamente se había tratado de una prueba de aquel lugar, pero no podía evitar pensar en lo que había hecho y en lo real que había parecido.

-La he matado... -murmuré, con horror, ajustándome bien las gafas-. A mi hermana Ellen... La he matado... Estaba ahí, desnuda, había un cuchillo y... Ha sido tan real...

Durante un segundo entré en pánico. ¿Sharada no era capaz de verme? Nathaniel Nox habló, y eso me reconfortó. Parecía que él si que me había escuchado. Me puse delante de la doctora y empecé a gesticular.

-Ey, doctora, ¿es esto algún tipo de broma, o realmente no puede verme?

Me acerqué corriendo al señor Nox. Venía balbuceando cosas extrañas sobre muertes y hermanos. Me coloqué frente a él y le cogí por los hombros, levantándole la mirada. Alzó la cabeza, pero sus ojos no me miraban. Miraban a algún punto tras de mí indefinido.

Señor Nox. ¿Qué le sucede? ¿Qué ha visto tras la puerta?

Mi vista iba de la puerta al Nathaniel intentando que reaccionara y hablara con coherencia. Le sacudí suavemente de los hombros y le levanté la cabeza de nuevo. Pasé mi mano de derecha a izquierda frente a sus ojos.

Señor Nox.

Observé a Threkor con cierto miedo, debatiéndome sobre si debería revelar lo que había tenido que hacer o era mejor que me lo guardara. Había comprobado que, aparentemente, no se permitía que alguien cruzara por las puertas si sabía qué era lo que iba a suceder tras ellas.

-Es... es... es mejor que no os lo revele -dije, con nerviosismo-. Quizá uno de nosotros necesite pasar por las cinco puertas. No podemos desvelar lo que vemos tan... a la ligera... Pero... ha sido... impactante... Rotura de las Relaciones... No esperaba algo así...

Miré a las puertas con cierto miedo. Nathaniel había vivido algo realmente impactante detrás. Por lo que pude deducir por sus palabras, algo relacionado con la familia, las relaciones.... y la muerte.

Me dirgí hacia la puerta dispuesto a pasar por la experiencia por mí mismo. De la anterior puerta deduje que no todos vivimos lo mismo. A ver que me encontraba yo.

Empujé las puertas y entré.

Jeje, Alwin, no se preocupe, si lo veo. Era bromi. jeje. 

Cuando Nox relató lo suyo se le quitó la sonrisa de la cara.  Más bien se puso seria y se acercó a ponerle una mano en el hombro al arqueólogo, compasiva. 

La "rotura de las relaciones", es desapego Nathaniel, sólo eso, no le causaste daño a tu hermana en nada.  Es dejar a un lado tanto lo que nos duele, como lo que creemos que nos pertenece de la relación con el otro.   Si lo sientes así, puedes quererla en lo universal, como el amor que se ha de sentir por toda la gente al igual. 

Si dejara de ser tu hermana, por algo, si dejara de vivir ella, por ejemplo, el amor tuyo a todo y todas, continuaría.  Es el amor, universal, el que nos ilumina.   Inspirado en el amor que conocer gracias a ella y su bondad.  En ese sentido es que siempre estará presente en tí.

- La formación budista de la doctora se reflejaba en ella en estos momentos.

Suspiré de alivio cuando la doctora desveló su broma.

-Casi me da un infarto, doctora -comenté entre divertido y molesto-. ¡Demasiadas cosas raras están pasando aquí como para que gaste estras bromas!

En ese momento Threkor se decidió a entrar por la puerta por la que había salido Nathaniel. ¿No había visto el estado en el que había salido el pobre Nox, por qué demonios querría entrar él mismo en esa sala?

-Espero un momento, señor Ohrin. Quizás sea mejor completar todas las salas y, luego, si la puerta no se abre, entrar todos en el resto, ¿no le parece? Tras haber sido atacado por esqueletos, creo que lo mejor es no correr riesgos innecesarios.

Aun así era una sugerencia, puesto que sólo podíamos entrar de uno en uno por cada puerta. Alguien tendría que entrar en la última, y teníamos que decidir quién.

Yo entraré. -dijo Sharada con determinación.