Partida Rol por web

El empujón fue lo suficientemente fuerte como para quitarte a la jefa de las humanas de encima, escuchaste un ligero quejido de dolor y molestia mientras te levantabas de forma firme y ágil para tomar tu arco...pero no llegaste a cogerlo, todo se volvió extraño y perfumado. Antes de que llegaras a coger el arco, antes de que empezaras a correr, el espacio empezó a temblar como si todo aquello fuera irreal. El fuego que te había estado calentando desapareció y ahora era como un bulbo rosa que desprendía un agradable aroma de flores silvestres, tan denso que se podía ver flotando en el aire. Todas las chicas desaparecieron y eran como una especie de ramificaciones de zarzas espinadas.

No solo eso, una de las zarzas había aplastado tu arco y las flechas estaban desperdigadas por todas partes mientras que tu ropa esta a gran altura por una zarza mayor. -Mmmmm....que traviesa...- No estabas sola, de hecho al levantar la mirada podías ver que no eras la única elfa que se encontraba ahí. Veías a varias cazadoras, algunas estaban conscientes y luchaban por quitarse esas zarzas de encima, pero otras estaban siendo como consumidas por unos bulbos parecidos al que estaba haciendo aquel aroma.

En cabeza, como si sobresaliera de una de las ramas altas del árbol mas cercano podías ver una exquisita flor de pétalos de color rosado vibrante junto con una mujer de piel verde semidesnuda que te miraba sentada tranquilamente entre sus grandes pétalos, su cabello era largo y parecia casi una capa, de un color verde intenso decorada con rosas, mientras que sus ojos eran de un tono rubi precioso. Conocías de la existencia de la raza Alraune, sabias que eran espíritus del bosque que vivían en ciertos arboles, pero jamas habías visto una que pudiera salir de su flor y mucho menos una que tuviera esa clase de espinas.

-Ya te vas? Acaso no querías ser una de nosotras?- Sonrió burlona mientras notabas un factor mas...estabas cansada? No lo habías notado antes pero, era como si hubiera estado caminando durante horas, era eso posible?

Sentí que corrí como pude, hasta pensé que llegué al lago, pero no había avanzado ni dos metros. ¿Qué está pasando? Volví a sentir como tomaba el arco, pero no lo había alcanzado, a mi alrededor comenzó cambiar oníricamente. ¿Dónde estoy...?, el miedo comenzó a entrar en mi persona a la vez que volvía a ver la escena de la carreta y miraba como el fuego se presentó en su forma de verdad. -Una Alraune...- La identifiqué apenas creyendo lo que mis ojos veían.

El terror se sentía en escalofríos al ver como todo a mi alrededor iba cambiando a un dantesco panorama con mis compañeras siendo consumidas alrededor mío, algunas gritando y luchando, apenas dándose cuenta que me liberé, alguna otra pidiendo auxilio, pero una buena parte de ellas todavía estaba afectada por esos bulbos. La infame burla del espíritu del bosque solo me hizo retroceder un paso mientras desprendía una mueca de horror ante esta masacre. Yo estuve en uno de esas cosas... Las lágrimas comenzaron salir mientras me daba cuenta que había sido ultrajada por esa cosa. ¿Cómo puede tal criatura ser una bestia sin sentimientos?

Quería gritar, pero no lo hice. Sentía mi cuerpo agotado, como si hubiese estado en los brutales entrenamientos de día completo. No puedo ayudarlas... Mi respiración estaba agitada, ese maldito perfume tendrá algo que ver con esto o con las alucinaciones. Sabía que tenía que huir, avisar a la maestra Vanlia, tenía que huir, traer a las druidas o lo que fuere. No puedo salvarlas.

Con mis manos empuñadas de impotencia, traté como pude de largarme de allí, de solo pensar en casa, de no caer en otra bastarda ilusión antes de volver a Lastae. Me giré y traté echar a correr, trotar, la velocidad que pudiera, de vuelta al bosque. Tenía que huir, ya tenía suficiente con mis desgraciadas compañeras, pero alguien tenía que avisar.

-No vas a salvar a tus amigas?- Pregunto la Alraune mientras sonreía lasciva desde su posición superior, una de las elfas, que reconocías como una druida, salio de su bulbo pero parecía bastante cambiada. La piel que antes era de un color como el tuyo, ahora tenia un tono verdoso con unas hiedras que cubrían su piel como si se trataran de venas, sus ojos parecían vacíos, con una tonalidad entre verde y rosado, se acerco a los pies de la Alraune y de forma voluntaria se arrodillo ante ella para deleite de la criatura. -Ves? Así, de esta manera.

-No querías librarte de las ataduras de ser una elfa? Abandonar el bosque? Vivir aventuras? Entregarte al placer? Acaso yo te he mentido en algo de lo que te he dicho?- Comento la criatura mientras largos tentáculos cubiertos de espinas empezaban a elevarse del suelo como si estuvieran vivas. -El mundo es muy amplio y queremos conquistarlo todo, únete a ellas, pronto no recordaran nada de sus vidas pasadas y solo pensaran en ser una conmigo...acaso no es ese el placer? Sin preocupaciones...sin nada, rosas de mi jardín...entregate Caitlin, ven conmigo y prometo elevarte por encima de las demás...acercate...no muerdo demasiado.

Los tentáculos golpearon el suelo con fuerza antes de ir directamente a por ti como serpientes buscando su presa, escuchabas el grito de tus compañeras que te alentaban a que corrieras, que te alejaras de allí lo antes posible. Podías quedarte, no tenias tu arco pero podías intentar liberarlas...aunque aquello era algo imposible.

Una brisa recorría tu cuerpo y era como si por alguna razon notaras una mano dándote un empujón mientras la voz que sentías distante ahora la sentías resonar en tu cabeza.- ...Corre...

Tenía que huir, tenía que alejarme de esa bestia y de esas esporas o lo que fuere que esté emanando de esos bulbos. Son endemoniadamente irresistibles, pero tenía que huir. Me di fuerzas, miré una última vez a mis compañeras, las zarzas que las tenían atadas y a la burlona desgraciada para correr cual diablo me persiguiera de vuelta al bosque para no perder de vista sus tentáculos vegetales, no podía dejarme atrapar. Si quería perderla, tenía que llegar al lago, o a algún río, algún lugar donde no me pudiese alcanzar y pudiera sacarme ese perfume, ese olor que quizás me controló. Tengo que evitar esas zarzas, no respirar ese perfume, huye, ¡huye Cait, carajo! me decía a mi misma sin despegar mis labios por temor a respirar de más.

Corrí y corrí, sentí que iba a desmayarme, que iba a palidecer a medio camino, corrían mil lágrimas por mis mejillas pero no podía mirar atrás. Estaba dolida ante esas burlas, le había contado la verdad, las compañeras quizás habían escuchado, al menos las que estaban conscientes. Pero no podía ayudarlas ahí mismo, mi arco había sido reventado y ya había caído en su trampa de manera humillante.

¿Pero qué es esa voz?, se me agolpó la pregunta de qué me hizo salir de ese sitio, esa voz, su mensaje de alarma pero con una suave entonación, no me parecía conocida, ¿o si?, pero esa bendita voz logró darme las fuerzas para huir.

Tenía que huir, no importaba que estuviera desnuda, tengo que encontrar auxilio, refugio, ¡lo que sea!.

Corriste mientras el sonido de tus hermanas siendo capturadas por la Alraune seguía resonando en esa zona del bosque, empezaste a correr y en parte conseguiste escapar. Notabas como una ligera brisa acariciaba tu espalda y como si te empujara te ayudaba a correr, no miraste en ningún momento hacia atrás, pero empezabas a agotarte, estabas agotada en el momento en que te encontraste con aquella extraña criatura y viendo donde estabas reconocías el interior del bosque.

Por alguna razón habías recorrido mas kilometros de los que parecía, no sabias como había pasado, tal vez la Alraune te había atrapado de alguna forma desde una larga distancia, pero aquello ahora no importaba, importaba el alejarte. No sabias como, pero aun agotada empezaste a ver lugares que conocías y entre ellos estaba tu hogar. Los grandes arboles de tu ciudad junto con las vigilantes que estaban esperando a que alguna cazadora volviera con su presa, al verte se miraron extrañadas antes de empezar a tocar la campana que indicaba que una cazadora había vuelto.

-Esta desnuda?- Escuchaste decir a una de las vigilantes.

-Quizás haya ocurrido algo, no veo su arma, llamad a la maestra y a una sanadora.- Dijo la otra mientras la primera iba corriendo ha tu encuentro viendo que estabas con los nervios a flor de piel. En cuestión de segundos Vanlia acudió a tu encuentro. -Que a ocurrido? Y tu arco? Y tu ropa?- Pregunto visiblemente preocupada viendo como llorabas, sacando un pañuelo para quitarte un poco el mal aspecto.

Era cual pesadilla, corría y corría, no podía despegarme el dulce pero desgraciado olor de los bulbos, de lo que fuera que tuviese a su alrededor la Alraune. ¿Era parte de ella o no?, ¿era parte del bosque que lo controlaba o no? No sabía qué demonios fue todo eso, pero en definitiva ahí estaban siendo consumidas mis compañeras.

Corrí y corrí, sentía algo, ¿la brisa?, ¿un espíritu?, ¿mi propio shock y pavor?, no lo sabía, pero me estaba llevando a correr más allá, a seguir corriendo entre lágrimas que me impidieron ver, más de una vez sentí como caía de bruces por alguna raíz gigante que no había visto cayendo al lodo o al duro suelo. Pero aun con dolor y lo demás, seguí y seguí. Tenía que seguir, magullada, con raspaduras y moretones, seguí a más no poder, no había corrido tanto en mi vida como en ese minuto.

Y cuando ya me sentía palidecer, seguí caminando como pude, sosteniéndome un brazo adolorido. La zona me parecía conocida, ¿estoy ya en casa...?, estaba dubitativa, ¿y si era otra ilusión más de esa bestia?, todo me parecía realmente conocido. Finalmente caí sentada, exhausta, con la respiración todavía agitada por lo ocurrido, sentía que mi cabeza me daba vueltas del agotamiento y de emociones.

Apenas si me fijé en las vigilantes y en la campana que tocaron. Fue la maestra Vanlia la primera con la que tuve reacción. Con suerte me salieron unas palabras -Una.. Alraune las está consumiendo... A todas, maestra... No pude hacer nada...- Antes de volver a lloriquear y desmayarme en el suelo.

-Pero que...espera!- Fue de que sintieras el abrazo de Vanlia pero tus ojos no pudieron con mas, demasiada tensión acumulada y cansancio en el cuerpo, tus ojos empezaron a nublarse y la consciencia simplemente voló.

Sentiste un ligero frio junto con un aroma especiado, no era dulce ni tampoco agrio pero era agradable de respirar. Conforme ibas recuperando la consciencia notabas que el frio se debía a que te encontrabas totalmente desnuda, sin botas en este caso, tapada tan solo con una fina sabana que transparentaba tu cuerpo. Tenias dibujadas en la piel unas lineas rojizas hermosas echas con una pasta de tierra, raíces y plantas, la habías visto en alguna ocasión.

El aroma provenía de unos cirios encendidos a tu alrededor que dejaban ese aroma que penetrara en ti. Una druida paso una hoja por encima tuya mientras notabas que tu cuerpo estaba menos agarrotado que antes y incluso gran parte del cansancio había desaparecido. Era de noche, la luz de la luna se filtraba por la cabaña de madera y se podía escuchar el sonido de la vegetación en el exterior Vanlia se encontraba con la espalda apoyada en el marco de la puerta, esperando a que despertaras. Al verte despertar le hizo un gesto a la druida. -Gracias hermana, dejanos a solas, tengo que hablar con ella.

La druida asintió y después de darte una caricia en la mejilla se marcho, Vanlia te acerco un cuenco con agua y hierbas aromáticas a los labios, ayudándote a incorporarte. -Tu cuerpo estaba débil, bebe esto, te hará bien.

Me desvanecí, mi cuerpo cayó en sus brazos y no pude irme. Mi mente palideció y se fue en un umbral de pesadilla en el cual reviví los momentos eróticos que rápidamente pasó a ser pavor y horror, seguí soñando como si me hubiese perseguido la Alraune por los bosques, o quizás qué otras criaturas, nunca le había tenido tanto miedo al bosque como en ese minuto en que vi todo irse al demonio. Más criaturas aparecieron al paso de mi huida, el bosque se veía más oscuro y tenebroso, irreconocible. Y me sentía indefensa ante todo, solo podía seguir huyendo, y, aun así, sentía que me atrapaban.

Y cuando comencé a sentir que me atrapaban, sentí el olor a los cirios y, de ese horrible mundo pasé a abrir mis ojos apesadumbrados y con lágrimas de la mala pesadilla. Mi cuerpo se sentía mucho mejor, ¿cuánto habrá pasado?, no tenía ni idea de como llegué ahí. Poco a poco moví mis dedos y mis piernas, quizás para corroborar que estaba aquí, viva. Apenas si podía ver la luz lunar, hasta que llegó la maestra Vanlia y me dio del brebaje a la par que me ayudaba a sentarme. Han estado sanándome quizás por cuanto tiempo...

Bebí, y después de un largo sorbo, suspiré. Estaba preocupada, pero me sentía segura. -¿Maestra...?- No sabía ni como comenzar la conversación, -¿Lograron atrapar a la Alraune...?- Se me hinchó el corazón de dolor por no haber podido hacer nada en ese minuto, las facciones de mi cara se entristecieron ante la posibilidad de que el resto de cazadoras hubiesen muerto.

-Bebe...- Insistió Vanlia mientras te volvía a acercar el cuenco a los labios y te volvía a ayudar a beber, cada trago te ayudaba a aclarar un poco mas tu mente y calmaba tu cuerpo. Cuando estuvo medio vació lo dejo a un lado y acabo de sentarte del todo. Tomo un poco de aire antes de empezar a hablar, parecía...triste.

-No, no hemos atrapado a la Alraune, de hecho...es lo peor que hemos podido intentar.- Empezó a explicar mientras se sentaba a tu lado y se acomodaba un poco. -Cuando nos avisaste de que una Alraune extraña había aparecido, la verdad no le dimos mayor importancia...tu mensaje no fue muy explicito asi que imaginamos que era una alraune que estaba comiendo en el bosque, quizás te habías asustado por ello. Fuimos una partida de cazadoras junto con una druida, yo la encabezaba, queríamos hacer alejar a la criatura para que no interviniera en el coto de caza, es una época muy importante y...bueno que mas da eso ahora.-

Suspiro largamente antes de continuar, se la veía también afectada. -En cuanto nos adentramos en el bosque, las hermanas que había capturado nos atacaron, parecía casi como si nos atacaran por voluntad propia...por un momento pensamos que eran replicas o tal vez ilusiones, matamos a una y...la matamos. No era una ilusión, era una de las cazadoras que había ido a cazar, entre la confusión unas hiedras atraparon a parte de mi destacamento, tuvimos que huir porque no podíamos atacar a las nuestras...no podíamos.

Se levanto visiblemente frustrada. -Estaban atacándonos, nos atacaban, parecían conscientes de lo que nos hacían, hablaban entre ellas se decían los nombres...como es posible? Acaso hay una traidora entre nosotras? Acaso están usando magias extrañas...tendremos que matar a nuestras vigilantes?- Dejo de hablar unos instantes, temblando de rabia y impotencia. -La reina a cerrado la ciudad, nadie puede abandonarla hasta nuevo aviso...fortificaremos las defensas, nos prepararemos para un ataque inminente.

Terminé de beber casi a pasos forzados por la insistencia de la maestra Vanlia. Su insistencia y silencio al principio realmente me preocuparon, ¿por qué tiene esa mirada tan perdida? ¿tan... triste?, ¿acaso han muerto todas? El apenas si pensar en esa situación me estremeció. Caso contrario con mi cuerpo que comenzó a dar los últimos puntapiés de recuperación, estaba soltando los músculos de mi cuerpo, relajándolos, también mi mente. Esta se suavizó ante ese tipo de pensamientos. Fue entonces que escuché atentamente el relato de la maestra mientras la miraba fijamente, tenía que saber lo que ocurrió.

Quizás lo relajada que se sentía mi mente impidió que me estremeciera en llanto, pero no por ello me despreocupaba. Al contrario, sabía de la gran gravedad del asunto, sentía culpa, hasta algo de rabia, quizás si no fuese por ese bendito brebaje, estaría reventando en emociones. -Debí haber sido clara...- Mis palabras fueron duras conmigo misma, no me importaba tomar en cuenta las pésimas condiciones en que estuve. Es más, por haber atestiguado la malevolencia de ese ser sentía una mayor responsabilidad. Solo suspiré mientras bajé la mirada a la par que ella se levantó describiendo como eran las atacantes en respuesta frustrada al no poder haber intervenido.

Iban a atacar nuestra ciudad. Y no quedaba otra opción que defendernos. Maldición... Me sentía apesadumbrada, poco optimista, en especial al ver a la maestra Vanlia a punto de desmoronarse ante el lúgubre panorama, siendo que ella es todo lo contrario.

Sentada desde la cama le dije -No es su culpa, maestra. La alraune estaba atrapándonos mediante una extraña mezcla de alucionaciones. También habían esporas, quizá era la causante de lo otro. Algunas lucharon... Yo... No sé qué hice...- Me abracé ante la impotencia de haber caído totalmente en la trampa -Yo había caído, estaba totalmente adentro de ese maldito bulbo. Pero no era eso lo que veía...- No me sentía cómoda en relatarle todo lo ocurrido, pero me di energía para contar lo extraño que si ocurrió -...pero ahí dentro de esa ilusión, sentí una voz-Mi tono de sorpresa era evidente- Me alertó del peligro en que estaba, maestra. Pero no sé, no... no reconozco de qué o quién vino, era calmada y dulce, y me dijo que huyera. Ese aviso destrozó la ilusión, ahí pude ver a todas mis compañeras siendo consumidas, era un escenario infernal, la alraune se dio cuenta. Pero la brisa que sentí, creo que de esa misma voz, me ayudó a huir y llegar hasta aquí siendo que yo ya me sentía exhausta allí mismo- Miré al suelo, era realmente un milagro el que saliera, y se lo debía totalmente a quien me dio ese empujón.

-Maestra, sé que no estoy en las mejores condiciones... Pero esa alraune es un peligro para todas nosotras, para el bosque y, quizás más allá de nuestra frontera. Si necesita un arco más, cuente conmigo-  Detestaba la sociedad élfica en que crecí, pero no me agradaba tener que matar a compañeras, no quería caer tan bajo, ¿pero son realmente compañeras o simples cascarones? ¿estarán vivas o ya no queda más de sus almas? Una lágrima salió de uno de mis ojos.

-Una voz?- Escucho atenta a las palabras que decías como si buscara una posible aliada, pero por mas que pensara al final negó con la cabeza. -No lo se Caitlin, nunca he escuchado de una voz que pudiera ayudar. Si que se que las druidas son capaces de escuchar la voz de la naturaleza, del bosque, entrar en comunión con esta y poder usas sus poderes, eso lo he visto. Pero una voz como la describes...no puedo decir que a sido, pero si estaba de nuestro lado espero que llegado el momento podamos todas escucharla.

Dio un par de pasos hacia una de las ventanas mirando hacia fuera, te escuchaba, pero también parecía estar meditando todas las opciones que habían. -Hiciste lo que tenias que hacer, no te culpo...yo misma tuve que huir porque no quería hacer daño a nuestras hermanas...es una magia extraña y abominable la que usa esa Alraune...pero jamas había escuchado que una criatura como esa fuera capaz de hacer algo así...aun no me entra en la cabeza.

Entonces se giro y volvió hacia ti sentándose a tu lado mientras tomaba un poco de su propia ropa y te secaba la lagrima. -Se que nunca has estado muy unida a tus hermanas, que eres solitaria y no se cuanta comunión tienes con el bosque, pero tal vez la voz que escuchaste sea la voz del bosque que quisiera ayudarte. Te ha hecho volver, nos has dado el aviso y nos has dado tiempo, un tiempo que de otra manera no tendríamos. Por ello yo te estoy agradecida.- Te tomo de las mejillas y levantando la cabeza te dio un beso en la frente, un gesto dulce en un día caótico.

-Cuento con tu arco, pero ahora mismo no estas en condiciones, tienes que descansar, cuando tu cuerpo este bien podrás unirte a nosotras. No sabemos cuanto tiempo tenemos, pero nos prepararemos y nadie es capaz de entrar en esta ciudad su levantamos las defensas, por muchas hermanas que nos haya quitado aguantaremos sin dudar...aunque si hubiera querido atacar por sorpresa ya lo hubieran hecho...no se que planea ese ser...-

Si querías preguntar algo a tu maestra era un buen momento.

La maestra me escuchó con atención, era de las pocas personas que realmente me prestaba atención, ni aun mi madre fue así como ella. Si hubiese terminado yéndome con mercaderes de verdad, quizás hubiera sido la única persona que extrañaría de este lugar. Ojalá esa voz me hubiese dado alguna pista más de su identidad... La verdad es que me alivió un poco el que dijera que no era mi culpa, su tacto ante mis palabras era reconfortante junto al gesto de limpiar la lágrima que cayó de mi rostro. Quedé mirando a la maestra, aunque me estaba tratando de consolar, podía sentir lo triste que se sentía por ver a las hermanas caer, la incertidumbre nos está afectando brutalmente.

Luego tocó mi relación con el clan, no pude sino sentir vergüenza, otra vez, ante lo ocurrido con la alraune, pero sus palabras llevaban razón en cuanto al tiempo que entregué al pueblo, no las podía creer por esa vergüenza, pero aprecié mucho el gesto y su trato hacia mi como si fuese su hija, que le devolví con un afectuoso abrazo. Aun así, permanecí en silencio mientras ella continuó respecto a mi como voluntaria de la guardia. Llevaba razón en que la alraune bien ya podría haber atacado al sitio. ¿Acaso atacará en un par de horas más, o amasará fuerzas por semanas cortándonos del exterior?

Pero me mandó a descansar, no la culpaba, el vigor y la mejoría que sentía en ese minuto bien podría deberse a las medicinas, el ritual y al brebaje en conjunto. A la hora que sus efectos se pasaran quizás no me sentiría tan bien como ahora, pero algo mejor que cuando regresé. Finalmente la abracé fuerte otra vez, cual hija pidiendo protección -Maestra, quisiera preguntarle más cosas, pero no sé qué ni en qué podría ayudarle... Usted siempre ha sido la única aquí que ha tratado de entenderme aun cuando no me he ceñido a las tradiciones del pueblo, y le agradezco ese esfuerzo. Por favor Maestra Vanlia, tenga cuidado allí fuera...- Solté un ligero sollozo, tenía el presentimiento de que las cosas iban a cambiar radicalmente de ahora en adelante, si es que salía viva de este asedio. Solté el abrazo y continué -...solo le pediría si me pudiera dejar una armadura y un arco con carcaj aquí mientras descanso, por si llegara el momento de actuar antes de lo esperado- Mis ojos estaban brillosos al pensar en la posibilidad de morir, pero estaban llenos de decisión.

Pero tenía que descansar en ese momento. Ojalá tenga fuerzas para luchar...

-Lo tendré, Caitlin, tu tranquila.- Apretó un poco el abrazo para dejar que descargaras en su pecho ese lamento que parecía que tenias dentro antes de acariciar tu mejilla y finalmente soltarte separándose de ti un par de pasos. -Claro...- Asintió sabiendo que estabas insegura sin algo que te defendiera, aunque fuera tu arco y armaduras. Vanlia te dejo un arco, un carcaj con flechas y una armadura de cuero muy parecida a la que llevabas, aunque si en la anterior habías tenido algún adorno o algo por el estilo, obviamente este seria mucho mas simple, aun así era hermoso.

Con el arco te podías relajar un poco dentro de lo que habías visto, tumbandote de nuevo en aquella cama improvisada que te invitaba al sueño, tu cuerpo estaba aun en tensión y necesitaba relajarse, necesitabas dormir como fuera, tanta tensión no era buena. Cerraste los ojos y dejaste que aquellas velas siguieran consumiéndose, bañando tu cuerpo con ese aroma extraño que invitaba a la meditación.

No sabes exactamente cuanto tiempo paso, seguramente una hora no mucho mas porque la luna seguía bañando todo el lugar, estabas cómoda tumbada donde estabas y no hacia demasiado frio por lo que aquello no era ningún problema. Las velas ya se habían acabado por consumir y ahora apenas quedaba un hilito de humo que salia de ellas. Pero algo hizo que te despertaras. No te encontrabas sola.

Por tus instintos, el haber estado cazando en el bosque y por la tensión que tenias que hacia que tus instinto de supervivencia estuviera a flor de piel, no notabas que hubiera algo que quisiera atacarte, pero si que sentías que algo se encontraba en esa habitación.

Volví a la calma después del desahogo y, con ello me acurruqué en la cama otra vez, aunque los primeros minutos no pude volver a dormir inmediatamente pues la maestra trajo una armadura y arcos nuevos, rápidamente me quedé dormida después de sentirme algo más segura.

No fue un sueño apacible, sentía los sonidos de mi alrededor por tener los sentidos muy activos. Pero también seguí perturbada, era una mescolanza extraña de sensaciones al estar en ese estado entre dormida y activa. Los sonidos del viento sobre las hojas, de pisadas en otras partes de la estructura y del aroma pasaban a mi mente como otro momento onírico en el cual volvía a sentirme perseguida en medio del bosque, sentía algo más lejano el peligro, pero lo sentía latente, aun llegando al lago, o al río, o a algún lugar conocido, no me sentía segura. No, la alraune seguí tras de mi.

Sentía que tenía que sobrevivir, tenía que vivir. Y solo trataba de alejarme más y más. No llevaba cuenta del tiempo que pasó, pero sentía que estaba inmersa en una eternidad de sueño. Eso hasta que sentí algo, una sensación de escalofríos que sentí por todo mi cuerpo terminó despertándome. Había algo o alguien en la habitación, no sabía qué quería, qué intención tenía para venir hasta aquí. ¿Es posible que hayan saltado las defensas, y yo no me halla dado cuenta?, tenía que averiguar. No había tiempo para recoger arco ni tomar armadura pues estaba ahí mismo.

Pero si tenía que pelear, estaba dispuesta a ello. -¿Quién anda ahí?- Dije con voz firme, no improtaba que estuviera desnuda, podría tratar de defenderme, aun así hice mi pregunta mientras estaba sentada en la cama, con los pies en el suelo, solo esperaba saber qué había allí antes de reaccionar más.

Las pesadillas asaltaban tu cabeza y hicieron que te alejaras de un suelo reparador y tranquilo, te despertaste gracias a tu instinto de supervivencia, nada mas. Preguntaste a la noche y esta no te contesto, parecía todo calmado al menos dentro de lo que era aquella habitación, fuera se escuchaban pasos ir y venir de aquí a allá y si te asomabas podías ver que todas las elfas se estaban movilizando. No porque hubiera un combate inminente, si no porque tal como habías escuchado de tu maestra, se tenían que preparar para combatir y aunque las elfas no eran débiles y eran diestras cazadoras, nunca habían luchado contra sus semejantes.

-Es decir, si quieres amenazarme esta bien pero así como vas...no se quizás deberías ponerte algo, no crees?- Escuchaste decir a una voz un poquito chillona y aguda. Conforme mirabas de donde provenia la voz, tus ojos te llevaron a una esquina, cerca de la habitación, bastante cerca del arco y las flechas mientras ,lo que estabas segura que era una zorrita del tamaño un poco mayor que un gato, estaba sentada encima del carcaj. Su pelaje era totalmente blanco nieve y tenia unas gemas dibujadas por su esponjosa cola ademas de una corona que parecía dorada pero solo con mirarla sabias que estaba echa de raices y corteza. Te miraba con unos ojos algo inocentes, pero al pestañear, al llevarte la mano a los ojos para enfocar mejor, la figura cambio de nuevo.

Ahora era una mujer, joven por lo que parecía, tenia unas largas orejas blancas y un cabello corto a la altura de los hombros del mismo color, tenia una expresión juvenil y en cuanto vuestras miradas se cruzaron su cola se balanceo ligeramente mostrando el mismo color y tonos que la figura anterior. Llevaba ademas una faldita corta que tapaba muy poco sus muslos y unas ropas de tela en la parte del pecho que no era generoso pero si firme. Se dibujo una sonrisa y se llevo una mano a los labios colocando un dedo en los labios.

-Sssshhhh...si gritas van a venir, yo voy a desaparecer y entonces estaremos en problemas porque me van a reñir. Entonces no seria mejor que no gritaras y pudiéramos hablar tranquilamente? Seria lo mas optimo verdad? Aunque quizas lo mas optimo seria gritar, que todas entraran, yo desapareciera y tu pudieras seguir durmiendo, aunque no era lo mas optimo para mi...jum jum...

De todas las cosas que pudieran haberme aparecido en ese minuto, esta era quizá la más inesperada. No sabía quién era ella, qué hacía aquí y encima se burla de mi y de mi desnudez. Cerré mis puños mientras que cruzaba de brazos y piernas mostrando lo ofendida que me sentí porque dijera que no podía luchar estando desnuda. -No siento vergüenza de mi cuerpo... No mucha- murmuré, tampoco lo anduviera mostrando por allí, pero ya en ese día quizá lo había visto medio aldea, con detalle y todo.

-¿Hablar?- Su solicitud me sorprendió tanto como su transformación de zorrita a ¿humana... híbrida?, tampoco es que entendiera mucho esas mezcolanzas que se daban en el mundo exterior, pero algo de magia también tenía que estar envuelto en ella para que pudiese transformarse. No dejaba de ser una grandísima curiosidad también. Sin dejar de entrecruzar mis brazos y piernas y mostrando un ademán de claras dudas le dije -Tampoco es que yo no tuviera muchas razones para no gritar en este minuto. Vamos, estabas sobre mi carcaj, entraste en el silencio de la noche y, muy seguramente, habrás visto las defensas que se han montado mis compañeras-

Hice una pausa, aun con todo eso no veía muchas razones como para que ella fuese parte del enemigo. No era una elfa controlada por la Alraune, y la bestia al parecer solo trabajaba con esas zarzas y bulbos.

-Pero bueno- Terminé comentando, ya con un tono más diplomático -Ya me tienes aquí y no daré la alarma, ¿qué es eso de lo que me quieres hablar?-.

-Ya pero la forma de intimidar cambia mucho, quiero decir que si llevaras una armadura completa pues como esta. -Levantando tu armadura. -Y unas armas como estas, o si mira que casualidad.- Levantando el arco por encima de su cabeza antes de dejarlo a un lado. -Entonces cambiaría bastante la percepción de la amenaza sabes, quizás te iría mucho mejor para la próxima aunque tampoco se si va a haber una próxima. No se....jumm...jumm..

Parecía que las ideas de aquella mujer extraña pasaban de una cosa a otra y aunque no era una voz desagradable era la típica voz que hablaba muy rápido, apenas sin respirar, por fortuna se la entendía bien. -Ah si, han sido simpáticas porque están por hay y de pronto miran, pero yo me hago pequeña y si quiero pueden no verme, es una gran capacidad el ir y que no me vean, pero están todas muy nerviosas. Lo cual es algo natural debido a la situación en la que estáis pasando, no crees? Tu también estas nerviosa.-

En ese punto sonrió ampliamente antes de continuar y ir un poquito al grano. -Hemos visto que has tenido suerte a la hora de escapar de Syntha, oh si se llamaba así la mujer planta, no se presento? Bueno se llama así, así que mi señora que es la que te a ayudado me dijo “Tama, tienes que ir a buscar a esa elfa” y yo en plan “Pero por que tengo que ir a ver a la elfa?” y ella me respondió “Porque necesito que traigas a la elfa” y yo en plan “Vale”. -Hubo un momento, un ligero momento en que se quedo como callada esperando una reacción a su ocurrente monologo antes de sentarse mejor. -Así que aquí estoy, para decirte que estas invitada a ver a mi señora, pero si quieres hablar de otra cosa podemos hablar de lo que quieras, me gusta hablar de bayas, de animales y también de los mejores sitios donde dormir.

Aun cuando le estaba prestando atención, iba dándome cuenta que la falta de descanso me estaba haciendo mella, mis brazos y piernas se sentían raros, mejor que cuando llegué a la aldea. Y sigue burlándose, ¿para eso vino esta chica?, mi cara solo pudo mostrar ese gesto de "¿en serio viniste solo para eso?", suspiré y bajé la mirada.

Su comentario respecto a las compañeras vino a reafirmar lo que comenté, me imaginaba que estarían en alerta las compañeras en el perímetro. Estábamos en la calma antes de la tormenta, ya me dijo Vanlia que no sabíamos cuándo atacaría la Alraune, ¿y acaso nos atacaría o se llevaría a su nueva hueste élfica a otro lugar?, me apenaba el pensamiento. -Si, algo así...- Le contesté por mis nervios, la verdad me sentía más ansiosa, esa ansiedad sumada al temor de la incertidumbre de qué es lo que ocurrirá la próxima mañana.

Volví a mirar al piso, hasta que rápidamente continuó yendo al grano: -¿Syntha...?- Volví a levantar la mirada, con gran interés, sin dejar de ceñir mis cejas por el resentimiento que le tenía a ese ser por lo que nos había hecho. ¿Su maestra la ayudó a volver al pueblo?, ahora si mi sorpresa y una respuesta ante lo ocurrido me apareció de súbito. Era quizás la única alternativa para auxiliar al Pueblo.

-Pe-pero Tama, ¿Tama es tu nombre, cierto?- Comencé con mis preguntas, necesitaba saber más -¿Por qué tu maestra me ayudó, te dijo algo de eso? ¿Y cuándo me quiere ver, lo antes posible? ¿Piensa acaso ayudar a Lastae?- Tenía más preguntas al respecto, pero no quería acribillarla más.

-Ajam, me llamo Tama, bueno tengo otros nombres pero son muy difíciles de pronunciar así que la maestra me llamo Tama para que pudierais decir mi nombre. - Cada pregunta iba seguida de ese pensamiento extraño de la mujer, pero aun así no parecía malvada, solo su naturaleza, también estaba la opción de que estuviera loca pero no daba síntomas.

-Oh oh me gustan las preguntas.- Con una gracilidad inhumana salto de donde estaba para caer prácticamente delante de ti y podías ver sus ojos brillando ligeramente. -Vamos a ver vamos a ver, empezamos por la primera? O por la ultima? Si por la ultima porque si empiezo por la primera quedara algo raro. No, no piensa ayudaros, no en verdad eso es mentira, no es que no quiera ayudaros porque si no no estaría yo aquí. Ah si no puede ayudaros, si eso seria mas correcto, asi que si que piensa en ayudaros pero no puede ayudaros y por eso estoy yo aquí para ayudaros.- Esa parrafada de explicación fue acompañada por una amplia sonrisa de la mujer zorra, dientes incluidos.

-Te ayudo a ti porque tenia que ayudarte a ti, es una explicación un poco rara pero es lo que me dijo, me dijo que estaba observando el mundo y tenia que ayudar porque si no seria el fin, te vio, vio que estabas cayendo y ella te ayudo, quería ayudar a las demás pero no pudo. Así que te ayudo a ti, si tenias algo en especial no me lo dijo porque he tenido que venir corriendo y a sido mucha distancia.

-Oh oh oh, si claro quiere verte quiere verte ahora, aunque no va a ser ahora porque hoy es muy tarde y pronto va a amanecer, pero en los próximos días, claro eso pasara si nos vamos ahora claro, porque si tardamos mucho pues la veras mas tarde y quizás mas tarde no puede ser.

Era un poco frustrante el como se enredó con mis preguntas, pero lo compensó con su rápida lengua. Aún así en un primer momento me dejó algo atónita ese trabalenguas en que si nos ayudarían o no, pero al momento ya pude comprenderle a la zorrita-humana que si podía llegar a hacerlo. Esto comenzó a darme más esperanzas, quizá había una forma de salir de todo este problema con algo más de ayuda. Y Tama tenía que estar allí.

Me dio escalofríos, eso si, cuando comentó la razón de porqué me ayudó, ¿fui la única que salió de allí?, se me pasaron por la mente fugazmente las imágenes de las compañeras que estaban atrapadas, aquellas que estaban siendo consumidas y las que estaban luchando. Soy la única... me llegó como una patada al estómago esa realización. Pero no pude sentarme a pensar más allá al respecto pues Tama siguió con sus respuestas. ¿Su maestra me requiere lo antes posible, entonces?, no me podía explicar como podía estar a días de lejanía si cuando me ayudó contra la Alraune estaba a no más de algunas horas de Lastae. Ahora, con las elfas capturadas, tendríamos que ser precavidas para no ser capturadas y acabar como la compañía de Vanlia.

-Entonces tendremos que partir cuanto antes- Comenté. No había mucho tiempo que perder, y esta era la única carta que podía sacarnos del apuro, por lo que me levanté y crucé hacia mis pertenencias apurada, para colocarme la armadura cuanto antes, ya Tama me había visto, como medio pueblo, y las prisas lo ameritaban. Fue una idea no muy buena, pues comencé a sentir adolorido el cuerpo. No estaba del todo recuperada, pero Tama dijo que iba a amanecer pronto, ¿pero, y la maestra?

-Tama, tengo dos situaciones: Esto que me dices, debo avisarle a mi maestra Vanlia del llamado de tu maestra, no puedo irme así sin más del pueblo, son nuestra única esperanza... Y lo otro, no sé cuánta energía tenga para avanzar tan rápido como sea necesario hasta tu maestra- Le dije, ya con la armadura puesta y mientras me iba colocando las botas.