Partida Rol por web

Las elfas vivían en Lastae, un pueblo elfico que se edificaba en un enorme árbol, uno de los mas grandes del bosque. No habían demasiadas elfas, no era un lugar muy concurrido, pero si que habían las suficientes como para considerarla la joya del bosque. Las elfa vivían en comunión con la naturaleza así que su vida era muy simple, algunas llegaban a conectar con su lado animal, otras cazaban a las criaturas del bosque, otras estudiaban o cantaban, pero en si el lugar era de lo mas pacifico.

El pueblo vivía en los arboles, el árbol principal se consideraba como el árbol donde vivía la nobleza, donde residía tu casa y seguidamente en los arboles colindantes se habían creado unas plataformas donde el resto vivía. Seguidamente había un lugar de tierra habitado como lugar de reunión ademas de haber las cuatro estructuras de madera básicas que servían como mercado y una como taberna para dar acogida a los pocos viajeros que llegaban a ese lugar. La sociedad era matriarcal, había una matriarca que era la líder del pueblo ademas de que las druidas eran las consejeras del bosque, ya que ninguna podía mentir a la matriarca.

El lugar se encontraba en el corazón del bosque, no muchos sabían un camino seguro para poder llegar y las elfas no explicaban sus secretos, por lo general las cazadoras se movían por encima del suelo, saltando de una rama a otra para poder tener una vista privilegiada desde al aire, así era como se movían la gran mayoría. Te encontrabas en el lindo del pueblo, sentada en una rama a bastante altura, te encontrabas mirando la espesura del bosque y el como te gustaría ir mas allá. Un pájaro se poso en tu rodilla, sin miedo alguno de que lo cogieras o no, los animales vivían en simbiosis con vosotras y la caza solo estaba permitida para comer o para protegerse, nunca para nada mas.

El pájaro se te quedo mirando ladeando varias veces la cabeza esperando de tu atención antes de silbar y salir volando al encuentro de un pequeño grupito que se alejo entre las ramas en busca de su nido o tal vez de comida. Entonces escuchaste un sonido como el tañir de una campana pero mas dulce, estaban llamando a las cazadoras.

Un pequeño grupo de elfas se estaba congregando a las puertas del pueblo, el pueblo estaba rodeado por arboles y zarzas que eran básicamente la defensa natural del lugar. Algunas como tu iban con su arco y carcaj, pero otras, las de mayor rango, iban montadas en lobos o panteras a modo de monturas, criaturas hermosas que habían sido domadas por dichas cazadoras, quizás algún día podrías hacer lo mismo.

Una de las elfas, tu maestra Vanlia, se adelanto al resto. -Hermanas, hoy es día de caza, la matriarca honrara a la que traiga la pieza mas grande, aunque recordad no perturbar al bosque.- Todas se miraron como extasiadas por tener una recompensa de la matriarca. -Tenéis hasta que el sol baje, ninguna de nosotras puede estar de noche en el bosque, parece que ha habido algunos incidentes, las druidas están investigándolo.

Estaba mirando al horizonte, soñando despierta, pensando en qué hay allí más allá de los lindes del bosque. Muy pocas veces tuve la oportunidad de estar cerca, pero no lo suficiente con la espesura de este frondoso lugar. No detestaba al bosque, la verdad es que me encantaba como a otras elfas. Pero por los dioses... ¿cómo nos aventuramos más allá?, tenía presente de los peligros que podían haber, quizá algunos inimaginables como contaban las clérigas, ¿pero qué hay de lo que nos perdemos? Me sentía realmente frustrada. Si, en definitiva no soportaba estar aquí "con mis pares".

Ja, pares... Si algunas de ellas me ven igual cual loca por desear ver el exterior. En las últimas semanas había estado intentando infructuosamente colocándome como guardiana voluntaria para las caravanas de mercadeo que teníamos. Suspiré ante las decepciones y apenas si le puse atención al pajarito que se me posó. Toda esa divagación en mis pensamientos se detuvo cuando sentí las campanas.

Tomé mis pertenencias, sabía que tendría que salir y me dirigí al punto de reunión. Lo de la recompensa no me llamó mucho la atención, a veces sentía favoritismos hacia otras elfas y generalmente no se me recompensaba como creía que tenía que ser. ¿Pero qué será de esos incidentes?

Decidí preguntar ahí mismo -Maestra, ¿qué clase de incidentes han ocurrido?-

Algunas cazadoras ignoraron tu comentario, por tu forma de ser no contabas con demasiadas simpáticas son ellas así que simplemente tocaron un cuerno como indicando que la cacería daba comienzo y ellas saltaban hacia el bosque al principio parecía que desbocadas pero enseguida se pusieron serias y cada una tiro hacia una dirección perdiéndose en la espesura del bosque.

En cambio Vanlia tenia una personalidad diferente, paciencia y una percepción diferente de la vida, así que ella te tuvo paciencia desde el primer minuto y sabia que en algún momento madurarías por así decirlo. Ella se quedo porque la maestra no podia participar en la cacería, aprovechando para contestarte. -Son incidentes extraños, pero nada de lo que puedas preocuparte aprendiz.- Empezó diciendo mientras se destensaba un poco sacando pecho en el proceso antes de que sus músculos crujieran un poco y mirara al bosque, donde vuestras hermanas habían desaparecido.

-Parece ser que algunas criaturas se comportan de formas extrañas, las druidas también me han informado de que han aparecido nuevas especies en el bosque, eso es extraño, hace años que nada perturba el equilibrio de este lugar...pero no debería ser nada importante ya que me han permitido hacer la cacería.- Se te quedo mirando un momento antes de darte una palmada en el hombro.- Se que estas cosas no llegan a entusiasmarte, pero tal vez algún día comprendas la importancia de ser cazadora aquí, ahora ve, si no te pones en marcha tus hermanas se quedaran con todas las presas buenas.

Suspiré ante la inmediatez con que mis compañeras se echaron a saltar y correr por el bosque, no pensé que ignorarían una señal de alerta. Al menos la maestra Vanlia si me tomaba en cuenta, y entendía mi preocupación. -Entonces es importante...- Respondí más para mi misma y en voz alta, le sonreí a la maestra porque al menos sus palabras me daban un empujón para seguir adelante cada día. Tal vez, si logro conseguir la presa, podría ganarme el puesto en la próxima caravana.

Miré una última vez a Vanlia, la maestra era preciosa, y la veía como uno de los pocos ejemplos a seguir en Lastae entero, ahora que yo la obedezca es otro asunto.-Gracias maestra, prestaré atención a cualquier indicio extraño en la zona- Terminé por decirle con una reverencia, y decidí saltar al árbol más próximo para seguir la ruta de la caza como lo hicieran mis compañeras apenas segundos atrás.

Al menos en el bosque no tendré que soportar a nadie.

La despedida fue frugal pero no era necesario mas. Estabas tan acostumbrada a moverte por el bosque que era casi como una parte de ti. Empezaste a saltar de árbol en árbol, corriendo hasta que te separaste lo suficiente de la villa y de su ruido para empezar a caminar con un paso mucho mas tranquilo, pausada, incluso deteniéndote de tanto en tanto para poner una mano en las ramas y quedarte observando en silencio.

De tanto en tanto escuchabas un sonido como si fueran animales, pero solo por el tono sabias que no eran animales, eran tus hermanas que estaban haciéndose señales entre ellas como indicando cual era su coto de caza o si habían capturado ya algo que valiera la pena. No conseguirías nada en los lindos de tu villa, tenias que adentrarte un poco mas en el bosque para conseguir una buena presa, si es aquel era tu objetiva.

El sol iluminaba todo el ambiente volviéndolo del color de la esmeralda, era tan fácil ver a tu alrededor, podías ver las ardillas pasando de árbol en árbol de la misma forma que lo hacías tu, un pequeño conejo que se escabullía por entre las hojas de un matorral y algunos pájaros que revolotearon cerca de ti antes de irse a sus quehaceres.

El bosque parecía sano, era cierto que hubiera algún peligro en el?

Los lindes cercanos estaban ya ocupados por las compañeras. Nada que hacer, era totalmente esperable, por lo que pensé en seguir bosque adentro. Estando arriba de una de las copas sentí en mi piel el sol, y respiré profundamente, sentía una profunda alegría por tener este minuto de libertad. Pensé por segundos, ¿conseguiré la presa y mi pase a la verdadera libertad?, le di vueltas al pensamiento por unos segundos.

Quizás deje el baño en el lago para otro día, veamos si logramos conseguir algo.

Seguí adentrándome, pero manteniendo una ruta de lugares más o menos conocidos. Me detenía por 5 o 10 minutos cada cierto tramo para escuchar, observar a los alrededores. Ya no sentía la presencia de compañeras excepto de vez en cuando, si logré ver como una logró cazar un noble ciervo. Obligada a continuar, todavía no encontraba presa interesante con al que regresar.

Regresar con una liebre sería, quizás, hasta irrespetuoso. Solté una pequeña carcajada, me había imaginado cómo sería que me expulsaran de la aldea por traer una presa pequeña, un gran castigo por tamaña idiotez. Me distraje por momentos, volví a subirme a la copa para ubicarme. Estoy algo alejada, pero no hay problema, perfectamente puedo regresar todavía.

Decidí quedarme allí, en la rama en lo alto, a esperar pacientemente como también relajar un poco los músculos ante tanto salto sin escuchar objetivo alguno. Me frustraba un poco el tener que ser paciente, pero tenía que hacerlo.

¿Y si se aparece alguna de las criaturas extrañas? Nah... Descarté la situación, seguiría alerta por las moscas, pero con mi pésima suerte, solo encontraré otro conejo cascarrabias más. Desearía estar en la cascada bañándome o dándome una limpieza de barro...

Por mas que esperaras, de tanto en tanto algo llamaba tu atención pero era un animal pequeño, tal vez una ardilla que iba de rama en rama, un pájaro se había decidido posarse cerca y empezar a llamar a todos sus amigos con su canto y por supuesto estaba el conejo que te miraba desde abajo juzgándote. Pero no habías conseguido cazar nada de valor, al menos no a tus ojos aunque tal vez muy cerca de ti un ciervo estaba pastando, pero no fuiste lo suficientemente rápida o estabas tan ensimismada en tus pensamientos que cuando decidiste mirar no había nada, ni siquiera el rastro de que algún animal hubiera pasado por allí.

Te quedaste sentada obnubilada en tus pensamientos cuando empezaste a escuchar risas, varias risas, no solo risas, era...música? Canciones? Canciones que nunca habías escuchado antes. Te levantaste por pura inercia solo para acercarte mas al borde de la rama a observar y si, efectivamente...habían personas.

A varios metros de ti se podía ver como unas humanas habían acampado en el bosque, no parecían cazadoras de hecho parecían comerciantes ya que alrededor de una hoguera se podía ver un estupendo carro tirado por dos caballos, bastante grande a decir verdad. Habían encendido un pequeño fuego con el que calentarse y estaban riendo, una estaba tocando una flauta con gran maestría mientras que otra tocaba la lira. Una tercera estaba cocinando algo que olía bastante bien y la ultima estaba cantando canciones antiguas que nunca habías escuchado.

Tal vez ellas habían visto algo extraño al adentrarse al bosque? Era prudente? No parecía que tuvieras mucha suerte con la cacería, tal vez investigar fuera algo bueno, después de todo no parecían armadas.

En definitiva no había logrado nada hasta ese minuto, me había hasta sacado las botas para descansar los pies mientras seguía allí arriba. De entre todos los lugares que podría haber nacido, me tenía que tocar este, mi mente se había enfrascado en esa lánguida sensación de amarre que tenía con el pueblo, la detestaba. Quería irme. Incluso estas bestias saben que no pertenezco aquí... Pensé en silencio mientras le devolvía la mirada al conejo.

Ensimismada quedé hasta que sentí algo de revoloteo en las cercanías, ¿Humanas? ¿Cómo se han adentrado tanto? Quedé mirándolas por unos buenos momentos, las canciones estaban de lo mejor con narraciones y una lírica más encantadora y refrescante que las repetidas "variedades" del pueblo. La flauta estaba de lo mejor, ¿por qué nunca me di el tiempo de aprender un instrumento de manera decente?

Luego recordé las alertas de las druidas. Debo advertirles. Normalmente las dejaría estar pues siempre detesté la tarea de expulsar "intrusos" como estas mercaderes perdidas, aunque creo que es la primera vez que me encuentro sola junto a foráneas...

Dubitativa, pero con todo el interés, traté de guardarme la sonrisa. Volví a colocarme las botas y bajé en silencio del árbol con arco en mano, pero sin flecha, solo quería proyectar la idea de que había que estar en guardia y que yo no era el peligro. ¿Quién sabe? Quizás ya se deshicieron de los enemigos.

Me armé un poco de valor y, decidida, di el paso al frente y con una la típica voz seria características de mi villa les dije -Hey, humanas, ¿qué hacen aquí en el Bosque de Lastae? ¿A caso no se han esterado de los incidentes que han ocurrido en los últimos días en este sitio?- Mi voz y su mensaje podían parecer serios, pero no puede ocultar una leve sonrisa de agrado ante estas extrañas.

Bajaste del árbol y te encontraste con aquellas humanas las cuales al verte, al menos la que estaba cantando paro de hacerlo antes de sonreír y abrir los brazos con todo alegre. -Vaya, mirad chicas una elfa, que honor que nos quieras acompañar. Acercate al fuego, quieres tomar algo?

La chica de la flauta paro de tocar pero el campamento seguía lleno de música ya que la mujer de la lira continuaba tocando haciendo que todo aquello fuera mas idílico. La chica de la flauta te acerco un pequeño vaso de cerveza mientras la que cantaba, que parecía ser la lider continuo hablando. -Peligros en este bosque? Eso es imposible, el bosque no esta protegido por vosotras?- Pregunto como medio sorprendida mirando a todos lados como si de pronto se sintiera en peligro pero echo una pequeña risa que fue acompañada por todo el carromato incluida la que tocaba.

-No nos va a pasar nada, por peores sitios hemos viajado y este bosque es de lo mas tranquilo, alguna ardilla hemos visto y alguna cierva pero no creo que sean un peligro, verdad? Porque no te sientas con nosotras y nos cuentas un poco? Quizás podamos ir con cuidado, come con nosotras, pronto iremos a tu villa queríamos comerciar. -Señalando el carromato, al señalarlo como afirmando uno de los caballos hizo el típico rebuzno.

No encontrabas nada malvado, la cerveza tenia un buen color, la comida consistía en comida de viajero, un estofado con un poco de carne y varias verduras, el olor era bueno desde donde estabas. Ademas las chicas parecían simpáticas, quedarse parecía una buena opción.

La incredulidad me chocó un poco, y ni tiempo tuve para rechazar o agradecer el vaso de cerveza. Dadas las cosas , mejor me quedo con ellas, al fin y al cabo, no iba a cazar nada. Solté una leve sonrisa, la verdad es que se veía como un grupo interesante de mercaderes. Me senté junto al fuego como dijo y saboreé la cerveza, no muchas veces podía costearme el brebaje, pero de las exoticidades que alcanzaban a llegar al pueblo, era de mis favoritas.

-Gracias por su hospitalidad, ojalá fuesen así más a menudo mis compañeras- Dije al probar otro sorbo, mi crítica salió un poco del alma y continué mientras disfrutaba las canciones del ambiente. -Si, las patrullas han estado vigilantes, pero no tan lejos como en este lugar, no me fiaría del todo de ellas. Han aparecido especies que no son de este sitio y otras que han tenido comportamientos extraños-  Volví a dar otro sorbo.

-Si quieren, las puedo acompañar de vuelta al pueblo. Ante circunstancias extrañas es mejor contar con un arco fiable- Les sonreí, pero me picaba la curiosidad, quería saber más de ellas, ¿podrá ser mi boleto de salida del pueblo? -Pero por mientras, podrían decirme quiénes son ustedes, ¿de dónde vienen? ¿qué han traído para comerciar? ¿dónde irán después?- Eran muchas preguntas las que se me ocurrían pero prefería dejarlas hasta ahí, no quería ser descortés, aun cuando parecen de las personas más agradables que he conocido.

La cerveza estaba rica, no sabia muy amarga de hecho tenia unos tintes algo afrutados por lo que era agradable de tomar, por fortuna porque no estabas acostumbrada a la cerveza que podrían servir en una taberna humana. Te invitaron a sentarte al lado del fuego y fue la jefa de las mercaderes la que se sentó a tu lado para darte conversación, la lira volvía a sonar de nuevo y también la flauta, pero no en un tono muy elevado, mientras tanto la que había estado preparando la comida llevo sus pies al fuego quitándose las botas para calentarlas bien.

-Oh que curiosa, claro. Venimos de Tel'Adre, hemos conseguido un par de telas y también venderemos algo de alcohol, creemos que podremos sacar un buen provecho ya que por lo que sabemos no sois muy dadas al alcohol y vuestras telas...aunque no malas no son de seda.- Encogiéndose de hombros, cosa que no era del todo mentira, la seda que conseguíais era a través del comercio, vosotras trabajabais con cuero y pieles. -Después de esto, quien sabe, quizás vayamos al pantano o tal vez nos pasemos por la ciudad del lago, el mundo es muy amplio y queremos conquistarlo todo, verdad? Siempre que haya algún negocio, nosotras iremos sin dudarlo, compramos aquí, vendemos allá, es una gran vida.

Entre risas sus compañeras asintieron antes de que te mirara preocupada. -Oh...parece que no te llevas muy bien con tus compañeras, bueno, pero aunque no han sido muy buenas en su trabajo, el bosque sigue siendo seguro verdad? Y si no tenemos a una brava guerrera con nosotras, seguro que nos protegerá, aceptamos tu invitación de que nos acompañes.- Dándote un suave toque en la espalda.

-Pues espero ser de vuestra ayuda- Le dije devolviendo una sonrisa, el brebaje me hacía sentir algo más contenta y menos peleadora, de hecho solté una risilla por el comentario de nuestros ropajes y había estado escuchando muy atenta los detalles que me iba diciendo, había visto algunas sedas que traían para comerciar, y aun siendo ropajes poco protectores o conciliadores del cuerpo, son muy hermosos a diferencia de estas armaduras.

La vida de ellas sonaba tentadora, ir de un lugar a otro recorriendo, sin atadura alguna excepto por lo que quisieran vender o conseguir. Peligros habrán, por supuesto, ¿pero qué importa si sabes defenderte?, por los efectos de la cerveza, y porque sabía que tendríamos que regresar tarde o temprano, decidí parar de beber.

Ante la pregunta por mis compañeras miré al vaso y le contesté con mucha sinceridad -Mira, la verdad es que no me llevo bien con el pueblo. Solo he deseado salir de aquí y huir de las estrictas reglas. Pero no he tenido oportunidad alguna para eso. Ahora bien, si confío en que las compañeras druidas estén con mucho ojo mirando la arboleda cercana a Lastae, pero no sé si estarán por aquí cerca, pues esto ya es bosque adentro, por eso prefiero ayudarlas- Había subido mi mirada mientras hablaba hacia el fuego y finalmente en los de la jefa, la verdad es que yo no tenía nada que ocultar respecto a mi opinión a quedarnos allí, pero la decisión final era de ellas.

Seguí mirando al fuego -Sus andanzas suenan de lo mejor, ¡una vida bien idealista!, y si, tengo conciencia que no tenemos las mejores de las sedas y bellos ropajes finos como en sus ciudades, ¡ya preferiría yo andar así!. Pero el bosque pide estas armaduras algo toscas pero prácticas-  La cerveza me había relajado mientras mi oído se preocupada de disfrutar la música.

-Mmmmm...- La jefa de la caravana se te quedo mirando con una sonrisa en los labios ante tal aclaración, acercándose un poco a ti prácticamente rozando ambas cinturas mientras los hombros chocaban un poco. La música junto con la cantidad de alcohol, que aunque no mucha que te habías bebido parecía que era mas fuerte de lo que aparentaba, hacia que ese momento pareciera un poco nublado y diera a la relajación.

-Seguro que nos seras de ayuda, no vemos muchas elfas como tu tan comunicativas.- Sonrió mientras las demás seguían a lo suyo así que ahora la atención se centraba en la jefa. -No te llevas bien? Primera vez que escucho eso, pero no pasa nada, todas nosotras venimos de lugares diferentes así que no te preocupes por eso.

Paso una mano por tu hombro rodeándola suavemente mientras te iba acariciando un poco uno de tus mechones de forma delicada. -Porque no te quedas con nosotras?- Pregunto la jefa de la caravana mientras pasaba a acariciar tu cabello a tu mejilla, dando un ligero toque para que dejaras de mirar el fuego y la miraras a ella.

Acerco sus labios suavemente y te beso muy cerca de la comisura de tus labios, dejando una agradable sensación en tu piel. -Si no te llevas bien con ellas, y te gusta mas nuestra forma de vivir, porque no te vienes con nosotras? Te podemos enseñar muchas cosas...muchas muchas cosas y hacerte experimentar otras...- Colocando la mano en tu muslo mientras la distancia se iba reduciendo.

Por momentos ya me olvidaba de los posibles peligros que me había advertido, la música, la cerveza me habían relajado y, no solo eso, me habían desinhibido y me hacían sentirme algo acalorada, mi respiración se había agitado rápidamente y, su acercamiento, aún pareciéndome extraño, era demasiado seductor y tentador.

-Pero... No estoy segura de si puedo irme...- Apenas pude decir hasta que me interrumpió con el beso en mis labios. No sabía por qué, pero atiné a seguir y mantener el beso mientras le tomaba la mano.

-¿Qué... clase de experimentación?- Si no fuese por el alcohol, quizá hubiese entendido a qué estaba yendo, no sabía que tenía la cerveza, pero entre todo lo anterior si me ponía lenta para comprender pero si que estaba receptiva a su tacto. Hacía tiempo que no me sentía así, desde aquellas reuniones nocturnas con mis amigas allá en mi adolescencia...

Una nueva risa, esta mas cristalina que las demás. -Que mona...tu dejate llevar...- Susurro prácticamente en una de tus orejas mientras ahora ya no te besaba de forma suave si no era un poco mas impulsiva. Sus labios rozaron los tuyos antes de besarte con pasión, notabas el calor que desprendía mientras acompañaba tu cuerpo hacia el suyo rozándose levemente haciendo que el contacto fuera cada vez mayor.

La mano que había estado en tu hombro y espalda ahora te abrazaba mientras que la mano que acariciaba tu muslo fue subiendo poco a poco rozando levemente tu pelvis antes de apoyarse en tu vientre, separándose levemente los labios para tomar un poco de aliento mientras veías a la jefa de la caravana sonrojada.

-Que te parece?- Pregunto casi como si fuera un ronroneo mientras iba subiendo con su mano rozando levemente el borde de tus pechos queriendo introducirse en tu armadura mientras ahora besaba tu mejilla con leves toquecitos hasta llegar a tu cuello, lamiéndolo de abajo a arriba antes de lamer suavemente el lóbulo de tu puntiaguda oreja. -Porque no quedarte con nosotras? Es mas divertido...te lo garantizo.

No quería soltar esos labios, pero tenía que hacerlo por momentos mientras tenía que respirar, su mano en mi muslo estaba e en mi vientre, quizás ya notó que no llevo nada de ropa interior. Tampoco es que me fuese a ser muy útil. -Pues aun no me has dado tu nombre...- Le comenté cuando me dijo que lo mona que era, sentía el rubor en mis pómulos. Me encantaba como estaba tocándome, pero no sabía como responderle, como retribuírle.

Solté el vaso con lo poco de cerveza que le quedaba, le acaricié la mano que tenía en mi vientre y la llevé a un lado del faldón que tenía. Ante su segunda pregunta, le respondí -Podría ser.. Siento... siento mucho calor- le moví la mano a donde podía desabrocharme el faldón, mientras que mi otra mano fue a mi hombro.

-Si me pudieras ayudar...- Le terminé diciendo mientras me desabroché el peto desde el hombro, dejando ver uno de mis senos. No sabía porqué lo estaba haciendo, pero solo quería seguir.

-Tranquila...te voy a ayudar...- Relamiéndose los labios mientras lentamente se iba recostando un poco encima de ti. La jefa de la caravana no dudo un instante en quitarte el faldón tal como le ibas indicando, dejándolo a un lado para que no molestara junto con tu arco y tus flechas. La mujer parecía bastante diestra en esas cosas ya que no perdió ni un solo instante.

Con una de sus manos empezo a jugar suavemente con tu pelvis mientras con la otra acariciaba tu vientre antes de que ambas manos describieran un movimiento ascendente y descendente. La primera fue hacia el pecho que descubrías, rodeándolo con la palma y apretándolo suavemente con los dedos mientras que la segunda se deslizo por tu pelvis para acabar acariciando tus labios vaginales. -Quedate con nosotras...no tienes porque preocuparte de nada...

Mientras esas caricias se iban volviendo mas y mas pervertidas la jefa fue a tus labios para darte un nuevo beso, uno mas caliente que los demás, jugando con su lengua, danzando con la tuya o lamiéndote los labios mientras sus dedos se iban volviendo mas agresivos. Separaba tus labios vaginales con dos dedos mientras que con el indice recorría desde la base hasta el clítoris, acariciándote y dándote ese deseo, conforme la mano de tu pecho atrapaba tu pezón y apretaba con firmeza para que sintieras el estimulo que te ofrecía.

¿Cómo llegué aquí?, las sensaciones eran deliciosas, ella sabía lo que estaba haciendo, por momentos se me iba el pensamiento a como llegué a estar allí, semi-desnuda en frente de foráneas. Pero las sensaciones, la calentura, su piel contra la mía me hacían querer más de esto.

Me tenía atrapada, en sus seductoras manos explorándome y llevándome a gemir y al disfrute gozador, que hacía muchísimo tiempo no sentía. Quería más, y mis caderas las comencé a mover hacia su mano, mientras terminaba por desabrocharme el peto y quedar al natural. Quería más y solo podía acariciar su pelo, mientras disfrutaba con suaves gemidos lo que me hacía, mi mirada se clavó en la de ella.

-¿Qué debo... hacer para... ir... con ustedes?- Con suerte tenía aire para decir aquello.

-Solo tienes que dejarte llevar....nosotras nos ocuparemos de todo lo demas.- Susurro en tu oído conforme se iba haciendo mas y mas cercana a ti. Los dedos que tímidamente estaban jugando con tus labios dejaron de hacerlo, abriéndote con dos dedos de la misma mano mientras el que recorría tu sexo empezaba a adentrarse en ti, palpando tu cálido interior. Mientras tanto la mano que jugueteaba con tu pecho empezó a mostrarse un poco mas acertiva, acariciando y apretando antes de subir a tu cuello haciendo una ligera presión, los labios de la jefa volvían a tus labios y intercalaban con besos y lamidas tus labios, intentando dejarte sin aliento.

Aquello era paradisíaco, perfecto, ibas sintiendo mas y mas placer y te daban ganas de dejarte llevar por este, sus dedos recorrían tu pelvis y jugaban con tu cuerpo, notabas el cálido roce de la piel de la jefa, no recordabas cuando se había quitado la ropa, pero en un instante esta se encontraba desnuda encima de ti. Su pelvis rozaba con uno de tus muslos mientras su que sus pechos rozaban tu vientre subiendo un poco para rozar parte de los tuyos, haciendo que los pezones se besaran.

Pero algo no iba bien, te estaba gustando, te daban ganas de continuar, pero algo no iba bien. La música se iba introduciendo en tu mente como un bálsamo que calmaba parcialmente aquel sonido, hasta que escuchaste un grito muy muy lejano, parecía casi un silbido pero por alguna razón estabas segura de que era un grito.

Entonces escuchaste una voz serena, clara, femenina y bondadosa que hablo directamente en tu cabeza, resonando como si un tañido de campana se tratara.

-......Corre....-

Sus besos me quitaban el aliento por momentos, no paraba de mantenerme con la sensualidad a tope, estaba encantada, excitada. Me acarició los pezones y yo le devolvía en cuanto podía. El cosquilleo que me provocó con sus besos en el cuello, me daba un interesante pero extraño escalofrío por mi espalda, pero quería más -Sigue... Por favor-

No podía dejar de abrazarla y cuando tenía una oportunidad, le besé sus pezones, primero tímidamente para al rato ser más atrevida y hacerlo, tal y como ella comenzó esto. Intercalaba tomando su mano y presionándola contra mi sexo, no sabía si quería que fuera más dura, o profunda o más lenta y suave, no me decidía pero quería más. Le toqué sus labios vaginales como pude pero ella estaba dominando la situación, fue incómodo el colocar mi mano entre mi muslo y ella, casi me doblé los dedos, fue un torpe movimiento.

El casi doblarme los dedos, me sacó un poco de la situación, bajé mis gemidos por un -Auch...-, la tenía encima, la miré a los ojos, pero sentí que algo más había, le miré su sensual cuerpo, que hacía momentos me tenía hipnotizada. ¿Cuándo se sacó la ropa?, pensé. Ella no quería parar, y yo tampoco, pero sentía algo, algo allí a lo lejos. ¿Cómo acabé en esta situación?, me pregunté, no podía ruborizarme más pero en mi mente se retornó el que yo estaba haciendo algo, alguna tarea para el pueblo... Pero la música, esa exquisita música que no entendía por qué se sentía tan angelical como el cuerpo que tenía junto a mi, me impedían recordar que tenía que hacer.

Es en ese momento que sentía una voz. Era dulce, tranquila, pero no podía dejar de sentir lo alarmante que era su mensaje: "Corre". ¿Correr?, pensé mientras giré mi cabeza a un lado y vi mi arco y el carcaj. La cacería, las druidas, ¿qué carajo estoy haciendo?, abrí los ojos, empujé casi automáticamente y lo más fuerte posible a la líder del grupo y me abalancé sobre el arco y el carcaj, tratando de tomarlos como pudiera para salir corriendo de regreso al bosque.

Lágrimas se echaron a correr por mis mejillas y no sabía si de vergüenza, de alegría o de furia. Mis emociones estaban confusas, solo sabía que tenía que huir, por lo que corrí y corrí y seguí corriendo. A mitad del camino me di cuenta que estaba desnuda, pero seguía manteniendo las botas por alguna razón. Una vez alejada del peligro, volví a subir un árbol como pude, para quedarme escondida, tratando de entender lo que me ocurrió. ¿¡En qué estabas pensando?!