Partida Rol por web

Lo primero que notas al bajar, es que uno de los humanos está vestido con ropas nastante finas mientras el elfo y el humano visten armaduras acolchadas.

Me dispongo a revisar tanto al humano como a los soldados elfos. Mientras tanto, intento dilucidar de dónde pueden provenir aquellos sujetos.

Tolgur llegó hasta los restos del puente, lo examinó con calma coincidiendo con el punto de vista de su hermano ingeniero pues el también compartía dicha profesión.--¡A ver!¡Necesito un voluntario!¡El más delgado a ser posible!El resto id acercando las cuerdas y anudándolas juntas!. El enano más ligero pasara por el lado norte(el de arriba en el mapa) pisando sobre la viga de repunte. Pasaremos con calma tres y aseguraremos el otro lado.--silbó con fuerza llamando a Groak y le tendió el extremo de la cuerda.--Quiero que vayas hasta el poste del otro lado, gires a su alrededor media vuelta y vuelvas trayéndome el cabo amigo mio.--Tolgur se expresaba con Groak, como si este pudiera comprenderle. La intención del viejo enano era tener la cuerda como guía donde atarse antes de pasar, al afianzarse sobre los pilares exteriores no habría peligro si el maltrecho puente se venía a bajo, por otro lado podrían atar las mochilas y al tirar de la cuerda en un sentido la carga avanzaría sin problema ni poniendo más peso el puente

Reconoces los colores de Gondor.

-¡Son los colores de Gondor! -exclamé a mis compañeros que permanecían arriba- ¡Los elfos además son soldados!

No lograba entender del todo que había sucedido. Dos elfos y un hombre de Gondor. ¿Acaso lo escoltaban fuera del Bosque Negro? Y de ser así, ¿por qué marchaban al norte y no tomaban las rutas del sur?

Tras la solución aportada por Tolgur, todos se ponen manos a la obra para cruzar el dichoso puente.

Sólo queda un problema que resolver. ¿Cómo harán para cruzar a los ponis?

Encuentras un mapa con varias localizaciones marcadas y una carta lacrada con el escudo de Gondor.

Abro la carta y leo su contenido.

Mientras se prepara la compañía para pasar al otro lado del río, yo preparo mi ballesta. No me pasaba desapercibido de que en cualquier momento nuestros perseguidores podrían llegar a darnos un susto.

- Arrimad el hombro, que el puente no se levanta solo.