Partida Rol por web

Si os rendís tendréis una muerte rápida os gritó jactancioso el soldado

En fin, pensó Gunar en voz alta, nunca acabo de entender el humor de estos maniquíes de traje blanco.

Y dicho esto dispara al soldado imperial con precisión en el hombro. El soldado de asalto parece ni siquiera acusar el golpe, el tiro parecía preciso pero no ha hecho mucha mella en la armadura...

Gunar mira su arma y la agita, incrédulo. 

- No vuelvo a comprarle más munición a Griebush. La traiga de HaliXpress o de donde diga.

- ¡Vamos Anzak,no te vayas, mírame!

No pensaba rendirme ante el mal, ya había huido una vez y no iba a volver hacerlo...aunque en eso me costara la vida.

- Igual deberías ser tu el que se rindiera, marioneta.

Me muevo en el campo de batalla para dejar de ser objetivo de los disparos de varios combatientes, aunque dudaba de poder siquiera librarme de uno de ellos.

- ¡Mierda Anzak! - grita horrorizado al ver caer a su amigo bajo el fuego del soldado.

Dudaba entre correr a socorrer a su amigo ayudando a Hannah o acabar con los soldados, al final opto por lo segundo si se libraban de ellos podrían estabilizar a su amigo y llevarlo a la centro médico para que lo atendieran. Y luego largarse de allí.

Los nervios y la preocupación por Anzak le hicieron errar el tiró.

Mientras los disparos llueven a su alrededor, los soldados de asalto siguen tratando de acabar con vosotros sin inmutarse

Mientras tratabas de atender a la mecánico, encontraste la tarjeta de un camarote, en caso de tener que salir huyendo puede ser un lugar discreto

Antes de ir a donde está Anzak, recojo la tarjeta de un camarote, puede sernos útil para ocultarnos en caso necesario.

Harto de la situación que se estaba prolongando demasiado y de ver como herían a sus amigos salió directo hacía el soldado imperial que estaba más cerca a él y le disparo.

Tratando de apuntar cuidadosamente Gunar vuelve a impactar en el blanco, justo en el blanco, de nuevo una zona de armadura que repele la mayoría del daño.

Los blaster seguían soltando su mortífera carga sobre mis compañeros y sobre mi mismo, no sabía que tal les iba a ellos pero estaba claro que el enemigo si era capaz de acertarme. Cada vez estaba mas cansado y mis movimientos eran menos rápidos y precisos de lo que debían ser. Pero seguía luchando, otra cosa no pero seguiría hasta el final de mi vida.

Me esfuerzo para ayudar a Anzak, aunque mis conocimientos sean algo limitados y no esté en el mejor sitio para auxiliarlo.

Parece que no nos salimos demasiado bien de la situación, si no logramos reducir a los soldados caeremos todos heridos o muertos.
Me tiembla la mano, pero hago lo único que puedo hacer, dadas las circumstancias. Desenfundo mi bláster y, agazapada al lado del cuerpo de Anzak, disparo al soldado imperial que aún no ha sido alcanzado.
No quiero usar la violencia, pero no me queda otra opción; no creo que hablando esos soldados depongan sus armas y nos dejen ir. Pero incluso papá usa las armas en ocasiones, y mis nuevos amigos necesitan toda la ayuda posible, aunque me ponga en peligro.

Anzak por fin habia dejado de sangrar, sin embargo la situación no pintaba bien para el grupo.

Uno de los imperiales acabó cayendo por saturación, pero el otro parecía relativamente fresco, y decidió seguir disparando a Razi, pues para el era la amenaza más inmediata, sin embargo haberse quedado solo en el combate parece que empezaba a ponerle nervioso

Parece que algo de esperanza nos queda. Con uno de los soldados caídos, podemos vencerlos.

Permanezco al lado del cuerpo de Anzak, no quiero dejarlo expuesto. Es difícil apuntar si todo mi cuerpo tiembla de miedo, pero me esfuerzo para volver a encañonar al soldado y repetir un disparo.

Frustrada por la sangre que cubre sus manos, y por la sensación de impotencia Hanna se levantó pistola en mano, y empezó a caminar hacia el imperial mientras le disparaba ráfaga tras ráfaga.

El imperial había caído para el momento en que la joven llegó a su lado, pero ella siguió disparando hasta que su arma se quedó sin munición.*

Cuando el eco de los tiros deja de sonar, levantáis la vista para descubrir que el pasillo se encuentra desierto, uno de vuestros compañeros ha caído, y sospecháis que en breve vendrán refuerzos para apoyar a los soldados de asalto caídos. Tenéis que encontrar un sitio donde esconderos, un sitio donde no os hagan preguntas, y tenéis que encontrarlo pronto

De repente una sensación me embriaga. Me levanto, dejando atrás el inerte cuerpo de Anzak, y una rabia incontrolable hace que dispare y dispare sin cesar contra el soldado de asalto. Avanzo hasta llegar a él, y aun tumbado en el suelo no ceso en mis disparos y descargo toda carga de mi pistola.

Jadeando, cubierta en sudor, miro horrorizada mi arma y la coraza que esconde a un organismo ya, sin duda, muerto.

- Maldita maldición... - mascullo con una voz trémula y entrecortada.