Partida Rol por web

Érase una vez

La sala de audiencias

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31/01/2013, 23:37
La princesa Peach

¡Oh, por-fa-vor! Pero ¡qué cosita más mona! Piensa la princesa rosa cuando su mirada se posa sobre el gato con ropa. Las personas vienen y van de la sala y Peach se siente un tanto apartada, sólo quiere ser el centro de atención. Se levanta del incómodo trono para acercarse por detrás a su papuchi.
-¡Jo, Papi!-Exclama melosa mientras se acerca a su oído para susurrarle y nadie más le escucha.-Si me consigues al felino, o sea, me harás la princesa más felicísima del mundo mundial.
Y vuelve a su trono dando saltitos de alegría. Se sienta, se recoloca y piensa si no harán los tronos incómodos a propósito.

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01/02/2013, 01:51
La bruja Piruja

Justo cuando mi mandíbula comenzaba a encajarse a causa del ataque de risa por lo sucedido en el vestíbulo del palacio, apareció el anciano Sebastián pronunciando nuestros nombres y anunciando así nuestro turno de presentarnos ante la familia real.

Crucé las inmensas puertas con paso firme y elegante. Solía detestar la mayoría de ruidos y el sonido de unas pisadas no era una excepción por lo que caminé de manera silenciosa para evitar que mis zapatos se hicieran eco en aquella estancia descomunal, la Sala de Audiencias. Habíamos sido casi los últimos en acudir ante los Reyes pero desde luego la espera había valido la pena. No sólo porque ese hecho nos había permitido conocer mejor a algunos de los invitados del baile sino porque también ahora teníamos el privilegio de dirigirnos a sus excelencias.
Mientras me aproximaba adonde el Rey y su familia se encontraban, aprovechaba para mantener mi cabeza alta pudiendo así examinar el lugar y a los que se encontraban allí. Conforme la distancia se fue acortando, mi barbilla bajó para acercarse más al cuello obligándome a observar el suelo. Cuando el trecho que nos separaba fue adecuado, me arrodillé en el aire haciendo una reverencia causando que el aire entrara por debajo de mi falda y agrandara mi figura. Allí me quedé estática, sujetando mi cesta de manzanas (con mi libro de hechizos) y agarrando fuertemente mi escoba. No levantaría mi mirada hasta más tarde.

- Majestades... Princesas... - iba a continuar con un "Bruja Piruja para servirles" pero sabía muy bien que era lo que habían estado escuchando toda la noche y probablemente estarían más que hartos así que decidí mezclar los tópicos con mi honestidad - Gracias por recibirnos en tal maravillosa noche. La música es excelente, la comida sublime y el entretenimiento... - me quedé dubitativa por un segundo - interesante.

Esperé a que Gato mostrara sus respetos. No quería avasallar.

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02/02/2013, 19:09
La reina Corazones

Observó a esa mujer y a su... animalito, acercándose. La reina odiaba esas criaturas que ponían perdido todo su castillo y a la bruja bueno, la miraba con indiferencia. Vio como se acercaba, mirándolo todo al principio y agachando la cabeza después. Luego, hizo su reverencia, como todos los que venían.

Miraba a sus hijas, a Zelda que parecía incómoda con la presencia de la bruja Piruja. Esperaba que esta audiencia acabara pronto. Estaba ya harta de escuchar sandeces, quería salir de una vez de la sala de audiencias y poder reunirse con él.

-Me alegra que hayáis disfrutado de vuestra estancia.-Comienza, seria, aburrida del protocolo.-¿Qué os trae por aquí?

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03/02/2013, 19:46
La bruja Piruja

¡Miau! ¡Qué lujo se gastan en palacio! Y pensar que Piruja, es decir, yo tendría derecho a disfrutar de todo esto. 

La señorita Piruja alzó la miranda hacia el rey, que la observaba en absoluto silencio.

Así que ese es su padre. ¡Valiente fornicador que está hecho! Aunque si yo tuviera como esposa a esa víbora que se sienta a su lado no dudaría en hacer lo mismo. Bueno, céntrate en eso para lo que has venido. ¿Qué había dicho Piruja? Ah, sí, la biblioteca. Pues que se espere. Todavía hay un asunto más importante que tratar.

- Majestades, -comenzó Piruja con una voz servil y melosa-. Esta humilde súbdita no viene a pediros nada, sino a ofreceros su ayuda. Bien, has empezado con buen pìe. Han llegado rumores hasta el Bosque Oscuro de que en palacio tenéis un antiguo cofre que contiene un objeto de gran poder que ni los mejores cerrajeros ni ladrones del reino han conseguido abrir. Montones de oro, vaya, pero los rumores parecen tanto más verdaderos cuando tienen pequeños errores. Lo que quizás no habréis probado aún es a abrirlo con magia. He de informaros -continuó bajando la voz- que soy una hechicera bastante aceptable y que hasta el momento puedo presumir de que ninguna cerradura ha logrado resistírseme.

Y ahora viene lo mejor, esto sí que va a ser divertido. El precio que os pido a cambio no va a consistir en oro ni en tierras, sino únicamente que me restituyáis lo que es mío. Habéis de saber que de pequeña fui desheredada y abandonada por mis crueles padres, y hoy no deseo otra cosa que por la justicia del rey obliguéis a esos malnacidos a que me reconozcan como su hija legítima y me devuelvan la parte de la herencia que me corresponde.

Piruja sacó entonces un pañuelo del boslillo de su capa y fingiendo el llanto continuó escenificando aquella farsa. 

Notas de juego

NOTA: escrito por el director por ausencia de la jugadora.

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03/02/2013, 21:18
El rey Picas

Valla, sorpresa la mia

Decis que podeis abrir un cofre que ningun cerrajero puede, usando vuestra magia. A pesar de que no pongo en duda vuestra habilidad, me gustaría antes una muestra de la misma.

Tengo que ingeniármelas para conseguir ver si tiene ese lunar, prueba de que es mi hija.... y tengo que saber porque se me negó su existencia.

La recompensa que pedís es justa, y si conseguis aquello que decis ser capaz de hacer, la tendréis. 

Me gustaría saber que piensa de mi y que le habrá contado su madre, aunque habiendome negado que tenia una hija mas, no creo que le dijera nada bueno.

Hemos escuchado vuestra propuesta, y meditaremos sobre ella, no lo dudeis. 

Tengo que arreglarmelas para hablar con ella en privado, y poder explicarle lo que ocurre. Puede que sea rey, pero toda hija tiene un padre, y se merece saber que pasa.

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03/02/2013, 22:32
La princesa Zelda

Hago rodar mis ojos de forma exagerada ante los halagos de la bruja. -¿Qué esperaba de una fiesta en palacio?-. Padre permanece mudo, mientras madre intenta despachar rápido a la oxigenada, -Uff si, pedid lo que sea rápido y largaos de aquí, ese bicho me está poniendo enferma-. Con desagrado vuelvo la vista al gato y por alguna extraña razón, el picor del brazo se ha extendido al pandero. 

Disimuladamente me remuevo un poco en el incómodo sillín intentando aliviar el comezón, que cada vez resulta más irritante. Piruja comienza a hablar y mientras ella fija la mirada en el rey, llevo mi mano hacia la falda y haciendo como que coloco el vestido, froto con fuerza la tela contra mi piel. -Maldita sea, gato asqueroso... ¡Por Nayru, como picaaa!-.

En ese instante las palabras de la mujer llaman mi atención, -Oh, oh... quiere abrir el cofre del tesoro... no puedo permitírselo, ese tesoro es mío y solo mío...-. De forma inconsciente, me llevo la mano nuevamente a la cadena de oro que rodea mi cuello mientras escucho atentamente los planes de la oxigenada. -Así que huérfana y desheredada... no me extraña que lleve como acompañante a ese saco de pulgas-.

Padre al fin se decide a hablar y parece acceder ante los planes de la bruja, -No puedo permitirlo, ni que abran el cofre antes que yo, ni que ese gato apestoso permanezca un segundo más en palacio... Ohhh por Din, ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?, ¡¡¡Cómo picaaa!!!-.

Rascándome ahora la pierna con la mayor elegancia de la que soy capaz, carraspeo suavemente y me inclino hacia los reyes, -Padre, que ese gato se marche de palacio ahora mismo, me está dando alergi... AAAACCCCHÚÚÚSSSSS-.

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03/02/2013, 22:56
La princesa Peach

¡Jopetas! Tos me ignoran, ¿sa'es? Para nada voy permitir.Peach comienza una cuenta atrás para una de sus famosas rabietas, pataletas y gritos. O sea, y ¿Joker? Y ¿el parásito que puede que este creciendo en mí? O sea, ¡qué mal! Y ¿el anillo? La sangre no va con mi estilo Peach vuelve a empezar la cuentra atrás. Esto diez.... ocho... nueve.... seis... tres... esto... ocho... Pero vuelve a interrumpirse. -¡Para nada!-Ruge levantándose de su trono ante las palabras de Zelda.-Gatito para mí, ¿sa'es?-Se vuelve para mirar al rey-Diez, nueve, seis, cuatro,...-Empieza con la cuenta atrás pero esta vez en voz alta, y por la forma de contar o tardará mucho o nada para llegar a cero.

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03/02/2013, 23:07
La princesa Zelda

Fulmino con la mirada a Peach, ignorando su típica pataleta de rubia, pataleta que repite unas veinte veces cada día, -Niñata caprichosa, TE ODIOOOOOOOOOOO- y con toda la rabia del mundo, murmuro entre dientes, -Pues quédatelo, pero lárgate de palacio, tú, el bicho asqueroso y tu amante, el sin gracia-. La muy asquerosa no podía quedarse calladita, no, lo único que me faltaba es que padre le concediera el capricho de quedarse al saco de pulgas.

Cambio la mirada hacia madre, parece estar más dispuesta a escucharme que padre, y en tóno de súplica añado sin apartar la mirada de ella -Madre, por favor os lo pido, el picor es horroroso, os juro que me encuentro mal, ¿Recordáis a todos los médicos que consultasteis la última vez que hubo un gato en palacio?, os lo ruego, que se vaya-.

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03/02/2013, 23:18
La reina Corazones

La reina ya no puede más. Se sujeta la sien con el índice y apoya el resto de la mano sobre su mejilla. Escucha sorprendida la petición de la bruja. ¿La caja? Primero tendrás que encontrarla, pulgosa. ¿Hija ilegítima? ¿Y viene aquí para que la reconozcan? Sospechoso... Mira al rey con suspicacia, pensando en algo atroz. Pero... en el fondo comprendería que su marido hubiera tenido el mismo error que ella. Tener un amante y peor aún, tener hijos con ese amante. Espero estar equivocándome... Piensa la reina entre sudores fríos.

Los pensamientos cesan ante la petición de Zelda. La pobre lo está pasando mal. Pero Peach quiere al gato. Es solo un saco de pulgas... Corazón está al límite, cansada e irritada por tantas sandeces.

-Peach, creo que el gato pertenece a la bruja Piruja, así que no empieces a patalear o tendrás que abandonar la sala y quedarte en tu cuarto el resto del día.-Se gira hacia Zelda.-Y tú, Zelda, no insultes a tu hermana de esa manera.-Luego, mira al gato, arqueando una ceja.-Tú... no has hablado.-Tampoco sé si lo hace, no es más que una alimaña.-No sé si eres capaz, pero sea lo que sea, habla rápido y abandona la sala, la princesa Zelda tiene alergia y lo está pasando mal.

Por último, regresa la mirada hacia a la bruja.

-Dejad de lamentaros. Antes de intentar abrir la caja, quizá deberíamos saber quienes son esos padres y así poder estudiar si podemos lograr o no, que os reconozca como hija legítima.

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03/02/2013, 23:47
El Gato con Botas

¡Menuda contrariedad! La princesa dice que me tiene alergia. ¿Será verdad o una simple escaramuza para llevarle la contraria a su hermana? Esas dos parecen llevarse como el perro y el gato. Bueno, quizás sea mejor así: eso les va a obligar a darme el permiso que necesito para que me esfume cuanto antes de aquí.

- ¡Vaya! Lo siento muchísimo alteza. Yo no sabía... - pronuncié dubitativo mientras daba un par de pasos atrás para alejarme de ella.

- Mi petición será muy breve: he venido hasta palacio para solicitar permiso de Sus Majestades para consultar un libro de la biblioteca real. 

Mejor dejarlo ahí y no entrar en más detalles por ahora. Los monarcas ya tendrían suficientes quebraderos de cabeza como para incordiarlos más.

Notas de juego

Escrito por el director por abandono del jugador.

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04/02/2013, 00:09
La reina Corazones

Maldita sea... ¿qué libro será? Quizá no es muy importante. Lo mejor será que acepte y así se irá antes. La biblioteca debe estar a disposición de todos, si no pensarán que queremos negar la cultura al pueblo.

-Está bien, Gato.-Dice la reina asintiendo la cabeza, no muy convencida.-Pero sé rápido. En cuanto acabes de consultarlo procede a abandonar el palacio, por favor. La princesa... en fin, lo agradecerá, y yo también.

Espero que no me llene la biblioteca de pelos.

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04/02/2013, 13:12
El Gato con Botas

¡Bien! Parece que la Reina me ha concedido permiso para mirar la Biblioteca y encontrar el libro… Lástima que no sepa cuánto tiempo voy a tardar… Al fin y al cabo es una biblioteca taaaaaaaaaaaaan grande…

-Majestad –empezó diciendo El Gato con la voz melosa–, si me permite la osadía, creo que tengo remedio para tratar la alergia que aqueja a la dulce princesa Zelda...Vamos a ver,  ¿cómo hacía el Gatocombotas, bueno, yo, eso de andar y poner esos ojillos a los que no se puede negar nadie?-. Mi querida Piruja sabe de muchas pociones y ungüentos, ¿no es así? –Se acercó hacia las piernas de la Bruja, frotándose el hocico y los bigotes soltando algún que otro ronroneo… Aaaasíííí era…-. Estoy segura... seguro-, de que más tarde podría preparar alguno para que mi pelaje no supusiera un problema para ella. Así dejaría de ser un inconveniente para Sus Majestades mientras la búsqueda del libro se llevara a cabo…

Terminó la frase ladeando la cabecita lo justo y abriendo mucho, MUCHO los ojos mirando a la Reina y a Peach. ¡Já! Estoy que lo bordo. Soy una auténtica crack. 

Luego, separándome un poquito y miro a… a Piruja. Miro a Piruja. Y, manteniendo esa misma mirada implorantemente perfecta continúo…

-¿Qué te parecería acompañarme a la Biblioteca? ¿Te gustaría? Al fin y al cabo, es un poco complicado coger libros y pasar páginas estando a cuatro patas –le guiñó un ojo-. No me gustaría dañar con mis uñas algún manuscrito valioso.

El gato se sentó educadamente junto a Piruja y procedió a lamerse la pata y pasarla por la oreja. Eso es muy de gato. ¿O lo hacen más las gatas?

Espero que mi actuación haya funcionado. Me parece que a la Melocotoncito le gustan mucho los gatos. Seguro que si estoy el tiempo suficiente en Palacio puedo acercarme a ella y… y... Estúpida pija. Rubia idiota. ¡Cómo me gustaría saltarle a la cara y arañarle esa narizota enorme! Y Zelda, ¿se puede ser más estirada? ¡Ojalá te ahogues! Y ése es ÉL. Si pudiera… si pudiera…

Noto que se me erizan un poco los pelos de la nuca. ¡Maldición! Hay que disimular…

-Mmmiauuuuu… -maulló el gato tratando de forzar una sonrisa.

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04/02/2013, 16:14
La princesa Peach

Peach se cruzó de brazos sobre su pecho, o más bien, bajo sus enormes pechos que se levantaron quedándole de pajarita. Su cara era un poema, unos morros muy largos, el ceño fruncido y las mejillas sonrosadas. Sin duda, estaba enfurruñada. Se dejó caer sentada sobre su trono y empezó a balancear las piernas de adelanta a atrás, primero una y después otra.

¿Qué tenía de bueno ser la princesa heredera de Macedonia sino podía conseguir nada de lo que quería? Ni al gato, ni a Jóker, ni el puñetero anillo. ¿Qué le quedaba a la princesa caprichosa nada más que tratar de fastidiar a los presentes con sus aspavientos y malhumor?

Su mini-yo pataleaba y berreaba en su mente de color rosa. Nada le salía como ella quería. Y aún por encima estaba la duda de si el parásito existía o no en su interior.
-Juro por la falda de Malfada ser buena ¿sa'es?-Le dijo a su madre que sin duda era quien mandaba.-Me lo llevaré a mi habitáculo, o sea, no se acercará a ella.-Hizo un ademán con desprecio hacia su hermana.

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04/02/2013, 19:51
La bruja Piruja

Una casa de locos.

Ese fue mi resumen de aquellas conversaciones cruzadas. Pero al fin y al cabo, ¿qué humano no estaba ido de la cabeza? Desde luego esa era una cualidad que no deseaba obtener aunque era consciente de aquel dicho popular... ¿Cómo era? Ah, sí, "quien se junta con un cojo, si al año no cojea, renquea"

- Mi magia se debilita sus Majestades. El reino está sumido en la pobreza y los pobres roban. Entran en mi casa y se llevan mis objetos impidiéndome practicar mis artes. Me encuentro en un estado en el que juraría que el Gato tendría mejores resultados que yo. - confesé abiertamente - Por eso me gustaría pedirles algo más... - añadí con descaro (por lo visto empezaba a contagiarme de esa falta de sensatez). Hablé claramente - Quisiera ser Hechicera Real. - Dirigí mi mirada directamente al Rey - Podría formar un consejo de brujos y ampliar nuestros conocimientos sobre hechicería que beneficiarían su feudo. Además tengo experiencia como consejero de algunos nobles y poseo un don de gentes. He viajado mucho hasta llegar al Bosque Oscuro y nunca he dejado de aprender y de conocer la naturaleza humana. Podría resultar de gran ayuda y yo me beneficiaría de los recursos de la Corte que además se verían multiplicados. - miré a la reina - Ahora mismo he tenido que parar mi proyecto, una capa que permite convertirse en invisible a aquel que la porte. Estoy convencida de que sería muy útil para muchos, resultaría ser una prenda muy poderosa. - pasé a contemplar el rostro de las princesas - En mis últimos experimentos sobre escuché conversaciones que no eran de mi incumbencia pero puede que sí de la vuestra. Eh... - fingí pensarlo con dedicación - ¡Ah! ¡Sí! Que Jóker era mujer. "Pero no te preocupes Príncipe, que Peach se casará contigo". - cité - Lástima que no pude enterarme de más, mi poder se desvanecía... - El poder. Sí, el poder de los cotillas. Sin embargo, ¿acaso no es el poder proporcional a la información que uno tenga?

Después de mi palabrería era más que obvio que mi lengua no se la había comido el gato.

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04/02/2013, 21:08
El rey Picas

entended que os presentais aquí primero dispuesta a ayudarnos y despues, nos pedís entrar en la corte. Resulta un pco contradictorio, y más, si no sabemos de que sois capaz.

Sorprendednos, y no os negaremos lo que pedís, igual que no negamos la cultura al pueblo, y por ello el gato puede ir a la biblioteca.

Pobre Zelda, que mal lo tiene que estar pasando, con la alergia que tiene. Bueno, que aguante un poco, es su trabajo como princesa

Si la bruja entra a ser parte de la corte, podré comprobar "eso"...

La verdad, me gustaria hablar con la bruja, y poder explicarle lo que ha pasado, y saber que es lo que le han dicho, despues de todo, la sangre tira...

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04/02/2013, 21:18
La princesa Peach

Peach alza la cabeza cuando las palabras de Piruja se introducen en su cerebro. O sea, ¡qué no me lo creo!. Es que no me lo creo. ¡In-creíble! Pensaba la princesa olvidando su capricho de tener al gato para ella. Pero ahora tiene salchicha, y ¡menuda salchicha! ¡Qué fuerza! ¡Qué poderío! ¡Qué varón! A Peach le empezaron a chispear los ojos de lascividad, recordando todas esas noches de pasión en su dormitorio con el bufón real. ¡Tia, qué supermega esteisión!

Peach se removía nerviosa en su trono, con la mirada perdida en el horizonte y una siniestra sonrisa en sus labios. O sea, ¡Si hasta podría encinta y tó! ¡Qué chorro portentoso!

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04/02/2013, 21:31
La reina Corazones

Mira a la bruja, esta vez con más hostilidad.

-Disculpad, pero aquí los rumores y cotilleos no nos incumben. Vuestra petición de ser la Hechicera Real es demasiado grande y habrá que estudiarla con cautela. En este castillo no dejamos entrar a cualquiera, necesitamos confiar en él y esa persona tiene que demostrar que daría su vida no solo por nosotros los reyes y las princesas... sino también... por el reino de Macedonia.-Hace una pequeña pausa.-Así que mi respuesta es que no, hasta que demostréis que podéis darlo todo por el reino, y no solo abriendo una caja que a saber que contiene.

La caja... necesitaría abrirla, sí. Pero no puedo confiar en que esta mujer realmente pueda hacerlo. Necesito ver sus poderes.

De nuevo, la reina se relaja y cambia su mirada a una más hospitalaria. No quiere dar tampoco una mala imagen.

-Por cierto, Peach.-Susurra a su hija.-El gato no es una mascota, por lo que nada de llevarlo a tus aposentos. Ya has metido a demasiados indeseables en él.-Concluye amargamente, pensando en el Jóker, que podría ser...

Necesita que Peach lo olvide, a menos que averigüe si realmente es hijo del cazador.

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04/02/2013, 22:08
La bruja Piruja

Ante la réplica del Rey volví a girar mi cabeza hacia donde él se posicionaba. - No, su Excelencia, yo no pido nada que no os beneficie a vos, al igual que no ofrezco mi ayuda gratuitamente. - Era un ser con mucha paciencia pero también alguien que podría considerarse orgulloso así que no tardé de cansarme de la pantomima y de agachar tanto la cabeza. Levanté mi barbilla y ladeé mi cabeza con aire interrogatorio. - ¿Quieren un hechizo? Muy bien, déjeme que les demuestre cómo se desaparece por arte de magia - Alcé la mano izquierda para coger una manzana de mi cesta. Me la llevé a la boca y le pegué un bocado limpio, sonoro y crujiente. Luego la tiré al suelo dedicándole a sus altezas un esbozo de sonrisa y unos ojos desafiantes. - Que el reino se pudra como el resto de esa fruta. A continuación les di la espalda y dejé aquella sala riendo como un loco desatado. Antes prefiero la muerte que regalar mi confianza a otro ser humano que no se la merece.

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04/02/2013, 22:27
Sebastián

¡Lo que faltaba! ¡Ahora aquella bruja ambiciosa se atrevía a maldecir al reino! En otros tiempos la reina Corazones hubiera mandado que le cortaran la cabeza allí mismo, pero ahora no estaba dispuesta a que sus hijas y el resto de sus súbditos contemplaran aquellas muestras de crueldad. Me imagino que será castigo suficiente que se vuelva a su inmunda cabaña con sus chinches y sus ratones. ¡Hechicera real! ¿Pero quién se habrá creído?

Mientras que Piruja abandonaba la sala de audiencias seguida de su gato, quien antes de salir aún tuvo tiempo de darse la vuelta para hacerle un guiño a la princesa Peach, Sebastián se acercó junto a los reyes para hablarles:

- Majestades, los únicos que quedan ahora mismo son... un lobo y un cerdo que también han solicitado audiencia. ¿Debo hacerles pasar o les digo que se vuelvan por donde se han venido? Debo advertiros que el cerdo en cuestión despide un olor insoportable.

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04/02/2013, 22:46
La reina Corazones

Escucha a Sebastián, con la boca abierta y una expresión asqueada. Pero esa gente también era del pueblo, ¿qué podía hacer? Si no les dejaba entrar y no lo escuchaba, se ganarían una mala reputación por discriminación. Pero si entraban, de nuevo todo perdido. Que asco le daban esos animalejos a la reina. Sin embargo podía pasar rápido. Su reputación no tenía por qué caer, lo mejor sería... hacerlos pasar y así se irían antes, y contentos de haber tenido el honor de visitar este castillo.

-Está bien...-Dice la reina con resignación.-Pero antes de hacerlos pasar, por favor, que abran las ventanas. No quiero que nadie se asfixie aquí dentro.